[Capitulo 4]La isla de los Condenados

-- Mierda, que cojones es esta sombra. Seas quien seas identifícate.

Siempre me tenía que ocurrir ami ver sombras por todos los lados. ¿Me estaria volviendo loco? No podía ser, la sombra que vi ddebajo de nuestro barco parecia la de un Gyojin y esta parece humana.

Mi nakama no me había creído cuando le dije que había una extraña especie de criatura más adelante por lo que fue a echar un vistazo, al volver lo vi caminar con pasos lentos y me dijo algo que no escuche porque la criatura comenzó a gritar y correr tras nosotros.

Cuando la criatura estaba cerca nuestro note que se parecía un poco a un dragón, en ese momento el terror me invadió y no pensé claramente que hacer y como si fuera poco seguí las ordenes de mi compañero y salí corriendo de ahí, mas adelante cuando pensaba más claramente me di cuenta de que tenía que ayudar a mi compañero y estuve a punto de dar la vuelta cuando vi a la criatura a mis espaladas, sin pensarlo dos veces me metí en el medio del bosque ya que era el único lugar al cual pensé que la criatura no me iba a perseguir, para asegurarme aun más el que no me viera me transforme en mi forma hibrida y me perdí en las profundidades del bosque.

Seguia justo en el mismo sitio donde había tocado a Dacren, parado, sin haver ni el más minimo movimiento, pese a que en mi mente pensaba que queria moverme mi cuerpo no me respondía, no sabía el por que de este echo, pero algo estaba claro, si el cuerpo había dejado de responderme el cerebro seguiría sus pasos, así pues unicamente me digne a afrontar el destino y a esperar a que cayese en una insconciencia que no sabía el tiempo que me duraría.

Tras unos segundos de lenta agonía caí al suelo desplomado, aunque podía seguir escuchando todo lo que pasaba a mi alrededor. Nunca me había sucedido algo similar, y no entendia mucho lo que me estaba sucediendo, tan solo deseaba que todo acabase rapido, si había llegado mi hora solo queria que acabase pronto.

Despues de varios minutos caí en un profundo sueño. *Es esto a lo que llaman estar muerto* Pensaba sin parar mientras que caminaba por un oscuro tunes hacia una reconfortante luz que se veía al fondo. -Aun no ha llegado tu hora. -Se escucho por los alrededores del oscuro tunel.

Abrí los ojos fuertemente, aunque tuve que cerrarlos en varias ocasiones a causa del brillo cegador del Sol, el cual impactaba directamente contra mi rostro. Me levante del suelo, mirando a mi alrededor, aunque tan solo un nombre resonaba en mi cabeza... *Legan* Pensaba una y otra vez. *Debo encontrar a Legan* Era lo unico que conseguía pensar.

Haciendo caso a mi mente, comencé a caminar a paso lento sin decir ni una sola palabra a mis camaradas, pese a haber ordenado a Dacren el no separarnos, tenía la extraña sensación de que aquel suceso ocurrido minutos atras había sido un mensaje divino para que buscase a Legan Legim. *Te encontraré* Pensaba mientras comenzaba a adentrarme en el bosque y alzaba la mano por encima de mi hombro en señal de despedida a mis camaradas.

Imperioso, mostrando todos mis colmillos a la bestia de Tasmania, con el pecho erguido hacia adelante para denotar mi superioridad, intenté azuzarle pavor, intimidarle para poderlo espantar, gruñiendo a intervalos de la manera más feroz que puede hacerlo un león. Mis camaradas habíanse paralizado, mas desconocía yo por qué; nunca habían reaccionado así en ninguna de mis transformaciones. Pasados unos breves minutos, díme cuenta de la situación grave que se presentaba.
Mi cuerpo había temblado tanto en su cambio que había pasado por alto el temblor terrestre. Y así aparecióse éste bajo mis patas traseras, haciéndome dudar ya de todo. Un temblor que alzábase cada vez más potente, como si el mundo tiritara y fuera a toser. Por un momento, busqué una explicación en la mirada del espíritu...

