Un detalle Navideño [Pasado - Privado Kumi & Sayumi]

Llevaba ya unas horas con los preparativos de esta noche, el pollo se estaba asando a fuego lento, las patatas estaban lavadas cortadas y en el congelador para cuando tuviera que freírlas y salieran perfectamente crujientes. Mientras la comida se preparaba yo me aseguraba que la casa estuviera perfecta, los adornos, el árbol la mesa, la chimenea, todo tenía que estar perfecto, esta era la primera navidad que íbamos a pasar en una casa que fuese nuestra. Este regalo que me hizo Kumi simplemente se salía de todas mis expectativas, nada de lo que le pudiera regalar estaría a la altura, por lo que lo único que podía hacer es que todo estuviera perfecto.

Aun así, seguía en la cocina terminando de hacer los bombones de chocolate caseros que serían la guinda de la noche. Estaba cansada, bastante cansada, de tanta preparación, pero Kumi había hecho un gran esfuerzo por mi como para dejarlo pasar. Los regalos que tenía para Kumi ya estaban listos, eran los bombones, la cena, las rosas que luego iba a cortar, un perfume tremendamente caro y que olía bastante bien y un detalle una pequeña broma, creo que podría sacar unas risas un simple collar de perro rojo para que Kumi se lo pusiera, simplemente para reírnos sin más, sin grandes motivos detrás ni nada. Una vez todo aquello estuvo listo se acercaba la hora de la cena, así que fui hasta donde se encontraba Kumi y la miré a los ojos. -Kumicita, la cena estará lista en una hora más. ¿Quieres que vallamos a lavarnos antes?

Era una pregunta inocente, sé que en mi una pregunta así generalmente iba cargada de dobles intenciones pero esta vez no, esta vez era sincera, de hecho ella debía de saberlo, puesto que la noche anterior, había sido más insaciable de lo normal para mantener hoy mis ganas al mínimo, para darle a ella un día de amor y cariño, porque si bien la deseaba de forma irrefrenable, tanto o más importante para mí era demostrarle cuanto la quería y el cariño que le tenía. Si ella se negaba a lavarse conmigo, me daría un baño rápido y me pondría mi trajecito especial para la cena, aquel vestido rojo, que compre especialmente para esta noche, y que Kumi tenía uno igual para también llevarlo, hoy era un día especial, muy especial, y esperaba que ella lo viera como yo.

Hoy era el día más especial del año para nosotras, hacía poco había conseguido comprar una casa para Sayumi, y era la primera navidad que podríamos pasar las dos en un lugar el cual llamar hogar. Y no solo una casa en una isla cualquiera, sino, en la isla Copo, una isla nevaba, la navidad sería más bonita con un paisaje completamente nevada. Mi hermanita pequeña, se encontraba en la cocina, trataba de ver que hacía, pero sus negativas a dejarme pasar, me hacían sospechar que algo muy especial me iba a hacer. Realmente, podrí a espiarla sin que ella se diera cuenta, pero no lo iba a hacer, si era una sorpresa, quería que ella me sorprendiera.

Así que me mantuve alejada de la cocina, sabía que estaría ocupada por mucho tiempo, así que decidí salir a dar una vuelta por los alrededores y aprovecharía para tratar de buscar algo más que regalarle. Aunque me podía imaginar que me diría que no hacía falta, solo quería hacerla feliz, y bueno, nuestra economía no era mala, así que podría gastar un poco por capricho. Una vez me había preparado para salir, sin decirle nada a Sayu salí de la casa, sin hacer nada de ruido.

Paseando por las calles nevadas, podía ver que había los puestos aún abiertos, aprovechaban las últimas horas para hacer sus ventas, y los aldeanos hacían sus últimas compras antes de la noche tan especial. La calle principal del pueblo estaba bastante concurrido, comenzaba a mirar a todos los puestos, hasta que de pronto vi una tienda de animales. Me acerqué al escaparate y pude ver como había un montón de crías de animales. Me llamaron la atención, pues sabía que mi hermanita le gustaban mucho los animales. Entré en la tienda y comencé a ver las diferentes mascotas en especial me quedé mirando una cría de un gato, completamente negro. Parecía muy mono y achuchable, me gustaba, así que lo agarré e iba en dirección del vendedor, cuando de pronto un pequeño mono, que también parecía una cría se subió en mi cabeza. Me pareció tan tierno, que decidí también comprarlo. Y después de que aquel vendedor me hiciera comprar todo lo necesario para mantener a dichas mascotas me fui para casa.

