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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Oye, me suenas [Aria - Alice] {Miér 28 Sep 2022 - 13:27}

 Estaba siendo una mañana bastante tranquila en la tienda. Aún no había entrado ningún cliente, así que Aria estaba trabajando tranquilamente en diseñar su próxima pieza de ropa. Quería hacer algo un tanto más atrevido, con toques negros y dorados y bastante ajustado, para resaltar el cuerpo. No era algo que fuese a poder llevar cualquier persona, pero oye, si nadie lo ordenaba se lo pensaba quedar para ella. Aún así, sabiendo esto, había decidirlo dejarlo en la fase de diseño hasta que alguien quisiera comprarlo. Este tipo de prendas ganaban mucho cuándo se hacían a medida en vez de simplemente hacer unos ajustes para el cliente.

 Ella, por su parte, llevaba ropa bastante sencilla pensada principalmente para poder trabajar cómodamente. Aunque aún así estaba divina, no podía permitirse vestir mal, la ropa de ese estilo también tenía su encanto, no todo eran vestidos espectaculares y llenos de detalles. En vez de eso, llevaba unos shorts y unos zapatos sin tacón de color rojo, a juego con los lacios de su pelo. En la parte de arriba llevaba una camiseta blanca corta con detalles dorados, que dejaba su vientre plano al aire. También tenía un abrigo largo finito de color marrón, por si le entraba frio, pero por ahora no lo necesitaba.

 Aria se dirigió a su compañera, la cual le ayudaba a llevar la tienda. A veces no podía evitar pensar que era otra persona disfrazada, aprovechándose de ella. No sería especialmente difícil, teniendo en cuenta su problema para identificar las caras y voces de las personas, incluyéndose a sí misma o su propia madre. Era algo con lo que había estado viviendo desde nacimiento, y aún si se había acostumbrado a vivir con ello, tenía sus problemas, entre ellos, imaginar tonterías como esta de vez en cuando.

 En cualquier caso, cuando pudo ver la manera en la que caminaba y se dirigía a ella, supo que era Marcia. Llevaban demasiados años trabajando juntas como para no reconocer esas cosas. Que supongo que también se pueden imitar, pero bueno, le tranquilizaba.

 “¿Ocurre algo, Ari?”

 “Nada, nada, lo de siempre. Voy a salir a comprar unas cosas, vuelvo en media hora, una hora.”

 “Perfecto, esta bastante tranquilo hoy con todo el tema del festival.”

 “Si, pero bueno. Igual esta tarde se pasa algún turista. Siempre me gusta que nuestra ropa se vea fuera de Water 7, la mayoría de nuestros clientes son de aquí.”

 “Por ahora.”

 “Por ahora.”

 Y sin perder más tiempo, salió en dirección al distrito comercial, tenía que comprar algunos materiales.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Vie 30 Sep 2022 - 19:24}

Alguna que otra vez habías considerado que tus rutinas fuertemente arraigadas terminaban por hacerte predecible. Casi siempre te levantabas a la misma hora, dedicabas exactamente el mismo tiempo a hacer deporte y pasabas un tiempo similar en el cuarto de baño. Luego tomabas uno de los cuatro o cinco desayunos que más te gustaban entre los que Cabbage sabía preparar y dabas cuerda a tus relojes. Exactamente las mismas vueltas cada día, tardando siempre lo mismo con variaciones de apenas uno o dos minutos en total. Luego te sumergías en experimentos, dibujos, cartas o prestabas un poco de atención a Sargento Botas Peludas mientras lo llamabas, claramente equivocada, Wallace.

Sin embargo ese día se sentía diferente. Sí, te habías levantado a la misma hora y habías hecho casi con precisión mecánica todo aquello, pero un detalle había cambiado todo por completo: Water Seven. Habían divisado Water Seven en el horizonte, una de las islas más pobladas de todo Grand Line y capital de la Liga de los mares. Se trataba de una de las islas más ricas del mundo, si no la que más, y era famosa por un sinfín de cosas. Literalmente, había tantas cosas que se decían del lugar que se te secaba la boca solo de intentar decir un par. Sin embargo, justamente un par eran las que más te interesaban.

- El Elysium sigue en mal estado desde que Krein estuvo a bordo -comentaste a George, quizá el más confiable de los marineros-. ¿Serás capaz de encontrar un astillero donde nos lo reparen aprisa? No quiero pasar más de dos o tres noches aquí.

- Podría conocer a un tipo -contestó él, tusándose un fino vello en el mentón al que había osado llamar su "perilla viril"-. Trabaja bien, rápido y es fácil de chanta... -Fijaste la vista en él. Ni tú intimidabas ni él era especialmente impresionable, pero después de lo que había sucedido en Momoiro todos habían aprendido a ver las espinas en la flor. Concretamente, en tu caso, el apenas bulto en el muslo de tu falda-. Es broma, es broma. Pero es caro.

- No acepta cabezas, ¿verdad? -George negó con la cabeza-. Bueno, entonces habrá que pagar con dinero. Ve a llevar un par de cabezas a la sede del Gremio y paga con lo que te den. Si te sobra algo y yo no he vuelto puedes llevarte a la tripulación de tabernas, pero espero que haya una copa para mí cuando llegue.

Viste el brillo codicioso en sus ojos. George era el más confiable de sus compañeros precisamente porque se dejaba llevar por el dinero, pero solo hasta cierto punto. Era calculador, frío, y lo bastante listo como para saber que, estando conforme con su vida en el barco, no le compensaba traicionarte. Si en algún momento quisiese traicionarte no necesitaría atizarte una puñalada, solo robar los quizá cien millones de berries en cabezas que había en el congelador y desaparecer. Contabas con ello, pero también con que no te iba a traicionar: Era el más listo y tenía una mente extraordinariamente fría. Era él el encargado de guardar las cabezas y examinar los carteles. Por el mismo motivo, era consciente de que no te detendrías hasta encontrarlo. Eso era algo entre él y tú. Nunca lo habíais hablado, pero era listo. Y se encargaba de los cadáveres.

Sabía lo que necesitaba saber.

- Si me vas a robar al menos disimula -dijiste en tono de burla-. Comparte con tus hermanos.

- Sí, mami -rezongó, conteniendo una sonrisa.

- Muy bien. Y ahora, si me disculpas, mami tiene que ir de tiendas.

Bajaste al muelle. Lo segundo más importante de Water Seven, justo detrás de sus astilleros, era la semana de la moda. Aún quedaban un par de meses para el evento, pero estabas segura de que todos los diseñadores de la ciudad estaban preparándose ya. Seguro que podías sacar algo único entre los talleres.

Echaste a caminar, decidida.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Sáb 1 Oct 2022 - 4:31}

 Aria salió a comprar materiales para la preparación de la semana de la moda. El evento sería una oportunidad perfecta para enseñar sus trabajos a gente de todo el mundo y comenzar a hacerse un nombre fuera de Water 7. Y claro, cuanto más gente pasase por la tienda, mayor era la probabilidad de que alguien fuese la persona perfecta para el traje tan chulo en el que estaba trabajando. Además, quería dejar hechas las bases, para poder terminarlo rápidamente después de tomar las medidas del cliente. Había muchas cosas que no podría hacer hasta entonces, pero todo lo que se quitara del medio ayudaba.

 El mercado estaba hasta arriba de gente. A ver, tenía todo el sentido del mundo, con la semana de la moda tan cerca, las tiendas tenían que reabastecer. Y cómo era típico en la naturaleza humana, todo el mundo lo dejaba para última hora y culpaba a los demás por cometer el mismo error que ellos, quejándose de que deberían haber planeado mejor. La gente se tomaba demasiado literal eso de ser protagonista de su propia historia.

 Se movió entre las calles, entrando a un callejón con pinta peligrosa. Había venido aquí miles de veces y sabía que era perfectamente seguro—o al menos, igual de seguro que el resto de la ciudad—pero aún le aterraba pasar por allí. Se adentró y pudo identificar el puesto que estaba buscando. Cualquiera que lo viese pensaría que lo vendía fuese a ser de calidad horrible, y desde luego tenía todas las pintas de ello. Pero unos pocos conocían la verdad, y es que vendían telas y pieles de alta calidad de todas las partes del mundo. Realmente no sabía por qué no montaba una tienda más… decente en la calle principal, estaba segura de que tendría mucho éxito. Le había preguntado varias veces, pero siempre se negaba a responder.

