Arny Sanskari
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-Osmio. Bar Widow. Plaza central.- Arny tomaba nota mental de los datos que aquel pobre infeliz soltaba presa del pánico... y los golpes, pero sobre todo el pánico.
Anteriormente el navegante había estudiado las islas que formaban la senda del futuro, conocía Dark Dome, sabía lo que se podía cocer en el interior de aquella extraña cúpula, pero ver la confirmación en el periódico días atrás tan solo habían reforzado su determinación.
Lo que tenía que decidir ahora era si aquello lo hacía por venganza o por eliminar aquel mal del mundo, una forma sangrienta de realizar un acto altruista. Lo que devolvía los pensamientos del mink de nuevo a la venganza al imaginarse creativas formas de hacer sufrir a los esclavistas, por que no entendía otro modo de cambiar la situación. No veía una forma diplomática de librar al mundo de la esclavitud. No había ninguna otra manera que no fuese la violencia, era la única forma de comunicación que entendían quienes se lucraban con las vidas de los demás.
-Plaza central- asintió al regreso de Tilikum -Es un comienzo, aunque o tengo mucha idea de donde está, busquemos uno de esos mapas que indican tu posición en la ciudad. Con un vistazo a uno de esos será suficiente- aseguró con la tranquilidad de quien ha hecho eso muchas otras veces -Y no hace falta que te cubras- comentó -Si alguien quiere capturarnos estaremos aun más cerca de encontrar lo que estamos buscando-
Arny había doblado y guardado la bata de científico con la que solía vestirse desde que comenzó a introducirse en el mundo de las ciencias en Nueva Ohara. Dejando al descubierto su cuerto, tan solo vestido con su taparrabos.
Se colocó de nuevo en la espalda la mochila de viaje que siempre llevaba consigo, y comenzó a caminar erguido, orgulloso, con una mirada de acero y un rictus serio en dirección al siguiente cruce donde seguramente encontrase el mapa que necesitaba.
Las calles, iluminadas por farolas, se veían cuidadas pese al desorden. Casi como si alguien quisiera dar mal aspecto a una ciudad que no estaba tan desatendida en realidad. O como si los diligentes gobernantes de implicasen en la conservación pero la población ensuciase todo sin importarles nada. Tal vez una mezcla, pero era extraño encontrar las carreteras y caminos, las fachadas y locales cuidados y reparados donde había hecho falta. En contraste con la cantidad de roña y basura que había por todos lados. El olor a usado y la densa carga de partículas contaminantes en el aire que la cúpula mantenía encerradas dentro de la ciudad. El efecto invernadero en su versión más dañina y contaminante. Con la inestimable ayuda de la falta total de vegetación en la ciudad que ayude a renovar el oxigeno.
-Odio esa cúpula- dijo el mink de repente a su compañero -Odio esta ciudad donde han conseguido mantener encerrado hasta el propio aire, contaminándolo tanto como sus corazones- Los puños apretados de Arny y los marcados músculos maxilares, mostraban la tensión del ornitorrinco. -Ahí hay un cartel con un mapa, vamos- sugirió sin esperar respuesta antes de comenzar a caminar en aquella dirección.
-Hmm... Si la escala del mapa esta bien, a una velocidad media similar a como hemos venido hasta ahora, tardaremos unos treinta y cinco minutos en llegar al centro- Los cálculos sobre mapas de ciudades se le daban bastante bien al navegante, que no en vano ya había dibujado unos cuantos con su propio puño.
Arny lamentaba no poder volar en aquella situación ni galopar al máximo de su velocidad. No le importaba llamar la atención de los esclavistas y sus avisadores por su raza, pero prefería mantener en secreto tanto tiempo como fuese posible, que era un usuario de Akuma.
-Dirección sur hasta aquí- comentó con Tilikum -Y luego cruzar ese mercado es la ruta más rápida. Además es posible que el mercado esté lleno de gente, así que una vez lleguemos, podemos decidir que hacer según esté la situación, ¿Te parece?- preguntó
Anteriormente el navegante había estudiado las islas que formaban la senda del futuro, conocía Dark Dome, sabía lo que se podía cocer en el interior de aquella extraña cúpula, pero ver la confirmación en el periódico días atrás tan solo habían reforzado su determinación.
Lo que tenía que decidir ahora era si aquello lo hacía por venganza o por eliminar aquel mal del mundo, una forma sangrienta de realizar un acto altruista. Lo que devolvía los pensamientos del mink de nuevo a la venganza al imaginarse creativas formas de hacer sufrir a los esclavistas, por que no entendía otro modo de cambiar la situación. No veía una forma diplomática de librar al mundo de la esclavitud. No había ninguna otra manera que no fuese la violencia, era la única forma de comunicación que entendían quienes se lucraban con las vidas de los demás.
-Plaza central- asintió al regreso de Tilikum -Es un comienzo, aunque o tengo mucha idea de donde está, busquemos uno de esos mapas que indican tu posición en la ciudad. Con un vistazo a uno de esos será suficiente- aseguró con la tranquilidad de quien ha hecho eso muchas otras veces -Y no hace falta que te cubras- comentó -Si alguien quiere capturarnos estaremos aun más cerca de encontrar lo que estamos buscando-
Arny había doblado y guardado la bata de científico con la que solía vestirse desde que comenzó a introducirse en el mundo de las ciencias en Nueva Ohara. Dejando al descubierto su cuerto, tan solo vestido con su taparrabos.
Se colocó de nuevo en la espalda la mochila de viaje que siempre llevaba consigo, y comenzó a caminar erguido, orgulloso, con una mirada de acero y un rictus serio en dirección al siguiente cruce donde seguramente encontrase el mapa que necesitaba.
Las calles, iluminadas por farolas, se veían cuidadas pese al desorden. Casi como si alguien quisiera dar mal aspecto a una ciudad que no estaba tan desatendida en realidad. O como si los diligentes gobernantes de implicasen en la conservación pero la población ensuciase todo sin importarles nada. Tal vez una mezcla, pero era extraño encontrar las carreteras y caminos, las fachadas y locales cuidados y reparados donde había hecho falta. En contraste con la cantidad de roña y basura que había por todos lados. El olor a usado y la densa carga de partículas contaminantes en el aire que la cúpula mantenía encerradas dentro de la ciudad. El efecto invernadero en su versión más dañina y contaminante. Con la inestimable ayuda de la falta total de vegetación en la ciudad que ayude a renovar el oxigeno.
-Odio esa cúpula- dijo el mink de repente a su compañero -Odio esta ciudad donde han conseguido mantener encerrado hasta el propio aire, contaminándolo tanto como sus corazones- Los puños apretados de Arny y los marcados músculos maxilares, mostraban la tensión del ornitorrinco. -Ahí hay un cartel con un mapa, vamos- sugirió sin esperar respuesta antes de comenzar a caminar en aquella dirección.
-Hmm... Si la escala del mapa esta bien, a una velocidad media similar a como hemos venido hasta ahora, tardaremos unos treinta y cinco minutos en llegar al centro- Los cálculos sobre mapas de ciudades se le daban bastante bien al navegante, que no en vano ya había dibujado unos cuantos con su propio puño.
Arny lamentaba no poder volar en aquella situación ni galopar al máximo de su velocidad. No le importaba llamar la atención de los esclavistas y sus avisadores por su raza, pero prefería mantener en secreto tanto tiempo como fuese posible, que era un usuario de Akuma.
-Dirección sur hasta aquí- comentó con Tilikum -Y luego cruzar ese mercado es la ruta más rápida. Además es posible que el mercado esté lleno de gente, así que una vez lleguemos, podemos decidir que hacer según esté la situación, ¿Te parece?- preguntó
Hikari
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-Pues tienes razón, la costumbre supongo...- Comenté mientras con energía y ganas me quité el maldito plástico que no dejaba traspirar mi piel, me acababa de meter en el agua, estaba hidratado pero odiaba la ropa que me cubría, excepto si tenía su elegancia, entonces podía soportarla... Una vez tiré la lona de plástico me abrí un poco la camisa mostrando algo de pecho, el aire no era agradable pero si íbamos a pelear, necesitaría movilidad y la camisa me apretaba... -Si alguien quiere capturarnos, no me contendré, mataré a todos y cada uno de los que lo intenten, por si acaso lo consiguen, que no les haya salido barato...- No pensaba dejar a nadie más vivo como al de la información, si alguno intentaba dejarme entre rejas nuevamente, acabaría con el lo más rápido que pudiera, a la mínima que me salga la ocasión...
Tras las palabras del peludo mink -Podemos decidir que hacer según esté la situación, ¿Te parece?- Miré el mapa, también era navegante pero mis cálculos no eran tan correctos como los suyos -Sí, calculo unos treinta/cincuenta minutos. Tranquilo, te puedo asegurar que por mi experiencia en una ciudad como esta, al pasar por el mercado ya seremos objetivo de alguien... Aún que sin notar a nadie, puedo asegurarte que ya nos están siguiendo- No, no tenía pruebas, pero en esta isla eramos unos caramelos muy jugosos... -Por lo que he podido averiguar mi compañero... Bueno, capitán que le debo mi liberación debería estar por esta isla, contar con su fuerza no nos vendría mal, tampoco es humano y tampoco le tiene aprecio a los... Bueno, a nada, pero quizás le interesa nuestro objetivo... Lástima que lleve tres islas de Gran Line buscando a ese maldito murciélago y no aparezca...- Comenté pensando en que su fuerza bruta y alas serían algo que agradecer en esta cruzada...
Caminando hacia el mercado pude notar, es más, pude ver como la gente nos miraba con ojos de sorpresa, de desafío, miedo, ira y hasta diría que deseo... -Creo que hemos llamado la atención- Comenté mientras notaba que nos seguían... -Me da mala espina, quizás sea mi paranoia, pero juraría que nos están siguiendo desde el cartel...- Y no me equivocaba, bueno no por mucho pues yo noté al acercarnos al mercado una mirada penetrante en mi nuca...
