Grand Dieu Sauve le Roi [Conquista de isla]

Helenne se arrodilla sin necesidad de más explicaciones, en actitud de adoración.

- Siempre he sido vuestra fiel servidora, Voz de la Dama. Vuestra voluntad se hará. Apaciguaré al pueblo y le haré saber que tomaréis cartas en el asunto personalmente para que la Dama perdone a Toussaint.

Tras eso hacéis vuestros planes. Helenne apoyará tu petición, votará por Livia siguiendo tus órdenes y cuando Livia proponga tu elección como Señor de Toussaint vitalicio por encima de ella, apoyará la postura y argumentará que es la mejor manera que el Consejo tiene de volver a ganar el amor del pueblo. Tras eso te desea buena suerte y pide un carro de caballos para que ambos vayáis juntos a la cámara del Consejo.

Una vez entráis en la sala, hay una gran conmoción. Decenas de consejeros se levantan a la vez al verte, gritando desaforados. Muchos te acusan de cientos de cosas como la quema de sus propiedades o el saqueo de sus casas, otros te piden explicaciones, otros directamente te acusan de traición. Algunos intentan defenderte, pero con tanta gente gritando a la vez, nadie logra que su voz destaque. Archaon te mira, sorprendido por tu presencia, mientras que Alaïse está simplemente lívido de ira. Alicia Dominica está tan imperturbable como siempre, aunque el labio inferior le tiembla ligeramente y sus manos están crispadas. Dirías que, en el fondo, está tan furiosa como Alaïse o más. Alaïse se levanta con un gesto violento y grita:

- ¡Detengan a ese hombre! ¡Arréstenlo!

De repente suena un fuerte estruendo y todos se callan. El habitualmente imperturbable Batelier ha dado un fuerte golpe sobre la mesa de la presidencia. Tan fuerte, de hecho, que ha quebrado la madera.

- ¡Señores consejeros! ¿Somos personas civilizadas o animales? ¡He visto barcos llenos de patanes y grumetes menos salvajes que ustedes! - se gira hacia Alaïse - Señor du Montroyale. Le recuerdo que existen unas leyes y procedimientos. Son lo que nos diferencia de las "turbas de pueblerinos" como usted bien decía esta mañana. ¡Y sin embargo, ahora quiere ordenarme arrestar al Señor de Toussaint sin un proceso legal apropiado!

Alaïse se pone tan rojo que acaba pareciendo que esté a punto de convertirse en una hortaliza de un momento a otro. Resopla varias veces, y cuando parece que está a punto de responder, finalmente decide sentarse y guardar silencio. Batelier asiente y se cruza de brazos.

- Bien. Ahora, si mal no recuerdo, el orden del día es el siguiente - comenzó, saltándose la prerrogativa de Antonibus, el vocal - El primer punto es la depuración de responsabilidades por la revuelta popular de ayer. El segundo punto es el adelanto de la elección del Lord Protector de Toussaint. El tercer punto es la discusión sobre la constitución de Toussaint y la elección de los miembros de la comisión constitucional. Sin embargo, el Señor de Toussaint me ha informado que no solo no recibió el orden del día, sino que no fue avisado de la reunión extraordinaria. Semejante falta en el protocolo es inaceptable. Por ello, el Señor Meneror ha solicitado impugnar el primer punto del día.  Tiene la palabra el Señor de Toussaint.

Es tu momento. Tu futuro depende de que escojas las palabras correctas. Ten cuidado y elige sabiamente.

El tablero estaba listo, y las piezas empezaban a moverse. Hay veces en que la guerra nos llama a la puerta de casa, y para ganarla, en ocasiones, no hacen falta soldados ni cañones, solo palabras y una pluma manchada de tinta. Todo estaba dispuesto, y mi llegada a la cámara del consejo no estuvo ausente de ojos curiosos ni de alaridos. Portaba mi habitual traje, limpio tras la noche pasada, mi habitual puro en la boca a medio acabar y que me permitía mantener la calma.  Era hora de cerrar este capítulo ,de comenzar a demostrar que Meneror no era a alguien a quién se le podía molestar, y menos desafiar. Así que allá vamos...rey, a A4...

