Hikari Jaeger

DATOS PERSONALES

ESTILO DE LUCHA

DESCRIPCIÓN FÍSICA

  Hikari, a sus treinta y un años de edad, sigue manteniendo un físico envidiable. Con su casi metro noventa hace que destaque por encima de la gente, aunque guarda una relación perfecta con el resto de su cuerpo. Su pelo lacio y totalmente plateado le llega hasta la mitad de la espalda y rara vez lo lleva recogido o en una coleta. Le gusta dejarlo suelto, a merced del viento. En la oreja izquierda lleva un pendiente con forma de cruz invertida, regalo de un extraño personaje que conoció en uno de sus viajes; aunque dicho pendiente casi no se ve por ir siempre tapado por su pelo. Sus ojos son azules como el cielo, aunque tiene una mirada tan fría como el hielo y tan oscura y profunda que es capaz de imponer respeto a la gente de espíritu no demasiado fuerte. La nariz es pequeña y lo que se podría considerar perfecta, con un ligero descenso de la punta; sus labios tienen un tono ligeramente más oscuros que el resto de su pálida piel, son bastante carnosos y esconden una dentadura perfecta y blanca como la nieve. Su cara está en un punto medio entre alargada y redonda, considerándose una cara "normal" en su forma. Su piel, fruto de la escasa exposición al sol por la ausencia del mismo en su lugar de origen, es bastante pálida, a lo que hay que añadirle que casi siempre lleve todo su cuerpo tapado. Tiene una voz grave y profunda, lo que le da un cariz misterioso y peligroso. No se podría decir que Hikari tuviera unos músculos notablemente definidos, aunque compensa esta carencia estética con una fuerza ligeramente superior a la media y con una velocidad y agilidad increíbles. Se podría decir que es una persona fibrada, pero sin llegar a ser exagerado. Los brazos le llegan hasta la cadera, acabando en unas manos finas con dedos largos, aunque con fuerza. Tiene varios tatuajes: en el interior del bíceps izquierdo tiene tatuado un rectángulo con una interrogación en medio, que representa la pregunta más difícil que se hace a sí mismo: ¿dónde está el amor en el mundo?; en el interior del antebrazo derecho tiene tatuada la frase “tierra de libertad, hogar de valientes”; en los hombros tiene tatuada la frase “never back down”;  en la parte derecha de los abdominales, justo por encima de la cintura, tiene una flor de lis; y en el gemelo izquierdo y derecho lleva tatuadas las alas de un ángel y un demonio, respectivamente, símbolo de la lucha interna que todos tenemos entre el bien y el mal. Sin embargo, nunca muestra estos tatuajes por llevarlos siempre tapados por su ropa. Viste con una gabardina de color negro que se abre de la cintura para abajo. Sus hombreras son de color gris metalizado, y de la que lleva en el hombro izquierdo salen tres pinchos. Debajo de esto, siempre lleva una camisa de color gris oscuro abierta hasta el segundo botón. El pantalón es de un tejido elástico y suave a la par que resistente, y combina color con el resto de la ropa. En los pies calza unas botas de corte militar, también de color negro, y reforzadas con punta de acero. En el cinturón lleva sus dos espadas, una a cada lado: Bruma y Arlin. Ambas son dos espadas de más de metro y medio y que conoce y controla a la perfección ya que fue con las que comenzó su camino de espadachín. Una tiene el mango, la guardia y la vaina rojos y la otra los tiene blancos. En el tobillo, por dentro de la bota, lleva una daga de 10 centímetros. Toda esta vestimenta le da a Hikari un aire y aura de tipo duro y peligroso con los que ha llegado a todas partes.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

  A Hikari, desde temprana edad, siempre se le consideró un genio. En clase era el alumno más aventajado con bastante diferencia y encontraba soluciones a problemas que deberían escapar más allá de su mero entendimiento. Con sus actuales treinta y un años, controla una gran cantidad de temas de conversación y tiene conocimientos avanzados en bastantes campos tanto de ciencia como de letras y religión. Esto lo ha conseguido durante toda su vida debido a una predisposición y gusto innatos para la lectura. Se cree que posee la biblioteca privada más grande de los Cuatro Blues. La forma en la que más le gusta leer es con un cigarrillo en la mano izquierda, una copa de whisky en la derecha, la lluvia repiqueteando en la ventana y los rayos y truenos poniendo la guinda a una noche perfecta. A veces, incluso, sale a pasear en noches de tormenta para sentir el inmenso de poder de quien él mismo llama “Mamá Naturaleza”. Siente un gran respeto por ella y la cuida y protege todo lo que puede.

