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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Mar 21 Mayo 2013 - 21:55}

Saint Reia, una isla al recaudo de los revolucionarios. Tiempo atrás, se desató una batalla del Gobierno contra dicho bando rebelde, en pos de la libertad de una zona ajena de ataduras. ¿No hace falta decir quién fue el bando vencedor, verdad? Los eriales arenosos estaban formados por distintos tipos de minerales y granos de finos, por lo que las botas de cualquiera que osase pisar dicho suelo se hundiría no más de unos milímetros. Y así, nuestro querido pelinegro paseaba tranquilamente por la isla a la que había llegado hace unas horas. Su objetivo allí no estaba nada claro, pues lo único que quería era cumplir parte de su sueño: poner un pie en todas y cada una de las islas que conformaban este ancho mundo. Y cómo no, alguna vez tendría que estar dispuesto a pisar las arenosas partes de Saint Reia. "Yare yare ... Hace mucho calor por aquí, voy a derretirme", pensaba para sí mismo, pasando una mano por su frente para retirar las pobres gotas de sudor que habían aparecido recientemente. Su piel blanquecina centelleaba por los rayos de sol que chocaban contra su cuerpo, dándole un aspecto único y brillante. Ciertamente, destacaba allí a donde iba, dejando su huella en cualquier parte del mundo.

- Nunca me han gustado los desiertos. ¿No hay un maldito estanque u oasis en el que pueda saciar mi sed? - Decía, mientras que continuaba andando hacia adelante. Portando sus típicas ropas oscuras, llevaba una camiseta remangada hasta los codos. Sus antebrazos reposaban sobre el mango de sus tres espadas situadas en la cadera derecha, y una alegre bolsa de Diales descansaba en su espalda. Armado hasta los dientes, nunca dejaba de sentirse seguro de sí mismo. Y el pendiente en su oreja izquierda denotaba su posición como noble de Lvneel, a pesar de que hubiera cambiado dicha vida por la piratería.

No había nada interesante en una legua a la redonda, y solo la arena y los macizos rocosos le acompañaban en su travesía. Cansado de tanto patear el suelo, dio un salto hasta situarse en la zona superior de una de las rocas anteriormente mencionadas, donde sentó su parte trasera para descansar un rato. Apoyando las manos y echando su cabeza hacia atrás, parecía que estaba tomando el sol en una playa. Aunque él no podía ponerse moreno. Quemarse sí, pero moreno nunca. Mas necesitaba parar unos instantes. ¿Y quién sabe? Tal vez algo o alguien llamara su atención, pues sus incoloros ojos estaban en busca de algo que podría hacer más divertido su día.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Mar 21 Mayo 2013 - 22:34}

Todo este paraje era nuevo para mi. Acostumbrada a caminar por bosques con mucha vegetación y ciudades llenas de edificios y gente, el desierto era un lugar muy extraño para mi. Había dado un salto desde North Blue hasta South Blue navegando yo sola, ¿para qué? Para descubrir nuevos lugares, pero jamás habría imaginado que esta isla fuera así. Saint Reia no era más que desierto, rocas, y más desierto. Pero mi afán por viajar me había llevado allí por algo.

Solo veo desierto...además, tengo las bambas llenas de arena.

Me quité las bambas, las sacudí y volví a ponérmelas, aunque en el fondo sabía que en 4 pasos las tendría llenas de arena otra vez. Hacía mucho calor, mi ropa no era la adecuada, pero podía hacerme un apaño; así que remangué las mangas de mi camisa hasta el antebrazo, y la desabroché lo justo para que me entrara el poco airecillo que había en ese lugar. Lo de usar falda siempre ha sido una ventaja a la hora de no pasar calor. También aproveché y recogí mi pelo con un coletero que llevo siempre en mi muñeca derecha...Caminé unos pocos metros más y empecé a ver algo a lo lejos, estaba casi segura de que era una cascada con agua, así que me acerqué.

Estoy delirando, este calor me esta dañando el cerebro. Sabía yo que era un espejismo.

Después de ver como aquel espejismo se desvanecía ante mis ojos, pegué un pequeño grito de enfado, y seguí caminando. Volví a ver algo a lo lejos, no estaba segura de si era otro espejismo, o habría algo en medio de tantos kilómetros de arena. Con cara extrañada y sigilosamente, fui hacia aquella mancha negra que ondeaba a lo lejos. Conseguí llegar, muerta de cansancio. Y para mi sorpresa, era un hombre de pelo negro que estaba tirado en unas rocas como pescado al sol. Me acerqué por su espalda hasta llegar a las rocas, de forma que él no me viera ni escuchara. Acto seguido, empecé a asomar mi cabeza con gesto de asombro por detrás, desde su pelo hasta llegar a verle la frente.

-¿Estará muerto? Dije con voz suave.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 8:49}

Tumbado boca arriba en aquella roca puntual de la isla de Saint Reia, el pelinegro simplemente se desvanecía cada vez más por el calor que se estaba dando en el desierto. No era para nada apto a tales temperaturas, prefería los climas tropicales o incluso otoñales. ¿Pero el calor bestial? Para nada, no servía para nada más que hacer sudar al pobre que lo tuviera que aguantar. Sus párpados mostraban una expresión de cansancio, mientras que respiraba por la boca paulatinamente. Los tímidos sorbos de aire que entraban a su interior le refrescaban en cierto modo, aunque lo único que podría ayudarle de verdad sería un buen trago de agua. "¿Por qué habré venido aquí? Seguro que no hay chicas guapas que puedan abanicarme", dijo casi asqueado. Resopló y se le movieron algunos pelos de su oscuro flequillo. No tenía ganas de moverse, pero si seguía allí durante un buen tiempo solo podían pasar dos cosas: que le diera un golpe de calor, o quedarse dormido y quemarse al rojo vivo. Ninguna de las dos opciones le gustaban, y no iba a dejar que cualquiera hiciera acto de presencia sobre él. Así que abrió sus párpados, revelando los orbes cristalinos e incoloros que eran sus ojos, encontrándose con algo que llamó su atención y le asustó por la proximidad que ambos no habían pactado.

- ¡UWÁ! - Gritó el pelinegro, por el susto de abrir los ojos y encontrarse con una persona de cerca. Además, la voz de dicha persona preguntó si estaba muerto. ¿Cómo iba a estarlo? ¿Cansado? Sí. ¿Muerto? No. Era muy simple, y se movió rápidamente para quedar enfrente de lo que parecía ser una hermosa chica. A un metro de ella, se levantó y palmó varias veces su ropa oscura, para quitar de ella los granos de arena que se hubieran quedado pegados de la roca. Tras eso, devolvió su mirada hacia la chica, para decirle. - Perdona por el grito, no estoy acostumbrado a encontrarme preciosidades nada más abrir los ojos. Fíjate que lo he intentado en el barco, pero esta es la primera vez que acierto - Sonriéndole, mostrando aquella serie de dientes blanquecinos y bien formados que se conjuntaban en una agraciada sonrisa.

Sus orbes examinaron de arriba a abajo a la chica, topándose con un pelo violáceo bastante cuidado y hecho coleta. Sus ojos eran muy dulces, y no pudo evitar mostrar una sonrisa cuando se fijo en ellos. Bajando, un cuerpo esbelto con unas largas piernas eran lo que definían su corpulencia, como toda chica que se quisiera prestar. En cierto modo era muy guapa, y una atracción nació en el interior del pelinegro. Era una mujer, y ya sabemos lo que pasa cuando el pirata se encuentra con una de ellas, ¿no? Posando una mano por delante de su pecho y otra a la espalda, simplemente realizó una reverencia para saludar a la chica que tenía enfrente de sí mismo. Sus ojos incoloros se clavaron en los de ella, buscando un contacto visual que solo a él le gustaba comenzar. Nadie era capaz de mantenerle la mirada, debido a la falta de pigmentación que tenían sus orbes. ¿Sería ella capaz de aguantar la mirada? ¿O la desviaría sonrojada como solían hacer todas? Eso solo era opción que podía resolver la chica, cuyo nombre desconocía.

- Mi nombre es Rayder Backstraw, pero puedes llamarme Ray - Dijo, revirtiendo la reverencia para erguir su espalda y colocar su antebrazo derecho sobre el mango de sus tres espadas, a modo de almohada para que reposase. Adoptando una pose carismática y sin cierto matiz sensual, siguió mirándola, intentando adivinar más sobre su interior. Así, añadió. - ¿Qué hace una dulzura como tú en un lugar tan pasional como un desierto? - Dijo, soltando una pequeña carcajada susurrante, intentando romper el hielo que los separaba, e iniciar una nueva relación con dicha persona.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 13:10}

Había visto a un hombre en aquellos parajes, mi interior daba saltos de alegría, pero mi mente estaba deseando que aquel hombre peliazul no fuera un enemigo. Me había quedado mirándole un poquito embobada, ya que tenía una pose un tanto sensual, pero pestañeé y pasó a ser un simple hombre más, tirado a espera de que el sol quemara su piel.

Entonces el hombre gritó, dio señales de vida. Yo estaba aliviada, pero del susto que me dio al pegar semejante grito, caí de espaldas en la arena. Me dolía la cadera, pero me giré, rasqué un poco mi trasero y me incorporé como pude. Me quedé quieta en frente de aquel chico, mirándole, mirando como quitaba la arenilla de su ropa negra. Cuando acabó, se disculpó por el grito que dio al verme. Sin dejar de mirarme, me explicó que no estaba acostumbrado a encontrarse chicas preciosas como yo, y que en su barco lo había intentado pero no lo había conseguido. No sabía cuál era su barco, ni de que tripulación hablaba, así que no pude darle la razón ni quitársela.

-No te preocupes, yo también me exaltaría al abrir los ojos y ver unos ojos mirándome fijamente. Dije sonrojada.

Una de mis aficiones, era examinar cada persona que conocía para sacar mis propias conclusiones. Primero empecé por los pies, lo más interesante lo dejaré para el final. Era un chico delgado pero tenía buena constitución, a simple vista no me pareció muy musculado, pero al fijarme en sus brazos pude ver que estaba fibrado, estaba segura de que sería bastante fuerte. Al llegar a su rostro, pude ver que aquel chico era muy guapo, lo que más llamaba la atención de su cara, era su sonrisa, perfectamente cuidada. Aunque...

Tiene algo extraño en sus ojos, no tiene iris. ¿Qué especie de hombre es?

Entonces me fijé en que me estaba mirando fijamente a los ojos. Supuse que quería que le aguantase la mirada, así que pestañeé y miré a sus ojos fijamente sin pestañear. Entonces a los pocos segundos, vi como se inclinaba hacia mi presentándose como Rayder Backstraw. Seguidamente, apoyó su brazo derecho sobre sus tres espadas, y volvió a mirarme a los ojos. Me dispuse a acercarme a él para verle bien de cerca y poder ver mejor sus extraños ojos.

