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De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) Empty De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) {Lun 16 Oct 2023 - 10:36}

The Crooked Man
Ambiente de nana.:


Uno dos, canta a viva voz.
Tres y cuatro, viene el hombre del saco.
Cinco y  seis,  se esconde y no le veis.
Siete y ocho, su paraguas está roto.
Nueve y diez, gritar lo que veis
.

De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) Mysterious-shadows-lurking-dark-alleyway-halloween-spooky-background_978035-2193.jpg?size=626&ext=jpg&ga=GA1.1.2082370165

El mundo se rige por ciudades hermosas, ciudades con un toque ciertamente hermoso que haría a cualquier persona ir sin dudarlo a pasar unas buenas vacaciones. Sin embargo, también había lugares bastante oscuros premonitorios; lugares encantados y llenos de supersticiones locales. La historia más conocida es la de aquel hombre extraño itinerante, que frecuentaba aquel lugar al que llamaban English Garden, y que a día de hoy, se sigue diciendo que ronda los alrededores.

La noche de difuntos se acercaba ,y toda la ciudad estaba lista para hacer aquella gran festividad llena de fantasmas, historias y ponche. Las principales familias pudientes del lugar se reunieron en el recinto feriado, a las afueras de la ciudad como era costumbre. En tal lugar, bellamente ornamentado con banderines, luces, puestos de comida de todo tipo, y por que no decirlo, lleno de ricachones que tomaban el té sen sofás repartidos por toda la campiña a la luz de la luna, mientras que las hogueras encendidas a sus pies les calentaban. La cantidad de personas en aquel sitio solo era comprable a las calabazas que adornaban los campos de cultivo de alrededores, sin contar las que ya estaban talladas y repartidas por toda la feria. Unas a modo de lámparas, otras directamente con caras graciosas y otras con caras aterradoras. La luna en lo alto, pues si mirabas el reloj ya eran las once y veinte de la noche. Había risas, había bailes, y sobre todo, había te a raudales.

Nuestra historia comienza en uno de estos grupos apostados junto a una hoguera. Un grupo de ricachones bebiendo té alrededor de ella, riendo y disfrutando del calor del fuego. Contaban todo tipo de historias,sobre fantasmas, zombies y herencias disputadas. Y sin embargo, solo fue una historia la que llamó la atención de todos, pues el hombre más anciano de este pequeño grupo de ricos, pidió turno para contar él su propia historia de terror. Le dieron paso, y levantándose de su sillón se acercó a la hoguera, dejando ver a la luz su traje caro con bordados en oro, una peluca de lo más elegante y una gran chorrera blanca adorándole el pecho. Una vestimenta muy propia de la isla. El anciano miró su reloj de bolsillo, antes de echar una panorámica vista al campo de calabazas. Y fue entonces cuando comenzó su historia:

-Voy a contar lo que sé que es verdad, y que posiblemente esta noche sucederá. Los fantasmas y brujas a media noche, de sus viles maleficios hacen derroche. Los hay con cuernos, de ojos titubeantes y otros hay procedentes de los infiernos. Los hay flacos, los hay viejos, y de seguro algunos se han visto si sus pellejos.

Miró el reloj colgante de su bolsillo, haciendo una leve pausa antes de dirigirse nuevamente a su público.

-Hoy es noche de difuntos  y salen a espantar, pues a los que están vivos quieren embrujar. Dicen que en la noche de difuntos no hay que andar, ni hay que salir a caminar.  Pues fantasmas hay que nos dan horror, pero el Crooked man, ese es el peor.

Varios escupieron el té al escuchar ese nombre, otros tantos procuraron posar el te sobre las mesitas de noche junto a los sillones, mientras que otros se miraban unos a los otros, buscando desviar la mirada ante la historia del anciano, el cual proseguía.

-Cuando sus huesos escuchas crujir, eso es que va a buscar a alguien a quien engañar. Tiembla el mismísimo Lucifer, que no le quiere hablar ni le quiere ver. Al Crooked man hay que temer. Pues el demonio se santigua al verlo, se santigua antes de correr. Vaga por la ciudad y quiere hallar, a una victima del lugar. Muchos huesos devoró pero no les gustó, prometió quemás buscaría y que de seguro esto le gustaría. Le gusta devorar todo lo que ve, pues busca huesos que romper, y de seguro que ha de encontrar, a alguien a quien deshuesar. Pues por las noches se le escucha crujir, tras las gentes que va a perseguir, tararea su canción y cuando nos hemos dado de cuenta, ha llenado un panteón.