Por inercia, -o por amor- instintivamente, como un acto reflejo, dirigí toda mi atención al León Marino, encallado éste en la playa.
-¡Mi navío! -exclamé furioso y espantado cuando vislumbré el casco deslizándose isla adentro-. ¡La isla se inclina! ¡Maldita sea! -dando por muerto al espíritu (valga la ironía), al demonio y a mis tripulantes (y los tenía a todos a tres metros de distancia), salté hacia adelante y completé la metamorfosis de brava manera.

Música de ambiente:

En pleno impulso rasgáronse todos mis ropajes, el sable fuése a tomar viento fresco, clavado entre la arena dorada, las telas al aire libres volaron, y, de un pirata sucio, feo y maloliente, nació un magnífico león. De cuatro metros y medio de largo, contando la cola, con una masa de trescientos kilogramos, la bestia más grandiosa abrióse paso en una carrera que empezó, directamente, con 70km/h, alcanzando los ochenta con facilidad y manteniéndose a ese pulso con un cierto coste, tanto tiempo hacía que no corría a esa velocidad...
La brisa azotaba mi melena, mecida ostentosa en el viento, en el aire salino más puro y divino. Cada músculo de mi cuerpo, insuflados en osadía, tensábase con cada zancada que propulsábame un poco más. Mi objetivo lo más claro, en derredor todo era un borrón. Mas qué sensación... de libertad, de tener el mundo a tus pies y hacerlo temblar a tu paso, ahí donde todo es alcanzable, donde tan solo hace falta posar la mirada para conquistar...

Echábame ya encima de mi barco, mi tesoro, cuando, de reojo, atisbé la otra punta de la isla alzándose al cielo. No se inclinaba, ¡se hundía por el centro!
En menos tiempo del que imaginé, encontréme a una distancia... muy poco prudente del León Marino, con lo que reaccioné de manera menos prudente si cabía, lanzándome hacia él de un fuerte empuje lleno de ímpetu en mis patas traseras, como un golpe fiero en la corteza terrestre, levantando ingente cantidad de polvo de arena. Así, sin tener en cuenta nada, clavé mis garras y con ella aferréme a los maderos del navío en estribor, a la par que caía isla adentro. Como si se trata de una montaña, valiéndome de todas mis habilidades animales y felinas, escalé trinquetes, salientes y cabos hasta sujetarme bien de lo más alto, la baranda, y dejar fluir el viaje improvisado del León Marino que precipitábase sin remedio al interior.

¿Adónde me llevaría? ¿Cómo acabaría todo esto? ¿Habría oro al final de la travesía? ¿Cómo murieron Dromp y Elizabeth...?

Situación pal' Narrador:

Estaba dispuesto a atacar al marsupial ese, tan ridículo y pequeño... pero para mi sorpresa el señor Bocanegra se transformó en un león. -Joder señor, es más feo cada día que pasa... si cabe. -Le dije con burla.

Entonces pude ver como el capitán se lanzaba hacia el barco. No le hice mucho caso y miré otra vez al osito ese tan mono.

Spoiler:

-Y ahora que hago contigo ser inferior... ¡Jar jar jar jar! ¡Ya sé! Te voy a hacer volar pequeña rata maloliente y malograda de alcantarilla.

Entonces empecé a cargar mis pulmones con todo el aire que pude, y con mi aliento fétido que podría matar hasta el hombre con menos olfato del planeta, lo lancé volando hasta la otra punta de la isla por lo menos. Me llevé unos cuantos árboles con el soplido, y si estábamos de suerte... también estaría bien llevarme al bicho de ojos defectuosos con el soplido [AMF] [Hakki]

Nada más terminar de hacer eso me fui corriendo hasta el barco cogiendo a Elizabeth para que no se quedara atrás... ¡Bocanegra lo estaba escalando! Espera... ¡Que se está hundiendo la isla! Tenía que hacer algo... o tal vez no.
-¡Quédate en el barco Eli! -Le dije mientras la dejaba dentro. -¡O sal a ayudar! ¡O escapa que es lo más razonable!

