Sacando la Basura 2 - Esta vez sí [Ely - Berry]

  Hoy era el día. Alvar había conseguido contactar por fin con sus espías en Lëxius, y con toda la información que Elyria había recopilado en su investigación, pudieron descubrir que Wagner no era quién decía ser. Antes de la caída de Katharina y mucho antes de la guerra del cismo, el actual contraalmirante trabajaba como científico en la isla de la reina bruja. Era muy bueno en su campo, pero siempre fue repudiado por sus compañeros, envidiosos de que tuviera ese nivel siendo tan joven. Fue explotado, golpeado, maltratado. Sus investigaciones y trabajos fueron robados por esos cabrones envidiosos. Y todo eso cultivó un intenso odio en su corazón.

  Cuándo el imperio de Katharina cayó, Wagner hizo una promesa. Dejó a sus antiguos compañeros tirados para ser explotados, y se unió a la Marina de antes de que se separaran del gobierno mundial. En la guerra del cismo, él fue uno de tantos que se quedaron atrás, aún si apoyaban los métodos e ideologías de la Legión. Pero eran los topos perfectos, gente que ya estaba integrada en el cuerpo y tenía sus contactos y chiringuitos ya montados. Uno de los objetivos de Elyria, de hecho, era encarcelar a todas estos espías. Porque ahora que sabían esto, a saber qué información les estaba enviando.

  Ahora mismo ya tenían suficientes pruebas para un arresto, y Wagner seguía en Water 7. Vamos, que le sería imposible escapar. Pero tenían que hacerlo bien. Si sus lacayos se enteraban, todo el resto de pruebas que podría haber en su base acabarían destruidas, y muchos podrían huir antes de que la Marina los atrapase. También había un barco de camino para recoger una carga de mercancía.

  Pero tenían un plan. Para evitar que nadie diese el chivatazo, harían un arresto conjunto. Un equipo se encargaría de arrestar a Wagner en Water 7, otro de interceptar el barco cuándo atracase en el puerto, y otro de tomar la base en las montañas. Y lo importante, todos lo harían a la vez, sin darles tiempo de reacción. Elyria estaba al mando del segundo equipo, el más pequeño y discreto. Pero necesitaba ayuda.

  Así que fue a buscar a Berry. Aunque tenía que asegurarse de que no llamase demasiado la atención antes de lanzar el ataque. Después de todo, eran ellas las que iniciarían y darían la señal a los otros dos equipos.

Ese día se encontraba en el cuartel entrenando como de costumbre, de hecho la emoción de Berry era palpable en el ambiente, su sonrisa y sus pequeños brincos a la hora de golpear uno de los sacos de arena eran un sello inusual debido a que últimamente solo disfrutaba sus entrenamientos privados. Incluso a la hora del descanso movía la cola de lado a lado, ansiosa y tal vez pensando en algo que pronto sucedería aunque el reloj avanzaba el anuncio no llegaba, esto solo aumentaba la electricidad que recorría su cuerpo no solo de manera literal.

Sintió llegar a Ely mucho antes de que cruzara la puerta, su aroma invadió las fosas nasales de la mink quien salió corriendo hasta la puerta llevando por delante unos instrumentos de entrenamiento que había tirados. El resultado era una imágen conocida, una bola de pelos negra rodando hasta rebotar en la pared y terminar sentada con su cabeza dando vueltas a un lado de la puerta.

La mink ahora veía todo girando y a varias Elyrias entrando al lugar, contando con sus garras a cada una, costaba que alguien tomase enserio a semejante desastre con patas. Sacudió su cabeza y palmeó sus mejillas mientras todas las mujeres frente a ella se fundían en una sola, tal vez Berry prefería la otra realidad rodeada de tantas mujeres hermosas pero no era momento de soñar.

—¡Ely! ¡Adivina, adivina lo que hice! No es una cita, pff bueno ojalá lo fuera pero no es eso. ¡Envié el papeleo para mi ascenso! Solo espera a verme con esa capa gloriosa. ¿Cuál pose sería mejor para mi entrada? Una ostentosa, a lo mejor una seria y firme o quizás una mezcla... oh, ehmmm, lo siento olvidé el detalle de tu vista. ¿Pero me imaginas bonita verdad?—

Berry se dedicaba a posar para Ely hasta caer en cuenta de su ceguera, la emoción generaba esas cosas y hasta la hacían ver idiota. Sin embargo, tras todo aquel frenesí el cuerpo de la mink se relajó para volver a una actitud más profesional estaba frente a un superior después de todo y merecía algo de respeto. Estiró su cuerpo mientras se quitaba las pesas corporales y saludaba con el típico protocolo.

—Lo siento Capitana, me he dejado llevar un poco pero necesitaba darle la noticia a alguien. Sargento Berry lista para el servicio.—

Guiñó uno de sus ojos mientras saludaba, nuevamente cayendo en cuenta de que Elyria probablemente solo escuchase su voz, suspiró con un gesto pesado mientras esperaba instrucciones a lo mejor iniciarían un nuevo entrenamiento privado como era rutina. La mink lo estaba deseando, consideraba que la tutela de Elyria le había ayudado de gran manera a hacer los progresos necesarios para dar su último salto y llegar a su preciada capa. No era un secreto que Berry le tenía un gran estima, admiración y a lo mejor un poco de cariño. Después de todo la mink era como un cachorro que fácilmente hacìa buenas migas con todo el que pudiera soportarle, pese a que en muchas ocasiones el cariño no fuese ni por asomo algo mutuo.

 Elyria llegó finalmente al cuartel, y para la sorpresa de un total de cero personas, Berry se puso a comportarse como una per—zorra en celo, girando por todos lados sin ningún tipo de decoro. Elyria no era la persona que más importancia le daba a estas cosas, al menos desde hace unos años, pero aún había ciertos… límites sobre cómo comportarse en un cuartel.

 “Berry por dios, tranquilízate, estamos en el cuartel,“ dijo mientras suspiraba. Estar agotada por no haber dormido una mierda estos últimos días no ayudaba. “Aunque me alegra, estoy segura de que aceptarán tu ascenso después del buen trabajo que has hecho.“ Elyria le mostró una sonrisa sincera pero cansada, no estaba muy de buen humor ahora mismo, pero no debía pagarlo con la pobre mink, que no había hecho nada malo. Bueno, nada muy malo al menos.

 Siguió escuchando todo lo que le tenía que decir, y cuándo por fin terminó, se puso un poco más seria. Después de todo, su misión no era ninguna tontería, ni mucho menos. Y tenía que asegurarse de que supiese comportarse, lo último que quería era alertar a sus objetivos antes de tiempo.

 “Ven a mi despacho, Berry,“ dijo en un tono serio, caminando hacia su habitación para tener un poco de privacidad. No es que no se fiara de sus compañeros, ni mucho menos, pero las paredes tenían ojos y nunca venía mal ser precavida. Además, era mucho más fácil controlar una zona más pequeña.

 “Tenemos una misión importante para hoy, sargento, siéntese,“ dijo Elyria, colocando unos papeles con mapas en la mesa. “Y perdona que me ponga un poco más seria, pero el caso lo merece.“

 Entonces tomó asiento, dándole tiempo a su compañera para que hiciera lo mismo. O para que se quedara de pie, tampoco le molestaba.

 “En cualquier caso, tenemos cosas que hacer. He estado trabajando esta última semana en una investigación. No te voy a aburrir con los detalles, pero es un caso de corrupción de un contraalmirante. Un infiltrado del gobierno, básicamente.“ Elyria movió los mapas por la mesa, señalando el de la costa, que indicaba por donde llegaría el barco. “Básicamente tenemos tres equipos que deben actuar a la vez. Nuestra parte es interceptar este barco cuando llegue al puerto, y detener a todo el que esté a bordo. Preferiblemente sin heridos. Y ningún civil herido, por supuesto. Eso sí, somos las que daremos la señal, y es muy importante no llamar la atención hasta poder lanzar el ataque. ¿Puedo contar con su discreción, sargento?“

La mink comenzó a relajarse tras las palabras de apoyo, que le asegurasen el ascenso causaba cierta calma reconfortante en su cuerpo. Observó inclinando la cabeza hacia un costado cuando Ely le comentó lo de seguirle al despacho, no era lo habitual ni mucho menos, se encogió de hombros caminando sin rechistar y tomando asiento como si fuese un cachorro con sus cuatro extremidades sobre el banco.

Sus orejas se pararon como dos antenas al escuchar un caso de corrupción tan gigantesco, los recuerdos sobre algunas cosas le llegaron a su mente como el pequeño altercado en Water Seven y las zonas liberadas que ciertos marines parecían ignorar. Papadeó ante la información, mirando a sus costados para luego señalarse a ella misma. Los objetivos de la misión le eran bastante diferentes a sus capacidades habituales, la zorra tenía una percepción de sí misma como una fuerza de choque en lugar de un refuerzo sigiloso.

—¿Nosotras? Es decir, claro que puedo mantener la calma y compostura cerca de usted y no pondré en riesgo el trabajo de tanto tiempo. Aunque soy más una luchadora, entrar y golpear, me sorprende que me haya escogido...—

La mink bajó la voz un momento agachando la cabeza, pero en lugar de un llanto o culpa volvió a levantar su mirada con una sonrisa salvaje pegada al rostro. Estaba feliz, incluso su emoción se palpaba en los rojizos orbes brillantes. Tal vez hasta se ganase más medallas con solo hacer caso y aunque no era su fuerte, solo debía concentrarse en el premio y en que Ely era muy guapa, tal vez era mejor dejarlo solo en el premio para no traer ciertas memorias vergonzosas.

—¡Pero no voy a quejarme! Siempre quise tomar desafios y este es uno de gran responsabilidad, no le decepcionaré y puede contar conmigo. ¡Cuando usted lo diga Capitana!—

Saltó del banco poniéndose de pie y estudiando el mapa con su mirada, su equipo parecía ser una pieza clave en toda la operación. Debería mantener un bajo perfil y no delatar el plan, algo que Berry estaba acostumbrada a fingir en ocasiones. Sin dudas, lo que más nerviosa y ansiosa le ponía era el hecho de no tener la autorización para herir y tratar de reducir a los implicados con medios no tan extremos. Debería recurrir a los agarres y las tacleadas, no era lo más cómodo pero no defraudaría a alguien que le escogió a ella particularmente.

