Bitácora de viaje: entrenando bajo el Sol [Sora-Prometio]

Sora muy amablemente me había dejado permanecer en su barco, uno pequeño y acogedor, en lo que llegábamos a la siguiente isla. Tenía mucho tiempo que no compartía un viaje en un barco con una tripulación, desde que había dejado mi tierra solía viajar como polizón en las zonas de carga o, cuando tenía suficiente dinero, pagaba mi pasaje en un crucero a la isla que fuese. Aunque la otra tripulante, una niña pequeña llamada Ocho, era un poco molesta, era por lo menos agradable viajar en compañía de alguien que no fuese un desconocido.

Salió el Sol  y me levanté a dar una vuelta por la cubierta, había tratado por la noche las heridas de Arrhenius, mi nuevo y carismático acompañante, eran mucho menos extensas de lo que parecían: apenas unos cortes superficiales y golpes que saldrían rápidamente con unos buenos vendajes y algunos analgésicos, al parecer había escuchado el ruido de mis pasos porque inmediatamente se levantó y salió a dar el paseo conmigo. El Sol matutino se reflejaba sobre sus ocho ojos, a decir verdad no era el ejemplar más bonito del mundo, pero parecía estar agradecido conmigo por haberlo salvado y al menos no trataba de arrancarme la cabeza. De entre mis pertenencias tomé un bizcocho algo aplastado y un chocolate, compartí el último con Arrhenius y nos pusimos a desayunar en cubierta, aunque tenía antojo de café no quería molestar a los otros dos tripulantes, Sora había dormido desde que pusimos pie en el barco por sus heridas y la otra niña tenía cara de pocos amigos.

-Bueno Arrhenius, tendrás que ayudarme tú -dije mientras comenzaba a estirar- sé que estás herido, pero al menos juguemos un juego -agregué sonriendo.

Sus heridas no ponían en riesgo su vida, así que no era para tanto. Terminé mis estiramientos y el mono se me quedó viendo, saqué otro chocolate de mi bolsa de mi bolsa de dulces y se lo enseñé, esa sería su recompensa por ayudarme. Para terminar de calentar, el mono huyó por toda la cubierta hasta que le atrapé usando el chocolate como carnada, vaya que Arrhenius era ágil y veloz, él se comió su recompensa y yo seguí con mi entrenamiento matutino.

Tenía ya un tiempo con una imagen clara en la cabeza, usando la única espada que me quedaba me concentré en sujetarla con ambas manos: imaginaba un río fluyendo de mis manos que se transmitía hasta la punta de la espada, un río de magma, quería que mi energía se canalizara en toda la espada. Lancé un tajo que desvió la corriente del aire,de esa manera no era. Volví a concentrarme en el flujo de energía.

Sora salía de la cubierta, con un gran y pesado saco de boxeo, se disponía a entrenar como todas las mañanas, a su lado de encontraba Ocho como de costumbre, con una pijama de jirafa, le encantaban las jirafas a la pequeña gyojin.

—Vamos a entrenar Sorachi, tu golpes esa cosa que tienes ahí y yo soplare mis burbujas tanto como sea posible — Esta pequeña siempre parece estar entusiasmada, al menos eso era algo bueno. A Sora eso le parecía algo fantástico la verdad.

Sora colocó aquel saco de boxeo en la cubierta, donde se pudo percatar que Prometio ya se encontraba allí, ¿Entrenando? al parecer este también le gusta hacer sus entrenamientos a lo largo de la mañana. — Ho...la — Sora saludó al prehistórico y simplemente procedió con su entrenamiento. Lanzando un puñetazo, qué a la velocidad que iba no hubiera tenido nada fuerza, pero no podíamos estar más equivocados. Cada puñetazo que Sora lanzaba hacia aquella herramienta de entrenamiento era realmente poderosa.

A pesar de aquellos golpea contundentes que podían molestar a cualquiera, aún así, Prometio de concentraba lo suficientemente como para seguir lanzando tajos, era bastante bueno en lo que hacía, pero algo parecía incomodarle, pareciera como si aquello que estaba haciendo no era lo que él quería lograr. Aun así, Sora no intervino, el entrenamiento de un hombre no puede ser interrumpido por otro.

Sin embargo, Ocho no tenía idea de esto, una de sus burbujas felices impacto con el pequeño mono araña que se encontraba junto al Prehistórico, haciendo que este entrará en un estado fulgurante durante unos pocos segundos. Tras ver aquella situación Sora miró a Ocho un poco enojado. Acción que la pequeña percibió de inmediato, dejando de usar sus habilidades por un momento.