Spoiler:

Me monté en el León Marino de un salto, haciendo que este se tambaleara como es de costumbre. Me senté y estiré mis piernas y mis brazos y bostecé, pero no tenía sueño, tenía hambre. Me puse la mano encima de las cejar para taparme del sol y para poder ver mejor el resto de la isla. Mi melena estaba al viento, mi sonrisa de oreja a oreja, enseñando mis dientes negros y amarillos.
-¡Somos los Piratas del Doblón! ¡Haceros a un lado debiluchos! -Grité a toda la isla.

Me encontraba en la cueva caminando junto a mi compañero mirando atentamente el entorno por si había algo que causase peligro cuando de repente noté como el suelo se inclinaba. Debido a esto pude ver como había una especie de animal en un rincón.

Visto esto creé una barrera que cubriese ambos lados del camino que nos llevaba al centro de la cuesta, de forma que sería difícil que algún animal nos atacara. Seguí caminando junto a mi compañero y amigo Tavuk el cuál estaba atento también, ya que no era partidario de confiarse en sitios extraños.

Seguimos caminando en silencio hasta que le dije a mi compañero

¿Qué crees que habrá causado esta inclinación?

Tras esto volví a estar en silencio mientras caminaba.

Tras un rato adentrándonos en la cueva de repente note un fuerte temblor y se inclino todo, me pareció muy extraño y muy peligroso puesto que encima si el que nos seguía era enemigo, tendría ventaja táctica sobre nosotros puesto que tendríamos que forzar nuestras rodillas para no caer hacia el.

"Tranquilo, seguro que esta isla tiene muchos seísmos y debido a eso se han subido una placa encima de la otra, no te preocupes por ello, pero creo que deberíamos andar mas rápido puesto que quiero salir de esta cueva ya, no me gustan las cuevas que van hacia arriba de repente, puede haber aljibes y si caemos ahí si que no lo contamos."

Tras eso comencé a aumentar la velocidad de mis pasos y miraba al suelo con cuidado, de vez en cuando raspaba con el lado sin filo de mi cuchillo contra la pared para poder ver algo mas con las chispas.

No paraba de buscar a mi compañera, sin descanso, buscando por todos los sitios, entre matorrales, árboles hasta de debajo de las piedras, pero nada, no la encontraba. Nunca me había sentido tan intranquilo, podría ser la última vez que viese a mi compañera.

El viento hacía complicada la búsqueda, no dejaba moverse a uno como quisiese. De repente, otro temblor azotó la isla, seguido de una gran ráfaga de viento que me obligaba a meterme en lo más profundo de la isla. En la mitad del camino no pude ver nada.

Cuando abrí los ojos, al frente, había un gran templo. Me incorporé muy lentamente, no sabía como había llegado, pero si que sabía quien era el causante de todo eso, el maldito viento. Me quedé sentado tranquilamente mirando aquel templo.

Note qeu una brisa de aire iba en una dirección única, asique me dejé llevar por ella ya que era mi propio elemento. Pasé de aquella sombra, ya que no me respondió y iba con la leve brisa hacia dios sabía donde. Supuse que todos los que estuvieran en la isla se percatarían de la brisa esa y la seguirian tambine asique tenia que ir con muho cuidado y con mil ojos por su había algun peligro cercano, ya que estaba solo y mis nakamas no estaban conmigo. Encendí el DDM por si acaso escuchaba algo que dirían mis nakamas.

Mientras continuaba corriendo en el bosque unos fuertes temblores y una repentina subida de viento se sintio a lo largo de toda la isla, yo continuaba corriendo para escapar de aquella criatura parecida a un dragón.

Mientras continuaba corriendo me di cuenta que más adelante había una especie de templo y lo único que se me ocurrió era esconderme ahí adentro para perder al dragón, sin perder tiempo me acerque a él.

Una vez cerca del templo me detuve para ver que nadie ni nada estuviese cerca, lo único que vi fue un extraño muchacho con una máscara, pensé en evitarlo cuando se me cruzo por la mente que la única persona con mascara era Nathan me di vuelta y sin hacer ruido fui por detrás de él solo por si no se trataba de mi compañero, al llegar a sus espaldas desenfunde mis espada derecha sin hacer ruido, una vez desenfundada me acerque un poco -Eh Nathan sos vos- dije mientras me acercaba con sumo cuidado.