Parece muy educado...pero estos chicos que van por ahí con las espadas ala vista, no acaban de gustarme. Me presentaré de todas formas.

-Mi nombre es Megumi Murasaki, y me puedes llamar Megu si lo deseas. Dije sonriendo sin apartar mi mirada de sus ojos.

Me hizo tanta gracia que opinara que el desierto es un lugar pasional, que no pude evitar reírme por dentro. Pero debía responder a su pregunta sobre mi presencia aquí.

-Soy una persona a la que le gusta mucho descubrir nuevos parajes, así que decidí visitar algo tan nuevo para mi, como el desierto de Saint Reia. Contesté con voz segura. -¿Y se puede saber que hace un chico como tú, tan solo por aquí? Pregunte amablemente mientras me apoyaba en las rocas en las que él había estado relajándose.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 14:16}

La chica se asustó por el grito inconsciente que había pegado el pelinegro, cayendo hacia atrás. El pirata hizo además de ir a ayudarla, mas esta lo hizo sin ninguna ayuda, dándose alguna palmadita en el culete para quitar el dolor y la suciedad de la roca. Durante su contacto visual, los dos pares de ojos entrechocaban los unos con los otros para ver quién retiraba la mirada primero. Claramente, Rayder no era de aquellos que se avergonzaba con rapidez, sosteniendo aquellos ojos que carecían de iris, tan llamativos como cualquier otro que tuviera un color claro. En cierto modo, era especial por aquello, e incluso su Jolly Roger de pirata tenía unos ojos como los suyos, por lo que se podía decir que era una característica única. También pudo notar cómo la chica se sonrojaba durante unos instantes, lo que sonsacó una sonrisa por parte del ex-noble. ¿Su nombre? Megumi Murasaki, abreviadamente Megu. "Muy bonito, sí sí ...", pensó para sí mismo mientras que pasaba de su pose actual a una en la que mantenía los dos brazos cruzados por delante del pecho. La joven había llegado a Saint Reia como una visitante más. Fue su curiosidad lo que la llevó hacia dicha isla del South Blue, al igual que Rayder. Ambos tenían algo en común, y eso siempre venía bien para iniciar una conversación. Sin embargo, el hielo ya estaba roto, puesto que la chica se mostraba tranquila y apacible, segura de sí misma y a gusto con el chico a su lado. Pero él era un pirata, y nunca había que fiarse de uno.

- Tienes un nombre muy bonito, preciosa - Lanzándole un sensual guiño combinado con una sonrisa, mientras empezaba a andar por la superficie superior de aquella roca en la que los dos estaban subidos. Su voz comenzó a emanar serena de su boca, simpática al oído y con sus ciertos toques de misterio e intriga. Respondió a la pregunta de la chica enrevesadamente. - En cuanto a qué hago aquí, digamos que tú y yo tenemos intereses comunes. Vagar por las distintas islas siempre es una delicia para un navegante, y me encanta poner un pie en cada zona a la que me lleva mi barco ... Aunque esa no es la verdadera razón por la que he venido a parar aquí ... Y eso son opiniones que me guardo para mí mismo, señorita Megu - Dijo, acercándose hacia el extremo de la roca en la que ambos estaban posicionados.

La parte trasera de sus botas quedaba en el aire, mientras que sus puntillas era lo único que le aferraba a dicha superficie. Mirándola con un gesto atrayente y misterioso, el chico alzó una mano para hacerle a la chica el típico gesto de "Ven conmigo", con la palma de su mano. El balanceo hizo que cayera lentamente hacia atrás, dando una voltereta en el aire y aterrizando en el suelo con una rodilla y mano de apoyo extras. Allí abajo, subió la vista hacia la roca, donde estaba Megumi. Ladeando un poco la cabeza, esperó unos instantes para ver si la chica iba a seguirle o se quedaría allí. De todas formas, intentó convencerla:

- Cerca de aquí hay un pueblo. Dudo que esté a más de diez o quince minutos de caminata, y pienso que es un lugar mucho mejor para que sigamos esta conversación que este erial en el que nos encontramos ahora. ¿Qué me dices? - Empezando a andar por la arena en dirección al Noroeste. En cuando dio cinco pasos más, se giró y devolvió su mirada incolora a lo alto de la roca, con el objetivo de añadir en plan socarrón y juguetón. - Si vienes ... Tal vez te cuente más cosas sobre mí, y yo pueda preguntarte más cosas sobre ti, querida - Sonriendo y haciendo presente una tímida carcajada que paró al cabo de unos segundos. Era decisión de la chica seguirle o no, pero él ya no aguantaba tanto calor. Necesitaba un lugar donde reposar, que fuera fresco y agradable para ambos. ¿Qué diría la peliviolácea?


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 15:58}

En mi mente seguía rondando el porqué de esos ojos tan originales y a la vez misteriosos, pero no creía que fuera muy correcto preguntarle tal cosa ya que nos habíamos conocido hacía unos pocos minutos. Intenté acomodarme en aquella roca, me sentaba hacia un lado, apoyaba una pierna de una forma, la otra pierna de otra...pero no había manera de estar cómoda en aquella roca, aún así, cualquier cosa era mejor que estar de pie o sentarme en la arena a manchar mi impecable ropa. Al chico le pareció que mi nombre era muy bonito, era el primero que me lo decía en mis diecinueve años de vida, era muy adulador, me gustó.

-Eres la primera persona que dice que mi nombre es bonito, muchas gracias. Dije sonriendo.

Me había llamado preciosa y me había guiñado un ojo. No pude evitar sonrojarme, eran demasiadas cosas bonitas en tan poco tiempo, así que bajé mi cabeza y miré mis bambas hasta que mi tono de piel volvió a su estado normal. Levanté mi miraba y vi que el chico estaba caminando por la roca, cual niño pequeño, me pareció muy mono. Entonces me explicó que él estaba en aquella isla por la misma razón que yo, era navegante y le encantaba poner pié en cada lugar donde su barco le llevara, pero...me intrigó mucho que me dijera que había otra razón de más peso por la cuál estaba allí. Le lancé una mirada de desconfianza mientras él se acercaba al extremo de la roca, no me gustó que me dejara intrigada; así que crucé mis brazos con gesto de enfado, pero solo por unos segundos, ya que al poco rato los descrucé y los apoyé sobre la roca. El chico me ofreció su mano, pero se balanceó y cayó en la arena de forma excelente.

Este chico intenta impresionarme con sus volteretas, pero, no será tan fácil.

Solté una leve carcajada y escuché lo que salía de su boca. Me explicó que cerca de aquí había un pueblo, y que sería un mejor lugar para conocernos un poquito más. Tenía razón, como dije anteriormente, cualquier lugar era mejor que este, pero caminar otros quince minutos no era de mi agrado. Estaba muy cansada ya, me dolían los pies y hacía mucho calor; así que empecé a mover el cuello de mi camisa para intentar que entrara algo de aire. Suspiré mirando al pelinegro y decidí contestarle a su oferta de irnos de allí.

-Uff...hace demasiado calor aquí, estaría bien ir a ese pueblo del que hablas. Pero me duelen demasiado los pies para andar más de cinco minutos. Contesté mirando al Noroeste.

El chico me dejó caer que podría contarme más cosas sobre él si iba, y en mi cabeza aún rondaba la razón verdadera por la cual estaba allí; también sentía curiosidad por sus ojos. Así que me impulsé con mis manos y me levanté. El chico me estaba sonriendo, y fui hacia él y le di repetidas veces con mis dedos índices en el brazo.

-De acuerdo, vamos, pero no porque me hayas convencido, si no porque no aguanto más este calor. Dije dando unos pasos por delante de él. -Pícaro... Susurré muy bajito.

Dí cuatro pasos y me giré para hacerle un gesto con la mano para que viniera conmigo, y le esperé.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 16:40}

Había sido adulador por su parte el decir que el nombre de Megumi era ciertamente bonito, aunque no lo decía simplemente para caerle bien. Él decía las cosas porque las pensaba de verdad, y no para aparentar ser mejor persona o algo por el estilo. Esperando a la chica en el suelo arenoso, el pelinegro se entretenía dando pequeños toquecitos con la punta de su bota derecha en el suelo, hundiéndolo un poco y notando la aridez del terreno. Allí, sus ojos no se apartaban de la esbelta figura de la chica. Tenia un buen cuerpo, y eso podía ser perfectamente una perdición para él. Desde que tiene cargo de conciencia, las mujeres han sido su mundo entero, y no podía negarles nada a excepción de que fuera un razón de peso e importante. "Sigo sin comprender qué se le ha perdido a esta monada en el desierto", pensaba Rayder, mientras que las palabras de la señorita Murasaki le llegaban desde lo alto de la roca. Había aceptado el andar hacia el pueblo cercano, aunque por lo visto estaba muy cansada y no podría aguantar todo el trayecto que fuera necesario. Bajando a suelo firme, la chica esperó al pelinegro un poco más adelantada que él, además de llamarle pícaro en un susurro. Por muy bajo que lo hubiera dicho, el ex-noble tenía unos oídos tan finos que podía escuchar una conversación a unos cuantos metros de distancia. Una simple palabra era menos que un juego de niños para él, por lo que sonrió gratamente y se encaminó hacia la posición de la chica. Una vez que quedó a su lado, le dijo:

- Si te notas cansada, siempre puedo llevarte en brazos. A no ser que tengas timidez de acercarte a un chico pícaro, como has dicho antes - Mostrando una sonrisa de medio lado, avanzando por aquellas dunas que conformaban el desierto de Saint Reia. - No te separes de mí, pronto podremos ver el lugar al que nos dirigimos. Con una buena conversación, el paseo se nos hará corto - Con matices galantes, su voz siempre deslumbraba allí a donde iba. Los modales propios de un noble le caracterizaban en todo su ser.

