Freites D. Alpha
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Hoy en día… me pregunto muchas cosas. Miro hacia atrás y solo puedo observar un camino rojo, lleno de sangre, lágrimas y sudor. Hoy en día… me pregunto muchas cosas. Miro hacia el presente y solo me dispongo a disfrutar de esta deliciosa taza de café. Hoy… definitivamente me pregunto un montón de cosas. Miro un poco hacia el futuro… y visualizo aquel lugar feliz. Un lugar donde todos podamos ser libres. Quizás esté siendo un poco melancólico y algo ambiguo, pero hoy es uno de esos días donde me provoca pensar en el porqué de muchas cosas.
Pero al final, el resultado siempre será el mismo. A donde sea que yo me dirija, la guerra siempre ira conmigo.
Me encuentro de Mineforge. Una isla conocida por ser auto suficiente, cuyas riquezas son sacadas de la minería. No podría quejarme de algo así, las personas de aquí se ven agradables y parece que la minería forma parte de su día a día. Hable un poco con los lugareños, quienes me dijeron que la isla se divide en tres facciones. Los de esta ciudad, Pikerich, son gente honrada que se concentra en la parte sur de la isla. Los de la ciudad de Rockrime se encuentran en el este. Ciudad donde se comercia con los recursos locales. Básicamente el súper mercado de ciudad. Y la última y la cual capto mi atención, la ciudad de Slavestone. Comandada por una única persona.
- ¿Se encuentra bien? Se le nota algo nervioso – Pregunte al amable caballero que me hablaba de las tres ciudades.
- Si, joven. Me encuentro bien. Solo que la Ciudad de Slevestone es algo muy similar a un campamento minero inmenso. Comandado por un cruel tirano. Lleva un tiempo ya en esta isla. Se acento con puño de hierro en la parte Norte. Amenazo a las otras ciudades, si interfieren con él y sus negocios, lo pagaremos caro.
- Suena como a alguien poderoso. – Dije, mostrándome muy interesado.
- Y lo es. Además de ser alguien cruel. He escuchado rumores de que el y sus seguidores usan esclavos para sacar los recursos de la zona norte.
- ¿Esclavos? – Arquee la ceja derecha.
- Como lo oye, yo que usted no me acercaría mucho a esa zona. De lo contrario, no le aseguro que vuelva a ver la luz del sol.
- Le agradezco por la información, buen hombre. – Incline la cabeza en señal de agradecimiento. – Pero creo que ya se cuidarme solo. Además, este puerto está en la zona oeste ¿no es así? Tienen al enemigo en casa prácticamente.
-Básicamente, sí.
Sin decir nada más, coloqué el dinero del café en la barra y salí del lugar. Era medio día, aún quedaba mucho día por delante. Lo primero que hice fue salir de ese lugar y dirigirme al Norte en búsqueda de aquella ciudad minera. Un alto señor que usa esclavos para la minería. Suena al tipo de persona que más odio.
Creo… que no estaría mal hacer llegar la guerra a ese lugar.
Pero al final, el resultado siempre será el mismo. A donde sea que yo me dirija, la guerra siempre ira conmigo.
Me encuentro de Mineforge. Una isla conocida por ser auto suficiente, cuyas riquezas son sacadas de la minería. No podría quejarme de algo así, las personas de aquí se ven agradables y parece que la minería forma parte de su día a día. Hable un poco con los lugareños, quienes me dijeron que la isla se divide en tres facciones. Los de esta ciudad, Pikerich, son gente honrada que se concentra en la parte sur de la isla. Los de la ciudad de Rockrime se encuentran en el este. Ciudad donde se comercia con los recursos locales. Básicamente el súper mercado de ciudad. Y la última y la cual capto mi atención, la ciudad de Slavestone. Comandada por una única persona.
- ¿Se encuentra bien? Se le nota algo nervioso – Pregunte al amable caballero que me hablaba de las tres ciudades.
- Si, joven. Me encuentro bien. Solo que la Ciudad de Slevestone es algo muy similar a un campamento minero inmenso. Comandado por un cruel tirano. Lleva un tiempo ya en esta isla. Se acento con puño de hierro en la parte Norte. Amenazo a las otras ciudades, si interfieren con él y sus negocios, lo pagaremos caro.
