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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Miér 15 Nov 2023 - 12:05}

Cuando Salem volvió a su cuerpo, tuvo poco tiempo para tomar una decisión. Su otro yo parecía haber sido lo suficientemente inteligente, o estúpido según la perspectiva, de robar una pieza de piedra marina. No sabía cómo lo había hecho, no podía recordar demasiado cuando no estaba en control de su cuerpo, solo pequeños flashes de momentos sacados de contexto. Juntar esas piezas a veces era lo único que lo mantenía vivo, al menos podía ver lo que ocurría fuera para no estar totalmente perdido cuando volviera a flote. Sabía que estaba en la base del G-8, había sido trasladado allí por orden de su familia para que un tal Blaze lo pusiera bajo su mando. Lo que nadie vio venir es que fuera capaz de deshacerse de la influencia de los poderes de su fruta. No sabían que Salem había inducido a su otro yo mediante hipnosis para que se sintiera extrañamente atraído al agua de mar y a la piedra marina, aparte de eso, su cuerpo seguía siendo el mismo sin importar la personalidad, por lo que se defendía bien en cuanto a ser escurridizo y ágil. Por eso había podido entrar y salir del almacén con la piedra en su cuerpo.

Ahora solo tenía que volver a su puesto y actuar con normalidad. Intentar salir de la isla sin que lo detectasen sería imposible, había puestos de control que sería imposible sortear por la distribución y forma de la isla y; por supuesto, no sería muy creíble que tuviera que irse de repente cuando se descubra que falta parte del inventario. Por eso estaba yendo hacia su superior, para que cuando se descubriera el pastel, él ya estuviera fuera de sospechas. El muchacho ya planearía alguna forma de escapar cuando no estuviera en una base militar altamente vigilada, no era estúpido. Ahora solo caminaba tranquilamente por los pasillos, con la calma de alguien que solo está haciendo su trabajo rutinario.

No tardó en llegar hasta donde estaba Blaze, había tenido que preguntar un par de veces, pero no fue demasiado complicado. Supuso que tal vez fuera porque estaba al tanto de que hoy tenían que verse, lo que hizo que en cierta parte le preocupara que también hubiera sido informado de su… Excentricidad. De todos modos era lo mejor que podía hacer, si se escaqueaba, irían a buscarlo de todos modos. Por eso, simplemente hizo el saludo marcial cuando estuvo enfrente del oficial.

-Se presenta el soldado Salem Nizar, señor.- Miró entonces al que se suponía sería su mentor y oficial. Por un segundo se sintió pequeño, la mirada y porte del legionario fueron suficientes para saber que era bueno en su trabajo-. A partir de hoy estaré bajo su mandato, seré de ayuda en todo lo posible y haré que se sienta orgulloso, señor.

Hubo un tiempo en el que el joven legionario creía de verdad en la causa. Ahora; sin embargo, no sabía muy bien qué pensar sobre La Legión, una facción que lo estaba usando a pesar de que su fruta prácticamente debía clasificarse como enfermedad mental. Se suponía que eran los buenos y que debían ayudarlo a ponerse mejor. Por otra parte, entendía que era lo único que se interponía entre el orden y el caos. Sin duda, no sabía muy bien cuál era su opinión, lo único que tenía claro era que quería tener el control e irse a algún lugar donde lo curaran, si es que acaso era posible. Después, ya pensaría si volver o no al cuerpo militar.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Jue 16 Nov 2023 - 1:22}

Blaze ese día se tomó las cosas con un poco más de calma que de costumbre. No había intentado superar su marca de tiempo al entrenar, y en lugar de ducha había tomado un baño largo. Normalmente tomaba una sencilla ducha de veinte minutos para asegurar un aseo pulcro y mentalizarse de cara al día que le esperaba, pero aquella mañana tenía la agenda casi completamente libre. Casi. Como si no lo hubiese ojeado ya un par de veces había abierto el informe de Salem Nizar de nuevo, releyendo detenidamente las principales observaciones que el instructor había tenido a bien compartir. No le agradaba la expresión "como una regadera", y el término "subnormal" no era nada profesional, además de ser clínicamente incorrecto. También había un par de notas positivas, aunque no sabía hasta qué punto "flexible como una prostituta de lujo en el barrio más cotizado de Venicci" era realmente halagador. De hecho, si de él dependiese, la persona responsable de aquellas palabras no volvería a adiestrar un cadete. Eso, si le permitía seguir formando parte de sus filas.

No obstante, había superado su instrucción. Sabía de algún que otro soldado más cuyo informe había estado lleno de contradicciones en el pasado; Salem podía bien ser un prometedor talento víctima de un sistema en el que no encajaba del todo o un inútil que le habían asignado con la feble esperanza de hacerlo entrar en vereda. Si supiesen lo extremadamente mal que se le daba a él enseñar seguramente habrían pensado en otra persona, pero tampoco había hecho un gran esfuerzo por discutir la decisión de sus superiores. Al fin y al cabo, ¿cómo negarse al viaje a Navarone y la exención de tareas administrativas por unos días? Había sido especialmente activo en los últimos meses y tenía tantos informes atrasados que habían empezado a acumularse en su mesa, generándole un estrés que le hizo de golpe comprender ciertas manías de su padre.

Aun así cuando salió del habitáculo que le habían prestado -un sencillo dormitorio con baño y un cubículo que podía hacer las veces de despacho- todavía era temprano para muchos soldados. Había elegido un traje azul medianoche con camisa blanca y una corbata roja. En lugar de su chaquetón llevaba la insignia del cuerpo de inteligencia con su rango sobre el pecho, y aunque llevaba sus armas no cargaba ni una sola botella de agua; justificar una manía como esa despertaría demasiadas preguntas que no podía permitirse responder. Llevaba la carpeta con el informe bajo el brazo, pero en esa ocasión tan solo rememoraba los pormenores en su cabeza. Había cosas que no tenían sentido en él, pero no quería darle demasiada importancia.

Esperó con las manos tras la espalda en el patio, alejado de las maniobras que los destinados permanentes en ese lugar estaban tomando. Cuando llegó el soldado Nizak, Blaze observó con mirada severa al muchacho, poco más que un niño, que se presentaba ante él. No dejó entrever el cierto horror que sintió al darse cuenta de que no solo era muy bajito -más que Yor, que ya era decir-; estaba mucho más flaco que en la fotografía que le habían proporcionado. El objetivo de la instrucción era crear soldados, no torturar a un crío.

- Mi mentor me golpeaba el hígado cuando hablaba sin permiso -contestó secamente-. Me alegro de que no tengas ese miedo. -Cerró el puño, que lentamente acercó hacia su cara hasta rozarla-. No hables sin permiso o tendré que volver a hacerlo. -Esperaba que hubiese entendido la broma-. Acom... Ven conmigo.

Se aseguró de que lo siguiese y guio al muchacho hasta el comedor. A esa hora ya no quedaba casi nadie, pero aún nadie había empezado a limpiar. Tenían algo de tiempo para conocerse y, de paso, para hacer que comiese algo. Blaze señaló un asiento para que se acomodara y cogió una bandeja, asegurándose de llevar un desayuno nutritivo a Salem. Necesitaba comer; iba a convertirlo en un soldado, y eso requería estar bien alimentado.

También llevó un café para él.

- Gachas y huevos; podría ser peor -anunció, sentándose frente al soldado. Tras eso se quedó en silencio por un momento, cavilando-. ¿Por qué te enrolaste, soldado?

Sentía curiosidad. Quería comprenderlo, también. Para poder enseñarle tenía que saber qué buscaba allí, y qué quería dar. De qué podía ofrecer ya se encargarían más adelante.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Jue 16 Nov 2023 - 10:24}

No supo muy bien cómo reaccionar a aquello, ¿era algún tipo de broma? Para empezar su tono de voz no era precisamente el de un monologuista y, aunque entendía que la lentitud del puñetazo había sido para no herirlo de verdad, había dado lugar a unos cuanto segundos de incertidumbre en los que no sabía si debía apartarse o no, mirando varias veces del puño a la cara de Blaze. Prefirió no comentar nada al respecto de lo que había sucedido y simplemente le sonrió de forma cortés para que al menos su superior no se martirizara más tarde con si había sido una buena broma o no. La broma se había merecido un cordial “No ha sido muy gracioso, pero está bien que lo hayas intentado”.