Avanzaron sin descanso por la zona, subiendo y bajando, empleando sus piernas para atravesar la mayor parte de aquel lugar arenoso. El sol se alzaba en lo alto, caluroso e intimidante. Si no llegaban pronto a un lugar menos luminoso y tórrido, el pelinegro tendría unas quemaduras en su piel que le dolerían durante unos cuantos días, hasta que la piel se le descamara como si de una serpiente se tratase. Los minutos pasaron, y en un momento puntual, en el que se encontraban en una de las dunas más altas de su caminata, observaron un pueblo lejano. Había varios estanques de agua que parecía ser potable distribuidos por toda la población, además de alguna que otra palmera que ofrecía un poco de sombra a todo lo que se cogijase debajo de ellas. Las casas eran de una mezcla de ladrillo y material pegajoso, de forma que la unión de ambas resultaba sólida y perfecta para la construcción. Nada más verla, el pelinegro desvió su mirada hacia Megumi, para decirle agradablemente:

- Dónde te gustaría seguir la conversación, ¿oasis o un lugar más íntimo? - Le dijo entablando un contacto visual. Se refirió a una taberna como lugar más íntimo, donde pudieran tomar un refresco que paliase su sed. Aunque si la chica se pensaba que él quería ir a ... otro lugar, no le importaría ver su reacción. El azul de los orbes de la señorita le recordaba a la mar, y era una sensación agradable perderse en ellos. El iris de la chica resultaba atrayente, mas se contuvo para no parecer un prepotente. Para él, una buena imagen siempre era una buena carta de presentación. - Sigues lista para andar, ¿o te llevo? - Dijo con un guiño de ojos. Tal vez un contacto físico no viniera mal en aquel momento para que ambos ganasen confianza el uno del otro, aunque no lo haría sin su consentimiento. Ante todo, era respetuoso. Después de todo, era un gentleman.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 18:50}

Estaba convencida de que el pelinegro no me había escuchado llamarle pícaro, simplemente se lo llamé porque tenía una sonrisa muy picarona. Al parecer si me escuchó y le debió hacer gracia que se lo llamara, pues sonrió y vino conmigo para que fuéramos juntos hacia el pueblo del que me había hablado. El chico se ofreció a llevarme en brazos si me encontraba muy cansada, a no ser que tuviera timidez, añadió. Pero todavía podía aguantar un poco más de caminata. Me pidió que no me separara de él, que así estaríamos entretenidos todo el camino. Aquel chico me sonreía todo el tiempo, me transmitía buena sensación, y parecía ser que yo le había caído bien.

Además es muy guapo.

Fuimos avanzando por el desierto, subiendo y bajando dunas. Estaba ya cansada de ver solo arena fina y algunas simples rocas en medio de todo aquel valle de color canela. No soportaba más el calor, necesitaba desprenderme de algunas de mis vestimentas, pero no sería nada adecuado teniendo en cuenta que no estaba sola. Entonces volví a usar mi camisa como abanico para mi cuerpo, la agité lo más rápido que pude, pero el calor seguía haciendo mella en mi, y el sudor empezó a caer por mi frente llegando hasta mi pecho, así que dejé de intentar nada. Observé al pelinegro mientras caminábamos; su piel era blanca y brillante, un impulso me hizo acariciar su brazo con el dorso de mi mano, ésta era muy suave.

Llegados al punto más alto de las dunas, nos paramos y observamos un pueblo lejano. Tenía muy buena pinta, pero a mi eso no me importaba demasiado en ese momento. Quería llegar a algún lado, sentarme y echarme por encima agua fresca para calmar mi calor. Entonces el chico se giró para mirarme y me pregunto que quería hacer llegados hasta ese punto. ¿Oasis o un lugar íntimo? Creo que estaba claro que no quería más oasis por hoy.

-¿Un lugar más íntimo? Dije riendo. -Lo daré por válido, vamos entonces.

No paraba de mirarme a los ojos. Cada vez que lo hacía un escalofrío recorría mi cuerpo de arriba a abajo, nunca antes nadie me había producido eso con solo mirarme. Qué tendría aquel chico de especial, para que una mujer tan fuerte como yo se pudiera nerviosa. No comprendía nada. Volvió a ofrecerse para llevarme hasta el pueblo, supongo que me vería muy cansada ya. Abracé su brazo derecho con mis manos, suspirando con los ojos cerrados. Me puse a pensar en la de cosas que le podría preguntar a aquel peliazul...pero tampoco quería parecer una pesada. Así que solté su brazo y me puse en frente suya con una mano sobre la frente.

-Ray, creo que es hora de llevarme en brazos. Estoy tan cansada que podría marearme ahora mismo. Le dije con tono cansado.

Seguidamente junté mis dos manos entrelazando mis dedos a la altura de la cadera, y le saqué la lengua un segundo. Después de este gesto esperé a que viniera a cogerme en brazos, lo estaba deseando; era eso, o mis pies necesitarían un buen masaje urgentemente.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 19:58}

Mientras que iban caminando la pareja de visitantes, pudo notar durante unos instantes cómo la chica rozó su brazo. Los dedos de la chica tocaron su blanquecina piel, y ante ello el chico se dio cuenta perfectamente. Sin embargo, siguió caminando, como si no quisiera que la chica se enterase de que él lo sabía. Mas se extrañó, ¿había querido decirle algo? Mantuvo su mirada hacia el delante. El porqué era muy sencillo, ya que teniendo aquel mínimo contacto físico entre ambos, sus mejillas se habían sonrojado en cierto modo. Era un hombre agradable, pero siendo un pirata, prefería que aquellas sensaciones fueran dejadas para un momento más íntimo. Si le mostraba a la chica debilidad por cualquier tontería, podría aprovecharse de él. Vale que por el momento parecía buena persona y demasiado dulce como para hacerle daño a una mosca, pero las experiencias pasadas de Rayder no le dejaban confiar demasiado rápido en la gente. Alzó su mirada al cielo, recordando cuando fue encarcelado por una simple tontería. Aquel jefe de la Marina fue muy listo, contratando a dos señoritas de compañía para dejar K.O. al pelinegro cuando menos se lo esperaba este. Por ende, y a pesar de su amor por las mujeres, no podía evitar sentirse un poco afligido. Pero a ojos de Megumi, ella no vería nada más que una fachada agradable y simpática, con una cincelada sonrisa que tapaba todos los huecos rotos del corazón de aquel chico. Su vida no había sido nada fácil, pero esos momentos son los que le hacían más fuerte.

- No quiero referirme a nada perverso, señorita Megumi. Con algo íntimo doy a entender un lugar en el que podamos estar tranquilos, a la sombra y bien atendidos - Comentó agradable, dirigiendo su vista hacia la chica que caminaba a su lado. Quería dejarlo bien claro, no fuera a ser que luego se dieran malentendidos por haber empleado mal sus palabras. Vale que no le importase estar más "íntimamente" con ella, pero no lo había dicho con ese sentido. Suspiró un momento, entrecerró los ojos con expresión cansada y siguió caminando hacia adelante. - Definitivamente, tendría que haber venido menos abrigado - Añadió, posando su mano derecha sobre el mango de una katana y la mano izquierda rascando su pelo, caminando grácilmente y atravesando las dunas con sencilla facilidad.

Todo siguió su curso pre-establecido, hasta que llegó la hora de la verdad. Megumi estaba demasiado cansada, y necesitaba que alguien la llevase a cuestas hasta el pueblo. No quedaba demasiado para llegar, tal vez unos cinco o siete minutos, pero si la chica decía que hasta ahí, él no iba a negarle su pedido. Además, él mismo se había ofrecido a realizar dicho acto, por lo que no podía echarse atrás. Acercándose a la chica, pasó su brazo izquierdo por la espalda, mientras que agachaba su cuerpo para tomar con el brazo derecho las piernas de la chica. Alzándola en sus brazos, los músculos de dichos miembros se marcaron al ejercer aquel trabajo, comenzando a andar con tranquilidad. La mirada de Rayder era tranquila, intentando infundir seguridad a la chica que llevaba en sus manos. Su nariz se dio cuenta de que el perfume de Megumi era embriagador, y no pudo evitar que los pensamientos invadieran su mente. "Huele muy bien ... No me importaría perderme en su cuello ...", pensó, mordiéndose el labio inferior con la dentadura de su mandíbula superior. Cerró los ojos y suprimió el impulso de lanzarse a por ella. Tenía que controlarse fuera como fuese.

- Si notas algo ahí abajo, son las espadas, no yo - Dijo el chico, añadiendo una frase graciosa en relación a una posible excitación. Desvió la mirada e hizo como si silbase, para luego volver a la normalidad y soltar una carcajada en forma de susurro. Mientras que ambos seguían andando y hablando, llegaron a la entrada del pueblo. La gran caminata había terminado.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Miér 22 Mayo 2013 - 23:03}

Ahí me encontraba yo, en frente del pelinegro, esperando que me llevara cual dama hasta el pueblo que se veía desde las dunas. Coloqué mis manos entrecruzadas en mi espalda y empecé a balancear mis caderas de derecha a izquierda. No sabía porqué, pero en aquella situación me sentía como una niña pequeña que quiere pedir algún capricho. Que Rayder me llevara en brazos, no era ningún tipo de capricho, él se había ofrecido amablemente y yo estaba cansada de caminar. Paré de balancear, aquello era muy infantil, pero era divertido mientras duró. Aireé mi pelo recogido en la coleta con mis dedos y seguidamente me aparte un poco mi flequillo despeinado de la cara.

Uff! Qué sofocada estoy.

Dejé de tocar ya mi pelo, cuando el pelinegro quiso explicarme que al decir algún lugar más íntimo, solo quería referirse a estar tranquilos y a la sombra. Yo ya sabía que se refería a eso, pero me hice la sorprendida para ver hasta donde quería llegar con estar íntimamente. El chico respondió bien, por lo que me callé y no dije nada. Después añadió que tendría que haber venido menos abrigado, habría estado bien verle con ropa menos larga y formal. Noté mis bambas llenas de arena, y rápidamente me las quité y las vacié, no quería ir incómoda en los brazos del pelinegro; me las puse otra vez y levanté la vista. Rayder ya se había acercado a mi para cogerme en sus brazos. Pasó mi brazo cuidadosamente por su espalda, y me levantó cogiéndome con su brazo derecho por las piernas, y con el izquierdo mi espalda. Pasé mi otro brazo por cuello para asegurarme de no caerme y empezó a caminar tranquilamente. Pude fijarme en sus músculos, estaban muy marcados, y su cara no expresaba demasiado esfuerzo.

Qué fuerte es, que músculos más definidos tiene...

Acaricié con mi brazo izquierdo su brazo derecho, le había cogido gusto a tocar sus brazos. No aparté mi mirada de su cara ni un momento, quería ver si aguantaría con ese gesto seguro hasta el pueblo, solamente eran cinco minutos. Entonces empezó a morder su labio inferior con su mandíbula superior, estaba tan...como decirlo, tan sensual; que no pude evitar mostrar una sonrisa de medio lado. Me producía gran intriga lo que estaba pasando por su cabeza en esos momentos, le noté tenso por unos segundos, pero rápido se le pasó. Me hizo mucha gracia cuando me explicó que notara lo que notara ahí abajo, eran sus espadas.

Debí haber contado las espadas antes de dejarme coger.

