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Surge el Electro Borracho. Empty Surge el Electro Borracho. {Lun 31 Jul 2023 - 20:59}

Varios días y meses transcurrieron desde la última vez que Berry se entrenó con aquel instructor retirado. Desde entonces, la mink había estado realizando sus labores y consiguiendo escalar poco a poco la complicada estructura de ascenso en la marine.

El cuartel donde se encontraba la mink diariamente era una imponente construcción de piedra, con altos muros que protegían a los marines y les proporcionaban un lugar seguro para prepararse, descansar entre misiones y entrenar. El bullicio de las actividades diarias llenaba los pasillos y patios, donde marines de diferentes rangos se cruzaban en su camino, compartiendo experiencias y conocimientos, también escuchando las fantasiosas hazañas de Berry de las cuales ya era costumbre echarse unas risas.

Durante sus escasos momentos de descanso, Berry solía retirarse a una tranquila área de la base, conocida como "El Jardín" o más bien así lo apodaba la zorra. Este rincón especial estaba rodeado de exuberante vegetación y una gran variedad de flores y plantas exóticas que le recordaban bastante a su hogar e infancia. Allí, la joven mink encontraba la paz y tranquilidad que necesitaba para reflexionar y visualizar sus objetivos futuros. Era irónico que alguien con la actitud brusca y directa de Berry, buscase en ocasiones la paz, la meditación y conectarse con sus raíces. Pero no había que olvidar que esta actitud era en parte una fachada para ocultar su verdadera personalidad, un escudo de cara a los desconocidos que pocos llegaban a visualizar como tal.

Mientras contemplaba el esplendor natural que la rodeaba, Berry trazaba planes en su mente para su futuro en la marina. Quería seguir ascendiendo y demostrar su valía en misiones cada vez más peligrosas, pero también deseaba mantener su corazón compasivo y su dedicación para ayudar a los civiles después de todo admiraba la figura de los héroes. Ella vivía en ocasiones como una, salvando civiles, protegiendo lugares y haciendo poses ridículas que muchas veces terminaban en caídas estrepitosas. Pero soñaba con lograr un reconocimiento digno de leyenda y un apodo que todos respetasen al escuchar.

Quizás por eso, la mink tenía otros planes al regresar aquel día al desgastado dojo del anciano. La madera del lugar mostraba las mellas de cientos de entrenamientos, junto con diferentes grietas producto de los años. Sin embargo, la isla, con sus costas bañadas por aguas cristalinas y playas de arena blanca y suave, seguía siendo un lugar majestuoso y paradisíaco que contrastaba con el rigor del entrenamiento y las responsabilidades marines tal vez por esto la había escogido aquel viejo en contraste con todo lo que debió vivir diariamente en sus años de servicio. El anciano se encontraba reparando uno de los pilares cuando la sintió llegar, algo sorprendido por verla tan pronto.



—Mocosa, no ha pasado mucho tiempo desde que te fuiste. Tu haki debe seguir igual de blando, vuelve en un año y quizás podamos hacer algo.—



Esgrimió con su amabilidad de siempre, aunque Berry negó con la cabeza, apoyando una pequeña mochila en el suelo.



—No he venido por el haki ni de visita. He decidido que debo crear mi propio estilo del electro que haga honor a mi tribu, dominar el Sulong se ve lejano por lo que también necesito volverme más fuerte.—



—¡¿Acaso me vez con cara de perro?! Yo no sé nada de esas cosas niña, puedo darte un entrenamiento de fuerza y resistencia pero no tengo idea de como ayudarte con lo de tu estilo. ¿Qué hacen en tu tribu?—



—Bueno, tatuajes rituales, fiestas y beber mucho alcohol. Tampoco usamos ropa.—



—¡Pero si son unos vagos! ¿Qué vas a hacer luchar borracha? ¿Bailar?—



El viejo lanzó esas frases dando un golpe en la cabeza de la zorra aunque esto solo hizo que a Berry se le prendiese un foco, una idea. Luchar borracha sonaba ideal, en conjunto con su dominio del electro podría generar un estilo distintivo que la separase de otros minks pero mantuviese el hecho de golpear con fuerza y aguantar golpes.