  Elyria asintió con la cabeza ante las palabras de su compañera. Sí, tenía razón, no era la persona ideal para una misión de sigilo. Pero realmente lo que tenían que hacer esta vez no requería de ningún set de habilidades extraño. Solo de no ponerse a hacer nada que fuera a llamar la atención.

  “No se preocupe, sargento. No tenemos que infiltrarnos en secreto en una base repleta de enemigos armados para pillarlos por sorpresa en el momento justo. Eso lo lleva otro equipo más especializado. Solo tenemos que esperar cerca de la zona sin llamar la atención de los criminales, no es nada del otro mundo. Y necesito tu fuerza por si las cosas se ponen feas. Aunque repito, ningún civil herido bajo ningún concepto. Y los criminales… Solo si es necesario, daré la orden. Y lo más limpio posible.“

  Nissa giraba a su alrededor, aburrida.

  “Ely por dios, ya lo has explicado quince veces, deja de hablar… ¡Y no seas tan seria con la pobre Berry!“ Dijo Nissa, inflando sus mejillas. Aunque nadie pudiese verlo, pero bueno, ella era así.

  Elyria suspiró. Su amiga sabía que no le podría responder, y eso le daba algo de rabia. Pero bueno, tenía que centrarse en el caso.

  Sonrió levemente al ver el entusiasmo de Berry, a lo cual Nissa abrió la boca sorprendida. Aunque eso Elyria nunca lo sabría, claro. A no ser que se pusiese a contárselo todo por la noche sin dejarle dormir. No sería la primera vez.

  “Gracias, sargento. Cuento con su discreción entonces. Memorice el mapa y vamos,“ dijo Elyria, de nuevo en un tono más serio, antes de salir del despacho y del cuartel. No tenían una prisa de locos, pero tampoco le gustaba perder el tiempo. Quería tener la zona controlada y tener tiempo por si ocurría cualquier imprevisto, que nunca se sabía.


  Unas horas después y ya en posición, se pudo ver un barco a lo lejos, acercándose al puerto. Nissa le confirmó que era el que estaban buscando, así que le hizo una señal de okay a Berry con la mano. Ya quedaba poco para el momento clave. Le envió una señal a los otros dos equipos para que estuviesen atentos y se preparasen para atacar y respiró profundamente. Solo esperaba que las cosas no se torciesen, pero sabiendo el tipo de grupo con el que lidiaban… Era complicado. Si eso ocurría, su trabajo principal sería mantener a los civiles a salvo, mientras que Berry se encargaba de los criminales. Así que tenía que mantener la calma y tener mente fría.

La mink esbozó una sonrisa ante la confirmación de que la tarea no involucraba mucho más sigilo del necesario, se cruzó de brazos para seguir escuchando el plan y memorizar el mapa cosa que no le requirió mucho tiempo. Al parecer Ely deseaba que todo estuviese planeado y entendido a la perfección, era algo usual en un superior ese deseo de que nada se pasara por alto. Si bien la charla era algo reiterativa, Berry lamió sus garras tras finalizar sus preparativos y se alistó para seguir a su capitana sin realizar ninguna acotación más, no deseaba que perdiesen más tiempo del necesario.

**

Berry mantenía las manos en la nuca mientras sus ojos contemplaban los barcos que pasaban, era un poco aburrido que ninguno fuese el indicado, incluso ya se había desanimado bastante hasta ver la señal de Ely. Tras una espera que Berry sintió eterna un barco se aproximaba al puerto, la mink comenzaba los preparativos aún recostada contra la pared de un edificio y camuflada por la sombra del mismo. Ventajas de ser una bola de pelos oscura, contempló su alrededor, en busca de un camino directo que no alertase a los criminales y sobre todo mantuviera fuera de la linea de fuego a los civiles.

Ese día el puerto no estaba tan concurrido, por tanto solo había una leve concentración de los civiles en los alrededores del mismo. Lo más importante era evitar un ataque a las calles de la ciudad, sin embargo, Berry confiaba en poder hacer una entrada sorpresa por el aire apenas su superior diese la orden.

—Noquear, no matar... hacerlo limpio... cuando de la orden entraré...—

Suspiró Berry ya colocada en cuatro extremidades, lista para saltar a la acción apenas le indicasen. Su idea era simple, volaría hasta el barco y se colaría en este mientras todos los criminales se centraban en las tareas de anclaje, era consciente de que para que el plan tuviese éxito debería poner a dormir al vigía si era que contaban con alguno. En todo caso sería ella contra una manada de criminales hambrientos, su sonrisa salvaje volvía a aparecer, le encantaban esas peleas.

Sin embargo, sus instintos parecían más controlados, apenas se había lamido o rascado de hecho cada tanto mordía su labio para controlar esos impulsos o reducir la urgencia. Su temple tampoco era tan alocado o tonto como siempre, mostrando una personalidad más centrada en lo que Ely buscaba. Aunque le demandase cierto esfuerzo adicional, la mink estaba decidida a dar una buena imagen, incluso si su capitana solo podía sentirle.

  Vale, parecía que Berry se estaba comportando, gracias a dios. En parte le preocupara que se pusiese a haver de las suyas y a dar vueltas sin parar por la plaza mientras se rascaba. Por suerte, eso no había ocurrido. Así que tenía que acordarse de agradecérselo más tarde.

 En cualquier caso, se mantuvo atenta, escaneando la zona en busca de la forma más rápida y eficiente de evacuar a los civiles cuando Berry se lanzase al ataque. Bueno, fue Nissa, pero ya conoceis la historia. Entonces, unos minutos antes de que llegase a puerto, abrió la llamada por den den mushi con los otros dos equipos. Estos estaban preparados para atacar cuando ella diese la orden.

 Y por fin, el barco finalmente atraco, y los tripulantes comenzaron con el anclaje. "¡Ahora!" Gritó Elyria, ordenándole al resto de unidades y a la propia Berry que comenzaran la operación.

 Cuándo Berry llegó al barco de un salto, Elyria fue corriendo a sacar a toda la gente que había alrededor del puerto, incluyendo los trabajadores. Por suerte, la gente de esta isla respetaba a la Marina, y eso sumado a la autoridad que desprendía la capitana, hizo que no hubiese demasiados problemas en el proceso.

 Bueno, al menos hasta que una señora mayor decidió que no pensaba ceder su puesto en la cola de la pescadería. Y eso que el pescadero ya se había pirado con el resto de gente.

 "Señora, nadie le va a quitar el sitio. Pero es peligroso que se quede aquí."

 "¡Siempre igual! Ya lo decía mi Juan Carlos, ¡No dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo!"

 "Señora, que ha venido usted a comprar merluza."

 "¡Pingüino! ¡El mejor de la ciudad!"

 A Elyria le dió un pequeño susto al escuchar eso, recordando ciertos animales llenos de droga en el pasado. Pero no podía ser eso de nuevo, habían capturado al criminal, solo era pingüino. Solo era pingüino...

 "Cuándo acabemos con esto le pagaré la compra, ¿le parece? Pero solo si evacua la zona."

 "Sabía que funcionaría," termino diciendo la señora antes de irse a su casa.

 Nissa no paraba de reirse por lo que acababa de ocurrir, pero Elyria lo ignoró, tenía cosas más importantes que hacer. Así que usó su Sky Walk, corriendo por el aire a comprobar la situación en el barco. Solo esperaba que no se hubiese salido demasiado de control, pero sabía que estaba pidiendo demasiado.

La mink se mostró contenta al escuchar la orden, extendiendo sus alas y llegando en pocos aleteos al barco, como supuso había un vigía pero no por mucho tiempo. Al iniciar el descenso dedicó un buen puñetazo a la cabeza del criminal que se encontraba en el observatorio del barco con un catalejo que por poco se le incrusta en el ojo por el impacto, al caer sobre el cuerpo del mismo no alertó a su alrededor al no hacer ruido, guardó sus alas blancas mientras amarraba los brazos del criminal con sus propios calcetines y le metía uno en la boca por si llegaba a despertar, los nudos eran fuertes tal y como había golpeado tardaría unas horas en hacer mucho problema. Tomó el catalejo para observar desde su posición privilegiada el resto del barco, la mayor parte de los sospechosos se dedicaban a bajar la carga, pocos parecían desocupados o en descanso mientras que ninguno movía su mirada de lo que fuera que llevasen. Bajó de su posición tras comprobar que no había ningún peligro, mientras que la puerta principal del mismo estaba abierta ya que los marineros descargaban desde aquel pasillo.

Berry se llevó la mano al mentón mientras olfateaba su alrededor, oculta tras unos barriles cercanos al mástil de barco, era evidente que si iniciaba un ataque directo todo podría salirse de control, la ruta de descarga era directa y toda la tripulación podía rodearle en segundos ante algún ruido. Se quedó observando el movimiento del barco mientras relamía el pelaje de sus garras, solo dos hombres llegaban a cubierta con las cajas y luego volvían a adentrarse al barco. Siempre eran los mismos dos y nunca otra persona salía pese a que la mink podía oler más personas en la parte inferior de la nave. No le fue complicado atar cabos, seguramente la mayor parte de los criminales se encontrasen abajo moviendo las cajas ilegales y aparentando ser todo un operativo común, mientras que el hecho de mandar a dos hombres era para que dieran la alarma apenas algún marine se acercase.