Narrativo:
Tras salir de puerto, Tilikum fue divisado por una persona con el rostro cubierto, por una mascara de hierro, cabeza cubierta, protectores dorados simulando el oro y daga en mano. Esta persona sacó un den den mushi y avisó a alguien de que había un tritón en la ciudad, rápidamente esta persona sospechosa se puso a seguir a Tilikum. Sus pisadas no hacían ruido, sus movimientos parecían no producir sonido alguno, sabía como esconderse a la perfección, pero les estaba siguiendo, cuando Arny y el tritón llegaron al mapa ya habían tres personas vestidas iguales en la persecución, una iba por los tejados, saltaba bastante lejos, otra a la espalda de ellos y la tercera se adelantaba a sus pasos y les visualizaba desde el flanco Noroeste. Tilikum era un paranoico, claramente no podía saber que le estaban persiguiendo, pero sus deducciones, sus sospechas y victimismo le hacían estar en la idea correcta...
Tras las palabras del peludo mink -Podemos decidir que hacer según esté la situación, ¿Te parece?- Miré el mapa, también era navegante pero mis cálculos no eran tan correctos como los suyos -Sí, calculo unos treinta/cincuenta minutos. Tranquilo, te puedo asegurar que por mi experiencia en una ciudad como esta, al pasar por el mercado ya seremos objetivo de alguien... Aún que sin notar a nadie, puedo asegurarte que ya nos están siguiendo- No, no tenía pruebas, pero en esta isla eramos unos caramelos muy jugosos... -Por lo que he podido averiguar mi compañero... Bueno, capitán que le debo mi liberación debería estar por esta isla, contar con su fuerza no nos vendría mal, tampoco es humano y tampoco le tiene aprecio a los... Bueno, a nada, pero quizás le interesa nuestro objetivo... Lástima que lleve tres islas de Gran Line buscando a ese maldito murciélago y no aparezca...- Comenté pensando en que su fuerza bruta y alas serían algo que agradecer en esta cruzada...
Caminando hacia el mercado pude notar, es más, pude ver como la gente nos miraba con ojos de sorpresa, de desafío, miedo, ira y hasta diría que deseo... -Creo que hemos llamado la atención- Comenté mientras notaba que nos seguían... -Me da mala espina, quizás sea mi paranoia, pero juraría que nos están siguiendo desde el cartel...- Y no me equivocaba, bueno no por mucho pues yo noté al acercarnos al mercado una mirada penetrante en mi nuca...
Narrativo:
Tras salir de puerto, Tilikum fue divisado por una persona con el rostro cubierto, por una mascara de hierro, cabeza cubierta, protectores dorados simulando el oro y daga en mano. Esta persona sacó un den den mushi y avisó a alguien de que había un tritón en la ciudad, rápidamente esta persona sospechosa se puso a seguir a Tilikum. Sus pisadas no hacían ruido, sus movimientos parecían no producir sonido alguno, sabía como esconderse a la perfección, pero les estaba siguiendo, cuando Arny y el tritón llegaron al mapa ya habían tres personas vestidas iguales en la persecución, una iba por los tejados, saltaba bastante lejos, otra a la espalda de ellos y la tercera se adelantaba a sus pasos y les visualizaba desde el flanco Noroeste. Tilikum era un paranoico, claramente no podía saber que le estaban persiguiendo, pero sus deducciones, sus sospechas y victimismo le hacían estar en la idea correcta...
- los perseguidores:
Prometheus D. Katyon
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—Venga, dame la pasta —dijo un chaval.
—No... No la tengo... ¡Pero pagaré pronto! ¡Lo prometo! —respondió otro chaval, algo asustado.
Caminé por el estrecho callejón, provocando toda clase de sombras siniestras a causa de las llamas que intensamente ardían en mi espalda. Normalmente hubiese ignorado aquella disputa, me daba completamente igual, pero el que pedía su dinero de vuelta me encaró. Y yo no estaba de humor; aquella isla comenzaba a desagradarme y no lograba encontrar el camino de vuelta hacia mi barco.
—¿Y tú qué quieres? ¿Eres amigo de este mequetrefe? ¿Tienes su dinero? Si no es así, más vale que te largues —adoptó un semblante confiado—. ¿Sabes para quién trabajo?
Lo miré de arriba abajo. Realmente era un mocoso barba inexistente, con más aspecto de niño mimado que de pandillero, y su mera presencia me irritaba. Si tan solo no hubiera estado ahí y no me hubiera dirigido la palabra habría vivido un día más. Pero tuvo que ponerse chulo. Levanté mi kanabo y lo dejé caer sobre su cabeza con un movimiento rápido. No lo vio venir. Su cráneo se hundió, sus ojos volaron y la sangre salió disparada en varias direcciones. Un poco más atrás había dos compañeros suyos que estaban vigilando la salida del callejón. Al ver lo ocurrido salieron corriendo sin mirar atrás, y no tenía ánimos para perseguirlos. Mejor, que contaran lo que había hecho. Así la gente se daría cuenta de quién estaba al mando en realidad. Las mafias y grupos criminales organizados del lugar empezaban a molestarme, como enormes moscas que revolotean alrededor de tu cabeza constantemente, y yo a las moscas las aplasto.
—¡Guau, muchas gracias! —dijo el muchacho que se había librado de una poco agradable fractura de huesos. La sangre le había alcanzado y hacía esfuerzos por evitar vomitar, pero parecía más feliz que asqueado—. Aunque... Cuando vuelvan estarán muy enfadados; deberías huir ahora que estás a tiempo.
—¿Huir? ¿Yo? —El comentario me había ofendido. Yo podía ser muchas cosas, pero no era un cobarde, y no iba a huir de esa morralla ni aunque me persiguiera la isla entera—. Antes muerto. Aunque los muertos serán ellos si osan perseguirme.
El chico se dio cuenta de lo peligroso que era, y en cuanto pudo se escabulló. No le di mucha importancia y continué a lo mío.
—Joder, ¡qué hambre tengo!
No recordaba cuánto llevaba sin comer, solo sabía que tenía hambre, y mis hombres, los cinco que me habían acompañado por la isla, también tenían ganas de llevarse un plato de comida caliente a la boca.
—Capitán, creo que por aquí hay...
—¿Insinúas que me he perdido? ¿Que no he tomado el rumbo correcto?
—No, Capitán, solo digo...
—¡Entonces cállate y no digas gilipolleces| —grité. Era uno de mis hombre, y como tal evitaba escacharle la cabeza al igual que el chico de antes, pero no me lo ponía fácil Seguiremos por aquí, mi instinto dice que vamos por buen camino.
A la salida del callejón entramos en una calle amplia, llena de puestos con toda clase de artículos expuestos. La gente paseaba de un lado a otro, mirándome con recelo y alejándose todo lo que la marea de transeúntes les permitía, mientras muchas otras personas observaban los puestos, compraban, y regateaban.
—¿Ves? íbamos por buen camino.
En ocasiones sentía que estaba rodeado de inútiles, pero no pude pensar mucho en eso porque hubo algo que me llamó la atención.
—¡Tú! ¡Maldito monstruo marino! —grité, señalando con el dedo a una orca humanoide de más de dos metros de altura, pequeño comparado conmigo, pero grande entre los humanos—. ¡¿Dónde has estado todo este jodido tiempo?! ¡Más vale que tengas una buena excusa!
—No... No la tengo... ¡Pero pagaré pronto! ¡Lo prometo! —respondió otro chaval, algo asustado.
Caminé por el estrecho callejón, provocando toda clase de sombras siniestras a causa de las llamas que intensamente ardían en mi espalda. Normalmente hubiese ignorado aquella disputa, me daba completamente igual, pero el que pedía su dinero de vuelta me encaró. Y yo no estaba de humor; aquella isla comenzaba a desagradarme y no lograba encontrar el camino de vuelta hacia mi barco.
—¿Y tú qué quieres? ¿Eres amigo de este mequetrefe? ¿Tienes su dinero? Si no es así, más vale que te largues —adoptó un semblante confiado—. ¿Sabes para quién trabajo?
Lo miré de arriba abajo. Realmente era un mocoso barba inexistente, con más aspecto de niño mimado que de pandillero, y su mera presencia me irritaba. Si tan solo no hubiera estado ahí y no me hubiera dirigido la palabra habría vivido un día más. Pero tuvo que ponerse chulo. Levanté mi kanabo y lo dejé caer sobre su cabeza con un movimiento rápido. No lo vio venir. Su cráneo se hundió, sus ojos volaron y la sangre salió disparada en varias direcciones. Un poco más atrás había dos compañeros suyos que estaban vigilando la salida del callejón. Al ver lo ocurrido salieron corriendo sin mirar atrás, y no tenía ánimos para perseguirlos. Mejor, que contaran lo que había hecho. Así la gente se daría cuenta de quién estaba al mando en realidad. Las mafias y grupos criminales organizados del lugar empezaban a molestarme, como enormes moscas que revolotean alrededor de tu cabeza constantemente, y yo a las moscas las aplasto.
—¡Guau, muchas gracias! —dijo el muchacho que se había librado de una poco agradable fractura de huesos. La sangre le había alcanzado y hacía esfuerzos por evitar vomitar, pero parecía más feliz que asqueado—. Aunque... Cuando vuelvan estarán muy enfadados; deberías huir ahora que estás a tiempo.
—¿Huir? ¿Yo? —El comentario me había ofendido. Yo podía ser muchas cosas, pero no era un cobarde, y no iba a huir de esa morralla ni aunque me persiguiera la isla entera—. Antes muerto. Aunque los muertos serán ellos si osan perseguirme.
El chico se dio cuenta de lo peligroso que era, y en cuanto pudo se escabulló. No le di mucha importancia y continué a lo mío.
—Joder, ¡qué hambre tengo!
No recordaba cuánto llevaba sin comer, solo sabía que tenía hambre, y mis hombres, los cinco que me habían acompañado por la isla, también tenían ganas de llevarse un plato de comida caliente a la boca.
—Capitán, creo que por aquí hay...
—¿Insinúas que me he perdido? ¿Que no he tomado el rumbo correcto?
—No, Capitán, solo digo...
—¡Entonces cállate y no digas gilipolleces| —grité. Era uno de mis hombre, y como tal evitaba escacharle la cabeza al igual que el chico de antes, pero no me lo ponía fácil Seguiremos por aquí, mi instinto dice que vamos por buen camino.
A la salida del callejón entramos en una calle amplia, llena de puestos con toda clase de artículos expuestos. La gente paseaba de un lado a otro, mirándome con recelo y alejándose todo lo que la marea de transeúntes les permitía, mientras muchas otras personas observaban los puestos, compraban, y regateaban.
