Desapariciones en la noche (Rol pasado de Kazuma Yagami, Agta, Tifa Lockhard y Tahiko)

Mi misión estaba clara, llegar a  Blanc Leumont e investigar la mina así como la desaparición de varios mineros.
Remar por aquellas tranquilas aguas era gratificante tras las embravecidas por las que había pasado hasta llegar allí, también se había encontrado con una tormenta que a punto estuvo de llevarlo a pique. Sin embargo ahora bajo el sol rojizo del atardecer veía su objetivo ya cerca, solo una par de kilómetros y habría llegado al puerto de la isla, aquel peñasco estéril solo tenía un puerto y un pueblo y se mantenía por el mineral que sacaban nada más.

El puerto al que llegue era de un tamaño mediano, podía tener cuatro o cinco barcos grandes y otros tantos pequeños. Estaba construido con troncos grandes de madera tratada por lo que pude apreciar, y los tablones del paseo seguramente fueran de pino. El pueblo era mediano, de casas en su mayoría de dos o tres pisos con tejados muy inclinados, las calles estrechas y un canal en el medio por el que corría un hilo de agua clara y fría.

Pare al primer hombre que vi, era bajito, pelo oscuro y barba, piel morena y ojos saltones, para preguntarle por la taberna, me dijo que siguiera la calle hasta el final y la taberna estaba enfrente. La taberna era un edificio de grandes piedras grises y como dos de los otros de la ciudad juntos, en contraste con el color negro del resto de edificios la taberna lucia muy luminosa.
El interior era una gran sala de madera de acacia con grandes biga en el techo mesas cuadradas pequeñas y alguna grande redonda. La barra de piedra negra en un lateral delante de la puerta de la cocina, y al fondo unas escaleras de madera de pino que daban al segundo piso. Me acerque a la barra y llame al posadero:

-Disculpe me gustaría cenar, algo de beber y alquilar una habitación para varios días.

-Muy bien señor- fue a la puerta de la cocina anuncio la comanda y volvió con una jarra de aguamiel- si no indiscreción a que ha venido señor- me pregunto.

-Soy marine, y me envían a investigar esta isla y las desapariciones. Esto esta vacío, ¿no viene nadie por aquí?

-Desde que empezaron las desapariciones no, señor.

Después de intentar alistarme en las Femme Fatale lo mejor que podía hacer era ganar méritos para que me aceptasen y me respetasen dentro de la armada revolucionaria, para ello no había nada mejor que destrozar propiedades gubernamentales, apalear Marines y agentes del Gobierno o incluso reclutar a mas gente para nuestra causa.

Ya barajadas las opciones lo segundo era pensar en una isla donde no pudiera meterme en muchos líos y a la vez que pudiera hacer algo en beneficio de las Femme Fatale, otra vez a pensar, me estaba calentando demasiado la cabeza así que para mantenerla fría me levanté de la silla y me dirigí a la barra de la taberna.

- Una Jarra de ron si es tan amable. - Le dije al tabernero poniendole buena cara para ver si con un poco de suerte me invitaba.

- Claro mujer, aqui tienes invita la casa. - Dijo el tabernero muy simpático.

Cogí la jarra de ron y volví a mi mesa seguir pensando en un lugar donde comenzar a labrar mi leyenda, el tiempo pasaba y la jarra se vaciaba poco a poco hasta que ya, aburrida de tanto pensar, escuche la conversación de dos mineros.

- ¿Te has enterado han robado en la mina?

- ¿Cual? ¿La nuestra? ¿Cuando? ¿Como?...

Realmente de toda la conversación solo me quedé con el hecho de que habían robado en la mina, varios segundos mas tarde mi cerebro reaccionó dándome una idea genial.

"Mmm... Si ya han robado en las minas seguro que el Gobierno aumentará la vigilancia de la zona, encima el metal que se extrae de esas minas es muy útil... Decidido, voy a asaltar la mina"

Ya con aquella idea en mente me levanté nuevamente de la silla terminándome la jarra de ron y dejándola sobre la mesa, luego caminé hasta la salida de la taberna ya para ponerme en camino hacía las minas, sin duda sería un día la mar de interesante.