La tarea era lograr distraer a esos dos hombres, pensando la mink no lograba ver alguna estrategia viable más que lanzarse, estaba por hacerlo cuando pudo escuchar a ambos hombres hablar sobre las mujeres. Era evidente que llevaban mucho tiempo sin ver a una, tanto que matarían por ir a un bar luego de descargar tantos materiales y cosas que al parecer no conocían muy bien. Típico de los mercenarios contratados para ese tipo de operativos, normales, con pocas neuronas y aparentando ser los típicos chivos expiatorios por si algún crimen se les pudiera adjudicar. Utilizó su fruta para tomar una apariencia más humana, al menos en sus extremidades y luego mostrar una de sus trabajadas pero delgadas piernas por uno de los costados de los barriles.

La carnada no tardó en atraer a ambos hombres mientras subían a la cubierta tras dejar unas cajas, casi babeando se acercaron a la posición de Berry quien no dudó en noquear a ambos haciendo estrellar sus cabezas y nuevamente comenzar a atarlos con sus propios cinturones y calcetines. Estaba vendando la boca del último cuando divisó a Ely llegando a cubierta, haciendo señas con sus manos de no hacer ruido mientras regresaba a su animalesca forma habitual para que Elyria no se alarmase, aunque llevó su mano a la frente al caer en cuenta de la ceguera de la misma y que seguramente con aquel haki de observación conocía que se trataba de Berry incluso al haber cambiado de aspecto un poco mientras que claramente sus señas no servirían para nada.

—Llega a tiempo Capitana, he noqueado a estos dos y al que estaba arriba. Según pude ver descargan cosas a través de esa puerta, pero solo bajaban y subían estos dos, supongo que los demás están abajo buscando camuflar todo como una descarga normal. Pensaba en bajar a explorar por mi cuenta pero ahora que somos dos podemos bajar juntas y hacerles creer que somos estos dos. Aunque como puede suponer es solo una sugerencia y confío en su criterio.—

La mink movía la cola de lado a lado mientras dejaba a ambos hombres dentro de los barriles para no alarmar a nadie de su falta por si de casualidad había algún otro vigía haciendo de campana en el muelle. Lentamente se ocultó tras los barriles al escuchar una voz provenir desde el interior del barco, más precisamente desde las escaleras que llevaban al compartimiento inferior de la nave.

—¡Jonas! ¡Week! ¡Par de tontos dejen de perder tiempo mirando a las perras del muelle y vengan de inmediato! Se les paga por cada caja y cuanto más tarden menos les vamos a dar.—

Rugió una voz ronca para que luego se sintieran algunos pasos descender nuevamente, la mink observó a Elyria esperando instrucciones de como proceder, esperaba no haber hecho ningún desastre pero en lo que ella recordaba no había matado a nadie y si llegó a quebrar algún hueso seguramente podrían repararlo en la prisión tampoco es que hubiese empleado mucha fuerza.

 Al ver que todo estaba despejado, Elyria bajó hasta la cubierta, aterrizando tras los camarotes y caminando hasta donde estaba Berry sin que nadie le viese. Y bueno. Digamos que no le hizo mucha gracia lo que había hecho la mink. Nissa fue rápidamente a comprobar que estuvieran bien, y volvió a avisar a Elyria. No parecían tener nada roto. Al menos nada que pudiese ver fácilmente desde fuera. Menos mal. Era muy probable que el barco estuviese lleno de civiles y comerciantes inocentes. Veía complicado que toda la tripulación trabajase para los criminales. La mayoría solo estaría aquí trabajando, sin conocer los trapicheos en los que estaban metidos sus jefes.

 “Sargento. ¿Que parte de no ir a lo bruto no has entendido? Por lo que sabemos podrías haberle roto algo a unos civiles sin culpa de nada. Ten un poco de cuidado joder,“ dijo en un tono serio, clavándole su mirada penetrante en los ojos. Cada vez se acostumbraba más a hacerlo incluso estando ciega, aún si era un tanto diferente. Aunque seguía transmitiendo mucha autoridad. “Ya hablaremos de esto, por ahora minimiza daños, ¿entendido? Nada de poner a civiles en peligro sin ningún tipo de criterio. ¿Por que has tirado a estos dos idiotas? En fin. Y no, no podemos hacernos pasar por ellos. No tenemos tiempo para esto, y no podemos bajar y arriesgar a que algún otro escape.“

 Entonces, pudo escuchar la voz del supervisor llamando a dos hombres. Probablemente los pobres tortolitos que estaban durmiendo la mona en el suelo. Bueno, parece que tocaba tomar el control de la situación.

 “Berry, vigila todas las salidas. Que no abandone nadie el barco.“

 Y unos segundos después, el supervisos terminó de subir, encontrándose a sus empleados tirados en el suelo.

 “¡Quien cojones sois! ¡Vais a pagar por los putos daños! ¡Mar—“

 “Silencio,“ dijo en seco antes de usar su Sky Walk para tomar algo de altura y tomar altura en medio del barco. Entonces se puso a hablar en voz alta, para que le escuchase todo el mundo. “Soy la Capitana Elyria, de la Marina. Parece que unas ratas se han colado en el barco, así que el que intente salir se las tendrá que ver conmigo y con mi compañera. Quedaos quietos y nadie saldrá herido, me gustaría minimizar los daños lo máximo posible. En cuánto a los inocentes, os doy mi palabra de que estaréis libres al final del día, y se os recompensará por las molestias ocasionadas.“ Sinceramente, no esperaba que fuese a funcionar. Los criminales no se iban a rendir así por las buenas, pero al menos así el resto sabría que debía apartarse de la trifurca y esconderse hasta que todo acabase.

 Obviamente, se sembró el caos. Muchos corrieron de vuelta a su camarote, y otros cuantos protestaron. Lo esperable, vamos. Entonces, pudo ver como un grupo de matones subía a camarote, junto al que parecía ser el capitán del navío.

 “Bueno, bueno, pero que tenemos aquí… ¿Habéis venido a entretenernos? Llevo tiempo sin matar zorras para divertirme, ese idiota de Wagner dice que llama demasiado la atención… Pero si me lo ponéis en bandeja…“

 Y sin perder mucho más tiempo, un par fueron a por Berry mientras que otros dos apuntaban a Elyria con armas de fuego. El capitán y otros dos se quedaron mirando de brazos cruzados. Bueno, parecía que la cosa se iba a poner fea al fin y al cabo. Una pena.

La mink agachó la cabeza ante la reprimenda, no había pensado que pudieran haber civiles a bordo. Suspiró desganada mientras avanzaba hacia la salida próxima para supervisar que nadie escapara. Ni siquiera gastó fuerzas en justificarse, aceptaba el error y reconocía que en próximas ocasiones debería dar la voz de alarma pese a que pareciera una tontería, a sus ojos era exponerse innecesariamente y si ponían a civiles como escudo entraría en su conflicto particular entre lo que dictaba su instinto y sus deberes de marine.

—Pff... vaya entrada...—

Esgrimió ante la aparición de un hombre junto a otros, apenas conservaba algo de su particular humor y continuaba con su debate interno. No tomó en cuenta las palabras del hombre o que tenía a dos matones apuntando con armas a su cuerpo. Apretó su puño mientras observaba a ambos maleantes, crujiendo sus dientes enfadada, para la zorra solo existían o civiles o criminales y todo aquel que apuntara contra ella o un oficial en servicio estaba violando la ley.

—¿Qué pasa gato con tetas? ¿Estas asustada?—

Esgrimieron ambos hombres lamiendo los sables que blandían, no era complicado ver cierto brillo en los ojos de la mink, pero la palabra "gato" pareció reemplazar esa tristeza y llanto en una vena marcada en la frente.

—La capitana dijo... ¡Que se quedaran quietos!—

Y nuevamente un golpe, uno que mandó a los dos sujetos de culo al suelo y mirando pajaritos mientras los demás parecieron centrar su atención en la mink. Los desgraciados de los sables no tardaron en caer dormidos con un poco de retraso, el golpe había sido duro y seguramente dejaría una marca al despertar.

—Si amenazan a un oficial es resistencia a la ley, si desobedecen una orden directa es un delito. ¡Si cometen un delito van para el calabozo! Ahora todos se quedan quietos y bajan sus armas o yo misma les rompo los huesos. ¡Que soy una zorra y no un gato!—

La mink golpeó con frustración el aire a su alrededor, lanzando a quienes apuntaban las armas una mirada hirviente en furia junto a una leve onda de choque que mandó a volar sus armas por los aires, básicamente decirle gato era una cosa intolerable y a la mink era complicado rescatarla de sus instintos. Amagó a avanzar, pero entonces los otros dos bandoleros ya desarmados levantaron las manos temblando. Tampoco Berry se iba a alejar mucho del lugar ya que tenía la orden directa de cuidar las salidas y es lo que haría.

—Tu elijes grandote, o lo hacemos por las buenas y obedeces a la capitana. ¡O lo hacemos a mi manera! El que quiera pelear le pago el tratamiento de ortodoncia.—

Crujió sus nudillos, estaba bastante enojada y esto parecía intimidar a los tres que todavía no decidían como proceder. Al menos cuatro se habían borrado de la ecuación y dudaba que algún otro quisiera terminar como alguno de los que estaban tomando una siesta forzada.

La mink ya no buscaba quedar bien o mal ante Elyria, solo buscaba terminar el trabajo con la menor cantidad de golpes, si tenía que intimidar un poco lo haría después de todo no estaba en su naturaleza proceder de una manera tan pácifica. Quizás era la villana de una historia ideal donde todos hicieran caso, pero en su mundo salvaje y caotico era una heroina simplemente por no haber matado a nadie nisiquiera a esos dos que se atrevieron a atentar contra su vida.

—Esto... señor... esa gat- digo zorra parece de la l-legión... y no creo que merezca la pena...—

Uno de los que estaban tragó saliva intentando persuadir a sus jefes de que era mejor idea no alargar las cosas. Los hombres se centraron en una calurosa disputa de si acaso habían enviado legionarios encubiertos y si era factible iniciar un conflicto ante el cual claramente tendría resultados poco agradables a su manera de verlos. Estaban tan distraidos con aquello que era el momento perfecto si era que Elyria tenía intenciones de intervenir o apresar a los sospechosos, el numerito de Berry al menos había hecho que los más endebles se cuestionaran la autoridad que hasta ese momento les había utilizado como carne de cañón.