En ese momento a una de las damas se le cae el té al suelo de lo que su mano temblaba. Pidió disculpas mientras la ayudaban a recoger la taza derramada y el plato que la sostenía. El anciano continuó su historia.

-A mi me consta lo que conté, hoy hace veinte años que me lo encontré. Y mis huesos no perdí, porque así escuché su tarareo corrí. Hoy a la noche al regresar, vayan a sus casas sin tardar. Yo se que en esta noche aparece ahí, en las calles de Saw Street, y ¡cuidado, yo ahí lo vi!.

Algunos de los presentes más fuertes comenzaron a reírse con respeto, y comenzando a aplaudir a coro comenzaron a cantar.

-¡Por las noches se le oye crujir, tras las gentes que va a deshuesar! ¡ Coge los huesos por montones, y hace de ellos un panteón!

Todos aplaudieron la historia, pues no era secreto que aquel cuento era una de las historias más populares en la noche de muertos de English Garden. La historia parecía haber entretenido a todos, salvo a un pequeño rico,el señor Greybush. Greybush era un nuevo rico, llegado a la ciudad hace apenas seis meses, siendo esta su primera vez en la noche de difuntos, y sin duda si por él fuera, sería la última.

La noche de difuntos concluyó, y los carruajes comenzaron a llevarse de vuelta a sus opulento dueños, mientras que algunos iban con sus esposas caminando por el sendero del prado hasta la ciudad, que no caía lejos, rumbo a sus confortables camas. Sin embargo, Greybush había venido solo, y su carruaje se había demorado. Así que optó por ir a pie. Y si bien iba acompañado en los dos primeros tercios del viaje por mas nobles que volvían a sus casas, no tardó mucho en quedarse solo en las vetustas callejuelas de la ciudad.
Las farolas estaban encendidas, los adoquines mojados y una niebla blanca oscurecía las tiendas ubicadas en los bajos de los edificios. Greybush todavía tenía en la cabeza aquella historia, y su temor fue a peor cuando comenzó a escuchar la “Nana” del Crooked Man. Lo que provocó que sudaraen frío, pues aquellas voces que la tarareaban se acercaban cada vez más a él. Miraba hacia todos lados, enfocándose en las entradas a callejones, en las puertas de las tiendas cerradas, tras él, frente a él hasta que algo le tocó el hombro, dando un estrepitoso grito y salto a la vez, para darse cuenta de que eran unos niños. Estos estaban jugando por la festividad de muertos, y con risas y bromas salieron corriendo calle abajo dejando a Greybush nuevamente. El joven rico maldijo a aquellos jóvenes, pero pudo recobrar la tranquilidad y continuar caminando por las calles.

No pasaron ni cinco minutos cuando nuevamente, volvió a escuchar aquella Nana a su alrededor, provocando nuevamente que el sudor frío le recorriera e espinazo. En vez de buscar el origen, apretó el paso hacia su casa. El sonido cada vez era más fuerte y él solo miraba al suelo sin pensar en nada más. La música era más fuerte, y más fuerte y su paso pasó a ser el de carrera. Sentía como un aliento en la nuca, lo que provocó que corriera despavorido hasta darse de bruces contra el cristal de un escaparate. Cayó de culo contra un charco, y alzando la vista miedoso vio que el origen de aquella música, era el propio escaparate de aquella tienda contra la que se había empotrado. Resultaba ser una tienda de recuerdos y de festividades, con muchas cajas de música al unisono reproduciendo aquella nana, debido a la decoración festiva que tenía por el día de difuntos.
Greybus permaneció allí sentado, incrédulo tratando de asimilar que aquel miedo irracional no era más que algo absurdo. Así que se levantó, se sacudió su caro traje, se limpió la peluca y se dispuso a dar su primer paso rumbo a su casa, sin embargo algo llamó su atención a su espalda.

“Crick, Crack” “Crack Crick”

Esta vez  Greybush soltó una risa de cansancio, pensando que nuevamente estaba siendo víctima de una broma de aquellos niños nuevamente. Se dio la vuelta, mirando la calle que había caminado hasta hace unos minutos. No se veía nada,solo bruma alentada por la llama de las farolas. El rico comenzó a decir a la bruma, entendiendo que los niños estaban bromeando ocultos por ella, que pararan, que no iba a picar otra vez. Y nuevamente se escuchó aquel sonido, más cerca.

