Sacando la Basura 2 - Esta vez sí [Ely - Berry]

La mink relajó su rostro en una mueca de curiosidad ante el hecho de no poder pegarse a la roca con sus garras, volviendo nuevamente a sacudir sus brazos y tambalearse mientras se iba hacia atras o hacia delante con demasiada brusquedad como para tomar una postura. Era su primera vez recurriendo al equilibrio y pese a costarle finalmente encontró su centro justo cuando estaba por ser atacada.

Una onda cortante que fue respondida con dificultad por la mink usando la suya propia, haciendo que ambas chocasen antes de colisionar contra alguna de sus objetivos. Berry sonrió al ver que seguía de pie resbalando y teniendo que reincorporarse tras moverse pero sobre la roca por los pelos.

—Hmm... debo pensar en algo...—

Suspiró la mink, el agua de la cascada no le dejaba pensar demasiado y tampoco serviría de mucho pensar si Ely podía leer su mente o eso parecía hacer con su haki de observación. Era un caso complicado de superar, si tan solo el agua no estuviese golpeando tanto su cuerpo ya se le habría ocurrido algo...

Y entonces los ojos de la mink se abrieron como plato, como si una de sus locuras se hubiera cruzado por su cabeza mientras su mano se rodeaba en electro y apuntaba su puño en direccion a su compañera de entrenamiento.

—¡Lista o no aquí voy!—

La zorra simuló lanzar un puñetazo hacia el frente pero lo que en verdad hizo fue hundir el golpe contra la gran masa de agua que caía furiosamente contra ellas. No solo derivó en que las chispas y rayos se extendieran por todo el lugar, si no en una descarga que la propia Berry también debió resistir ya que dado su impulso olvidó que ella también estaba debajo de la cascada y por tanto recibiría un buen choque que erizó sus cabellos y le hizo sacudir su garra.

—¡Bwahaha! Se sienten cosquillas... ¡Ay que me caigo!—

La mink se afirmó al último segundo a su roca, por poco la carcajada le hace caer por su propio ataque. Sus ojos rojos se dirigieron hacia Ely, curiosa de como había resultado su ofensiva, frenar la electricidad en pleno cuerpo de agua era una tarea colosal pero se trataba de la misma mujer que daba palizas estando ciega algo se le ocurriría o eso pensaba la mink.

Elyria alzó una ceja con preocupación cuándl Berry cargó un fuerte puñetazo contra la cascada. Apenas tuvo unos instantes para reaccionar. La falta de criterio de la mink, lo bruta que era... Y lo mucho que le gustaba el electro. Cuándo escuchó como chispas salían de sus garras, la Marine ya había saltado, usando su Sky Walk para mantenerse en el aire, caminando por el aire hasta aterrizar en tierra. Se giró instantaneamente para mirar a Berry, clavando su mirada penetrante en sus ojos. Se notaba que estaba bastante cabreada.

"¡¿Qué cojones haces, Berry?! ¡¿Me quieres puto matar?! Y los peces..." Dijo mientras miraba como sus cadaveres flotaban a la superficie. "¡Tienes que pensar un poco, joder! Casi me dejas frita, y te has cargado el ecosistema del lago sin sentido."

Elyria suspiró, respirando profunda y lentamente. No podía perder la calma, aún si la situación, en cierta parte, lo ameritaba. Berry era fuerte, de eso no cabía duda. Pero si no podía controlar sus impulsos... No sabía cuándo aguantaría a este ritmo. En cómo una semana, había dejado inconscientes a tres civiles. Los había sobornado cuándo vinieron a pedir disculpas. Y ahora había hecho un ataque tan peligroso en un simple entrenamiento. Pensaba que había dejado claro que no dañase el lugar de forma innecesaria.

"El entrenamiento ha acabado por hoy. Y ya veré si mañana quiero volver a dedicar mi tiempo a esto. Puede volver a cuartel, sargento," dijo con una seriedad que no le gustaba usar. "Y nada de quedarse a entrenar, quiero que los platos y el suelo y todo el cuartel estén relucientes cuándo vuelva. ¿Entendido?"