Sora se detuvo para pedir perdón a Prometio por lo acontecido. ** Lo lamento Prometio, Ocho es pequeña y es muy novata utilizando su Akuma no mi, yo me hago responsable de sus actos. ** Sora le entregó la nota al contrario para que esté comprendiera lo que sucedía, la pequeña no tiene un control exacto de aquella fruta y aveces se desconcentra haciendo que sus burbujas vayan por lugares al azar.

— Lo siento Promechi, no fue intencional, me distraje un poco viendo a Sorachi — La peque se disculpa con honestidad, no tiene intensión de que Prometio se sienta incómodo por sus acciones.

Me encontraba agitando mi espada una y otra y otra vez, el flujo de energía no recorría la espada como yo deseaba, se perdía la esencia de la técnica cuando blandía mi espada. Sora salió caminando de su camarote acompañado de la pequeña niña apenas una media hora después de que yo había comenzado mi entrenamiento, pasó por mi cabeza preguntarle si tenían un poco de café, pero pensé que era abusar de la hospitalidad que me estaban brindando.

-Buenas, perezoso -dije mientras seguía empuñando mi espada- ¿también disfrutas las sesiones de entrenamientos matutinas?

Arrhenius había perdido completo interés en mi entrenamiento, caminó lentamente hasta un barandal del barco y se sostuvo mientra contemplaba el inmenso océano, parecía algo aburrido. Continúe tratando de enfocar el flujo de energía por todo el acero de mi espada, pero por más que tratara no lograba canalizar mi energía de la manera que quería. Mientras continuaba blandiendo mi espada, una extraña burbuja que soplaba la chiquilla del barco reventó en la espalda de mi mono araña, Arrhenius se puso en un estado eufórico y comenzó a reírse y actuar raro durante unos segundos. Algo extrañado volteé a ver a la pequeña niña, me preguntaba sis burbujas eran algún tipo de técnica o algo parecido, rápidamente Sora se disculpó por lo sucedido y respondió que eran las habilidades que una fruta del diablo le había otorgado a la mocosa.

-Bah, no es nada, solamente trata de no volver a apuntarnos a nosotros -dije con una sonrisa.

Las burbujas de la niña me dieron una idea, si pudiese proyectar mis sentimientos a la espada podría quizás tener resultados diferentes. Recordé aquel incidente en la batalla de los días, en mi isla de origen, mi cuerpo se llenó de una ira inexplicable al volver a ver esas imágenes en mi mente. Inundado en el enojo de mis memorias, traté de impregnar el acero con esa ira: me imaginé el río de magma, sólo que esta vez ardía con más fuerza, visualizaba el flujo de mi energía llegando hasta la punta de la espada. Una ligera flama salió de mi espada e inmediatamente se apagó, era un enorme avance, la técnica iba tomando forma poco a poco. Tendría que agradecerle después a la niña por haberme dado tan gran idea, el canalizar mi energía en la espada me había dejado un poco cansado y decidí tomarme un bien merecido descanso.

-¿A qué hora desayunan en este barco? -dije mientras me sentaba cansado- si tienen café es mucho mejor, lo podemos acompañar con algunos bizcochos que cargo.

Tras el pequeño incidente con la burbuja de Ocho y Arrhenius, todo fluyó normal. Solo unos pocos momentos despues Prometio preguntó por el desayuno.

— Puedes desayunar cuando quieras, nuestra cocina es pequeña, pero hay muchas cosas, hay carnes, vegetales, frutas, si si, tambien hay cafe, adelante, estas en tu barco — Ocho respondió muy amablemente ya que Sora al parecer se encontraba en un momento de concentración innata. La pequeña guió a prometio hasta la cocina mientras Sora se quedaba entrenando.

¨¿Por qué no puedo destensar mi cuerpo más rápido o mas tiempo? Necesito ser mas fuerte, mas ágil, no puedo simplemente caer al piso tras usar mi técnica dos veces, asi no podre proteger a Ocho¨ Cada puñetazo era mas fuerte que el anterior, su concentración era envidiable. Mientras dentro de su mente buscaba la manera de fortalecer su técnica.

Tras dejar de golpear constantemente aquel saco de boxeo, se sentó en el suelo, mirando el mar. Lo que necesitaba en este momento era meditar, sentir el viento dentro de su cuerpo. Fue difícil, pero al cabo de unas horas, sintió como una pequeña chispa recorrió velozmente por todo su cuerpo.