- Suena como a alguien poderoso. – Dije, mostrándome muy interesado.
- Y lo es. Además de ser alguien cruel. He escuchado rumores de que el y sus seguidores usan esclavos para sacar los recursos de la zona norte.
- ¿Esclavos? – Arquee la ceja derecha.
- Como lo oye, yo que usted no me acercaría mucho a esa zona. De lo contrario, no le aseguro que vuelva a ver la luz del sol.
- Le agradezco por la información, buen hombre. – Incline la cabeza en señal de agradecimiento. – Pero creo que ya se cuidarme solo. Además, este puerto está en la zona oeste ¿no es así? Tienen al enemigo en casa prácticamente.
-Básicamente, sí.
Sin decir nada más, coloqué el dinero del café en la barra y salí del lugar. Era medio día, aún quedaba mucho día por delante. Lo primero que hice fue salir de ese lugar y dirigirme al Norte en búsqueda de aquella ciudad minera. Un alto señor que usa esclavos para la minería. Suena al tipo de persona que más odio.
Creo… que no estaría mal hacer llegar la guerra a ese lugar.
Milena "Mili"
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Mili se encontraba extrañada ese día, algo raro. Su vida desde que tenia recuerdos se centraba solo en la rutina, comía un poco, ejercitaba y entrenaba un par de horas y luego se ponía a trabajar ya fuera como carpintera en la mina o moviendo y haciendo trabajo de fuerza que los otros simplemente no eran capaces de hacer y así lo hacia hasta que era hora de cenar y dormir, así había sido casi sin interrupciones durante toda su vida pero ahora había algo diferente, pues su amo la había llamado.
Ahora que lo pensaba, rara vez veía a su amo, él normalmente vivía en una enorme casa fuera de la mina, mucho as limpia y agradable que esta, entre enormes lujos y muy rara vez había ido a la mina, a veces para mirarla o decir algo como “Seguramente pueden hacer que trabaje más” o “enséñenle esto, será útil” cosas así, a veces incluso se dirigía a ella, según otros esclavos “como si fuera un perro” pero como no tenia la menor idea de que cosa era un perro pues, estaba bien con eso, las cosas habían sido así siempre por lo que no las cuestionaba, pero ahora por primera vez en su vida estaba en la casa del amo y frente a él en su oficina esperando que hablara de nuevo por que lo que le había dicho no lograba procesarlo.
-Entonces…
-¿Entonces qué? ¿No pusiste atención a lo que te dije?
-Dijo que saldríamos unos días a una isla vecina, que tomaríamos el barco mañana por la mañana así que saldríamos hoy, que veríamos a un amigo suyo y que como no creía que tuviera a una gyojin hembra iría con ustedes.
-Si, es correcto, entonces ¿Qué no entendiste?
-¿Qué es isla? ¿Y que es vecina? ¿Y que es amigo? ¿Y que es gyojin? ¿Y que es hembra?
Todos en el lugar se quedaron en silencio unos minutos después el hombre suspiro.
-No te preocupes solo quiero advertirte que mas te vale que te portes bien.
-¿Qué es advertirte?
-Que te portaras bien!
-Si, siempre me porto bien ¿No es así?
El hombre sonrió al escuchar lo que la chica decía.
-Tendremos que esposarte, ¿Sabes qué es eso?
-Sip, a veces lo hacen a los esclavos que se… ¿He hecho algo incorrecto amo?
Varios hombres rieron al escucharla hablar tan mansita pese a su enorme tamaño y fuerza.
-No, solo será más seguro, así que mas te vale no quitarte las esposas.
-No amo.
Mili tendió las manos y dejo que la esposaran sin problemas, para después llevarla a una carroza, donde la subieron, la carroza tenia rejas y cerraron la puerta por fuera pero eso no le importaba lo mas mínimo, toda su vida había sido enseñara a obedecer al amo y si él quería que se portara bien eso es lo que haría, así debían ser las cosas.
Ahora que lo pensaba, rara vez veía a su amo, él normalmente vivía en una enorme casa fuera de la mina, mucho as limpia y agradable que esta, entre enormes lujos y muy rara vez había ido a la mina, a veces para mirarla o decir algo como “Seguramente pueden hacer que trabaje más” o “enséñenle esto, será útil” cosas así, a veces incluso se dirigía a ella, según otros esclavos “como si fuera un perro” pero como no tenia la menor idea de que cosa era un perro pues, estaba bien con eso, las cosas habían sido así siempre por lo que no las cuestionaba, pero ahora por primera vez en su vida estaba en la casa del amo y frente a él en su oficina esperando que hablara de nuevo por que lo que le había dicho no lograba procesarlo.
