Dark Satou


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Saberes
Akuma no mi
Varios



Límite de tiempo : Sin fecha límite.
Escenario : Rainbase es una de las pocas ciudades que siguieron prosperando tras la sequia, devido principalmente a los casinos y el juego. Tambien llamada en Arabasta la ciudad de los sueños. La ciudad fue la base principal de la Baroque Works en su estancia en Arabasta. El principal casino es el Rain Dinners, que ademas fue la base secreta de Cocodrile en Arabasta. Tiene forma piramidal con un Bananawani de oro en la punta.

Condiciones :
Este reto será diferente, con nomenclaturas, pero distinto a los demás
Trata de un reto en el cual yo debo robar una joya en un museo o con las condiciones que mi rival diga. Si no la robo, pierdo.
Mi rival podrá atacarme o hacer lo que quiera para intentar evitar el robo de la joya y, de ser posible, intentar capturarme.
Dado que intentaré robar una joya (escénica, sin valor real), mi rival podrá optar a pedir recompensa por mi cabeza si me descubre.
La isla, la que quiera el moderador, el lugar del robo lo mismo.
No hay cicatrices ni muertes.
El objetivo del reto será obtenerla.



- Anotaciones:
Destreza 10 + 1 + 2 Narrativa (Postura perfecta)
Fuerza 9 + 1 + 2 akuma + 5 Narrativa (Habilidad)
Agilidad 8 + 1 Narrativa (Coordinación)
Velocidad 10 + 3 Narrativa (Sentido de la velocidad)
Resistencia 4 + 2 akuma + 3 Narrativa (Aguante)
Precisión 5 (Ojo de cuervo)
Armadura 7 (Armamento)
Mantra 7 (Empatía)
Rey 7 (Destrucción y conquista)
- Shitposting:

Invitado

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Akuma no mi
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Una habitación oscura donde una música clásica empezó a sonar. El hermoso sonido del violín empezaba aquella melodía, para que justo después una flauta travesera se fusionase con él. Un breve sonido, algo grave pero sin duda agradable hacía que aquella música se convirtiese en una gran obra de arte. Las luces de aquel lugar se encendieron. Iluminación leve y anaranjada, donde en un viejo sillón de cuero marrón se posaba un joven de unos veinte años. Frente a él, una especie de dial de música desde donde provenía aquella hermosa melodía. Una voz confortable para aquel joven comenzaba a sonar. Parecía la de un hombre adulto, serio y con mucha sabiduría.
- Kaito, creo que es hora de explicarte algo. Hace muchos años se descubrió algo que se podría llamar el enemigo de los magos. Ese algo hacía que los humanos poseyeran poderes sobrenaturales. Debes tener cuidado con eso, no es lo mismo la magia que la brujería.
De pronto todo terminó tras el sonido de un botón. Las luces iluminaron con más fuerza mientras que la voz del hombre y la música se ocultaba tras cerrarse el Dial. Era extraño. Un armario empezó a aparecer delante de aquel joven, desde el suelo. Al abrirse, un traje blanco y puro junto a un sombrero de copa y demás accesorios se encontraba en el interior. Kaito, el chico, decidió levantarse de aquel sofá.
Ahora se podía ver su cuerpo y su rostro. Era de estatura media y una complexión delgada, nada destacable. En sus ojos azules como el mar se reflejaba el tono de aquel disfraz, mientras que su cabello algo descuidado y castaño se veía cubierto de aquel sombrero de copa blanco. Se trataba de Kaito Kid, un joven que decidió seguir los pasos de su padre y convertirse en el mago fantasma.
Una hora después...
Una ciudad en mitad del desierto, con la noche siendo iluminada por los carteles lumínicos que poseían los edificios. Casinos, salas de juegos y muchos más lugares de ocio eran lo que poseía Rainbase. Los lugareños, vestidos con trajes caros, estaban reunidos en el casino más grande, ya que una famosa princesa de una isla vecina había decidido pasar unas vacaciones en aquel lugar.
Era hermosa, sin duda, rodeada de varios guardias grandes y corpulentos. Su cabello era rubio y largo que recordaba a las dunas del desierto, unos ojos grandes y vistosos de color esmeralda y una piel pálida. Vestía un traje de gala, rosa con pequeñas joyas adornando cada rincón de aquel vestido sedoso. Aunque sin duda, lo que más resaltaba, era una joya que poseía en una pequeña corona sobre su cabeza. Era una enorme esmeralda con forma de corazón, tallada hacía muchos años por un gran joyero. Era la joya de la familia, una gran reliquia.
Cerca, en una de las máquinas tragaperras se encontraba Kaito Kid. No llevaba su traje blanco, sino que portaba uno negro con corbata azul. Al parecer estaba observando la situación desde aquel lugar, viendo el momento para hacerse con la joya y ver si era lo que buscaba. Lugar amplio y con ciudadanos revoloteando, sería un lugar perfecto para empezar el espectáculo. Debía tener cuidado, no podía llamar la atención por el momento, debería esperar a la hora indicada para apoderarse de la joya.
La mañana de aquel día ya se había infiltrado y estudiado los planos de aquel edificio. A las 00:00 se apagaría el sistema de refrigeración del edificio, el sistema de ventilación que se encontraba en la parte inferior de cada esquina estaría despejada y sin ráfagas que pudieran dificultar la huida.
Todo el mundo estaba avisado del robo que efectuaría Kaito Kid, ya que sin miedo envió aquella misma mañana una carta de poker a la princesa, donde decía la hora exacta en la que actuaría. Eso lo hacía para que así todos pudiesen ver el espectáculo y gozar de la magia del Ladrón Fantasma.