" Mira que no haber pensado antes en las minas de Blanc Leumont... Todo el rato tenía la respuesta delante mía y no la he visto hasta que ese par de mineros me lo han recordado, menos mal que me lo han recordado sino hubiese acabado viajando hasta Water Seven para hacer hacer alguna pillería por allí"

Unos pasos resonaban por aquellas calles, aquel día iba a ser uno de los más interesantes en la vida del sujeto que caminaba por las calles. Era algo que no sabía pero un presentimiento tenía, la figura avanzaba despacio por la calle sin hacer mucho ruido. Pasó por una pequeña casa que tenía una antorcha en la puerta, al pasar por la luz del fuego sus rasgos se vieron perfectamente. Sus ojos eran realmente extraños y de un tono azulado y purpura con distintas franjas, su pelo era corto y alborotado además de algo pinchudo y de un color naranja. Tenía algunas barritas de hierro que parecían pircing atravesadas por el rostro y las orejas además de por todo el cuerpo. Estos últimos no se veían pues vestía con una enorme túnica negra con nubes rojas bordadas en ella. Sus uñas de las manos y los pies iban en un color rojo y sus sandalias eran de madera y de color marrón. En su espalda se podía ver un gigantesco espadón casi más grande que el propio chico. Su extraña arma estaba envuelta en unos vendajes pero se notaba que había algo grande en ella.

Esta persona se trataba de Tahiko aunque era conocido en varios sitios como Pain. Era un miembro del gremio conocido como Ghost Leviantans capitaneado por el Shichibukai Takeshi. Ahora volvía de una misión donde había capturado a un revolucionario aunque había tenido que eliminarlo. En ese momento estaba buscando presas nuevas y había decidido probar suerte en esa isla. Siempre llevaba su licencia de cazador encima por si había problemas aunque su frialdad y seriedad eran increíblemente exageradas. No poseía ninguna fruta del diablo ni la quería, nadar era algo que le resultaba muy útil y de todas formas no necesitaba los poderes de una fruta para ser fuerte. Sus técnicas con aquella arma, su fuerza y sus habilidades de energía le convertían en alguien temible como ya había demostrado hasta el momento. Había oído sobre las famosas desapariciones en la mina y pensaba que podría ser obra de algún asesino buscado y de esa forma estaba motivado para entregarlo y cobrar. No le tenía miedo a nada y menos a unas minas.

Pasó por enfrente de una taberna pero no se molestó en entrar, siguió su camino de forma tranquila mientras pensaba en qué hacer. Tras varios minutos caminando a paso lento por fin había llegado hasta donde se encontraban las minas, tras una fría mirada a su alrededor se colocó en la entrada mirando la oscuridad del interior. Sus sentidos estaban alerta a todo y ahora miraba a la oscuridad de la cueva, era algo que le daba igual pues en su último viaje con su gremio había tenido que pasar mucho tiempo a oscuras y sabía manejarse perfectamente en sitios así. Sin embargo no entraba, aún esperaría unos minutos más pues estaba pensando en su estrategia. La vida de los mineros desaparecidos le daba igual y solo le interesaba por ahora cazar al culpable. Había llegado en un pequeño bote pues a diferencia de los tipos con fruta no le daba miedo caer al agua, su fría mirada seguía observando la mina. Después se alejó un poco y se colocó junto a un árbol cercano pegando la espalda al tronco y observando la entrada pensando en que hacer.

luego de varias horas caminando sin rumbo como suele hacer kazuma deja soltar un bostezo bastante ruidoso, al poco tiempo después de seguir caminando kazuma se choca con una persona en el suelo bastante asustada y temblando, tenia un casco y ropa muy sucia puesta parecía como si estuviera trabajando en la tierra, hasta que se levanta con la cara bastante perturbada y empieza a hablara kazuma.
sal-sálvame por favor ayúdame viene detrás de mi me esta buscando como a los otros kazuma no hace caso a lo que dice sigue caminando.
por favor, te lo recompensare ayudame kazuma se detiene y voltea hacia el hombre -que tienes en mente como piensas recompensarme-.
-te pagare dinero te pagare lo que sea necesario pero ayúdame- kazuma desprende una pequeña sonrisa. - de acuerdo te ayudare ¿cual es el problema?-.  
¡EL VIENE DETRÁS DE MI ME ESTA PERSIGUIENDO COMO A LOS OTROS COMO A MIS COMPAÑEROS EL ES... antes de que el hombre terminara de hablar se escucho el sonido de un disparo y lo siguiente que paso era que aquel hombre tenia un disparo en la cabeza.
-Que mala suerte no me pago aun ... bueno supongo que no siempre podre obtener dinero fácil. Luego de mirar el cuerpo unos segundos mas kazuma voltea y ve un cartel: AQUÍ INICIA LA MINA

Tras pasar la noche en la taberna, en una pequeña habitación con baño, un armario y un camastro, baje a desayunar, tras ello me despedí del tabernero y salí a las poco transitadas calles. Era un día luminoso, el sol calentaba a pesar de ser las 10 de la mañana, me encamine por las calles de piedra hacia la mina, era hora de investigar todo aquello. La mina estaba un poco lejos del pueblo, de camino hacia ella me encontré con un cuerpo irado en el camino, parecía ser un minero, pero este a diferencia de desaparecer había sido asesinado, tenía un tiro en la cabeza y por la falta de quemadura debía de haber sido desde lejos, por la posición del cuerpo el tiro venia de la mina, si no lo habían movido. Seguí el camino hasta llegar a la entrada del túnel, un gran agujero en la roca con una vía para las vagonetas e iluminación por farolas de gas. El sistema de iluminación muy moderno, usaba el gas que se producía bajo tierra para suministrar gas a las lámparas donde se quemaba, así no se producían acumulaciones y explosiones. Los alrededores de la mina era un descampado con montones de tierra y varias casetas, las vías seguían hacia el mar, pero a partir de la última caseta, parecían más nuevas, como si llevaran poco tiempo allí. Quizá alguien había raptado a los mineros y se llevaba el mineral.