No sabía si entrar en aquel templo yo solo. Aunque quisiera, una parte de mi no me dejaba levantarme del suelo. Todo estaba tranquilo, solo se escuchaba el sonido del viento, era algo relajante.

No sabía que hacer, en mi mente pasaban un montón de cosas a la vez, no podía pensar en que hacer. Seguía ahí tirado mirando fijamente el templo, era un templo muy antiguo, se notaba por el deterioro de la fachada, y por las plantas que habían podido después de mucho tiempo, agrietar el material del que estaba hecho el templo, un material que desconocía.

Todo era tranquilidad en ese momento, de repente escucho la voz de una chica, de una chica que me era muy familiar, me giré hacía atrás y pude ver a mi compañera Shaki, con su arma en la mano como si me fuera a atacar. No hice caso a ese dato, ya que si me atacaba, al ser de hidrógeno, me descompondría en ese material. Me levanté bruscamente.

-Menos mal que estás bien, creía que te había perdido.

Le dije con tono de preocupación.

-Entremos al templo, tenemos que ver que hay ahí dentro y si hay algún tesoro cogerlo.

Cuando el extraño se dio vuelta me di cuenta que se trataba de Nathan, con más tranquilidad enfunde la espada y me acerque hasta estar a su lado, al ver más detalladamente el templo me di cuenta de que tenía una construcción interesante, note a mi nakama algo preocupado por mi -Discúlpame mi primera misión como capitana de la tripulación y dejo a mis nakamas peleando solos- le dije mientras miraba lo antiguo de la construcción.

Cuando estuve a punto de decirle de entrar se me adelanto y lo dijo el además de decir que si había algún tesoro llevárnoslo me reí un poco y seguidamente le dije -No somos piratas Nathan no podemos ir por ahí sacando tesoros- le dije con un poco de burla mientras caminaba directo al templo.

Cuando me di la vuelta y vi a mi compañera y capitana, la preocupación que sentía por ella desapareció. Me levanté poco a poco del suelo, incorporándome otra vez. Le dije lo preocupado que estaba al no encontrarla y más en esta isla que era muy extraña, más extraña que un revolucionario ayudando al gobierno.

Me dijo que le disculpara, ya que era su primera misión como capitana y había dejado a sus hombres, bueno mejor dicho a su único hombre solo por la isla. Le dije sencillamente que no tenía que pedir disculpas, que no era culpa suya. Miré otra vez el templo, tenía ganas de entrar ahí dentro para inspeccionarlo todo y si había algún tesoro, cogerlo para que otros no pudiesen cogerlo.

Se lo dije a Shaki, pero me respondió que no eramos piratas. Cuando me lo dijo quería corregir me, ya que no era lo que exactamente quería decir, o a lo mejor se creía que la frase significaba otra cosa a lo que quería decir realmente.

-Shaki, no me refería a coger el tesoro para quedarnoslo, lo decía para que ningún pirata se adueñe de él. Le dije con un tono finamente serio.

-Entremos dentro ya, a ver si podemos patear a algún pirata. Le dije en plan broma, aunque la verdad tenía ganas de patear a alguien.

VArias cosas asolaron la isla, primero un terremoto, y luego una gran corriente de aire nos llevó al templo que se encontraba en el centro de la isla. Una vez en el templo, busqué alguna nakama, no me gustaba la idea de estar solo allí.

Me encontraba en los túneles cuando de pronto la isla se inclinó bruscamente provocando que nos cayéramos Tavuk y yo en dirección al templo. Estuvimos un buen rato cayendo hasta que finalmente me choqué con un metal que parecía titanio y que formaba la base del templo.

Una vez nos detuvimos miré a mi alrededor y observé que estaba lleno de titanio, volframio y carburo de wolframio, lo que yo podría aprovechar para mis creaciones. Teniendo en cuenta las excelentes cualidades de dichos metales decidí coger un poco de todos para ver que podría hacer con ellos.