—Lo de luchar borracha me agrada, pero antes quiero entrenar mi cuerpo. Y cuando me recomendaron ser su alumna me dijeron que en su juventud luchaba con puños y fuerza como me gusta. ¡Quiero entrenar a mi máximo nivel!—



El viejo no tuvo más remedio que aceptar, en especial porque la mink se podría volver una molestia. Quizás presintió con su haki que esta procedería a rogarle incluso en la ducha que le entrenase y prefirió ahorrarse la vergüenza de ver esa visión convertida en una realidad. La llevó a una zona apartada de la isla, donde varias naves encalladas se alineaban como testigos mudos del tiempo y la historia.



La atmósfera estaba impregnada de una sensación de misterio y nostalgia, como si aquel lugar estuviera lleno de secretos y recuerdos perdidos. El viejo agregó pesas hechas con piedras grandes y pesadas, que se sostenían con cadenas de hierro en las muñecas y piernas de la mujer zorro. Aunque esta exigió que quería dar el triple que un marine promedio. Una risotada salió de la boca del instructor al ver a la mink caer sobre la arena debido al peso.



—Wahahaha, si de verdad así darás el triple voy a reír mucho. Vamos, ponte de pie y no en cuatro patas como acostumbras.—



El peso se sentía tirando hacia el suelo, pero la determinación de la mink se palpaba en su rostro. El viejo dejó de reirse al ver una figura imponente alzarse con sus ojos impregnados de fiereza, era la primera vez que pudo ver ese lado de Berry desde tan cerca. Aunque volvió a caer, ese rostro le recordaba a su propia juventud, otros marines desistían a los pocos segundos pero la joven zorro volvía a levantarse pese a caer una y otra vez.



Con cada paso que daba sobre la arena, el peso adicional la desafiaba y dificultaba su movimiento. Sin embargo, Berry se negaba a ceder ante la presión, encontrando fuerza en su voluntad y pasión por el deber. Aunque tropezaba y caía ocasionalmente, se levantaba con tenacidad, negándose a dejarse vencer por las adversidades. Así estuvo durante varios momentos del día, hasta que finalmente comenzó a sentir su cuerpo adaptado, esgrimiendo una sonrisa mientras volvía a hablar.



—Viejo, no te olvides de poner pesas a mi cola cuando ya pueda moverme mejor. Donde otros hayan dado el doble, voy a dar el triple.—



Esgrimió con fiereza la mink golpeando con su puño la proa de uno de los botes encallados y provocando una pequeña grieta. Sus labios y dientes sonreían con dificultad, pese al sudor que caía de su pelaje y el sol que quemaba sobre su cabeza la mink comenzó a entrenar golpeando los botes encallados hasta lograr derribarlos. Era una tarea titanica, que incluso requirió vendajes tras la primer hora de golpes consecutivos, pero la mink no desistía. No frenaba incluso cuando debía descansar se limitaba a hidratarse un poco y continuar golpeando. Por la noche la rutina paso a ser ejercicios, como flexiones de brazos con el viejo sentado sobre su espalda, podrían acusarle de maltrato animal, pero Berry no se detenía pese a todo el cansancio de su cuerpo.



Pese a sus vendajes ensangrentados, ella prosiguió día y noche hasta caer dormida, agotada pero satisfecha. A pesar del cansancio, su espíritu ardía con una llama aún más fuerte, alimentada por el deseo de superarse a sí misma y alcanzar nuevos límites en su crecimiento no solo como marine si no como persona.



Recordaba las personas fuertes que había conocido, aquel cazador, ese pirata, todas personas más poderosas y que pese a las dificultades no habían desistido en sus metas. Ella no podía permitirse ser menos, debía cumplir su palabra después de todo.



—Eres una tonta, ya es la cuarta noche que te desmayas.—



Expresó el viejo mientras la cargaba de regreso al dojo, pudo notar sus garras adoloridas y su cuerpo pesado. También que aquel anciano la cargaba como era costumbre.



—No importa, mañana duraré más tiempo, necesito ser fuerte.—



—¿Por qué? El cuento de la chaqueta es muy bonito, pero nadie busca ascender en un lugar que no le gusta.—



—No quiero depender de mi fruta, ni de mi haki, quiero poder defenderme con mi propio estilo y defender a cualquiera. Ser un héroe para quien lo necesite...—



El viejo quedó anonadado ante la confesión de que Berry tenía una fruta y su sorpresa fue mayor al verla tomar su forma completa antes de iniciar el entrenamiento. Una gigantesca esfinge de casi seis metros que le hizo caer al suelo.