—¿Ves? íbamos por buen camino.
En ocasiones sentía que estaba rodeado de inútiles, pero no pude pensar mucho en eso porque hubo algo que me llamó la atención.
—¡Tú! ¡Maldito monstruo marino! —grité, señalando con el dedo a una orca humanoide de más de dos metros de altura, pequeño comparado conmigo, pero grande entre los humanos—. ¡¿Dónde has estado todo este jodido tiempo?! ¡Más vale que tengas una buena excusa!
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Poco a poco, los baldosines de la acera iban acabándose. Dando paso a grandes losetas de piedra, que formaban el terreno donde los puestos del mercado levantaban sus lonas. La algarabía de una zona de comercio tan grande hacía tiempo que se podía escuchar mientras la pareja se acercaba, pero una vez en la plaza, el sonido llegaba a los tímpanos sin rebotes, sin mermas y el cruce de ofertas y contra ofertas, podría llegar a marear, dejando un insistente murmullo de voces inentendibles durante un rato. Como al salir de un lugar cerrado con música alta.
Los lugares marcados con más gente alrededor comprendían puestos con verduras o fruta barata. Carnes al corte, calzado y correas para esclavos. Todo un muestrario de accesorios para los esclavos. Correas con pinchos, hierros para marcar, capuchas, mordazas, látigos y amarres de todos los tipos -Os dejaré sin trabajo- amenazó en voz baja al pasar, abstraído en sus planes, pero siendo consciente de no levantar su tapadera... aun.
-¿Tampoco es humano? No es que importe pero, ¿Murciélago?- pensó el mink imaginando que alguna tribu perdida de su raza, los mink, caminaba por esa misma isla. No en vano con los datos que tenía, podría ser un mink murciélago perfectamente. Ya que al fin y al cabo eran mamíferos, y si el capitán de Tilikum no era humano, no había muchas más opciones -Estoy deseando conocerlo, seguro que después de hacer un poco de ruido acabamos llamando su atención- Dijo Arny, conocedor del buen sentido del oído de los quirópteros.
El ornitorrinco hablaba con un tono que no dejaba lugar a dudas. Habría ruido.
-¡Tú! ¡Maldito monstruo marino!- El dedo marcaba su presa -¡¿Dónde has estado todo este jodido tiempo?! ¡Más vale que tengas una buena excusa!-
-Quien se creé dueño, aparece en escena- Exclamó Arny, que sabía que su acompañante había sido esclavo -Al parecer quien sostenía la correa al otro lado te ha encontrado y pretende recuperar a su sirviente- espetó con ironía el mink -Morirás aquí- sentenció, mientras un rugido eléctrico comenzaba a crispar la atmósfera alrededor del ornitorrinco. Arcos azulados chispeaban sobre los hombros del mink, erizando su pelaje, dándole un aspecto amenazador mientras la electricidad aromatizaba el aire con el olor del ozono, como cuando cae un rayo. Ayudado por los poderes de la gasu gasu, Arny desplegó el ozono por toda la zona, haciendo que pareciese mucho más peligroso de lo que realmente era.
Los humanos alrededor del ahora grupo corrían como conejos, los puestos bajaban sus lonas esperando librarse de lo que estaba por venir. El lugar se había vaciado a medias, pues mientras unos huían, otros ponían atención a lo que sucedía, pero los murmullos nunca terminaban.
La espantada general había dejado casi un circulo en el que un gyojin y un mink enfrentaban a cinco humanos y un semigigante. -Esto hará suficiente ruido para que te reúnas con tu capitán- prometió Arny a Tilikum sin perder de vista al humanoide que había amenazado a quien compartía objetivo con el mink. La destrucción de la esclavitud.
Los lugares marcados con más gente alrededor comprendían puestos con verduras o fruta barata. Carnes al corte, calzado y correas para esclavos. Todo un muestrario de accesorios para los esclavos. Correas con pinchos, hierros para marcar, capuchas, mordazas, látigos y amarres de todos los tipos -Os dejaré sin trabajo- amenazó en voz baja al pasar, abstraído en sus planes, pero siendo consciente de no levantar su tapadera... aun.
-¿Tampoco es humano? No es que importe pero, ¿Murciélago?- pensó el mink imaginando que alguna tribu perdida de su raza, los mink, caminaba por esa misma isla. No en vano con los datos que tenía, podría ser un mink murciélago perfectamente. Ya que al fin y al cabo eran mamíferos, y si el capitán de Tilikum no era humano, no había muchas más opciones -Estoy deseando conocerlo, seguro que después de hacer un poco de ruido acabamos llamando su atención- Dijo Arny, conocedor del buen sentido del oído de los quirópteros.
El ornitorrinco hablaba con un tono que no dejaba lugar a dudas. Habría ruido.
-¡Tú! ¡Maldito monstruo marino!- El dedo marcaba su presa -¡¿Dónde has estado todo este jodido tiempo?! ¡Más vale que tengas una buena excusa!-
-Quien se creé dueño, aparece en escena- Exclamó Arny, que sabía que su acompañante había sido esclavo -Al parecer quien sostenía la correa al otro lado te ha encontrado y pretende recuperar a su sirviente- espetó con ironía el mink -Morirás aquí- sentenció, mientras un rugido eléctrico comenzaba a crispar la atmósfera alrededor del ornitorrinco. Arcos azulados chispeaban sobre los hombros del mink, erizando su pelaje, dándole un aspecto amenazador mientras la electricidad aromatizaba el aire con el olor del ozono, como cuando cae un rayo. Ayudado por los poderes de la gasu gasu, Arny desplegó el ozono por toda la zona, haciendo que pareciese mucho más peligroso de lo que realmente era.
Los humanos alrededor del ahora grupo corrían como conejos, los puestos bajaban sus lonas esperando librarse de lo que estaba por venir. El lugar se había vaciado a medias, pues mientras unos huían, otros ponían atención a lo que sucedía, pero los murmullos nunca terminaban.
La espantada general había dejado casi un circulo en el que un gyojin y un mink enfrentaban a cinco humanos y un semigigante. -Esto hará suficiente ruido para que te reúnas con tu capitán- prometió Arny a Tilikum sin perder de vista al humanoide que había amenazado a quien compartía objetivo con el mink. La destrucción de la esclavitud.
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El mercado en sí era bastante prometedor, habían "herramientas" de esclavitud bastantes conocidas para mí, pero había que decir que bastante... Rudimentarias, los dragones celestiales habían invertido bastante en sus investigaciones para juguetes más dolorosos y controladores, aparatos que si no querías pasar semanas con un dolor indescriptible era mejor obedecer... Maldita sea, cada vez que veo una tienda con semejante material a la venta me entran ganas de... Bueno, que diablos, hoy van a pasar muchas cosas por lo que no tendré que retenerme.
A lo lejos se empezaba a oír ruido de fondo que no cuadraba con el mercado, sí, gritaban ofertas, sí, gritaban para debatir sobre los precios, pero un ruido como de bichos voladores no pegaba en el lugar, minutos más tarde entendí el por qué. Era ek cuchicheo de la multitud, antes de una brusca interrupción pude escuchar que había buen material en el mercado a lo que en esclavos se refería, entendí que era Arny y yo, bien, ya habíamos llamado la atención. Pero como no, había alguien más a quien le encantaba y se le daba de lujo llamar la atención... -¡Tú! ¡Maldito monstruo marino! ¡¿Dónde has estado todo este jodido tiempo?! ¡Más vale que tengas una buena excusa!- Al girarme vi al ser más egocéntrico, soberbio, altivo, inmodesto, presuntuoso, orgulloso, altanero, arrogante, vanidoso, engreído, impertinente, jactancioso, endiosado, hinchado, fatuo, pedante, ¿He dicho ya egocéntrico? en su caso hay que repetirlo tres veces... Egocéntrico... -Vaya, mira quien se une a la fiesta- Comenté sorprendido de encontrarlo por fin en Gran Line...
Su entrada, no fue la más bien acogida y menos por Arny, que al no conocerlo, confundió sus palabras justamente con lo contrario. Como el mink cumplió su palabra de protección y empezó a hacer de las suyas. La electricidad empezó a recorrer su cuerpo, su pelaje se bufó, daba la apariencia de ser más grande y un olor que solo podía describir como peligro apareció en el ambiente, la gente empezó a correr desesperada, sabía que algo no estaba bien. He de admitir aún que no lo aré, que por un momento me entraron ganas de gritar "¡Mi esclavista!" Y ver como el pequeño de no más de medio metro (Exagerando) ponía a hervir a Kayton a ver si eso le bajaba esos humos irónicamente, pero me salvó... Y matar a tu salvador seguro que es condena en el purgatorio... -Arny, ¿Te puedo pedir un favor? Arrasa con todas estas tiendas creadas por engendros, pero no con el gigante de seis metros...- Quería que le demostrara el poder que tenía aún que eso no sería suficiente para cerrarle la boca, pero sí para que nos escuchara.
Si Arny lo quema todo:
Calmadamente miro a Kayton y le explico -Después de que no me hicieras caso y volvieras a naufragar con el barco en la primera isla- Porque claramente fue su culpa, le dije estribor no... "Sigue recto y estampate" -Caí en una corriente marina bastante fuerte que me arrastró al otro lado de la isla más o menos. Te he estado buscando desde entonces, dejas muchas pistas de tu paso por las islas pero eres fugaz... Maldita sea ¡Te he estado persiguiendo por todas estas islas! ¿¡Sabes lo fría que está el agua en la maldita isla nevada esa!?- Dios, aún sentía cosas congeladas... -Pero me topé con esta isla tan interesante y a mi compañero en esta "misión" que nos hemos impuesto, Arny, te presento a Prometheus D. Katyon, Capitán, te presento a Arny, a arrasado con medio puerto..- miré a mi alrededor, tanto fuego me estaba deshidratando -Vamos a realizar un ataque frontal contra los esclavistas de la isla, quizás te interese, pero si no es así, es algo que haré igualmente, ¿Podrías esperarme en puerto hasta que acabe?- Sabía que diría que nos acompañaba, tras ver el poder de Arny suponía que lo quería en su tripulación y admitamoslo, si hay fiesta el murciélago está en el centro del meollo... Esperaba que no me ordenase volver, nada más reencontrarnos, desobedecer una orden de este tirano sería un follón... -Arny, aún que no lo parezca, esta es la "persona" que me quitó las cadenas... Quizás las formas que tiene no son las más correctas, pero dudo que no nos ayude a montar una buena fiesta en la isla...-
A lo lejos se empezaba a oír ruido de fondo que no cuadraba con el mercado, sí, gritaban ofertas, sí, gritaban para debatir sobre los precios, pero un ruido como de bichos voladores no pegaba en el lugar, minutos más tarde entendí el por qué. Era ek cuchicheo de la multitud, antes de una brusca interrupción pude escuchar que había buen material en el mercado a lo que en esclavos se refería, entendí que era Arny y yo, bien, ya habíamos llamado la atención. Pero como no, había alguien más a quien le encantaba y se le daba de lujo llamar la atención... -¡Tú! ¡Maldito monstruo marino! ¡¿Dónde has estado todo este jodido tiempo?! ¡Más vale que tengas una buena excusa!- Al girarme vi al ser más egocéntrico, soberbio, altivo, inmodesto, presuntuoso, orgulloso, altanero, arrogante, vanidoso, engreído, impertinente, jactancioso, endiosado, hinchado, fatuo, pedante, ¿He dicho ya egocéntrico? en su caso hay que repetirlo tres veces... Egocéntrico... -Vaya, mira quien se une a la fiesta- Comenté sorprendido de encontrarlo por fin en Gran Line...