  En la mayoría de los casos, Hikari es una persona calmada, indiferente e impertérrita. Suele estar a sus asuntos y dejar los de los demás tranquilos. De la misma forma, no le gusta que le molesten. No se suele afectar ni alterar por prácticamente nada, dando una impresión de persona totalmente fría y calculadora que no le importa nada más que él mismo. Suele actuar por su cuenta y riesgo, pues no le gusta tener que depender de nadie ni que nadie depende de él. Por esto, Hikari nunca ha tenido un amigo, pues los considera inútiles y que lo único que hacen es mostrar la debilidad y flaquezas de las personas. Es una persona arisca y borde con contestaciones secas. De la misma forma, le es imposible acatar órdenes ya que considera que los superiores que se las dan son inferiores a él y no son dignos si quiera de hablarle. Esto hizo que tuviera que abandonar la Marina a la edad de veintidós años por asesinar a un sub-oficial que pretendía mandarle a la otra punta del mundo. No le importa nadie más que no sea él mismo, por lo que ve y usa a las personas como meros objetos y medios para un fin que no dudará en sacrificar o prescindir de ellos para lograr sus objetivos. A pesar de esto, le gusta verse (y normalmente así está) rodeado de bellas mujeres, aunque las considera objetos y como un mero pasatiempo. Incluso una vez utilizó a dos mujeres con las que había pasado la noche como escudo humano cuando la Marina intentó capturarle. Hikari es una persona que disfruta combatiendo y matando. Prefiere matar limpiamente que herir de gravedad o mutilar, aunque alguna vez ha hecho excepciones si su víctima era alguien a quien le tenía demasiado odio o rencor.

  Hikari es una persona soberbia, altanera, ególatra y narcisista. Se considera a sí mismo superior en casi todos los aspectos, aunque en algunos de ellos sí lo es, tanto en cosas buenas como en malas acciones. Mira a la gente con desprecio y por encima del hombro. Tan sólo muestra respeto por un hombre que conoció hace tiempo en una isla del South Blue. Fue la misma persona que le regaló el pendiente que lleva en su oreja. Ni si quiera el mismo Hikari sabe por qué, pero desde  un primer momento se ganó su respeto y confianza, siendo la única persona en el mundo a quien considera un igual. Desde la última vez que vio a aquel hombre, Hikari ha intentado volver a encontrarle, aunque sin éxito.

  Hikari es alguien bastante frío y que no se altera por nada. Nunca deja salir sus emociones por ninguna circunstancia. Cuando mataron a su compañero de la Marina, ni si quiera le miró ni le enterró. Siempre deja sus emociones a un lado para enfrentar las situaciones y problemas de una forma analítica, lógica y objetiva, siendo capaz de encontrar la solución en apenas unos instantes. Cuando entra en algún sitio o llega a un lugar nuevo, es capaz de memorizar la situación y posición de personas y objetos con un simple vistazo, lo que le sirve para conseguir ventaja en una posible situación de peligro. Tiene una gran capacidad estratégica que demostró cuando estuvo al mando de un escuadrón de operaciones especiales de la Marina.

  Hikari es, como muchos lo considerarían, el soldado perfecto.