- Kaito, creo que es hora de explicarte algo. Hace muchos años se descubrió algo que se podría llamar el enemigo de los magos. Ese algo hacía que los humanos poseyeran poderes sobrenaturales. Debes tener cuidado con eso, no es lo mismo la magia que la brujería.
De pronto todo terminó tras el sonido de un botón. Las luces iluminaron con más fuerza mientras que la voz del hombre y la música se ocultaba tras cerrarse el Dial. Era extraño. Un armario empezó a aparecer delante de aquel joven, desde el suelo. Al abrirse, un traje blanco y puro junto a un sombrero de copa y demás accesorios se encontraba en el interior. Kaito, el chico, decidió levantarse de aquel sofá.
Ahora se podía ver su cuerpo y su rostro. Era de estatura media y una complexión delgada, nada destacable. En sus ojos azules como el mar se reflejaba el tono de aquel disfraz, mientras que su cabello algo descuidado y castaño se veía cubierto de aquel sombrero de copa blanco. Se trataba de Kaito Kid, un joven que decidió seguir los pasos de su padre y convertirse en el mago fantasma.
Una hora después...
Una ciudad en mitad del desierto, con la noche siendo iluminada por los carteles lumínicos que poseían los edificios. Casinos, salas de juegos y muchos más lugares de ocio eran lo que poseía Rainbase. Los lugareños, vestidos con trajes caros, estaban reunidos en el casino más grande, ya que una famosa princesa de una isla vecina había decidido pasar unas vacaciones en aquel lugar.
Era hermosa, sin duda, rodeada de varios guardias grandes y corpulentos. Su cabello era rubio y largo que recordaba a las dunas del desierto, unos ojos grandes y vistosos de color esmeralda y una piel pálida. Vestía un traje de gala, rosa con pequeñas joyas adornando cada rincón de aquel vestido sedoso. Aunque sin duda, lo que más resaltaba, era una joya que poseía en una pequeña corona sobre su cabeza. Era una enorme esmeralda con forma de corazón, tallada hacía muchos años por un gran joyero. Era la joya de la familia, una gran reliquia.
- Spoiler:
Cerca, en una de las máquinas tragaperras se encontraba Kaito Kid. No llevaba su traje blanco, sino que portaba uno negro con corbata azul. Al parecer estaba observando la situación desde aquel lugar, viendo el momento para hacerse con la joya y ver si era lo que buscaba. Lugar amplio y con ciudadanos revoloteando, sería un lugar perfecto para empezar el espectáculo. Debía tener cuidado, no podía llamar la atención por el momento, debería esperar a la hora indicada para apoderarse de la joya.
La mañana de aquel día ya se había infiltrado y estudiado los planos de aquel edificio. A las 00:00 se apagaría el sistema de refrigeración del edificio, el sistema de ventilación que se encontraba en la parte inferior de cada esquina estaría despejada y sin ráfagas que pudieran dificultar la huida.
Todo el mundo estaba avisado del robo que efectuaría Kaito Kid, ya que sin miedo envió aquella misma mañana una carta de poker a la princesa, donde decía la hora exacta en la que actuaría. Eso lo hacía para que así todos pudiesen ver el espectáculo y gozar de la magia del Ladrón Fantasma.

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