 En cualquier caso, compró todo lo que necesitaba. Telas normales, cuero y ese tipo de cosas, y otras un tanto más especiales. Este era un mundo que vivía en constante conflicto, y en estos eventos siempre llegaba algún que otro turistas con intereses mas allá de la moda. Ropa ignífuga, antiácido, repelente de Yors, sea lo que fuese un Yor… Aria se había adaptado y aprendido a hacer este tipo de prendas, pero evidentemente, y esa era su marca, siempre hacía piezas preciosas. Se negaba a hacer ropa fea, para eso te ibas al Desigual.

 Volvió a la tienda tranquilamente, dejándolo todo en el almacén, y se puso a trabajar. Al menos hasta que escuchó entrar a una cliente. Caminó hasta la puerta para atenderle, con una sonrisa en su rostro. No reconocía su ropa ni su cuerpo, así que supuso que era una desconocida. En cualquier caso, los clientes habituales conocían su problema y no se ofenderían si no les reconocía.

 “Llegas en buen momento, acababa de volver de compras. No querría perderme el enseñarle la tienda a una cliente nueva.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Sáb 1 Oct 2022 - 19:53}

Las calles estaban abarrotadas. Normalmente aquello te molestaba, pero optaste por utilizarlo de brújula. Evitado las aglomeraciones en la medida de lo que podías navegabas entre la marabunta, llegando al distrito comercial fácilmente a base de seguir la dirección más elegida por la gente. Como ya empezaba a ser natural en ti, avanzabas por callejones secundarios comprobando desde una distancia segura que cada vez había más gente, casi toda entrando y saliendo de las tiendas más glamurosas mientras una segunda corriente se desviaba hacia calles más vacías, pero también amplias: Intermediarios. Había una gran cantidad de artesanos comprando material para atender las demandas de la gente, tanto vecinos como turistas.

Suspiraste. No te sentías particularmente segura entre tanta gente. Seguiste caminando un rato, convencida de que en unas horas el jaleo terminaría, decidiendo que mientras tanto buscarías por las callejuelas pequeños tesoros. Lo hacías usualmente, siempre después de una jornada de compra, pero en ese momento... En ese momento alguien gritó a tu espalda.

- ¡Ari! -Te tomó del hombro. Te costó reprimir el impulso de apartarla-. ¡Buenos días! ¿No me habías visto?

Miraste hacia ella por un momento. Te habías cruzado con ella hacía nada. De forma bastante maleducada se había quedado mirándote fijamente, pero no le habías dado importancia. Ahora sabías por qué, pero no te hacía sentir menos confusa.

- Disculpa, yo...

- Ya, ya -te interrumpió, meneando la mano delante de tu cara-. Tu problema. Tú sigue disimulando. Encima de que me pongo el blusón verde. ¿Cómo es que ahora eres rubia? ¿Tanto te costaba reconocerte en el espejo?

Parpadeaste varias veces. Aquella chica definitivamente tenía algún problema serio. No parecía peligrosa, pero desde luego era extremadamente excéntrica. Seguía mirándote con una sonrisa, como si te conociera de siempre y lo que te estaba diciendo no fuese una total falta de respeto.

- Soy rubia natural. -Te encogiste de hombros-. Y de verdad creo que te has confundido; no sé quién es esa tal Ari, pero yo ni siquiera soy de aquí.

Se quedó en silencio durante un momento. Luego rio.

- Siempre me ha encantado tu sentido del humor. Acabo de pasar por tu tienda y me ha dicho que estarías por los telares, comprando material. -Miraste a tu alrededor. Efectivamente, en aquella calle había muchos talleres de hilado-. ¿También llevas lentillas? -preguntó-. Y... Un push up, ¿no? ¿O al final te las has...?

Un intento de manoseo fue suficiente para que perdieses los nervios, abofeteándola.

- ¡Que no te conozco de nada, joder! -le gritaste-. No me toques. Soy rubia. Mis ojos son verdes. Y mis pechos... ¡Naturales! Y aun si me conocieras de algo, ¿de verdad te crees que puedes ir por ahí metiéndole mano a la gente por ahí? Déjame en paz.

Te marchaste a paso apurado sin entender muy bien lo que acababa de suceder. Cada vez te encontrabas con gente más rara. Seguiste caminado u rato largo hasta que estuviste lejos de las ingentes cantidades de viandantes, pudiendo ver que estabas en una calle algo menos transitada: Alguna que otra cafetería y comercios varios, pero lejos de las enormes cristaleras y los escaparates gigantescos. Uno de ellos, una sencilla tienda de ropa, te llamó la atención.

Entraste en la tienda. Cuando se acercó para atenderte la dependienta tu barbilla casi tocó el suelo. Ojos rojos, melena negra, casi exactamente igual a ti...

- Tú debes de ser Ari -dijiste por instinto. Luego te diste cuenta de lo mal que sonaba aquello.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Dom 2 Oct 2022 - 20:44}

 Aria saludó felizmente a la rubia. No le sonaba su ropa, así que o era una nueva clienta, o no la estaba reconociendo por motivos evidentes. Al parecer ella sí que sabía quién era, pero por como lo había dicho, tenía pinta de ser porque había oido hablar de ella. ¿Acaso la gente iba diciendo maravillas de su tienda y de sus conjuntos, y había llegado hasta aquí por el boca a boca? La verdad es que eso le alegraría el día. Y la semana, y el mes, este tipo de cosas eran lo que más felices le hacían.

 "¡La misma!" Respondió alegremente, invitándole a pasar y ojear la tienda. "¿Te ha hablado alguien de mí? Por eso de que me llames por mi nombre, claro. ¿O nos conocemos?"

 No pudo evitar fijarse en su cuerpo, en parte por costumbre—ya que las caras le costaban más—y en parte por sorpresa. Tenía una complexión bastante parecida a la suya—pero con un pecho mas…generoso, y encajaba perfectamente para llevar el vestido que estaba diseñando. Tendría que acordarse de enseñárselo antes de que se fuese. Aunque claro, primero tenía que ver un poco sus gustos, no sabía nada de ella. Ver en que vestidos se iba fijando para saber cómo seguir recomendándole era parte de su trabajo. Su tienda era no era la típica a la que ibas un sábado por la tarde a mirar y pillarte unos pantalones nuevos. Aria y su compañera ofrecían un servicio mucho más personal. Vendían piezas únicas, y las ajustaban a las medidas y gustos del cliente de ser necesario.

 Así que la acompaño a enseñarle algo que pensaba que le podría gustar. O en el peor de los casos, que le indicase lo que no le gustaba.

 "Mira, eh... Perdona, ¿cómo te llamo?" Preguntó con una sonrisa mientras sacaba unas cuantas prendas del colgador, mostrándole la primera. Era un vestido negro, corto y de falda suelta. Llevaba una cinta a la altura de la cintura, con detalles dorados y una cinta del mismo rojo que los lacitos de su pelo. Luego le enseñó una chaqueta de ese mismo rojo para conjuntar con el vestido. Este tenía unos patrones con flores y mariposas en las mangas.

 "Creo que estarías preciosa con esto, el rojo queda perfecto con los lacitos de tu pelo. Buen gusto con eso, por cierto," dijo riendo dulcemente, señalando los que llevaba ella misma. "Puedes probártelo si quieres, si te gusta miramos para ajustar las medidas o lo que necesites."

 Entonces la acompaño al probador. Solo había dos, pero eran bastante espaciosos, y tenían un espejo enorme para verse de arriba a abajo.

 "Estaré por aquí, llámame si necesitas cualquier cosa."
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Lun 3 Oct 2022 - 1:16}

Fue extraño ver un reflejo de ti misma mirándote con total naturalidad, sin darle la más mínima importancia a que su doble estuviese delante de ella. Si bien no solías moverte por grandes ciudades hacía un tiempo para ti era algo extraordinario; además, te costaba concebir tu cara como algo ordinario. Ari era, obviando su cabello y ojos, tú. Bueno, estaban también el busto y los tatuajes, claro, ¿pero cuántas probabilidades había de que una chica tan parecida a ti llevara también tus mismos tatuajes? De pronto, por tan solo un segundo, te hizo sentir vulgar. Luego recapacitaste. Ari era preciosa, casi un regalo para el mundo. Una forma de que más personas tuviesen oportunidad de apreciar tu rostro; una prueba de la gracia divina.

Y, que ella ni siquiera se inmutara al verse, una prueba de su sentido del humor.

- Sí... Más o menos. -Gesticulaste con la cara, sin emitir ningún sonido específico-. Una chica me enseñó su blusa verde. Supongo que la compraría aquí, porque parecía convencida de que podría reconocerla. Debes ser muy famosa por aquí. -Echaste un vistazo a tu alrededor, tratando de evitar fijarte demasiado en ella. Ya bastante cara de pasmada tenías-. Tiene sentido, supongo. Todo aquí es... Diferente.