GUSTOS & DESAGRADOS

  GUSTOS

• Lectura: A Hikari le apasiona la lectura. Es capaz de leer libros sin parar durante horas y horas. Gracias a esto ha conseguido gran conocimiento. Siempre le gusta acompañar un buen libro con whisky y tabaco.
• Whisky: Es la bebida favorita de Hikari. Siempre lo bebe en vaso corto y ancho acompañado únicamente de dos hielos, pues, como dice él, con más se aguaría. Tiene su propia reserva privada de whisky de más de treinta años.
• Tabaco: Es fumador muy activo. Al día puede llegar a fumarse más de un paquete. Siempre fuma cigarrillos liados por el mismo de una cosecha propia de tabaco. De vez en cuando se fuma un puro si tiene algo que celebrar.
• La naturaleza: Hikari considera a la naturaleza como la madre de la propia vida del planeta. Por ello, la respeta y la cuida pues piensa que, sin ella, el no estaría en este mundo.
• El mar: Desde pequeño, a Hikari siempre le asombró el mar y su inmensidad. Cree que es el mayor exponente de poder de la naturaleza. En cuanto tuvo edad suficiente, se alistó en la Marina para surcarlo.
• Música clásica: Es algo que le apasiona, pues considera las piezas de los grandes genios como obras de arte maestras y las considera como iguales a las propias hazañas que Hikari hace.
• Entrenamiento: Hikari considera que la única forma de alcanzar un máximo exponente de poder es el entrenamiento con su espada, el cual le ha provisto de poderosas habilidades.
• Combate: Como luchador nato que es, a Hikari le encanta batirse en duelos con cientos de rivales, aunque a día de hoy, considera que nadie ha sido digno y sigue buscando un rival que le haga esforzarse.

  DESAGRADOS

• Amistad: Debido a su personalidad, Hikari considera la amistad como una pérdida de tiempo. Tener amigos sólo provoca que tengas que estar pendiente de ellos y genera un punto débil que tu enemigo puede aprovechar.
• Superiores: Por su egolatría y narcisismo, Hikari considera que no hay nadie mejor que él. Por ello, no soporta a sus superiores o a quien crea que puede darle órdenes. Ésto se vio cuando asesinó a un superior cuando estaba en la Marina.
• Dependencia: No soporta tener que depender de otras personas para lograr sus objetivos, o que alguien dependa de él. Si se da este último caso, Hikari no moverá ni un dedo por ayudar o salvarle.
• Débiles: La debilidad es algo que Hikari odia con todas sus fuerzas. Considera que cualquier persona puede hacerse independiente del resto si se hace fuerte con entrenamiento duro, al igual que hizo él de pequeño.
• Jerarquía: Más que odiar, Hikari no entiende una organización en la que haya un sistema de jerarquía en el cual alguien puede ser superior a otro sin ser necesariamente mejor. Obviamente, Hikari considera que no hay nadie mejor que él.
• La Marina: Partiendo del punto anterior, y como es notable, Hikari odia la Marina, tanto por su sistema de jerarquía como por los superiores que dan las órdenes. No soporta ni una cosa ni la otra, por lo que cuando estuvo en el cuerpo, tuvo que abandonarlo por un grave percance.
• "Anti-naturas": Hikari siempre se refiere con este término a la gente que no respesta a "Mamá Naturaleza" como es debido. No entiende como alguien puede herir o atacar a quien le dio la vida. Por ello, siempre que ve a alguien atacando a la naturaleza, le castiga sin piedad.

HABILIDADES & TORPEZAS

  HABILIDADES

• Escritura: Aunque no la practique muy a menudo, Hikari tiene una habilidad innata para la escritura. Ha escrito varios libros, pero los tiene guardados en su biblioteca personal, pues no considera al mundo digno de leer tales obras.
• Espada: Desde pequeño, el padre de Hikari le adiestró en el noble arte de la espada, disciplina que ha ido perfeccionando a lo largo de los años hasta haber conseguido una habilidad al alcance de muy pocos, lo que aumenta el narcisisimo del propio Hikari.
• Estrategia: Hikari tiene una habilidad innata para la estrategia, pudiendo pensar planes elaborados en cuestión de segundos si la situación lo requiere. Este hecho lo demostró cuando estuvo al frente de un escuadrón de élite de la Marina.
• Resolución de problemas: Desde pequeño, a Hikari se le consideró un genio por resolver problemas que deberían escapar a su entendimiento. Ahora, afronta los problemas de forma lógica y objetiva, dejando sus sentimientos y emociones a un lado, lo que aumenta la efectividad de sus soluciones.
• Velocidad y agilidad: El duro entrenamiento al que Hikari se ha sometido para con su espada le ha dado una agilidad y velocidad en su uso fuera de lo común, al igual que su propia velocidad y agilidad ha aumentado notablemente.
• Aprendizaje: Desde pequeño Hikari lee mucho, lo que le ha dado una gran cantidad de conocimientos y la facilidad para aprender otros nuevos.