-Vale Ray, no te preocupes. Solté entre risas. -Si notas algo en el pecho, son los botones de mi camisa.

Llegamos al pueblo, el camino en brazos había acabado. En el fondo me daba pena pero, ese era el trato. Desde los brazos del chico peliazul, pude ver una taberna que tenía buena pinta. Había alguna que otra palmera, y no hacía tanto calor como en medio del desierto. Miré a Rayder con una sonrisa de mejilla a mejilla y le cogí con mis dedos la nariz.

-Ya puedes bajarme Ray, muchas gracias, te devolveré el favor. Dije muy animada.

Cuando terminé de hablar, solté su nariz y le di un beso en la mejilla sonriendo. No me importaba que me llevara todo el día en brazos, pero él también debería estar cansado. Antes de bajar de sus brazos, señalé la taberna para ir rápido hacia allí, ya tendríamos tiempo de ver el pueblo luego si nos apetecía. Salté de sus brazos de un impulso y fui caminando hacia la taberna, moría por tomar algo fresco.


Última edición por Megumi Murasaki el Jue 23 Mayo 2013 - 12:16, editado 1 vez


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Jue 23 Mayo 2013 - 9:36}

La chica pasó sus brazos por detrás del cuello del pelinegro, de forma que tuviera más consistencia su agarre para no caerse de las manos de Rayder. Esta la tomó con suavidad, elevándola hasta quedarla a la altura de su pecho. En ese momento, comenzó a andar, mientras que notaba cómo la chica volvía a acariciar uno de sus brazos, marcado por el ejercicio de llevarla a cuestas. Una mínima sonrisa salió en los labios de él, agradado por la confianza que se estaba tomando la chica últimamente. No solo se dejaba llevar, sino que también acariciaba al pirata. Algo era algo, ¿no? Además, notaba cómo su mirada estaba dirigida hacia él, por lo que la chica tenía que estar pendiente de algo. La miró durante unos instantes con aquellos ojos incoloros e intrigantes, una simple mirada que no acompañó de sonido alguno, simplemente para establecer el contacto visual. Segundos más tarde, la retiró, devolviendo su vista al frente con una sonrisa y avanzando en su camino hacia el pueblo de Saint Reia. Ya lo habían visto en lo alto de una duna, y dudaba de que tardasen mucho más en llegar al destino precisado. Megumi respondió ante su frase cómica con otra que consiguió una carcajada por parte del pirata, mientras que este pensaba: "Es graciosa, y me sigue el juego ... Me gusta". Sus brazos seguían llevándola, mas no se cansó en exceso. Los distintos entrenamientos que había realizado reforzaron su cuerpo, llevar a una chica en alzas no era un problema para él. No es que pudiera estar cuatro días seguidos haciéndolo, pero por diez o quince minutos no le pasaría nada.

- Ya hemos llegado, señorita - Comentó el pelinegro mientras que ella cogía su nariz y le decía de bajarla. Le dio un beso en la mejilla, con lo que obtuvo un sonrojamiento por parte del ex-noble en la zona afectada. Con sumo cuidado, el chico la depositó en el suelo, de forma que sus pies tocasen dicha parte de la isla lo primero de todo. Así, una vez que estuvo libre, respiró con un poco de fuerza para relajar sus músculos, y cruzó los brazos por delante de su pecho. - Vayamos a ese lugar, estoy deseando tomarme algo. Y no tienes que devolverme ningún favor, querida, esto corre a cuenta de la casa - Respondió con una voz sensual a la Megumi, para luego encaminarse hacia una taberna que la chica había señalado antes de bajarla de sus brazos.

La pareja se movió con rapidez hacia dicho establecimiento, recorriendo la distancia que los separaba en apenas medio minuto. Fue el pelinegro el que se paró primero ante la puerta, abriéndola para que la señorita pudiera pasar sin tener que tocar la madera de entrada. Él pasaría tras ella, y buscaría una mesa adecuada para tomar algo. La sombra del interior era de lo más dulce que había podido sentir en las últimas horas, a excepción de los gestos de Megumi. Se estaba tan bien allí dentro, que incluso la temperatura corporal del pelinegro se rebajó uno o dos grados, expresándose más suelto y fluido. Echó hacia atrás la silla donde supuestamente tendría que sentarse su acompañante, como todo buen caballero de grandes modales que era. Una vez que se sentase, simplemente la empujaría hacia delante con suavidad, para acercarla a la mesa. Dando la vuelta a esta para quedar enfrente de ella, el pelinegro tomó su silla y se sentó, poniendo los antebrazos en la mesa e inclinándose hacia delante. "Ahora que me fijo a la sombra, es mucho más guapa. El sol me nublaba la vista antes", pensó interiormente, mirándola a los ojos. Apartando la vista un poco, llamó al camarero para que viniera a atenderles. Mientras tanto, comenzó una conversación con la chica:

- Ya estamos en un lugar más adecuado. ¿Te sientes mejor aquí? - Dijo, ahora sí, entablando un contacto visual con sus ojos. Clavando sus orbes en los zafiros azulados de la chica, simplemente entrecruzó los dedos de sus manos encima de la mesa, con una sonrisa en su cara. - Bueno, cuéntame. Dime qué quieres saber de mí y puede que te responda, pero empiezo yo. ¿Tienes pareja? - Mostrando una sonrisa de medio lado. Ante todo, precaución, pues no sabía si la chica ya tenía un romance con otra persona. Era adulador y mujeriego, pero sobre todo respetuoso. El camarero se acercó a la mesa, a lo que el pelinegro, sin apartar los ojos de la chica, pidió un whisky con hielo, dejando el turno a la chica para que respondiera a lo que quisiera y pidiera su bebida.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Jue 23 Mayo 2013 - 13:12}

Estábamos ya en aquel pueblo. Por el momento no había visto a ningún viandante por allí, me resultó un poco extraño, pero así era mejor, no nos molestarían a mi acompañante y a mi. El pelinegro aseguró que el llevarme en brazos corría de su cuenta, y que no era necesario devolverle el favor, él se lo perdía. Me apresuré un poco para llegar a la taberna, y Rayder fue detrás de mi. Al llegar a la puerta, el pelinegro se adelantó ligeramente, y me abrió la puerta amablemente. Le dediqué una sonrisa por su gesto y entré en la taberna. Lo primero que pude apreciar al entrar a la taberna, era el aire fresquito que entraba por algún conducto. Inspiré cerrando los ojos, por fin estaba a la sombra y fresquita. Nos dirigimos hacia la mesa en la que decidimos sentarnos para hablar. El pelinegro, como era de esperar, me apartó la silla para ayudarme a sentarme, y después me acercó cuidadosamente hacia la mesa. Apoyé mis brazos en la mesa y me deslicé suavemente para echarme ligeramente a descansar mi cabeza y mostrar un gesto de cansancio.

-Uff que cansada estoy... Suspiré echada en la mesa.

Seguidamente levanté mi cabeza de la mesa y me senté cómodamente, las sillas de aquella taberna eran realmente cómodas, pero aquella sensación podría ser causada por mi cansancio, y en cualquier lugar me habría sentido cómoda; y más con aquel caballero en mi compañía. El pelinegro se sentó en frente mía y llamó al camarero.
El pelinegro me preguntó si me sentía mejor en aquel lugar sin apartar su mirada penetrante de mis ojos. Seguidamente me ofreció que le preguntara lo que quisiera saber de él, pero antes de poder responderle, hizo su primera pregunta "¿Tienes pareja?". Preferí ir por partes, y contestar cada cosa a su tiempo.

-Me siento genial aquí, se está muy fresco. Contesté suspirando. -Respecto a si tengo pareja, he de decirte que no. Nunca he tenido pareja, supongo que es bastante difícil conquistarme.

Al tiempo que acabé de hablar, mientras el pelinegro sonreía; aproveché para quitar el coletero de mi pelo y soltar mi larga melena, me la aireé y me apoyé en la mesa con mis brazos para seguir la conversación con mi acompañante. Entonces el camarero se acercó a nuestra mesa para tomar apuntes sobre lo que queríamos pedir, el pelinegro se decantó por un whisky con hielo, y yo decidí pedir una limonada muy fría. Siempre me habían gustado las cosas ácidas. El camarero se fue para traer nuestras bebidas, y yo me centre en mi acompañante. Quería saber tantas cosas sobre el pelinegro, que estaba segura de que un día no iba a ser suficiente.

-Bueno Ray, ¿y tú tienes pareja, o alguna chica importante en tu vida? Dije con ojos alegres. -Me gustaría saber esa razón de peso que me comentaste antes por la cuál estabas en este desierto. Hice una pausa para respirar, y seguí. -Lo que más me gustaría saber de ti, es el por qué de esos ojos tan incoloros, son muy intrigantes.

Acabé mi ronda de preguntas para darle ocasión a responder. El camarero llegó con nuestras bebidas y las colocó sobre la mesa adecuadamente, dijo que las pagáramos después, por si queríamos otra ronda. Sin pensármelo ni un minuto, cogí mi vaso y le di un trago largo; seguidamente acerqué mi vaso a mi pecho para enfriarlo e hice un gesto de alivio. Deposité mi vaso en la mesa, y puse mis dos piernas por debajo de mi cadera, dobladas sobre la silla para sentarme más cómodamente.

Sería muy gracioso si...

Metí mi dedo índice derecho en mi vaso, mojándolo, y le salpiqué una gota a Rayder en la cara para ver su reacción. Solté una carcajada vergonzosa y le miré.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Jue 23 Mayo 2013 - 15:03}

Sentados en una de las mesas de la taberna del pueblo de Saint Reia, aquella pareja que se había conocido en escasas horas proseguía con la conversación que habían decidido pausar en el desierto. La comodidad de su actual paradero no podía compararse ni siquiera al tórrido sol de las afueras, siendo este más fresquito y acogedor todavía. Se encontraba muy a gusto en aquel lugar, y mucho más sabiendo que tenía buena compañía con la que charlar sobre lo que quisieran. Ambos pidieron lo que querían beber al camarero, que se retiró mientras que la chica se desanudaba la coleta y dejaba caer su violáceo pelo por la espalda, largo, liso y precioso. Totalmente comestible, en sentidos lujuriosos, vamos. Megumi comentó que nunca había tenido una pareja, puesto que su corazón era tan duro y fiero que pocos habían sido capaces de conseguir que ella sintiera algo por el contrario. "¿Me estás retando acaso, señorita? Puede que sea yo el que triunfe donde todos los demás han fallado", pensaba con una sonrisa un tanto oculta en su interior. Lo estaba considerando como un reto, el ser capaz de hacer que la chica quisiera estar más con él. Y básicamente, estaba confiado de que podía hacerlo. Pero para ello tenía que tantear el terreno, no podía lanzarse a la aventura a lo bestia y sin un conocimiento previo. Como siempre se dice, nunca está de más ser precavido. Y el pelinegro podía ser todo lo Don Juan que se propusiese, pero precavido era mucho más que lo primero.