Decidí entrar dentro, el túnel al principio grande y espacioso, perdía tamaño al internarse en la montaña, de él salían túneles secundarios cortados y sellados, seguramente agotados hace ya mucho tiempo. Tras unas decenas de metros me encontré el primer túnel secundario abierto. Había varios juegos de huellas por el túnel, varias seguían de frente y un juego de ellas se metía por este.

Bien- pensé- si puedo pillar a uno solo será más fácil hacerle hablar, y si es un minero podré sacarlo de aquí a tiempo.

Me introduje en el túnel, gracias a mis botas especiales no hacía nada de ruido, aunque tampoco había ninguno en aquel lugar. Conforme avanzaba el túnel subía la temperatura del ambiente, cosa que no sabía si era buena o mala, hasta que tras mucho caminar llegue hasta una doblez, y me asome para espiar que había.

Después de un rato el peli naranja ya había decidido lo que iba a hacer. Se estiró un poco y se dirigió hacia la entrada de la cueva de forma seria como de costumbre. La mirada del cazador era seria y bastante fría. Sus extraños observaban el lugar con tranquilidad hasta que allí solo había oscuridad, por suerte había algunas antorchas a los lados. Símbolo de que los mineros las usaban para trabajar, la curiosidad por saber que era lo que pasaba era grande y el poderoso cazador quería averiguarlo. Si eran asesinos lo que había allí dentro o algunos piratas o revolucionarios sería su día de suerte. Tal vez podía llevarse a alguien para cobrar pero si ninguno tenía recompensa no merecería la pena. Al menos esperaba poder divertirse algo de forma tranquila. No había tenido retos dignos desde la misión con su compañera Aria en el reino de Torino.

Sus pasos hacían ruido sin temor alguno pues estaba deseando entrar en combate con lo que estuviera allí dentro y fuera maligno. No sabía tampoco si había inocentes en la cueva o algo así por lo que debía tener cuidado con sus ataques devastadores. Mientras caminaba observaba distintos picos y cascos tirados por el suelo, aquello era bastante extraño pero era normal al fin y al cabo que en una mina hubiera dichos elementos. Tras unos minutos más caminando encontró una enorme pared de roca que le cortaba el camino y le dejaba sin poder pasar. Los ojos del cazador analizaron la roca para después llevar la mano a su enorme arma la cual estaba vendada y no se veía lo que había dentro. A juzgar por el tamaño era algo grande con forma de mandoble. Al coger su arma comenzó a girarla con una sola mano con fuerza mientras observaba la pared de rocas.

Sin pensárselo siguió girando su enorme arma unos segundos para después lanzar con fuerza un tajo hacia la pared. De repente se formó una especie de enorme onda de choque morada con forma de león que rugía con fuerza. Aquel león morado se chocó con la pared produciendo un ruido atroz y haciendo que esta cayera en pedazos al otro lado. Un pequeño derrumbamiento le siguió haciendo que varias piedras cayeran a los lados produciendo polvo y demás. Cuando el polvo cesó, el cazador ya había guardado su arma y seguía caminando de forma calmada. Después de su duro entrenamiento había aprendido varias técnicas con su enorme arma.

Contaba con varias habilidades mas las cuales aún no había tenido el placer de usar pero ya las usaría en problemas. Ahora seguía a lo suyo metiéndose en el interior de la mina, las antorchas eran cada vez menos y se veía muy poco. Algo a lo que estaba acostumbrado después de la prueba que su líder Takeshi le había hecho en aquella extraña isla. Ahora solo debía caminar por las sombras esperando el momento apropiado. El momento para salir con su arma y eliminar la posible amenaza.

Proseguí mi camino ocultándome de roca en roca hasta que por fin llegué a una de las minas de la isla, desde la posición en la que me paré para observar la zona yo me encontraba un par de metros por encima de la posición de la entrada a la mina, varias personas con aspecto de trabajar para el Gobierno custodiaban el lugar bajo una vigilancia cuanto menos estricta.

No sería nada fácil entrar allí con tanto agente del Gobierno guardando la mina pero debía hacerlo si quería ganarme el respeto tanto de la revolución como de las Femme Fatale, allí arriba me quedé observando y planeando una estrategia cuando de pronto se me ocurrió algo que quizás pudiese funcionar.