Había un poco de todo, y todo a medio hacer. Para mucha gente debía pasar desapercibido aquel detalle, pero aunque todo estaba terminado, nada estaba rematado. Alguien observador podría darse cuenta de los alfileres que fijaban partes, las presillas que ajustaban prendas a los maniquíes y, sobre todo, que todo era diferente. Todo era diferente. Aunque había cosas parecidas entre sí se debía apenas a una conjunción de factores casuales, haciendo de toda similitud una sencilla coincidencia. En cierto modo resultaba sobrecogedor, como si estuvieses en un museo, y que todo estuviese a falta de los detalles finales indicaba una cosa: Todo se personalizaba en el interior del local. E cierto modo comprendías su vocación artística; tú pintabas, y aunque podías dibujar siete mil veces el mismo paisaje nunca lo hacías igual. Asumías que para un sastre que se preciase debía ser igual. También asumías, del mismo modo, que te ibas a dejar una pequeña fortuna en el local.

- Alice. -Como te solía suceder, contestaste por acto reflejo-. Me llamo Alice, aunque también puedes llamarme milady. -Aquello era una broma, pero te incomodó el tiempo en que esperabas una risa. Al fin y al cabo, solías tener un sentido del humor que casi nadie entendía-. Llevo un tiempo dándole vueltas a que mi vestuario es un poco... Cómo decirlo... ¿Cándido? -Con un pellizco estiraste tu falda de tablas burdeos al tiempo que tu otra mano señalaba la camisa blanca, algo justa y abierta sobre el escote, que llevabas puesta-. Estoy a punto de cumplir veintitrés años y me gustaría dejar de parecer una niña con tetas, la verdad.

A veces eras demasiado directa. Esa era una de las ocasiones, por ejemplo. No obstante Ari -¿Ariadna, Ariel, Aracne? Reíste internamente lo oportuno que habría sido ese nombre- te guio expeditivamente por entre las hileras de colgadores, recogiendo prendas hasta que debió considerar oportuno, y te tendió la primera de ellas. Se trataba de un vestido lo bastante revelador como para sonrojarte, si bien estaba hecho con una atención al detalle y un mimo que no solías ver muy a menudo en locales comerciales. Tú habías tenido un sastre personal, por lo que reconocías el esmero cuando lo veías. Además, si bien no eras profesional, sabías coser. Entendías lo que estabas mirando.

- Es... Muy festivo -dijiste-. No me malinterpretes, me lo voy a probar y seguro que me lo acabo quedando, pero me gustaría algo que pueda llevar más a menudo. Utilitario, vaya.

Con aquella explicación entraste al probador, cambiando tus ropas de siempre por aquel vestido con el que te veías como nunca. Bueno, como nunca... Tenías varios de vestidos de fiesta, como el que te había hecho Madamme para la mascarada de Lvneel. Pero ese tenía otro aspecto. Más moderno, quizá.

Saliste al local, mostrando con orgullo el resultado.

- Me queda algo justo en el pecho, y no llevo el sujetador ideal para él. Pero no me queda nada mal, ¿verdad?
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Lun 3 Oct 2022 - 3:54}

 Alzó la ceja algo confusa por las palabras de la rubia. ¿Una blusa verde, famosa? Al menos lo último le sacó una sonrisita, hacer tantas piezas distintas era parte de ella, lo que le llenaba y apasionaba. Era algo que venía de su prosopagnosia, un intento de poder identificar a la gente por la ropa que llevaba. Sabía que era insostenible cuando su negocio creciera, pero siempre mantendría la esencia de una u otra forma.

 No pudo evitar que una risita escapase de entre sus labios al escuchar lo directa que ella. No le molestaba, claro, ni mucho menos, pero le había hecho gracia. “Vaya, misma edad, casi el mismo tipo de cuerpo… y encima me copias los lacitos del pelo. ¿Igual fue por eso que te confundieron conmigo? Te vería por la espalda y se confundiría. Aunque eres rubia, pero en fin.”

 Dejó que fuese a probarse el vestido que le había entregado, pensando en que enseñarle después. Había dicho que quería algo cándido, y luego le había aclarado que fuese más para el día a día. Y cómo no, también tenía ese tipo de prendas. Y más que tendría dentro de poco, era un estilo que triunfaba entre los turista que llegaban en la semana de la moda. Eso y ropa con características especiales, tendría que ponerse a ello.

 Cuándo salió del probador la miró de arriba a abajo, con un ojo profesional—entre otros—fijándose en donde haría falta ajustar. Escuchó sus anotaciones y asintió con la cabeza, acercándose a ella tranquilamente. “Le queda precioso, milady,” bromeó, guiñándole un ojo para hacerlo más evidente y que no se lo tomase a mal.

 “Ahora, si me permites.” Llevó las manos a su cintura, apartando un poco la chaqueta para ver que la cinta le quedara bien. En el pecho no tenía ni que comprobar nada, había que darle un poco más de espacio, luego le tomaría medidas. También revisó los hombro, viendo que también tendría que ensanchar un poco. Era una zona complicada, pero nada que no fuese capaz de hacer con un poco de maña.

 “Te he encontrado algo para usar más normalmente. Aunque la gente te seguirá mirando por la calle, es un conjunto precioso.”

 Y entonces se lo le mostró. Comenzaba con una camiseta gris oscuro de manga larga con cuello v y con bordes rojos en el puño. La tela era algo mas fina en la zona del pecho, por motivos bastante evidentes. Pero llevaba otra pieza por encima, negra y sin mangas, que dejaba un escote, tapado parcialmente por la camisa translúcida. En el cuello llevaba otra pieza del mismo color, que se cerraba creando un diamante junto con el cuello v de la camiseta. Ambas tenían un bordeado dorado que quedaba perfecto con el cabello rubio de Alice.

 “Para la parte de abajo tengo dos opciones, depende un poco de con lo que te sientas más cómoda, son parecidas.”

 Una de ellas era una falda larga, y la otra unos pantalones sueltos, ambas de un bonito tono de rojo y con una especie de pareo del mismo color, que iba atado a la cintura con un accesorio dorado para mantenerlo en su sitio.

 “Espero que te guste. También estaba diseñando algo un tanto más… atrevido. Pero definitivamente no para salir a la calle. Luego te enseño los dibujos, creo que eres perfecta para llevarlo, pero no se si querrías algo así.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Lun 3 Oct 2022 - 16:31}

Bufaste un poco, pero terminaste riendo discretamente. No te gustaba que te vacilaran, pero era demasiado obvio que Ari y tú erais como dos gotas de agua como para enfadarte. Era cierto, incluso, que si bien ella tenía el pelo más largo, ambas llevabais un peinado bastante similar ese día, además de un estilo de ropa semejante. Bueno, todo lo semejante que podía ser. Por momentos dudabas entre si realmente vuestros gustos eran semejantes o solo habías empezado a proyectar la semejanza en todo lo que veías. Sin embargo, tenías la sensación de que en efecto había bastante.

- Seguro que fue por los zapatos -apostillaste. De distinto color pero idéntico diseño, parecía que como mínimo en eso sí teníais un gusto muy parejo. Eso, o un destino muy caprichoso.

Te miraste al espejo del probador. En una segunda visual el vestido no era tan revelador como habías pensado. Los cuchillos despuntaban un poco cuando caminabas, pero no debía ser muy complicado reajustar la muslera una vez vestida para que destacasen menos. El escote era el mayor problema, en realidad, ya que no recordabas tener ningún sujetador que no fuese a verse aunque fuera parcialmente por encima. Tal vez eso significaba que necesitabas hacerte con algo de ropa interior nueva para llevar ese tipo de ropa, pero ya mirarías lencería en otro momento; por ahora tenías que centrarte.

Seguía sin ser un conjunto para todos los días, y a medida que Ari iba haciendo los arreglos más consciente eras de ello. Con la cinta bien ajustada, la chaqueta algo más floja en los hombros y los detalles de oro resaltando más si cabía era fácil darse cuenta de que requería una actitud a la par y un maquillaje a la altura. También unos tacones altos que no podrías llevar durante mucho tiempo sin empezar a resentirte, y... Disimulaste el cosquilleo que te producían las caricias de Ari. Desde siempre tenías el tacto muy despierto, y la atención tan directa te producía un hormigueo extraño detrás de las orejas. Era agradable.

- Bueno, si no queda más remedio... -Te retiraste la chaqueta con cuidado. Los últimos ajustes debía dárselos una vez te hubieses quitado la ropa; no querías estropear las marcas-. Tendré que acostumbrarme a que me miren. -Aunque sabías que muchos lo hacían, nunca te habías acostumbrado.