Paso tras paso entré en la sala, con todos los documentos que Livia me había proporcionado en un pequeño archivador bajo el brazo derecho, jaleado por gritos, alaridos y otras improperios derivados en palabras huecas. Idiotas, necios, bastardos...juro por todos los dioses que algún día me lameréis las botas, y lloraréis tanto al hacerlo que me beberé vuestras lágrimas en copa de cristal. Caminé  con paso decidido y vista la frente, ignorando con una simple mirada a Alaïse , sin decir nada. Mi guerra no era con él, aún no. Batelier lo puso en su sitio, llamando al orden a la sala y recordándole cuatro cosas  a esa víbora. Pienso hacerme una cartuchera para mi magnum con su  piel.

Tomé asiento en el centro de la sala, cuan reo ante el juez mientras escuchaba las palabras de Batelier, a la par que colocaba el archivador sobre la mesa. Dejaba el puro en el cenicero que habían dispuesto sobre ella para mi y tras echar un vistazo a la sala, con mirada tranquila, miré el archivador, callado. Pasaron dos minutos mientras acomodaba los folios, miraba a Batelier, luego a Alaise, luego a los presentes y finalmente al archivador. Las caras de confusión y nerviosismo estaban palpables, hasta que al fina hable, con tono firme.

- Hoy  acusado se me ha de muchas fechorías, algunas propias de criminales y bastardos. Actos que avergonzarían a una madre, obligarían al exilio a un padre, y llevarían a la horca a un hijo. Más témome que vuestra confianza en mi hayase visto enturbiada por falsas acusaciones, improperios y difamaciones. Por ello, y ante esta cámara preséntome como testigo, más no como acusado ante unos cargos que no tomaré sobre mis hombros.

Cogí el archivador y lo alcé al aire, para que todos lo vieran - Aquí, damas , caballeros...-mirada en Alaise- y presentes...están recopilados todos los intentos de saboteo, difamación, ataques, confiscaciones, sobornos y otras maldades que enturbian a cualquier hombre digno por parte del Gobierno Mundial.- Me acerqué a la mesa de Batelier, colocando dicho objeto ante él y volviéndome a dirigirme hacia la cámara- Bien no diluiré mis responsabilidades para con esta isla, más no aceptaré cargos que nada tienen que ver con mi persona, más si vuestras mercedes pudieran leer estos escritos que acabo de entregar,  verían cuán larga es la mano del Gobierno para con aquellos que se separan de su camino, para buscar un futuro mejor para sus gentes y no tratarlos como esclavos. Pues estas pruebas demuestran el boicot al que me he visto sometido durante meses, un boicot que pretendía colocar a títeres del Gobierno, dejando a mi persona como alguien indigno, corrupto, malvado y asesino. Y por ello pongo estas pruebas a disposición del presidente.

Dicho esto volví a dar un rodeo, pero esta vez dirigiéndome al resto de integrantes del pleno.

-Más una cosa si voy a admitir. Mi mano está manchada con la pólvora de la insurrección. Por proteger lo que más quería, Toussaint, no he atisbado las consecuencias de mis actos, y sí señor, por ello hállome culpable. Actué impulsivamente, pero no entiendan esto como algo malo, sino por mi devoción a esta isla y a todo lo que representa. Desde la primera piedra colocada por mi, hasta la última colocada por ustedes. A pesar de las dificultades, Toussaint siempre se ha alzado ante las dificultades, pero sus habitantes son humanos y errores cometen. Por ello, y ante todos ustedes entono el mea culpa. Y por ello pido perdón a todos ustedes.- dije antes de mirar al presidente- Y por ello, y si este consejo tiene a bien, renuncio a mi  candidatura  como Lord Protector de Toussaint.