  TORPEZAS

• Relaciones sociales: No se puede considerar a Hikari como una persona amable o social. Es alguien que ve al resto del mundo como herramientas potenciales para conseguir un fin. Esto ha hecho que siempre haya estado solo y sin ningún amigo. Tampoco es una persona demasiado habladora o agradable en la conversación.
• Acatar órdenes: Hikari es incapaz de acatar las órdenes de un superior si estas no coinciden con su mismo punto de vista. Esto es debido a que se considera mejor en todos los aspectos que cualquier otra persona, aunque ésta tenga un rango superior.
• Trabajo en equipo: Como es sabido, Hikari es una persona que le gusta ir por libre y sin tener que cuidar a nadie. Por ello, le es imposible trabajar en equipo, pues siempre verá a sus compañeros como prescindibles o como meros objetos de autoprotección.
• Sinceridad: En el caso de Hikari, su sinceridad es un problema. Como se suele decir, le da lo mismo ocho que ochenta, y siempre dirá lo que piensa sin importar a quien se lo diga. Este hecho le ha traído más de un problema por haber dicho algo que no debía a alguien que no debía, pues normalmente no tiene palabras amables para la gente.
• Falta de cuidado: Hikari nunca tiene ningún tipo de cuidado por nada ni nadie que no le pertenezca. Lo de los demás es totalmente prescindible y no tiene tanta importancia como lo que Hikari pueda tener o hacer. Por ello, le da igual destrozar una ciudad entera si finalmente consigue su objetivo.
• Paciencia: Hikari es una persona muy impaciente. Quiere tener o conseguir lo que sea lo antes posible. No acepta excusas si las cosas no salen como quiere. Es de la opinión de "si quieres algo, hazlo tú mismo".
• Manufactura: Debido a su falta de paciencia, a Hikari el es imposible fabricar cualquier tipo de objeto. No es capaz de estar intentando algo y que no le salga a la primera. Su primera construcción fue un caballito de madera, y tras veinte minutos en el proyecto, se cansó y lo destrozó con su espada.
• Combate cuerpo a cuerpo: A Hikari siempre se le ha dado fatal el combate a puño descubierto. De pequeño, perdió una pelea con otro niño de su colegio y desde ese momento se dio cuenta que su futuro era pelear con espada. Por su falta de habilidad con los puños... y porque con una espada se hace más daño.

DATOS ADICIONALES

  PROFESIONES

• Espadachín (Nv. 1): Tiene una buena técnica en el uso de las espadas, pero aún es un aprendiz.
• Espía (Nv. 1): Siempre fuiste bueno escuchando a tus padres o amigos discutir, así como sonsacarles información cuando podías. Eres nuevo en el arte de los disfraces y te gusta dar sustos por detrás a los demás sin que te oigan acercarte.
• Guardabosques (Nv. 1): Estás en armonía con la naturaleza. Siempre la has admirado o querido y la protegerías fuera como fuese. Sabes nombrar las plantas y árboles más comunes, pero no sabes sus efectos.