Su entrada, no fue la más bien acogida y menos por Arny, que al no conocerlo, confundió sus palabras justamente con lo contrario. Como el mink cumplió su palabra de protección y empezó a hacer de las suyas. La electricidad empezó a recorrer su cuerpo, su pelaje se bufó, daba la apariencia de ser más grande y un olor que solo podía describir como peligro apareció en el ambiente, la gente empezó a correr desesperada, sabía que algo no estaba bien. He de admitir aún que no lo aré, que por un momento me entraron ganas de gritar "¡Mi esclavista!" Y ver como el pequeño de no más de medio metro (Exagerando) ponía a hervir a Kayton a ver si eso le bajaba esos humos irónicamente, pero me salvó... Y matar a tu salvador seguro que es condena en el purgatorio... -Arny, ¿Te puedo pedir un favor? Arrasa con todas estas tiendas creadas por engendros, pero no con el gigante de seis metros...- Quería que le demostrara el poder que tenía aún que eso no sería suficiente para cerrarle la boca, pero sí para que nos escuchara.
Si Arny lo quema todo:
Calmadamente miro a Kayton y le explico -Después de que no me hicieras caso y volvieras a naufragar con el barco en la primera isla- Porque claramente fue su culpa, le dije estribor no... "Sigue recto y estampate" -Caí en una corriente marina bastante fuerte que me arrastró al otro lado de la isla más o menos. Te he estado buscando desde entonces, dejas muchas pistas de tu paso por las islas pero eres fugaz... Maldita sea ¡Te he estado persiguiendo por todas estas islas! ¿¡Sabes lo fría que está el agua en la maldita isla nevada esa!?- Dios, aún sentía cosas congeladas... -Pero me topé con esta isla tan interesante y a mi compañero en esta "misión" que nos hemos impuesto, Arny, te presento a Prometheus D. Katyon, Capitán, te presento a Arny, a arrasado con medio puerto..- miré a mi alrededor, tanto fuego me estaba deshidratando -Vamos a realizar un ataque frontal contra los esclavistas de la isla, quizás te interese, pero si no es así, es algo que haré igualmente, ¿Podrías esperarme en puerto hasta que acabe?- Sabía que diría que nos acompañaba, tras ver el poder de Arny suponía que lo quería en su tripulación y admitamoslo, si hay fiesta el murciélago está en el centro del meollo... Esperaba que no me ordenase volver, nada más reencontrarnos, desobedecer una orden de este tirano sería un follón... -Arny, aún que no lo parezca, esta es la "persona" que me quitó las cadenas... Quizás las formas que tiene no son las más correctas, pero dudo que no nos ayude a montar una buena fiesta en la isla...-
Prometheus D. Katyon
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Tilikum reaccionó de una manera inesperada. Pensaba que daría saltos de alegría por encontrarse nuevamente con su salvador, o que inmediatamente se arrodillaría y pediría perdón por no haberme encontrado antes. Sin embargo se quedó ahí de pie, quieto, sin apenas dirigirme la palabra, mientras un brillo comenzaba a surgir a su lado.
Moví ligeramente la cabeza y me encontré a una extraña criatura peluda de no más de medio metro que tuvo la osadía de amenazarme. ¡Amenazarme a mí! Miles de chispas comenzaron a surgir de su cuerpo, mientras la atmósfera cambiaba y se volvía más densa. El peligro parecía inminente, pero yo nunca he sido de los que se dejan amedrentar.
Al igual que el pequeño bicho bocazas, comencé a hacer gala de mi poder. Extendí mis negras alas y extendí el fuego de mi espalda por todo mi cuerpo. Las llamas me rodearon, otorgándome una ardiente armadura que refulgía brillante y amenazaba con quemar todo lo que tocase a la vez que levantaba mi gigantesco kanabo de forma amenazadora.
—Valientes palabras —le dije al pequeñajo—. Lástima que sean las últimas que dirás.
Y de no haber sido por la intervención de la orca, el pequeño no lo hubiera contado. A base de diálogo —no recordaba que el hombre pez fuera tan parlanchín—, evitó que luchásemos a muerte. En cambio, el peludo chispeante se cargó la mitad del mercado con sus extrañas habilidades, y Tilikum me explicó qué le había sucedido desde que nos separamos.
—Vamos, que has perdido el tiempo por no saber seguir mis instrucciones —declaré tras escuchar sus excusas. Sin embargo, sus intenciones me llamaron la atención—. Aunque parece que he llegado en buen momento.
En aquel momento mis hombres se acercaron. No parecían gran cosa, pero eran míos, y en nuestro último viaje por mar los había adiestrado para que parecieran rudos y fieros piratas.
—Tilikum, te presento a nuestra tripulación. Estos cinco hombres me acompañan desde la isla futurista, junto a otros veinticinco que he dejado en el barco y a cargo de los suministros. Chicos, os presento a Tilikum "La Orca", mi primer tripulante y vuestro superior directo. A no ser que contradiga mis órdenes, os debéis someter a él al igual que a mí —me acerqué a sus cabezas y les susurré—. Y cuidado, que este pez devora hombres.
Tilikum a su vez me presentó al bichejo chispeante. Ahora que lo tenía más cerca y no estaba a punto de pelear, me fijé en su extraño cuerpo. No sólo era pequeño, sino que parecía una mezcla de muchos animales extraños. Era un bicho feo y grotesco, casi un monstruo. Y aquello, sumado a su demostración de poder, me agradó.
—Arny, parece que hoy no va a ser el día de tu muerte —dije de la manera más amable posible—. Pero no me vuelvas a amenazar de muerte.
Miré a mi alrededor. Casi todo el mundo había abandonado el mercado, y las destrucción de Arny se había abierto paso sin miramientos. Estando los tres juntos podíamos montar una buena. Sonreí como solo un loco puede hacerlo.
—Parece que no he sido invitado a la fiesta —mi sonrisa se ensanchó adquiriendo un matiz de crueldad—, pero esas son mis favoritas.
Moví ligeramente la cabeza y me encontré a una extraña criatura peluda de no más de medio metro que tuvo la osadía de amenazarme. ¡Amenazarme a mí! Miles de chispas comenzaron a surgir de su cuerpo, mientras la atmósfera cambiaba y se volvía más densa. El peligro parecía inminente, pero yo nunca he sido de los que se dejan amedrentar.
Al igual que el pequeño bicho bocazas, comencé a hacer gala de mi poder. Extendí mis negras alas y extendí el fuego de mi espalda por todo mi cuerpo. Las llamas me rodearon, otorgándome una ardiente armadura que refulgía brillante y amenazaba con quemar todo lo que tocase a la vez que levantaba mi gigantesco kanabo de forma amenazadora.
—Valientes palabras —le dije al pequeñajo—. Lástima que sean las últimas que dirás.
Y de no haber sido por la intervención de la orca, el pequeño no lo hubiera contado. A base de diálogo —no recordaba que el hombre pez fuera tan parlanchín—, evitó que luchásemos a muerte. En cambio, el peludo chispeante se cargó la mitad del mercado con sus extrañas habilidades, y Tilikum me explicó qué le había sucedido desde que nos separamos.
—Vamos, que has perdido el tiempo por no saber seguir mis instrucciones —declaré tras escuchar sus excusas. Sin embargo, sus intenciones me llamaron la atención—. Aunque parece que he llegado en buen momento.
En aquel momento mis hombres se acercaron. No parecían gran cosa, pero eran míos, y en nuestro último viaje por mar los había adiestrado para que parecieran rudos y fieros piratas.
—Tilikum, te presento a nuestra tripulación. Estos cinco hombres me acompañan desde la isla futurista, junto a otros veinticinco que he dejado en el barco y a cargo de los suministros. Chicos, os presento a Tilikum "La Orca", mi primer tripulante y vuestro superior directo. A no ser que contradiga mis órdenes, os debéis someter a él al igual que a mí —me acerqué a sus cabezas y les susurré—. Y cuidado, que este pez devora hombres.
Tilikum a su vez me presentó al bichejo chispeante. Ahora que lo tenía más cerca y no estaba a punto de pelear, me fijé en su extraño cuerpo. No sólo era pequeño, sino que parecía una mezcla de muchos animales extraños. Era un bicho feo y grotesco, casi un monstruo. Y aquello, sumado a su demostración de poder, me agradó.
—Arny, parece que hoy no va a ser el día de tu muerte —dije de la manera más amable posible—. Pero no me vuelvas a amenazar de muerte.
Miré a mi alrededor. Casi todo el mundo había abandonado el mercado, y las destrucción de Arny se había abierto paso sin miramientos. Estando los tres juntos podíamos montar una buena. Sonreí como solo un loco puede hacerlo.
—Parece que no he sido invitado a la fiesta —mi sonrisa se ensanchó adquiriendo un matiz de crueldad—, pero esas son mis favoritas.
Arny Sanskari
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Para cualquiera con la capacidad de electrorecepción de Arny, el ornitorrinco sería como un faro de pura luz blancoazulada en medio de una oscura tormenta. Cuanto más forzaba el desplazamiento de los arcos voltaicos por su espalda, más chispas entraban y salían del cuerpo del mink como si fuese algo natural.