  Elyria suspiró cuándo le apuntaron los dos matones. Si esperaban hacer algo con esas armas de pacotilla, no tenía mucho de lo que preocuparse. Y estaba feo eso de juzgar por las apariencias, pero ninguno tenía pinta de ser un francotirador experto con balas cubiertas de haki y una puntería extraordinaria. Así que cuándo le dispararon, no fue muy difícil apoyarse en su haki de observación para esquivar las balas. Entonces, se impulsó en dirección a ellos, pateando sus armas una a una. Estas acabaron en el suelo, lejos de su alcance.

  “No lo voy a decir otra vez. Podemos hacer esto por las buenas, o por las malas. Vais a acabar igual, pero una de las opciones es un poco más dolorosa,“ dijo Elyria tranquilamente. Dudaba que fueran a aceptar, pero bueno, no perdía nada por intentarlo.

  “¿Tú eres gilipollas? ¡Que nos va a hacer una zorra como tú, solo tuviste suerte!“ Gritaron los dos a la vez. ¿Acaso eran gemelos perfectos con esa increíble coordinación vocal?

  “Os dí la oportunidad, luego no os quejéis,“ dijo en un suspiro. Y antes de que pudiesen reaccionar, le dió un golpe en el cuello a cada uno con Khione con la fuerza suficiente para tumbarlos. Evidentemente, seguía envainada. No era plan de empezar a decapitar gente.

  Mientras que Berry se encargaba del percal, Elyria sacó sus esposas y comenzó la faena. Evidentemente no tenía para todos, así que se guardó unas por si las necesitaba para alguien más peligroso y usó cuerdas para inmovilizarlos.

  “Ely… Esa idiota se esta volviendo loca. Le han llamado gata o yo qué sé qué,“ dijo Nissa algo preocupada.

  “Joder… Me parece que alguien se va a parar el viaje de vuelta fregando cubiertas…“

  Al menos terminó por intimidar a los que quedaban. Elyria se fue acercando a ellos uno a uno, hasta que asintieron con la cabeza y les dió por atacar. Todos a la vez, en un intento desesperado de salir de esta. La marine suspiró. Supongo que es un buen momento para probar este nuevo poder. Alvar dijo que si me concentraba podría…“

  Y eso hizo. Su voluntad y fuerza se expandieron a su alrededor, y, de una forma mucho más efectiva de la que esperaba, todos los criminales que se habían lanzado a atacarle y un par que se quedaron atrás, cayeron desmayados al suelo.

  “¡Joder Ely, que demonios ha sido eso!“ Grito Nissa super emocionada.

  “Vale, eso ha sido más eficaz de lo que pensaba… No está nada mal, no…“

  Entonces, un hombre ancho y de unos tres metros de altura salió de la bodega. Sus pasos hacían crujir la madera, y definitivamente era mucho más fuerte que el resto. Elyria intentó hacer lo mismo que había hecho antes contra él, pero no hizo efecto.

  “Vaya, vaya… Parece que la zorra de la Marina sabe usar haki del rey… Un motivo más para que no salgáis vivas de este barco. ¡Os estáis metiendo en los negocios del grán Kazuo! Qué poco aprecio por la vida… Una puta ciega y una gatita con problemas de autocontrol no me sirven ni de calentamiento, ¡os enterais!“ Gritó el hombre con furia.

  Y sin pensárselo ni un segundo más, sacó una maza con pinchos y la giró en el aire, lanzándose a atacar a Berry.

  “¡Berry cuidado! ¡Es mucho más fuerte que estos imbéciles!“ Gritó Elyria, sacando a Khione para unirse al ataque. No a atacar a Berry, eso sono un poco raro.

Para su fortuna Ely se encargó de los restantes con un poder algo extraño, ni siquiera les había tocado y ya estaban en el suelo, la mink tenía dudas de que clase de entrenamiento había seguido su superior pero como una adrenalina el deseo de querer aprender a hacer lo mismo reemplazó nuevamente su humor. Se sacudió al ver a su nuevo oponente, al parecer era inmune a los trucos de Elyria y conocía bastante sobre el haki. No hizo falta que su capitana lo advirtiese, Berry pegó un salto hacia atrás revoleando a ambos hombres inconscientes a un lado salvando a ambos de ser aplastados por el garrote que aterrizó apenas centímetros delante del cuerpo de la mink. De no ser por su acción los dos secuaces estarían aplastados y probablemente muertos, no solo era alguien peligroso si no que no tenía reparo en herir a sus propios subordinados.

Avanzó con un salto para intentar golpear la cabeza del bandido, aunque sintió que chocaba contra un muro, era bastante resistente incluso teniendo en cuenta que Berry no se estaba conteniendo, apretó su puño rodeando su garra de electro. Lentamente la electricidad se volvió fuego y un fuerte golpe impactó en el estómago de su enemigo, las llamas salieron por la espalda del sujeto aunque de un garrotazo la mink salió volando hasta detenerse contra una pared. La sangre caía por el lado derecho de su cabeza aunque la zorra no parecía alterada, si no feliz de tener una pelea tan reñida. Relamió su garra observando que su superior intentaba una maniobra con su katana, siendo que ella se centró en atraer la atención para dejar una abertura.

—¡Vamos a ver quien es el gato!—

Gruñó actuando como si estuviese enfadada, realizando una finta y atrayendo la atención de su objetivo, para deslizarse y pasar por debajo de las piernas de su oponente dejando la espalda del grandote expuesta frente a su superior. Los minks como Berry podían parecer idiotas en ciertas ocasiones, pero su intelecto en la batalla era envidiable y con solo unos movimientos impredecibles y salvajes había conseguido una apertura para el ataque de su superior. Sin perder tiempo se impulsó hacia su objetivo y realizó un gancho al costado izquierdo del bandido, deseaba conectar a la par que Ely pero no bajaba la guardia, aquel hombre podría tener un dominio avanzado del haki y haber predicho todo con sumo detenimiento.

—¡Tenga cuidado capitana puede ser una trampa!—

Cambió su destino saltando para aferrarse al brazo del hombre o al menos intentarlo, si su instinto no le fallaba eso al menos podría redirigir el golpe o lo que fuese que el sujeto intentase hacia ella y si no lograba una apertura al menos mantendría a Elyria de una pieza. Su golpe inicial tuvo que haber hecho algo por muy resistente que fuese, era de sus golpes más potentes pero tal vez no se notaría hasta mucho más delante, la mink estaba luchando por proteger lo mejor posible a Ely consciente de que ambas por separado no serían capaces de sobrevivir pero trabajando en conjunto el hombre lo tendría mucho más complicado.

  Elyria suspiró aliviada al no sentir desaparecer la presencia de esos dos hombres. Al parecer les había salvado de convertirse en papilla para bebés, menos mal. Cuándo hacía las cosas bien también tenía que reconocerlo, a pesar de que fuese una bruta incapaz de controlar sus instintos animales.

  Entonces aprovechó el intercambio entre la mink y el potencial legionario para atacar, buscando cualquier apertura que aprovechar. Era complicado pelear dos contra uno, sobre todo si una de las dos tenía experiencia en el tema. Así que cuándo Berry le dió aquella oportunidad, cargó un potente ataque en horizontal hacia el cuello, buscando acabar rápidamente con él.

  Y entonces escuchó su grito, y sintió cómo hacía algo extraño. ¿Qué mosca le había picado?

  “¿Qué hace esa idiota? Se ha ensanchado en su brazo, ¿se cree un koala o que?“ Le aclaro Nissa en un tono que dejaba claro que estaba tan confusa como ella, aún si era capaz de ver lo que estaba ocurriendo. No estaba volviéndose loca y malinterpretando la situación por su ceguera. Porque joder, sí, el ataque que venía hacia ella era potente, pero no era su primer rodeo, no pensaba quedarse atrás.

  El puño del hombre chocó contra Khione, ambos cubiertos de haki, y se pudo escuchar un fuerte ruido por el impacto, como si fuese metal contra metal. Después de una rápida aclaración de Nissa, pudo ver que usaba unos guantes de acero para pegar más fuerte. Nada que le preocupara demasiado. Solo que no podría dañar sus manos, aunque por su situación personal, era algo que prefería no hacer de todas formas.

  El hombre sería más fuerte, al menos en el tronco superior, pero Elyria era más ágil y rápida. Así que pudo recuperar el equilibrio y la postura más rápido que él, y atacar antes de que pudiese recuperarse.

  Una potente patada en horizontal se dirigió a sus piernas, con la intención de hacerle perder el equilibrio y darle una oportunidad a Berry. Y bueno, si bien sus brazos no eran tan fuertes como los del legionario, aquí era ella la que sacaba ventaja. Qué menos que aprovecharlo.

  “¡Zorra asquerosa!“ Gritó antes de caer al suelo, pero no sin antes pegarle un mazazo en el costado. Elyria pudo reaccionar justo a tiempo para protegerse con haki del rey. Pero no fue suficiente, y terminó rompiéndole la ropa y manchándola de sangre. Dolía un horror, pero aún podía moverse sin demasiado problema, había recibido golpes mucho peores. Aunque lo importante es que ahora esa rata estaba en el suelo, vulnerable a un ataque directo de la mink.

Si bien la mink había supuesto que aquello brillante podía ser una daga o quizás un explosivo se percató de que tan solo era una especie de nudillera, sin pensarlo dos veces se soltó haciendo emerger sus alas mientras observaba el choque entre los dos colosos, porque su superior era bastante buena en el combate cercano pese a que su principal ventaja era su agilidad y sus patadas. Justo cuando pensó en las patadas pudo apreciar la apertura y solo pensó en aprovecharla al instante, si llegaba a desperdiciarla por preocuparse no se lo podía perdonar, la mink comprendía los sacrificios en las peleas y ahora descendía a toda velocidad cargando electro en sus garras a la par que escuchaba al enemigo insultar a ambas mujeres. Berry tenía claro que atacar la piel del legionario era un desperdicio al poder endurecerla tan bien y haber ya demostrado poder resistir incluso una arma filosa contra esta, por lo que solo quedaba atacar las partes blandas del cuerpo donde el haki no pudiese endurecer o al menos tardase mucho más en concentrarse.