  SUEÑOS

• Salvar la naturaleza: Hikari quiere conseguir que se deje de atentar salvajemente contra la naturaleza, talando sus árboles, contaminando sus ríos y deforestando sus bosques. Se ve a sí mismo como un hijo que cuida de su madre.
• Volver a casa: Hikari pretende convertirse en alguien de renombre para que, cuando vuelva a su isla y a su hogar, la gente le respete y le adore (o le tema) y ver las miradas de la gente que de niño le hizo la vida imposible.
• Retar a su maestro de kendo: Al ser la primera persona superior en rango pero inferior en habilidades que le faltó al respeto, Hikari considera que sus problemas en la vida radican en él. Por ello, quiere convertirse en alguien poderoso con la espada y desea retar a su maestro a duelo y ganarle, para demostrar que mayor rango no es símbolo de mayor poder.
• Conocer a su hermano: Debido a su huida de casa por el incidente, los padres de Hikari tuvieron otro hijo. Es un hermano al que no conoce, y le gustaría saber cómo es, jugar con él, cuidarle... Ser su hermano mayor.
• Volver a abrazar a sus padres: Es el mayor de todos su sueños. Es algo que le lleva obsesionando desde que se fue de casa. Quiere poder volver a abrazar a sus padres aunque sólo sea una vez más, y volver a sentir el calor de alguien que te quiere.

  HISTORIA

  Hikari nació hace treinta y un años en la isla Toroa, del West Blue. Su padre, Bruma Jaeger, se había casado tres años antes con su madre, Arlin Orez, descendiente de una rica y poderosa familia aristocrática del West Blue. Ambos se conocieron en una fiesta que organizó la familia de Arlin, en la cual Bruma era camarero. Cuando le vio, la mujer quedó prendada irremediablemente de él. Tras superar los obstáculos que su familia le puso por querer casarse con alguien que, según su padre, no era de su misma clase, contrajeron matrimonio en una pequeña ermita de Toroa, isla donde se quedarían a vivir. El padre de Hikari, antes de haber trabajado de camarero en cenas de gala de familias adineradas, fue maestro de un dojo de kendo en el South Blue. Allí, innumerables alumnos pasaron por sus manos para que les enseñara el noble arte de la espada. Arlin, por su parte, nunca había necesitado trabajar y había tenido todos los lujos que había deseado. El cambio de vida para los dos había sido algo brusco: uno, comenzó a vivir sin tener que preocuparse del dinero; la otra, por hacer feliz a su marido, se desplazó a Toroa, alejándose de su familia y, por primera vez en su vida, conociendo el mundo más allá de las cuatro paredes de su mansión.

  Hikari había sido un bebé muy deseado. Estuvieron intentándolo durante casi medio año sin éxito, hasta que finalmente, una mañana, Arlin le dio la feliz noticia a su marido. Éste, por su parte, durante todo el embarazo mimó y cuidó a Arlin como nunca había hecho con nadie: le dejaba dormir hasta tarde, le hacía la comida, le llevaba el desayuno a la cama, le consentía todos los antojos… Como Arlin decía a veces para tomarle el pelo, había sido el “marido-esclavo” perfecto. Aquello siempre le hacía gracia a Bruma, pero sabía que su mujer le adoraba por como se había portado con ella. Cuando llegó la hora del parto, eran las cinco de la madrugada de una calurosa noche de verano. Aún faltarían cuatro horas para que zarpara el primer ferry hacia la isla más cercana con hospital, por lo que Arlin tuvo que dar a luz a su hijo en su propia casa. Bruma estaba allí, ayudándola en ese momento. El parto duró apenas tres horas y salió a pedir de boca. Un bebé sano y fuerte había llegado al mundo. El matrimonio se miró, sonriendo, y se fundieron en un abrazo con su bebé en el medio. Era el momento más feliz de la vida de ambos.