Nada más llegar, metí los animales en una caja cada uno y me senté en el sofá. Minutos después Sayumi vino a buscarme, ella me preguntaba si quería darme un baño con ella ya que quedaba una hora para la cena. La miré con una sonrisa, sabía que solo quería darse un baño y ser mimosa conmigo, pero antes quería darle un regalito recién comprado. La miré con una sonrisa un tanto picarona.
-Me parece bien. Pero antes tengo que darte una cosita. –
Decía con un tono juguetón, mientras cogía la caja, donde en su interior estaba el gatito que sería para Sayu. Le abrí la tapa de la caja, en ese momento, el gatito asomaba su cabecita peludita.
-Te he comprado un gatito para estrenar la casita. -

Pude notar cono Kumi salía de la casa mientras yo cocinaba, sabía que solo estaba dando una vuelta por lo que podía concentrarme en cocinar sin más problemas, ella era así, no podía estar siempre encima de ella o se agobiaría, ella era mucho más independiente que yo, podía entenderlo, otra cosa es que me gustara, en cualquier caso no tardo demasiado en volver momento en el que le pregunte lo de aquel baño, y por su puesto ella era toda una caja de sorpresas, y para caja el regalo que me había comprado. Kumi abrió la caja con cuidado mientras me decía lo que era, probablemente lo hizo así porque sabría que yo sería un completo desastre con el paquete, en cuanto vi a aquel gatito asomar simplemente fue demasiado para mí, sonreía de una manera increíble, incluso soltaba una pequeña risita, pues ella me había emocionado, rápidamente le di un beso, uno cerca de sus labios, uno cargado de amor. -Kumicita, yo... apenas tenía esta cena preparada como tu regalo, y sé que compraste otras cosas y están por ahí... Simplemente no puedo competir contigo... te amo.

Estaba completamente roja, ella me había roto todos los esquemas, ahora tomaba el gatito y dejaba que me diera un besito, mientras abrazaba suavemente a mi hermanita, la felicidad me desbordaba, no pensaba que yo pudiera ser así de feliz. El gatito estaba entre nosotras como si fuera nuestro tierno bebe, miré entonces a mi amada y le di otro besito esta vez en los labios. -Se llamara Kity. Después de aquello deje al gatito en el suelo para que deambulara por ahí, así se acostumbraría a la casa, y a nuestra presencia, con el frio que hacia fuera no tenía que preocuparme por que se escapara, y además dudaba de que Kumi lo hubiera traído sin haberlo alimentado primero por lo que de momento podría dejarlo a su aire, y centrarme en lo que había mencionado a mi Kumicita. -Bueno señorita es hora del baño y como regalo usted no va a mover un solo dedo. Bromeaba con aquel tono falso de reprimenda mientras la tomaba de la mano y caminábamos lentamente hacia el baño.

Sayumi se emocionó enormemente por su regalo, menciono que ella me había comprado algunas cosas pero que no sería capaz de competir con el precioso regalito que le había hecho. Estábamos tan tiernas cuando ella coloco el gatito entre nosotras era una estampa irrepetible y única. Sayumi me besaba muy dulcemente, y yo estaba encantada de que fuera tan feliz, lo que buscaba es su felicidad y parecía que hoy al menos por un día es lo que tendría. Ella dejaba el gatito en el suelo diciéndome que nombre le iba a poner a lo que yo la mire y le sonreí. - Es un nombre precioso. - Antes de que ella comenzara a arrastrarme al baño yo la miré y le dije. - Espera tengo que dejar suelto a el nuevo amigo de Kitty. - Abrí la otra caja y el monito volvió a subirse a mi cabeza, para luego saltar a la de Sayumi, para rápidamente ir a abrazar a Kitty, parecía que en la tienda ya se habían hecho amigos lo que explicaba por qué se subió a mi cabeza antes de irme.

Después de aquello realmente estaba ya lista y Sayu no dudo en terminar de llevarme al baño, y aunque dudaba realmente si de verdad iba a hacerme algo o no, confiaba en ella, y hoy era un día de amor y no de lujuria por la que la dejaría hacer. - Sayu se delicada, no quiero perderme tú cena. - La abrace muy fuerte y espere a que empezara a desvestirme, porque una cosa era que ella no fuera hacerme nada pervertido por una vez y otra muy diferente es que no fuera a cumplir su palabra haciendo que yo no moviera un dedo y yo iba a consentir su capricho, porque entre otras cosas era mi regalo.

Antes de que pudiera llevarla Kumi libero a otra mascotita, esta sería su propio regalo un monito que rápidamente salto sobre ella y luego sobre mí, simplemente ahora esto era un hogar y estaba lleno de vida. Una vez en el baño comencé a desvestirla, normalmente seria agresiva, y la llevaría hasta la pared para empezar a hacerla mía, pero hoy mi tacto era una pluma, mientras dejaba toda su ropa y la mía en el mueble. Despacio la llevaba hacia el agua jabonosa para empezar a limpiarla con suavidad, sin toqueteo, ni ataques y meterla en la bañera mientras limpiaba la suciedad de todo el día, Kumi debía de estar algo aturdida, no sería la primera vez que en una situación como esta mi cabeza ya estaría entre sus piernas, aun así, yo me contenía, solo por hoy solo por esta vez, mientras me repetía a mí misma en mi mente que debía aguantar.