Como un ave rapas la zorra clavó una de sus garras cerca de la cuenca del ojo derecho del bandido a la par que con su otra garra se aferraba a los labios del hombre sin piedad, tomando lentamente su forma híbrida haciendo que sus garras pasaran a desgarrar parte de la carne a la par que concentraba su inmensa fuerza física para mover sus brazos antes de que el hombre pudiese quitársela de encima. Con cada sacudida Berry se aferraba más a su oponente que ahora parecía una presa dentro de una lucha salvaje en la naturaleza, hasta que un ruido desagradable y la sangre hicieron que ambos se separasen siendo Berry impulsada hasta la posición de Elyria con una herida poco profunda en su torso y restos de carne en ambas garras.

—¿Acaso el gato te arrancó la lengua?—

Suspiró la mink abriendo su garra izquierda desde donde cayó un trozo de la lengua del hombre, mientras que de la otra una esfera rebotó contra la cubierta antes de rodar hasta caer por la borda. El tener una herida leve en su cuerpo mientras que el legionario había perdido dos trozos de carne no le pareció un mal intercambio a la mink quien se puso de pie sacudiendo su ropa demostrando que en su forma híbrida su piel era algo más rocosa y por tanto se requería mayor resistencia para hacerle sangrar como en el primer intercambio, no era una defensa perfecta pero sí ayudaba a la hora de sorprender enemigos.

—Capitana, es nuestra oportunidad de dar un golpe certero, intentaré sujetarlo para darle una oportunidad...—

Susurró la mink antes de volver a lanzarse haciendo una finta, claramente el hombre no caería en el mismo truco y buscaría atrapar a la mink sujetando su brazo pero esto era exactamente lo que Berry buscaba, al estar sujeta mordería fuertemente el brazo izquierdo donde el hombre sostenía el garrote y sujetando la muñeca derecha comenzaría un forcejeo hasta lograr que ambos quedasen en un tira y afloje. La mink aleteó con las alas y golpeó la madera con la cola indicando a Elyria que aprovechase la oportunidad en cuanto el hombre olvidase su presencia, no era complicado siendo que ahora forcejeaba con quien le había arrancado parte de la lengua y un ojo, suponía que la furia nublaría su juicio en cualquier momento. Finalmente el hombre sacudió a Berry contra el suelo y preparó un golpe sujetando su garrote con ambos brazos, la mink actuó preparando una defensa con ambas alas y cruzando sus brazos, era el momento que tanto había buscado, el golpe podría llegar a doler bastante pero ahora era el centro de atención.

 Elyria hizo una mueca de asco cuándo Berry le arrancó la lengua al legionario después de comportarse como un animal salvaje y descontrolado. Era una de esas pocas ocasiones en las que se alegraba de no poder ver. Y una de esas pocas ocasiones en las que las descripciones de Nissa le parecían demasiado en detalle. Joder, y luego soy yo la loca… Alguien necesita aprender a controlar sus impulsos.

 "Joder, Berry, eres una bruta. No puedes dejar que tus impulsos animales te controlen tanto…" Dijo sin esconder ni un poco su indignación. No le gustaban nada esos comportamientos, no eran propios de alguien de cuyo deber era mantener a salvo a la población. Esto más bien los asustaba. Y con razón, la verdad.

 Pero bueno, al menos había conseguido distraer a esa puta rata del gobierno a cambio de algunas heridas, y le había dado una oportunidad perfecta para atacar. Estaba demasiado cegado por el odio y la rabia, y bueno, los sentidos tendían a fallas más de lo normal en situaciones así. Y esperaba que el haki también. Así que cuándo se puso en posición para acabar con Berry, Elyria aceleró en su dirección, cargando toda su energía elemental de hielo y la de Khione en la punta del arma, atacando con una rápida estocada por la espalda, a la altura del corazón.

 Aunque el muy hijo de puta era más inteligente de lo que aparentaba. Vió venir su jugada, y rápidamente se giró para intentar pegarle un fuerte garrotazo en el pecho, cargado con el tiempo que había perdido fingiendo que atacaría a Berry. Y bueno, eso dejaba a Elyria con dos opciones. O tal vez alguna más, pero ninguna que se le ocurriese en esos escasos instantes que tenía para pensar en cómo responder. Una era intentar bloquear, retrocediendo, perdiendo su postura y poniendo en peligro a Berry. La otra opción no era mucho más divertida. Pero era lo que había que hacer.

 Elyria no frenó, ni hizo ningún amago de bloquear. Continuó su trayectoria, y clavó a Khione en la espalda del legionario, descargando toda su energía elemental para congelar su cuerpo desde dentro, matándolo en el acto. Y ahora la parte fea. Al mismo tiempo, el garrote golpeó su cuerpo con fuerza, lanzándola por los aires con las costillas rotas, como ya era tradición al parecer. El médico le iba a matar, las tenía muy maltratadas últimamente.

 Se dejó caer al mar, y después de unos segundos, tosió algo de sangre, respiró profundo, y usó su Sky Walk para volver a la cubierta del barco. Dolía un horror, pero siendo sincera, ya estaba casi acostumbrada a este tipo de dolor. Pero bueno, eso no costaba que costase moverse. Se lo iba a pasar muy bien cuando la adrenalina parase de hacer su trabajo. Aunque al menos ese hijo de puta estaba muerto.

 Rápidamente corrió a donde tenía abierta la llamada con el Den Den Mushi, informando de la situación al resto de líderes de equipo. Parecía que ellos habían tenido más suerte. O más bien que habían hecho un mejor trabajo, ellas habían llegado a esta situación por no controlar bien el combate. Pero joder, ese cabronazo era fuerte.

 Cuándo terminó de reportar, salió del escondite y buscó a Berry por la cubierta. Ella también parecía haber recibido unos cuántos golpes bastante feos. Y bueno, casi se había llevado un garrotazo que le habría matado.

Al parecer sus instintos nunca le venían bien a su superior, incluso cuando claramente estaba destrozando a su presa, la mink no entendía demasiado sobre una pelea si no era en términos de supervivencia para ella una amenaza debía eliminarse como si fuese una presa y utilizando todos los métodos posibles para salvar a personas como esos infelices que por poco mueren aplastados por su jefe. ¿Qué importaban las apariencias cuando se estaba luchando por la vida de todos los demás? Sin embargo, comprendía que Ely quizás lo estuviese haciendo por su bien, a lo mejor que una oficial de la marina o un rango superior hiciera esas cosas en público podría enturbiar la imagen de la organización y la marina le pagaba un sueldo por lo cual mordió sus labios focalizando su siguiente tarea en controlar un poco más todos esos impulsos que le arrastraban a su lado más primitivo.

Si bien el plan funcionó, ambas mujeres habían salido bastante lastimadas, Berry por su parte había resistido bien algunos golpes y por la adrenalina que fluía habitualmente por su cuerpo apenas sentía el dolor, también era una tonta acostumbrada a matarse a golpes de frente y sin casi resistencia alguna su tolerancia al dolor era bastante alta e incluso llegaba a confundirla con cosquillas. Tras ver al legionario muerto, se aseguró de eso con un fuerte puñetazo que hundió la cara del hombre contra el suelo, para luego comenzar a lamer su garra y aguardar a que Ely regresara con más instrucciones. No tardó demasiado en verla regresar, visiblemente herida tras ese golpe que había recibido y la mink sentía que en parte fue para protegerle en lugar de salvar su propia integridad, algo noble pero que hacía aflorar algo de culpa por sus estrategias tan arriesgadas y que siempre conllevaban algún sacrificio.

—Eso dolerá mañana... te ha pegado muy feo, espero que no sea tan grave como aparenta. No se preocupe por mí, estoy fresca como una lechuga.—

Comentó tratando de suavizar la situación mientras tenía mitad de su rostro empapado en sangre y un corte superficial cerca de su cintura, claro que la mink apenas notaba algo grave, su cuerpo seguía funcionando y no veía alucinaciones pese a que el golpe en su cabeza aparentaba ser un poco más grave dado a que lo recibió casi de lleno con tal de salvar a esos dos sujetos inconscientes y mantener la atención del legionario quien le había estado golpeando mientras forcejeaban. Volvió lentamente a su forma habitual, sin las alas y con su pelaje natural en lugar de aquella armadura semi rocosa, guiñando su ojo más por la sangre que fluía contra este que por aparentar un coqueteo. Sin embargo, ni en su voz ni en sus acciones se podía vislumbrar una herida seria, lo hacía ver tan natural que de no ser por la sangre visible cualquiera diría que Berry se había metido en una salsa de tomate por despistada.

—Era bastante fuerte, pero logramos acabarlo, tenemos a los demás arrestados y los civiles a salvo, incluyendo a los que quedaron durmiendo. Por suerte al estar dormidos no quedaron expuestos al fuego cruzado lo que hubiera sido una ventaja para ese tipo que no respetaba ni a sus propios subordinados. ¡Estoy lista para seguir!—

Llevó su mano a la frente en un saludo, recordando que Elyria era ciega, por lo cual sacó la lengua y prosiguió lamiendo sus garras para limpiar el dorado tono de sus manos sin darse cuenta de que algunas gotas de sangre caían desde su cabeza haciendo la tarea algo interminable. No era la mejor al momento de darse cuenta su mal estado, para Berry mientras su cuerpo siguiese funcionando no había nada de lo que preocuparse, sus entrenamientos extenuantes muchas veces le hacían perder la noción de su verdadero estado si Elyria no le decía de recibir algo de tratamiento Berry simplemente seguiría como si nada, hasta caer muerta o dormida lo que ocurriese primero.