Te encontró un segundo conjunto. Era sencillamente precioso. Discreto, poco llamativo, pero precioso. Escote en diamante a base de dos piezas de colores distintos, pero no discordantes, y una parte de abajo en un rojo apagado. Cereza, dirías, aunque se acercaba peligrosamente a un granate aborgoñado. La miraste con cierta súplica, sin poder elegir, y le quitaste tanto el pantalón como la falda sin decir nada más. El primero era más útil en general, puesto que las faldas largas para tu tipo de vida eran una molestia en cierto modo. Sin embargo, ¿cómo sacarías de un pantalón los cuchillos? Y más importante aún: Eran demasiado bonitos ambos para rechazar uno de los dos.

Cerraste la cortina, desnudándote cuidadosamente. Dejaste el vestido bien colocado en una percha y te vestiste, de nuevo cuidadosamente para no hacer daño a la prenda. Te quedaba como un guante, en realidad, al menos la parte de arriba. La falda también, y el pantalón sencillamente un poco largo. Así pues, saliste con el pantalón puesto. Para la falda habría más tiempo, cuando los arreglos estuviesen en marcha.

- Si sigues así me voy a dejar una fortuna aquí dentro -comentaste, con una sonrisa-. Yo creo que me queda divino, pero tú eres la profesional. La falda también me la voy a llevar, por cierto, pero creo que no necesita arreglos. -Esperaste a que tomase medidas en el pantalón y rápidamente te cambiaste, sin molestarte en cerrar la cortina del vestidor. A juzgar por sus caderas, en realidad no tenías nada que ella no hubiese visto. O que no tuviera, en realidad. De verdad, ¿cómo podíais pareceros tanto?-. Vale, en cuanto terminemos de mirar lo que necesito te hago de maniquí.

Si bien no te gustaba que te mirasen muy fijamente por la calle, disfrutabas mucho lucirte. Y, para qué mentir, aquellas palabras habían inflado tu ego lo bastante como para convencerte.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Lun 3 Oct 2022 - 22:20}

 Aria reía dulcemente ante sus comentarios, al parecer la rubia tenía algo de sentido del humor. No sabría decir si el más gracioso de ellos, pero lo suficiente como para sacarle una sonrisa. “Es difícil que no nos miren cuándo tenemos este cuerpo de escándalo, ¿qué menos que lucirse un poco?” Llevó las manos a sus caderas, haciendo una pequeña pose orgullosa con una sonrisa en sus labios.

 Mientras esperaba a que se cambiase, le dio tiempo de ir a buscar otro conjunto, además de los dibujos de su proyecto, claro. Mientras la tocaba antes para ajustar el vestido, había podido notar que tenía unos brazos bastante fuertes. Así que le consiguió algo más cómodo y simple, sin perder ese toque noble que le quedaba tan bien a Alice, claro. Pero un conjunto para poder moverse fácilmente si las cosas se ponían feas. No sabía si se metía mucho en problemas, pero un mundo en constante conflicto siempre era útil tener prendas así en el armario.

 Era una camiseta de manga larga y suelta, con una pequeña cuerda cerrando en la muñeca para darle un estilo más inflado. Por encima una pieza roja, el color estrella del día de hoy. Tela fina, manga corta y suelta, y con bordeado y detalles dorado. En la cintura, una especie de corsetería—aunque no exactamente—de cuero, y una cinta de un marrón mas clarito por encima, con una bolsita para guardar cosas. También tenía otras cintas anaranjadas, que no estaban en la prenda de por sí, pero podían usarse para enganchar más cosas a la cinta. Pantalones ajustados de ese mismo color, con una cinta con otra bolsa más pequeña a la altura del muslo, bastante discreta. También tenía preparadas unas botas de cuero de un color parecido, bastante elegantes.

 Vio salir a la mujer, volviendo a mirarla de arriba a abajo. Este conjunto parecía quedarle mucho mejor que el anterior. Aunque claro, lo había diseñado con sus medidas, y teniendo cuerpos tan parecidos… “Estas preciosa, Alice, te queda genial.” En cualquier casó, tomo las medidas para ajustar un par de cosas, y pasaron al siguiente.

 Escuchar que le había interesado su propuesta sobre el vestido en que estaba trabajando le hizo muy feliz. Contuvo sus grititos de emoción y le entregó lo que había buscado para ella. “No se como es tu vida, pero estoy segura de que te vendrá bien en alguna ocasión. Y en cualquier caso, es precioso.”

 Mientras se desnudaba, no pudo evitar fijarse en ella. El cuerpo de Alice era, a excepción del pecho, una réplica exacta del de Aria. Incluso cuando le estuvo tomando medidas habían coincidido en tantas cosas que daba miedo. Entró con ella en el probador, con la intención de compararse con ella en el espejo, pero entonces notó que había algo más fuera de lo normal. Tuvo que concentrarse y fijarse muy bien para darse cuenta, yendo poco a poco. Pero la nariz, los labios, las proporciones de la cara… todo era idéntico menos el color de sus ojos. Tuvo que tomar aire, sentándose en el banquito que había para poder cambiarse cómodamente, y levantó la cabeza para mirar a Alice.

 “E-eres yo. ¿No lo estoy imaginando no? No solo tenemos el mismo cuerpo, también la misma cara. ¿Te habías dado cuenta desde el principio? Bueno, sí, claro, no estas ciega… ¿Por qué no me dijiste? Sabes que no puedo diferenciar caras. Bueno no, no lo sabes, pero, pero…” Estaba bastante nerviosa, más de lo que debería, ni siquiera era para tanto. Pero le había pillado por sorpresa y se le habían cruzado un poco los cables. “P-perdón.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Mar 4 Oct 2022 - 0:43}

Parecía muy divertida con la situación, hasta el punto de seguir extendiendo la broma a medida que tú se la seguías. Tú no eras la clase de persona que se lucía, de hecho era algo que te solía poner nerviosa. Si bien no tenías miedo escénico tu timidez te impedía disfrutar de las miradas hambrientas de algunos, envidiosas de otros y curiosas de otra tanta gente. Solías acabar ruborizada, caminando más deprisa para llegar antes adonde quiera que te dirigieses, evitando las multitudes para huir de los ojos más indiscretos. Que Ari, por mucho que tuviese un cuerpo idéntico al tuyo, fuese tan alegremente luciéndolo, de pronto te provocó u extraño clic en la cabeza. En cierto modo iba por ahí exhibiendo tu cuerpo. Aunque a decir verdad de compartir tantos rasgos con una persona te alegrabas de que fuese una diseñadora de moda y no una criminal buscada.

- En ti se ve especialmente natural. -Te daba un poco de envidia. En cierto modo estabas segura de que Ari había pasado por una infancia más complicada que la tuya, pero al mismo tiempo tú carecías de las habilidades sociales básicas que ella parecía dominar por completo. O, por lo menos, creía dominarlas. Ya te llevaba una impactante ventaja-. Ojalá nos pareciésemos aún más.

Tu vida había sido fácil. Rodeada de cuidados, pese al dolor constante y el apenas moverte habías acabado bien. Sin embargo apenas habías salido de tu casa hasta una edad muy avanzada y todas tus relaciones eran con sirvientes. Tu mejor amiga, Eli, hija del ama de llaves. Su prometido, sobrino del jefe de la guardia. No recordabas más amistades íntimas. Además... Si bien sabías que eras atractiva, seguías sintiéndote muy vulnerable cuando alguien te miraba detenidamente. Bastaba que alguien como Joseph, pero con peores intenciones, se fijase en ti y estarías en un apuro. Te miraste los dedos antes de cambiarte una vez más. Eras frágil. Lo sabías. Ser tan consciente de ello a veces te carcomía. Otras, te hacía rozar la paranoia.

El siguiente modelito era práctico. Elegante camisa bajo cinturón encorsetado y cubierta roja, con mangas anchas cerradas sobre la muñeca con cinta. Dejaste que te vistiera en esa ocasión, si bien los pantalones te los pusiste tú misma, y tan solo disfrutaste mientras el look se iba completando poco a poco. Al final estabas radiante, preciosa, increíble...

- Sé de alguien a quien le encanta este estilo -dijiste, sonriente-. Parezco una piratilla, ¿no crees?

No supe para quién iba la pregunta, pero asentí para que lo vieras en el espejo. No podía ocultar mi simpatía hacia esas prendas; si bien estabas demasiado femenina y yo no llevaría jamás algo que marcase tanto el pecho. Pero lo cierto era que aquel aspecto un tanto informal nos sentaba bien. Tenía su propia elegancia, y sobre todo era muy práctico.