- Todo corazón puede ser conquistado, preciosa. Y con todos me refiero a que el tuyo también - Le dijo con un guiño de sus incoloros ojos, mientras que observaba cómo el camarero les traía las bebidas y se las dejaba en la mesa, para luego marcharse y dejarles solos. Tomando el vaso de whisky con su mano derecha, lo elevó para que el borde de este rozase sus labios, dejando caer al interior de su garganta el líquido alcohólico que contenía. La fuerte graduación del licor quemó su garganta, pero además alivió la sequedad que había tenido anteriormente por el calor del desierto. Una doble sensación que causó furor en su interior, además de sonrojar levemente las mejillas del pelinegro.

Instantes más tarde, era la chica la que realizaba su cuestionario sobre Rayder. Tres preguntas conformaban su turno: si el pirata tenía pareja, qué era lo que hacía en aquella isla, y porqué sus ojos eran incoloros. Fácil y sencillo de responder, e incluso se fijó en cómo Megumi colocó su vaso en su pecho, de forma que se refrescase por el frío del vidrio. Ante aquello, el ex-noble resopló, pensando "Quién fuera vaso para estar ahí", tomando un nuevo sorbo de la bebida que había pedido y preparándose para responder las preguntas que la chica le había lanzado.

- Por dónde empiezo ... He venido a esta isla en busca de emociones que puedan hacerme sentir vivo, no sé si me entiendes. No tengo pigmentación en los ojos, así que desde mi nacimiento no he podido obtener la suerte de ganarme unos iris tan bonitos como los tuyos, aunque siempre me dice la gente que me hacen único. Y al igual que tú, no tengo ninguna pareja, pero no porque mi corazón sea difícil de conquistar. Es casi al contrario, soy tan fácil de enamorar que puede que hasta lo esté ahora mismo de ti - Comentó mirándola directamente a los ojos, acercando una de sus manos hacia su brazo, acariciándolo con suavidad. Una vez que dejó de hacerlo, mostró una pícara sonrisa, diciéndole. - O puede que te esté mintiendo en esto último solo para ver cómo reaccionas, preciosa. Tendrás que adivinarlo - Mostrando sus blanquecinos dientes.

Sin embargo, y para dejar a la chica todavía más intrigada, llevó su mano libre hacia la oreja izquierda de la chica. No haría el típico truco de mago barato de sacar una moneda de detrás de ella, sino que lo haría mucho mejor. A su modo. Acariciando levemente la parte trasera del oído de Megumi, separó sus dedos unos instantes y usó los poderes de su Akuma No Mi. Sin que la chica lo pudiera ver, una rosa de sustancia oscura se formó en su mano. La típica rosa negra de Rayder, un regalo que hacía únicamente a las personas que él consideraba especial. Devolviendo su mano al frente, se la mostró a su acompañante, con el objetivo de regalársela. La rosa no se desharía a no ser que él cayera inconsciente, puesto que sus poderes de la Fruta del Diablo se mantenían de acuerdo a su energía vital. Así, le dijo:

- Considéralo un obsequio, para que te acuerdes de mí cuando tengamos que separarnos. Y si te fijas, ahí hay una máquina de música - Dijo con claras intenciones, señalándola con uno de sus dedos índice. - ¿Bailas? - Poniéndose de pie, con una sonrisa. Esperó a que la chica le dijera algo, pero la instaba con la mano a que se levantase para que ambos tuvieran un agradable, íntimo y cercano baile. Que solo ellos dos podrían disfrutar.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Jue 23 Mayo 2013 - 17:32}

Aquella taberna cada vez me resultaba más acogedora, en las paredes podía ver pinturas de un paisaje parecido a un oasis, tenía un punto relajante. El pelinegro me prestaba atención cada segundo con su mirada, me trataba bien y me sentía a gusto con él; al fin y al cabo no había sido tan malo visitar aquella isla.
Le hice saber que aún nadie me había conquistado. La verdad es que había conocido a muchos hombres a lo largo de mi vida, hombres muy diferentes unos de otros; pero ninguno era lo bastante bueno para mi. Ciertamente llevaba bastante tiempo buscando un poco de cariño por parte de algo que no fuera un animal, pero no había encontrado nada en ningún lugar de los que había visitado, y me encantaba viajar. Pero eso mi acompañante no lo sabía. El pelinegro me guiñó un ojo al tiempo que me decía que hasta mi impenetrable corazón, podía ser conquistado. Tragué saliva y pegué otro sorbo a mi limonada, estaba disfrutando de aquel refrigerio como nunca. Pero aún más, deleitarme con la forma tan delicada que Rayder rozaba sus labios con el vaso para darle un trago al whisky. Cada vez que la bebida alcohólica llegaba a su interior, sus mejillas blanquecinas se tornaban rosas, le daba un aspecto muy inocente a su rostro.

Parece inocente y todo, qué adorable.

Rayder contestó a todas mis preguntas sin reparo. Aquella razón de peso por la cual estaba en la isla, no era tan grande como yo pensaba; simplemente buscaba emociones fuertes y sentirse vivo, tenía bastante sentido lo que decía. Su respuesta a mi pregunta sobre la coloración de sus ojos, me dejó un tanto sorprendida, no imaginaba que aquel la incoloración fuera de nacimiento, realmente habría sido un niño precioso cuando era pequeño. Mi cara se sonrojó en un alto nivel, mis ojos también eran alabados por el pelinegro, cosa a la que no pude evitar contestarle ya que los suyos eran aún más bonitos.

-Rayder, tus ojos son realmente bonitos, son transparentes y un tanto intimidantes. Pero eso a mi, no me afecta. Dije con mirada dulce.

En mi interior algo estaba aliviado de que aquel chico no tuviera pareja, simplemente por el echo de no tener ningún problema si alguien nos veía juntos. ¿Enamorado de mi? Aquello me pareció una broma, no me la tomé mucho a risa ya que no sabía si era una broma o quizás había una remota posibilidad de que fuera cierto. En tal caso, no me iba a quedar con las dudas de si era cierto, o no. Me sumí en mis pensamientos, buscando un porqué del posible enamoramiento del chico pelinegro hacia mi. En ese momento, algo irrumpió mis pensamientos. El chico había pasado su mano por mi oreja, sentí su presencia cerca y un escalofrío recorrió toda la parte izquierda de mi cuerpo. Primero miré su mano, y luego le miré a él esperando respuesta.

¿Qué se supone que está haciendo ahora? Como saque una moneda de detrás de mi oreja pasará a mi lista de bufones sin gracia.

No sacó ninguna moneda de mi oreja, menos mal. Iba enseñándome lo que era a medida que alejaba su mano de mi oreja. Aquello era una especie de flor negra. Cuando pude verla bien, descubrí que era una rosa que tenía algo extraño, pero no sabría decir lo qué. La cogí con las dos manos con cuidado y la miré desde todos los ángulos; parecía una rosa normal, pero en el fondo sabía que no lo era. Tenía en mente preguntarle cuál era el material de aquella rosa, pero me parecía una desfachatez por mi parte, así que me callé.
Mi acompañante me ofreció bailar, así que deje mi regalo sobre la mesa, y acepté su propuesta. Él ya se había levantado, y allí estaba, mirándome mientras sonreía a espera de que fuera con él. Entonces me levanté, agarré la mano que me había tendido, y nos dirigimos a un espacio en el que poder bailar tranquilos.

-Ray, no sé bailar, vas a tener que enseñarme. Dije sonriendo pícaramente.

Me acerqué a la máquina de música y busqué una canción estilo vals, y volví donde estaba Ray. Sin permiso alguno, pasé mis brazos por sus hombros y subí cada uno de mis pies encima de los suyos, aquella era la mejor forma de aprender a bailar, y me quedé mirándole a los ojos bastante sonrojada. En el fondo yo era realmente vergonzosa.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Vie 24 Mayo 2013 - 10:11}

Decía que podía resistirse a sus ojos, e incluso los alabó con varias palabras que sonsacaron una sonrisa de los labios del pelinegro. Sin apartar aquellos ojos incoloros de la chica, pensaba para sí mismo: "Eso es porque estamos muy lejos el uno del otro, veremos si puedes aguantar la mirada a un palmo de mí". Y así, la conversación siguió su rumbo establecido, mientras que la sonrisa no se apartaba de la expresión cotidiana del pelinegro. Cuando llegó el momento de ponerse a bailar, fue la chica la que se levantó y se dirigió hacia la máquina de música, buscando un tema sereno que ambos pudieran tomar juntos. Como ya estaba de pie, solo tuvo que esperar a que Megumi fuera hacia él, posando sus manos en los hombros del pirata y sus dulces pies encima de las botas de este último. No sin un poco de nervios, Rayder puso sus manos en las caderas de la chica, notando la sedosa prenda de ropa que esta llevaba encima. Lo hizo con suavidad, acercando su cuerpo al de ella. Ambos quedaron a unos centímetros escasos, y fue en ese momento cuando las caras estaban tan cerca que los ojos azules de Megumi parecían tragarse su cuerpo entero. La boca del ex-noble se abrió, soltando un pequeño suspiro. Estaban tan cerca que podía oler su fragancia otra vez, y resultaba bastante placentero. Cuando la máquina se activó por completo y comenzó a llenar el ambiente de la taberna con una música sencilla pero dulce, el hombre fue el que empezó a mover sus piernas, moviendo a ambos con cada uno de sus movimientos.

- Mírame ahora, y dime qué te parecen - Comentó, para que pudiera fijarse en sus incoloros ojos en aquel momento. Si prestaba atención, podría fijarse en que los "inexistentes" iris del chico estaban conformados por diversas espirales blanquecinas y grisáceas, creando un laberinto de redes en el interior de sus ojos. Desde lejos, daba la impresión de que sus iris eran completamente incoloros, pero de cerca podía verse que no era tal y como parecía. Su color era tan tímido y nimio que parecía no existir, pero ahí estaban. Un craso error que la mayoría de la gente dudaba en percatarse, pero que solo los que conseguían llegar a ser importantes para Rayder eran capaces de presenciar. Tampoco es que fuera algo demasiado interesante como para darle mucha importancia, pero allí estaba él, mirándola con sensualidad a los ojos.

