Capítulo 8 - A

Hasta aquel momento no se había empezado a dar cuenta del cambio climático, pero la piel de gallina que se le puso en un instante le avisó de la gran bajada de temperaturas que se estaba dando en aquella costa de la isla. Rápidamente, agachado bajo aquella gran pared creada por el cyborg, se colocó la ropa que Shaky le había lanzado, previamente robada por la misma. Calcetines, pantalón, botas, camisa, gabardina. Ese fue el orden establecido para vestirse, y se sintió mucho más agradecido cuando su cuerpo comenzó a repeler el frío que había intentado calar sus huesos. Anudando mediante un hilo su espada al cinturón, tanto la señorita como él previeron que haría falta una inspección hacia el navío que recientemente había desembarcado a su lado. "Muy difícil sería no ver a un hombre desnudo y a una chica como Shaky en una cubierta como esta, de seguro que ya saben que estamos aquí", pensó, a la par que sacaba la cabeza por un lado de la pared. Sus incoloros ojos se percataron de que eran dos personas las que estaban mirando en su dirección, pero no fue capaz de adivinar las palabras que salían de su boca. Como espía, todavía le quedaba mucho camino por recorrer, aunque saber qué era lo que querían dichos personajes podría ayudarles en su futura incursión. Tal vez no fueran más que pescadores o mercaderes, tal vez sus intenciones no tenían por qué poner en peligro la vida de los Barbarrubia ... O simplemente eran unos asesinos enviados a terminar con ellos, como parecía haber pasado con Ryu y su fallida misión nada más ser capturado. Pero para eso estaba Rayder allí, para proteger a la bella señorita que se había unido a ellos previamente. Yuu tendría que quedarse a cargo de la prisión que retenía al agente del Cipher Pol, mientras que él se dispusiera a avanzar y recopilar algo de información sobre las personas que estaban a unos pocos metros de su posición. Sin embargo, no parecía que dicha misión fuera a llevarla a cabo él solo, puesto que Shaky también se ofreció para ir a dar una vuelta.

- Iremos los dos, señorita. No pienso dejar que la vida de una preciosidad como tú pueda estar en peligro - Dijo con una media sonrisa, ya completamente vestido y preparado para salir a conseguir un poco de acción. Pero antes de realizar cualquier movimiento, se giró hacia el cyborg para comentarle las pautas que cada uno tendría que seguir en aquel momento. - Yuu, tendrás que quedarte cerca de tu prisión, no vaya a ser que el rehén huya. De todas formas, con el refuerzo de mi sustancia oscura que tiene en su interior, y tus paredes exteriores, dudo que tengas algún problema - Fijándose en la cuadrada estructura que retenía en su interior al pelirrojo al que había cortado las manos a sangre fría anteriormente. Poniendo una mano sobre ella, dio una suave palmada para comprobar la dureza que esta tenía. Y cuando lo hizo, mostró una sonrisa de satisfacción: sería casi imposible que aquel joven saliera de la "jaula" del cyborg por su propia iniciativa.

Por tanto, sin un minuto más que perder, el pelinegro se levantó y tendió una mano a la chica para que se levantase con él. Apoyando su mano derecha sobre el mango de la katana que portaba en su cadera, empezó a moverse hasta el tablón de madera que conectaba la cubierta del barco con la arena de la playa. Poniendo un pie encima de ella, bajó con rapidez hasta que pudo dar un salto para bajar a tierra, donde se giró para percatarse de que la chica le estuviera siguiendo. No podían abandonarse el uno al otro, pues no sabía lo que se podían encontrar en aquel lugar, y toda precaución era poca con lo que pudieran tomar. Así que el pelinegro continuó su camino, recorriendo la costa de aquel lugar hasta encontrarse con el barco "enemigo". Sin embargo, no había ninguna tabla por la que poder subir, mas eso no era un problema que Rayder no pudiera solucionar. De sus manos comenzaron a emanar la sustancia oscura que tan famoso le haría en un futuro, dándole una forma circular de un diámetro que no superaría los dos centímetros. Disparándola hacia el borde del barco, esta atravesó la baranda y se sujetó bastante bien allá arriba. "Dos cuerdas improvisadas, una para Shaky-swan y otra para mí", se dijo a sí mismo. Las cuerdas que había creado podrían resistir el peso de ambos mientras que Rayder no se desmayase, y podrían subir hacia la cubierta de aquel barco en cuestión de segundos. Por tanto, tomando con sus manos una de sus creaciones, levantó sus piernas y las apoyó en la superficie de madera del barco, subiendo poco a poco ayudándose de su fuerza y los músculos que llevaba consigo tras sus entrenamientos. La espada se movía con cada oscilación de sus piernas, mas no emitió ningún sonido que pudiera haber hecho que los visitantes se dieran cuenta de que estaban escalando. Una vez arriba del todo, Rayder deshizo aquella cuerda por la que había trepado, pero mantuvo vigente la que tendría que utilizar la señorita. Desenfundando su katana con la mano derecha, simplemente esperó a que subiera, además de decirle con una grata sonrisa:

- Vamos, Shaky-swan. No sabemos qué podemos encontrarnos aquí además de a esos dos hombres, y este barco no me está dando buena espina - Comentó con el ceño fruncido, puesto que tenía un pálpito sobre que aquel lugar no les depararía nada bueno. Sin embargo, mientras que siguiera prestando atención a cada minúsculo detalle de su entorno, y fuera precavido, no tendría de qué preocuparse. Además, tenía que cuidar de la señorita, y demostrarle que como todo caballero galán, siempre podría contar con él para protegerla.

Me quedé mirando aquellas máquinas que producían esa especie de masa de colores con un olor dulzón. Definitivamente debía de tratarse de la famosa fábrica de dulces. No paraba de observar todos y cada uno de los rincones de la sala, esperando encontrar alguna puerta que nos llevara al lugar donde hubiera algo que robar, pero de repente, un grupo numeroso de personas irrumpió en la fábrica y se dirigió hacia nosotros.

Algunos de ellos llevaban armas de fuego, así que actué rápido y antes de que comenzasen a disparar utilicé el Soru y el Geppou para salir de la mano de Dromp y colgarme en su pelo por la parte de atrás, donde seguramente no llegarían los disparos que habían comenzado a producirse.

No veía nada del tiroteo, solo esperaba que Dromp no fuera tan inconsciente de lanzarse al suelo para aplastarlos, como solía hacer, ya que acabaría por matar al tipo del bolsillo, que ahora que lo pensaba, podría sernos de gran ayuda.

Hice que una liana saliera del bolsillo del capitán y agarrase de nuevo al viejo para sacarlo de ahí y exponerlo ante nuestros enemigos.

-¡Parad de disparad si no queréis que el viejo muera! -grité con todas mis fuerzas esperando que me oyeran, aunque supuse que debería bastar con mostrar el cuerpo del hombre para que cesara el tiroteo. No tenía la más mínima idea de si eso serviría, pero en caso que de que no fuera así debería irme preparando para acabar con ellos.

Queridos nakamas:

Últimamente lo he estado pensado, sopesando pros y contras, meditando y he llegado a un punto en el que necesito estar solo, no es un adiós es un hasta luego.

Los motivos que tienen que ver con esta decisión son totalmente privados, algún día llegado el momento los conoceréis.

Espero que continúes adelante sin mi y no me echéis mucho de menos, un abrazo.

Hitoku.