La luz generada por el cuerpo del ornitorrinco, creaba sombras danzarinas de los cuerpos y superficies cercanos, hasta que poco a poco la intensidad bajo alrededor, para centrarse en un solo punto, sus negras y afiladas garras.
Las explicaciones de Tilikum mantuvieron a Arny centrado en el enemigo, hasta que se desveló que aquel sujeto era el murciélago que buscaban -¿Ves?- dijo entonces -Con hacer ruido valía- exclamó sin variar mucho el tono. Con el énfasis neutral de quien decide creer, sin la energía de quien fue convencido. Sin amedrentarse por las llamas que cubrían el cuerpo del semigigante. Sabedor que podría terminar con ellas, decidió dejar intacto su orgullo de guerrero pues Tilikum parecía deberle lealtad.
Por el momento, la situación estaba controlada con el grupo que recientemente había aparecido -¿Los puestos?- preguntó Arny -Claro, de otro modo sería un desperdicio de energía dejar esto escapar- se lamentó mientras levantaba su zurda, aun envuelta en una brillante luz.
El ornitorrinco se acercó al puesto de comidas, ahora vacío, donde un horno y una freidora eléctricos estaban enganchados a las tomas generales del mercado -Supongo que esto será suficiente- dijo hablando solo, pero a un volumen lo suficientemente alto como para ser escuchado. Con el tono propio de quien esta acostumbrado a pensar en voz alta sin importarle lo que hay a su alrededor.
Con un simple toque, la electricidad que el mink había concentrado en su mano se desplazó hasta el torrente general de luz, provocando un cortocircuito y el comienzo de un incendio que pronto se extendería con ayuda de los poderes de Arny. Un poco de propano en los lugares adecuados y la parte más cercana del mercado comenzaba a crepitar bajo las llamas.
Las lonas que servían de paredes entre tiendas, las estructuras y los artículos a lenta sirvieron de alimento para unas llamas que ardían con la potencia de una bombona de propano.
-Solo hay que saber donde... y haber estudiado ingeniería– dijo vagamente el mink, sin dar más explicaciones de su poder.
El fuego había crecido demasiado rápido para ser del todo natural, pero Arny había hecho por controlar la dispersión entre materiales lógicos, por lo que aunque la escena pudiera parecer extraña bajo análisis, sería muy complicado, sino imposible para nadie, averiguar que las capacidades del ornitorrinco se extendían hasta el control total de los gases.
-La atmósfera esta muy viciada aquí dentro- dijo entonces Arny haciendo referencia de nuevo a la cúpula que cubría la ciudad.
La luz generada por el cuerpo del ornitorrinco, creaba sombras danzarinas de los cuerpos y superficies cercanos, hasta que poco a poco la intensidad bajo alrededor, para centrarse en un solo punto, sus negras y afiladas garras.
Las explicaciones de Tilikum mantuvieron a Arny centrado en el enemigo, hasta que se desveló que aquel sujeto era el murciélago que buscaban -¿Ves?- dijo entonces -Con hacer ruido valía- exclamó sin variar mucho el tono. Con el énfasis neutral de quien decide creer, sin la energía de quien fue convencido. Sin amedrentarse por las llamas que cubrían el cuerpo del semigigante. Sabedor que podría terminar con ellas, decidió dejar intacto su orgullo de guerrero pues Tilikum parecía deberle lealtad.
Por el momento, la situación estaba controlada con el grupo que recientemente había aparecido -¿Los puestos?- preguntó Arny -Claro, de otro modo sería un desperdicio de energía dejar esto escapar- se lamentó mientras levantaba su zurda, aun envuelta en una brillante luz.
El ornitorrinco se acercó al puesto de comidas, ahora vacío, donde un horno y una freidora eléctricos estaban enganchados a las tomas generales del mercado -Supongo que esto será suficiente- dijo hablando solo, pero a un volumen lo suficientemente alto como para ser escuchado. Con el tono propio de quien esta acostumbrado a pensar en voz alta sin importarle lo que hay a su alrededor.
Con un simple toque, la electricidad que el mink había concentrado en su mano se desplazó hasta el torrente general de luz, provocando un cortocircuito y el comienzo de un incendio que pronto se extendería con ayuda de los poderes de Arny. Un poco de propano en los lugares adecuados y la parte más cercana del mercado comenzaba a crepitar bajo las llamas.
Las lonas que servían de paredes entre tiendas, las estructuras y los artículos a lenta sirvieron de alimento para unas llamas que ardían con la potencia de una bombona de propano.
-Solo hay que saber donde... y haber estudiado ingeniería– dijo vagamente el mink, sin dar más explicaciones de su poder.
El fuego había crecido demasiado rápido para ser del todo natural, pero Arny había hecho por controlar la dispersión entre materiales lógicos, por lo que aunque la escena pudiera parecer extraña bajo análisis, sería muy complicado, sino imposible para nadie, averiguar que las capacidades del ornitorrinco se extendían hasta el control total de los gases.
-La atmósfera esta muy viciada aquí dentro- dijo entonces Arny haciendo referencia de nuevo a la cúpula que cubría la ciudad.
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Parecía que al final se llevarían bien estos dos, a uno le daba igual lo que diga el otro, al otro le impresionó aún que no lo admita el poder el uno, todo estaba bien... Bueno, todo... todo... ¡JODER QUE CALOR! El sofocante incendio me estaba deshidratando a marchas forzadas, necesitaba salir de ahí como fuera o estaba acabado antes de entrar -Capitán- Me daba un poco de rabia llamarle así, me sentía inferior pero bueno -Nombre: Osmio. Bar Widow. Plaza central... No sabemos si es quien buscamos pero es un hilo del que tirar...- Me callé de pronto al ver lo que creí una persona entre las llamas pero debí equivocarme siendo solo una sombra de las mismas...
Empecé a caminar a paso algo rápido para evitar las llamas cuanto antes y nada más salir de las llamas un par de pasos más adelante había gente observando lo sucedido, al ver mi cuerpo se sorprendieron más que por tener el mercado en llamas -¿Agua?- Pregunté, rápidamente se movieron y empezaron a traer cubos para apagar el incendio pero intercepté uno para echarlo sobre de mi cabeza e hidratarme un poco luego tiré el cubo por ahí. Paré a un hombre, el que tenía más pinta de drogadicto -Osmio, ¿Donde está?- El hombre me miró con desprecio -¿Donde está tú amo?- La rabia me invadió y abrí la boca mordiendo su yugular sin llegar a hacer una herida sin remedio -One efa ofmioo- Comenté con la boca llena, bueno con mis dientes en su cuello -¡Haaaa! ¡Está en el bar, en la trastienda, en sus timbas de poker!- Apreté y apreté hasta que el hueso le peté... Lo solté cuando ya era tarde para él, la gente de alrededor gritó sorprendida, entre el fuego y el asesinato estaban apañados...
Seguí caminando relamiendo la sangre del humano, asquerosa pero nutritiva, igual que su carne, la cual por cierto iba masticando, al final la escupí, era carne pasada...
Empecé a caminar a paso algo rápido para evitar las llamas cuanto antes y nada más salir de las llamas un par de pasos más adelante había gente observando lo sucedido, al ver mi cuerpo se sorprendieron más que por tener el mercado en llamas -¿Agua?- Pregunté, rápidamente se movieron y empezaron a traer cubos para apagar el incendio pero intercepté uno para echarlo sobre de mi cabeza e hidratarme un poco luego tiré el cubo por ahí. Paré a un hombre, el que tenía más pinta de drogadicto -Osmio, ¿Donde está?- El hombre me miró con desprecio -¿Donde está tú amo?- La rabia me invadió y abrí la boca mordiendo su yugular sin llegar a hacer una herida sin remedio -One efa ofmioo- Comenté con la boca llena, bueno con mis dientes en su cuello -¡Haaaa! ¡Está en el bar, en la trastienda, en sus timbas de poker!- Apreté y apreté hasta que el hueso le peté... Lo solté cuando ya era tarde para él, la gente de alrededor gritó sorprendida, entre el fuego y el asesinato estaban apañados...
Seguí caminando relamiendo la sangre del humano, asquerosa pero nutritiva, igual que su carne, la cual por cierto iba masticando, al final la escupí, era carne pasada...
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Cuando ya estábamos cerca del bar una pequeña sensación hizo que los pelos de la nuca se me erizaran... ¡Pero no tengo pelo! es una forma de hablar hombre, dame un poco de margen, venga va, que lo intento de nuevo... La piel de mi nuca que está salpicada de millones de escamas en forma de dientes microscópicos superpuestos (dentículos), que interrumpen la fluidez del agua sobre la superficie de mi cuerpo reduciendo la fricción con esta, de haber podido, se me habría erizado... ¿Mejor así? Cuando me giré me vi a un hombre en mascarado saltar hacia mi daga en mano. Pude proteger del frío acero a mi piel con los antebrazos de metal que llevo siempre para ocultar las marcas de las cadenas, otros dos enmascarados empezaron a luchar contra Katyon, quien intentaba aplastarlos como moscas pero eran rápidos. Parecieron pasar del pequeño Arny, o no lo habrían visto o quizás no estaban interesados en él... Quien sabe quizás sabían que no podrían enfrentarse a él mano a mano y decidieron obviarlo... Lo que más me duele es que mi "capitán" tenía a dos oponentes y yo solo a uno... ¿Me veían más débil? Que rabia...
El enmascarado lanzaba cortes de forma bastante rápida, ataques sucesivos casi sin darme descanso desde diferentes flancos, conseguí bloquear todos ellos pero un despiste sería un buen corte en el cuerpo -¡¿Quien puñetas eres?!- El enmascarado no contestó, no parecía estar por la labor. Katyon empezaba a retroceder, algo que me extrañó bastante, lo que significaba que este trío de idiotas no eran aficionados. Para intentar deshacerme del demonio que tenía delante, acumulé agua en mi boca de forma disimulada y cuando lo tuve cerca escupí con todas mis fuerzas, aún no era la técnica que estaba buscando pero estaba más cerca. El golpe de agua le movió la máscara lo que me dio margen a soltarle un buen puñetazo en el estómago, el enmascarado retrocedió... Justamente tenía en mi visión al enmascarado retrocedienco y por detrás de este la escena de combate del capitán, quien de un mazazo consiguió impactar a uno de esos rateros quien salió disparado un par de metros, se recompuso rápido y salió corriendo igual que su compañero que empezó a correr en dirección contraria... Alcé los puños para seguir con mi combate pero el hombre alzó la mano y de un veloz movimiento tiró algo al suelo, lo cual explotó en una gran nube de humo... Al disiparse ya no había nadie...