Supuse que se harían cuchicheos y algunas voces se cruzarían incrédulas ante esto, pero otras también lo verían lógico. Finalmente me dirigí a la cámara.

-Por este motivo, y en asunción de mi culpa y de la candidatura derogada, pido a esta cámara y a sus integrantes más distinguidos, comenzar una nueva votación, acorde con las leyes de este país, con el objetivo de impugnar este tipo de acusaciones.

No sabía si iba a haber revuelo ante esta frase en la cámara, pero una vez dicho esto tomé asiento a la espera de la respuesta de los integrantes del consejo o del propio presidente.

Efectivamente, comienza a haber cuchicheos. Alicia parece francamente sorprendida, mientras que Alaïse ha pasado de la rabia a la calma. De hecho por su gesto complaciente casi te lo puedes imaginar como un gato gordo y feliz viendo cómo le sirven la comida. Archaon en cambio te mira entrecerrando los ojos, suspicaz. Batelier abre la carpeta y comienza a leer los documentos y pasarlos a los otros cinco miembros del consejo provisional. Puedes ver a Alicia Dominica suspirar y negar con la cabeza, con rostro sombrío. Alaïse apenas hace además de leerlos, mientras que Archaon observa la carpeta como si fuese un cocodrilo a punto de morderle la mano. Helenne no hace nada salvo sonreír.

- Bien, procedemos a la votación - dice el vocal Antonibus tras un carraspeo, tratando de recuperar su dignidad - Los miembros del consejo de gobierno provisional a favor de impugnar la depuración, alcen la mano.

Junto contigo, Helenne y Batelier alzan sus manos. Tras un momento de deliberación, perdida en los documentos, Alicia Dominica vuelve a suspirar y dice:

- Eres un imbécil, Meneror. Pero eso no es un pecado. Este asunto es demasiado complicado como para determinarlo con una simple sesión de depuración de responsabilidades. Hay que hacer una investigación antes de hacer más acusaciones. Voto a favor - dice, alzando la mano ante la mirada sorprendida de Alaïse.

- ¿Votos en contra?

Archaon alza la mano. Alaïse la alza dudosamente, pero finalmente la baja diciendo - Me abstengo. Las pruebas presentadas hoy contradicen lo que pensábamos.

- La depuración queda impugnada por cuatro votos contra uno y una abstención - declara Antonibus - Procedemos a la elección a Lord Protector. Los candidatos procederán a hablar de sus propuestas.

A continuación Alaïse se levanta y comienza a hablar. Con palabras medidas, tono suave y una sonrisa, comienza a hablar de los comienzos de Toussaint y cómo todos juntos habéis creado una joven pero vigorosa nación. Poco a poco su tono se vuelve vuelve más enérgico y animado a medida habla del futuro glorioso que os espera, futuro que está en peligro en este momento. Habla de su proyecto para reforzar la guardia y las medidas de seguridad para evitar que se repita algo como lo de anoche, y sus ideas para convertir a Toussaint en un punto de comercio internacional de renombre, una potencia reconocida en todo el Grand Line. Pasa a mencionar cómo para una advenediza como Livia le resultaría imposible alcanzar ese objetivo.

- Es el momento - susurra una voz a tu espalda - Pide la palabra.

Levanté la mano para pedir turno sin dudarlo, pero con suma calma. Las palabras de Alaise eran las propias de un mamarracho mentiroso que solo quería llevar el debate a su zona, que listo. Dijo lo que yo mismo había dicho hace meses, pero se olvidaba de un detalle..YO CONSTRUÍ ESTA MALDITA NACIÓN, y no tengo ni las ganas ni el tiempo suficiente para recordárselo nuevamente, al menos no sin ser lo suficientemente incisivo como para apartarlo del tablero de juego. Tenía al rey a mi merced...no iba a dejar a la reina comerme.