—¡Idiota! Teniendo esa forma decidiste no usarla y dañar tu cuerpo. ¡Eres una completa loca!—



Recriminó el viejo para luego reír.



—Me agrada tu estilo novata, no tomas el camino fácil y buscas hacer otras cosas. Puedo ayudarte a dominar un poco más esa fruta para no tener que estar tomando esa forma gigante. Pero primero deberías iniciar con esa cosa del Electro borracho, tras tantos días llevando tu cuerpo al colapso, un poco de alcohol no te va a matar.—



Ambos se adentraron al dojo mientras Berry se mostraba pensativa, crear un estilo que le distinguiera de los minks y respetase las costumbres de su tribu sonaba bien pero a la hora de ponerlo en marcha le resultaba complicado.



—Tres principios, deseo que tenga tres estancias. Tierra, Agua y Fuego. Claro, no controlaría esos elementos pero suena mejor que Alegre, Borracha y Reventada.—



Berry comenzó a reír ante la cara del viejo que no terminaba de entender que demonios pasaba por la cabeza de la zorra que ya había iniciado con la primer jarra de alcohol y adoptaba una postura firme. Los brazos colocados como una guardia de boxeo, sus rodillas flexionadas y su cola moviendose de lado a lado como una serpiente preparada para atacar. El choque no se anunció, simplemente bastó parpadear para perderse la arremetida de la mink y su puño colisionando con el del viejo. El intercambio de golpes consecuente dejó a ambos con puñetazos en su cuerpo, aunque la mink gozaba de agilidad no soltaba aquella postura rígida permitiéndole mantener su poderoso ataque sin perder el equilibrio. Esto le ofrecía además la posibilidad lanzar puñetazos cual balas de cañón al cuerpo del viejo que poco a poco comenzaba a retroceder. La agilidad y rapidez de la mink habían dejado sin tiempo de reacción al experimentado maestro, quien luchaba por mantenerse al ritmo de su protegida, sin dudas era la primera vez que una borrachera se mostraba tan seria y desafiante, eso que había lidiado con varios borrachos en su vida.



—¡No te creas mucho niña!—



Un golpe bastó para hacer retroceder a la mink en contra de su voluntad, aferró sus uñas a la madera pero igualmente fue incapaz de evitar el retroceso completo. Su cuerpo mostraba algunos raspones, pero sus brazos continuaban firmes como una guardia y su rostro pese a un leve hilo de sangre bajando por su labio esbozaba una sonrisa. Los golpes dolían un poco menos con alcohol en sangre, y el viejo mostraba algunos moretones tras esos golpes bien dados, eso que ninguno estaba empleando su haki. La determinación en los ojos de Berry no se desvanecía, mientras que el maestro parecía haber encontrado en su discípula una adversaria digna de respeto era la primera en muchas generaciones que le había forzado a tomarse seriamente una tutela. El intercambio prosiguió durante minutos que parecieron eternos, pese a ser una demostración la mink logró impresionar con la primer estancia aunque todavía no era para nada un estilo pulido o eficiente más que para luchar utilizando el electro de una manera similar a un choque de puños frente a frente donde la voluntad más fuerte lograría prevalecer. El viejo insinuó esto al ver que pese a centrarse en reducir distancias, no aprovechaba momentos de retroceso para abalanzarse sobre él y solo buscaba el contacto directo.



—Ese fue el primer grado, una estancia firme, que busca el intercambio puro y duro. Una gran pizca de felicidad como la alegría del primer trago... ahora...—




Berry comenzó a beber más de la calabaza hasta que sus mejillas se tornaron rosadas y su cuerpo comenzó a tambalearse, el viejo estuvo por detenerla cuando esta lanzó un latigazo con su cola y rápidamente lo puso en guardia. Su estilo había cambiado, ahora se dedicaba a realizar movimientos impredecibles al igual que sus puños lanzaban golpes curvados y sus brazos muchas veces parecían látigos que golpeaban desde varias direcciones.

Siendo capaz de adaptarse rápidamente a cualquier situación y cambiar de táctica en un instante. Su estilo de combate era una combinación de agilidad felina y ferocidad animal, una danza caótica de movimientos rápidos y precisos. El viejo notaba que aquella postura era la personificación de la propia voluntad de la mink.