  Elyria finalmente encontró a Berry. No era en su mejor momento, estaba empapada y con el pecho lleno de sangre, pero bueno, era comprensible después de la que le habían dado. Y Berry tampoco es que estuviese como nueva, ni mucho menos. Tenía heridas superficiales por todo el cuerpo, nada muy problemático en ese sentido. Pero la cabeza… Estaba perdiendo demasiada sangre, tenía que verle un médico cuánto antes. O al menos eso le estaba diciendo a Nissa, y por su tono de voz, no parecía ser una exageración, ni mucho menos

 “Esto sonará bastante raro, pero estoy acostumbrada a que me rompan las costillas, no te preocupes. Pero tienes que ir ahora mismo a que te revisen los médicos. No estás fresca cómo una lechuga, cómo sigas así vas a acabar muerta en el suelo. Así que ve a que te lo miren, hay un hospital calle abajo, solo tienes que hacerles saber que fuiste herida en el servicio. Y sí, es una orden, no quiero ni una queja, vamos. Yo tengo que terminar de arreglar tu desastre antes de ir.“

 En cuánto Berry se fue, a Elyria le tocaba el trabajo aburrido. Primero informó a sus compañeros y a las autoridades de la isla y del puerto, además de a los civiles que se encontraban en el barco. Al menos fueron lo suficientemente inteligentes cómo para quitarse del medio y no ser heridos en mitad de una pelea de la que no tenían ninguna culpa. Bueno, todos menos los tres pobres desgraciados a los que Berry dejó inconscientes. A esos los tuvo que despertar y llevar con ella al hospital, después de muchas disculpas de su parte. Al fin y al cabo, al ser la capitana a cargo, esto terminaba siendo su responsabilidad. Aunque se encargaría de que la zorra se disculpase adecuadamente.


  Al día siguiente, a Elyria le dolía todo un horror. Ahora que ya estaba fría y tranquila, no tenía adrenalina ni nada que le distrajese del dolor. Aunque estaba acostumbrada, y era capaz de seguir con su día cómo si nada. Bueno cómo si nada no, pero sin demasiados problemas. Solo esperaba que no apareciese de la nada un mono borracho y le diese por asaltar el cuartel. Sería bastante raro. E inconveniente.

  Antes der nada, fue a buscar a Berry. Había invitado a los pobres civiles a los que había noqueado para que recibieses las disculpas que merecían. De la compensación económica por daños ya se había tenido que encargar ella con su propio dinero. La Marina cubría los gastos si ocurrían en un caso extremo e inevitable, pero no por una negligencia de este tipo.

  “Lo sentimos mucho por el daño causado, mi compañera pensó que eran unos criminales. Un fallo muy grave por nuestra parte,“ dijo Elyria en un tono serio, agachando la cabeza y esperando que Berry también se disculpase adecuadamente.

 “¡¿Acaso tenemos cara de criminales!? ¡Y la Marina se supone que está aqui para protegernos, pero mira lo que ha pasado!“ Dijo uno de ellos, enfadado. “¡Esa puta gata apareció de la nada y casi me parte la cabeza!“

 Al escuchar eso, Elyria alzó una ceja. Solo esperaba que la mink supiera comportarse. “Entiendo su enfado, caballero, y como ya le informé, sera compensado más que correctamente por los daños. Y mi compañera es una zorra, no una gata. Aunque sí, no es un comportamiento propio de la Marina, lo sentimos mucho.“

Berry obedeció con una sonrisa ir al médico, aunque para ella no era para tanto terminó pasando la noche en el hospital luego de que le cerraran la herida y la vendaran adecuadamente, aburrida se dedicó a entrenar a escondidas de los guardias y hacerse la dormida cuando sentía el aroma de alguno acercarse. No le gustaba estar quieta, no lo permitía y aunque estuviese herida continuaba sus rutinas de resistencia, algo que le gustaba hacer para no tener que seguir yendo al hospital por cada golpe que le diesen por muy fuerte que este se mostrase. Suspiró mientras se acurrucaba finalmente para dormir, pensando en las palabras de Ely sobre su desastre, todavía sin comprender porque estaba tan enojada si solo había seguido literalmente sus instrucciones diciendo que en ese barco había criminales que merecían ser atrapados y sin romper ningún hueso, supuso que había interpretado tal vez demasiado literal las cosas pero ese no era problema suyo.

Una vez amaneció, la mink se dirigió al cuartel, donde comenzó su rutina, incluso vendada y recién intervenida, no mostraba muchos signos de querer permanecer en reposo o similares. Al sentir el aroma de Elyria acercarse, la mink pegó un gran salto dando algunas volteretas hasta caer frente a las tres personas y sonreír despreocupada, incluso se mostró algo tensa al ser llamada gata pero se ruborizó al escuchar a Elyria defenderle. La mink simplemente agachó la cabeza, buscando terminar cuanto antes aquella situación tan tensa.

—¡Pido disculpas! La verdad fue un error de interpretación, pero no les pegué muy fuerte. Aún así... en mi tribu tenemos una forma de compensar estas ofensas...—

Se adentró hasta las cajas cercanas a su lugar de entrenamiento rebuscando tres cajas adornadas con lazos y flores, poniendo cada caja en las manos de Elyria y ambos civiles respectivamente. Sonriendo con un rostro de zorra mientras comenzaba a explicar su peculiar ritual, no era algo que le enorgulleciera pero al mover su cola de lado a lado se notaba que la mink realmente gustaba de compartir sus costumbres y cultura con el resto de habitantes del planeta.

—Cuando en mi tribu se comete una ofensa generalmente regalamos una botella de alcohol al afectado, pero la capitana Ely es clara... ¡Nada de alcohol en servicio! Aún así, pensé en que el alcohol no podía gustarles. Hace un tiempo capturé a una ladrona en un pueblo adinerado del North Blue y desde entonces la dueña de la tienda me suele enviar estos colgantes anillos y otras cosas. Yo no les veo mucho valor y tampoco los uso pero quizás a ustedes les gusten o a su pareja, no los juzgo... espero de corazón que esto ayude a enmendar el sueño forzado que les hice tener...—

Los civiles alzaron la ceja, creyendo que encontrarían rocas al abrir las cajas pero se sorprendieron al ver verdaderas joyas y dorados adornos en las mismas, de esas que un civil que trabajase en un barco no podría permitirse. Las mordieron para ver si era oro real y abrieron los ojos como platos al ver que no era ninguna imitación, sorprendidos comenzaron a analizar las piedras y brillantes de los mismos, inclusos en una mala subasta podrían obtener casi siete sueldos y todavía regalarle alguno a una bella dama que siguiese soltera.

—¡Gracias señorita zorra! Sobre lo que dijimos, ehm... ¡Puede noquearnos más seguido! E-es decir, nos disculpamos por confundirle con una gata... y ¡La marina es lo mejor! ¡Claro que sí!—

Los civiles se dieron media vuelta y comenzaron a brincar de alegría mientras abandonaban el cuartel, Berry simplemente soltó una pequeña risa mientras llevaba sus ojos a Elyria, no quería cargar con más castigos pero se pondría de inmediato a limpiar el cuartel tal y como había mencionado Elyria el día anterior.

—¿No va a abrir su presente? Dejé el más bonito para usted...—

Suspiró la mink mientras recogía la escoba y los elementos de limpieza.

  Elyria suspiró al ver como transcurría la situación entre la Mink y los civiles. Cualquiera que lo viera sin contexto y sin conocer a Berry, podría pensar que se trataba de un caso de soborno. Así que tuvo que negar con la cabeza cuándo le ofreció a ella un regalo, apenada por tener que rechazarlo. Sabía que no lo hacía con esas intenciones, pero cómo Marine, tenía ciertos deberes y responsabilidades.

  “Lo siento Berry, pero no puedo aceptarlo. Se que no es tu intención, pero cara al público, podría verse como soborno a un superior,“ dijo Elyria, suspirando por lo bajo. “Y suelta la escoba, ya tendrás tiempo para limpiar esta noche y cuándo vuelvas al barco. Ahora tenemos nuestro entrenamiento, no lo olvides.“

  Entonces caminó en dirección a la puerta. “En media hora, donde siempre.“ Y se fue a hacer los preparativos. Esta vez estaban heridas, así que tenían que tener algo más de cuidado. Aunque probablemente también podría aprovecharlo para perfeccionar su haki de armadura. Había aprendido a controlarlo, pero aún era demasiado débil. Y este tipo de situaciones eran perfectas. Y dolorosas también, la verdad.


  Ya en la playa, buscó a Berry y se puso a calentar un poco. Cuándo terminaron, era hora de correr un poco.

  “Detrás mía, espero que puedas seguirme el ritmo,“ dijo Elyria antes de empezar a correr en dirección a un bosque en las montañas. Llevó la velocidad de Berry al límite, corriendo ella siempre un poquito más rápido para que no pudiera alcanzarla y fuese con más fuerzas. Cuándo finalmente llegaron, se sacudió un poco el polvo de la roca y miro a la mink.

  “Tengo algo preparado que te va a gustar,“ dijo antes de señalar una roca gigante, atada con una cuerda a una rama de árbol bien gruesa. Entonces apoyó el pie en la misma, y la empujó sin demasiada fuerza, creando una especie de péndulo improvisado.

  “A ver que tal te manejas bloqueando esto. Y tienes que tener cierta elegancia, ni se te ocurra romper o dañar al pobre árbol.“

  Entonces lo frenó con el otro pié, retrocediendo un poco para que no fuese demasiado brusco, tanto para su cuerpo como para la estructura. Hizo un círculo en el suelo, y señalo a Berry para que entrase en el mismo, colocándose ella al lado.

  “Ah, y lo olvidaba. Tampoco puedes tocar fuera del círculo. Y por supuesto, esta prohibido volar, usar las alas, el Sky Walk y todas estas cosas, le quitaría toda la gracia al asunto. Nos iremos turnando entre lanzar y bloquear, puede ser divertido.“

  Y sin perder más tiempo, hizo un primer lanzamiento de prueba, empujando la roca hacia atrás con sus manos, haciendo que volviese en un arco sencillo pero potente, directamente en dirección a la mink.