-¡¿Y estos de que putrefacta cloaca han salido?!- Dije alterado, claramente no eran aficionados -¿¡Katyon donde vas!?- Grité mientras observaba como el capitán alzaba el vuelo totalmente furioso iniciando una persecución que seguramente eran lo que pretendían esos gañanes -¡Puede ser una trampa!- Dije al gran murciélago llameante, pero ni puñetero caso... Dí un paso para iniciar la carrera pero de pronto vi a Arny y se me aclaró la mente... -Le he dicho lo que iba a hacer, seguramente va de cabeza a una trampa... Él sabrá lo que hace... ¿Proseguimos?- Pregunté al híbrido de diferentes especies flatulento
El enmascarado lanzaba cortes de forma bastante rápida, ataques sucesivos casi sin darme descanso desde diferentes flancos, conseguí bloquear todos ellos pero un despiste sería un buen corte en el cuerpo -¡¿Quien puñetas eres?!- El enmascarado no contestó, no parecía estar por la labor. Katyon empezaba a retroceder, algo que me extrañó bastante, lo que significaba que este trío de idiotas no eran aficionados. Para intentar deshacerme del demonio que tenía delante, acumulé agua en mi boca de forma disimulada y cuando lo tuve cerca escupí con todas mis fuerzas, aún no era la técnica que estaba buscando pero estaba más cerca. El golpe de agua le movió la máscara lo que me dio margen a soltarle un buen puñetazo en el estómago, el enmascarado retrocedió... Justamente tenía en mi visión al enmascarado retrocedienco y por detrás de este la escena de combate del capitán, quien de un mazazo consiguió impactar a uno de esos rateros quien salió disparado un par de metros, se recompuso rápido y salió corriendo igual que su compañero que empezó a correr en dirección contraria... Alcé los puños para seguir con mi combate pero el hombre alzó la mano y de un veloz movimiento tiró algo al suelo, lo cual explotó en una gran nube de humo... Al disiparse ya no había nadie...
-¡¿Y estos de que putrefacta cloaca han salido?!- Dije alterado, claramente no eran aficionados -¿¡Katyon donde vas!?- Grité mientras observaba como el capitán alzaba el vuelo totalmente furioso iniciando una persecución que seguramente eran lo que pretendían esos gañanes -¡Puede ser una trampa!- Dije al gran murciélago llameante, pero ni puñetero caso... Dí un paso para iniciar la carrera pero de pronto vi a Arny y se me aclaró la mente... -Le he dicho lo que iba a hacer, seguramente va de cabeza a una trampa... Él sabrá lo que hace... ¿Proseguimos?- Pregunté al híbrido de diferentes especies flatulento
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El murciélago era del tipo ruidoso. Caminaba hablando alto y llamando la atención. Mostrando todo lo que pensaba de sí mismo ante sus hombres. Arny por el contrario caminaba silencioso. Tenia un objetivo en mente y nada lo distraería. Casi nada.
El brillo del metal relumbró justo antes del ataque, en el momento justo en el que Tilikum se giró con los brazos en cruz para frenar el asalto. La misma táctica de ataque fue rechazada por las llamas de Katyon que incendió su cuerpo justo en el momento para evitar que los atacantes pudieran acabar de acercarse.
Los enemigos saltaban adelante y atrás soltando rápidas estocadas destinadas a matar al contrario. Una daga con un simple corte podría abrir el estomago, el cuello o clavarse en el pecho. Enterrada profundamente hasta el corazón.
Una daga en manos de un asesino profesional era un arma muy completa. Y los giros de muñeca, la postura de las piernas y el ritmo de las respiraciones advertían al mink que aquellos no eran novatos.
Arny observó el rápido intercambio, tratando de descubrir alguna marca, símbolo o pieza de decoración en la ropa que le diera alguna pista del origen de aquellos tipos que parecían no tener nada que ver con él. Tras ser rechazados, los asesinos emprendieron la huida con Katyon detrás, y detrás de Katyon, sus hombres.
Tras aquella improvisada escena, Arny miraba al tiburón como esperando una respuesta -¿Es habitual que enmascarados persigan a tu banda?- preguntó tras un rato con una ceja levantada.
En realidad le importaba más bien poco, pero si debía mantener su atención centrada en varias cosas a la vez, prefería saberlo de antemano, pues aquel ataque lo había pillado por sorpresa por estar demasiado centrado en una sola cosa. El bar y Osmio.
El cartel rezaba “Widow” en letras doradas en un fondo recortado de tal manera que parecía una araña vista desde arriba, pero el coloreado interior representaba una mujer. Un gran gusto estético para una taberna de mala muerte donde gente que trafica con vidas se reúne para presumir y perder sus ganancias en timbas arregladas de poker.
”BANG BANG” dos detonaciones sonaron nada más el ornitorrinco atravesó la puerta -HAHAHA- una carcajada maníaca resonó entre las sombras de una de las esquinas -SABIAMOS QUE VENDRIAIS, HABEIS HECHO MUCHO RUIDO HAHAHAHAH- el confiado humano había disparado al mink antes de que sus pupilas se acostumbrasen a la oscuridad reinante en el interior. Las balas atravesaron el pecho de Arny enterrándose profundamente en la pared de la entrada. Arma de poco calibre, con la potencia suficiente como para matar a un hombre en interiores sin hacer un gran escándalo. Pero Arny no era un hombre, ni mucho menos alguien a quien pudiera matar con simples balas.
Un segundo después el mink tenía al lento humano levantado por el cuello mientras lo apretaba con una de sus garras palmeadas, clavando las uñas en la nuca del hombre, impidiendo que se libere del agarre mientras pateaba el suelo desesperado.
Arny miraba a los ojos de aquel tipo mientras la vida desaparecía de sus pupilas, mientras sus golpes en el suelo perdían fuerza según se iba quedando sin oxigeno. Sus ojos comenzaban a abultarse, como tratando de salirse de sus cuencas, cuando una espada cortó el brazo del mink, liberando a su amigo del agarre. -Es un logia- masculló con ira el traficante del bajo mundo mientras el brazo de Arny regresaba a su forma original -TXCH, TXCH, TXCH- hacía resonar Arny el pico, mientras oscilaba de lado a lado su dedo indice, levantado ante los humanos -Sufriréis- prometió antes de adoptar la postura básica del taekwondo y soltar una sucesión de patadas destinadas a distraer la atención del verdadero peligro, su espolón y su veneno.
Dos rápidos aguijonazos aterrizaron en el cuello de aquellos tipos que no tenían como defenderse de un rival capaz de traspasar sus ataques literalmente. Rápidas ráfagas de dolor comenzaron a brotar de las heridas interrumpiendo el movimiento de aquellos tipos, con su sistema nervioso electrocutando por los receptores del dolor que acababan de explotar. Tan solo sus ojos se veían libres de movimiento. Tan solo para mostrar el terror más absoluto de la certeza de la muerte que se cernía sobre ellos mientras el dolor los empujaba a la locura, despacio pero sin pausa hasta que en un arranque de adrenalina trataron de correr hacia la puerta y salir al exterior.
-Es lo único humano que habéis hecho en vuestra vida... Tratar de escapar- espetó el ornitorrinco que sabía que estarían muertos en poco tiempo si no recibían tratamiento. El lugar de la inyección de veneno y el golpe de adrenalina, se aseguraba de la propagación rápida a todos los órganos. Empezando por el cerebro.
El brillo del metal relumbró justo antes del ataque, en el momento justo en el que Tilikum se giró con los brazos en cruz para frenar el asalto. La misma táctica de ataque fue rechazada por las llamas de Katyon que incendió su cuerpo justo en el momento para evitar que los atacantes pudieran acabar de acercarse.
Los enemigos saltaban adelante y atrás soltando rápidas estocadas destinadas a matar al contrario. Una daga con un simple corte podría abrir el estomago, el cuello o clavarse en el pecho. Enterrada profundamente hasta el corazón.
Una daga en manos de un asesino profesional era un arma muy completa. Y los giros de muñeca, la postura de las piernas y el ritmo de las respiraciones advertían al mink que aquellos no eran novatos.
Arny observó el rápido intercambio, tratando de descubrir alguna marca, símbolo o pieza de decoración en la ropa que le diera alguna pista del origen de aquellos tipos que parecían no tener nada que ver con él. Tras ser rechazados, los asesinos emprendieron la huida con Katyon detrás, y detrás de Katyon, sus hombres.
Tras aquella improvisada escena, Arny miraba al tiburón como esperando una respuesta -¿Es habitual que enmascarados persigan a tu banda?- preguntó tras un rato con una ceja levantada.
En realidad le importaba más bien poco, pero si debía mantener su atención centrada en varias cosas a la vez, prefería saberlo de antemano, pues aquel ataque lo había pillado por sorpresa por estar demasiado centrado en una sola cosa. El bar y Osmio.
El cartel rezaba “Widow” en letras doradas en un fondo recortado de tal manera que parecía una araña vista desde arriba, pero el coloreado interior representaba una mujer. Un gran gusto estético para una taberna de mala muerte donde gente que trafica con vidas se reúne para presumir y perder sus ganancias en timbas arregladas de poker.
”BANG BANG” dos detonaciones sonaron nada más el ornitorrinco atravesó la puerta -HAHAHA- una carcajada maníaca resonó entre las sombras de una de las esquinas -SABIAMOS QUE VENDRIAIS, HABEIS HECHO MUCHO RUIDO HAHAHAHAH- el confiado humano había disparado al mink antes de que sus pupilas se acostumbrasen a la oscuridad reinante en el interior. Las balas atravesaron el pecho de Arny enterrándose profundamente en la pared de la entrada. Arma de poco calibre, con la potencia suficiente como para matar a un hombre en interiores sin hacer un gran escándalo. Pero Arny no era un hombre, ni mucho menos alguien a quien pudiera matar con simples balas.