¨¿Qué fue eso? Acabo de sentir como si algo pasase por todo mi cuerpo en cuestión de milisegundos¨ Sora continuó meditando, quería sentir eso nuevamente, probablemente aquella sensación era lo que necesitaba para seguir avanzando. ¨¿Esto es Chi?siento que esto pasa por todo mi cuerpo muy rápidamente, mi abuelo me había comentado acerca de esto,  es el flujo de la energía vital recorriendo mi cuerpo¨ Debo concentrarme mucho más.

Sora procedería a meditar nuevamente sin embargo su estomago rugió, era real, tenia bastante hambre, eran más del medio dia y aun no había comido nada. Se levantó del suelo para dirigirse a la cocina, en donde se encontraba Ocho preparando algo rico.

— Sorachi, puedes hacer la mesa, está casi lista nuestra comida — Replicó emocionada la pequeña. Nuestro pirata había enseñado a Ocho a cocinar algunas comidas, para cuando este no se encuentre en el barco ella pueda comer lo que guste. Sora comenzaría hacer la mesa para que todos se pudieran sentar a comer, todos juntos en la misma mesa, hace mucho tiempo que no compartía un momento como ese. Pero Sora no dejaba de pensar en el Chi, esa filosofía del tao que su abuelo le había contado durante mucho tiempo, al parecer esta parece ser cierta.

La amabilidad de Sora y Ocho se sentía cálida, pero rara, había pasado un tiempo considerable desde que me había hecho a la aventura y podría decir que el mar no es muy amable, las personas que conoces tampoco lo son del todo, así que poder compartir el desayuno con dos compañeros de viaje se sentía muy bien. La pequeña niña me mostró el camino a la cocina ya que Sora aún se encontraba muy concentrado en su rutina de entrenamiento, admiraba su firmeza para poder seguir sin nada en la barriga, yo prefería tener el estómago lleno antes de pensar en entrenar. Era cierto lo que había dicho mi compañero prehistórico, tenían una cocina pequeña, pero llena de comida, no lo dudé y me lancé a los granos de café para comenzar bien mi día.

-Bueno, Ocho -entró corriendo Arrhenius a la cocina- espero que no les moleste compartir también sus provisiones con esta amable bestia- dije mientras le daba una pequeña sacudida a la cabeza del mono.

Ocho sacó algunos ingredientes del refrigerador en lo que yo preparaba el café: zanahorias, papas, sal, pimienta y un poco de carne, al parecer trataba de preparar una olla de estofado o algo por el estilo, parecía muy concentrada en lo que hacía, por lo que no quise molestarla; solamente le tomé una zanahoria para que Arhhenius tuviera algo más que un par de caramelos en su barriga, habría que alimentarlo bien para que sus pequeñas heridas acabasen de sanar. El café estuvo listo rápido, había preparado el sufciente para cuatro porciones, así que me apresuré a tomar una taza y contemplar el vasto mar por la ventana de la cocina.

El fluir del mar comenzó a mover mis pensamientos poco a poco, quería hacerme más fuerte, como me encontraba en ese momento no podría llegar a ningún lugar, no podría realizar ninguno de mis objetivos, ¿cómo es que llegaría a plasmar la idea que tenía en mi cabeza a la espada? Di un sorbo al café, era de muy buena calidad. Entre el sabor del café y el agua fluyendo se me ocurrió una brillante idea.

-Pequeña Ocho, ¿cómo es que funcionan tus burbujas? -dije un tanto emocionado- ¿crees que podrías hacer sentir a alguien enojado con una de ellas?

Sora entró en la cocina con un mal aspecto, parecía que había recordado que uno se debe alimentar propiamente. La comida estaba casi lista, le ofrecí una taza del café recién preparado para quitar esa cara.

-¿Cómo va el entrenamiento compañero?

— Nunca lo he intentado Promechi, por ahora solo puedo crear 4 tipos de burbujas, Dreamy Bubble para dormir, Laughing Bubble para reir, Sadden Bubble para llorar, y Firefly Bubble para dar luz, pero creo que podría intentarlo luego luego. — La pequeña no tiene un gran arsenal de habilidades con su recién obtenida fruta, pues la acompaña hace poco más de 3 meses.

Sora le acepta la taza de café a Prometio y se sienta tras poner la mesa, no tiene su cuaderno a mano, por lo que le toco activar su técnica para charlar, además esto le ayudaría para comprender los límites de esta. — El entrenamiento físico, está bien, excelente de hecho, tengo una fuerza superior a todos los que conozco de mi especie, pero esta incapacidad de moverme rápido es lo que me tiene destronado. — Detiene sus oraciones un momento para darle un sorbo a su taza de cafe. — Si puedo hacer que el Chi fluya mas rápido por mi cuerpo, se que podré extender el tiempo de Shissoku no Senko, pero eso es cuestión de meditar, no de golpear constantemente como suelo hacer, pero cuentame, ¿Como va tu entrenamiento? Pude observar que tienes un problemita con eso — Sora se interesó por las acciones de su compañero, aunque solo serán compañeros hasta la siguiente isla.