Por supuesto, Salem fue detrás de su mentor sin rechistar. Esta era la parte más fácil de ser soldado, obedecer órdenes. No tenía que pensar si estaba bien o no, después de todo, sería castigado si no cumplía y eso era siempre mucho peor. Solo tenía que hacer lo que le decían y en algún momento le dejarían en paz, siempre había sido así. Sin embargo, esa supuesta calma mental empezó a desvanecerse en cuanto llegaron al comedor. La parte racional de su cerebro le decía que se calmara, tenía una piedra, no iba a perder el control de nuevo. Pero era mucho más fácil hacer caso a la parte que le decía que no había garantías. Jamás había probado comida bajo los efectos de un inhibidor de sus habilidades, no podía estar seguro de qué sería más fuerte. Una vez se sentó, disimuló la cara de horror que tenía dentro. Iba a probar bocado, por supuesto, una vez analizada la situación, era mucho mejor intentarlo que levantar sospechas y, a las malas, sería el otro Salem quien recibiría las consecuencias.

Cogió la cuchara, llenándola luego de comida y, tras unos segundos mirando, se la llevó a la boca. Masticó lentamente, saboreando la comida y lo que podrían ser sus últimos segundos de cordura en un tiempo. Finalmente tragó, salvando el nudo que se había formado en su garganta. Después de lo que le pareció una eternidad, su cerebro procesó que estaba bien, que este método funcionaba. Hizo acopio de voluntad y disimuló la alegría que esto le provocaba, cogiendo otra cucharada que se llevó a la boca. Alzó la mirada del plato a Blaze cuando escuchó la pregunta dirigida a él. Una vez no tuvo nada en boca, comenzó a hablar.

-Vocación familiar, señor. Ellos me enseñaron los valores de La Legión y me prepararon para algún día enlistarme.- Quería caerle bien a este oficial, cuanto más le agradara más detalles dejaría pasar. Tampoco quería ser demasiado pedante-. Realmente todavía no conozco lo que es el trabajo de campo de verdad, pero deseo defender el orden que provee nuestra gente.

Curiosamente, no fue demasiado encontrar esas palabras para el muchacho. Era lo que había creído con fervor en el pasado. Todavía lo hacía, de hecho. Solo que la llama de ese fervor a veces titilaba ahora.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Sáb 18 Nov 2023 - 22:23}

Blaze se mantuvo en silencio, observando. Le gustaba contemplar las reacciones de la gente y, sobre todo, sus comportamientos. Salem era a todas luces un soldado peculiar, ya no solo por su informe sino por su aspecto desgarbado, que contrastaba sin embargo con sus movimientos y la manera en que hablaba. No era un alborotador, ni un payaso pendenciero que solo estuviese en el lugar para tener un plato caliente y una excusa para liberar sus impulsos más violentos. Había algo en él que lo perturbaba, sin embargo. Algo que no lograba desentrañar.

Lo que sí podía ver, no obstante, era el creciente nerviosismo del soldado ante la comida. Con cierta suficiencia Blaze diagnosticó un trastorno alimentario de alguna clase. A juzgar por cómo se comportaba, además, apostaría por que se trataba de un trastorno evitativo o algún tipo de anorexia nerviosa, aunque le costaba creer que una desnutrición por anorexia fuese tolerada durante las escrupulosas pruebas de la instrucción. Además había visto su foto; si bien era posible, la idea de que hubiese despertado algún miedo en él durante el adiestramiento que le impidiese comer parecía más factible. Aunque necesitaría indagar más en profundidad para descubrir qué había detrás de su nerviosismo.

No tenía ningún problema apreciable en la deglución, pero comía con desconfianza... Al principio. Tras un prudente primer bocado el segundo fue bastante más enérgico, aunque también había cierto esfuerzo en mantener la efusividad. Blaze evitó arquear una ceja, pero empezaba a sentir cierto interés por el caso del chiquillo. Tanto por las gachas como por su respuesta, una combinación de tradición e idealismo que a él se le hacía demasiado familiar. Que no tuviese experiencia de campo era de esperar, ya que estaba como quien dice recién salido de la academia, pero en general no sonaba del todo sincero. No del todo, al menos. En realidad tenía sentido, todos los soldados buscaban el favor de sus superiores directos -él había sido una excepción y aún no tenía del todo claro cómo había sobrevivido a Maxwell- y Salem, por mucho que estuviese relativamente bien posicionado para entrar, una vez en el ejército era uno más de los cientos de miles de reclutas que el Gobierno Mundial movía de un lado para otro. Ser bueno haciendo la pelota podía ser la diferencia entre ser carne de cañón o un potencial héroe. Dudaba que hubiese muchos que buscaban ser los primeros, aunque pocos llegaban a ser los segundos.

- ¿Y si no fuese vocación familiar? -atinó a preguntar-. ¿Habrías elegido esta vida?

Cuando él había tomado su decisión esa pregunta llegó. No de un superior, y no para conocer su grado de lealtad, sino por genuina preocupación. Blaze no quería un pupilo más centrado en la gloria y el honor que en ayudar al débil, claro, pero tampoco quería enviar a un muchacho -si bien según los archivos tenían casi la misma edad- a una más que posible muerte si no estaba preparado para dar la vida. No al menos si no eran esos los objetivos que perseguía al darla.

Habría seguido expectante viendo al soldado comer, pero un hombre de unos treinta años e incipiente barriga entró dando pequeños botes apurados. Le costó notar la tensión entre sus gestos cómicos, pero se levantó inmediatamente para hacer un saludo adecuado. Hizo sin embargo un gesto para que el recluta siguiese comiendo.

- Comandante Helmond -saludó.

- Comandante Aswen -correspondió el otro, con un saludo igual de correcto-. Ha habido una brecha de seguridad en el cuartel -anunció-. Ha desaparecido un fragmento de quince gramos de piedra marina de nuestras instalaciones.

Blaze miró a un lado y a otro, buscando las alarmas y medidas de seguridad. Había puertas estancas que no se habían cerrado, alarmas que nadie había dado... Blaze trató de leer al comandante. No podía ser un gran robo o se habrían encargado de sellar las salidas, pero la piedra marina era algo lo bastante importante como para justificar un registro persona a persona y bolsillo a bolsillo. Si no lo habían hecho o bien se trataba de una cantidad insignificante, o bien...

Levantó las manos.

- Gracias -contestó secamente Helmond, que procedió a cachearlo.

Tras un rato que a Blaze se le hizo más largo de lo que realmente fue el comandante se alejó un par de pasos, lo suficiente para poder mirarse de nuevo a la cara.

- ¿Quiere cachear al chico también, comandante?

Helmond bufó.

- He leído su informe, no podría haberlo robado ni con ayuda. -Relajó su postura-. Muchas gracias de nuevo, voy a consultar al magíster Graham para ver cómo procedemos. ¡Aut victoria aut nihil!

- Aut victoria aut nihil -respondió, sentándose de nuevo mientras el hombre se retiraba. Una vez se alejó lo suficiente miró hacia Salem-. Dos personas en una sala. Y solo cachea a una. Parece que tienen suerte de que solo hayas hecho una travesura. -Se estaba marcando un farol que apenas se lo creía, pero estaba claro que nadie más iba a preocuparse de cachear al otro recién llegado. Blaze conocía bien los peligros de subestimar a la gente, y aunque en realidad también dudaba que lo hubiese hecho iba a tener que descartarlo antes o después-. ¿Qué tal están las gachas?
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Dom 19 Nov 2023 - 16:35}

Blaze Aswen comenzaba a ser un obstáculo más peligroso de lo que el joven soldado había considerado en primer lugar. Esperaba un oficial más estricto, que no lo dejase hablar bajo ningún concepto, haciendo así más fácil que no se delatara sin querer; quizá un oficial despreocupado, de esos que una vez alcanzan un puesto lo suficientemente alto según los estándares de su ego empiezan a preocuparse menos por el próximo mérito a conseguir y más por el próximo descanso. Su superior no era ninguno de esos dos. Un rato como el que habían tenido le había bastado para pensar que se encontraba ante alguien astuto y determinado. Aunque su tono de voz no fuese bueno para los chistes, tenía la calma y constancia suficiente para dar la sensación de estar en presencia de un depredador, quizá no necesariamente buscando una víctima, pero sí preparado para saltar ante cualquier problema. Y Salem ahora mismo no era más que un miserable montón de secretos y problemas. Recapitulando toda la conversación que habían tenido hasta el momento, si de verdad el comandante era tan capaz como su estresada mente estaba deduciendo, era muy probable que ya se oliese algo. Con suerte solamente algún problema con la comida, lo cual sí que era cierto. Como un bote salvavidas, la siguiente pregunta de Blaze llegó a sus oídos, evitando que se encerrase demasiado en posibles pensamientos, entre bocado y bocado.