Un segundo después el mink tenía al lento humano levantado por el cuello mientras lo apretaba con una de sus garras palmeadas, clavando las uñas en la nuca del hombre, impidiendo que se libere del agarre mientras pateaba el suelo desesperado.
Arny miraba a los ojos de aquel tipo mientras la vida desaparecía de sus pupilas, mientras sus golpes en el suelo perdían fuerza según se iba quedando sin oxigeno. Sus ojos comenzaban a abultarse, como tratando de salirse de sus cuencas, cuando una espada cortó el brazo del mink, liberando a su amigo del agarre. -Es un logia- masculló con ira el traficante del bajo mundo mientras el brazo de Arny regresaba a su forma original -TXCH, TXCH, TXCH- hacía resonar Arny el pico, mientras oscilaba de lado a lado su dedo indice, levantado ante los humanos -Sufriréis- prometió antes de adoptar la postura básica del taekwondo y soltar una sucesión de patadas destinadas a distraer la atención del verdadero peligro, su espolón y su veneno.
Dos rápidos aguijonazos aterrizaron en el cuello de aquellos tipos que no tenían como defenderse de un rival capaz de traspasar sus ataques literalmente. Rápidas ráfagas de dolor comenzaron a brotar de las heridas interrumpiendo el movimiento de aquellos tipos, con su sistema nervioso electrocutando por los receptores del dolor que acababan de explotar. Tan solo sus ojos se veían libres de movimiento. Tan solo para mostrar el terror más absoluto de la certeza de la muerte que se cernía sobre ellos mientras el dolor los empujaba a la locura, despacio pero sin pausa hasta que en un arranque de adrenalina trataron de correr hacia la puerta y salir al exterior.
-Es lo único humano que habéis hecho en vuestra vida... Tratar de escapar- espetó el ornitorrinco que sabía que estarían muertos en poco tiempo si no recibían tratamiento. El lugar de la inyección de veneno y el golpe de adrenalina, se aseguraba de la propagación rápida a todos los órganos. Empezando por el cerebro.
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-A mi me persiguen esclavistas no enmascarados, no se de donde han salido estos... Igualmente mi "capitán" es el típico que ahí donde va, hace amigos... Quien sabe- Comenté algo preocupado, no por mi jefe, por esos enmascarados, si me pillan los tres soy muy consciente de que acabaría apuñalado -Igualmente esos ataques no eran para incapacitar, estaba intentando cortarme la yugular y apuñalarme en el pecho... Ese no quería venderme al mejor postor...- Pero claro, Arny con su pasado, seguro ya se había dado cuenta de esos pequeños detalles...
Arny entró como una persona normal en una taberna normal, esa tranquilidad era bastante perturbadora, yo en cambio sabía que entrar por la puerta no era una de mis opciones, por lo que me desvié a cubrirme con la pared al lado de la entrada, en uno de los laterales. No tardé en escuchar dos disparos, supuse que nos esperaban, quizás el fuego, el gran dragón del puerto no era la mejor forma de pasar inadvertido... Cuando empecé a escuchar forcejeos entré y pude ver como le cortaban la mano a Arny, en seguida fui a protegerle peor no hacía falta, su mano volvió en sí y le dio una paliza enorme, los hombres parecían estar agonizando...
No está demás saber como son tus aliados por si el día de mañana son enemigos, y, si por mi fuera, Arny nunca estaría en el bando contrario al mío o de lo contrario hoy por hoy acabaría muerto... Parece dominar el fuego, hacerse ingangible, regenerarse y por lo visto, ¿veneno? Que puñetas era y de donde había salido...
-La trastienda- Comenté observando una puerta mientras dos humanos agonizaban... Agarré el barril de cerveza que había tras la barra, lo llevé al lado de la puerta, lo alcé por encima de mi cabeza y de una patada dejé libre le umbral, para luego lanzar el barril de cerveza... Cuando cayo por las escaleras se escucharon bastantes disparos... había mucha gente -Puedo diferenciar dos tipos de ruido, no soy un experto, pero diría que revolver y ¿Fusil? O escopeta quizás... y Hay bastante gente abajo... - Pensé en que si podía volver a crear el dragón de fuego directo hacia abajo nadie sobreviviría, siendo la trastienda un agujero en la tierra... Agarré la pistola del tipo de antes, apunté hacia abajo y disparé hasta que cesaron las balas -No sirve de nada disparar a la oscuridad, pero la moral es algo que fácilmente se quebranta, ahora mismo están nerviosos, saben que estamos intentando hacer algo, no saben el qué, y esta espera los está matando- Comenté -La verdad que no estoy seguro pero si algo aprendí en cautividad era que la peor sensación era antes de que sucediera nada, cuando les escuchabas abrir puertas o celdas, no cuando te pegaban o vendían... esa tensión...- Volví a agarrar barriles, pero esta vez eran pequeños, de ron, vodka, whiskys, cualquier licor inflamable, los abrí y empecé a tirar escaleras a bajo... -Ahora estarán pensando, ¿Nos prenderán fuego? yo te apuesto un almuerzo que alguno intenta salir por patas antes de que hagamos nada...- Se podían escuchar cuchicheos, parecía que el ataque psicológico estaba funcionando...
Arny entró como una persona normal en una taberna normal, esa tranquilidad era bastante perturbadora, yo en cambio sabía que entrar por la puerta no era una de mis opciones, por lo que me desvié a cubrirme con la pared al lado de la entrada, en uno de los laterales. No tardé en escuchar dos disparos, supuse que nos esperaban, quizás el fuego, el gran dragón del puerto no era la mejor forma de pasar inadvertido... Cuando empecé a escuchar forcejeos entré y pude ver como le cortaban la mano a Arny, en seguida fui a protegerle peor no hacía falta, su mano volvió en sí y le dio una paliza enorme, los hombres parecían estar agonizando...
No está demás saber como son tus aliados por si el día de mañana son enemigos, y, si por mi fuera, Arny nunca estaría en el bando contrario al mío o de lo contrario hoy por hoy acabaría muerto... Parece dominar el fuego, hacerse ingangible, regenerarse y por lo visto, ¿veneno? Que puñetas era y de donde había salido...
-La trastienda- Comenté observando una puerta mientras dos humanos agonizaban... Agarré el barril de cerveza que había tras la barra, lo llevé al lado de la puerta, lo alcé por encima de mi cabeza y de una patada dejé libre le umbral, para luego lanzar el barril de cerveza... Cuando cayo por las escaleras se escucharon bastantes disparos... había mucha gente -Puedo diferenciar dos tipos de ruido, no soy un experto, pero diría que revolver y ¿Fusil? O escopeta quizás... y Hay bastante gente abajo... - Pensé en que si podía volver a crear el dragón de fuego directo hacia abajo nadie sobreviviría, siendo la trastienda un agujero en la tierra... Agarré la pistola del tipo de antes, apunté hacia abajo y disparé hasta que cesaron las balas -No sirve de nada disparar a la oscuridad, pero la moral es algo que fácilmente se quebranta, ahora mismo están nerviosos, saben que estamos intentando hacer algo, no saben el qué, y esta espera los está matando- Comenté -La verdad que no estoy seguro pero si algo aprendí en cautividad era que la peor sensación era antes de que sucediera nada, cuando les escuchabas abrir puertas o celdas, no cuando te pegaban o vendían... esa tensión...- Volví a agarrar barriles, pero esta vez eran pequeños, de ron, vodka, whiskys, cualquier licor inflamable, los abrí y empecé a tirar escaleras a bajo... -Ahora estarán pensando, ¿Nos prenderán fuego? yo te apuesto un almuerzo que alguno intenta salir por patas antes de que hagamos nada...- Se podían escuchar cuchicheos, parecía que el ataque psicológico estaba funcionando...
Arny Sanskari
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Arny miraba la oscuridad del sótano casi con aburrimiento. Ahí abajo no había nadie que pudiera parar su venganza. El kairoseki era demasiado caro y raro y si alguno de aquello patanes tuviese algo con lo que contrarrestar a un usuario, ya habría aparecido.
Tilikum había mencionado dos sonidos diferentes, pero el ornitorrinco no era ningún experto y, pese a ser capaz de diferenciar los sonidos de un arma a otra y la cantidad de luz desprendida por los diferentes disparos, no sabía con qué les disparaban.
Los disparos iluminaron por un segundo la sala, mostrando las columnas que formaban parte de la estructura de la casa. Un suelo de piedra y la suficiente amplitud como para no poder verse las paredes de los alrededores.
El olor de los barriles al ser derramados delataría el origen del fluido que los maleantes verían correr escaleras abajo. Las intenciones de Tilikum, fingidas o no, tuvieron su respuesta en forma de llamarada. Siendo ellos los primeros en encender las llamas.
El fuego tan solo podía subir, arrastrando la primera columna de humo generada por las llamas del barniz de la escalera hacia arriba. Generando una corriente que absorbería el humo generado en la combustión y lo sacaría hacia el exterior. Donde la pareja aguardaba.
-Están cortando el camino y debilitando la estructura de la escalera para que sea imposible bajar... al menos para alguien normal... cualquiera de los dos que he dicho...- Arny miraba, divertido, al fondo de la escalera, donde las brillantes pupilas de los maleantes brillaban como los ojos de las ratas reflejando la luz del fuego. -Hay al menos dieciocho... podría matar a todos rápidamente pero necesitamos información. Cual es el paradero del siguiente eslabón de la cadena al menos- Arny permanecía pensativo mientras el humo del barniz llenaba el bar de arriba. Con un gesto, comenzó a absorber el aire toxico dentro de si mismo -Haré tiempo... no queremos llamar la atención de la gente en la calle dejando salir todo ese humo. Seguro que llaman a los bomberos o algo así y tendríamos publico demasiado pronto... además seguro que nos echan la culpa y de todos modos no se tú, pero por norma general quienes respiran oxigeno no suelen poder respirar esto- dijo señalando la columna que subía del sótano directo al cuerpo del mink -Pero por si acaso, antes de que empieces a toser, yo me encargo. Es muy perjudicial para los pulmones- dijo como por casualidad, al comenzar a purgar aquel residuo de combustión en aire limpio.