“Crick, Crack” “Crack Crick”

Fue entonces cuando una extraña figura, oscura y alargada empezó a vislumbrarse en la lejanía. Greybush comenzaba a sudar a borbotones, sus ojos se clavaron en la extraña figura, que avanzaba oculta entre la bruma. Su sonido cada vez era más fuerte, y Greybush llegó a escuchar algo que tarareaba:

Uno dos, canta a viva voz.
Tres y cuatro, viene el hombre del saco.
Cinco y  seis,  se esconde y no le veis.
Siete y ocho, su paraguas está roto.
Nueve y diez, gritar lo que veis
.

Greybush no lo dudó, y sacó su pistola de chispa de su cinturón y apuntó hacia la bruma sin dudarlo. Sudaba a raudales, su mano temblaba, su tiro sería errático. Su corazón estaba acelerado, y entonces cuando la bruma empezó a disiparse...abrió los ojos como platos, su pupila se contrajo rápidamente.

Un disparo se escuchó en mitad de la ciudad. La escena muestra el arma del reicoen el suelo,echando todavía humo por el cañón. Greybush corría por las vetustas calle como un loco, mirando hacia atrás cada dos por tres. Aquel ruido crujiente le perseguía, personificado en una larga sombra que le seguía rauda. Pidió ayuda golpeando varias puertas para que le dejaran entrar. Gritaba ¡ El Crooked! ¡El Crooked!. Nadie salió de sus casas, pensando que nuevamente eran las típicas bromas de la noche de difuntos, a las cuales, ya estaban acostumbrados de madrugada. Greybush , ante la ausencia de ayuda siguió corriendo hasta llegar a los jardines de la plaza “Last Chance”, junto al principal banco de Towerbridge, la capital.

Llegó hasta la fuente central, jadeando. El sonido se había detenido, la bruma continuaba, pero aquella extraña figura había desaparecido. Greybush respiró aliviado, sentándose en el borde de la fuente, tratando de recuperar el aire y buscando la forma de encontrarle explicación a lo que había “visto”. Aunque no podía, estaba en shock. Trató de buscar su pañuelo en el bolsillo de su chaqueta, para así limpiarse el sudor de la cara. Frotó y frotó, hasta que se quitó el pañuelo de la cara y...

cuando lo apartó...:

Greybush cayó de espaldas al interior de la fuente, y por poco se ahoga si no fuera porque reaccionó rápido y logró apoyarse en el borde de la misma, hasta el punto de caer hacia fuera mientras escupía agua y estaba algo conmocionado por lo que acaba de pasar. Se levantó raudo, se sacudió para ponerse en alerta, pero aquel extraño ser ya no estaba, la bruma continuaba, pero Greybush no lo dudó y salió corriendo hacia su casa. Se dio cuenta de que su reloj y objetos de valor habían desaparecido, pero no le dio ni importancia. Lograría llegar,gracias a que su cochero, el cual se había demorado porque la rueda del carruaje se había roto lo recogió. Greybush no daba crédito a lo que había visto. El cochero trataba de preguntarle que había pasado, pero Greybush parecía estar en otro mundo.

A la mañana siguiente Towerbridge hacía vida normal, todavía festejando el día de muertos. Los comerciantes locales estaban algo extrañados así como los jardineros. Los primeros vieron un arma descargada en mitad de la calle de las tiendas, mientras que los segundos vieron todo el estropicio de la fuente del parque, cuya agua estaba totalmente esparcida por todo el borde, el suelo arenoso de alrededor totalmente removido, así como muchas huellas de un mismo zapato. Greybush no tardó ni 48 horas en ser ingresado en el Madison Nun, el psiquiátrico local, pues solo tarareaba aquella nana, que durante la noche, le había perseguido.