-Entonces…
-¿Entonces qué? ¿No pusiste atención a lo que te dije?
-Dijo que saldríamos unos días a una isla vecina, que tomaríamos el barco mañana por la mañana así que saldríamos hoy, que veríamos a un amigo suyo y que como no creía que tuviera a una gyojin hembra iría con ustedes.
-Si, es correcto, entonces ¿Qué no entendiste?
-¿Qué es isla? ¿Y que es vecina? ¿Y que es amigo? ¿Y que es gyojin? ¿Y que es hembra?
Todos en el lugar se quedaron en silencio unos minutos después el hombre suspiro.
-No te preocupes solo quiero advertirte que mas te vale que te portes bien.
-¿Qué es advertirte?
-Que te portaras bien!
-Si, siempre me porto bien ¿No es así?
El hombre sonrió al escuchar lo que la chica decía.
-Tendremos que esposarte, ¿Sabes qué es eso?
-Sip, a veces lo hacen a los esclavos que se… ¿He hecho algo incorrecto amo?
Varios hombres rieron al escucharla hablar tan mansita pese a su enorme tamaño y fuerza.
-No, solo será más seguro, así que mas te vale no quitarte las esposas.
-No amo.
Mili tendió las manos y dejo que la esposaran sin problemas, para después llevarla a una carroza, donde la subieron, la carroza tenia rejas y cerraron la puerta por fuera pero eso no le importaba lo mas mínimo, toda su vida había sido enseñara a obedecer al amo y si él quería que se portara bien eso es lo que haría, así debían ser las cosas.
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Akuma no mi
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Ya mucho me sorprendía toparme con este tipo de situaciones. Si muy bien no era común toparse con criminales que utilizaban el esclavismo como método de negocio, he de admitir que encontrar personas consumidoras de ese mercado era más común de cierta manera. Muchos se regocijaban y se enorgullecían de tener la capacidad de comprar vidas. De hecho, ese era el tipo de gente que yo más despreciaba. De hecho, me lo estaba tomando un poco personal. Ya haber tenido ha Nassor anteriormente como capitán y, haber aprendido gracias a él la importancia de la vida en sí. La vida era preciosa y cada quien es libre de disfrutarla como le plazca, nadie tiene el derecho de privar a nadie de su libertad.
Aunque algunos casos podrían variar.
- ¿Qué ocurre, Alpha? – Pregunto Suzaku. Estábamos camino a Slevestone. – Te noto enojado.
- ¿Cómo no estarlo? Ya de me sienta haber aprendido a la mala lo molesto e irritante que pueden llegar a ser los criminales. Pero ahora que me topé con consumidores de su mercado enfermo… esto no se puede quedar así. Ademas, ya es un fastidio que todo el mundo se ponga tenso al verme la cara en cada bar y lugar que piso. Al menos el cantinero si fue amable y me trato como un cliente más.
- ¿Y qué podemos hacer para evitarlo, Alpha? - Pregunto Logi. Apareciendo justo a mi costado mirando hacia el frente. – ¿No te lo estas tomando muy personal?
- Puede que sí, Logi. Pero es algo que hago en honor a mi amigo, Nassor. A él le debo mucho y fue un gran maestro mientras fue mi capitán. Ahora está en su nuevo camino a pesar de su avanzada edad. Pero incluso yo he de decir que enfrentarlo sería algo donde alguno saldría muerto.
- ¿Por qué enfrentarías a tu antiguo capitán ¿Alpha? – Pregunto Thor, mientras movia su lengua hacia la izquierda. – Acaso no son buenos amigos.
- Y claro que lo somos, pero eso no quita que algún día nuestros intereses no se vean afectados en un futuro. Él es un revolucionario y yo soy un pirata. Él lucha por la seguridad y un futuro guiados por su líder, en pro y por el bien de la gente. Yo soy un pirata que vive como le place y simplemente buscar placer a través de la batalla y vivir aventuras con la familia. Eso no evita que saqueemos y robemos si se nos da la oportunidad. Esto que estoy a punto de hacer, es simplemente un favor que le estoy haciendo.