Los cuerpos se movían en aquella parte de la taberna lentamente, inculcando un ambiente mucho más íntimo de lo que ambos podían haber pensado que podrían conseguir en un solo día. Más bien, en unas horas. Pero la mente del pelinegro estaba llena de misterios y preguntas por resolver. La distancia a la que se encontraba la cara de la chica de la suya eran apenas centímetros, y podía notar perfectametne sus carnosos y apetitosos labios. Un movimiento rápido de cabeza y podría unir los suyos con los de ella, en un beso que podría durar todo el tiempo que Megumi estuviera dispuesta a aguantar. ¿Pero debía hacerlo? ¿O sería precipitado actuar de esa manera? Dándole vueltas a las cosas de su mente, pensaba que el simple hecho de aceptar un baile con él, no quería decir que expresamente estuviera predispuesta a tal acto. Pero era caballeroso y respetuoso, y a no ser que viera una señal por parte de la chica, que acreditara lo que quería hacer, no se lanzaría. ¿O tal vez sí? Siempre le tachaban de mujeriego, pero a la hora de la verdad, era un poco parado. A lo mejor era la hora de ser un poco más pícaro, como había dicho Megumi antes, para ser capaz de dar ese paso que no le importaría dar. "Lo siento, pero no me puedo resistir", pensaba mentalmente. Si no resultaba como él quería, siempre podría achacarlo a una broma para ver "cómo reaccionaba" la pelivioleta, o simplemente aguantar el duro tortazo que quisiera darle en su preciada y blanquecina cara. Pero por esa vez, estaba decidido a hacerlo. Y nadie le haría cambiar de idea.

- No estés nerviosa, no voy a comerte - Dijo con una media sonrisa, que tal vez la chica no pudiera observar debido a la proximidad de las caras. De todas formas, no dudó en soltar una mínima carcajada, para que la chica se sintiera un poco más cómoda en aquel momento. Con su cuerpo, giró para realizar un volteo de baile, acariciando levemente sus caderas con las manos que la sujetaban. El principio del baile había sido un poco patoso, debido a que tenía que controlar el peso de la chica y el suyo, pero con el tiempo y el avance del ritmo, se había hecho a la idea y mejoraba por momentos. - Te enseñaré a bailar siempre que tú me lo pidas, preciosa.

Y ese fue el detonante de su próximo movimiento. Alzando un poco la barbilla, interpuso sus labios con los de Megumi, fundiéndose ambos en un cálido beso mútuo. Además, con las manos que sujetaban la cadera de la chica, la atrajo más hacia él, de forma que ambos cuerpos quedaron completamente pegados. Girando un poco la cabeza hacia la derecha, se quedó en una posición placentera que no supusiera ningún esfuerzo para la chica, mientras que sus labios se movían lenta, pausada y dulcemente en el contacto que había creado. Sus mejillas se ruborizaron un poco, la chica sabía muy bien.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Vie 24 Mayo 2013 - 13:38}

Y allí estaba yo, recibiendo clases de baile del pelinegro. Había posado mis brazos en sus hombros y subido mis pies encima de los suyos. Entonces, el pelinegro pasó sus manos por mis caderas lentamente y me acercó a él unos centímetros. Su nariz quedó a la altura de mis ojos, aún habiéndome subido a sus pies, Rayder era ligeramente más alto que yo. Podía notar como su respiración movía su pecho acercándose y alejándose de mi, el aire que salía por su nariz chocaba contra mi cara como una brisa templada y agradable.
La maquina empezó a llevar su música por la taberna. Cuando llegó hasta nosotros, el pelinegro empezó a mover sus piernas, llevándome al compás de la música; mientras, yo acariciaba el cuello de su camisa con mi mano derecha. Entonces me pidió atención hacia sus ojos, que le diera mi opinión sobre lo que parecían de cerca.

-Ray, no he dejado de mirarte los ojos en todo el día. Pero, tienes razón, ahora puedo examinarlos perfectamente. Dije levantando ligeramente mi cara para verlos mejor.

Fijé mi mirada en sus ojos. No se veían igual de lejos que de cerca, aquellos ojos no eran completamente incoloros. El iris de sus ojos parecía que se componía de hilos muy finos y entrelazados de un tono gris muy pálido. Al fijarme tan de cerca en sus lindos ojos, quedé aún más sorprendida, pero no podía apartar mi mirada de sus ojos. Había quedado realmente enamorada de aquella mirada tan especial y única, parecía obra de algún tipo de magia; pero no, no era así, aquellos ojos eran totalmente naturales, y eran realmente preciosos. Fijé aún más mis ojos en aquellos iris, pero lo único que conseguí ver era más y más líneas grisáceas. Bajé mi rostro mirando al suelo, mi tez se estaba volviendo rosácea, y no quería que mi pareja de baile lo viera. Craso error, al mirar hacia abajo pude ver su pecho brillante cerca de el mío; aquello me puso más nerviosa aún.

Estoy demasiado nerviosa...no sé si está bien esto, esta situación, estar tan cerca de alguien casi desconocido para mi...

Respiré hondo y elevé mi cara para seguir mirando el rostro del pelinegro. Esta vez, sus labios llamaron mi atención, podía verlos muy de cerca también. Eran finos pero jugosos a la vez, eran de un rosa muy pálido acorde con el resto de su cara. Inconscientemente, empecé a acariciar con mis dos manos su cuello subiendo hasta tocar ligeramente su pelo. Él pareció no darse ni cuenta, ya que en vez de decirme algo sobre acariciar su piel, me calmó diciendo que no iba a comerme. Sonrió levemente, y pude verlo ya que en ese momento, mis ojos estaban clavados en sus labios.

Esto no está bien...

El pelinegro acariciaba mis caderas suavemente al tiempo que me movía a su antojo, mis nervios crecían cada vez más. Estaba segura de que en algún momento haría una estupidez y estropearía aquel momento, en el fondo, era muy agradable. Sus labios vocalizaron algo, pero mi mente estaba totalmente ausente, lo único que pude entender fue "Siempre que tú me lo pidas, preciosa".
Sin saber como, mis labios empezaron a sentir los jugosos labios de Rayder. Cerré mis ojos a la par que seguía entrelazando mis dedos con su pelo. Cada vez estaba más pegada a él, mis labios también sintieron más contacto a medida que Rayder empezó a mover los suyos lentamente. Me encontraba en el paraíso, había encontrado el paraíso en medio de todo aquel desierto... Mi consciencia volvió en sí, y abrí mis ojos despacio cerrando mis labios por completo.

¿¡Pero se puede saber qué...!?

Aparté a Rayder de un ligero empujón, bajando mis pies de los suyos y separando mis labios de los suyos rápidamente. Estaba muy enfadada con él, se había aprovechado de mi en aquella situación; así que alcé mi mano derecha, y le propiné un tortazo en su mejilla izquierda muy fuerte. Mi rostro cambió a estar enfurecido.

-¡¿Pero se puede saber qué estás haciendo? Me has besado, me has besado sin que yo me diera cuenta. Grité muy enfadada caminando hacia atrás despacio. -Sabía que no podía confiar en ti, eres un sinvergüenza.

Me puse en posición defensiva, advirtiéndole con mi mano en alto señalándole mientras le miraba con rabia. Todo el mundo se había parado a mirarnos.

-Rayder, no te acerques a mi... Dije con tono muy nervioso.

Aquel pelinegro se había aprovechado de mi, como hacían todos. Estaba muy enfadada con él, pero sobre todo conmigo por haberme dejado llevar.


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Nivel: 17.
EXP: 4.500.
Berries: 3.150.
Nombre: Megumi Murasaki.
Bando: Pirata.
Akuma no mi: Kumo Kumo no mi.
Profesiones: Luchadora - Musica(cantante) - Navegante

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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Vie 24 Mayo 2013 - 14:28}

Antes del momento crucial de aquella pareja, el baile seguía su curso preestablecido. Los nervios eran palpables por parte de ambos, con alguna que otra caricia añadida. Las manos de Rayder se posaban en las caderas de la chica, subiendo y bajando con suavidad; Megumi acariciaba el cuello del pelinegro, acercándose los dos el uno al otro tanto en cuerpo como en alma. El contacto visual desaparecía en los momentos en que la cara de la chica se sonrojaba en exceso, pero luego volvía a aparecer y mantenerse constante. Así, el beso que ambos compartieron llenó el interior del pecho del pirata de un sentimiento que hacía tiempo no recordaba. Simplemente, tenía ganas de tener consigo a la peliviolácea y disfrutar del momento. Pero parecía ser que todo aquello no era más que un burdo ensoñamiento del ex-noble, y que se había equivocado con el acto realizado. A pesar de que durante unos instantes ambos estuvieran aplacados por la pasión del momento, un enfado apropiado comenzó a nacer en el interior de Megumi. Aunque ella misma había colaborado en aquel contacto físico, fue la misma que desencadenó la lejanía y distanciamiento entre ambos. Poniendo una mano de por medio y alejándose el uno del otro, la señorita lanzó un fuerte guantazo contra su cara. Con aquel estallido, una señal con los cinco dedos quedó impresa en la faz de Rayder, que volteó su cara de la inercia del golpe y quedó así durante unos instantes. La gente del bar paró la música, y todos los ojos se dirigían hacia las dos personas que anteriormente habían estado bailando tan tranquilamente, y que ahora estaban al borde del colapso.

No dijo ninguna palabra ante aquel acto, la verdad es que Megumi estaba en su derecho de rechazarlo por haber sido el que había tomado la iniciativa. Tal vez hubiera sido mejor hacer caso de los pensamientos que le sopesaban seguir bailando y no hacer nada, pero el que no arriesga no gana. Y ahora, él sabía que lo que tendría con la chica no sería más que lo que habían compartido hasta aquel momento. "Parece ser que me equivoqué ... Mala suerte", pensó, mientras que se llevaba una de sus manos hacia la zona enrojecida por el golpe de la chica. No había herido su orgullo ni nada por el estilo. No se enfadaría con ella, y por supuesto no trataría de hacerle daño. Él había nacido para amar a las mujeres, y por ende, no podía hacer otra cosa que buscar su bienestar. Ninguna lágrima cayó de sus ojos, era todo un hombre y un ataque sorpresa como aquel no iba a desencadenarle el llanto. Así que redirigió sus ojos hacia la chica, mirándola con las mejillas todavía sonrojadas. Seguía teniendo sus labios húmedos, y el sabor de Megumi en el interior de su boca. Vale que las cosas hubieran salido como él no esperaba, pero no podía negar que lo había disfrutado como el que más. Retirando la mano y metiéndola en su bolsillo, simplemente escuchó cómo la chica se metía con él, diciendo que se había aprovechado de su timidez y demás cosas que en realidad le importaban. Con una distancia de seguridad, la chica exigía saber porqué la había besado, a lo que el pelinegro le respondió:

- Vamos afuera, este no es lugar para hablar de esas cosas - Dijo sacando de su bolsillo cuatro monedas para pagar las bebidas que habían tomado, y lanzándoselas desde ese mismo sitio al camarero. Nada les ataba ya a la taberna, al menos a él. Y desde luego, prefería un lugar con menos gente para hablar sobre lo acontecido. Así que posó su antebrazo sobre el mango de las tres espadas y continuó con su caminata hacia el exterior, esperando que la chica le siguiera. - Y lo siento, pero a nadie le amarga un dulce de vez en cuando. Soy un pirata - Comentó ahora sí con una media sonrisa naciente, de nuevo en sus labios. Mordió su labio inferior otra vez, puesto que debía medir sus palabras con la chica. Pero aun así, le guiñó un ojo y le hizo una seña con la cabeza para que salieran afuera.