Durante el último día de muertos, los ciudadanos hablaban sobre Greybush y el Crooked Man. Muchos no le dieron crédito, pero aquel anciano que había contado la historia, así como su nieto, ya de treinta años, llamado Steffan, si que le creyeron. El resto de la población sabía que el Crooked Man era un mito, como Santa Claus, o el Hada de los Dientes. Sin embargo el anciano no era la primera vez que fardaba de haber visto al Crooked Man y haber vuelto con vida. Su nieto mostró el mismo interés que su abuelo por tan rara leyenda, y de todos era sabido que aquel “fantasma” habitaba la vieja mansión abandonada de corte victoriano en las afueras de la ciudad.

Mil veces se registró aquella decrépita casa, más nada se encontró nunca salvo dos cadáveres deshuesados. Por este motivo se le llamó la “Casa del hombre torcido” que como punto de interés turístico no tenía parangón. Sin embargo estas dos personas habían sabido de lo sucedido con Greybush. Así mismo, también eran conscientes de los innumerables robos de las “victimas” del fantasma de sus posesiones más preciadas. Steffan estaba convencido que era un ladrón común, pero el anciano pensaba que era el fantasma.

Ambos lo tenían claro. La fiesta de muertos acabaría en menos de 24 horas, así que nuevamente optaron por hacer equipo y visitar aquella extraña mansión sobre las once de la noche. Esta hora tenía un motivo, pues todos los “ataques” del Crooked Man en la ciudad surgían entre las once y las dos de la noche en la ciudad. Con lo cual, si algo habitaba esa casa, de seguro ahora mismo no estaba. Así quese presentaron ambos en la propiedad. Steffan llevaba un mosquete en sus dos manos, mientras que el anciano una pistola de chispa y una espada enfundada.

Forzaron la entrada y entraron en el gran hall de la mansión, la cual estaba en ruina. Los sofás raídos, los cojines esparcidos, las sábanas blancas tapaban la mesita del recibidor,espejos y otros muebles . El papel de pared esta raído, los candelabros llenos de polvo. No parecía que hubiera nadie viviendo allí desde hace siglos. Ambos pudieron ver todavía como en el hall había una mancha negra en el suelo. Era la sangre seca de los dos cadáveres que habían encontrado aquí hace varios años. A pesar de esto y aún así, ambos aventureros comenzaron a explorar la casa. El anciano se dispuso a revisar la planta baja, mientras que Steffan la planta superior. Estuvieron así por quince minutos,revisando cada estancia, cada mueble y cada recoveco, más Steffan fue quien encontró algo cuando bajó por la escalera de servicio y pudo ver una tabla del suelo algo levantada. No le habría dado mayor importancia debido a que el suelo de por si estaba hecho trizas, pero aquella tabla dejaba ver algo brillante, gracias a la luz de la luna que se filtraba por una de las ventanas del pasillo. Steffan llamó a su abuelo, y ambos se dispusieron a levantar la tabla.

Cuando lo hicieron ambos se quedaron boquiabiertos. Pues había joyas, dinero, elementos de oro como candelabros o cubertería, pequeños cofres y otros elementos de gran valor. Steffan no tardó ni un minuto en decirle a su abuelo que estaban ante un ladrón común que se había aprovechado de un mito de Halloween para hacer sus robos. Sin embargo, el anciano no lo veía tan claro. Fue entonces cuando se escuchó un fuerte golpe en la entrada. El “fantasma” había llegado. El anciano le dijo a su nieto que se escondiera rápido, y este se metió en un viejo baúl en el salón principal, junto a la chimenea mientras que el anciano colocó la tabla rápidamente en su sitio y se escondió en un armario, también en el salón principal.

La puerta principal se abrió, y lo que vieron tanto el viejo como el nieto por las rendijas abiertas de sus escondites era sorprendente, pues no daban crédito. Un ser espigado, que podía llegar a los dos metros y medio, de largos brazos y dedos como lanzas entró en escena. Su piel era blanca, casi ceniza. Llevaba un traje a rayas de color morado algo raído acompañado de unos pequeños zapatos color café. Su rostro era lo que más llamó la atención a Steffan, pues tenía una gran boca, sonriente, llena de dientes afilados similares a los de un tiburón. Un bombín le tapaba la cabeza  hasta la altura del puente nasal, no permitiendo ver sus ojos. Su cuerpo crujía con cada movimiento que hacía, como si se estuviera rompiéndose constantemente. Su movimiento era anti natural, o eso parecía. En su mano izquierda, que sostenía el pomo de la puerta recién abierta, llevaba colgado de la muñeca un paraguas del mismo color que su traje, cerezo, el cual estaba totalmente retorcido y cuya punta acababa en un gancho oxidado también retorcido.