- Miles no me lo perdonaría si dejase pasar este conjunto -comentaste, encogiéndote de hombros-. Este también nos lo lleva... ¡¿De verdad no te habías dado cuenta?! -chillaste con ella-. ¡Pensé que me estabas tomando el pelo! -¿Cómo podía no haberse dado cuenta? Aun si le era difícil diferenciarlas, era la suya propia-. Lo siento -terminaste por decir, casi al unísono con su disculpa-. Lo siento -repetiste-. Estaba muy confusa al principio, pero parecía tan natural para ti...

Entonces ataste cabos. Al menos, de una manera retorcida, ataste cabos. La blusa verde te había parecido una sencilla blusa, pero seguramente Ari viera detalles que tú ignorabas. Por otro lado, no había dos prendas iguales. Entallado personalizado, atención al detalle... Se volcaba en su trabajo como forma de sanar el trauma, quizá, o lo usaba para reconocer a la gente. Quizá ambas. Quizá la loca de la blusa no estaba tan loca.

- No tienes tanta cara de niña como yo -dijiste-. Tus facciones son más afiladas; más adultas. Pero bueno, creo que habías prometido enseñarme tu obra maestra, ¿no?

Y luego, seguirías probándote más ropa hasta renovar casi por completo el armario.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Mar 4 Oct 2022 - 19:39}

 Aria ayudó a Alice a cambiarse a este nuevo conjunto, dejándose que se pusiese de pie y diera un par de vueltas para comprobar lo bien que le quedaba. Mientras se lo ponía había ido tocando y comprobando donde serían necesarios unos ajustes, y viendo que se iba a olvidar con tanto vestido, fue a por una libreta para apuntarlo todo.

 “¿Tu amigo Miles es el piratilla? Y le queda de lujo, milady.” No sabía por qué había asumido que era amigo suyo. Tal vez era familiar, o su pareja. Pero bueno, ya lo había dicho.

 Entonces escuchó el gritito de la rubia mientras hablaba. Como era más que evidente, aún si había tardado varios segundos en procesarlo, se había dado cuenta desde el principio. Era un poco estúpido—bueno, muy estúpido—pero por alguna razón a veces asumía inconscientemente que todos tenían su mismo problema. Aunque bueno, para ser justos era dificil de imaginar el poder diferenciar caras y voces cuando no lo había podido hacer nunca.  Supongo que es parecido a lo que sienten los ciegos de nacimiento…

 “Perdona… Pero tengo una enfermad que me imposibilita reconocer las caras de la gente. Y las voces. Eso explica muchas cosas de mi tienda, ¿no crees?” Dijo intentando sobreponerse a sus nervios con una sonrisa tímida. “Prosopagnosia se llama. No se quien fue el listo que le puso un nombre tan raro.”

 Tras escuchar sus observaciones sobre esas diferencias más sutiles que no podía identificar ni estando a su lado en un espejo, llevo las manos a su rostro. Pudo sentir lo suave que era la piel de Alice—bastante parecida a la suya, de hecho—y le acarició las mejillas suavemente, recorriendo el contorno de su cara con las manos. Luego hizo lo mismo con la suya propia. “Tienes razón,” remarcó. “No se ni en que pensar cuándo hablas de cara de niña, pero si que hay pequeñas diferencias sutiles. ¿Seguro que no eres mi gemela perdida, que fue robada tras nacer y criada en la selva, para luego acabar escapando, entrenando y haciéndose cazadora para ir a matar a los ladrones de bebes y encontrar a sus padres y a su querida hermanita?” Evidentemente era broma, pero se le había ido un poco la cabeza. “Igual me he pasado un poco, ¿no?”

 En cualquier caso, siguieron buscando y tomando nota de varios vestidos, hasta que fue a por el block de dibujo donde había estado diseñando su próximo vestido. Se lo enseñó a Alice con una sonrisa de felicidad y orgullo por su trabajo en el rostro, señalando la página.

 “El concepto es el mismo, pero estoy dudando entre dos estilos. Cualquier cosa se puede ajustar, por supuesto, estamos a tiempo, así que solo tienes que decirme.” Había unos cuantos dibujos, con los dos estilos en varios ángulos y poses. Ambos consistían de unos zapatos de tacón dorados y unan medias por encima de las rodillas en una sola de las piernas. Estas últimas eran ligeramente diferentes. En el modelo de la izquierda tenían un toque un tanto más atrevido, y en de la derecha era mas lindo y elegante.

 La parte de arriba de ambas eran la parte más picante. Negra, parecida a los bañadores de una pieza, pero con muchos mejores materiales y sin conectar en los hombros. Ajustada, resaltando los pechos, la cintura y las caderas, y dejando las piernas totalmente desnudas a excepción de las medias en una de ellas. La diferencia entre los dos modelos era más notoria aquí. El de la izquierda dejaba mucha más piel al aire, añadiendo solo una manga negra ajustada en el brazo contrario a la pierna con las medias. El de la derecha tenía una seda negra translúcida de puntitos por debajo, además de unas mangas super elegantes en cada brazo. Y a diferencia de la otra, con los puños más sueltos. En ambas, todo estaba lleno de detalles y piezas doradas. Para terminar, también había dibujado una especie de tiara negra, aunque no estaba segura de si la fabricaría o no. Eso era decisión de Alice.

 “¿Qué te parece, te gusta? Se que es muy atrevido, pero creo que estarías preciosa. Y perdona, pero llevo tiempo sin hacer una pieza así, estoy emocionada.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Mar 4 Oct 2022 - 22:34}

- Miles es mi hermano pequeño -dijiste. Un poco ofensivo, dado que técnicamente tengo la misma edad que tú, pero agudo-. No le gusta nada parecerse a mí, así que se viste... Bueno, demodée. -Ahí habías ido a doler. Pude verlo en tu sonrisa maliciosa-. Prefiere llevar ropa de este estilo. Curiosamente, no le importa que yo intente parecerme a él. -Te diste la vuelta para poder apreciar la espalda del conjunto-. Yo lo luzco mejor, sin ninguna duda.

Habría que debatir eso. Sobre todo por el hecho de que teníamos el mismo cuerpo. Sin embargo, estaba demasiado centrado en atender a Ari. Y, para qué mentir, en disfrutar de sus caricias por la cara. Parecía que le resultaba más sencillo percatarse de las diferencias entre rostros a través del tacto, aunque me costaba imaginar que esa dolencia existía. A ti también, que no podías dejar de mirar con ojo crítico cada uno de los movimientos que hacía su mirada, más curiosa que escéptica. Al fin y al cabo, ¿por qué iba a mentir a una desconocida sobre sus dolencias? Aun si erais una el reflejo de la otra, no había nada más que os relacionase. Bueno, que nos relacionase. Me guste o no, estaba en el ajo.

- Casi todas, sí. -Echaste una nueva visual a tu alrededor-. Y... No sé si robada o no, pero criada en English Garden, en el North Blue y... -Arqueaste una ceja. Menuda película se había montado en un momento-. Puede que sí sea cazadora, ¿cómo lo has sabido?

Seguramente formaba todo parte de la historia que había hilado por sí misma, pero al mismo tiempo sentías no poca curiosidad acerca de su sagaz insinuación. Tratabas de aplicar constantemente aquel consejo que te habían dado en Cactus Island de que el cazador más exitoso era el que no parecía uno, y que una modista cualquiera pudiese detectar tu oficio hacía que cualquier maleante fuese sospechoso de percatarse también. Vale que había estado a centímetros de tu cuerpo para ver la marca en el brazo -que pronto taparías con tinta- y tocado lo suficiente como para darse cuenta de tu firmeza. También estaba la muslera de los cuchillos, tirada en el suelo, ya que no podrías haberte puesto los ceñidos pantalones con ella ahí. Sin embargo, ¿tan raro era que una chica fuese armada por si acaso? No había muchas mujeres armadas por ahí, pero en realidad tampoco muchos hombres. Como mínimo, te diste cuenta, delataba que te movías por ambientes peliagudos.

Aunque eso no podía saberlo sin ver los cuchillos, así que respiraste tranquila. Sin embargo, tenías curiosidad. Tanto por ella y su enfermedad como porque tuviese la misma edad que ella. Tu padre había viajado mucho con la armada de English Garden mientras te gestabas en el vientre de tu madre, con lo que lo de hermanita era hasta cierto punto plausible. Había una ventana de tiempo demasiado ajustada, pero que fuese improbable no lo hacía imposible.

En cualquier caso seguiste dejándote guiar por Ari y sus consejos, por la ropa que te ofrecía y por el buen gusto que pese a su problema parecía demostrar. No tardasteis mucho en tener una pequeña montaña de prendas que necesariamente debías llevar contigo y un muy pequeño montón de ropa que te ibas a llevar también, pero te gustaba fingir que no te habías enamorado de hasta la última prenda. Además, la cercanía de la modista parecía invitarte a gastar más alegremente.