Caminé por el lugar recogiendo los metales y guardándolos en mi mochila para luego trabajarlos, ya que en este momento tenía otra prioridad. Cogí una gran cantidad de cada metal para así tener una buena reserva y una buena cantidad con la que trabajar.
Una vez hube cogido lo suficiente me acerqué a mi compañero y le pregunté

Tavuk, ¿te encuentras bien?

LA corrección de mi nakama me pareció graciosa yo había entendido lo que había dicho antes pero quería hacer algo para que la tensión de esa maldita isla se despejara un poco, cosa que por lo visto había logrado.

-Bueno ahora si entremos de una vez y pateemos piratas si es que los hay- dije riéndome un poco otra vez, lo que más me llamo la atención fue que la isla se puso en vertical de un momento para otro y no pude hacer mucho más que desenfundar ambas espadas y clavarlas en el suelo para no caer al templo de golpe, una vez finalizo el movimiento de la isla baje lentamente con mis espadas e ingrese en el templo el cual estaba algo oscuro y algo destruido por el pasar del tiempo.

-Nathan va a ser mejor que entremos y busquemos algo que nos sirva para salir de la isla te parece- dije yo sin reparar en si mi nakama estaba al lado mío, había algo en el templo que me hacía pensar que era más importante su interior que cualquier otra cosa.

Íbamos a entrar en el templo cuando de repente, la isla se empezó a mover, del movimiento, nos mandó dentro de aquel templo antiguo. Para no caerme me descompuse en hidrógeno y floté hasta dentro del templo, poniéndome al lado de mi compañera sin materializar me.

Ya dentro del templo, me fijo que la luz es casi nula y que las paredes estaban muy deterioradas, eso le daba al templo unos cuantos miles de años en pie. De repente, mi compañera dice al aire dirigiéndose a mi que sería mejor encontrar algo dentro para salir de la isla.

Sabía que esta isla no era normal, una tormenta que no se movía de la isla, grandes corrientes de viento, un dragón, un templo de hace miles de años, en esta isla ocurría algo extraño. Me materialicé, cayendo al suelo, pero sin hacerme nada de daño. Al no poder ver mucho y al estar falto de oxigeno, me quité la máscara, algo muy raro en mi, ya que no quería que nadie me viese el rostro.

La máscara me la dejé colgando en el cuello en la parte de atrás. Ojos azules intensos, la gente de pequeño decían que tenía unos ojos muy bonitos que podían hipnotizar a alguien, era algo que a mi no me gustaba, por eso empece a llevar esa máscara, para que nadie opinase nunca nada más. En ese momento decidí quitármela, por así decirlo, el llevar la máscara, no me gustaba mucho.

-Vamos Shaki, encontremos algo rápido, me gustaría irme de aquí cuanto antes.

Nada más decirle eso, se me ocurrió una gran idea, creé unas cuantas esferas de hidrógeno, pero me faltaba algo...

-Shaki, tienes fuego o un artefacto que creé fuego? Necesito fuego para la idea que se me ha ocurrido.

Hubo un nuevo seísmo con el cual todo se inclino hacia el lado contrario al que estaba, cosa que nos pillo de improvisto a mi compañero y a mi puesto que la inclinación era mucho mayor que la anterior y caímos hacia lo que parecía la nada debido a la oscuridad.

Recordé que tenia el escudo que me había hecho anteriormente mi compañero y acolche entre el y mi espalda recogiendo mi abrigo y situándolo ahí mientras caía entonces cuando pensaba que iba a morir se me ocurrió. Cogí en el aire la mano de mi camarada y clave mi cuchillo en la dura roca con toda mis fuerzas, melle su punta pero lo conseguí clavar, aun así caíamos aunque a menor velocidad, pero de repente dejaron de saltar chispas, el cuchillo se había salido, entonces lo primero que pensé es en salvar a mi muchacho. Tire de Talon con fuerza hasta que lo puse sobre mi y apoye mis pies en sus plantas cuando choque contra la superficie le di un pequeño impulso para que así la fuerza con la que el cayera fuera menor aun.

