[Pasado-Privado] Eso es... Si, se trata nada mas y nada... {Lollipop - Iro - Akai}

La isla del karate, aquella isla era el mejor lugar para encontrar una tripulación de marines a la cual unirse... Bueno, en realidad esa idea era completamente estúpida y sin sentido alguno pero para una joven con mentalidad eterna de ocho años que considera de todo un juego y de los juegos una pelea para quedar primera no podía esperarse un razonamiento mejor que ese, es más, era suficiente con relacionar al karate con la marina.

Una vez ingreso en el pueblo de aquella isla lo primero que hizo y de manera inevitable fue sacar un chupetín y, a la par que zarandeaba todo su estructurada y bien marcada figura, comenzaba a comer aquel dulce con palito de manera sumamente infantil que para su cuerpo e daba el toque sexy y delicado para parecer toda una prostituta.

Luego de andar recibiendo silbidos, piropos y muchas otras babosadas la rubia había salido del pueblo y se había perdido entre los arboles del bosque y no fue hasta media hora después de salir del pueblo que se dio cuenta de que estaba realmente perdida entre los arboles de aquel enorme bosque lo que le causo un cierto temor por la enormidad y las formas de los arboles a fin de cuentas no era más que una niña de ocho años mentalmente.

Lo unico que la rubia no tenia idea es que al haber ingresado en aquella isla se encontraria tal vez de buena suerte o de mala con un pequeño grupo enviado hacia la isla para encargarse de la captura de un marine renagado que andaba causando estragos de isla en isla aumentando su recompensa.

Corriendo entre aquel bosque con una cara de susto y perseguida simplemente por las sombras que la rodeaban es que logro salir del mismo, para su suerte al salir de aquel enorme y espeso bosque con terroríficas sombras y gran cantidad de plantas de todo tipo que solo aportaban a asustar a la joven marine.

En cuanto salió de entre aquel bosque y sin mirar hacia delante se golpeo de frente contra una pared cayendo de cola al suelo, al caer no pudo evitar soltar un suspiro seguido a una pequeña combinación de malsonantes palabras.

Ya una vez más calmada se incorporo del suelo sacudiéndose la cola con ambas manos para retirar el polvo que se había adherido tanto a sus piernas desnudas como a su pequeña y corta pollera. Al levantar la cabeza para ver con que se había golpeado se llevo una pequeña sorpresa con el cartel que nombraba el nombre justamente del dojo.

-Ohhh, salí de ese estúpido bosque pero... ¿Donde mierda se supone que encuentre marines?-

Con esa pregunta en su mente comenzó a rodear aquel hermoso y cuidado dojo localizado en el medio de la mismísima nada o más bien al otro lado del pueblo en el medio de aquel bosque aunque para uno de los lados de aquel dojo se encontraba lo que parecía ser otro poblado o... ¿Había pegado una vuelta entera al bosque y había vuelto al poblado desde otro lado? Como la verdad no tenía la más pálida idea de donde se encontraba parada, aquella pregunta ni siquiera había pasado por la mente de la rubia que se despreocupaba totalmente de su ubicación en aquel momento.

Al terminar de pegarle la vuelta a aquel dojo termino en la parte contraria a la cual se había golpeado la cabeza viendo salir justo a un joven saliendo del mismo lugar, al notar eso no pudo evitar mirarlo con algo de detenimiento con la suerte de darse cuenta que se trataba de Vrask Räadi, una marine que había conocido en la isla de Little Garden hacia un tiempo atrás.

-¡Ehhhhhh! ¡Vrask!-

A los gritos y con ambas manos sacudiéndose en el aire, Lollipop recorto la poca distancia que los separaba para quedar a su lado un par de metros por delante. Al alcanzarlo no pudo hacer más que tomar aire de manera entrecortada ya que se encontraba algo cansada de correr y más aun de correr con aquella arma tan pesada en su espalda. Después de unos segundos en los cuales logro reponerse casi sin problema alguno se incorporo y comenzó a hablar de manera rápida como de costumbre.

-¿Tienes idea de donde hay una base marine en la isla? Y… ¿Dónde deje mis modales?... Perdóname, buenas tardes… jejeje-

Dicho eso quedo parada con una enorme sonrisa en su rostro, la luz del sol saliendo en pleno cielo iluminando su rostro y a su vez, obligándola a achinar los ojos, ambas manos las tenía por detrás de su espalda cruzadas y su cabeza se encontraba levemente inclinada mientras que se ponía en puntas de pie y volvía a apoyar la planta de los pies reiteradas veces, a fin de cuentas era un saludo típico en niños de unos ocho años.