A mis pies habían varias piedras de un tamaño considerable, si te daban en la cabeza te podían hacer mucho daño así que agarré una de esas y la lancé donde se encontraban aquellos custodiando, la piedra acertó de lleno en uno de ellos haciendo que el resto se pusiesen alerta, un par de segundos mas tarde varios de ellos se lanzaron a buscar a quien había lanzado la piedra, iban de uno en uno esperando que el anterior regresase con algo de información pero eso nunca ocurrió, todos los que subían la ladera nunca la volvieron a bajar, nada mas subir los agarraba con mi látigo y los estrangulaba hasta la muerte, y así fue como cayeron los 15 perros guardianes.

"Ahora que no hay nadie es mi oportunidad"- Pensé mientras me asomaba y definitivamente bajaba el pequeño montículo para acercarme a la mina, cerca de la salida habían un par de restos de los metales tan preciados que aquí extraían pero no era suficiente para que mi nombre se hiciese un hueco, debería adentrarme en la mina para saquear algo mas de ese mineral y así abastecer a mis compañeras, las Femme Fatale.

Tras bajar la colina y acercarme a la entrada de la mina, me preparé mentalmente para adentrarme en ella y los misterios que habrían allí dentro, después de hacer varios estiramientos y arreglarme el pelo, ya estaba dispuesta a comenzar a recorrer la mina en busca del preciado mineral.

Los railes de los montacargas tenían pinta de haber sido utilizados recientemente, a lo sumo un par de días haría desde la última vez, comencé a caminar pegada a los railes y poco a poco me iba internando en aquella mina que no parecía ser muy estable, yo era mas de espacios abiertos como una pradera o una montaña, pero meterme bajo tierra no me daba ninguna seguridad, y menos encima si me tenía que meter yo sola... En menudo lío me acabo de meter...

En las paredes habían escasas antorchas que alumbraban el camino de mala manera, tras dar algunos pasos me giraba para ver la salida de la mina y como lentamente se alejaba hasta desaparecer en la oscuridad y las llamas de esta, llegados a este punto decidí seguir avanzando cuando de pronto un sonido extraño resonó en toda la mina, parecía como si estuviesen chocando dos espadas o algo parecido, en ese instante retrocedí varios pasos, si la mina se derrumbaba no quería que me pillase dentro pero, cuando estaba a punto de salir con el rabo entre las piernas, recordé el motivo por el que estaba allí, ayudar a las Femme Fatale.

Me sacudí el miedo y seguí avanzando hasta llegar a una enorme cavidad subterránea, a diferencia del resto de la mina esta estaba algo mejor iluminada aunque tampoco era para tirar cohetes, desde allí pude ver como alguien vestido de minero no hacía mas que destrozar un cadáver atravesándolo con un pico, la imagen era realmente escalofriante, su risa, esa maldad al triturar los restos de aquella pobre persona y digo persona porque cuando yo la vi era imposible distinguir un solo rasgo físico de su rostro, sin duda ese hombre era muy peligroso.

Al poco de estar observando llegó un hombre, desde mi posición no podía verle bien pero lo primero que hizo nada mas llegar fue plantarle cara al sádico del pico, por lo visto este engendro de la humanidad había sido el causante de las desapariciones de la isla, o al menos eso dijo el recién llegado, aunque hablaba en tono normal la propia cavidad hacía resonar sus palabras permitiéndome escucharlas como si estuviese a su lado, por parte del loco aquel lo único que salió de su boca fue una risa de lo mas malévola que le congelaría la sangre de un yeti.

El psicópata arremetió contra aquel hombre, en vista de que no se movía lo mas mínimo salí corriendo para interponerme pero la distancia era demasiada y no lo lograría a tiempo, aún sabiendo que era imposible que me diera tiempo a llegar seguí corriendo hasta que el loco aquel bajó el pico para atravesar al hombre que ahora podía ver un poco mejor, en ese instante frené un poco con los ojos como platos al ver que iba a ser asesinado ante mis ojos.

Para sorpresa mía el hombre del pico salió disparado contra la pared haciéndole gemir de dolor, aún con el dolor no tardó mucho en volver a cargar contra él, esta vez utilizó su espada para bloquear al loco aquel y luego con una patada lo mandó al estanque de la cascada, en ese momento me terminé de acercar.

- ¿Estás bien? - Nada mas preguntarle asomó la cabeza por el estanque y de un salto salió a la superficie, en ese momento y por acto reflejo le lancé una patada en plena cara que lo mandaría volando hasta estamparse contra una roca de buen tamaño que había en la cavidad. No era mi intención recibirlo así pero cuando salió del estanque me dio un pequeño susto y reaccioné instintivamente.