-No puedo darte una respuesta sincera.- Levantó la mirada, fijándola en el mayor-. Las decisiones que he tomado son las que son porque mis circunstancias han sido las que han sido. Quizá si hubiese crecido en un entorno más humilde, habría dedicado mi vida a mantener esa paz. Quizá, si por algún motivo, una persona importante para mí hubiese sido herida en fuego cruzado por un legionario en una escaramuza contra piratas; a pesar de sus intenciones para ayudar, habría jurado mi vida a vengarme de La Legión.

Se quedó callado unos segundos, removiendo las gachas con la cuchara. Curiosamente estaba tocando todos los puntos sobre los que reflexionaba cada vez que podía. Empezaba a sentirse como un sujeto de prueba, desnudo, siendo juzgado por fuerzas que escapaban a su control.

-Tampoco hace falta irse tan lejos, realmente. Seguramente si mi familia no hubiese sido legionaria, habría sido solo un rico acomodado más. No creo que importe lo que pudiera haber pasado, creo que siendo esta la vida que tengo, sacar el máximo provecho de ello. No necesito estar predestinado para ser bueno en esto.

Cuando la conversación se estaba poniendo interesante, apareció aquel panzudo hombre. Las condecoraciones en su chaqueta y el “Comandante Helmond” que siguió a la observación hicieron saber a Salem de que, efectivamente, estaba ante otro comandante. Fue a levantarse, pero la señal de Blaze se lo impidió, por lo que volvió a mirar al plato. Se sabía, ya era hora realmente. Cuando vio que Blaze estaba siendo cacheado, su cerebro volvió a poner los engranajes en marcha. Él sería el siguiente, por lo que tenía que pensar en cómo ocultarlo. Podría ponerlo en su boca, cubierto de las gachas para que no se supiese lo que era en caso de que su boca también fuese inspeccionada. Tenía práctica en ocultar comida en su boca, no hacía falta hablar más del tema. Blaze, en el caso de que realmente estuviera sospechando, podría achacarlo a un posible trastorno alimenticio, borrando así también su comportamiento sospechoso de antes. Sí, esa idea fue lo suficientemente buena para Salem en el poco espacio de maniobra que tenía. Mientras ambos oficiales se encargaban del cacheo, sutilmente Salem desplazó la piedra desde el bolsillo de la chaqueta hasta el espacio de debajo de su lengua, cubriéndola luego con gachas.

Esta vez, cuando Blaze estuvo libre, sí que se levantó, preparado para la inspección. Se sorprendió, gratamente, cuando el comandante Helmond cometió aquella negligencia. Bajó la mirada, aceptando humildemente el insulto. Era lo mínimo que podía hacer por él, había facilitado mucho las cosas. Se sentó, sintiendo la calma volver a su ser. Sin embargo, las siguientes palabras de Blaze volvieron a acelerar su corazón con fuerza.

No tenía pruebas, no podía ser. ¿Había hecho algo que lo hubiera delatado? ¿Era otra de sus bromas sin gracia? ¿Era incluso más listo de lo que se pensaba? No podía seguir sin hablar, tenía que responder algo pronto. Algo que no significara nada en concreto y que pudiera seguir la conversación como si nada. Salem entonces sonrió, esperando que el segundo que había estado sin hablar fuese atribuido a la sorpresa de tal acusación.

-Dudo que robar algo del almacén se pueda catalogar como una pequeña travesura, señor. -Asintió entonces, aprovechando la siguiente pregunta-. Supongo que estas gachas rompen el tópico sobre la comida del comedor de La Legión.

Ahora tenía que aprovechar alguna ocasión en la que Blaze no lo mirara para quitar la piedra de su boca. Era bueno disimulando en una situación así, pero tarde o temprano se le resbalaba alguna letra.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Dom 19 Nov 2023 - 17:54}

La respuesta de Salem no le había agradado, pero lo entendía. Desabrochó la chaqueta lentamente y se quitó la corbata con parsimonia, asegurándose de llevarse sutilmente el colgante que llevaba bajo ella. De forma casi dramática fue desabotonando uno a uno los botones de su camisa hasta más o menos la mitad del abdomen, lo suficiente como para enseñarle las medallas que solo él podía ver.

- Te van a disparar -explicó, señalando la cicatriz de su hombro-. Van a apuñalarte -la del abdomen era recta y casi le había seccionado el intestino- y recibirás toda clase de heridas que no esperas recibir por gente a la que no habrías esperado tener que ayudar. No es una vida que puedas escoger por agradar a tus padres; no es la vida que deberías querer si no quieres dar la vida por otros. -Cerró la camisa lentamente, manteniendo el colgante en su mano-. Te voy a plantear la pregunta de otra forma, soldado: ¿Es tu vocación morir por defender al débil?

Esperó de nuevo unos segundos, aguardando pacientemente una contestación mientras martilleaba suavemente con el pie en el suelo, creando una suave percusión que con suerte lo haría parecer nervioso frente a una respuesta desagradable, o sencillamente más lunático de lo que era. Sin embargo Blaze se había fijado en un detalle extraño de Salem, un pequeño cambio que, debía reconocer, tenía hasta mérito que supiese esconder tan bien. Desde luego había algo en la relación con la comida de aquel chico que no estaba nada bien; deberían solucionarlo.

Tras un rato abrió la mano, dejando que el collar escapase entre sus dedos y se deslizase hasta la mesa. Esperaba que no le hubiese visto retirarlo, aunque para alguien observador seguramente el momento de abrir el broche habría sido relativamente fácil de detectar. Aun así, desde el momento en que lo hizo dejó pasar algo más de tiempo, centrando en él su mirada pero dejando en rango de periférica al soldado por si hacía algo raro. Al fin y al cabo su reacción había sido particular, cuanto menos.

- Nunca las he probado, soy alérgico -contestó-. Pero los soldados luchan con el estómago; cualquier buen líder lo sabe. -Centró, entonces sí, la mirada en él-. ¿No vas a negar el robo? Yo estaría preocupado. Una vez cacheen a toda la base solo quedará por comprobar si el novato que no podría robar ni con ayuda es tan inepto como intenta aparentar.

Se colocó el colgante sin apartar la vista del chico. Al hablar vocalizaba casi igual, o igual -no tenía el oído más agudo del mundo en ese aspecto-, pero su lengua se movía de forma diferente... O eso quería pensar, porque había algo que no cuadraba del todo en la posición de su boca que cambiaba por completo el cuadro de su cara. O la cambiaba, al menos. No estaba seguro de que nadie más se fijase en esos detalles insignificantes.

- Aunque claro, ¿para qué iba un recluta a arriesgar toda su carrera por un poco de piedra marina? -La pregunta no tenía respuesta fácil, o al menos ninguna respuesta correcta era fácil-. Aunque hace falta bastante habilidad para colarse en la fragua de un cuartel y más aún para acceder a las bóvedas, en realidad. Vamos a hacer un ejercicio -anunció-. Yo robaría esa piedra por reconocimiento. -En realidad él no robaría, pero puesto el caso-. Si tú fueses el ladrón, ¿por qué lo harías?

Comenzó a anudarse la corbata cuidadosamente en un doble windsor sin prestar apenas atención a ello. Tenía los movimientos automatizados, sabía cómo quedaría sin siquiera mirar. Además no quería perder de vista su boca. Si realmente había robado haría que se delatase de una forma u otra.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Mar 21 Nov 2023 - 14:41}

Salem se incomodó un poco cuando vio que el oficial se quitaba las prendas superiores, no entendiendo muy bien qué iba a hacer. ¿Una pelea, quizá? No, descartó esa idea rápidamente. No tenía mucho sentido teniendo en cuenta cómo había sido hasta ahora. Esa inminente alerta lo distrajo lo suficiente como para no ver qué había escondido en su mano, pero sí que algo había ocurrido. Al oírlo hablar, se centró en sus palabras. Entonces comprendió de qué iba todo esto. Desde luego, no era un tema sencillo. El chico estaba seguro de que su otra personalidad le importaba más bien poco su bienestar físico, lanzándose de cabeza a cualquier situación peligrosa sin pensárselo demasiado. Sin embargo, ¿él? Suficientemente poco disfrutaba de su vida como para además ponerse en riesgo de manera estúpida. Aun así, cuando la pregunta llegó a sus oídos, no tuvo tan claro lo que contestar. Él mismo estaba en necesidad de ayuda, urgente. Y antes de que las cosas se torcieran, sí que veía las cosas de un lado más optimista. Salem podía ser muchas cosas, pero no un hipócrita.

-Sí.- Contestó de manera firme y escueta, dándose unos segundos antes de volver a abrir la boca-. Creo firmemente en un mundo donde el capaz defiende al débil, de lo contrario, nada tendría sentido.