Atravesando el corredor de aquella taberna, dejó la estancia mientras que un montón de ojos estaban clavados en su nuca. Todos ellos pertenecían a los demás clientes del bar, que atónitos frente a la escena que habían presenciado, habían puesto sus oídos para cotillear todo lo que pudieran. Megumi necesitaba relajarse, que el poco aire que pudiera provenir del desierto se estampase contra su cara para que las ideas se le aclarasen. Cualquier cosa menos enturbiarse en la oscuridad de aquel tuburio que había comenzado a odiar desde el momento en que la imagen de la chica enfadada se grabó en su incolora retina. Una vez fuera, se dirigió hacia un pequeño estanque que no se encontraba a más de diez metros de la posición del bar. El agua podría refrescarles si tenían calor, y poca gente paseaba por la calle, por no decir ninguna. Preparando su discurso, el chico simplemente diría lo que realmente sentía. Cruzando los brazos por debajo de su pecho, y sus dos orbes clavados en los azulados ojos de aquella preciosidad, el chico se apoyó en la piedra de dicho estanque, con una mirada afable y que no tenía la menor intención de enfadarla. Así, empezó a hablar:

- Siento lo que ha pasado ahí dentro, pero tengo que reconocer que soy impulsivo en esos casos - Haciendo un inciso para mover su cuello, que se había agarrotado un poco. La huella del manotazo en su cara seguía visible, y le ardía como el mismísimo infierno. Pero no mostró debilidad, no ante una chica. - Te seré sincero, a mí me ha gustado lo que hemos tenido, pero si quieres que me distancie no objetaré nada. Lo que da vueltas en mi interior es una pregunta: ¿Por qué has tardado tanto en alejarme? De haber contado el tiempo que nos hemos estado besando, tal vez hayan sido unos diez segundos o así - Añadió con una media sonrisa y un guiño. A pesar de todo, no perdería su encanto natural a la hora de hablar.

Sin más, dejó de estar apoyado en aquella piedra para levantarse durante unos instantes. Dando la espalda a la chica unos segundos, dio varios pasos hasta alejarse unos metros de ella. Así, podría sentirse segura de que no intentase nada contra ella. Pero como no quería intimidarla y hacerle sentir peor, tomó una decisión. Se marcharía del lugar si ella lo quería. Pero para ello, tenía que preguntarle, no fuera a ser que quisiera decirle algo antes de su marcha. Desde luego, aquel encuentro estaba llegando a su fin, pero podría alargarlo con una simple frase que saliera de aquellos labios que tanto habían encantado a Rayder. Ahora bien, dándose la vuelta y mirándola con aquellos ojos que tanto parecían gustarle (que puede que empezara a odiar desde el momento en que la besó), le dijo con una de sus mejores sonrisas:

- Una palabra tuya y me marcho, preciosa ~


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Vie 24 Mayo 2013 - 23:19}

La gente del bar paró la máquina de música, todos estaban expectantes por ver que pasaría entre el pelinegro y yo. Iba recorriendo cada una de sus caras con una mirada amenazante, la gente de aquel lugar era muy entrometida al parecer; estaba bien que miraran, pero cuchichear era sobrepasarse. Rayder puso su mano donde yo le había abofeteado, la zona estaba muy roja y parecía dolerle, pero él no se quejó en ningún momento. Puede que me hubiera pasado con la fuerza...al fin y al cabo, yo también me había dejado llevar por el momento.
El chico de pelo negro se comportó como un caballero, a pesar de lo que había ocurrido minutos antes. Comentó que nos fuéramos de aquella taberna, a fuera, a hablar tranquilamente de lo que había pasado. Entonces sacó unas monedas de su bolsillo y le pagó al camarero las dos bebidas, lanzándoselas desde donde se encontraba. Seguidamente se dirigió hacia la puerta, decidido a salir rápidamente de allí; no sin antes decirme que lo sentía y que un dulce no le amarga a nadie de vez en cuando...también dijo que era un pirata. Mi cara cambió rápidamente de enfado a sorpresa gracias a sus palabras que me confirmaron que era un pirata. Seguía sonriendo después de todo, lo normal sería que estuviese muy enfadado conmigo, pero en vez de eso me guiño un ojo y me hizo señas para que saliera con él. Acepté.

-Rayder espera. Dije con la voz ya calmada.

Me apresuré un poco y me puse detrás de él para salir de allí. Los ojos de aquella gente aún seguían mirándonos, esperaba que no nos siguieran para intentar saber algo más de nosotros, de lo contrario se iban a encontrar con mi gran genio que los mandaría a un lugar no muy agradable. Empecé a ver la luz de fuera, y el olor a desierto volvió a entrar por mis fosas nasales. Ya fuera, yo me paré en la puerta, pero Rayder se dirigió sin pausa y sin mirar atrás a un pequeño estanque que se podía ver desde allí. Le seguí a cinco metros de sus pasos. No había nadie por las calles de aquel pueblo, exactamente igual que cuando llegamos a él. Yo me sentía nerviosa, estaba enfadada pero en el fondo sabía que mi golpe había sido demasiado exagerado, y mis intenciones eran de decirle las cosas claramente si él me dejaba; ya que cada vez que me miraba borraba cualquier cosa que hubiera en mi mente.

Rayder se apoyó en la piedra oscura del estanque cruzando sus brazos. Me miró a los ojos, casi de la misma forma con la que me había mirado desde que nos conocimos, pero ligeramente cambiada, por lo menos eso notaba yo. Yo no quería mirarle, me sentía fatal, pero no podía evitar fijarme en su rostro colorado por mi culpa. Me acerqué al estanque, justo al lado de donde él estaba apoyado. Sumergí mis manos en el agua, era cristalina y estaba muy fresca, cogí un poco de agua con mis palmas y me la eché por la cara. En esto, el pelinegro empezó a hablarme, tranquila y seriamente. Sentía lo que había pasado en la taberna, pero su excusa fue que era muy impulsivo...exactamente como yo. No le importaba distanciarse de mi si yo así lo quería, pero no antes sin saber porque mi reacción había tardado tanto en aparecer.

Tiene razón...por unos segundos yo también disfruté del beso.

Antes de empezar a hablar yo, se giró, dándome la espalda por unos segundos y se alejó unos metros de mi. Yo no me moví de allí, estaba quieta esperando que el pelinegro no se fuera sin escuchar lo que le quería decir, y más que nada, explicar. A los pocos segundos, se dio la vuelta y volvió a mirarme con aquella mirada tan penetrante. Estaba dispuesto a irse si yo se lo pedía. Pero aquello no iba a quedar así, no podía dejar que se fuera con la cara marcada por mi mano, y sin una explicación y una disculpa por mi parte.

-Rayder... Dije acercándome lentamente a él. -Lo siento, lo siento mucho...lo de cruzarte la cara de esa forma ha sido un impulso, como el tuyo de besarme. Paré de hablar y me detuve delante de él. -Escucha yo...el beso a estado muy bien pero, nos acabamos de conocer y...y yo no te conozco de nada. Bajé mi mirada. -He tardado tanto en alejarte porque por unos segundos estaba como en el paraíso, hacía mucho que no besaba a un chico. Levanté mi mirada de nuevo, mirándole a los ojos que no se habían apartado de mi mientras le hablaba. Y añadí: -Ray, no quiero que te vayas, no así. El beso ha sido un error, pero nadie es perfecto ¿no? Entonces no le daré más importancia.

Sonreí. Acaricié con el reverso de mi mano su mejilla izquierda, seguía muy enrojecida y caliente. Seguidamente baje mi mano hasta su pecho. Había algo que tenía que comprobar, así que actué. Elevé mi cara y besé su mejilla dolorida por el golpe y acerqué mis labios a su oreja.

-Así que...pirata ¿ehm?. Susurré en su oreja añadiendo un suspiro con el que después recorrí su cuello mientras volvía a mi posición.

Con la mano que estaba sobre su pecho, agarré ligeramente su camisa y lo acerqué a mi, mirándole muy de cerca. Y añadí:

-Los piratas siempre consiguen lo que quieren, luchan y no se dan por vencidos a la primera. Dije sonriendo. -Y te aseguro que nos veremos una próxima vez, quiero aprender a bailar, y tú me vas a enseñar. Recuerda, los piratas siempre conseguimos lo que queremos.


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Sáb 25 Mayo 2013 - 15:30}

Una vez fuera del bar, los dos personajes empezaron a hablar en la zona del estanque. La chica se aclaró y refrescó la cara con un poco de agua que tomó de dicha zona, mientras que los ojos del pelinegro no se apartaban de ella. "Tengo que estar atento, no vaya a ser que me dé otro guantazo de improvisto, haha", pensó, mientras que se aclaraba la garganta y parpadeaba alguna que otra vez. Si Megumi había salido de la taberna y se había preocupado por ir hacia donde él se encontraba, significaba que le había importado algo lo que había pasado en el interior del establecimiento. Que le hubiera gustado o no, eso era otra cosa, pero al menos podía contrastar que había algo que no le dejaría irse tan fácilmente sin una última conversación. Y solamente por dicho suceso, Rayder enarcó una ceja más alta que la otra, acompañándola de una sonrisa. La joven le causaba cierto misterio e intriga, a veces podía creer que sabía cómo era su forma de pensar, pero otras todo le daba la vuelta y le hacía sentirse inseguro con respecto a sus conocimientos. Una chica totalmente atrayente, que pedía estar más a su lado de lo normal. En cierto sentido, el pelinegro se sentía obnuvilado por sus encantos. Pero eso no era del todo bueno. Él no había decidido ligarse con una chica hasta el momento, siempre había pensado que vivir la vida era el mejor regalo que se podía pedir. Aunque a ciencia cierta, Megumi podría ser un importante punto de inflexión en su manera de pensar.