  Cuando Hikari tuvo seis años, sus habilidades de razonamiento y lógica ya despuntaban entre los niños de su misma edad. Incluso entre chavales mayores que él. En clase siempre resolvía los problemas mucho antes que los demás y hasta alguna vez corregía a la profesora si se equivocaba. El resto de niños de su clase le miraban como a un bicho raro y ninguno quería ser su amigo. Es algo normal que pasa con alguien que destaca en alguna faceta. Tal vez por eso luego desarrollaría la personalidad que tuvo de mayor. Debido a la falta de amigos con la que jugar, perdió el gusto por juguetes y demás cosas típicas de los niños, así que se interesó por la lectura. Cuando llegaba del colegio se iba a su habitación y se pasaba la tarde entera leyendo sin parar. Devoraba libros como quien devora una suculenta comida. La diferencia es que a Hikari no le saciaba el estómago, sino su ansia y hambre de conocimientos. Sus padres, tras varios meses observando aquella situación, decidieron introducir en la vida de su hijo algo diferente a leer, pues también es importante que un niño ocupe su cerebro con otras cosas que no sean solo estudiar y aprender. Por este motivo, Bruma comenzó a dar clases de kendo a su hijo. Al principio, Hikari no le veía utilidad a aquello y le parecía perder un tiempo que podía emplear en aprender nuevas cosas. Sin embargo, con el paso del tiempo, descubrió que aquellas enseñanzas le podían servir para hacer daño a la gente que le había dejado de lado. Obviamente, su padre no conocía las intenciones del pequeño. En pocas semanas desarrolló una habilidad para el arte marcial totalmente fuera de lo común para alguien con tan poco tiempo de entrenamiento. En un par de meses había dominado a la perfección el arte del itoryu, así que decidió comenzar con el nitoryu y usar dos espadas para ampliar sus posibilidades. Bruma estaba tremendamente orgulloso de su hijo, pues había conseguido inculcarle su misma pasión por el kendo y tenía verdadera habilidad para ello. Sin embargo, Arlin no lo veía con los mismos buenos ojos. Notaba la diferencia de estilo entre su marido y su hijo. Veía que Hikari estaba desarrollando un estilo de combate muy agresivo y que descuidaba su defensa. En otras palabras, sólo buscaba hacer daño a su oponente sin tener en cuenta la propia protección. Pero no dijo nada. Confiaba en el criterio de su marido en esa disciplina.

  Al año de haber comenzado su entrenamiento en kendo, Hikari dominaba tres facetas distintas: itoryu, nitoryu y santoryu. Sin embargo, aunque sólo el nitoryu le llenaba, no encontraba ninguna en la que se sintiera totalmente a gusto. Por ello, desarrolló una nueva rama dentro del nitoryu: el combate con espada de doble filo. Pasó una semana intentando construir una espada que se uniera por el mango con otra, para crear su espada de doble filo. Sin embargo, su falta de paciencia y de habilidad para trabajos manuales hizo que desistiera en ello. A la mañana siguiente, su padre le regaló una espada de bambú con doble filo, tal y como su hijo quería. Aquello provocó varias discusiones en el matrimonio. Arlin intentaba hacer entender a su marido que Hikari estaba potenciando demasiado su agresividad; por otro lado, Bruma se defendía alegando que, con su habilidad, podría ser un campeón mundial de kendo. Mientras, el pequeño seguía entrenando día tras día, semana tras semana, hasta que subió de nivel: su padre le permitió el entrenamiento con espadas reales. Aquel momento fue muy especial para Hikari, pues vio en su padre alguien que confiaba en él y le trataba como a un igual, algo que no había experimentado nunca en su vida. Al principio, el pequeño se lo tomó con cierta calma. Sabía que aquella arma era peligrosa y que podía hacer daño a su padre si no la controlaba correctamente. Pero su perfeccionamiento fue el doble de rápido que con las espadas de bambú. En un mes controlaba las mismas tres facetas que ya controlaba anteriormente y comenzó con su espada de doble filo. Su padre volvió a regalarle la espada, pero esta vez, era diferente: había hecho una modificación en los mangos de dos espadas para que se pudieran usar por separado y, si se deseaba, los mangos se abrían y encajaban perfectamente para formar el arma de doble filo. Hikari, en agradecimiento a su padre por sus enseñanzas y a su madre por su amor y cuidado, llamó a las espadas Bruma y Arlin. Aquellos serían los años más felices de la vida del pequeño.