No era meramente un estilo salvaje, donde incluso algo como adoptar la postura cuadrúpeda tenía sentido para un contragolpe o el mismo jugueteo de la mink con su cola bastaban para rebotar contra el suelo y tomar altura, si no que por momentos era lo suficientemente serio para lanzar golpes a puntos flojos.

Con cada choque, Berry pulía y refinaba su estilo salvaje de combate. Aunque su forma de luchar era inusual y poco convencional, la joven mink había demostrado su efectividad, cuanto más tiempo pasaba en aquel estado de ebriedad mayor era su peligro y el viejo lo sufría con cada golpe que impactaba en su cuerpo.

El viejo tenía que aguantar en la defensiva, siempre que atacaba la mink caía o tropezaba premeditadamente para luego lanzar una patada o un coletazo inmediato. Y esta no se contenía a la hora de golpear debido a su ebriedad, tal fue así que el combate se extendió por minutos hasta que finalmente se vio obligado a cortar la fluidez del estilo con el uso de una llave que mandó a Berry volando contra el techo. Era bastante peculiar que el viejo se tomase tantas molestias, pero aquel estilo era tan erratico como peligroso al mismo tiempo.



—Luchas mejor de lo que imaginé para estar borracha eso dolió bastante.—



Esgrimió limpiando con su mano una herida cerca del labio, esta vez Berry había golpeado mucho más dado lo sorpresivo e impredecible de sus movimientos, no era una rival que debiese tomarse a chiste, pese a su actitud tan despreocupada. Muchos improvisados y producto de la borrachera, incluso la mink seguía tambaleándose un poco tras el fuerte golpe que se había llevado.



—Aún.... f f faaalta.... unoooo....hip,—



—Deberías dejarlo ya estás muy borracha... ¿Qué se supone que haces?—



El anciano observó incrédulo a la mink desvestirse para luego rociarse en alcohol, parecía que había perdido la cabeza completamente, pero esta mostraba una postura de combate algo extraña con sus brazos extendidos lejos de su cuerpo. Su rostro mostraba una sonrisa, como si aquella idea se le hubiese ocurrido en sus delirios de alcohol.



—Estaba pensando... que pasariaaa, si uso el electro y una chispa encendiera el alcohol...hip.... ¡¿No había un baile fogoso o algo así viejito?!—



—¡Si haces eso también te harás daño imbecil!—



—¿Qué es un combate sin algo de dolor?—



La mink avanzó para girar en el aire y tras usar el electro en una de sus piernas hizo que estas se prendiese fuego, el viejo claramente se vió obligado a esquivar, distinto a los ataques anteriores estos parecían contener una fuerza y fiereza demoledoras. Los movimientos tenían una forma de arco marcada y aunque era evidente que el pelaje se chamuscaba, el mismo uso de estos golpes a gran velocidad extinguían el fuego de manera rápida evitando que pase a mayores. Ambos combatientes parecían danzar en el fuego, uno para evitar quemarse y Berry con intenciones de ver hasta donde podía aguantar la sensación de ardor en su cuerpo. Era evidente la razón por la cual estuvo golpeando barcos sin su fruta, todo era para acostumbrarse a un dolor constante y desatar la violencia de ese tercer escenario. Una danza verdaderamente peligrosa y de doble filo que asombró incluso a su viejo maestro, el cual sintió de primera mano el calor cuando la mink saltó y tras lanzarse girando contra él le sorprendió con una patada curvada que impactó en su cadera, el estilo de Berry ahora combinaba las danzas ceremoniales, la rudeza de su estilo y el alcohol junto a la falta de vergüenza que su tribu esgrimía orgullosa.



—Eso dolió...—



Confesó cayendo de rodillas al suelo al tiempo que Berry se mostraba exhausta con el cabello chamuscado y hecha una bolita en el mismo lugar que había aterrizado. Era la primera vez en años que uno de sus alumnos causaba tantos problemas y a la vez le sorprendía a la par. Tras dormir el resto del día Berry despertó con un fuerte mareo, adolorida por el intenso combate, buscó con su mirada al viejo que había terminado de vendar su quemadura y al ver su cara de resaca comenzó a reír sin parar. Era evidente que lo más arriesgado del estilo era aquella resaca, tras tanto ejercicio y alcohol no tardaba en esperarse los eructos, la pesadez y el dolor constante en todo su cuerpo, especialmente en los trozos de cabello chamuscado que le habían quedado.