-Señorías, caballeros, damas...presentes- dije levantándome de mi sitio para dirigirme a todos - Las palabras llévaselas el viento ,y bien los presentes pueden recordar un dicho popular en nuestra nación: Dadme palabras livianas, pues los hechos pesan más. Todavía recuerdo el día en que coloqué la primera piedra de esta nación, y a día de hoy sigo pasando por esa misma zona todos los días. Ahora allí está un restaurante, el primero de esta isla, La Golondrina del viejo Tom, imagino que presente en esta sala-alcé la vista- Siempre degusto el buen vino que sirve así como visito lo diferentes lugares de la isla, día si y día también. Y debo decir que no sé bien que patria ni futuro defiende vuestra merced- miré a Alaise- Pero poco se puede defender estando en una mansión, ganando dinero y popularidad de aquellos a quien paga. ¿Se ha pasado usted por el restaurante de Tom? ¿ Ha visto los problemas de la fuente de la calle mayor? Bien es sabido que si, atiende muy bien a sus trabajadores....pero cabe decir que Toussaint, señor Alaise, no solo es la mitad de la isla- hice con un gesto de dedo señal hacia las hileras de asientos- Sino la isla al completo. Toussaint no es solo el empleado al que el da trabajo en sus viñedos, al político con el que traba amistad, al rico extranjero que invita a su casa a cenar, mientras en el barrio viejo no damos a basto para cuidar y alimentar con nuestras fortunas a los necesitados. ¿Quiere reforzar la seguridad? ¿Aumentar la guardia? ¿Reforzar el comercio internacional? ¿Toussaint como un lugar reconocido y poderoso comercialmente?- callé y no pude evitar reir levemente mientras ladeaba la cabeza- Sin duda usted no deja de ser un mercader incluso en estos momentos. ¿De que nos sirve el renombre, la seguridad, el dinero y el poder si eso no llena sus estómagos? ¿De que nos importa que lleguen carretas de oro si no se destinan a donde deben ir...pues el oro que entra seguro que iría para las mansiones del barrio nuevo. Pero imagino que usted es de los de "todo para el pueblo, más sin el pueblo"...Quédese su proyecto, por mi parte hay gente que merece más este puesto que vos.

Callé entonces y caminé alrededor de la sala mientras levanté un dedo por si alguien se le ocurría decir algo - Y no, no me refiero a mi persona- entonces me acerque hasta el asiento de Livia- Y por ello creo que deberíais ser vos la primera en encabezar esta votación.

La gente se miró la una a la otra sin entender muy bien porqué había dicho esto, pues hasta ahora solo había cargado contra Alais.

-Señorías, caballeros...todo Toussaint. He levantado esta nación y yo al igual que ustedes han visto a gente buena, gente que ha estado desde el minuto uno dando todo, su riqueza, su tiempo y hasta su físico por ustedes. Por hacer un gran Toussaint. Sin la búsqueda de la grandeza, pues se ve que la popularidad y la fama pueden hallarse por el nivel del talonario....-miré a Alaise, para mirar a Livia después- Sin embargo, los pequeños actos diarios, son los que enriquecen y salvan a esta nación.

Entonces me dirigí a todos.

-La señorita Livia ha demostrado desde su humilde puesto de comerciante tener más honor, dignidad y conciencia de clase que cualquiera de los aquí presentes, incluyéndome yo mismo. Una comerciante cuyos pequeños negocios han permitido a mucha gente salir adelante, sin ansias expansionistas, buscando el bien de su gente, sus empleados. Otorgando la poca fortuna que podría tener para ayudar a aquellos más desfavorecidos...pues señores, ella, y bien lo saben, ha dado más por la gente de nuestro país que cualquiera de los grandes señores de la isla. Mujer de negocios, sin embargo siente y padece por Toussaint hasta el extremo de ir calle por calle preguntando, ayudando y tratando de mejorar poco a poco la isla, en la medida de sus posibilidades sin más reconocimiento que el de una "comerciante", mientras que otros solos otorgaban mejoras siempre y cuando el dinero entrara en sus bolsillos. Ella, caballeros, es el corazón de Toussaint. Una mujer incorrupta, que me ha demostrado esta noche a mi y a todos los que la han visto, que siempre peleará por lo que es justo, y a la que no le hemos hecho justicia. Y por ello propongo a favor de todas estas virtudes, el voto para la señorita Livia, aquí presente. Pues sabrá atender mejor las necesidades del pueblo y todos su problemas que cualquiera de nosotros. Porque recuerden todos caballeros, Toussaint no es un país, es una idea...y admito que dicha idea brillará más que nunca con ella al mando, y lo más importante, brillará para todos...semper incorrupto, semper fidelis.