Al anciano le preocupó mas lo que llevaba en la otra mano, puesto que aquel ser agarraba por la chaqueta a un conocido del viejo, el noble Valtus Van Tassel, uno de los terratenientes más ricos de la zona y con más poder. A él se le debía todo el estipendio de la feria del día de muertos. El noble estaba asustado, tratando de zafarse de los largos dedos de aquel ser, mientras pedía ayuda y era arrastrado hacia el interior de la casa. Tassel llevaba un cofre bajo su brazo, el cual no soltaba por nada del mundo. El anciano miró por la rendija del armario a su nieto, el cual estaba absorto con la escena, y le hizo un gesto de “silencio” para que no hiciera ruido.

Aquel ser llevó hasta el piano a Tassel, lo ató a la pata,  y le dio  un fuerte golpe con el paraguas en la cabeza que lo dejó inconsciente, soltando el cofre que llevaba bajo el brazo. Se hizo el silencio, y el ser cogió aquel cofre con aquella escuálida y larga mano. Entonces el anciano sin querer hizo crujir el suelo del armario,debido al deterioro de la madera, provocando un leve sonido en el salón. El ser, al igual que un depredador alzó la cabeza  unos segundos como oteando la estancia. Un leve gruñido salío de su boca y comenzó a acercarse al armario,con su característico ruido al caminar hasta quedar frente a él. Se quedó inmóvil, como observando las grandes puertas del mismo. Steffan estaba sudando, al igual que el anciano que ni respiraba ahora mismo. El ser se quedó casi por un minuto mirando al frente, mas no abría la puerta del armario.

Se dio la vuelta, y se acercó al inconsciente Tassel. Le quitó el cofre de sus manos y se lo llevó al pasillo conde estaba el sitio oculto de las tablas. Aquel ser cerró la puerta del salón, dejando solos a ambos aventureros, que salieron de sus escondites con suma cautela. Steffan no lograba pronunciar palabra alguna ante lo que había visto, sin embargo, el anciano le agarró del hombro y le dijo que debía estar alerta. Le ordenó liberar a Tassel lo más rápido que pudiera y que se lo llevara de allí cuanto antes. El muchacho a pesar de querer ayudar a su abuelo, y tras recibir un empujón por su parte ante la tentativa de ayudarlo, se llevó el mosquete a la espalda y procedió a liberar a Tassel, a cargárselo a la espalda y a intentar llegar al hall.

El “Crooked Man” mientras tanto llegó a su “silo”, y se detuvo en seco al ver que una de las tablas que ocultaban sus tesoros estaba movida. Apartó la table, dejó el cofre allí.Quedó inmóvil y, así como había demostrado ser un ser “calmo” su acciones cambiaron drásticamente, lanzando un gruñido a la par que salía corriendo para el salón. Ambos aventureros escucharon el crujido característico acerándose a toda velocidad, y el anciano con una indicación de mano, le dijo a Steffan que corriera, mientras que él apuntaba a la puerta del salón con la pistola, no sin antes atrancarla con una vieja silla. Steffan no lo dudó y pegó una patada a la puerta de la entrada, llevándose consigo a Tassel hacia el jardín frontal. Sin pensárselo demasiado corrieron a la ciudad a pedir ayuda.

La puerta comenzó a sufrir los envites de la criatura, hasta tal punto que el anciano disparó su arma contra la puerta, y se hizo el silencio. ¿Lo había matado?. El anciano se acercó a la puerta, la desbloqueo procurando hacer el menor ruido posible. Colocó su ojo sobre el boquete que había hecho el arma, y pudo ver que al otro lado no había nadie, salvo un reguero de sangre. La bala le había dado. El anciano suspiró tranquilo, y se puso a recargar el arma rápidamente, sin embargo comenzó a escuchar gotas caer al suelo tras él. El anciano se mordió los labios, movió el percutor hacia atrás y cuando se dispuso a dar un rápido giro la criatura se abalanzó sobre él tirándolo al suelo. El arma salió disparada hacia la chimenea, y ambos contendientes comenzaron a forcejear. El Crooked teníaaga agarrado al anciano por las ds muñecas e inmovilizado con su cuerpo de cintura para abajo por el cuerpo del “fantasma”. Aquella fila de dientes sonreía mientras las babas le caían en la cara. La cara del ser  se pegó a la del anciano, y este trató de forcejear todo lo que pudo. Sin éxito alguno, la criatura comenzó a reírse de forma estruendosa, y pronunció unas palabras al anciano con sorna:

-EsTáS, VIEjo, espeRO que la CArne no se PUSiera mala tras VEInte años, Edgar.