—Wuahaha, te ves fatal chiquilla, aunque me has dejado una buena marca en la cintura. Tu estilo está algo verde pero tiene potencial, quizás debas centrarte un poco más en el primero. Irte a golpes sin ninguna defensa es algo idiota, puedo enseñarte algunas llaves y con eso estarás mejor. ¡Pero no vuelvas a quemarme con esa locura de prenderte fuego! —



Berry se levantó tambaleante solo para caer al suelo, tras una ducha y un poco de agua se mostró algo más fresca para practicar los agarres. Era una novata en tal arte, sin embargo, lo que al principio parecían más abrazos que otra cosa poco a poco se fueron puliendo. El anciano le enseñó en que puntos debía presionar y como sujetar a un rival para lanzarlo al suelo, lo cual complementaba su estilo de combate directo al dejarlos a merced de algunos puñetazos y golpes. No escatimaron en tiempo de práctica, empleando el resto del día para que Berry supiese como lanzar contra el suelo a los posibles malhechores.

En cuanto a su fruta fue un entrenamiento más mental, el viejo no era usuario y tampoco comprendía demasiado sobre la naturaleza tan exótica de una fruta zoan extraña, peculiar y digna de leyendas. Berry comenzó con meditación, buscando solo manifestar partes de su fruta, aunque su meta era alcanzar una apariencia humanoide, el viejo primero le recomendó iniciar con cosas más sencillas.

El primer paso fue buscar liberar las alas a voluntad, algo que le costó trabajo por su peculiar tamaño y lo complicado que era no dejarse llevar por la transformación entera. Cuando parecía lograrlo, las alas aumentaban de tamaño y le aplastaban contra la arena, pero como de costumbre Berry solo rezongaba y continuaba con el plan previsto. No estaba en su mentalidad rendirse, por lo tanto prosiguió día y noche buscando la manera de emplear sus alas, sin perderse en la transformación.

Finalmente, tras muchos días de esfuerzo, pudo lograrlo. Un par de majestuosas alas blancas que se manifestaban a voluntad, haciendo que la mink pareciese un ángel que venía del cielo. Claro que era algo complicado de aterrizar, pero para la mente de Berry finalmente se sentía una deidad. Tras su logro, practicó el aterrizaje en la playa mientras caía aparatosamente y rodaba al intentar poner un pie en la arena.

El viejo simplemente se reía y bromeaba, comparando a la mink con un ave borracha, claramente haciendo referencia a su estilo de pelea recientemente creado. Si bien el trabajo de volverse humana le resultó imposible, al tener un componente animal, era imposible ocultar todos sus rasgos mink. Berry no se preocupaba, debido a que no buscaba reemplazar su orgullo animal, si no impresionar a otros con algo salido de un teatro. Un animal adoptando la forma de una humana, bella e imponente, que en su mente podría facilitarle su trabajo de relacionarse con otros humanos en un mundo donde los minks escaseaban. No pudo perfeccionarlo en los pocos días de descanso que le quedaban, finalmente volviendo al trabajo, empleando finalmente su estilo en un escenario real por primera vez. El resultado fue algo decepcionante para la mink, la fiereza del primer grado de su estilo bastaba para destrozar a los bandidos y delincuentes comunes. Pocas veces llegó a ponerse ebria de verdad, escaseando los momentos de diversión y anhelando encontrar a alguien fuerte para explotar todo su potencial.

Tras reducir a un grupo de bandidos que intentaron atracar un negocio cercano, Berry buscó más amenazas, pero en lugar de eso los delincuentes preferían evitar una confrontación con ella. Alertados de su peligrosos y potentes puñetazos, el crimen comenzó a reducirse en las cercanías de la isla de la marine, obligando a sus superiores a enviar a Berry a destinos más alejados. Empleó los viajes para entrenar en secreto su nueva forma, en ocasiones adoptaba la silueta de una muchacha con patas de león extremadamente grandes y en otras con garras desproporcionadas que espantaban a todos los incautos que la viesen practicar dentro del barco. Sin dudas, fue su tarea más complicada, incluso más que el portar las alas que le era como respirar y muchas veces las utilizaba para rescatar animales de los árboles o atrapar civiles que cayeran al vacío durante algún accidente.

Sus alas blancas, su voluntad en salvar civiles y las plumas majestuosas que estas desplegaban comenzaron a valerle el apodo de ángel por parte de algunos civiles quienes en verdad desconocían los orígenes de los minks o las frutas del diablo. No todos los días se era salvado por una zorra humanoide con alas de búho blanco en la espalda y uniformada como una soldado. Las reacciones de los civiles generaban comentarios graciosos, como que Berry pasaba volando lanzando rayos o que era una especie de robot del futuro que la marina estaba testeando.