Por supuesto, omitió que en parte necesitaba creer en esas palabras, necesitaba la esperanza de que si realmente él no podía escapar de su sino, alguien más fuerte lo ayudaría. Dentro de lo que pudo, Salem se sintió satisfecho con su respuesta, no podía pensar en algo más elaborado en el momento, menos aún con el pie de Blaze chocando contra el suelo. La curiosidad que se había instalado hacía unos minutos en su cerebro desapareció cuando vio el colgante deslizarse, dando lugar a otro pensamiento que con rapidez ocupó el espacio vacante. No podía retirar la comida ni la piedra de su boca con el comandante delante. Necesitaba hacerlo en otra habitación o, como mucho, cuando estuviera de espaldas. Era un hombre capaz y diestro, pocas cosas se permitía escapársele a Salem de la vista, pero él había conseguido mover su colgante sin hacer prácticamente ningún ruido al respecto ni gesto. Cuando su superior volvió a hablar, le quedó bien claro que no estaba a la altura de su rival.

-Oh, perdón, perdón. Creí que se entendería que yo no había sido.- No había que fingir nervios, ya los sentía. Salem era experto en convertir desventajas en ventajas-. Estoy dispuesto a ser cacheado, por supuesto.

Blaze era mucho más listo que él. Era algo que sospechaba desde hacía un buen rato, pero ya estaba más que dispuesto a tragarse el orgullo y admitirlo. Al menos para sí mismo. No dejaba de preguntarle cosas que, a pesar de no aparentar ninguna maldad, dirigidas hacía él podían darle una mala imagen que acabaría delatándolo. Además de que lo estaba haciendo hablar, por eso intentaba mantener las respuestas cortas, aunque no demasiado para que no se notase el cambio de registro. También escogía sus palabras con cuidado, algunas eran mucho más fáciles de pronunciar que otras, como es obvio. De su comandante, salía esta aura de intimidación que lo hacía sentir como un cervatillo delante del ánima de un rifle.

Antes de contestar su pregunta se echó para atrás en la silla. No se cruzó de brazos, hizo el esfuerzo activo, no quería dar una sensación de encierro y retirada, solo se estaba acomodando porque estaba teniendo una agradable e interesante conversación con su oficial. Sin embargo, sí que se cruzó de piernas. Era un soldado, pero también era una persona que se había criado en un contexto muy concreto que había bañado sus manierismos y gestos en una elegancia y pedantería clásica de las altas esferas.

-No veo qué reconocimiento te puede dar un castigo disciplinario por robar.- Disfrutó de los halagos del hombre por dentro y tras pensar un poco comentó lo siguiente-. Se me había ocurrido por dinero, pero si la pregunta es para mí, no necesito eso… Quizá para culpar a otra persona que me hubiera hecho algún mal.

Salem se sorprendió a sí mismo al acabar de hablar porque estaba disfrutando de la conversación. Estaba siendo muy divertido, terroríficamente divertido. Estaba al borde de ser pillado y las consecuencias no serían bonitas, pero hacía mucho que no hablaba largo y tendido con alguien así de interesante. Era como una travesura infantil, el riesgo era parte del beneficio.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Vie 16 Feb 2024 - 11:30}

Se permitió el lujo de sonreír. En la Legión demasiada gente luchaba por la unidad y el poder, por el mito de un Gobierno Mundial hegemónico. Máquinas al servicio de propósitos no demasiado nobles, o si lo eran quedaban atenuados por una lealtad incondicional a las élites y demasiado escasa a quienes necesitaban la protección de los ejércitos. Salem no era un recluta común, eso estaba claro; sentía más afinidad por él de la que había sentido por cualquiera de sus anteriores compañeros y, sin ninguna duda, iba un paso por delante de todos a su alrededor. Como mínimo, había conseguido que a su alrededor todo el mundo lo subestimara. O él estaba sobredimensionando las habilidades de un patán, aunque estaba casi seguro de que no era ese el caso.

- Un poco temprano para insinuarte a un superior, ¿no crees? -contestó, con cierto aire desenfadado en la mirada-. Aunque ahora que lo mencionas... Tal vez debería, ¿no?

Se mantuvo inmóvil por un instante. Podría haberse levantado, pero habría apostado el sueldo de meses a que si escondía en alguna parte la piedra era en la boca. De tenerla entre las nalgas o incluso un poco más profunda no estaría dispuesto al riesgo -asumía-, y de estar en un bolsillo sería fácil detectarlo palpando un poco despreocupadamente. Estando en la boca podría tragarlo en caso de apuro -quizá ya lo había hecho- y tenía serias dudas de que ningún oficial fuese a preocuparse por una pérdida tan pequeña si no encontraban nada tras revisar un poco los petates. Él, sin embargo, no podía evitar pensar que fuese quien fuese el ladrón algún motivo debía tener para hacerlo. Era muy poca cantidad para forjarlo, mucho menos podría traficar con una pepita de bajo calibre... Estaba obcecado en que fuese Salem porque nada en él tenía sentido: El kairoseki robado era solo una pieza más en un puzle desprovisto de ellas. Una pieza que, sin embargo, no tenía sentido en nadie más.

Cuando por fin se levantó comenzó a moverse muy despacio, acortando la distancia entre ambos paso a paso como si saborease el momento. Un perro acorralado era impredecible, pero no podía evitar que los nervios mal contenidos de Salem le resultasen genuinamente graciosos. Se colocó tras él a una distancia imprudente, tan cerca que casi podía rozar su espalda con la tela de los pantalones, y apoyó ambas manos sobre sus hombros para aferrarlo con cierta firmeza.

- Yo también he leído tu informe -advirtió al tiempo que sus manos comenzaban a bajar por su espalda. Ni siquiera se molestó en fingir que estaba buscando algo; tan solo masajeaba con cierta delicadeza los nudos de tensión que se iba topando-. Hay varias incoherencias en él, contradicciones que no termino de entender y algún que otro tiempo en blanco en las hojas de seguimiento.

Acortó el espacio hasta su pecho rodeándole las costillas con la yema de los dedos y ascendió por bajo sus brazos hasta casi aferrar su cuello con ambas manos. Con la boca cercana a su nuca se permitió volver a su espalda, a sus hombros y, esta vez, a apoyarse en él un poco más para susurrarle delicadamente al oído.

- Da igual si la tienes o no; sé que eres listo, y no podría demostrar que la escondes en tu boca si así fuera. -Estaba a tiempo de tragarla, y él no pensaba seguirlo al baño para recuperarla-. Pero míralo de esta forma: Te voy a preguntar una vez más, y voy a creer lo que me digas. No te voy a hacer escupir, ni te voy a meter la mano en la garganta. Sencillamente, elegiré confiar en ti. Y si has sido tú y me cuentas para qué quieres una cantidad tan irrisoria de kairoseki, quizá podría ayudarte. -Se separó de él suavemente-. Pero por ahora, cuéntame: ¿Cómo alguien con un informe tan nefasto ha podido superar su adiestramiento?

Sin embargo no se sentó; quiso darle un momento para que reflexionase. Para que tragase en intimidad, o se sacase la piedra de la boca con cierta facilidad si es que la tenía. Salem era sospechoso, pero no parecía mal muchacho. Estaba a tiempo de hacer bien de él.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Vie 16 Feb 2024 - 12:28}

Ahí venía otra de las bromas de su superior al mando. Bueno, debía serlo, porque desde luego en lo último que estaba pensando en ese momento. Salem no había podido darse el lujo de tener intereses románticos y aunque debía admitir que Blaze era tan atractivo como intimidante, su situación premiaba que se alejara de ese hombre cuanto antes. Además, ¡que él no era tan fresco como para insinuarse a un hombre que acababa de conocer! Aun así, la absurda proposición le había hecho sonrojarse. A su otra personalidad le habría resbalado completamente el comentario, pero desgraciadamente él tenía que cargar con el pudor de ambos.

-¿Eh? Uh… Sí, claro.

Se había distraído tanto que no procesó lo que le había dicho hasta que había contestado, algo muy impropio de Salem. Quizá, si tuviera más experiencia en conversaciones largas, podría haberlo simplemente ignorado. Sin embargo, su tensión aumentó cuando el mayor solo se quedó ahí sentado en vez de levantarse directamente y acabar con todo aquello. Por un momento pensó en aprovechar en correr y que fuera lo que dios quisiera, pero pronto descartó la estúpida idea de correr como pollo sin cabeza por una base de la Legión donde habría por lo menos un guardia cada dos pasillos. Finalmente se levantó, con la misma actitud que un crío lo haría tras haber sido descubierto con una mentira. Y al fin y al cabo así era, por mucho que quisiera negarlo, el joven Nizar no era más que un chaval demasiado listo para su propio bien al que le gustaba jugar en ligas mayores aún sin estar preparado para ello.