El verdadero asunto sería: "¿Hasta qué estaría dispuesto a perder Rayder con tal de tener a la peliviolácea a su lado?". Era una pregunta que no rondaba su cabeza, pero que con el tiempo haría mella en ella. Sabía que tendría muchos roces y aventuras con la chica, pero solo era cuestión de tiempo ver hasta que punto de relación podrían llegar. Mientras tanto, únicamente conversarían sobre lo sucedido en el interior de la taberna, donde Megumi aclaraba que su tortazo no había sido nada más que un impulso. "Ojalá los impulsos no hicieran tanto daño", pensaba sarcásticamente, mientras que la sonrisa seguía aflorando y adornando su rostro. Como no, la chica añadió que el beso le había gustado, pero que el motivo principal por el que le había rechazado de esa forma era que se conocían de muy poco tiempo. Eso no era ningún problema, y ya sabía qué responderle cuando fuera su turno de habla. Ella se acercaba, y él simplemente la miraba agradablemente. Notó cómo su mano acarició la zona enrojecida, ante lo que hizo un gesto de "Auch" con el objetivo de hacer reír a Megumi. Ya que ambos se estaban sincerando, no estaría demás que hiciera una pequeña gracia para romper ese muro de hielo que se había creado entre ambos en cuestión de segundos. Un nuevo beso en su mejilla le sonrojó por completo, mas esta vez no giró la cara, para que ella le viera tal y como se sentía.

Abrió la boca para decir algo, pero fue en ese momento cuando la chica le tomó por la camisa y lo acercó hasta que quedaron a muy poca distancia el uno del otro. Levantando una ceja más que la otra, con matices sensuales, escuchó cómo ella le decía que le tendría que enseñar a bailar en un futuro, y le insinuó que ella también era una hija de la piratería. Ante todo ello, el pelinegro soltó una carcajada, poniendo su mano derecha encima de la de la chica y retirando su agarre lentamente, pero sin alejarse ni un ápice, quedando en esa posición tan cercana.

- Ya te he dicho que te enseñaré a bailar cuando quieras, cariño - Regalándole uno de esos guiños que el pelinegro solía soltar siempre que sus frases tenían un "contenido secundario", además del principal. Acariciando la mano de Megumi con la suya propia, pasó su mano libre por la barbilla de la chica, alzándola para que se quedasen mirando el uno al otro perfectamente a los ojos. - Me sorprende que una preciosidad como tú sea dada a la piratería, pero espero ver pronto tu cartel para pegarlo en grande en mi barco. Así te podré besar siempre que quiera sin necesidad de recibir un tortazo. Pero es el momento de que nos despidamos. Me lo he pasado genial contigo, y me llevo un muy buen "sabor de boca" de lo nuestro - Empezaba a despedirse, puesto que la aventura que ambos habían compartido estaba llegando a su prematuro fin.

Mas como estaba un poco juguetón, y era un pirata ... Realizó un último acto de "vandalismo". Como bien había dicho Megumi, ellos siempre consiguen lo que quieren, y el pelinegro no era menos que ninguno. Así que acercó rápidamente sus labios a los de la chica, mientras que estos se rozaron apenas un segundo. Volvió a notar el sabor de la peliviolácea en sí mismo, y cerró los ojos durante el poco tiempo que duró dicho momento. Un nuevo beso, solo que este fue más fugaz que el anterior. Simplemente como despido, aunque pudiera enfadarla.

Sin esperar ni una décima de segundo, que la chica pudiera aprovechar para pegarle otra vez, se alejó de ella con un gran salto hacia atrás. Quedó a unos cinco metros de la posición de la chica, pero sus pies no tocaron el suelo. Su cuerpo completo irradiaba energía, aquella canalización que había aprendido a utilizar tiempo atrás. Levitaba, y a unos dos metros del suelo. Comenzó a elevarse como si de un espectro o Dios se tratase, volando por el cielo con una sonrisa en sus labios. Puede que la chica se preguntase porqué la había traído en brazos desde el desierto en vez de con aquellos poderes, pero la respuesta sería bien sencilla: la había tenido en brazos durante más de diez minutos. Aun así, se quedó levitando a una altura a la que Megumi no podría alcanzarle, mientras que le sonreía con las mejillas coloradas:

- Un pirata siempre consigue lo que quiere, Megumi. Hoy solo han sido dos besos, pero te prometo que con el tercero te conquistaré algún día. Te dejaré pegarme todo lo que quieras, pero no hoy - Dijo, sin poder quitar esa sensual, misteriosa, intrigante y perceptiva sonrisa de sus labios. - Considéralo un beso robado.

Sin más, el pelinegro comenzó a ganar altura imbuyendo sus pies de más energía. Ya se encontraba a unos cuatro metros de altura cuando dijo unas últimas palabras, que solo la chica podría oír. Tras aquello, emprendió su vuelo rápidamente hacia el sur de la isla, donde esperaba su precioso barco. El día podía darse por terminado, se llevaría muy buenos recuerdos de las sensaciones compartidas con Megumi. Pero sobre todo, no podía esperar a reencontrarse con ella. Definitivamente, la conquistaría. Así, Rayder desapareció del horizonte desértico, mientras que sus últimas palabras dirigidas hacia la peliviolácea intentaban quedarse grabadas en su retina.

- Nos vemos, preciosa ~


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[Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder Empty Re: [Pasado] El desierto también puede ser pasional [Privado - Megumi Murasaki y Rayder {Sáb 25 Mayo 2013 - 23:20}

Agarraba a Rayder tirando de su camisa acercándolo a mi. Él estaba dispuesto a irse, por lo que supuse que tendría cosas que hacer; de todos modos el día estaba llegando a su fin, y yo tenía que seguir con la labor de buscar a mi madre. Parece ser que le sorprendió un poco que yo fuera hija de la piratería, pero le sorprendió para bien; ya que me respondió elevando una de sus cejas de forma sensual y soltando una carcajada. Entonces agarró la mano que yo tenía en su camisa y me soltó despacio pero sin alejarme ni un milímetro de él. En un principio me extrañó, pero después me di cuenta, no quería sentir mis manos cerca de él por miedo a hacerle daño de nuevo. Pero entonces me aseguró que me enseñaría a a bailar, así que mis manos volverían a estar en contacto con su piel sin ningún peligro muy pronto.
Entre sus guiños característicos y las caricias que me estaba regalando en la mano que soltó de mi pecho, me comentó que esperaría ver pronto mi cartel y ponerlo en su barco y así poder besarme sin recibir ni un golpe. Me hizo bastante gracia y no pude evitar reírme.

-Eres tonto Ray, si te lo montas bien, puedes llega a besarme sin que te haga daño alguno. Dije con tono sensual.

Pero era el momento de despedirnos. Yo no quería que se fuera, había pasado una tarde agradable, casi todo el tiempo...pero por hoy era suficiente. En cierto modo había conseguido que le prestara atención y no le matara tras el beso robado, cosa no me gustaba en absoluto, pero él no debía saber eso. Simplemente me quedé mirándole a los ojos, lo único nuevo detrás de aquella mirada, era una sensualidad muy astuta que consiguió robarme un beso y unas cuantas sonrisas en aquel caluroso lugar. Tras sus ojos también pude ver sus intenciones, pero no hice nada para evitarlo; simplemente esperé que me besara una última vez. Aquel beso duró poco, sus labios se habían posado en los míos por un segundo y se alejaron mientras yo aún seguía inmersa en aquellos labios traicioneros.

Lo ha vuelto a hacer...

Vi como el pelinegro se alejaba de mi de un salto, quizás por miedo, o quizás por no hacer aquel beso más largo; aún así, decidió pararlo. Por fin yo había vuelto en mi, pero Rayder parecía no haber vuelto en sí, o por lo menos, no había vuelto a donde yo estaba.

-¿¡Pero qué...!? Solté mirando a Rayder con cara extrañada.

Rayder no estaba sobre el suelo. Sus pies estaban a unos metros del suelo. Aquel pelinegro estaba levitando, delante de mis ojos. Yo le miraba alucinada sin poder mediar palabra, pensaba que levitar era cosa de los cuentos antiguos; pero no, mi guapo amigo pelinegro estaba elevándose ante mis propias narices. no entendía la razón por la cuál no me lo había dicho antes, y menos aún, porque nos pasamos todo el desierto caminando pudiendo haber ido hasta aquel lugar sin mover ni un músculo. Empezó a elevarse unos metros por encima de mi cabeza, sin duda, aquello era real. Entonces se paró, y me prometió que algún día me conquistaría con el tercer beso entre nuestros labios, y a cambio podría pegarle a mi antojo. Pero aquel día no, no me dejaría y no formaba parte de mis planes.

-Puedes besarme cuanto quieras pirata, pero no me conquistarás jamás. Dije con voz decidida y añadiendo un beso al aire dirigido a su posición. -Espero verte pronto, picarón.

No aparté mi mirada del pelinegro al tiempo que levantaba mi mano y me despedía con ella lentamente, hasta que desapareció en el horizonte. Aquello había sido lo más raro que me había pasado en mucho tiempo, que aquel chico tuviera el poder de levitar, era realmente sorprendente, y no era del todo de mi agrado, era demasiado...raro. Pero había podido verlo con mis ojos, y aquello se convertiría en una anécdota que algún día compartiría con alguien.
Algo irrumpió mi mente, una señal que me aseguraba que se me estaba escapando algo. Examiné toda la tarde al detalle hasta dar con la respuesta. Me giré y corrí hacia la taberna en la que habíamos montado aquel follón. Una vez dentro me acerqué a la barra y le expliqué al camarero que nos había atendido anteriormente, que en mi mesa olvidé una especie de rosa negra. Él me hizo saber que la tenía, pero que por cinco berries podría devolvérmela. Así que saqué cinco berries de mi bolsillo y se los puse con decisión encima de la barra; no tardó más de medio minuto en sacar mi regalo de debajo de la barra. Cogí mi rosa y me marché de allí sin agradecerle nada, no se lo merecía. Al salir fuera, la rosa se veía incluso más extraña a la luz del sol, era realmente preciosa.

Coloqué la rosa entre los botones de mi camisa, y me encaminé hacia la dirección por la que habíamos llegado allí el pelinegro y yo. Debía volver a casa...tenía que asimilar todo lo ocurrido en aquel día tan, como decirlo, diferente. Y lo que era más importante, seguir buscando a mi madre.


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NARRO - DIGO - PIENSO - ATAQUES / HABILIDADES
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Nivel: 17.
EXP: 4.500.
Berries: 3.150.
Nombre: Megumi Murasaki.
Bando: Pirata.
Akuma no mi: Kumo Kumo no mi.
Profesiones: Luchadora - Musica(cantante) - Navegante

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