Me quede tirado en el suelo intentando respirar de nuevo tras el golpe y empece a escuchar un repiqueteo contra metales. Abrí los ojos y vi a Talon cogiendo materiales, me incorpore y vi que me había destrozado el brazo izquierdo con el cual clave el cuchillo y me raspe con todas las rocas ademas de aguantar el peso de los dos en la frenada. Entonces me pregunto Talon sobre como me encontraba.

" Pues podría estar mejor, pero con algunas curas esto estará bien, aunque te tengo que pedir un favor,¿Me podrías poner el hombro en su sitio? Es que me duele bastante en esta posición, jeje"

Señale con mi mano derecha el hombro izquierdo y vi que también tenia el codo sacado de su sitio, así que tendría doble trabajo el chico.

" Por lo que se ve lo que me ha salvado de matarme del golpe fue ese escudo que me hiciste, es bastante resistente, gracias"

Le sonreí y me puse a observar donde estábamos, parecía la base de un edificio muy pudiente.

"Adentrémonos después de que me coloques esto, ahí debe de estar lo que buscamos"

Me intrigaba mucho saber que había en el interior de aquel templo y a la vez no quería entrar ya que la isla me había causado mala espina desde un principio con la tormenta que no me permitía navegar bien, el extraño dragón que nos ataco y lo más extraño fue que la tierra se pusiese en diagonal, viendo todo lo acontecido no sé si era buena idea entrar al templo pero aun asi había algo en él que me daba ganas de entrar.

Nathan me dijo algo que no escuche y al darme vuelta para preguntarle lo q me dijo vi que se había quitado la máscara cosa que nunca había echo me quede algo anonadada por el hecho hasta que me pregunto si tenía fuego lo cual me hizo volver -Si creo que...- dije mientras tanteaba los bolsillo del saco -Acá esta fuego y cigarrillos mojados- dije mientras tiraba de mala gana la cajilla mojada por la navegación del principio, luego de eso le tendí el encendedor a Nathan mientras le preguntaba -¿Se puede saber para que quieres fuego?.

No sabía si la cosa se iba a poner fea o seguiría sí de tranquila, teníamos que darnos prisa en salir de allí, no podría aguantar varias horas más en esta apestosa isla. Por el camino se me ocurrió una gran idea para tener iluminación en el camino, no era gran cosa, pero podría funcionar.

Le pedía fuego a Shaki o un artefacto que produjese fuego, tras un rato hurgándose los bolsillos, me dejó un encendedor. tras dejármelo, me preguntó que para que diantres quería un encendedor, no le respondí, quería que viese por si misma la idea.

Esferas de gas [Habilidad]

Las esferas que había creado antes de hidrógeno prendieron, parecían fuegos fatuos, nos servirían tanto de iluminación tanto como de otra cosa. Me giré a Shaki y le empecé a explicar la idea, que seguramente ya lo sabría.

-Quería el mechero para encender las esferas de hidrógeno y que nos ayudasen en la iluminación, ha por cierto, gracias por el mechero.

Me giré otra vez para delante, me hice a un lado y esperé a que Shaki y yo estuviésemos a la misma altura y así no nos molestarían tanto las llamas.

Tras preguntarle a mi compañero como se encontraba este me pidió que le pusiera en sitio el hombro, pero me di cuenta de que también tenía dislocado el codo por lo que me acerqué a él y le cogí el brazo diciéndole

-Esto te dolerá un poco pero tengo que hacerlo-

Tras esto apoyé uno de mis pies en su pecho y con las dos manos tiré con fuerza de su brazo, haciendo que el hombro y el codo volviesen a su posición normal. Tras esto le saqué el cuchillo y con un trozo de mi capa le tapé la herida para dentener la hemorragia.

-No hace falta que me agradezcas por el escudo, no me gusta que mis amigos y compañeros salgan heridos, por eso usé el mejor material del que disponía para haceros ese escudo.-

Lo ayudé a levantarse y le dije

-No soy médico pero creo que será mejor evitar el sobreesfuerzo con tu brazo izquierdo, por lo demás podemos ponernos en marcha.-