  Habían pasado cinco años de esos sucesos cuando, una mañana fría de otoño, pasó lo que Arlin llevaba advirtiendo todo ese tiempo. En la actividad extraescolar de kendo, Toral, uno de los matones que Hikari tenía en clase, le había desafiado a un combate. El pequeño, siguiendo las costumbres que su padre le había enseñado, hizo una reverencia y aceptó gustoso el combate. Sabía que si oponente desconocía el entrenamiento de Hikari en kendo, así que estaba seguro de su victoria. El maestro de la clase aceptó el combate con la condición de que fuera limpio y de que, si uno de los dos lo pedía o el mismo maestro lo decidía, el combate llegaría a su fin. Ambos contendientes aceptaron las condiciones y, tras colocarse todo el equipo e indumentaria, comenzaron el combate. Fue una lucha que apenas duró cinco segundos, que fue el tiempo que Hikari necesitó para desarmar a Toral y darle tres golpes con todas sus fuerzas en el pecho, en el cuello y, finalmente, en la cabeza. En este último golpe partió su espada de bambú. Toral quedó inconsciente. El maestro de kendo se enfureció mucho y expulsó al pequeño de sus clases. Desde este momento, Hikari comenzó a odiar a quienes eran superiores a él en rango siendo el propio Hikari más poderoso que ellos. A los dos días de aquel incidente, Toral volvió a ver a Hikari y le retó a un nuevo combate, esta vez en la parte de atrás del colegio y con katanas de verdad. El pequeño, como era normal, aceptó de nuevo el duelo. Cuando llegó el momento, se puso en marcha hacia el lugar donde habían quedado. Todos sus antiguos compañeros de la clase de kendo se encontraban allí, alentando y animando a Toral. Hikari los maldijo a todos. Luego sacó su katana de doble filo. Los allí presentes aconsejaron a Toral que abandonara el combate, pero éste hizo caso omiso. Era demasiado fuerte el deseo de venganza. Esta vez el combate fue algo más largo, aunque no llegó a contar un minuto en el reloj. Hikari se lo tomó con más calma, acostumbrado a la prudencia que tenía cuando entrenaba con su padre. Después de conseguir desarmar a Toral, se dio la vuelta victorioso. Éste cogió su katana e intentó asestar un corte por la espalda a Hikari. Sin embargo, el pequeño se dio la vuelta y le clavó la espada en la barbilla de forma ascendente, atravesando su cabeza y saliendo por la nuca. Los niños soltaron un grito ahogado. Después del golpe de gracia, no sintió nada. Apenas se movió un solo pelo de su cuerpo. En ese momento se dio cuenta de que era una persona sin alma ni corazón, entregado puramente a la lucha y a su espada, y que pasaría el resto de su vida solo. Cuando lo pensó, tampoco le pareció tan mal. Al llegar a casa, Hikari le contó a su padre lo que había pasado. Bruma no podía creerlo. Las advertencias que su mujer le llevaba dando durante años se habían cumplido. Su hijo se había convertido en un asesino. Arlin, que había escuchado la conversación, se quedó escondida detrás de la puerta del comedor. Cuando salió, se puso detrás de Bruma, temerosa de su propio hijo. Hikari vio el desprecio y la lástima en los ojos de sus padres, y entendió que ya no era bienvenido en esa casa. Recogió sus cosas y se marchó de allí, sin ningún destino que seguir ni lugar que le esperara. Como bien había sabido hacía tiempo, estaba solo. Totalmente solo.

  Pasaron tres años en los que Hikari había vivido en medio del campo, rodeado únicamente de la naturaleza. Su familia habían sido los animales y los árboles, por lo que había desarrollado con ellos una relación de padre-hijo en la que se sentía el protector de la misma naturaleza. De hecho, después de tanto tiempo, consideraba a la propia naturaleza como su madre. Vivía en total armonía con ella, cogiendo únicamente lo que necesitaba para sobrevivir. A cambio, él la protegía de quien quisiera atacarla. La zona en la que Hikari vivía se había convertido en terreno prohibido para el resto de la gente de la isla. Nadie se acercaba a menos de un par de kilómetros por miedo a lo que pudiera hacerles. Ya nadie hablaba de él. Todos le habían olvidado. Incluso sus padres habían tenido otro niño. El mundo seguía girando aunque Hikari se hubiera bajado de él. Aunque aquel hecho cambió el día menos pensado.