Berry inclinó la cabeza hacia un costado, desconocía que dar regalos sin ningún compromiso fuese a interpretarse como un soborno, aunque se guardó la caja para ella misma al ser rechazada y no perdió su sonrisa. Si no podía regalarlo en servicio, buscaría el momento en el cual no estuviesen presas de los protocolos para regalárselo. La mink había progresado mucho en el dominio del haki, había entrenado muchas horas para mejorar su haki de observación y también el de armadura, la rutina de Elyria había vuelto sus golpes más duros y su cuerpo mucho más resistente. Presentía que sería de buena educación demostrar con un regalo lo agradecida que estaba, pronto se convertiría en una teniente y todo gracias a su capitana quien pese a sus fallas había seguido enseñando como una maestra severa pero justa.

Soltó los instrumentos de limpieza y se alistó con sus pesas para reunirse cuanto antes con su superior, la primer tarea no le sorprendió mucho, conocía que la fuerza de su superior recaía en mayor medida en sus piernas y no se frustró al ver que le era complicado alcanzarle. De hecho, la mink corría en cuatro patas como todo un animal y ni con esas llegaba a rozar la velocidad casi inhumana de Elyria. Suspiró mientras descansaba un poco tirada en la tierra, su estómago se hinchaba y deshinchaba mientras respiraba agitada, era asombroso que pese a su herida severa la mujer pudiese mantener el ritmo a tal punto de trotar sin casi sudar. Sospechaba que de estar en plenas condiciones Elyria la hubiera dejado a metros o kilometros de distancia con tan solo unas zancadas, sin duda alguna, era alguien muy alejado del nivel de Berry y esto más que frustrarle le hacía esforzarse el triple por alcanzarla. A la mink siempre le venía bien un objetivo en el cual proyectarse, por lo general personas fuertes y capaces de destruirla en tan solo segundos, cuanto más peligrosos más aprendía.

Observó entonces la sorpresa y su cola se movió de lado a lado mientras escuchaba todas las normas, reglas y restricciones del curioso ejercicio, no era muy complicado para ella, no conocía que era el tal Skywalk sonaba a un paso de baile ni tampoco le gustaba depender de su fruta. Los entrenamientos que de verdad impulsaran a su cuerpo a los límites le ilusionaban en sobremanera.

—¡Que grandiosoooo! ¿Lo hiciste sola? ¿Y que es esa cosa del skywalk? Me gusta aprender pasos de baile nuevos...¿Y puedo pegarle como me guste mientras no dañe el arbolito? Hmmm, está bien.... ¡Supongo que la finalidad de esto es aumentar nuestra resistencia! Siempre es una gran estratega, después de esos golpes debemos tener cuerpos más duros para resistir todo lo que venga y haki más duro y glúteos más duros, y también...—

Claro que no pudo terminar de hablar que ya estaba dentro del círculo y con la roca viniendo hacia ella, concentró su haki en las garras y tras recibir el impacto flexionando las rodillas se mantuvo firme en su posición sin mover ni una sola uña del lugar, suponía que las próximas veces serían mucho más demandantes por lo que no estaba mal comenzar con un leve calentamiento. Cerró su puño golpeando la roca mientras giraba la cadera, un golpe leve para la mink, quien claro seguía siendo Berry: una zorra impulsiva, bruta y con un serio problema para controlar del todo bien su fuerza.

La roca se inclinó impulsada por una leve onda de choque hasta que la cuerda se tensó completamente cuando la misma por poco sale disparada al cielo, para fortuna o desgracia del entrenamiento la gigantesca roca comenzó a caer impulsada no solo por la fuerza de gravedad si no por la tensión de la cuerda hasta alcanzar una velocidad tal que parecía una enorme raya de color gris viniendo con gran potencia hacia el círculo de donde Berry se había alejado.

—¡Te toca Ely! , no le pegué muy fuerte para que sea sencilla, si lo hubiera hecho fuerte puede que saliese volando o a lo mejor se rompía en mil pedazos quien sabe... ¡Esto ya me parece divertido!—

Y con todo eso la mink continuaba tranquilamente, consciente de que aquello no había sido intencional ni había empleado toda su fuerza en semejante sacudida que la roca había recibido. Ahora Berry contemplaba a su capitana con atención, para descubrir como reaccionaba y con que tipo de truco podía frenar un proyectil de semejante tamaño, a la vez tenía curiosidad con los rayos negros de la otra vez o el hielo que generaba. Todo era un momento de aprendizaje cuando se trataba de Berry, pese a que a lo mejor no era la más indicada para que le pidiesen golpear una roca con suavidad.

 Elyria no pudo evitar reírse en voz alta cuándo Berry llamó baile al Sky Walk. A ver, era normal que no lo supiera, después de todo, no es como si fuese lo más común del mundo. Pero aún así le hacía gracia que justo dijese eso. Incluso Nissa se reía mientras pataleaba en el aire. Bueno, incluso… Nissa se moría de risa por cualquier tontería, para que engañarnos.

 “No te flipes Berry, recuerda que un mal golpe en la cabeza puede dejarte bastante mal, aún te estás recuperando.“

 Y entonces la miró defenderse de brazos cruzados, suspirando por lo bruta que había sido. Tanto por bloquear en seco, cómo al lanzar la roca con tanta fuerza, ignorando por completo las indicaciones de la capitana. La mink necesitaba urgentemente aprender a controlar sus impulsos, esta no era cualidad propia de una futura oficial de la marina. Que a ver, ni ella misma ni nadie era perfecto, lo importante era crecer. Pero a ver como lograba eso con la mink.

 “Joder Berry, te he dicho que seas un poco elegante. Y que no dañes de más al pobre árbol, como rompas la rama vamos a tener problemas. No todo es fuerza bruta,“ dijo Elyria en otro suspiro, colocándose dentro del círculo con total tranquilidad.

 Entonces tomó una postura ágil, cubriendo su pecho y sus muslos con haki de armadura, Cómo siempre, al estar ciega, se basó en su haki de observación, pidiéndole a Nissa que no le ayudase más de lo necesario. Así que cuándo estaba a punto de recibir el impacto, dió un salto y se enganchó a la roca cuando esta pasó por el círculo. Tuvo cuidado de no recibir un golpe demasiado fuerte en sus costillas, redirigiendo la fuerza a sus piernas, que estaban enteras. Un instante después, clavó a Khione en el suelo con fuerza, poniéndose boca abajo y frenando la roca con sus caderas, sin necesidad de pararla bruscamente. Mejor para el árbol, y mejor para su cuerpo. Recibir golpes fuertes a propósito sin ningún plan no tenía mucho sentido y era terriblemente innecesario e ineficiente, la verdad.

 Tranquilamente, la capitana se impulsó con las manos para dar una voltereta en el aire, cayendo de pié y sacudiéndose la ropa. Miró a Berry, clavándole su mirada penetrante. Le salía natural incluso cómo ciega.

 “¿Entiendes ahora Berry? No puedes simplemente pararlo en seco. Primero, porque son las indicaciones que te he dado para el entrenamiento. Y segundo, porque solo consigues recibir un golpe más fuerte sin ningún tipo de sentido,“ dijo Elyria mientras agarraba la roca.
“Venga, ponte en posición“

 Rápidamente, usó su energía elemental para crear afiladas y largas puas de hielo en el ecuador de la roca, antes de lanzarla con fuerza con una buena dosis de rotación. Esta, además de hacerla más difícil de parar, y prácticamente imposible de bloquear entre los pinchos, le dió un efecto que la hacía más difícil de predecir.

 “No cometas los mismos errores otra vez, por lo que más quieras.“

La mink había olvidado lo del golpe en su cabeza por la emoción, aunque ya era tarde para detener lo que había hecho. Sus ojos rojos estudiaron por su parte la acción en detalle, le recordaba a ciertas historias que había escuchado sobre la agilidad y la fuerza, la elegancia y la fuerza bruta. Cómo en ocasiones ser una bestia desenfrenada hacía ver a formidables guerreros como gatitos, también muchas afirmaciones sobre las armas y la idea de que muchas veces una espada grande no simbolizaba realmente la fuerza de una persona y que incluso un escarpelo podía ser más peligroso que una hacha de guerra.

—¡Ay! Que tonta, entonces no era lo que yo pensaba.—

La mink chocó su puño con su mano extendida debajo, como si ahora tras ver a Elyria encargarse del inminente peligro con suma elegancia ya supiera que hacer. Los minks eran guerreros naturales después de todo y Berry no era mala alumna, solo un poco tosca o complicada al inicio.

—Esa mirada es bastante curiosa...—

Sonrió Berry ante la mirada penetrante de su capitana ciega, que instintivamente le erizaba el pelaje aunque esta sensación se fuese rápidamente al intuir que Elyria solo estaba mirando a través de su ropa claro si no fuese ciega. Lamió sus garras mientras se colocaba en posición, esta vez consciente de que con los pinchos no podría recibirlo de lleno sin arriesgarse a ser empalada y la rotación hacía complicado intentar detenerla en seco de un golpe.

Cerró sus ojos recordando la idea de ser flexible, no iría esta vez por la fase tierra del electro borracho o terminaría empalada por alguna estaca ni tampoco el fuego o quemaría el bosque. Inclinó su cuerpo como si de un flujo de agua se tratase pasando por debajo de la roca y usando la palma extendida de su mano golpeó con sutileza al pasar por debajo de la roca, tras haberla recubierto con haki de armadura y electro previamente.

Una acción que hizo temblar la cuerda que sujetaba a la misma perdiendo velocidad mientras algunas chispas adicionales escalaron la soga reduciendo de manera considerable el impulso que la misma llevaba. Como resultado Berry al terminar de erguir su cuerpo pudo sujetar la piedra antes de que esta tuviera chance de empujar su espalda cosa que le hubiera tirado fuera del círculo o peor aún perforado la espalda debido a las estacas que se encontraban en el ecuador de la misma.