- ¿Y porque tan seguro que lucharan? – Pregunto la plumífera.
- Porque ya he conocido a su líder. Él y yo no compartimos el mismo punto de vista. Yo buscare al resto de los Freites que quedan en la Red line y les hará pagar por la muerte de madre. Si tengo que destruir toda su ciudad, lo haré. En cuanto a su líder… el desea que todo sea tan silencioso como alfiler cayendo al suelo.
>>Ademas, no estoy listo para encarar a un Dexter Black enojado.
Llegamos a una gran muralla. Era grande, echa de madera. Me quedé detallándola por un rato y me di cuenta que, a un costado a lo lejos, estaba una gran puerta de madera. Cabalgaba sobre la plumífera y me acerque a la entrada. Era curioso que nadie estuviera vigilándola por fuera, pero me di cuenta que esta tenía una pequeña ventanita, la cual me acerque y me dispuse a tocar.
- A ver, quien rayos es… - El hombre que abrió la ventanilla se quedó mudo al darse cuenta de mi presencia. – T-Tu… ¿Qué haces aquí?
- ¿Yo? Mato mi aburrimiento. - Dije mientras tomaba mi alabarda en mano y me preparaba para derribar la puerta.
- ¡Den la alarma! ¡Rápido! ¡Nos atacan! ¡Es Freites D. Alpha!
El hombre corrió al interior y comenzó a avisar sobre mi llegada. Eso me daba algo de emoción. Utilice la tormenta de leyenda y derribe aquella entrada de un solo corte. El resto de los troncos habrían salido volando en todas direcciones.
- ¡Thor! ¡Logi! Ha trabajar…
- ¡Si, Alpha!
Aunque algunos casos podrían variar.
- ¿Qué ocurre, Alpha? – Pregunto Suzaku. Estábamos camino a Slevestone. – Te noto enojado.
- ¿Cómo no estarlo? Ya de me sienta haber aprendido a la mala lo molesto e irritante que pueden llegar a ser los criminales. Pero ahora que me topé con consumidores de su mercado enfermo… esto no se puede quedar así. Ademas, ya es un fastidio que todo el mundo se ponga tenso al verme la cara en cada bar y lugar que piso. Al menos el cantinero si fue amable y me trato como un cliente más.
- ¿Y qué podemos hacer para evitarlo, Alpha? - Pregunto Logi. Apareciendo justo a mi costado mirando hacia el frente. – ¿No te lo estas tomando muy personal?
- Puede que sí, Logi. Pero es algo que hago en honor a mi amigo, Nassor. A él le debo mucho y fue un gran maestro mientras fue mi capitán. Ahora está en su nuevo camino a pesar de su avanzada edad. Pero incluso yo he de decir que enfrentarlo sería algo donde alguno saldría muerto.
- ¿Por qué enfrentarías a tu antiguo capitán ¿Alpha? – Pregunto Thor, mientras movia su lengua hacia la izquierda. – Acaso no son buenos amigos.
- Y claro que lo somos, pero eso no quita que algún día nuestros intereses no se vean afectados en un futuro. Él es un revolucionario y yo soy un pirata. Él lucha por la seguridad y un futuro guiados por su líder, en pro y por el bien de la gente. Yo soy un pirata que vive como le place y simplemente buscar placer a través de la batalla y vivir aventuras con la familia. Eso no evita que saqueemos y robemos si se nos da la oportunidad. Esto que estoy a punto de hacer, es simplemente un favor que le estoy haciendo.
- ¿Y porque tan seguro que lucharan? – Pregunto la plumífera.
- Porque ya he conocido a su líder. Él y yo no compartimos el mismo punto de vista. Yo buscare al resto de los Freites que quedan en la Red line y les hará pagar por la muerte de madre. Si tengo que destruir toda su ciudad, lo haré. En cuanto a su líder… el desea que todo sea tan silencioso como alfiler cayendo al suelo.
>>Ademas, no estoy listo para encarar a un Dexter Black enojado.