Soltó un leve jadeo de sorpresa cuando lo agarró de los hombres tan firmemente, no esperando ni la distancia tan corta que los esperaba ni aquel gesto. Escuchó al legionario mientras se daba cuenta de que una vez este había puesto sus manos sobre él, no había oportunidad ni de hacer una escapada lastimera. No contaba con la fuerza física para deshacerse del agarre, ahora mismo la situación se asemejaba a un gato jugando con un ratón sin escapatoria. Incluso si se tragara la piedra, ya tenía la sensación de haber perdido el encuentro aun cuando si lo hiciera, estaría salvado de la reprimenda. Pero, ¿funcionaría acaso el efecto una vez estuviera en su estómago? Bueno, técnicamente estaría aún en contacto con ella, ¿no? Sintió un escalofrío por todo su cuerpo cuando notó su respiración contra la piel, la cual se erizó también. ¿Hacía falta todo aquel espectáculo? No obstante, debía admitir que solo lo estaba poniendo más nervioso.

Efectivamente, había leído su informe. Al aparentar normalidad no había hecho más que comportarse de manera extraña. A veces no se sentía justo, tenía que luchar contra un mundo en el que ni siquiera podía vivir la mayor parte del tiempo. Sin embargo, lo que escuchó a continuación presentó una pequeña esperanza que no se había esperado encontrar. Se quedó quieto unos segundos cuando Blaze lo soltó, pensando seriamente en qué hacer a continuación.

Podía ser una mentira, pero el comandante no parecía ese tipo de persona, no veía qué ganaba con crearle falsas ilusiones. Desde el primer momento en el que habían hablado se había preocupado por él, haciendo que fueran lo más pronto posible a conseguirle algo de comer. Tenía un férreo sentido de la justicia y disciplina, eso saltaba a la legua tras la charla que habían compartido. Y Salem estaba en un callejón sin salida, esta era la mejor opción que tenía delante. Además, tanta espera para la respuesta lo había delatado de todos modos.

Se giró y miró a Blaze a los ojos, intentando ver alguna señal de crueldad. Daba igual ahora de todos modos, con la mano derecha estaba sacando el trozo de piedra que había limpiado ya de gachas.

-La razón por la que he robado esto es la causa de que haya podido pasar el examen.- Cogió aire, tocaba reunir fuerzas para ser sincero-. Tengo el poder de una fruta del diablo, esta me da la habilidad de manipular cualquier objeto que toque de modo que si un ser vivo lo ingiere causa alucinaciones en este. Yo mismo no soy una excepción para este poder. Supongo que la Legión ve la utilidad que tiene y prefiere tenerme en sus filas como un loco que como un soldado corriente. Eso sin contar, claro, que para ser ese soldado corriente tendría que ver mis capacidades físicas mermadas al estar en contacto con karioseki.

Para Salem fue extraño contar aquello, debía ser la primera vez que se lo contaba a alguien. Alguien que estuviera dispuesto a ayudarlo, al menos. Fuera como fuere, sentía que había soltado un peso bastante grande.

-Hoy he comprobado que puedo comer si estoy en contacto con la piedra. Cuando lo hago sin esta, sale a la luz una personalidad que he desarrollado para poder soportar el mundo que solo yo puedo ver. Supongo que los méritos de ese Salem son los que salen en mi informe para ser tan horrible.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Dom 18 Feb 2024 - 21:52}

Un torrente de pensamientos inundó la mente de Blaze, cada uno más inoportuno que el anterior. A una ya difícil de ocultar sonrisa de satisfacción por haber acertado con semejante farol se sumó un gesto de sorpresa cuando la pepita de kairoseki salió de su boca limpia casi por completo, apenas babada. Harto meritorio, teniendo en cuenta que había estado comiendo gachas y hacía hasta cierto punto plausible la posibilidad de que Salem hubiese sido víctima de abusos, aunque teniendo en cuenta las explicaciones de su fruta del diablo no sabía hasta qué punto nadie se atrevería a ello. Un herpes ya era malo, pero si a ello se sumaba una potente alucinación... Además, realmente la fruta bastaba en sí misma para explicar las contradicciones del informe y gran parte de sus incoherencias. Al menos, las más preocupantes. En cierto modo era un alivio, pero también representaba un problema grave. Una travesura era fácil de cubrir, pero si Salem necesitaba eso para poder comer, ¿cómo iba a quitárselo?

- Aprovecha para comer todo lo que puedas -ordenó.

Era una situación delicada, en el mejor de los casos. Conocía el reglamento de la Legión casi al dedillo, lo había estudiado no pocas veces. El kairoseki estaba reservado a tribunos, un rango al que aspiraba de cara a la siguiente convocatoria de ascensos pero para el que, por el momento, dudaba tener los galones necesarios. Apenas había hecho méritos desde que se había graduado en la escuela de oficiales -algo que pronto cambiaría, en realidad- y tenía serias dudas acerca de que aceptasen en el centro de mando regalar piedra marina a un soldado que acababa de robarla, independientemente del motivo que tuviera. De hecho, estaba bastante seguro de que si alguien se enteraba no se iban a tomar demasiado bien aquello. No solo era un insulto a sus superiores, también dejaba en ridículo los protocolos de seguridad de todo el cuartel.

Llevó un segundo plato a la mesa y se lo puso delante antes de sentarse, quedando frente a él en silencio por no poco tiempo. No quería preocuparlo, pero estaba bastante seguro de que Salem ya conocía, al menos en parte, los riesgos de su comportamiento. No tenía claro que entendiese la gravedad de las consecuencias, pero obviamente sabía que habría alguna; tenía que saberlo, al menos.

- Podríamos hacer una solicitud -apuntó-. A nadie en su sano juicio le interesa que alguien con tus poderes se muera de hambre, y no creo que sea muy caro fabricar una pulsera de baja pureza. Quizá resulte complicado, claro, pero alguna vez mi padre me contó acerca de pequeñas agujas de gran pureza utilizadas para neutralizar y reinsertar criminales entre la población civil. -Cavilaba mientras lo mencionaba. El Gobierno Mundial había perdido ese conocimiento durante el cisma, pero una pulsera parecía mucho más asequible-. Podríamos acomodarte también una piscina mientras esperamos, en la que puedas comer sin que tus poderes se activen. No me agradaría especialmente comer en el agua, pero podríamos asegurarnos de calentarla para que no resulte tan traumático. O a lo mejor...

¿Qué clase de segunda personalidad tendría? Parecía un muchacho normal, pese a todo. Joven, algo más que él, y raquítico, pero normal. Estaba traumatizado en gran medida, aunque cabía la posibilidad de que estuviese exagerando un poco a causa de su percepción subjetiva. En cualquier caso, quizá pudiese ayudar.

- Cuando sale a relucir esa segunda personalidad... ¿Eres consciente o te desvaneces? -preguntó, finalmente-. ¿Qué sucede cuando comes normalmente?
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Sáb 24 Feb 2024 - 15:50}

Lo miró unos segundos antes de decidirse a hacer nada. Esperaba una reacción positiva, no una buena, mucho menos una así de buena. Finalmente volvió a sentarse, todavía asimilando que todas las cartas estaban sobre la mesa, no tenía nada que ocultar al fin. Llevó una cucharada de las gachas a su boca, saboreándolas una vez más mientras apretaba con fuerza el trozo de piedra marina, con miedo de que por alguna razón el efecto dejara de funcionar. No dudó en atacar el segundo plato cuando Blaze lo trajo, no sabía cuánto duraría el silencio entre los dos, pero cada segundo era oro.

Paró de comer de golpe cuando escuchó lo de la piscina. Había estado esperando educadamente a que terminase de hablar antes de dar su opinión al respecto, pero aquella imagen mental había sido demasiado vergonzosa, se había hasta colorado levemente. Puede que fuera una solución decente a sus problemas, pero el concepto de que tuvieran que darle una piscina, quizá incluso de las hinchables, a él en concreto mientras comía con el resto en la cantina era demasiado denigrante. Al fin y al cabo, Salem había crecido entre familias de alto poder adquisitivo y el pudor de hacer el ridículo en público era mortal para él. Si tuviera que soportarlo su contraparte, todavía podría haberlo hecho sonar mejor, pero es que esa medida era precisamente necesaria para que él estuviera al cargo. Sin embargo, no puso ninguna queja al respecto, era la primera vez que alguien intentaba ayudarlo.

