Asalto a la base marine [Privado - Pasado Kumi & Sayumi]

Movernos de isla en isla esa era nuestra mejor baza, no pueden buscarte si no saben dónde hacerlo, solo sabrán que nos movemos mucho, y con los últimos acontecimientos y ahora teniendo un precio sobre nuestras cabezas ahora estábamos en una tesitura más complicada, aun así llevábamos medio día en esta isla y aún no había pasado nada, yo ya estaba aburrida, no sabía qué hacer, hasta que por fin alguien empezó a mirarnos, yo lo sabía porque por precaución escondía siempre unas orejas bajo las mesas cuando entraba a un sitio como este, lo que se puede aprender si se presta un poco de atención. Esas cosas me las había enseñado Kumi era tan lista... La amaba por esas cosas, aunque por otras también, como ese dulce culito que tiene, en cualquier caso, fui alertada de que alguien estaba montando un buen golpe, un grupo de piratas buscaba asalta la pequeña base de este pequeño pueblo, un golpe fácil, el premio armas, y a mí no me venían mal unas armas.

Me gire y me apoye sobre la barra para llamar un poco más la atención, aunque como no hacerlo cuando llevaba todas mis armas encima, aunque ese era el propósito, disuasión, mis armas me habían librado de más problemas en mi espalda que en mis manos, por lo que cuando alguien vino y se dirigió hacia Kumi con unas palabras. -He tu... ¿eres la que llaman Kumi? Rápidamente le increpe... -Aunque así lo fuera ella no gastaría su tiempo en alguien como vosotros, así que hablad, si ella contesta os libráis de morir. Quería marcar cierto estatus hacia mi hermana y capitana, no cualquiera podría venir y hablarle de esa manera, ella merecía respeto y eso es lo que iba a obtener. -Vale... Tenemos preparado un golpe, y estando vosotras aquí, no queríamos o chafarlo o pisarnos las mangueras, así que os ofrecemos un trato, el 50% de lo que saquemos de la base marine si nos ayudáis y no estrobáis. Parecía una oferta tentadora pero Kumi tenía la última palabra, yo estaba lista para masacrar a cada uno de ellos si Kumi lo veía conveniente, yo era su perro de presa, sedienta de sangre y con ganas de matar.

Tras todo lo acontecido en el North Blue, lo más sensato era abandonarlo por un tiempo, pues ahora si no éramos de las más buscadas, poco faltaría. Pero realmente no me importaba, acabaríamos con todo aquel que nos intentara dar caza. Pero bueno eso sería otro día, pues ahora nos moveríamos más y no estaríamos mucho rato en cada isla, solo lo necesario para dar golpes y seguir viajando. Ahora mismo, nos encontrábamos en una de las islas de East Blue, recién habíamos llegado a esta isla, no llevaríamos ni medio día en esta isla. Pero, aun así, llevábamos el suficiente tiempo para explorar las mejores partes de la isla, como así también saber en qué taberna debíamos entrar.

Una vez dentro de la taberna, como siempre, me dedicaba a disfrutar de una coma de whisky, mientras que Sayumi sabía que se encontraba en alerta como de costumbre. No tardó en acercarse un hombre preguntando por mí, me sorprendió bastante que mi nombre fuera reconocido hasta en este mar, ya que era la primera vez que pisaba estas aguas. Mi hermana a la defensiva les respondió, mientras que yo seguía a lo mío, bebiendo mi baso de whisky, sin dar mucha importancia a lo que estaba pasando a mi alrededor. En ese momento, aquel hombre nos ofreció un trabajo, diciendo que estaban planeando un ataque al pequeño cuartel de la marina. Este nos ofrecía la mitad de todo lo que podamos tomar de ahí. Suspiré levemente mientras dejaba la copa en la mesa. - ¿Cincuenta por ciento? Dices… - Decía, tocando el hombro a mi hermana para que supiera que me interesaba. – Eres consciente, que de quererlo iríamos solas y lo conseguiríamos… - Añadía mirándolo fijamente, aquel hombre se veía afectado y no decía nada, simplemente tragó saliva. – Si queréis que os prestemos ayuda nuestro botín no tiene que ser inferior al sesenta por ciento. – Concluí, no era una negociación, no había regateo que valiera, era un lo tomas o lo dejas, así que simplemente esperé a que este diera su respuesta.

Kumi puso su mano en mi hombro eso indicaba que quería que me estuviese quieta, además sus palabras dejaban claro que ella quería sacar más tajada de la que ellos ofrecían, aquello me hizo soltar una pequeña risita, la verdad es que todo aquello me divertía tanto que incluso participe un poco... Me acerqué a Kumi y le di un abrazo bastante sensual, para besar su cuello, y lanzar una mirada fria a aquel tipejo. -Que sea el 65% la verdad me está costando no mataros por interrumpir mi cita. Casi pude ver como un escalofrió recorría su espalda, estaba aterrado con lo que acababa de decirle, sinceramente no me extrañaba, esto era lo que llevábamos buscando un buen tiempo así que aprovecharnos de esta situación me ponía bastante cachonda. El hombre por su puesto no lo veía con buenos ojos, pero sabía que no tenía más remedio aun así me gusto el arrojo de su respuesta. -Seréis putas... joder está bien el 65% pero ni un berri más.