Llegamos a una gran muralla. Era grande, echa de madera. Me quedé detallándola por un rato y me di cuenta que, a un costado a lo lejos, estaba una gran puerta de madera. Cabalgaba sobre la plumífera y me acerque a la entrada. Era curioso que nadie estuviera vigilándola por fuera, pero me di cuenta que esta tenía una pequeña ventanita, la cual me acerque y me dispuse a tocar.
- A ver, quien rayos es… - El hombre que abrió la ventanilla se quedó mudo al darse cuenta de mi presencia. – T-Tu… ¿Qué haces aquí?
- ¿Yo? Mato mi aburrimiento. - Dije mientras tomaba mi alabarda en mano y me preparaba para derribar la puerta.
- ¡Den la alarma! ¡Rápido! ¡Nos atacan! ¡Es Freites D. Alpha!
El hombre corrió al interior y comenzó a avisar sobre mi llegada. Eso me daba algo de emoción. Utilice la tormenta de leyenda y derribe aquella entrada de un solo corte. El resto de los troncos habrían salido volando en todas direcciones.
- ¡Thor! ¡Logi! Ha trabajar…
- ¡Si, Alpha!
Milena "Mili"
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La carroza empezó a moverse y Mili curiosa no pudo evitar mirar hacia afuera, quería conocer el exterior pues esta era la primera vez que podía salir del complejo en el que era mantenida junto con todos los demás esclavos, era para ella algo totalmente nuevo. Partieron hacia la puerta del lugar y apenas iban a llegar cuando se escucho un gran grito, rápidamente varios hombres corrieron hacia la puerta que se vio atacada, lo malo es que como estaban a punto de salir quien quiera que haya sido quien golpeó la puerta lo hizo en un momento en que esta estaba casi totalmente abierta, sin ninguno de los enormes cerrojos que la mantenían asegurada normalmente, por eso al recibir el primer golpe la puerta se abrió súbitamente, incluso medio cerrándose de nuevo al momento de llegar al límite de su bisagra.
- ¡Es Freites D. Alpha!
Se alcanzo a escuchar, Mili ladeo la cabeza extrañada, ¿Quién rayos era Freites D. Alpha? Pero de repente se vio golpeada contra la pared del vagón cuando quien conducía los caballos, totalmente apanicado golpeo a estos y salió desbocado hacia la entrada, junto con varios de los que formaban la caravana, quizás queriendo escapar del lugar antes de que comenzara una batalla, quizás dominados por el pánico o quizás simplemente queriendo arrollar a esa persona con mas de cincuenta caballos que formaban la caravana, no sabía, lo único que sabia Mili es que de repente se vio suspendida en el aire cuando la carreta salió volando por este sin saber por qué y después esta se hacia pedazos al golpearse contra el suelo, Mili se protegió con sus brazos y salió rodando de los restos de la carroza, hasta detenerse a varios metros del destrozado vehículo.
-Se supone que no debía salir… me van a regañar…
- ¡Es Freites D. Alpha!
Se alcanzo a escuchar, Mili ladeo la cabeza extrañada, ¿Quién rayos era Freites D. Alpha? Pero de repente se vio golpeada contra la pared del vagón cuando quien conducía los caballos, totalmente apanicado golpeo a estos y salió desbocado hacia la entrada, junto con varios de los que formaban la caravana, quizás queriendo escapar del lugar antes de que comenzara una batalla, quizás dominados por el pánico o quizás simplemente queriendo arrollar a esa persona con mas de cincuenta caballos que formaban la caravana, no sabía, lo único que sabia Mili es que de repente se vio suspendida en el aire cuando la carreta salió volando por este sin saber por qué y después esta se hacia pedazos al golpearse contra el suelo, Mili se protegió con sus brazos y salió rodando de los restos de la carroza, hasta detenerse a varios metros del destrozado vehículo.
-Se supone que no debía salir… me van a regañar…
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La primera línea de defensa había sido travesada. Bien. Podía ver a todas las personas correr y re posicionarse, buscando cobertura o simplemente buscando escapar. ¿Acaso tanto miedo causaba? Bueno, supongo que yo no, pero yo también saldría corriendo si fuera alguien incapaz de defenderme de una nube de relámpagos y un fuego con vida propia. Hablando de ellos, puedo ver cómo están al asecho. De manera sonriente quemando y electrocutando a los que podía. Ojeo rápidamente y puedo ver que la cantidad de personas que se encontraban cuidando la entrada no pasaban de la docena. A simple viste débiles. Curioso, realmente curioso. Quizás los más fuertes se ocupaban de proteger al mandamas.
