[Privado - Pasado] El mejor golpe sigue siendo de un bebe. [Arabel - Ruxer]

Me encontraba en la tremenda isla del karate una recondita parte de los mares del sur. Traje conmigo un par de reclutas. Que querían especializarse y mejorar sus habilidades. Mi deberé era simplemente hacer el traslado desde el cuartel general a la isla. Aun que claro ya una vez que e llegado queria tomar un ligero y rapido descanso unos 3 dias, y reavasteserme. Mientras caminaba Vi en la plaza mayor una zona de roca que se aceptaban duelos. Me quede viendo y un hombre corpulento estaba desafiando a los combatientes. Algo era curioso su fuerza emanaba su energia se sentia. Era casi visible. No era común pero algo extraño sucedia. Sin embargo según decían los anunciadores ya era su duelo numero 26 y no había perdido nada al hilo. Mientras gritaba que ni un gigante seria un rival para el. Claro que esa clase de cosas no me provocaban ni queria inmiscuirme. Solo estaba para poder convivir. Pero uno de los chicos marines que traje se subió al ruedo, así que me quede viendo algunas personas notaron mi presencia claro esta los que miraban hacia mi dirección era imposible no poder notarme. Pero aparte del miedo y asombro que infundia mi tamaño me preocupaba de sobre manera el marine recluta que había subido, aun que sabia que tenian un entrenamiento especial y estaban capacitados en el rokushiki de una manera basica. No dejaría de ser peligroso. Así que mire atentamente.

Mientras el recluta mantenía un ritmo adecuado podia percibir como es que el marine lo media. Sin duda si lo golpeaba una sola vez quedaba fuera de combate. Cuando de repente el tipo grandulon se inflo en fuerza y ataco con una decisión inconfundible, le queria matar. El angulo la posición. Ese impacto le daria de lleno. No estaba segura de que saliera bien librado. Solo reaccione en su defensa jamas fue mi intención dehonrarlo. Pero conocía la resistencia de los reclutas y un impacto así si no le mataba si echaba a perder todo el tiempo que tenian disponible para entrenar en la isla.

Ara - Soru - coloque mi dedo entre fortachón y el recluta. - Lo siento pero no le di permiso de subir. Mi buen caballero. Si me dispensa debo reprender este joven marinero.

Sin duda senti la presión del impacto. Era fuerte para alguien de su tamaño sin embargo se veia disgustado el hombre.

Riamunus cuarto frienzoni Calseto - Yo el gran Riamunus Cuarto Frienzoni Calseto te desafio a un duelo por deshonrar este combate. La interferencia se paga con la muerte. Y al derrotarte demostrare que mi karate es el mejor de todos.

Ara - No importa si lo es o no tu karate. Pero siento una terrible pena por ese karate tuyo, por tocarle un profeta como tu. Acepto tu reto que los ojos de Elbaf sean los jueces de tu destino.

Ara - Espero estes listo ya que es degradante pelear con alguien sin usar toda su fuerza, no es honorable.

No entiendo como es que me a retado, pero tenia un punto, interferi en un duelo. Ahora imprimi mi peso y fuerza en el siguiente golpe aparte de todo imbui haki, para generar una expansion y aplique una gran velocidad. El resultado fue que deje un agujero en el suelo con el tipo inconsciente. Después de eso, lo saque de la tierra. Y revise sus heridas, tome un botiquín e hice mas finos mis dedos gracias a mi kami e, comencé a tratarlo y entablillar sus huesos rotos.

Después lo coloque sobre el suelo, vendado y me dirigi a con los reclutas.

Ara - Ahora tu espero que te diculpes con el señor ya que es tu culpa que terminara así.

Fransisco - Pero yo no...

Ara - Silencio.

Mantenía una voz calmada pero firme. Hacia falta en ocasiones ser clara. Después solo me quede en espera de que el tendero del hotel a donde iríamos llegara al punto de reunion que era la plaza. Así podrían ira descansar por el viaje y comenzar a buscar a su maestro.

Escuche una suave voz al parecer. Me gire y pude ver a un jovencito me acerque un poco los reclutas se disponían a ir a buscar un buen maestro según sus necesidad yo permaneceria una semana en el lugar, dado que nunca tienen habitaciones para mi me quedaria en la costa, cercas de mi barco.

Ara - Hola joven ciudadano, gracias pero no a sido grato luchar con alguien así. Y cree me por alguna razón lo hice. No es injustificada. Puedo ayudarte en algo. Te vez muy agradable.

Una joven mujer de cabello rojo con ojos esmeralda sonreía sus dientes claros y blancos se denotaban. Unos suaves labios rosas. Era una peculiaridad de mujer, muy sonriente y agradable. Poseía dos espadas y se veia bastante tonificado su cuerpo era marcado, pero nada exagerado. Su piel era clara y se veia suave a excepción de algunas parte que tenia unas cicatrises muy notorias por los brazos. Traia guantes pero al parecer esas continuaban por su antebrazo y mano.