—¿Qué tal? Creo que no fui tan elegante como lo eres, pero al menos no terminé cortada o empalada o con un golpe en la cabeza. Si no me inclinaba lo suficiente o calculaba mal el tiempo me hubiera dolido bastante.—

La mink comenzó a inclinar la roca, pero esta vez con un empujón más suave poniendo atención a como lo había hecho Elyria con antelación pero ejerciendo un poco más de fuerza. Haciendo que la roca adquiriese más rotación que antes, como si buscase aumentar un poco la dificultad que ella había tenido que superar. Se alejó de su posición con un salto y se sentó en cuatro patas, buscando en Elyria otra resolución al mismo problema para no abusar siempre del mismo truco.

 Elyria sonrió ante el comentario sobre su mirada. Era perfectamente consciente de la autoridad que esta proyectaba y del efecto que tenía en la gente. En la mayoría de la gente al menos. La de Christa era aún más intensa, donde quiera que estuviese. Si es que seguía viva, claro… Prefería pensar que sí, era mejor para su cordura, pero llevaba más de un año sin saber absolutamente nada de ella.

 Al menos esta vez, Berry lo hizo algo mejor. Parecía que era capaz de atender a razones después de todo. Más o menos, sus instintos animales seguían siendo un problema importante.

 “Eso ha estado mejor por una vez, bien hecho Berry,” dijo en un tono tranquilo, colocándose ahora ella en posición para recibir el ataque

 Esta vez la lanzó mejor, de nuevo con un movimiento de rotación, intentando imitar lo que había hecho ella. Aunque claro, era complicado hacerle caer en algo que ella misma se había inventado. Pero bueno, era buen momento para probar unas cosas a las que llevaba dándole vueltas unos días. Tenía que seguir fortaleciendo su haki de armadura, y una piedra gigante viniendo a toda velocidad hacia ella era una buena oportunidad cuánto menos.

 Evitó un golpe con sus zonas más maltratadas colocándose de lado, planeando bloquear con su hombro. Evidentemente, estaba el problema de las púas de hielo, aunque tampoco era para tanto si usabas un poco la cabeza. Cubrió su hombro y brazo de haki, además de su pierna derecha, la cual levantó con gran flexibilidad y equilibrio, manteniéndose a la pata coja. Bueno, equilibrio y un soporte de hielo para su otra pierna, que la ataba al suelo. Podía mantenerse en esa posición sin necesidad de esas cosas, pero la cosa era diferente cuándo una piedra impactaba contra tu cuerpo.

 Así usó su hombro para dar un golpe hacia arriba cuándo llegó la roca, justo debajo de las púas, rompiendo unas cuántas en el impacto. Su pierna sirvió de apoyo, enganchando la roca por detrás para terminar de frenarla. Sintió algo de dolor en la rodilla de la pierna que seguía en tierra por lo incómodo del golpe, y por la fuerza que tuvo que resistir para mantener su posición, aún con el apoyo del hielo.

 “Hmm… Veo complicado darle un uso práctico a esto más allá de casos súper específicos. No creo que merezca la pena entrenarlo… En fín, en posición, ya,“ dijo Elyria, suspirando al ver que su idea no era tan efectiva como ella pensaba.

 Siguieron entrenando hasta bien entrada la noche, lanzándose la roca una y otra vez hasta caer agotadas. Los dos días siguiente repitieron el entrenamiento, aunque después de eso ya iba siendo hora de cambiar. A Elyria no le gustaba estar demasiado tiempo con lo mismo. ¿Eran tres días demasiado tiempo? A veces sí.
 Al día siguiente hicieron algo un poco distinto. Se adentraron más en el bosque, hasta encontrar un precioso lago en el que desembocaban dos ríos distintos en forma de preciosas cataratas. Elyria agarró unas rocas de buen tamaño, y se metió en el agua sin importarle lo más mínimo mojarse. Se había preparado y no llevaba su mejor ropa. Y el agua estaba limpia y cristalina igualmente. Colocó las rocas bajo las cataratas en forma de plataforma, y se subió a una de ellas, esforzándose en mantener el equilibrio en una superficie tan resbaladiza e irregular. Y bueno, con la fuerza de la cascada cayendo sobre ella.

 “Colocate en la otra. Hoy vamos a intentar mantener el equilibrio mientras hacemos ataques a distancia.“

Berry lanzó una sonrisa de oreja a oreja ante los halagos de su superior, admirando esa manera de utilizar su elemento para ayudarse a detener los impactos. Aunque a la zorra no le terminó de convencer del todo deseaba seguir entrenando su resistencia y fuerza, por lo cual en los lanzamientos posteriores fue alternando entre golpes fluidos y secos que detuvieran la roca en sintonía con bloqueos bien sincronizados que se alimentasen de la postura de su cuerpo para detener el proyectil. Habiendo visto previamente donde su superior solía colocar su cuerpo y brazos para no terminar empalada.

La mink pese a sus instintos era una guerrera nata, con el paso de los lanzamientos había adaptado cosas de su superior a su propia manera como aquel cachorro que aprende trucos por una palmadita en la cabeza, postura cuadrupeda que muchas veces Berry tomaba  al escuchar un elogio pero por mucho que lo intentase Ely jamás tocaba su cabeza pese a tener guantes.

Incluso cuando ambas cayeron agotadas y satisfechas las manos de Elyria eran territorio desconocido para Berry, cerrando sus ojos y pensando en todas las veces que la mujer había evitado el uso de sus manos. Cuando bloqueaba, cuando luchaban entrenando, contra el legionario, incluso cuando descansaban. Observó sus garras doradas con detenimiento, en una postura pensativa, antes de volver a observar los guantes de su superior. ¿Qué le había pasado? ¿Acaso no solo había perdido sus ojos? ¿Cómo podía ser tan tranquila y fuerte sin sus manos?

Al día siguiente tras ser llevada al lago, la zorra fue invadida por sus impulsos y al ver a Elyria entrar al agua salió corriendo en cuatro patas para enrrollarse y caer como una bomba al estrepitoso grito de "Berry al aguaaa" el cual espantó a algunos pájaros sumado al ruido de su cuerpo rebotando contra las rocas, la mink había olvidado de que si fuese más profundo probablemente estaría ahogada dado su fruta, frotando su trasero por la dura caída.

—¡Auch! Se veía más profundo de lejos ¿Pero eso me mataría verdad? ¿O era solo el agua de mar?—

La mink se sacudió como cachorro tomando nuevamente una postura erguida y tras ver las rocas no tardó en saltar a una, solo para resbalarse y caer nuevamente esta vez contra la cascada, botando agua desde su boca como una fuente al incorporarse.

—Prr, creí que no estaba tan resbalosa.—

La mink volvió a sacudirse y una vez calmados sus impulsos comenzó a subir lentamente a la roca, sus uñas hacían chirridos al resbalarse mientras trataba de mantener el equilibrio, su pelo mojado tampoco ayudaba mucho pero tras un leve periodo de temblor la zorra estaba erguida sobre la roca enfrentando a Ely con un rostro más serio.

—¡Está bien! Estuve practicando algunos ataques a distancia desde la última vez. ¿Empezamos?—

La mink cerró su puño y esperó una señal de aprobación, no quería cometer el error de atacar sin avisar del primer entrenamiento entre ambas. Deseaba mostrarle a Elyria que había estado trabajando en su actitud, compromiso y no solo puliendo su fuerza física. Quizás unas palabras de halago le ayudasen a abordar de frente aquella duda sobre sus manos, la mink nunca había reparado en formalidades, pero algo le detenía y no sabía que era. Tal vez el hecho de que su capitana trataba de que esa parte de su cuerpo fuese imperceptible para el resto, haciendo que ni la propia Berry se hubiera detenido a observarlas o desearlas hasta hace un día.

Elyria alzó una ceja cuándo vió a Berry tirarse al agua sin ningún tipo de cuidado. Y dándose un buen golpe, evidentemente. ¿A quién se le ocurre ni siquiera mirar dónde te estás lanzando? O peor, ni saber ni si te va a matar. Pero bueno, era Berry, ya no le sorprendían estas cosas. Lo que le sorprendía es que hubiese llegado a su edad sin matarse. Un poco como lo que pensaba de Yor, básicamente. Aunque a saber, igual estaba de nuevo en alguna cárcel aleatoria.

Lo de después era algo más de lo que se esperaba. A la mink le costaba mantener el equilibrio bajo la cascada, y se resbaló antes de volver a subirse y mantenerse algo mejor.

“Por si acaso, no uses tus garras ni nada así para agarrarte a la roca. Este es un ejercicio de equilibrio, no de fuerza,” advirtió mientras daba saltitos en su zona, sintiendo la presión del agua en su cabeza y en sus hombros. Era agradable de cierta manera. Y bueno, Elyria estaba acostumbrada a moverse sobre hielo para ser más rápida y sigilosa, así que resbalarse no era un gran problema para ella.

Cuándo vió que Berry estaba preparada, asintió con la cabeza, dándole permiso para atacar de una vez. Ella simplemente desenvainó a Khione, tranquila, sin prisas. Cambió su postura a una de ataque. Evidentemente tenía que distribuir su peso de forma distinta a lo normal para no matarse. Y por el peso del agua que caía sobre ella. Aunque también podría usar eso para entrenar su control del hielo. Si era capaz de usarlo para atacar y defenderse sin afectar al agua de la cascada, podría alcanzar una mayor precisión en su uso. Desde que pasó a no depender de Khione para usar la energía elemental, siempre había querido mejorar en este ámbito antes de seguir trabajando en la potencia. Al final eso crecía poco a poco, al ritmo que su cuerpo aprendía a controlarlo.

Y sin perder más tiempo, lanzó el primer ataque. Algo sencillo, facil de esquivar en tierra, pero que tal vez se complicaría en este ejercicio. Al menos esquivarlo sin acabar en el agua, claro, hacerlo sin mas no tenía ningun misterio. Pero eso, una onda cortante simple, que aún si por lo que sea acababa golpeando a Berry, no le haría más que un pequeño corte superficial. Sobretodo conociendo su resistencia física.