  Toroa era una isla bastante importante en el comercio y turismo del West Blue. Por allí pasaban la mayoría de los barcos que navegaban en aquel mar. Un día, un barco de la Marina atracó en el puerto de la isla. Hikari lo notó debido a la armonía en la que vivía con la naturaleza. Ahí vio su salida. Había oído historias sobre la Marina y cómo surcaban los mares. Siempre había querido hacer lo mismo, pero nunca había tenido la oportunidad. Después de despedirse de todos los animales con los que había vivido los últimos tres años, se dirigió hacia el barco que estaba en el puerto de la isla. Cuando llegó allí, los marines que lo custodiaban le invitaron, no demasiado amablemente, a que se largara de allí. Hikari odiaba a la gente que le intentaba dar órdenes, así que sacó sus dos espadas y se batió en duelo con ellos. No fue un combate fácil para él. Estaba acostumbrado a pelear con la gente del pueblo y esos dos marines no tenían nada que ver. Aunque, finalmente, consiguió derrotarles. Cuando iba a darles el último golpe, el capitán del barco, también especialista en nitoryu, atajó el golpe parando con cada una de sus dos espadas las de Hikari. El capitán sonrió y le invitó a unirse a la Marina. El pequeño vio en aquel hombre un nuevo padre, una nueva oportunidad de futuro y un nuevo maestro de nitoryu. Como era obvio, aceptó encantado el ir con él. Con el tiempo, se convirtió en alguien conocido dentro de la Marina. Los soldados de menor rango hablaban de él y de las hazañas que había realizado. El demonio de la espada doble, así le llamaban. Había capturado a decenas de criminales y delincuentes, y había derrotado en combate a los mejores espadachines de su rango de la Marina. Sin embargo, todo aquello cambió un día. Su tripulación se encontraba en una misión en el South Blue. La relación que había tenido con su capitán había funcionado a la perfección dado que ambos habían coincidido en opinión en todas y cada una de las veces que habían hablado sobre algo. Sin embargo, llegó el día en que sus opiniones divergieron. El capitán había recibido órdenes de capturar una isla y Hikari no estaba de acuerdo con ello, considerando que sería una pérdida de tiempo. La discusión fue a más, hasta que el capitán le dijo que, como su superior, se lo ordenaba. Aquello era algo que Hikari no toleraba. Sacó su espada y le cortó la cabeza a su superior. Al igual que la última vez que había matado, no sintió absolutamente nada. Limpió su espada en el uniforme de su ya ex-capitán y salió de la habitación. Cuando los marines se enteraron, detuvieron a Hikari, no sin haber sufrido antes trece bajas a manos del espadachín. Lo encadenaron en el patio del cuartel y lo dejaron ahí para que muriera deshidratado bajo el sol. Después de una semana, y seguro de su propia muerte, un rayo de esperanza iluminó su oscuro final. Algo, no sabía que, de gran tamaño comenzó a atacar el cuartel de la Marina. Era algo gigantesco y a Hikari le pareció ver una especie de demonio a dos patas y con cuernos, aunque supuso que estaría alucinando fruto de la falta de hidratación. Tanto era así que finalmente se desmayó. Cuando despertó, se encontraba de nuevo en mitad del campo. Pensó que los últimos meses había estado soñando y que su paso por la Marina no había sido real. Sin embargo, su rescatador le explicó todo lo que había pasado. Era un hombre no demasiado alto, con una cresta roja y con pinta bastante extraña. Sin embargo, había algo en él que le inspiraba confianza y que le hacía verle como a un igual. No en vano, le había salvado la vida. Odió a la Marina por todo lo que le había hecho y vio en su rescatador al hermano que nunca tuvo. Éste, por su parte, le regaló un pendiente con forma de cruz invertida. Le dijo que lo cuidara porque algún día volvería para reclamarlo. Tras eso, se estrecharon la mano y se fue. Hikari se quedó allí, mirando al horizonte. Sabía cuál sería su destino: convertirse en un espadachín temido o adorado por partes iguales, salvar a su “Mamá Naturaleza”, conseguir el poder y la valentía suficiente para volver a casa y ser el hombre más poderoso de la tierra.