- Lo necesito -terminaste diciendo viendo los patrones, antes de abrir los ojos como platos al ver los muslos desnudos-. Igual me he precipitado -corregiste-. Creo que debería esperar a verlo terminado.

Señalaste la versión elegante, con transparencia en vez de escote recto y dos mangas. No entendías el por qué de una sola media, pero tampoco ibas a preguntar. Le habías dicho que querías empezar a alejarte de la candidez de tu vestuario y, aunque con aquello se lo estaba tomando un poco a la tremenda, la verdad era que en general el vestido era precioso.

- No te voy a mentir, lo que más me atrae de él es saber que lo vas a trabajar directamente sobre mí. -Te gustaban las atenciones-. Pero es impresionante. Lo quiero.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Miér 5 Oct 2022 - 0:25}

 “Oh, una pena, yo nací aquí en Water 7. Aunque bueno, mi madre era un poco… suelta, digamos. Embarazo no deseado con a saber quién.” No era algo bonito no conocer a su padre, pero con todos los problemas que tenía, ese no era uno que le quitase el sueño. Al final había conseguido abrir su tienda y era feliz, ¿qué importaba quién fuese su padre?

 “A ver, teniendo en cuenta todos los vestidos que has comprado… O eres una niña rica o cazadora, la Marina y la Legión no cobran tanto. Y pirata ya quedó claro que no eras por tu comentario. Y bueno, te ves demasiado fuerte como para ser la mimada de la familia. Aunque para que mentirte, también un poco de potra, lo dije un poco por decir algo en mi historia inventada. Pero la verdad es que ahora que lo pienso, tiene bastante sentido”

 Aria miró a su clienta con una sonrisa, todo esto ayudaría mucho a que su ropa se viese por el mundo. Y como no, el dinero también era importante, podría usarlo para comprar materiales más caros y poder preparar cositas interesantes para la semana de la moda. Definitivamente pondría todo su esfuerzo y alma en hacerle el último vestido a medida, si aceptaba, claro.

 También se pudo fijar en cómo intentaba disimular, creando un segundo montón de ropa. Pero no era idiota, este era su trabajo. Sabía perfectamente cuándo a alguien le encantaba una prenda, y Alice no paraba de mirarlas disimuladamente. Y bueno, ella también había hecho lo mismo muchas veces cuando era una niña.

 Finalmente le mostró el proyecto al que tantas ganas les tenía, y tuvo que aguantar las ganar de gritar de la emoción al ver que le había gustado. Ahora mismo estaba eufórica, terriblemente feliz, tenía a la persona perfecta dispuesta a llevar uno de sus mejores vestidos. O bueno, el que sería uno de sus mejores vestidos. Y además directamente sobre ella, pudiendo tomar medidas y ajustes perfectos. Nunca había trabajado así, siempre lo hacía sobre maniquíes, pero eso solo le daba más ganas. Aunque claro, tendría que comprobar que  realmente estuviese dispuesta a ello. No era lo más divertido del mundo precisamente, y llevaría bastante tiempo.

 “No me malinterpretes, me haría super feliz trabajar sobre tu cuerpo. Pero es una pieza delicada, llevará bastante tiempo. Probablemente nos tiremos hasta bien caida la noche, y no puedo prometer poder terminarlo hoy. Espero que te hayas traído la Nentendo Den Den Sushi. Y no te preocupes por buscar una posada, a mi clon le puedo dar donde dormir esta noche. Vivo aqui arriba.”

 Por suerte, justo antes de que llegara Alice, había ido a comprar materiales, así que lo tenía todo listo. Caminó hasta su estudio felizmente, indicándole que le acompañase. “Voy a tomarte medidas para este vestido, hasta ahora solo he estado mirando ajustes,” dijo con una dulce sonrisa en su rostro. Tomó una cuerda fina, atándola alrededor de su cintura. Esta se usaba para ayudar con varias medidas. Luego sacó la cinta métrica e hizo su trabajo tranquilamente, apuntando todo en un papel.

 Intentó buscar algo con lo que darle conversación. Después de todo, estarían aquí un buen rato. “Dime, ¿cómo es eso de ser cazadora? Cómo puedes ver, me gusta hacer ejercicio cada día y mantenerme en forma, pero si tuviera que pelear… digamos que no saldría muy bien parada.”

 Y mientras charlaban, sacó sus reglas y herramientas, y comenzó a preparar los patrones.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Jue 6 Oct 2022 - 0:58}

Improbable, pero plausible. Con cada detalle que ibas conociendo seguía teniendo sentido que tu padre también fuese el suyo, si bien estabas segura de que sería una coincidencia increíble. Casi tendría más sentido la idea de las gemelas separadas al nacer o, como muchas veces tratabas de aplicar, la explicación más sencilla: Simple y llana casualidad. De todos modos, y dado que no pensabas ponerte en manos de un científico loco o un médico sin escrúpulos, decidiste aceptar la fantasía de que estabas frente a tu hermana perdida. Yo tenía otra, aunque era más perversa.

- En realidad soy ambas cosas -admitiste-. Bueno, era una y soy otra. Un día decidí que quería ser libre, cogí un barco y... Aquí estoy. -Decidiste que lo mejor era obviar todo el tema de que el viaje empezaba huyendo de un matrimonio. No era una forma muy digna de iniciar una historia, al menos para ti-. Algún día volveré a English Garden, sentaré la cabeza y me dedicaré a vivir de rentas, supongo. Cuando haya explorado el mundo entero, y dibujado hasta la última de las costas del mar. Quizás.

Había muchas cosas que querías hacer antes de volver a casa. Tenías asumido que en algún momento querrías regresar -la idea de casarte y tener hijos no te desagradaba; solo te desagradaba el hacerlo por obligación y querías hacerlo en tus propios términos-, aunque cada vez ibas alargando la lista de cosas que hacer antes. Al principio había sido recorrer las islas por las que tu padre había pasado, después cartografiar las islas desconocidas, más tarde crear la enciclopedia más completa del mar y lo último había sido adueñarte del One Piece capturando al Rey de los piratas. Seguramente no llegases a cumplir con eso último, pero creías que tal vez antes de los treinta -casi el doble de edad que la de tu madre cuando te engendró- era un buen momento. Quizá algo más tarde, muy improbablemente antes, pero quién sabía. Tú, desde luego, no.

Tampoco querías.

- Preferiría que me llamases hermana -sugeriste- en vez de clon. Es un poco menos impersonal, y aleja fantasías de según qué pervertidos. -No, no lo hacía-. Además, hasta donde yo sé, podría ser cosa de mi padre. O de alguno de sus hermanos, en realidad. Las fechas cuadran.

A veces eras un poco bocazas. ¿Cómo esperabas que se tomase aquello? Te encogiste de hombros frente al espejo, con una sonrisa cándida que sabías no podía engañarme. ¡Te hacía ilusión! Querías que lo fuese, o por lo menos que le pareciese una idea real. Echabas de menos tener familia, o algo parecido a ello. Desde la muerte de padre y madre habías descubierto cosas que te generaban sentimientos encontrados, pero los recuerdos eran recuerdos. Habías sido feliz cuando tenías familia, de un modo que nunca habías experimentado más adelante. Con Illje, quizá, aunque de una manera distinta, habías llegado a algo más intenso, pero la relación con la conejita era tan voluble como vosotras mismas y no sabías siquiera cómo calificarla.

Le pediste un momento cuando echó a caminar, cerrando la cortina que os separaba. Para lo que estabas a punto de hacer estaba bien mantener la decencia antes que la improvisada confianza. Te quitaste la ropa que te estabas probando y miraste el cómodo conjunto de lencería que llevabas. Casi infantil, en realidad, estiloso pero básico. Ropa práctica, por si tenías que cazar en algún momento. Te la quitaste y sacaste del bolso un conjunto de lencería de encaje y transparencias, hecho en tela sin ninguna clase de relleno. Translúcido y ajustado, apenas resultaba opaco en los límites de la desnudez. No aplacaba fantasías, pero en tu mente estaba que semejante conjunto iba a ser tan ajustado e iba a exigir una ropa interior tan específica que necesitabas darle las medidas más realistas que pudieses. De ese modo podría medir de forma precisa la caída en lágrima de tu busto y ajustar como más desease el escote teniéndolo en cuenta.

Una vez estuviste preparada respiraste hondo diez veces, aplacando los nervios. Nunca se iban a la hora de exponerte así. Cogiste ambos montones de ropa para cubrirte lo más que podías y abriste la cortina, siguiéndola paso a paso hasta el estudio. Tardaste en dejar la ropa sobre una mesita apartada, y esperaste sus primeras órdenes hasta que terminó por llegar la pregunta. La pregunta.