Dicho esto volví a tomar asiento a la espera de la deliberación.

Tus palabras, para bien o para mal, inflaman a la audiencia. Diferentes consejeros empiezan a levantarse y pedir la palabra, dando discursos cargados de emoción a favor de uno u otro candidato. Parecen haberse olvidado totalmente de los otros candidatos al cargo; Alaïse y Livia acaparan toda la atención. Como un efecto dominó, al ver cómo en apariencia todos apoyan a uno u otro, la audiencia se ve condicionada. Y, además, hay un nombre que se repite en todos los discursos: Meneror. Unos te acusan de ser un conspirador, otros te ven como un ejemplo de honradez y sacrificio, para otros eres simplemente el diablo encarnado y para otros el padre de la patria. Sin embargo, lo que es evidente, es que no eres indiferente para nadie y tu nombre está en las bocas de todos. Finalmente llega el turno de votar.

- Aquellos que voten por Alaïse du Montroyale que alcen la mano.

Una cantidad considerable de manos se alzan. No sabrías contarlos todos tan de repente, pero dirías que cerca de la mitad, tal vez más. Es posible que la votación se haya sentenciado y ya hayáis perdido. ¿Tal vez has sido demasiado incendiario en tu discurso? Los segundos se hacen eternos mientras el vocal y sus ayudantes hacen el recuento.

- Aquellos que voten por Livia Flavia que alcen la mano.

Las manos se alzan de nuevo. No sabrías decir si son más o menos, pero son también una gran marea. Los segundos vuelven a alargarse como horas mientras se recuentan los votos. Después pasan a pedirse los votos por otros candidatos, que reciben cantidades marginales. Finalmente, Antonibus da el resultado final: Alaïse ha recibido treinta y tres votos frente a los cuarenta y siete de Livia, de un total de noventa consejeros. Y así, con una mayoría absoluta estrecha, Livia gana la votación entre un estruendoso aplauso, que pronto es apagado por ruido en el exterior. Ruidos de voces, cantos y coros. Coros repitiendo un mismo lema: "dadnos a nuestro rey". Livia se alza para dar su discurso.

- ¿Podéis oírlo, consejeros? ¿Podéis oír la voz del pueblo y su voluntad? Creo que todos podemos aprender algo de los sucesos de ayer. Puede que no todos opinemos igual en nuestra manera de ver al pueblo llano. Ni siquiera todos los miembros de este consejo somos iguales. Somos maestros artesanos, propietarios, comerciantes, guerreros, terratenientes y  profesionales liberales. ¿A dónde quiero llegar? Las personas no nacen ni crecen iguales. Algunos son más rápidos, otros más fuertes, otros más listos. Otros nacen pobres, otros ricos. Sin embargo, no podemos olvidar que, aun estando en un mundo que nos diferencia y pone a unos encima de otros, nos necesitamos para sobrevivir. ¿Qué importaría la riqueza del señor Alaïse o la mía si todo el pueblo llano de Toussaint se cansase de nosotros y abandonase la isla? Podríamos sentarnos a morir de hambre sobre nuestras montañas de oro. El pueblo es tan importante para la nación como nosotros, y como su Lady Protectora, no ignoraré su voz.

Se gira hacia ti y te señala.