Una larga lengua salió de su boca lamiendo la cara del Crooked. Mientras que el anciano no lo dudó y le respondió:

-Tu sin embargo, no has cambiado nada, sigues dando el mismo asco que hace veinte años.

El ser gruñó, clavando sus dedos en el hombro de Edgar.

-MiDE tus PAlabras, viEJO- gruñó- ¡PRonto seRÉ algo más que el CrooKED Man!

El anciano rio tratando de ignorar el daño de su hombro.

-¡Seguirás siendo el pobre Dumah, el pobre y enfermo Dumah que nunca logró nada en su vida salvo ser repudiado y dar pena!

Un escupitajo salió de la boca del anciano hacia la cara del Crooked, y con un rápido cabezazo le golpeó, haciendo que aquel hombre retorcido le soltara y se echara hacia atrás quejándose del golpe. El anciano rodó por el suelo hasta la chimenea, recuperando su pistola y disparando al Crooked en el hombro, haciendo que este se diera contra una pared y saliera corriendo de la escena yéndose a otra estancia de la casa. El anciano trató de recargar su arma, pero maldijo a los dioses al ver que no le quedaban balas. Maldijo su suerte, pero entonces comenzó a ver luces fuera de la mansión y un gran tumulto de voces. No dudó en salir de la casa como pudo, herido para ver aquella escena frente a la casa. Pues muchos campesinos, y algunos ricachones habían rodeado la casa, con Steffan y Tassel, ya despierto y en condiciones, portando armas y antorchas, gritando ¡ Muerte al asesino!. De hecho, en cuanto vieron a su paisano Grayfus salir herido no dudaron en darle ayuda. Mientras tanto los campesinos gritaban sin parar contra el Crooked, el cual estaba mirando por una de las ventanas del salón maldiciendo su suerte y arañando las paredes en un ataque de ira. Ira que se cortó de golpe al ver las primeras antorchas entrar por las ventanas y comenzando a prender las cortinas y sofás del lugar. Todos los campesinos empezaron a lanzarlas desde todos los puntos rodeados de la casa. El fuego no tardó en hacer presencia, y el humo, ahogante, provocó que el Crooked se tapara la cara y saliera corriendo al interior de las estancias de la casa, corriendo hacia su silo de objetos robados.

El fuego comenzó a aumentar y a trepar al segundo piso de la mansión. El aire era irrespirable y el Crooked tosía, y apenas veía. Su codicia sin embargo, seguía intacta, tratando de llenar un saco con todo el oro y joyas posible. Un trozo de papel de pared ardiendo le cayó encima, quemándose parte del brazo dejando su traje hecho una ruina, el  fuego ya le quemaba los pies, y viendo que no le daba tiempo a sacar todas sus cosas, cogió el cofre de Tassel, se lo llevó bajo el brazo y corrió escaleras arriba al segundo piso.
La gente mientras tanto miraba la casa arder, gritando proclamas contra el monstruo. Steffan trato de atender a su abuelo, a la ver que le preguntaba si la criatura le había hecho esas heridas. El anciano, que miraba fijamente la mansión en llamas, solo llegó a pronunciar “ Es un hombre, como tu y yo”, y siguió viendo como el fuego devoraba la vieja mansión.

Totalmente rodeado por el fuego y el humo, el Crooked maldijo su suerte y, casi sin oxígeno, cayéndose al suelo casi inconsciente por el humo, maldecía a todos por darle aquella muerte. Su camino había concluido. Sin embargo,el asesino y ladrón se dio cuenta de algo, y ya tendido en el suelo, observó el cofre que tenía todavía en sus largas manos. En un ultimo esfuerzo, lo abrió y dentro pudo ver aquella extraña fruta que le había arrebatado a los Tassel. Negra como la noche y con forma de corazón estrujado. Sabía lo que era, y de algún manera, esperaba que aquello le garantizara una venganza. No lo dudó y se la comió, dando grandes mordiscos como si no hubiera mañana, mientras se iba arrastrando con ayuda de uno de sus largos brazos hasta el balcón del segundo piso.