Mientras estos se encontraban charlando, se podía ver el empeño que la pequeña le ponía a todo lo que hacía. Al observar que el pequeño mono de Prometio terminó de comer, Ocho quiso darle una impresión de sus habilidades a Prometio — Mira esto Promechi — La pequeña formó un circulo con sus dedos y sopló dentro, haciendo que una pequeña burbuja de color violeta saliera, esta la pudo dirigir hasta el mono y este comenzó a sentirse asueñado. — Así funciona mi habilidad, cuando pienso en algo y sopló sale una burbuja diferente dependiendo mis pensamientos o sentimientos—  La pequeña intentó explicarle a Prometio lo mejor posible la forma en que se utiliza su akuma no mi.

— Esto ya esta listo, preparanse a comer — Ocho sirvió un plato de estofado a cada uno de ellos, incluyendo al mono, era la combinación perfecta entre carnes y vegetales, algo que se le daba sencillamente bien. Pues sabe que Sora debe tener una buena alimentación debido a su enfermedad, Ocho cree fervientemente que con una buena alimentación Sora podría moverse mas veloz ya que sus músculos se sentirán mejor.  — Comamos todos y entrenemos mas tarde, nos haremos mas fuerte juntos — El entusiasmo de la pequeña era evidente.

Parecía que Ocho no manejaba del todo bien su fruta y no podía producir burbujas que causaran enojo o ira, pero era de entenderse, apenas era una niña pequeña.  La mala noticia es que aún tendría que encontrar una forma de manejar mi ira para desarrollar de manera idónea mi técnica. En un abrir y cerra de ojos estuvo lista la comida y nos dispusimos a degustarla, cuatro tazones muy bien servidos de un estofado que sabía delicioso, inclusive a Arrhenius le había tocado una ración, él estaba encantado con la comida, probablemente sólo hubiese comido algunos animales raros de su isla de origen. Todos estábamos encantados con la comida.

-Vaya, aún no encuentro la manera de canalizar toda mi energía- dije mientras daba un mordisco a la carne- el shiso... eso, ¿fue lo que utilizaste antes en la isla -las papas también tenían muy buen sabor- gracias, pequeña Ocho, hasta Arrhenius tendrá mejor humor después de tan rica comida.

Terminamos la comida y les ofrecí un par de dulces que cargaba en mis cosas. Decidí ayudarles con los platos, era lo menos que podía hacer con ellos después de su enorme hospitalidad, en lo que lavara los platos dejaría reposar la comida para retomar la serie de ejercicios. Salí a la cubierta con un Sol que pegaba de una manera tremenda, el calor era insoportable, me quité las prendas superiores y comencé con los estiramientos. De nuevo agitaba la espada como loco, aunque los tajos relucían con impecables, no era necesariamente lo que estaba practicando; la forma de mis tajos lucían mejor, sí, pero no era lo que buscaba, seguí así por al menos un par de horas. No fue hasta la puesta del Sol que sentí algo diferente en uno de los cortes: el Sol naranja se reflejaba en el acero de la espada, se sumergía con tranquilidad sobre toda la espada, mi arma se pintó de un color anaranjado... inhalé una gran cantidad de aire, doblé ligeramente mis rodillas y cerré mis ojos. La ira, la batalla en las montañas, el olor a pólvora mojada, la sangre, las risas, controlar la ira, no dejar que la ira te controle a ti. Exhalé lentamente todo el aire y abrí los ojos. Una pequeña flama recorrió toda la espada como si del mismo Sol se tratara.

-¡Así, justo asi! -grité emocionado-

La flama se apagó en cuestión de segundos y yo me eché cansado al suelo. Me quedé boca arriba contemplando como el Sol comenzaba a perderse por completo en el horizonte y las estrellas comenzaban a adornar el cielo. Esa era la sensación, por fin tenía algo sobre que trabajar, aunque por el momento era tiempo de irse a descansar.