Rápidamente saque mi arma, pero no le apunte era solo una pequeña advertencia. -Vuelve a llamarnos algo parecido y no estarás vivo para gastarte el botín. Sus palabras me habían molestado, pero sinceramente, me daban igual, pero no iba a consentir que alguien faltara el respeto así a Kumi. El pirata no se atrevió a contradecirme, principalmente porque sabía que iba completamente en serio, y lo mataría ahí mismo si abría la boca. Una vez dicho esas palabras le di una palmadita en el trasero a Kumi y me separé de ella. -Vamos amor mío, tengo ganas de matar a alguien. Toda esta situación me había puesto de muy buen humor y ansiosa, ya quería romper algo. Ajuste mis armas en la espalda revise mis pertenencias y ya estaba lista, solo faltaba que mi Kumicita empezara a dar las instrucciones porque por su puesto ella estaría al mando de esta operación le gustara o no a los piratas.

Mi hermana, cariñosamente me besó en el cuello abrazándome de paso, mientras que con cierto descaro subió el porcentaje de beneficios. Eso realmente me sorprendió. Nunca pensé que haría esa jugada, pero me gustaba, eso nos daría más tajada del golpe, Sayumi poco a poco iba pensando igual a lo que yo le iba enseñando y parecía que estaba dando sus frutos. Aquel hombre nos insultó por haber subido aún más el porcentaje, pero a su vez sabía que debía aceptar, pues tenernos de aliadas le sería de gran ayuda. Por otro lado, Sayu no le hizo gracia que nos llamase putas, y lo amenazó. Una pequeña risa sádica salía de mi rostro. - Parece que tenemos trato, prepara las armas y a tus hombres. Nosotras estamos ya listas, y parece que mi hermana se quiere divertir. - Comentaba, aunque como ya de costumbre desde que fundé Ragnarok, lo estaba ordenando. - No hay tiempo que perder, así que prepárense rápido. - Volvería a ordenar para luego de un trago acabarme con mi copa y ponerme en pie.  

- Antes de comenzar el ataque, me gustaría saber ciertas cosas. - Explicaba, pues a pesar de que muchas veces me exponía en exceso, tenía malos recuerdos con un golpe parecido, en el cual, mi rostro quedaría marcado de por vida. - ¿Cuántos hombres tenemos? - Preguntaba mientras me acomodaba mis numerosas armas. - ¿Cuántos enemigos hay? - Añadía mi siguiente pregunta. - ¿Algún detalle relevante que debamos saber? - Concluía mis preguntas, pues no quería ir a ciegas y arriesgar nuevamente a mi hermana.

Kumicita parecía satisfecha con mi comportamiento incluso soltó una risita sádica cuando perpetre mi amenaza, la verdad es que me daban entre una mezcla de asco y pena. Kumi termino su copa, se acomodó las armas y empezó a hacer las preguntas pertinentes, claramente estábamos ya acostumbradas a este tipo de golpes, pero desde luego el último asalto que hicimos a una base marine termino muy mal y mi preciosa Kumicita había terminado con una marca en su rostro, parecía que hoy por hoy nos cobraríamos nuestra venganza. -Tenemos quince bravos guerreros, siete aprendices con una edad similar a vosotras, seis mujeres más que capaces y si fuera necesario cuatro esclavas de unos doce años. Parecía que tenía un pequeño ejército y la verdad por como lo mencionaba los aprendices seria casi esclavos, realmente no me importaba como llevase su tripulación, solo su número, el cual era de treinta y dos efectivos, bueno no estaba mal... mejor que hacerlo solas era.

Ahora empezó a decir cuántos enemigos había, la verdad es que esperaba unas centenas de enemigos como mínimo. -La base de la marina es pequeña su número no llegara a cincuenta, y solo hay un hombre al mando un simple capitán, del que espero que te encargues. En ese momento le interrumpí. -Que te he dicho antes que no nos faltes el respeto... Aquí las ordenes las da Kumi. El hombre trago saliva... pero por una sencilla razón si yo era así... le daba miedo saber cómo sería Kumi cuando se pusiera completamente seria. -Esta bien... lo último que debéis saber es que las armas no están en el polvorín, las tienen guardadas en una cámara acorazada, creemos que es porque no son armas corrientes, ni para la base, creemos que esto solo es un paso a algo más grande, y nos están haciendo un gran favor cuando robemos todo esto. Ante aquello me relamí mi mirada estaba encendida, ya estaba todo dicho, esto parecería que iba a ser sencillo, pero lo mismo pensamos la última vez, y por supuesto no iba a confiarme en lo más mínimo, no esta vez no ahora.