-Son dos ideas… Buenas. Pero en cuanto se sepa que yo soy el culpable de haber robado material esencial de La Legión, dudo mucho que administración vaya a facilitarme las cosas con ese tipo de peticiones.- Hizo una leve mueca, era una situación terrible, pero por lo menos no tenía que lidiar con el arrepentimiento. Esto era un avance-. De todos modos, tiene razón, señor, es mejor intentarlo que no quedarse de brazos cruzados. Se lo agradezco sinceramente.

Se encogió un poco en la silla cuando llegaron las preguntas relevantes. Por suerte eran cosas a las que sus dos mentes habían estado dándole vueltas mucho tiempo. Eso no significaba que soltarlas en voz alta fuese menos estresante. Por una parte, por estúpido que fuera, no quería quedar como un loco y, la verdad, no quería que su imagen se viera más manchada a ojos de su comandante. Ahora mismo era el único faro de esperanza a la vista y a pesar de que estaba intentando no aferrarse a ello de forma desesperada, esta oportunidad era demasiado valiosa.

-Como he dicho, soy víctima de mi propio poder. Cuando ingiero cualquier cosa pronto la realidad a mi alrededor cambia por completo, es como una versión distorsionada y caricaturesca del mundo real. Es curioso, con el resto si puedo influir en cierta medida en qué es lo que ven o cómo les afecta la alucinación, pero en mi caso es totalmente imposible.

Hizo una pausa antes de continuar hablando, necesitaba expresar lo siguiente bien. Era una teoría simplemente ya que no había podido someterse a una prueba psicológica de la que hubiera podido leer el diagnóstico, pero era lo más probable.

-Cuando esto ocurre, es como estar encerrado en un espacio oscuro en el que floto. Puedo ver y entender ciertas cosas que ocurren, pero es más bien en cortos periodos de tiempo antes de volver a esta especie de sueño.- Frunció el ceño, aplastando un poco las gachas con la base de la cuchara-. Creo que esta otra personalidad no es efecto de la fruta, al principio de verme expuesto a ese mundo de ficción, recuerdo ser yo mismo. Como yo lo veo, mi cerebro decidió crear una versión que se adaptara mejor a ese entorno. Ese mundo puede ser… Bastante estridente y desagradable…
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Vie 29 Mar 2024 - 20:43}

Caviló ante la respuesta de Salem. Era cierto que la Legión no era especialmente amable con los ladrones, mucho menos con aquellos que venían de dentro de sus propias filas. El robo de una cantidad tan escasa de piedra marina podía no significar nada, e incluso en determinadas ocasiones ser considerado una chiquillada si se podía devolver, pero el caso de aquel soldado era marcadamente distinto: Con su lamentable historial y una parte de este fuera del informe sería tomado como un vulgar ladrón y podrían pasar varios días antes de ser movido a otro cuartel en el que todavía no lo conociesen. Eso en el mejor de los casos, porque quizá considerasen que un poder como el suyo estaría mejor en otras manos. Aunque prefería no pensar en eso por el momento.

- A ciegas podría recomendarte alguna clase de antipsicótico. Quizá funcione.

Prefirió no explicar que esos medicamentos estaban llenos de efectos secundarios bastante indeseables, desde somnolencia hasta verdaderas molestias en el día a día que solo tras leer las advertencias podría llegar a imaginarse. Pero se trataba de una solución a corto plazo, una forma de ganar tiempo hasta que pudiese rellenar todo el papeleo que implicaba conseguir Kairoseki de forma legal. De hecho, la burocracia estaba seguro de que sería infernal al tratar de conseguirlo para una tercera persona. Con todo, merecía la pena intentarlo: El coste operativo de un soldado que no era dueño de sí mismo era infinitamente mayor al de una simple pulsera aun si esta era del material más caro conocido.

Suspiró. Tenía una idea, pero no era una buena idea. Suponía muchos riesgos, entre ellos el de expulsión, pero quizá era la forma más adecuada de enfocar el asunto. Devolver la piedra resultaría difícil, si no imposible, y hacerlo pasar por un accidente estaba de todas todas completamente descartado a esas alturas. Pronto empezarían los cacheos profundos, y aunque existía la posibilidad de que asumiesen la pérdida y siguiesen adelante, los altos mandos de la Legión tendrían que responder por su ineptitud en caso de no resolverlo. No, definitivamente no podían sencillamente dejarlo pasar. Y todo estaría mucho más vigilado en ese momento, además.

- Por ahora vamos a solucionar este problema -sentenció-. Una vez hayas terminado de comer dame la piedra; vamos a arreglar esto de una vez por todas.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Dom 31 Mar 2024 - 17:56}

Salem no supo muy bien qué pensar cuando Blaze no comentó nada al respecto de sus síntomas. Se le ocurrió que tal vez todavía no había formado una opinión exacta sobre lo que le ocurría o, en el peor de los casos, le estaba tratando con pena. Era curioso cómo a pesar de querer ayuda urgente, no quería que se le tratara como a un moribundo cuando la realidad es que teniendo en cuenta el apego que tenía hacia el mundo real, eso era la descripción más cercana. La idea de los antipsicóticos aunque no era mala, era la más obvia y una a la que ya había llegado hace tiempo. Al final, también se reducía a que si bien estaba dispuesto a arriesgarse para poder tener más control, primero tenía que llegar a ese control para poder adquirir ese tipo de medicamentos. Sin embargo, lo que salió por su boca fue lo siguiente.

-Gracias, señor. Es cierto que algo así podría funcionar.

Asintió a las órdenes y no dudó en saborear su última comida por a saber cuánto. No tenía ni idea de lo que su oficial tenía en mente y, por muy capaz que fuese, podría no salir bien y volver a ser recluido en su prisión mental. Por lo menos, las consecuencias del robo las tendría que vivir el otro Salem. Una vez terminó con la comida, soltó un largo suspiro, clavando la mirada en el plato vacío. Cuando se sintió listo, le dio la piedra a Blaze y se levantó de su asiento, mirándolo, intentando lo mejor posible esconder su nerviosismo. Aun así, antes de que pudiera evitarlo, le preguntó algo que llevaba ya un rato pululando por su cabeza.

-¿Por qué me está ayudando? Acaba de conocerme, no sabe nada de mí y aun así se está tomando muchas molestias que podrían meterlo también en problemas. Estoy intentando pensar qué es lo que saca de esto, pero no llego a ninguna conclusión lógica. ¿Por qué?

Apartó la mirada entonces, no pudiendo sostenerla más rato. En parte por miedo a la respuesta y en parte porque Blaze era una persona intimidante de por sí. Necesitaba saber la respuesta a aquello, si no estaría en su cabeza durante mucho tiempo. Sinceramente, iba a aprovechar la situación y no se quejaría fuera cual fuera la respuesta, pero aun así quería oírla. Así quizá entendería mejor al mayor. En el fondo, aunque no lo admitiese, Salem también esperaba escuchar algunas palabras de confort, que fuera por una causa personal altruista, llevaba un tiempo necesitando pensar que el mundo no era un lugar tan horrible.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Mar 9 Abr 2024 - 0:19}

Blaze asintió, distraído. ¿Por qué había propuesto un medicamento? Durante la ingesta su poder se activaría, haciendo del antipsicótico un gasto inútil. Sus síntomas eran desesperantes, en esencia, y dudaba que él mismo supiese mantenerse firme ante la idea del latrocinio si este prometiese la solución a un problema de tal calado. Si su propia mente lo encerrase en un rincón de sí mismo sin poder controlar su cuerpo, viendo poco más que un distante reflejo distorsionado de la realidad quizá él no habría aguantado la presión. O tal vez sí, pero tenía serias dudas de poder hacerlo sin perder parte de sí mismo por el camino.

Salem le daba lástima. No solía empatizar con los soldados, pero el caso del recluta era horripilante y su instrumentalización no solo pasaba por ocultación de información sino por un desprecio casi absoluto de su integridad. Su propia vida en los cuarteles de la Legión eran un abuso en cierta manera, y ni siquiera un abuso inteligente. ¿Qué habría pasado de intentar suicidarse? O de conseguirlo, en el peor de los casos. Habrían hecho vivir una vida miserable a un muchacho -aunque apenas tenía un par de años menos que él- para nada.

Esperó pacientemente mientras Salem terminaba de comer, inmerso en sus pensamientos. Sabía que le estaba pidiendo un salto de fe y ni él mismo sabía cómo o cuándo podría asegurarse de que pudiese ser él sin tener que andar robando recursos estratégicos de los cuarteles. De una forma u otra debería ingeniárselas para lograr una solución; incluso tenerlo cerca una vez dejase de ser él mismo podría tener consecuencias catastróficas para todos los que le rodeasen. Incluso el propio Blaze podría acabar sufriendo alucinaciones si el muchacho por alguna razón decidía tocar su comida en cualquier momento.