Al menos… es lo que a mí me parece lógico.
- Alpha, mira. – Me señalo Suzaku con el pico. Desde lo lejos podía ver como una caravana arrastrada por muchos caballos se aproximaba. Ladee un poco la cabeza tratando de detallar un poco más, mas no podía ver hacia el interior. Aunque por la cara que puso el carretero, parecía que el contenido de la misma sería algo de mucho valor, pues apenas al verme y escuchar los gritos con mi nombre, no dudo en dar marcha al carruaje. ¿Cincuenta caballos? No era posible para mi detenerlos a fuerza bruta, pero quizás si podía usar algo más.
-¡Logi! – El fuego inmediatamente vino a mi llamado. Yo lo tome con mi mano e inmediatamente apunte al suelo. – Flamethrower… - Provoqué una llamara y la guie de manera vertical, con la intención de provocar una línea de fuego. Esto había provocado asustar a los caballos que, inmediatamente al ver esto, frenaron en seco, aunque de manera muy desastrosa. Haciendo que el carruaje saliera volando por los aires. – Bien… - Solté a la flama. Para mi mala suerte, la caravana venia justo sobre la plumífera y sobre mí. Aunque eso no fue problema, ya la velocidad y los reflejos de Suzaku eran suficientes para mantenerme seguro de aquella situación, desplazándonos rápidamente hacia un costado.
- Un poco desastroso ¿No lo crees? – Dije a mi compañera.
- Caótico, diría yo. – Ella decía respondia. – Probablemente este ha sido nuestro asalto más caótico hasta la fecha.
- Si es lo más seguro.
Era un desastre, al fin y al cabo. Suspiraba al ver que no había nada aparentemente de valor en los escombros, los cuales movia con mi alabarda, escarvando entre la madera destrozada. – Nada. – Fue la respuesta que encontra.
- ¡Alpha! – Me llamaba Thor. – He visto esta chica salir del carroaje. – Él estaba a un costado de ella mirándole. Levante la ceja izquierda ¿Ella era lo que tanto trataban de proteger? Era un Gyojing. De rubia caballera y cuerpo despampanante. Sin mencionar sus cortas ropas… ella era atractiva, no lo podía negar. Pero quitando todo eso ¿Por qué estaba allí? ¿Y por qué el carretero trataba de sacarla de aquí?
- ¿Qué tenemos aquí? – Pregunte mientras Suzaku me llevaba hasta ella. - ¿Quién eres? – Le preguntaba mientras le apuntaba con mi alabarda.
Al menos… es lo que a mí me parece lógico.
- Alpha, mira. – Me señalo Suzaku con el pico. Desde lo lejos podía ver como una caravana arrastrada por muchos caballos se aproximaba. Ladee un poco la cabeza tratando de detallar un poco más, mas no podía ver hacia el interior. Aunque por la cara que puso el carretero, parecía que el contenido de la misma sería algo de mucho valor, pues apenas al verme y escuchar los gritos con mi nombre, no dudo en dar marcha al carruaje. ¿Cincuenta caballos? No era posible para mi detenerlos a fuerza bruta, pero quizás si podía usar algo más.
-¡Logi! – El fuego inmediatamente vino a mi llamado. Yo lo tome con mi mano e inmediatamente apunte al suelo. – Flamethrower… - Provoqué una llamara y la guie de manera vertical, con la intención de provocar una línea de fuego. Esto había provocado asustar a los caballos que, inmediatamente al ver esto, frenaron en seco, aunque de manera muy desastrosa. Haciendo que el carruaje saliera volando por los aires. – Bien… - Solté a la flama. Para mi mala suerte, la caravana venia justo sobre la plumífera y sobre mí. Aunque eso no fue problema, ya la velocidad y los reflejos de Suzaku eran suficientes para mantenerme seguro de aquella situación, desplazándonos rápidamente hacia un costado.
- Un poco desastroso ¿No lo crees? – Dije a mi compañera.
- Caótico, diría yo. – Ella decía respondia. – Probablemente este ha sido nuestro asalto más caótico hasta la fecha.
- Si es lo más seguro.