- Meneror, antiguo señor provisional y fundador de la isla. Has cometido crímenes, pero motivados por el espíritu patrio, y has intentado ser acusado injustamente de otros que no cometiste por enemigos de la patria. Por ello, tu sentencia será quedar encadenado a tu amor a Toussaint. Cumplirás tu deber para con esta nación sirviéndola. Desde ahora y con efecto inmediato, como Lady Protectora de la nación libre de Toussaint, creo el cargo de Alto Señor y se lo otorgo de manera vitalicia a Meneror. Será el representante de la patria y gobernará a mi lado. De esta manera la voluntad del pueblo será cumplida y Meneror trabajará para restaurar los daños causados por los disturbios de anoche - entonces señaló al público - Y quien ose acusarme de imponer un castigo mínimo, puede venir a ver los daños ocasionados por la revuelta en mis propiedades y mis sirvientes heridos y muertos. Estoy furiosa, más furiosa que muchos. Por eso quiero evitar que esto vuelva a repetirse y que el causante arregle los perjuicios.

Helenne se levanta y proclama, con los brazos extendidos:

- ¡Se ha hecho la voluntad de la Dama! ¡Que los fieles se regocijen, pues buenos tiempos vendrán! ¡Y que los impuros tiemblen y se escondan en sus madrigueras, pues la Dama sabe tanto de misericordia como de retribución!

Ha sido un camino accidentado, pero has logrado tu objetivo. Toussaint es tuya. Enhorabuena, Alto Señor Meneror.

Premios y cambios del moderado:

- Toussaint pasa a estar gobernada por ti. Livia ostentará el puesto de Lady Protectora inmediatamente bajo el tuyo, pero respetará vuestro acuerdo y no estorbará tus objetivos mientras mantengas tu parte.
- Corona del Pueblo: Esta corona sencilla de plata tiene el escudo de Toussaint grabado al frente. Eres libre de hacer lo que veas con ella y decidir si será o no atributo de tu cargo como Alto Señor, pero recuerda que ha sido un regalo del pueblo. Probablemente aumentará tu popularidad si te ven usarla en actos oficiales.
- Batelier será fiel a tu gobierno mientras mantengas tu promesa. Pasa a ser un NPC defensor de Toussaint luchador del mono nivel 50 con la paramecia de burbujas.
- Alicia Dominica mantendrá una posición neutral políticamente, apoyándote tantas veces como te enfrenta en el Consejo.
- Alaïse se retira de la política y se centra en su negocio. Parece no estar interesado en seguir buscando bronca.
- El tráfico de droga desaparece de Toussaint. La retribución de Ivan Markov nunca llega, pues este parece haber muerto en una batalla en el Nuevo Mundo. Sin embargo, no tardan en llegarte noticias de que otro capo ha ocupado su lugar en su organización. Se hace llamar "El Contable." Es probable que en algún futuro su gente se pase a cobrar los pagos pendientes o exigir que se reanude el tráfico, aunque ese es un problema del Meneror del futuro, ¿verdad? Sin embargo, unas semanas después despiertas con la cabeza cortada de Trolebús en tu almohada. Junto a ella hay una nota: "No nos hemos olvidado. Cinco millones de berries en el lugar convenido. Dentro de tres meses se reanudará el tráfico. Déjalo todo preparado, o nosotros lo prepararemos." Puedes elegir si pagas o no y qué vas a hacer con la droga (menciónalo en la petición de experiencia).
- Archaon desaparece a los pocos minutos de tu nombramiento. No vuelves a saber de él... por ahora.
- Pagas a Livia 3.345.000 berries de acuerdo a vuestro trato.
- Batelier se asegura de cobrar su cheque de 9.000.000 de berries, así que es más dinero perdido.
Resumen: Ganas Toussaint, la corona y a Batelier como defensor de la isla, pierdes 12.345.000 de berries (17.345.000 si decides pagar a la organización criminal de Ivan lo que les debes).