- Si quisieras cazar solo tendrías que aprender a manejar bien un arma -comentaste-. Pelear es de fanfarrones, los cazadores acechan y neutralizan; a veces, matan. -Tu mirada se ensombrecía un poco cuando lo explicabas-. Yo ni siquiera sabía pelear en condiciones cuando decidí dedicarme a esto, solo tenía conocimientos básicos de anatomía y había dado unas pocas clases de kick boxing. Con el tiempo aprendes que pelear en realidad es solo buscar la forma más segura de neutralizar a un objetivo que intenta matarte. Es... Peligroso. -Lo era. Sonreíste-. Pero también es emocionante. Y lucrativo. En una semana puedes ganar para años de explotar modistas en Water Seven, y viajas por el mundo. También haces del mundo un lugar mejor. O, por lo menos, me gusta pensar que lo haces mejor. Si no tal vez no fuese capaz de ponerme frente a asesinos sin temblar. -En realidad seguías temblando muchas veces. Disociando no tantas-. ¿Y tú? ¿Cómo se siente tener un trabajo normal y sin peligros? No me malinterpretes, yo solía gestionar viñedos, pero ya es un recuerdo lejano.

No tan lejano como desearías, en realidad.

- Por cierto, ¿podrías conseguirme una tiara a juego? -preguntaste-. Si voy a ser una killer queen, necesito mi corona.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Jue 6 Oct 2022 - 22:52}

 “Me estoy empezando a asustar, primero encuentro a mi hermana perdida y ahora acierto lo que hace de pura casualidad,” bromeó con una dulce sonrisa, de alguna forma, sentía que la conocía desde hace mas de un par de horas. “Oh… Si mi madre se acostó con un señor rico de English Garden… buen ojo. Y qué sueño más interesante, debe de ser precioso viajar así por todo el mundo. Aunque igual de peligroso.”

 Por su parte, eso de viajar aún le quedaba bastante lejos. Aún tenía mucho que crecer y aprender como diseñadora de moda antes de dar el salto y comenzar a abrir tiendas por todo el mundo. Pero también tenía las cosas bastante claras. Una parte de ella sentía terror por los peligros del mar y del mundo en sí, pero sus objetivos estaban por encima de todo eso.

 Alzó una ceja ante el comentario de Alice. ¿Acaso había alguien espiándoles por el escaparate? Miró un momento hacia atrás, y no, no había ningun pervertido al acecho. Así que miró a los ojos a la rubia algo confusa. “¿Qué? Ni que nos estuviese viendo nadie. Pero si quieres, yo encantada. No quería referirme a tí como hermana así como así. Por si te incomodaba, claro.” A ella, desde luego, no. De hecho, le hacía bastante feliz. Tenía sus amistades y sus relaciones, claro, pero siempre había sido eso única, así que se sentía bastante cálido, aún si solo era fruto de la mas absurda casualidad.

 Dejó que se preparase, no sabía que necesitaba hacer, pero no preguntó. Esperó tranquilamente, y vio como salió del probador, tapándose con montones de ropa y siguiéndola hasta el estudio. Cuándo se dejó ver para que pudiese tomarle las medidas, lo que vio le pillo un poco por sorpresa. ¿De donde demonios había sacado eso? En realidad era bastante obvio, no había muchos sitios donde poder guardar algo así, pero no se esperaba que llevase algo así encima.

 “¿Llevas lencería de encaje en el bolso, venías con ganas de marcha o qué? Mañana puedo presentarte a algún chico mono si quieres eh. Te queda espectacular, volverías loco a cualquiera. Aunque claro, era de esperar teniendo mi cuerpo, ¿no?” Le guiñó un ojo mientras reía dulcemente, tomando las medidas y cogiendo sus reglas para comenzar con el patronaje.

 Cualquier otra persona habría notado el cambio en su mirada mientras hablaba, pero para Aria… bueno, era complicado. No tenía nada en contra de que se matasen a criminales, aunque prefería que la violencia ocurriese lo mas lejos de ella posible. Algo bastante complicado en este mundo, la verdad.

 “No te voy a mentir, soy bastante miedosa. El peligro me paraliza. Y se que debería hacerme más fuerte, entrenar un poco para poder defenderme a mi misma. Pero todo mi tiempo lo estoy volcando en la tienda. Para mí es lo que está por encima de todo.” Suspiró. “Una excusa un poco torpe, ¿no? Lo que haces en encomiable a su manera. Aunque debe ser duro. Nadie es perfecto y todos somos unos hipócritas. Pero no me voy a poner a filosofar sobre el significado de la justicia ahora.”

 Realmente era complicado. Los jueces no eran perfectos, y el juicio del gremio y de los que ponían todas esas recompensas tampoco lo era. ¿Cuántos inocentes habían muerto injustamente por estos fallos? O peor, por las mentiras y la manipulación de la verdad. Prefería no pensar en ello, no era su trabajo. Ella solo era una simple modista.

 “Es… raro. No pasan dos semanas sin que pase algo en la isla, y eso que es relativamente segura con muchas otras partes del mundo. Al menos los criminales no suelen elegir una tienda de ropa para atacar. Suelen, alguna vez ha ocurrido, pero bueno. Aquí sigo, ¿no?”

 Terminó de preparar los patrones y se puso a recortarlos tranquilamente, dejando algo de espacio para retocarlos después. Por motivos evidentes, no podía ponerse a clavarle alfileres y a cortar sobre su piel, tenía que buscar un punto medio. Cuándo terminó de prepararlo todo para la primera pieza—la camisa de seda negra translúcida con puntitos—colocó los patrones sobre el cuerpo de Alice, tocando con delicadeza y anotando con un lápiz donde tenía que seguir recortando.

 “¿Una tiara? Estaba en los dibujos que te enseñé,” dijo felizmente, dejando los patrones en la mesa, cogiendo el cuaderno con el diseño para volver a enseñárselo. Y no es mi especialidad, pero también trabajo con metales. Así que no te preocupes por eso, hermana.” Aún se le hacía un poco raro llamarla así, no estaba acostumbrada. Y la conocía desde hace nada, era cuanto menos extraño. Pero no le desagradaba, ya se acostumbraría. “Curiosamente, me chocaba menos llamarte milady.”

 Terminó de ajustar los patrones con las marcas que había hecho, y volvió a compararlos directamente contra su cuerpo. Repitió este proceso varias veces, hasta que estuvo satisfecha, y entonces lo llevo a la seda, preparando todas las piezas que formarían la camisa. Ahora le quedaba un buen rato de trabajo más repetitivo. Cosía a mano, así que estaría un buen rato, pero le gustaba el resultado que dejaba. Más en materiales tan delicados.

 “Oye Alice. ¿Cómo te llevas con tu hermano Miles? ¿O tienes más? Yo siempre he sido hija única. Sorprendente, teniendo en cuenta la incapacidad de mi madre para usar condones.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Vie 7 Oct 2022 - 0:06}

- Puede ser peligroso -concediste-, pero todos los cambios lo son en cierta manera. Con el tiempo te ganas algunas cicatrices -acariciabas tu antebrazo mientras lo explicabas- y otras sencillamente te rompes un poco por dentro. Tanto la Marina como la Legión te ven como una perra sin lealtades, un mal menor al que sacar un poco de provecho y usar como carne de cañón. Algunos soldados ni siquiera disimulan su animadversión; confunden a los cazadores con mercenarios. Es normal, en cierto modo, ya que muchos cazadores hacen también pinitos en el mundo del crimen como matones o al servicio de señores del Bajo Mundo. No puedes confiar en nadie, o casi nadie, porque cualquier compañero de oficio es también tu competencia. Aparte, si mides mal a tu objetivo o no planificas el ataque suficientemente... Quién sabe lo que te podría pasar. -Te encogiste de hombros-. Visto así parece demasiado peligroso. Quizá es que estoy yo un poco loca; es una vida que me gusta: Me pone a prueba. Constantemente. Mejor en combate, planes más completos, contingencias más elaboradas... Todo tiene que funcionar como un reloj. Es perfecto.

Le extrañó tu comentario. Sabías que ella no podía verme, aunque no habrías esperado que se tomase una frase tan abstracta como un riesgo concreto. Casi te dio pena cuando volteó hacia el escaparate, y te reíste un poco cuando mencionó en voz alta que no había nadie mirando. Tú, al contrario que ella, sabías que siempre había alguien mirando. Convivías con ello, a diario, y hasta te habías acostumbrado a los comentarios que a veces me esforzaba en hacer penetrar tu mente. No siempre era fácil hablarte sin usar tu voz, tenías una gran fortaleza psíquica, pese a todo. Cuanto más integrados estábamos, más se separaban nuestras consciencias. Aunque también, más se aunaban nuestros sentidos.