En ultima instancia, el ornitorrinco podría apagar el fuego arrastrando todo el oxigeno de la zona con dióxido de carbono. Podría ahogar a la banda que resistía abajo si es que no tenían una salida secreta, cosa que Arny sospechaba, por eso no había hecho uso de sus poderes para anegar el sótano con un gas somnífero directamente. Si había una salida, tendrían escapatoria de cualquier gas que no tuviese intención de matar. Lo que podría alertarlos y darles pistas sobre la clase de poder que Arny poseía.
-Si están quemando la única manera de salir, es que no es la única manera de salir- pensó en alto el mink mientras se dirigía a su compañero. -El fuego es un tiempo muerto para ambos ahora mismo. Nos da tiempo a pensar. Podrían estar esperando a que nos ahoguemos aquí arriba y decidamos irnos, antes de salir con una escalera de emergencia que tengan ahí abajo. O podrían escapar por una puerta secundaria en cualquier momento, mientras piensan que esta barrera puede retenernos. Lo cual también podría ser bueno. Estoy bastante seguro de poder seguirlos- Arny declaró las opciones que veía más factibles en aquel escenario.
Desde dentro, el ornitorrinco cerró la puerta de entrada con el seguro y arrastró un par de mesas para asegurarse de que no se abriera fácilmente. En silencio dio gracias por no tener más que una ventana y desde siempre estaba cerrada con una gruesa cortina y rejas en el exterior. Nadie desde el exterior podría saber lo que ocurría dentro de aquel bar clandestino.
Tilikum había mencionado dos sonidos diferentes, pero el ornitorrinco no era ningún experto y, pese a ser capaz de diferenciar los sonidos de un arma a otra y la cantidad de luz desprendida por los diferentes disparos, no sabía con qué les disparaban.
Los disparos iluminaron por un segundo la sala, mostrando las columnas que formaban parte de la estructura de la casa. Un suelo de piedra y la suficiente amplitud como para no poder verse las paredes de los alrededores.
El olor de los barriles al ser derramados delataría el origen del fluido que los maleantes verían correr escaleras abajo. Las intenciones de Tilikum, fingidas o no, tuvieron su respuesta en forma de llamarada. Siendo ellos los primeros en encender las llamas.
El fuego tan solo podía subir, arrastrando la primera columna de humo generada por las llamas del barniz de la escalera hacia arriba. Generando una corriente que absorbería el humo generado en la combustión y lo sacaría hacia el exterior. Donde la pareja aguardaba.
-Están cortando el camino y debilitando la estructura de la escalera para que sea imposible bajar... al menos para alguien normal... cualquiera de los dos que he dicho...- Arny miraba, divertido, al fondo de la escalera, donde las brillantes pupilas de los maleantes brillaban como los ojos de las ratas reflejando la luz del fuego. -Hay al menos dieciocho... podría matar a todos rápidamente pero necesitamos información. Cual es el paradero del siguiente eslabón de la cadena al menos- Arny permanecía pensativo mientras el humo del barniz llenaba el bar de arriba. Con un gesto, comenzó a absorber el aire toxico dentro de si mismo -Haré tiempo... no queremos llamar la atención de la gente en la calle dejando salir todo ese humo. Seguro que llaman a los bomberos o algo así y tendríamos publico demasiado pronto... además seguro que nos echan la culpa y de todos modos no se tú, pero por norma general quienes respiran oxigeno no suelen poder respirar esto- dijo señalando la columna que subía del sótano directo al cuerpo del mink -Pero por si acaso, antes de que empieces a toser, yo me encargo. Es muy perjudicial para los pulmones- dijo como por casualidad, al comenzar a purgar aquel residuo de combustión en aire limpio.
En ultima instancia, el ornitorrinco podría apagar el fuego arrastrando todo el oxigeno de la zona con dióxido de carbono. Podría ahogar a la banda que resistía abajo si es que no tenían una salida secreta, cosa que Arny sospechaba, por eso no había hecho uso de sus poderes para anegar el sótano con un gas somnífero directamente. Si había una salida, tendrían escapatoria de cualquier gas que no tuviese intención de matar. Lo que podría alertarlos y darles pistas sobre la clase de poder que Arny poseía.
-Si están quemando la única manera de salir, es que no es la única manera de salir- pensó en alto el mink mientras se dirigía a su compañero. -El fuego es un tiempo muerto para ambos ahora mismo. Nos da tiempo a pensar. Podrían estar esperando a que nos ahoguemos aquí arriba y decidamos irnos, antes de salir con una escalera de emergencia que tengan ahí abajo. O podrían escapar por una puerta secundaria en cualquier momento, mientras piensan que esta barrera puede retenernos. Lo cual también podría ser bueno. Estoy bastante seguro de poder seguirlos- Arny declaró las opciones que veía más factibles en aquel escenario.
Desde dentro, el ornitorrinco cerró la puerta de entrada con el seguro y arrastró un par de mesas para asegurarse de que no se abriera fácilmente. En silencio dio gracias por no tener más que una ventana y desde siempre estaba cerrada con una gruesa cortina y rejas en el exterior. Nadie desde el exterior podría saber lo que ocurría dentro de aquel bar clandestino.
Hikari
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Escuché las explicaciones del peludo, tenía razón y eso es lo mejor de todo -¿Perjudicial? ¿No podremos bajar? ¿Están a salvo? Correcto, pero eso es lo que ellos también piensan. No tengo tus habilidades, soy algo más que inútil en tierra, eso me lo has dejado claro, no con tus palabras pero sí con tu poder abrumador, por lo que voy a pasar a otras estrategias. Puedo aprovecharme de esa fuerza que tienes tú... Si ellos creen que ahora están a salvo, van a descubrir que librarse de un tiburón no es tan fácil como uno puede pensar...- Dije, claramente no creo que me pudiera entender por lo que era mejor hacer una explicación más... Visual...
Agarré otro barril de la taberna, lo abrí y me rocié con su liquido por encima, también abrí la boca para acumular entre mis colmillos algo de ese elemento, claramente no era alcohol, no era un borracho empedernido, era agua, la cual me empapó la ropa y me hidrato la piel. Avancé hasta las escaleras y sin abrir la boca para no perder el contenido, de un salto me lancé, ya no sonaban disparos por lo que suponía que estaban "a salvo".
Narración:
En la parte de abajo era una sala pequeña, de unos cien metros cuadrados, los maleantes habían conseguido hacer algunas barricadas con mesas, cajas de comida y demás objetos útiles que puedes encontrar en un almacén de mala muerte en una taberna de mala muerte en un barrio de mala muerte en la peor isla con olor a muerte. Los seis hombres que estaban parapetados entre los obstáculos observaban la puerta de acceso con tranquilidad, al ver las llamas sabían que no podrían atacar, a sus espaldas, una salida secundaria y entre la cruz del techo y la pared pequeñas ventanas que fugaban el poco humo que entraba desde las escaleras por lo que Arny tenía razón, estaban a salvo...
Que irónico que en esa seguridad, en su propio local, se viera amenazada cuando de entre las pequeñas llamas que habían en la escalera y el muro de humo que se había formado apareció un gran ser negro con la mirada ensangrentada, envuelto en llamas, no solo por la situación de aparecer de forma suicida por esas escaleras, también por lo imponente de su cuerpo ¿Que se podía esperar? Esos seis condenados no habían pensado que sus amenazantes oponentes eran de esas características.
Nada más salir de las puertas del infierno, Tilikum echó a correr y placó de forma que cualquier ojeador de rugby habría hecho palmas con las orejas al ver como pudo mover una de las mesas de forma fácil para echar a tres personas al suelo , la mesa se partió por la mitad, uno de ellos salió disparado, los otros fueron "atropellados" por Tilikum, quien de forma rápida, agarró a los dos "arrollados" y los puso frente a él. Delante suyo habían tres personas más, una a la derecha y dos a la izquierda de la puerta de entrada, al que estaba solo le disparó con un chorro de agua a presión en toda la cara, no era una técnica pulida, no era perfecta, pero lo suficiente para darle tiempo, los otros dos dispararon, pero las balas impactaron e pleno en los cuerpos de sus compañeros. Después de eso Tilikum se tiró tras unas estanterías para cubrirse...
Agarré otro barril de la taberna, lo abrí y me rocié con su liquido por encima, también abrí la boca para acumular entre mis colmillos algo de ese elemento, claramente no era alcohol, no era un borracho empedernido, era agua, la cual me empapó la ropa y me hidrato la piel. Avancé hasta las escaleras y sin abrir la boca para no perder el contenido, de un salto me lancé, ya no sonaban disparos por lo que suponía que estaban "a salvo".
Narración:
En la parte de abajo era una sala pequeña, de unos cien metros cuadrados, los maleantes habían conseguido hacer algunas barricadas con mesas, cajas de comida y demás objetos útiles que puedes encontrar en un almacén de mala muerte en una taberna de mala muerte en un barrio de mala muerte en la peor isla con olor a muerte. Los seis hombres que estaban parapetados entre los obstáculos observaban la puerta de acceso con tranquilidad, al ver las llamas sabían que no podrían atacar, a sus espaldas, una salida secundaria y entre la cruz del techo y la pared pequeñas ventanas que fugaban el poco humo que entraba desde las escaleras por lo que Arny tenía razón, estaban a salvo...
Que irónico que en esa seguridad, en su propio local, se viera amenazada cuando de entre las pequeñas llamas que habían en la escalera y el muro de humo que se había formado apareció un gran ser negro con la mirada ensangrentada, envuelto en llamas, no solo por la situación de aparecer de forma suicida por esas escaleras, también por lo imponente de su cuerpo ¿Que se podía esperar? Esos seis condenados no habían pensado que sus amenazantes oponentes eran de esas características.
Nada más salir de las puertas del infierno, Tilikum echó a correr y placó de forma que cualquier ojeador de rugby habría hecho palmas con las orejas al ver como pudo mover una de las mesas de forma fácil para echar a tres personas al suelo , la mesa se partió por la mitad, uno de ellos salió disparado, los otros fueron "atropellados" por Tilikum, quien de forma rápida, agarró a los dos "arrollados" y los puso frente a él. Delante suyo habían tres personas más, una a la derecha y dos a la izquierda de la puerta de entrada, al que estaba solo le disparó con un chorro de agua a presión en toda la cara, no era una técnica pulida, no era perfecta, pero lo suficiente para darle tiempo, los otros dos dispararon, pero las balas impactaron e pleno en los cuerpos de sus compañeros. Después de eso Tilikum se tiró tras unas estanterías para cubrirse...
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