Dicho esto, suspiró y le dió la espalda, caminando hacia el pueblo. Si iba a acabar el día pronto, quería al menos hacerlo con Anais. Así qué fue a su casa, dejó que la cuidadora se tomase el día libre, y se quedó con ella el resto del día. También estuvo pensando en que demonios hacer con Berry. Quizas estaba exagerando un poco. O siendo demasiado dura con ella. No. ¿Qué le aseguraba que no pondría en peligro una misión importante por culpa de su falta de control? O peor, que civiles acabasen heridos de nuevo, o muertos. Quería confiar en ella pero... se lo estaba poniendo dificil. En cualquier caso, era hora de dormir. Todo lo que podía dormir una con una bebe a la que cuidar, claro...

Los festejos de la mink fueron interrumpidos por los reproches de Ely, a sus ojos la mujer había perdido y estaba enfadada porque una mink le había superado en su propio juego. Escuchó la primer parte levantando sus hombros, a su forma de verlo ninguna persona fuerte moriría de una descarga tan débil y claramente Ely no parecía una debilucha que pudiese morir por unas pocas chispas. En segundo lugar los peces eran comida, vivían para alimentarle y mantener su cuerpo en forma, no sentían y eran tan comestibles como un pájaro o cualquier otro animal en estado salvaje, la ley de la supervivencia.

—Pero si he pensado...—

Suspiró, había pensado en como ganar a como diera lugar, nunca le habían importado las maneras si con ello conseguía un premio. Aunque su actuar no parecía agradarle del todo a su superior, un choque cultural bastante grande pero a pesar de eso Berry no hizo ningún gesto de reproche ante las instrucciones.

—¡Como diga!—

Saludó formalmente para luego dirigirse al cuartel, limpiar platos y objetos era uno de sus entrenamientos favoritos. Ingresó a la cocina observando la montaña de platos y ollas que habían dejado, solo para relamerse el pelaje, al estar sola y a cargo no tuvo ningún pudor en lamer cada sobra de cada plato u olla que tomaba antes de lavarlo. Tenía hambre tras ver a los peces ahumados del lago y los restos de carne, salsa y otras delicias nunca habían tenido tanto sabor tras un entrenamiento tan divertido.

—¡Ahora a lavar! ¡Ñam ñam!—

Berry con el estómago lleno comenzó a lavar con sus garras cada plato, la grasa no era problema para la fuerza con la que empleaba la esponja de metal y el hecho de fregar tanto le hacía ejercitar sus brazos.

—¡Lava, lava colita de iguana si no sale hoy no saldrá mañana!—

Cantaba la zorra mientras refregaba trastes sin descanso, una vez finalizada la tarea la mink tomó unas semillas de café y las mordió masticando estas mientras se colocaba los cepillos en sus pies y garras para ponerse en cuatro patas y empezar a fregar los pisos empleando sus cuatro extremidades.

Ely había dicho nada de entrenamiento convencional pero según un viejito que había conocido en la Isla Karate para mejorar en una pelea cuerpo a cuerpo había que encerar y pulir. Eso hizo la mink, encerando con sus patas traseras y puliendo con sus garras delanteras pese a chocarse cada tanto con las paredes.

Contrario a lo esperado, la técnica de la mink tras tantos castigos similares había mejorado y cada sala por la que pasaba mostraba un brillo en sus pisos mayor que en meses. Se tardó hasta entrada la madrugada en limpiar el enorme cuartel, tras lo cual simplemente se desató los cepillos y se hechó a dormir entre las colchonetas de la última habitación que había limpiado.

—Encerar, pulir... Ely, cuidado...pego, pego...mato, mato...—

Ronroneaba dormida mientras el sol comenzaba a inundar la lustrosa y brillante base de la marina mediante las ventanas, la mink seguía moviendo sus garras como un cachorro mientras se estiraba y doblaba en formas dignas de un canino, quien sabría lo que andaba soñando tras tantas cosas juntas.