- Mi padre solía decir que cada hombre debe tomar una decisión en algún momento de su vida que podría cambiar el mundo a mejor. -Emergió una mueca parecida a una sonrisa en sus labios. No era una vida que pudiese vivir por agradar a sus padres, pero en el fondo cualquiera querría honrar a los suyos-. Quizá mi momento de decidir sea este; y si lo es debo hacer lo correcto.

Quizá no era el mejor maestro, pero había tenido uno que no estaba mal del todo. Padre, con todos sus defectos, siempre había sido capaz de acompañar las lecciones de combate con una enorme plétora de conocimientos, pero sobre todo ideas. Algunas más correctas, otras que había desechado, pero una que mantenía grabada a fuego en su mente: A la hora de elegir debía saber cuál era el lado correcto. Sabía que en algún momento la decisión sería difícil y le rompería por dentro. Le gustaba pensar que estaba preparado para cuando llegase ese momento, pero entretanto los pequeños actos como aquel podían significar algo.

- Si no tienes más preguntas, es momento de tu segunda lección -dijo mientras se levantaba, tomando entre los dedos de su mano la pequeña piedra. Tenía que resultar extremadamente incómodo llevarla en la boca.

Se ajustó el traje cuidadosamente, recolocando la camisa y deshaciendo las pocas arrugas del traje. También recolocó la insignia de rango, que se había girado un poco. Tras ello apoyó la mano en Salem por un momento y echó a caminar, esperando que fuese detrás de él. Su objetivo, por el momento, era llegar al patio de entrenamiento.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Mar 16 Abr 2024 - 21:20}


El joven Salem tuvo que parar de golpe lo que estaba haciendo para mirar fijamente al que muy pronto se había convertido en su mentor de vida. Para todo lo cauteloso que solía ser el muchacho, Blaze estaba acertando de una forma magistral en todos los issues que él tenía, lo peor de todo es que era de forma totalmente no intencionada. En el fondo, lo único que Salem había querido durante toda su vida era una figura de autoridad amable que le hiciera ver, o por lo menos creer, que había una solución a todos sus problemas. Teniendo esto en cuenta, el oficial de la Legión estaba tachando todos los puntos. Parecía tener una voluntad férrea, un estricto y honorable sentido de la justicia, una pequeña carencia de habilidades sociales que lo hacía más cercano y empatizable, una mente aguda…

-Comandante, no creo en el destino, todo está conectado por lógica y azar al mismo tiempo; pero no puedo evitar pensar en la fe cuando repaso este encuentro. No sé qué es lo que tiene en mente, pero le aseguro que le seguiré hasta el último momento de cordura que tenga.- Le hizo un saludo militar entonces, puede que estuviera siendo un tanto histriónico-. Ninguna pregunta más, señor, ya tengo todo lo que necesitaba.

El recluta fue detrás de Blaze sin dudar en sus pasos. No sabía qué lección tenía en mente para él, mucho menos en un momento así. Quizá algo por el estilo de la responsabilidad y las consecuencias de sus acciones, es lo que más sentido tendría. En otra ocasión ahora mismo estaría bastante asustado, pero inconscientemente se había agarrado a la fe en su oficial como a un clavo ardiente. Estaba convencido de que si aún volviera a su espacio mental, de algún modo lo sacaría de allí de nuevo.

Pronto se percató de que estaban acercándose al patio de entrenamiento, lo cual le confundió un poco. En su cabeza se habían formado unas cuantas situaciones posibles, a la que le estaba dando más vueltas era en la que su superior lo obligaba a admitir su crimen y esperar lo mejor cruzando los dedos. Era vergonzoso, pero significaba expiar el delito tras acatar con el castigo. Sin embargo, no sabía qué podría pasar en el patio. Por su mente pasó la idea de una humillación pública, lo cual no le gustó demasiado. Tenía sentido teniendo en cuenta la deriva moral de la Legión y jugar con esas reglas igual haría que el castigo fuese menos grave, pero no le cuadraba con la personalidad de Blaze. Eso no significaba que si se lo mandaba no fuera a hacerlo.

-Comandante, ¿podría decirme cuál es la segunda lección? Si es posible, claro.

No era difícil notar el cambio de actitud del recluta desde que Blaze le había dicho todas aquellas palabras. De hecho, seguramente el único que no se había dado cuenta era el propio Salem.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Miér 17 Abr 2024 - 0:42}

Con cada paso que daba su nerviosismo se acrecentaba. Era una apuesta audaz, casi un farol. Sacó su petaca del bolsillo y dio un breve trago para calmarse. La Legión no solía ver con buenos ojos que se bebiese durante el servicio, pero ninguna norma lo prohibía expresamente y era más barato tolerarlo que financiar un buen servicio de salud mental, por lo que usualmente lo dejaban correr. Blaze no se sentía del todo orgulloso de recurrir al alcohol para reunir valor, aunque uno o dos sorbos solían ser suficientes para suprimir esa voz en su cabeza que constantemente sobrepensaba todo.

Salem interrumpió el traqueteo de su mente. A veces se olvidaba de que el mundo seguía girando mientras se perdía en ella. Aunque le alegraba haber sido capaz de conectar con el recluta no tenía claro que dado su carácter fuese a ser quién de llevarlo por el buen camino. Ni siquiera de llegar a cumplir esas expectativas que de golpe estaba poniendo sobre él. Aun con todo guardó la petaca en su chaqueta, observando mientras tanto la pequeña piedra en su mano. Le cautivaba el poder que ostentaba ese material, y hasta cierto punto sentía deseos de guardarlo en su bolsillo sin más. Pero no era lo correcto.

- Es preferible que tú decidas cuál es -contestó, parcamente-. Con suerte aprenderás la correcta.

Tiró de una puerta para dejar a Salem pasar y él fue detrás, aunque no tardó en ponerse a su altura y adelantarlo una distancia de apenas dos pasos. En la Legión había ciertos protocolos que, incluso viéndolos estúpidos, prefería cumplir. No avanzar junto a un soldado raso era una de ellas: El sentido de dignidad de los oficiales llevaba a que estos la sintiesen denigrada al ponerse a su altura. Con un segundo al mando, los más laxos con un suboficial, pero muy pocos se atrevían a romper la barrera entre los reclutas y ellos. Él no pensaba hacerlo, ya despertaba suficientes miradas.

En el patio no estaban formando solo los reclutas que entrenaban minutos antes, sino que un gran número de soldados se arremolinaba de manera más desordenada de lo deseable en torno a Helmond. Era probable que el comandante hubiese ordenado reunir al grueso de las filas mientras se realizaban labores de revisión en los dormitorios. Quizá se tratase de una orden directa del magíster Graham, pero dado que no se encontraba en el lugar optó por pensar que no. Abrió la boca, pero las palabras murieron antes de poder decir nada, así que dio un segundo trago esta vez más largo. Las palabras comenzaron a fluir:

- ¡En este cuartel falta disciplina! -exclamó, con las manos entrelazadas tras la espalda. Helmond alzó la vista, y muchos de los soldados torcieron la mirada hacia él-. ¡¿Os han dado permiso para daros la vuelta, soldados?!

Su corazón latía a mil por hora. Helmond lo observaba con curiosidad, aunque notaba en él una leve molestia. Seguramente porque lo que estaba haciendo quedaba muy lejos de resultar protocolario o adecuado. Sin embargo, solo inclinó la cabeza.

- ¡Soldados, a formar! -gritó. Ellos tardaron en organizarse. Eran torpes, como si no estuviesen acostumbrados a realizar esas maniobras. Graham debía ser un hombre bastante dejado si nunca participaba en esa clase de ejercicios.

Esperó pacientemente. Helmond, en la misma pose que él, comenzó a caminar rodeando a los cientos de soldados hasta ponerse a su lado. Dedicó una sonrisa despectiva a Salem, que cortó ante la mirada de Blaze, y se mantuvo a la espera junto a él.

- ¿Quiénes estaban a cargo de la vigilancia? -preguntó.

- Nadie toma responsabilidad.

- Y no hay un registro de turnos, asumo.

- No exactamente. -Helmond parecía orgulloso de ello. De alguna manera, al menos-. Sabemos qué pelotón estaba a cargo, pero seguimos la doctrina de autorregulación.

Blaze había oído hablar de esa forma de actuar. Era vaga, negligente y provocaba una acumulación constante de errores que no debían ser tolerados.

- ¿Y si los responsables no confiesan? -preguntó.