En la tranquila cubierta de su barco, Sora encontró un rincón apartado donde podría entregarse por completo a su entrenamiento de chi. Ya que también Prometio se encontraba entrenando sus técnicas este no quería interrumpirlo en ningún momento. Con las piernas cruzadas y la espalda recta, cerró los ojos y comenzó a respirar profundamente, sintonizándose con la energía que lo rodeaba. Cada inhalación trajo consigo una sensación reconfortante de calma, mientras que cada exhalación liberaba tensiones acumuladas. Todo este tiempo estuvo tensando más sus músculos ya que su entrenamiento se basaba en la lucha, golpes, y pelea, nunca había intentado de cierta forma meditar para conectarse con la energía vital que contenía en su interior.

El sol se deslizaba suavemente por el horizonte, pintando el cielo con tonos dorados y rosados, mientras Sora se sumía más y más en su meditación. A medida que la brisa marina acariciaba su rostro, él dejaba que su mente se aquietara, dejando atrás las preocupaciones y distracciones del mundo exterior. Ser pirata no era fácil y menos con su condición, además sabe que en algún momento la marina o la legión irían tras él o enviarían cazadores pero en ese momento, solo existía él y la corriente constante de chi que fluía a su alrededor.

Sora conscientemente dirigió su atención a cada parte de su cuerpo, permitiendo que el chi se filtrara en sus músculos tensos. Cada fibra parecía ceder gradualmente a la energía, liberando mínimamente las ataduras que este poseía desde su nacimiento. Era un proceso lento y deliberado, pero Sora sabía que valía la pena. La paciencia era esencial en su búsqueda por dominar el esta energía intenta de manera más completa.

A medida que pasaban las horas, Sora sintió cómo su conexión con el chi se profundizaba. Era como si pudiera sentir cada partícula de energía que fluía a través de su ser. Su mente estaba clara, y su cuerpo comenzaba a sentirse ligero y revitalizado, casi como si tuviera su técnica activa, sabía que está era la sensación que buscaba para mejorar su técnica. Aquella práctica no solo era una técnica de relajación, sino también un medio para fortalecer su vínculo con el chi y utilizarlo de manera más efectiva en otras ocasiones.

Finalmente, después de lo que pareció ser una eternidad que al final fueron solo unas horas, inmerso en su meditación, Sora abrió los ojos. Su visión estaba más aguda, su mente más enfocada y su cuerpo más relajado que nunca. Se sentía rejuvenecido, como si hubiera encontrado una fuente renovada de energía dentro de sí mismo.

Satisfecho con los resultados de su práctica, Sora se puso de pie lentamente y se estiró. Sabía que esta rutina de meditación y conexión con el chi se convertiría en una parte integral de su entrenamiento diario. Con cada sesión, se acercaría un paso más a su objetivo de utilizar el chi de manera experta y aprovechar todo su potencial en su cuerpo y librarse quizá permanente de su dolencia.

Escuchó como Prometio, su compañero prehistórico se había sobresaltado, al parecer este también había logrado un avance en su entrenamiento, no hay nada más complaciente que esto. Aunque ya era momento de que Sora tomara el timón, no era un experto, pero con su habilidad para la navegación le permitía llegar a donde esté se proponía.


Vio las nubes, y la corriente del mar, era claro, al menos para él, toda la noche lloveria, una tormenta en medio del mar, aunque Sora se sentía preparado para esto. Con una leve seña, moviendo sus dedos le dió a entender a Ocho que se encontraba cerca, que esta noche iba a llover. Por lo que está se vio obligada a comentarle a Prometio.

— Promechi, Sora informa que esta noche habrá tormenta, debes dejar a Arrhenius dentro de la habitación, para evitar que se asuste ya que no ha estado en el mar anteriormente —

La resplandeciente luz de luna y el hermoso cielo estrellado fue lentamente cubierto por espesas nubes, pronto nos encontrábamos en completa oscuridad. Las luces del barco se prendieron, pero no era lo mismo contemplar el firmamento con sus brillantes puntos blancos que solamente montones de nubes. Sora había mandado a Ocho para que me avisara que una tormenta llegaría, las noches de tormenta no me ponían del mejor humor. La lluvia comenzó a arreciar, las olas a embravececer y el barco se empezaba a mover de lado a lado, sería un buen momento para ver las habilidades de Sora como navegante.

Aunque fue una noche pesada, las habilidades de Sora al timón y la ayuda con las velas que proveímos Ocho y yo fueron suficiente para salir ilesos, pero empapados de la tormenta. Arrhenius se había quedado encerrado en el camarote para que no saliera volando por algún choque con las olas, me hubiese gustado ser él para dormir tranquilo. Fue hasta altas horas de la madrugada que pudimos conciliar el sueño todos, quizás un par manos nos hubieran caído de maravilla, pero no podía tomar decisiones de barcos que no eran míos.