Después de limpiarla bien simplemente me quede abrazadita a ella dentro del agua, más por mí que por ella, este abrazo me serviría para calmarme, además de demostrar todo mi cariño y amor, Kumi seguramente se encontraría muy a gustito, así que me acerque a su oído para susurrarle. -Espero estés a gustito aunque la noche solo acaba de empezar. Después le di un besito en el cuello y me recosté sobre ella simplemente para disfrutar de su cuerpecito. Estaba muy pendiente del tiempo para que la comida no se quemara, después de tanto tiempo cocinando este plato sabía a la perfección cuanto tiempo dispondría además de que también tenía que mimar a mi Kumicita en cada aspecto posible. El bañito no podría durar mucho más, aun así, aun teníamos un poco de tiempo antes de salir, y yo estaba expectante a ver si Kumi tenía algún tipo de petición ahora, yo la cumpliría sin dudarlo un segundo especialmente en esta fecha tan especial.

Notaba como sus manos limpiaban cada rincón de mi cuerpo y pensaba en que palabras iba a decirle cuando ella se pasara de la raya, pero no ocurrió, mi cara mostraba una completa confusión ante esto, no daba crédito a lo que pasaba pero no ella solo me estaba limpiando, aunque sus manos recorrían cada centímetro de mi piel ella se estaba conteniendo, aquello me dejo sin defensas, Sayumi podía ser tan tierna cuando ella quería ante su abracito y sentir el peso de su cuerpo simplemente no pude contenerme y también le susurre algo al oído. - Cielo... salgamos de la bañera, pero en lo que queda de noche la ropa estará prohibida. -

Mis palabras la descolocarían, no le había dado permisos para dejarnos llevar al menos no aun, pero la estaba tentando a sabiendas, así sería otro de mis regalos para ella, viendo hasta qué punto ella podría mantener su palabra, y no saltar sobre mí, jugaba con ella y ella conmigo, y eso era justo lo que más me gustaba hacer en momentos como este. Salí despacio de la bañera y me dejé secar por ella. Después camine desnuda hasta la chimenea para calentar más la casa, sin ropa sería necesario, ella se encargaría de servir la cena mientras. Cuando estuvo todo servido deje otro de mis regalos sobre su silla, aquella cota de malla que le compre, ya abriría la mía más tarde en cualquier caso no se iba a ir a ninguna parte el paquete. Por último, me senté sin ningún pudor junto a mi hermanita, casi podría notar como se estaba conteniendo, eso me hacía querer provocarla aún más, porque cuando me lo pidiera por favor me limitaría a asentir y dejarme llevar hasta la cama, ahora solo quería saber cuánto podría Sayu contenerse, mientras cenábamos.

Kumi me pido algo, nada más salir las palabras de su boca simplemente me quede aturdida... ¿Cenar sin ropa? Como de loca quería ponerme el objeto de todas mis atenciones, simplemente aquello seria insoportable para mi libido, aun así accedí por su puesto todo esto era para hacerle feliz a ella. Salir de la bañera y secarla cumpliendo lo que le había prometido sí que sería más complicado, no podría dejar de pensar en poseerla, si la miraba fijamente por un par de segundos saltaría sin más. Pude contenerme de puro milagro, pero lo conseguí al menos por ahora, ahora bien, terminar de preparar la cena mientras ella probablemente se encargaba de mantener la casa calentita era sencillo incluso sin ropa, prepare los platos y comencé a servir la mesa.

Comer tan pegadas una junto a otra mientras románticamente nos dábamos la comida mutuamente, estaba nublando mis pensamientos, parecía que Kumi se había propuesto llevarme al extremo hoy, incluso me provocaba, rozaba mi cuerpo de forma torpe fingiendo descuidos, terminar la cena así fue un auténtico suplicio... Mi cuerpo me quemaba... aun así lo logre, entonces para distraer mi mente, aunque solo fuera un segundo, abrí el regalo que Kumi me había comprado. Lo desenvolví sin ningún tipo de cuidado y se trataba de una cota de malla, irónico algo de ropa ahora que estaba desnuda. Entonces la abrace, no pude evitarlo, tal vez toque por menos de un segundo por donde no debía, y la solté con rapidez. -Lo siento Kumi yo... no quería... es decir si quería, eres preciosa, lo que quiero decir es que quería mantener mi palabra. Ella me miro y asintió, sobraron las palabras después de eso, sabía que me daba permiso, que ella me había provocado de mil formas y que ella lo quería tanto como yo, no pude resistirme más y la llevé a la cama, donde pasaríamos toda la noche...