A puño y espada. ¡Rys contra Jung!

Límite de tiempo: Sin fecha límite.

Escenario: Isla de los animales raros.



La isla de los animales raros es una isla cubierta en su totalidad por bosques y que tiene una gran variedad de animales extraños en ella, la mayoría de los cuales parecen híbridos de dos o más animales comunes.

Condiciones:
- No es a muerte.
- Sin amputaciones.
- Sin cicatrices.
- El escenario es en una pradera de alguna isla virgen del East Blue.
- El retado comienza el primer turno.

¡Comienza Jung!

Una isla totalmente poblada de vegetación se alzaba sobre la superficie de un cristalino mar azul. Pequeños arrecifes, una gran playa y varios golf completan a aquel lugar totalmente natural, sin rastro de humanos. Había escuchado cosas sobre esa isla, ya que su tío le contó que se crio allí, pero... ¿Cómo? No hay casas, edificios o algo que avise de vida inteligente. sabía que allí vivió durante años, criado por una familia unida, pero cada vez que Jung Su preguntaba sobre el tema, su tío tan sólo ignoraba sus palabras y desviaba la conversación hacia otro tema. Por fin, después de tanto tiempo, tenía la oportunidad de llegar a aquel lugar, así que ahora se encontraba en aquella playa dorada repleta de arena ardiente. Si andabas descalzo tenías posibilidades de hacerte quemaduras de primer grado en la planta del pie, siempre que estuvieras mucho rato, claro. Su largo cabello naranja recogido por una coleta se ondeaba gracias a la pequeña brisa que corría por el lugar. Sus ojos azul cielo estaban cerrados por completo mientras se posaba en la arena, tumbándose para tomar el sol. "Necesito ponerme moreno, así ligaré más." Por suerte antes había arrancado hojas de una palmera para así posarlas sobre aquel infierno ardiente y no quemarse. Portaba sus ropajes habituales, su kimono naranja con bordeado blanco y sus botas del fénix. Debajo de la ropa la armadura del fénix y, cubriendo sus antebrazos, los brazaletes ardientes.

- Que bien me vendrían unos buenos pechos a los cuales abrazarme... - Dijo tras un suspiro mientras su pierna derecha se posaba sobre su izquierda y llevaba las manos a la nuca, estando bocarriba. No quería dormirse, pero si disfrutar de aquella tranquilidad, aunque no por eso dejaría de estar atento a su alrededor. ¿Quién sabe los animales salvajes que puede haber?

Antes de adentrarme en el grand line tenia la idea de visitar la mayor parte de las islas ubicadas en el East Blue, esta era mi tercera isla, se trataba de una con mucha vegetación que a primera instancia parecía desierta, había llegado en una pequeña barca que deje asegurada en la playa, echo esto me decidí explorarla.

Comencé caminando por la playa, la temperatura era elevada afortunadamente llevaba unas ropas holgadas por lo que me sentía bastante cómodo. Llevaba en mis espaldas a "pata de conejo" mi estoque de la suerte ¿podría encontrar algún tesoro en esta isla?, continué caminando hasta que me tope con algo interesante, era un tipo tendido sobre unas hojas de palmera que al parecer estaba tomando sol, me acerque hacia el.

-Pense que esta isla estaba desierta, ¿eres real? o ¿un espejismo causado por el calor?, de seguro eres una ilusión de mi mente, nadie podría tener ese color de cabello tan raro.

no podía confiarme, no sabia quien era, si estaba solo o cuales eran sus intenciones, saque mi arma y adopte una postura de combate.

-Creo que solo hay una manera de averiguarlo, si sangras eres real, si no pues estoy loco.

Mientras Jung Su se encontraba tumbado y relajado, una voz lo apartó de su imaginación y tranquilidad. Alguien se estaba metiendo con el color de su cabello, bueno, al menos no se metió con su estatura. Abrió su ojo derecho y lo miró, tenía un cabello desordenado y una barba un tanto descuidada, con tres pelos contados. Parecía una especie de samurái y, cuando sacó el arma, se dio cuenta de que sí lo era. Jung-Su suspiró mientras se hurgaba la nariz con el dedo índice de la mano derecha, al parecer aquel tipo quería cortarlo. Para un día que decide estar tranquilo, van y lo molestan. Le hizo una seña con la mano mientras seguía tumbado, aunque atento a aquel tipo.

- Vamos, vete, tan sólo quiero relajarme y ponerme moreno. – Dijo con un tono aburrido.

Sin duda parecía que quería ir a por él, pero eso no le importaba, nadie lo podría llegar a molestar. Aunque permaneciera tumbado, estaría atento a los movimientos de aquel hombre, tal vez estuviese loco y de verdad le atacase, así que debía estar preparado, mirándolo fijamente.