Las mañanas que prosiguieron a la noche de tormenta no fueron muy distintas a la primera: me despertaba ligeramente antes que Sora y comenzaba mis estiramientos y mi mono me ayudaba con el calentamiento. Blandía la espada aproximadamente quinientas veces antes de desayunar, la flama de mi espada se veía cada día más fuerte, no se apagaba con cada tajo que lanzaba, pero aún le faltaba algo, un algo del cuál no podía darme cuenta. Antes de medio día Ocho preparaba el desayuno y nos mandaba a llamar, compartíamos la comida y nos dividíamos los deberes del barco, en cuanto terminaba volvía a practicar con mi espada hasta el atardecer, me comenzaba a gustar esa rutina.

-¿Cómo vas tú? -le dije a Sora mientras descansaba acostado apreciando el anochecer- ¿no te apetece probar nuestras técnicas en un duelo amistoso? -continué sin prestar mucha atención a mi entorno- creo que podría encontrar ese algo de la técnica que me hace falta si intercambiamos un par de cortes -agregué sonriendo.

Sabía que mi compañero prehistórico era fuerte y un poco de entrenamiento frente a frente no nos caería mal a ninguno de los dos. No había nada como intercambiar ataques para reforzar los lazos de nuestra pequeña alianza.

-Vaya, sólo que no hay necesidad de ir en serio, es solamente un entrenamiento -concluí mientras me levantaba.

Esa noche no fue para nada tranquila, tuvimos que evadir olas del tamaño de un rey marino, Ocho daba su mayor esfuerzo, se mantenía de un lado a otro mientras la mano de Prometio fue esencial en esta tormenta, sin él, no es que hubieran muerto, pero hubiera sido relativamente más difícil.  

Fue una noche relativamente pesada, las habilidades de sora como navegante salieron a relucir en su máxima expresión, aunque Prometio no entendía la mayoría de sus gestos, Ocho conocía hasta el más mínimo detalle de los sutiles movimientos en sus manos, cada movimiento era una orden distinta que Ocho ejecutaba de manera correcta. Sabía que esto había pasado antes lo que había enseñado a Ocho a que tenía que ser rápida en cada orden.

Tras esto las mañanas siguientes pasaron de manera normal, Prometio era el primero el levantarse, entrenaba hasta cansarse, mientras Sora continuaba con su entrenamiento de Chi, pasaba algunas horas frente al sol meditando para comprender como destensar sus músculos por mas tiempo del habitual.  Aunque Sora cada dia podía percatarse del avance de Prometio, este no parecía del todo contento, como si algo estuviera faltándole constantemente.  

Sora escuchó la propuesta de su compañero de viaje y tomó su cuaderno para contestar ** Mi entrenamiento me ha abierto un poco la mente, tengo que ser completamente honesto, y sobre el duelo amistoso, claro que si, no veo porque no, solo permíteme buscar mi arma en el camarote** Sora entregó el cuaderno al contrario y se levantó lentamente para ir caminando hasta su habitación, era obvio que su entrenamiento daba fruto, pues ya no se movía tan lento como de costumbre, aunque tampoco era un cambio del cielo a la tierra.

Tras unos poco segundos Sora volvía arrastrando un enorme martillo de guerra consigo. — No creo que intercambiemos cortes, esta vez te mostraré la contundencia de mis golpes Amigo — Sora había usado su técnica para moverse velozmente, no había forma de que hubiera fallos, aquel martillo de guerra que había robado de Baristan y llevaba consigo era el arma perfecta para demostrar lo poderoso que es Sora. — Intenta detener esto Prometio — Sora lanzó un golpe contundente contra su compañero esperando que este contrarrestara con la espada que le quedaba, ya que un golpe directo al barco sería devastador. El barco se movía de lado a lado tras el golpe, las olas resentian la fuerza de choque de Sora, mientras la pequeña Ocho miraba con asombro desde la cocina.

A mi compañero le había parecido la idea de entrenar juntos, al final del día uno no podía sacar a relucir sus habilidades hasta ponerlas en práctica, tendríamos que poner a prueba lo que habíamos aprendido esos días. Esperaba que intercambiando golpes con él, pudiera darme cuenta de aquello que le faltaba a mi técnica. Sora se metió a su camarote para sacar su estoque, o al menos eso esperaba, porque sorprendentemente sacó un martillo enorme. Me dio tiempo apenas de desenfundar mi única espada y ponerme en posición para comenzar el combate. Mi compañero lanzó un fuerte martillazo que alcancé a bloquear con mucha dificultad, la madera alrededor de mis pies se hundió un poco y sonó el chocar entre los metales.