Todos vieron como las puertas del balcón se abrieron, dejando ver al Crooked tratando de apoyarse en la barandilla. Él fuego le rodeaba, y de hecho, su zapato comenzó a prenderse. Todos le insultaban y le decían que se quemara, que iría al infierno, entre ellos Steffan. Aquel ser con su último aliento lanzó un último mensaje a todos los presentes, y si bien su voz era la de un ser asqueroso, con voz ronca y metálica, no hubo dudas en su advertencia.

-¡Malditos!- todos se callaron-  Vosotros, desgraciados asquerosos tenéis la poca decencia de llamarme a mi asesino, de llamarme despojo, de insultarme, de golpearme y vapulearme y de llamarme por décadas el Espantapájaros, el fantasma, el esperpento...y ahora me llamáis el Crooked Man. Por muchos años he aguanto vuestra desidia, jóvenes panzas llenas, vuestros insultos por haber nacido así. Juro por todos los dioses de los infiernos ¡que pienso volver y mataré a todos y cada uno de vosotros malditas escorias! ¿¡SOY EL CROOKED MAN?! Pues he aqui mi promesa, proteged a vuestros niños, revisadles la cama día y noche, alumbrar bien las calles y nunca viajéis solos , porque juro que si os encuentro...me comeré vuestros huesos. Todos vais....

En ese momento una explosión procedente de las cocinas hizo que toda la casa explotase de golpe envolviendo a la casa en una auténtica pira funeraria. Los campesinos se echaron hacia atrás por la onda expansiva, mientras que trozos de madera saltaban por todos lados. Y sin embargo,el Anciano seguía impasible mirando aquella bola de fuego.
Pasó la mañana siguiente,el día muertos había concluido un año más. Los bomberos estaban apagando los rescoldos de la vieja mansión y las autoridades marines estaban tomando nota de lo acontecido. Varios ricos y algunos campesinos que participaron en la quema estaban dando testimonio a las fuerzas e la justicia, aunque algunos fueron detenidos por tomarse la justicia por su mano, no siendo el caso de Steffan y el anciano, los cuales estaban allí esperando noticias. Cuando las recibieron, tanto el bombero jefe como el sargento de la marina que lo acompañaba hablaron con ellos. Les dijeron que no habían encontrado el cadáver de Nesso. El sargento decía que seguramente ardió hasta hacerse polvo, sin embargo el bombero decía que en un incendio los huesos siempre perduran....y no había huesos. La investigación seguiría, y el carruaje del anciano llegó a las afueras de la mansión. Tanto él como su nieto subieron y se dirigieron a la ciudad.

Una vez en Towerbridge, Edgar  echó un vistazo por la ventana del carruaje, y pudo ver a un grupo de tres niños, los que habían bromeado con Greybush hace dos noches cantando una nana, que ya quedaría para siempre en la memoria.

Uno dos, canta a viva voz.
Tres y cuatro, viene el hombre del saco.
Cinco y  seis,  se esconde y no le veis.
Siete y ocho, su paraguas está roto.
Nueve y diez, gritar lo que veis
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De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) Empty Re: De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) {Dom 29 Oct 2023 - 13:30}

¡Buenas tardes! Interesante diario, interesante personaje e interesante historia. Tengo ganas de ver qué más hace Dumah después de salir de la mansión en llamas. Buena historia de origen de malo de miedo, hay potencial.

En cuanto a las peticiones, claro, obtienes tu preciada fruta del diablo, ¡haz buen uso de ella! O malo, depende un poco de cómo lo veas.

Esto es más sencillo, los doblones y la experiencia, matemática pura. Consigues por el diario unos 486 puntos de experiencia y unos 49 doblones, hoy estoy generoso.

En fin, disfruta de tu fruta y a liarla con Dumah.
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De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) Empty Re: De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) {Dom 29 Oct 2023 - 13:50}

Acepto la corrección y muchísimas gracias, me alegra que te haya gustado la historia, la verdad le quería poner empeño.
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De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) Empty Re: De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) {Lun 30 Oct 2023 - 18:51}

Hoja actualizada.
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De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) Empty Re: De la noche de difuntos vengo a hablar (Diario Preficha Dumah) {}

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