- Sus compañeros se encargarán. -Una sonrisa torva asomó a sus labios-. O todos serán castigados.

Blaze echó la vista hacia atrás, mirando a Salem.

- Soldado Nizar -lo llamó-. ¿A ti te parece correcto fomentar el trabajo en equipo con miedo?

- A nadie le importa qué piense ese fracasado.

- A mí sí. -Respiró hondo. Luego gritó-: ¡Soldados! ¡¿Quién es el responsable de que esto se encuentre en mi mano?!

El corazón le latía desbocado. A Helmond se le desencajó la cara mientras levantaba el brazo, mostrando una pepita no mucho más grande que una almendra, y un murmullo recorrió la formación. Eran indisciplinados.

- La robaste tú -lo acusó Helmond.

- ¡¿Es que nadie va a responderme?! -preguntó-. Dad un paso adelante.

No lo hicieron. Al menos no voluntariamente. Pronto tres soldados fueron empujados hacia delante por algunos de sus compañeros. Blaze frunció el ceño.

- Aswen...

- Una de las funciones del departamento de inteligencia es poner a prueba la seguridad y los protocolos de actuación -lo tranquilizó-. Este cuartel suspende. ¡Vosotros tres, quiero que deis cien vueltas al cuartel! Y vosotros... -Señaló a los que les habían empujado-. Vais a dar cien vueltas, también. A gatas. El que termine en último lugar pasará quince días de calabozo, por traicionar a su pelotón. ¡¿Entendido?!

- ¡Señor, sí, señor!

Blaze se volvió hacia Helmond, piedra en mano. La vena sobre su sien parecía querer estallar en cualquier momento, pero no le dio especial importancia.

- Soldado Nizar -volvió a llamarlo-. Explícale al comandante cómo lograste entrar al almacén para que pueda subsanar los errores que lleva años cometiendo.

Esperaba que Salem supiese seguirle el juego. Decir la verdad, mentir, o en qué medida hacerlo eran cosa suya. Solo necesitaba que supiese contar una buena historia.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Miér 17 Abr 2024 - 15:25}


Se había percatado de que igual el comandante tenía una mano ligera a la hora de beber, pero no parecía que fuera un problema demasiado grave. Todavía no lo conocía suficiente y quería pensar que había una razón para la petaca de Blaze, después de todo tenía todo el sentido del mundo que fuese así. No se llegaba a ser como lo era él sin una buena historia detrás. Salem confiaba en que algún día sabría cuál era el atractivo de beber alcohol, estaba más que claro que el recluta no necesitaba alcoholizarse para disociar; eso ya lo tenía cubierto por otra parte.

No entendió a qué se refería, pero le siguió el rollo y asintió, entrando. Había mucha gente. Salem no estaba acostumbrado a estar rodeado de tantas personas y cuando su oficial al mando llamó la atención de todos al alzar la voz, sintió como por un segundo se le helaba la sangre. Por supuesto, mantuvo una expresión impasible, lo único que cambió en su pose fue cuando se puso totalmente recto en señal de respeto cuando comandó a todos a formar. No se unió al resto ya que comprendió que tenía que quedarse detrás para lo que fuera que fuera a ocurrir. Pronto la imagen general cobró sentido, era una jugada arriesgada. Sin embargo, era de lo mejor que podían hacer; incluso quizá vendría bien para la defensa del cuartel. Solo hacía falta sonar lo suficientemente convincentes.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando Helmond le dedicó aquella sonrisa. El chico del pelo morado era perfectamente consciente de las cosas que se comentaban sobre él a sus espaldas. No le importaba que lo tachasen de deficiente mental; en cierta medida era cierto. Lo que le perturbaba más eran los comentarios sobre su aspecto. Era innegable que se veía más delicado, femenino, que el resto de soldados y alguna vez había escuchado “lo fácil que sería de aprovecharse de alguien que no sabe ni en qué mundo vive”. Esa sonrisa que había puesto el otro comandante era desagradablemente parecida a algunas que ya había visto. Cuando Blaze le preguntó e insistió por su opinión, salió de su estupor.

-La lealtad ganada por miedo es muy poco eficiente, comandante. Depende de sobremanera en una sensación de poder y control perpetua que no debe fallar en ningún momento y provoca un ambiente de trabajo inestable. Con suficiente presión, los soldados podrían empezar a delatarse los unos a los otros con tal de librarse del castigo, quedando así el real culpable absuelto.

No quería hablar demasiado, no delante de esta gente. Suficiente la atención estaba llamando, a nadie le gustaban los creídos ni los protegidos. Y eso era exactamente lo que estaba pareciendo ahora. Después de los castigos, Salem asintió y saludó con honor al comandante Helmond antes de hablar.

-Señor, con su permiso. Lo primero de lo que tuve que encargarme fue del encargado de las cámaras de seguridad. El recluta apostado todos los lunes, miércoles y jueves tiene una clara y aguda predilección por los bollos rellenos de crema de la cantina. Durante un par de semanas me acerqué al puesto para invitarle a una de estas y calculé el tiempo de media que tardaba en comérselo.- Omitió por supuesto que realmente lo que medía era lo que tardaba en pasarse el efecto de su fruta en él. Había tenido que controlar la alucinación para que no lo dejase fuera de servicio demasiado tiempo y fuera sospechoso-. Gracias a los mapas del cuartel y los sistemas de ventilación, me percaté de que uno de los conductos que se originan en uno de los baños. Por suerte, tengo una complexión más pequeña a la media y no me costó demasiado moverme entre ellos. Tras aquello solo esperé a la rotación adecuada de los guardias de la puerta del almacén, no quería arriesgarme a que me escucharan dentro. Esperé hasta que el recluta que tiene problemas de audición y al que es un poco… Ligero de mente, tuvieran un turno a la par y el resto ya lo conoce.

Había tenido que rellenar algunos huecos en su historia, no podía recordarlo todo al cien por cien. Pero conociéndose, eso era lo más probable
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {Lun 22 Abr 2024 - 18:26}

Blaze escuchó atentamente las palabras del soldado, sin dejar de fijarse en el rostro cada vez más enrojecido de Helmond: Como segundo al mando de la base era probable que la seguridad de todo el recinto fuese responsabilidad suya. Donde el comandante veía vergüenza externalizada en forma de rabia, Blaze trataba de estudiar discretamente cada una de las brechas de seguridad mencionadas por Salem. Seguramente ese no era el único cuartel en el que existían, aunque teniendo cierta noción de sus poderes saber que había dado comida a un hombre implicaba que lo había drogado en el proceso. No lo aprobaba, claro, pero la gente desesperada muchas veces tomaba decisiones equivocadas. Casi sintió un relámpago recorrerle las manos al pensar en ello, aunque lo dejó pasar sin hacer nada.

- El miedo a la autoridad solo cría traidores -completó Blaze, siendo bastante menos amable en su diagnóstico-. Igual que infra... Despreciar incluso al soldado más torpe puede conducir al desastre.

De haber optado por cachear a Salem seguramente la situación habría sido muy distinta. Blaze no habría llegado a pensar que el soldado era un buen sospechoso y habría achacado su levísimo arrastrar de las vocales al retraso mental que su informe disponía. No obstante la negligencia de uno había resultado suficiente para hacerle despertar, en cierto modo al menos. Que sospechase del recién llegado pero no de quien llevaba ahí un tiempo -al menos una noche más- después de investigarlo había alertado su instinto de detective.

- Así que errores humanos y sistemas de ventilación sin las debidas medidas de seguridad -resumió, asintiendo-. Para tener un informe tan lamentable has conseguido pasar tu prueba con nota. -En realidad no habría podido rechazarlo, pero fingir que era una tarea ordenada por él los beneficiaba a ambos, hasta cierto punto al menos-. Por cierto, deberías leerlo. Quizá quieras presentar una queja formal contra tu instructor. -Le tendió la carpeta.

- Esto es altamente irregular, comandante -espetó Helmond con un tono molesto-. Podría arrestarte por usurpar propiedades del Gobierno Mundial.

- Quince gramos de una sustancia inútil en su forma sin refinar con los que he expuesto las habilidades de mi nuevo pupilo -expuso- y las limitaciones de uno de los cuarteles más importantes del Gobierno Mundial. No puedes detenerme sin explicar qué se ha robado, y dado que voy a presentar un informe de vulnerabilidades... Sería una curiosa forma de acabar degradado, comandante. Soldado Nizar, nos retiramos.

Helmond prefirió no discutir. Blaze le devolvió la piedra y marchó hacia sus dependencias. Debía enseñar a Salem muchas cosas y tenía poco tiempo.
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Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) Empty Re: Aquello en lo que creemos (Blaze - Salem) {}

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