-Vaya, eso me ha sorprendido un poco -dije mientras contenía el fuerte golpe de Sora- veamos que te parece esto -añadí soltando una pequeña sonrisa y frunciendo el ceño.

El ataque de mi compañero prehistórico estaba impregnado de fuerza, algo que yo ya sabía desde el momento en que lo vi pelear con el tigre carmesí, aún así era aún mayor de la que esperaba. Deslicé el filo de mi espada por la superficie de la espada, sonaba el chirrido y salían a relucir las chispas... ¡las chispas! La espada terminó de deslizarse y puse en alto mi espada, ¿cómo no se me había ocurrido antes? La energía tenía que fluir como un río, sí; pero el fuego es impredecible, implacable, no es simplemente una pequeña flama estática.

-¡Tiempo, pido un tiempo muerto! -avisé con un grito a Sora- dame unos momentos en lo que logro darle a forma -agregué concentrado en mi espada.

Comencé a proyectar la energía de mi cuerpo a la espada, como un río claro esta, una vez inmerso el acero de este flujo lo imaginé estallando, como si de fuegos artificiales se tratara, violento, iracundo, implacable. Las chispas comenzaron a salir de la espada, comenzó a emanar una onda de calor y, el acero, se prendió completamente en llamas. Lo había conseguido, mi espada de fuego estaba por fin completa.

-¿Qué opinas de esto -pregunté sin ocultar mi emoción- ¿crees que puedas detener un tajo en llamas? -probablemente sí podría hacerlo, pero pensé que sonaba genial decirlo así.

Lancé mi último corte recubierto en mi nueva técnica para presumirla con Sora. Genuinamente esperaba que a él le pareciera tan genial como a mí, me sentía como un niño pequeño en fiesta.

Con esfuerzo y su espada Prometio logró bloquear el ataque del martillo de Sora, no es un martillo con Nada especial, pero lo que podía hacer Sora con tan solo su fuerza, era algo magnifico. Su compañero prehistórico deslizó su espada por a superficie fuerte del martillo de guerra logrando que el roce creara chispas. Sora levantó su martillo con fuerza para intentar golpear a su compañero pero este en un momento pidió que se detuvieran.

Prometio se detuvo un momento y concentró su energía en la espada, la cual momentos después se prendió en llamas, era evidente la felicidad del contrario quien se emocionó. — ¿Detenerlo? Puedo extinguir el fuego — Sora orgulloso de su fuerza exclamó. Tras esto Prometio lanzó un tajo en llamas, Sora quedó verdaderamente impresionado, realmente Prometio había creado fuego, de la nada. Esto era algo espectacular de hecho. Se colocó en posición de bateo, como si aquel tajo no era más que una pelota de Baseball.

Cuando el tajo llegó y Sora logró golpearlo, este tenia una fuerza increíble, como si el fuego añadiera más poder bélico al tajo en cuestión. — ¡Home Run!, querido amigo!!— Sora logró desviar el tajo de fuego, sin embargo debía elogiar a Sora. El sabe que su fuerza es mucha y que haya tenido que esforzarse para desviar ese tajo es una acción digna de elogios.  — Jo´er Prometio, eres increible, ¿Como pudiste crear fuego de la nada? ¿A ver, tienes algún truco en esa espada? pero recuerda que no debes descuidarte— En un momento veloz Sora soltó su martillo y de su espalda tomó el estoque para correr hasta Prometio quien debería detener la estocada, aunque esta no tenia intención de herirlo, sino de apagar el fuego ya que el elemento que Sora sabe manejar por así decirlo es el viento, ya que sus ataques veloces o sus ataques contundentes forman capas de aire al chocar.

— Jo´er, si pudiera moverme así todo el tiempo seria genial, mi habilidad está mejorando considerablemente, siento como me muevo mas veloz cuando activo el SNS — Sora se desliza por los laterales de Prometio para intentar atacarlo por la espalda, y así poder medir como son sus reflejos.  Justo antes de darle una estocada, Sora soltó su estoque para proceder a golpear uno de sus laterales con sus puños cerrados, esto no era mas que una prueba de reflejos, ya que podia ver el mundo de manera mas lenta, es como si todo se moviera un poco mas lento y este lo percibiera de este modo. ¨¿Acaso esto es gracias a la meditación y el Chi? ¨ Mientras este se mueve a gran velocidad por toda la cubierta del barco piensa en como todos estos dias de entrenamiento valieron totalmente la pena.

Sora respondió, sorprendido de igual manera, con su siguiente ataque: esta vez usaría el estoque que llevaba cuando lo conocí, tenía sentido que intercambiáramos un par de cortes al menos.

