[ROL MODERADO] Isla Gyojin

El día pintaba genial, lástima que mi suerte no me acompañara. Había quedado con Kone, mi mujer, queríamos salir como cuando éramos novios, pero había un problema. -Mierda, llego tarde…- Iba tarde a nuestra cita, un gyojin me había parado en la calle y trataba de atracarme, me había cogido de la camisa y me zarandeaba de forma brusca exigiendo que le diera todo lo que tuviera. Era realmente penoso que personas de la misma raza tuviéramos que dedicarnos a robarnos entre nosotros, cada vez parecíamos mas a los humanos, aquellos despreciables seres que se llevaron a mi hermana y mi madre.

Recordar aquello hizo que me enfadara, di un contundente puñetazo en el estómago al tritón y esto hizo que el tritón me soltara llevándose las manos a su barriga. Tome distancia de él, tenía que acabar rápido, pues Kone me esperaba y no podía llegar más tarde. El tritón se incorporó enfurecido y trató de darme un puñetazo, lo  esquivé echándome hacia un lado y acto seguido agarré su brazo y pateé sus piernas haciendo que este cayera al suelo. Mientras caía hice una llave a su brazo que consistía en cruzar mis piernas sobre él y ponerlas luego sobre el cuello del tritón. Acto seguido hice palanca haciendo que su brazo intentase doblarse por la parte del codo, el tritón comenzó a gritar y pedir que le soltara. Decidí acceder, por lo que en cuanto lo solté se fue corriendo, esperaba no tener que volver a verlo.

Rápidamente recordé que llegaba tarde a la cita y salí corriendo en dirección a donde habíamos quedado. Cuando por fin llegue al otro lado de la isla pude ver a lo lejos a Kone que se hallaba esperando mirando a fuera de la burbuja que rodeaba la isla. Podía ver su largo cabello blanco y su cola celeste, aunque aun me hallaba distante podía oler su perfume a flores. Me encantaba aquel perfume y ella lo sabía, me acerque a ella desde atrás y la abracé. –Espero que no me hayas tenido que esperar por mucho tiempo.- Era bastante más baja que yo, por lo que tenía las piernas semi-flexionadas para poder abrazarla y que nuestras cabezas estuvieran a la misma altura. En aquella posición su perfume me embriagaba aun más.

Kone se giró y me besó. Me puse erguido de nuevo mientras ella me decía que no llevaba esperando desde hacía mucho. Vi que ponía una cara extraña mirando por detrás de mí, me giré y vi que tres gyojins se acercaban a nosotros. Uno de ellos era el mismo al que había doblado el brazo. Por lo visto venía en busca de venganza y se había traído a varios amigos junto con él. Rápidamente nos rodearon y miraban a Kone con cara de salidos. Quería proteger a Kone, pero siendo tres no podría. Retrocedimos hasta el borde de un lago, vi la oportunidad y le dije a Kone. –¡Nada!- Saltó al agua y comenzó a alejarse nadando todo lo rápido que pudo, yo me encargaría de ellos aunque estuviera en desventaja. Los tres gyojins dejaron escapar a Kone, parecía que preferían ajustar cuentas conmigo.

El más alto de los tres se lanzó hacia mí tratando de darme un puñetazo en la cara, me agaché y pateé sus piernas haciéndolo caer. Pasé sobre él y me giré quedando los tres frente a mí. Rápidamente se lanzaron sobre mí y conseguí esquivar algunos de sus golpes. Por desgracia acabaron superándome y lograron tirarme al suelo donde comenzaron a darme patadas y puñetazos. Estaba recibiendo una paliza por parte de aquellos 3 gyojins. De repente se oyeron unos gritos, pude ver que se trataban de unos soldados, estos venían junto a Kone. Los tres gyojins al ver a los soldados correr hacia ellos salieron huyendo. Los soldados continuaron corriendo tras de ellos mientras que Kone me ayudaba a levantarme.

Al verme magullado y ensuciado de los pisotones se abrazó a mí llorando. Yo le coloqué una mano en la cabeza y le dije.- Vamos a casa, allí al menos estaremos más seguros… o eso espero.- La última parte la dije para mí, recordando la noche en que perdí a mis padres cuando era pequeño. Kone dejó de llorar, pero aun se la veía triste. Comenzamos a andar de camino hacia nuestra casa, no me costaba demasiado caminar pero me dolía el cuerpo por los golpes. Deseaba llegar y aliviarme el dolor con una ducha.