Los civiles por lo general reaccionaban de forma positiva, siempre que no fueran alergicos al pelaje de Berry ni tuvieran miedo a las alturas, porque claramente la mink no se cortaba al hacer piruetas volando y volteretas a la hora de dar más show a su labor. Incluso algunos llegaron a pedirle fotos y autógrafos, impresionados de que una criatura como ella existiese en aquel mundo.

Tras tres meses de duro entrenamiento, disciplina mental y mucho esfuerzo repartido en sesiones de horas de entrenamiento. Berry finalmente logró adoptar una forma más humana, portando todavía algunos rasgos de su tribu, como sus orejas, su cola y las garras en lugar de uñas delicadas que las humanas poseían. Sin embargo, esta transformación agradaba a Berry, quien poco a poco notaba los progresos de su arduo trabajo. No pensaba dejar de practicar para impresionar a los civiles y otros humanos, pero de momento le pareció suficiente.

La joven mink seguía evolucionando y desafiándose a sí misma en su camino como marine. Cada día era una oportunidad para descubrir nuevas habilidades y superar sus propios límites. Con su espíritu indomable, Berry estaba lista para enfrentar cualquier desafío que la vida y el combate le presentaran, dispuesta a dejar una huella duradera en la isla y en la marina que había elegido servir con pasión. Todavía buscaba obtener medallas, ayudando a los civiles y prestando servicios a todo inconveniente que podría surgir, ahora con un estilo distintivo y no solo ello.

El hecho de haber logrado avances con su fruta del diablo había aumentado su confianza, encontrando en los halagos de los civiles una nueva fuerza para encarar su tarea, la mink seguía siendo arrogante a su manera y buscaba los cantos, vitoreo y recompensas de su trabajo. Pero había incorporado valores como el respeto en la batalla, el no contenerse a la hora de realizar su labor y forjado una relación cercana con su maestro a quien visitaba frecuentemente en sus días de descanso para mostrar sus avances y practicar diferentes agarres que complementasen su deseo de dar puñetazos.

Palabras: 4014

Peticiones: -Técnica de poder usar las alas de la esfinge, la cual sería más estética y permitirían el vuelo en cortas distancias a Berry sin usar su forma completa.
-Técnica de una forma híbrida humanoide la cual permite a Berry tomar un aspecto más humano como el que toma su rostro al momento de ser una esfinge gigante, solo sería un cambio estético que no afecta en nada sus stats o habilidades.
-El poder crear su estilo en su ficha el "Electro Borracho" que consta de tres estancias. Uno donde se ve un estilo rígido de lucha complementado con agarres y llaves para derribar a sus oponentes. Otra estancia errática y una estancia final violenta donde se utiliza el electro para prenderse fuego atacando con rápidos movimientos similares a una danza peligrosa, aunque también la daña al quemar su pelaje.
-Experiencia y doblones correspondientes.
-Medallas al mérito y al servicio correspondientes por el desarrollo de las técnicas, el entrenamiento y el uso de estas para ayudar a civiles combatiendo bandidos y rescatando a personas que sufrían accidentes.







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Surge el Electro Borracho. Empty Re: Surge el Electro Borracho. {Miér 2 Ago 2023 - 14:36}

Buenas, me paso por aquí para moderar este diario.

Bien , la narración es corta, no se hace pesada de leer y es directa en lo que quiere, que es el entrenamiento del personaje. Quizás he echado de menos que se profundice más en este, sobre todo el estilo de combate, aunque quizás sea algo personal. No he podído evitar notar la referencia a los últimos capitulos del manga de One piece. y poco más que comentar.


Te llevas las técnicas, el estilo de combate y una medalla al mérito por salvar civiles heridos, 401 px y 20 doblones (son 40 del diario menos 10 por cada técnica).
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Surge el Electro Borracho. Empty Re: Surge el Electro Borracho. {Miér 2 Ago 2023 - 16:52}

Acepto la moderación.
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Surge el Electro Borracho. Empty Re: Surge el Electro Borracho. {Miér 2 Ago 2023 - 17:01}

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Surge el Electro Borracho. Empty Re: Surge el Electro Borracho. {}

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