-Bueno, explícitamente no sé cómo explicarlo- dije mientras daba un salto hacia atrás para poner distancia- pero creo que es más o menos concentras tu energía como un ¡FUUM! Enseguida de un ¡FUUSHHH! Para finalmente terminar con un ¡KATAPLAM! -dudaba que aquellas raras indicaciones le fueran de ayuda, pero no sabía de qué otra manera explicarle a mitad de un combate.

Sora arremetió contra mi con su elegante estoque, hizo gala de algunas fintas y combos de movimientos que, debo admitir, fueron difíciles de leer, aunque había logrado bloquear uno de sus puñetazos con mi brazo doblado, había dolido el impacto que había generado. Transcurrieron unos minutos más en los que hicimos gala de nuestras habilidades y el entrenamiento de esos días, intercambiamos varios golpes y estoques hasta que los dos caímos rendidos al piso.

-Eres bastante fuerte -le dije a Sora contemplando el cielo- creo que hemos mejorado un poco desde nuestra batalla con la bestia -dije sonriendo.

Aunque llevábamos un relativo corto periodo de conocernos, el viaje en su barco, me hacía sentir una amistad hacia Sora. Pensaba que era el inicio de un gran dúo dinámico, podríamos ser el dúo prehistórico, el par bestial o algo por estilo. Arrhenius caminó hacia mí con una cantimplora llena de agua, le agradecí y me la zampé de golpe, quizás el combate bajo el quemante Sol no había sido la mejor idea, estaba sediento. Se acercaba el medio día y, con eso, el delicioso desayuno de Ocho, lo esperaba con ansias.

-Por cierto, ¿qué tan lejos estamos de la siguiente isla? Ya hemos pasado un tiempo considerable en alta mar -pregunté mientras me sentaba- espero que encontremos algún herrero o tienda de armas, no me siento del todo cómodo cargando solamente una espada.

Ocho nos llamó para el desayuno, había preparado algo simple aunque sabroso como la mayoría de sus platillos, huevos estrellados acompañados con una fresca ensalada. Nos sentamos todos a disfrutar, la que sería la última comida antes de la siguiente isla.

A pesar de los movimientos veloces de Sora, Prometio logró evitar uno de sus puñetazos, era algo que debía elogiar, no era la persona mas fuerte del mundo pero conociendo que la mayor parte de su entrenamiento esta basado en aumentar su fuerza y resistencia, era obvio que no eran simples golpes. La amistad de Sora y Prometio crecía cada vez mas, aunque no tenían mucho tiempo de haberse conocido, han desarrollado una dupla increíble, dos usuarios de Zoan Prehistóricas, viviendo aventuras, claro, esto no era de lo mas normal posible pero ¿Que en este basto mar lo es?.

— Tengo previsto llegar a tierra antes del anochecer, si hemos seguido la ruta correcta, que estoy casi seguro de que así es, estaremos llegando al Reino de Greenlyn — He leído sobre ese reino, no debería ser un problema entrar, conseguir un herrero y salir, creo que no nos tomaría mas de dos o tres días — Tras esta ultima palabra, Sora se sintió relativamente decaído. No había duda que usar su habilidad ya le estaba pasando factura. Aunque se divirtió bastante. Sora hizo unas señales con la mano para que Ocho entendiese. Debían seguir recto, de haberlo hecho así llegarían antes del anochecer a la isla.

Sora desayunó con Prometio, pero tras esto se echó a dormir, no había mas que hacer, llegarían en pocas horas a su destino, y lo mejor será que Sora se tome el descanso merecido, ya que a pesar de que no seria un problema el entrar o salir de la isla, aun así pertenecía a la liga de los mares, por lo que si o si, ahí debía haber un cuartel de la marina, cazarrecompensas y muchos problemas para los piratas como ellos.

— Llegaremos a una isla, aunque no suelo bajar del barco, ¿Estas emocionado Promechi? — La pequeña Ocho se quedó junto a Prometio y Arrhenius mientras Sora se iba a descansar, sabia que pronto estarían en una isla nueva y aunque siempre se queda en el barco, Sora siempre le trae recuerdos geniales de sus aventuras, y al contarlas esta se emociona como si fuera ella misma la protagonista.

No pasó demasiado tiempo hasta que por fin se veía la isla desde su ubicación por lo que Sora al despertar se colocó al timón, logrando llegar al puerto sin demasiado problema. — Es..ta..mos  en   ti..e..rra — Gritó Sora cuando logró acercar lo suficiente el barco al puerto de la isla.