Era un desastre, al fin y al cabo. Suspiraba al ver que no había nada aparentemente de valor en los escombros, los cuales movia con mi alabarda, escarvando entre la madera destrozada. – Nada. – Fue la respuesta que encontra.
- ¡Alpha! – Me llamaba Thor. – He visto esta chica salir del carroaje. – Él estaba a un costado de ella mirándole. Levante la ceja izquierda ¿Ella era lo que tanto trataban de proteger? Era un Gyojing. De rubia caballera y cuerpo despampanante. Sin mencionar sus cortas ropas… ella era atractiva, no lo podía negar. Pero quitando todo eso ¿Por qué estaba allí? ¿Y por qué el carretero trataba de sacarla de aquí?
- ¿Qué tenemos aquí? – Pregunte mientras Suzaku me llevaba hasta ella. - ¿Quién eres? – Le preguntaba mientras le apuntaba con mi alabarda.
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Mili se levantó mirando hacia todos lados un poco adolorida, en su cuerpo había varios cortesitos y una que otra astilla clavada pero nada más. El conductor de los caballos al ver que todo había sido destruido solo atino a salir corriendo sin que la chica comprendiera porque, así que levanto la mano para llamarlo.
-¡Oye! ¡Estas olvidando la carreta!
Le grito pero el hombre no se detuvo, ni siquiera se dio la vuelta para mirar que pasaba haciendo que Mili se rascara la cabeza.
-Seguro tiene que llegar a tiempo a la ciudad pero si llega sin carreta lo van a… ¿He?
En eso se dio cuenta de que estaba levantando una mano y la otra la tenía a la altura de la cintura y eso solo podía ser posible de una manera, se miró las esposas y vio como la cadena entre ambas estaba rota, haciendo que pudiera mover sus manos libremente, sus ojos se abrieron como platos al ver la cadena rota, las esposas rotas, lo único que le habían dicho en el viaje es que no se las quitara, trago saliva y empezó a ver por todos lados.
-¡POR AQUÍ DEBE HABER ALGO PARA PEGARLAS! ¡ME VAN A REGAÑAR SI ME VEN ASÍ PERO NO ES MI CULPA! ¡CON RAZÓN EL CORRIÓ PERO SI CORRO ME VAN A REGAÑAR MAS COMO CUANDO PERSEGUÍ AL GATO QUE SE ROBO MI PESCADO! No no no no no no no por aquí debe haber algo rápido rápido antes de que lo vean
Se fue hacia donde estaban los escombros cuando se quedó paralizada al ver a un hombre, pero se alivió un poco al ver que no lo conocía por lo que no era ni un guardia ni un esclavo ni nada parecido así que quizás podría ayudarla, se acercó a él mostrándole las esposas.
-¿Puedes ayudarme a pegarlas antes de que me regañen?
-¡Oye! ¡Estas olvidando la carreta!
Le grito pero el hombre no se detuvo, ni siquiera se dio la vuelta para mirar que pasaba haciendo que Mili se rascara la cabeza.
-Seguro tiene que llegar a tiempo a la ciudad pero si llega sin carreta lo van a… ¿He?
En eso se dio cuenta de que estaba levantando una mano y la otra la tenía a la altura de la cintura y eso solo podía ser posible de una manera, se miró las esposas y vio como la cadena entre ambas estaba rota, haciendo que pudiera mover sus manos libremente, sus ojos se abrieron como platos al ver la cadena rota, las esposas rotas, lo único que le habían dicho en el viaje es que no se las quitara, trago saliva y empezó a ver por todos lados.
-¡POR AQUÍ DEBE HABER ALGO PARA PEGARLAS! ¡ME VAN A REGAÑAR SI ME VEN ASÍ PERO NO ES MI CULPA! ¡CON RAZÓN EL CORRIÓ PERO SI CORRO ME VAN A REGAÑAR MAS COMO CUANDO PERSEGUÍ AL GATO QUE SE ROBO MI PESCADO! No no no no no no no por aquí debe haber algo rápido rápido antes de que lo vean
Se fue hacia donde estaban los escombros cuando se quedó paralizada al ver a un hombre, pero se alivió un poco al ver que no lo conocía por lo que no era ni un guardia ni un esclavo ni nada parecido así que quizás podría ayudarla, se acercó a él mostrándole las esposas.
-¿Puedes ayudarme a pegarlas antes de que me regañen?
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