- Como mínimo compartimos muchos rasgos -comentaste-. O somos familia o casualmente el mundo consideró oportuno una Alice de repuesto. Para mí eso es más que suficiente para darle una oportunidad a la idea.

Te cambiaste. La seguiste. Te ruborizaste. Siempre llevabas un conjunto de recambio en el bolso por si pasaba cualquier cosa, y evitabas con todo tu ser que compartiesen estilo la ropa que llevabas y la que guardabas. Que Ari creyese que estabas lista para la acción en ese momento te hizo sentir avergonzada. Utilizabas encaje más a menudo de lo que sería oportuno reconocer, muy pocas de esas veces persiguiendo darle un placer anónimo a tu cuerpo. No eras esa clase de chica. Ni de persona. ¿Que yo qué? Bueno, sí; yo era algo más suelto. Pero igual era ya hora de que pasases página con lo de Ely. También es mi cuerpo, ¿sabías?

- No... No es por lo que tú crees -farfullaste-. Me gusta la ropa cómoda. Pero cuando tengo que estar mucho rato desnuda no me gusta parecer una colegiala.

Se notaba que mentías. Efectivamente llevabas esa ropa por si en algún momento pasaba algo que valiese la pena, aunque sobre todo la llevabas por si acaso. Era un conjunto perfecto para combinar con el vestido de lana que levabas también en el bolso, largo solo hasta los muslos y partido por un cinturón de cuero marrón chocolate. Si manchabas tu ropa, como había sucedido en Lvneel con Momojiro, y tenías que cambiarte, no querías que la silueta de la ropa interior -de quedar por pura casualidad limpia- se marcase bajo el vestido. Pero sí, además de las compras te gustaba ir lista para todo.

Preferiste, solo por si acaso, no intentar decir nada más al respecto y te dejaste llevar por el hormigueo de Ari tocando tu cuerpo. Se te erizó ligeramente el vello mientras dibujaba sobre los patrones contra tu cuerpo. Estaba preparando la cobertura transparente y te hacía algo de cosquillas en el pecho. Te hicieron sonreír un poco, más por agrado que por risa, y tuviste que pelear por no arquear la espalda cuando tomó medidas para el arete del cuello. Por un segundo deseaste que no fuese idéntica a ti; que fuese Illje, por ejemplo, dándote un beso mientras te rozaba con los alfileres. Uno rápido.

Sin embargo, la idea murió en tu cabeza y recuperaste la compostura tan rápido como pudiste. Eras demasiado sugestinable. Demasiado sensible. Una parte buena de tus huesos de cristal, solías decirte, aunque en ese momento todo se volvía un tanto violento.

- Miles... No, es el único hasta ahora. -Buscaste mi mirada en un espejo cercano, pero no estaba en el ángulo correcto-. No creo que haya más, tampoco. Mis padres murieron hace más de ocho años ya. Es rubio, de larga melena, un poco afeminado -te mato- y viste ropa ancha. Salvo los pantalones; está muy orgulloso de su trasero. Es bajito... Y un poco gruñón. No hablamos mucho, aunque nos entendemos bien. Y siempre está cuidando de mí. No seguiría viva de no ser por él, de hecho. Siempre está ahí para ayudarme cuando lo necesito. Aunque... -Mirabas al espejo. Sabía que me mirabas a mí, pero era casi graciosa la perspectiva cuando me la imaginaba-. A veces la caga. Actúa sin preguntarme; en Hallstat me arruinó la noche que iba a tener con un caballero increíblemente guapo.

No hacía falta que sacaras a Velkan. Aunque, por lo menos, era la primera vez que no me matabas con la mirada al hablar de ese tema. Eso estaba bien.

- ¿Cómo es que el miedo te paraliza? -A ti también te pasaba, a veces-. Pareces lista, y eres atlética. No debería costarte defenderte. O huir. Es más, ¿quién podría querer hacerle daño a la única persona en el mundo casi tan guapa como yo? -Le guiñaste un ojo, sacándole la lengua. Cosas de hermanas.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Vie 7 Oct 2022 - 23:14}

 Aria ladeo la cabeza al escuchar a su… hermana. Aún no se acostumbraba a eso. Escucharle hablar sobre su vida como cazarrecompensas fue interesante. Aunque definitivamente estaba muy lejos de ser algo para ella. En parte por su propio miedo, por peligros que no se veía capaz de afrontar, en otra parte porque su trabajo ya chupaba todo su tiempo, y por último, lo más importante. Porque no quería acabar llena de cicatrices. No era algo que le desagradase en otras personas, más que nada por su significado. Pero en ella… era demasiado delicada para esas cosas, solo le harían sentirse cohibida cuando se desnudara delante de alguien.

 “Vaya, parece que mi hermana es valiente. Y eso no significa no tener miedo, por sí acaso. You’re quick with a quip, como dirían en English Garden. O no, lo leí en un libro de fantasía, el mundo se llama Inglaterra, ¿bastante parecido el nombre, no? Aunque espero que en tu ciudad se coma mejor que en el mundo del libro.”

 No pudo evitar soltar una risita cuando vio su cara y su respuesta cuando le preguntó sobre la lencería de encaje. Asintió con la cabeza, mientras seguía preparando sus cosas. “Nah, no diría que pareces una colegiala. Aunque claro, es fácil hablar cuando apenas puedo reconocer tu cara. Hay muy pocas expresiones y detalles faciales que soy capaz de captar sin estar concentrándome en eso específicamente.”

 Sonrió por las reacciones de Alice ante su tacto y sus roces mientras que iba probando los patrones contra su cuerpo. No podía culparla, ¿A quién no le gustaba que le atendiesen así de bien? A ella desde luego sí que le resultaba agradable. También se fijo en que miraba bastante al espejo. ¿Estaría avergonzada por la lencería? ¿Quería ver perfectamente como trabajaba sobre ella?

 “Vaya, parece que te estés describiendo a ti misma pero en hombre,” dijo riendo dulcemente, imaginándose la escena en su cabeza. Que las caras fueran borrosas lo hacía aún más extraño. “Falta que tenga nuestra misma edad y confirmamos que somos tres mellizos. Sería gracioso estar los tres a la vez en el mismo sitio, más de uno de mis conocidos se sorprendería.”

 Lo último no fue tan bonito. Siempre daba rabia que te arruinasen una buena cita. Pero bueno, al final siempre había más oportunidades. “Una pena eso, pero estoy bastante segura de que tienes pocos problemas para ligar. Eres preciosa, divertida, también pareces una persona inteligente… Cómo tu querida hermana, vamos,” bromeó mientras le guiñaba un ojo felizmente. A pesar de estar trabajando, se lo estaba pasando bien. Aunque claro, esto era su pasión, tampoco era sorprendente.

 Después de un buen rato cosiendo, termino de preparar las tres piezas de la camiseta translucida. Solo quedaba unir las mangas a la principal, pero antes quería comprobar que todo estaba bien. Era más fácil hacer ajustes ahora. Así que se acercó a Alice, probándole las distintas partes independientemente, tocando y comprobando que todo estaba perfecto.

 “Parece que te queda como un guante. Se me da bien esto, ¿eh?” Dijo feliz y orgullosa, desnudándola de nuevo para terminar de coserlo todo. Luego se lo volvió a poner, ya en una sola pieza, y se encargó de colocarlo perfectamente por el contorno de su cuerpo. A ver, es cierto que era inevitable que se moviese haciendo cualquier cosa, pero para una foto o para mirarse en el espejo tenía que verse perfecto, ¿no?

 “Sí, soy inteligente, o eso me gusta pensar; y me mantengo en forma, hago mi ejercicio cada mañana, sin falta. Diría que soy un poco… adicta a ello, mi rutina mañanera es a mi lo que el café es a mucha gente. En fin, que me enrollo. No tengo nada que hacer contra la mayoría de gente que intentaría hacerme daño. Puedo estar en forma, pero las comparaciones son odiosas. Y aún si la persona es más debil que yo, ¿cómo demonios puedo saber eso? Las apariencias engañan mucho en este mundo. ¿A ti no te da miedo pegarte un encontronazo con alguien más fuerte que tú? O peor, que alguien vaya detrás de tí.”

 Su último comentario le sacó una sonrisa, y le dio un pequeño abrazo por la espalda. “¿Es raro cogerle cariño a alguien que acabas de conocer?”

 En cualquier caso, volvió al trabajo. Tomó su cinta métrica, y se agachó frente a Alice, usándola para tomar medidas en sus piernas. Preparó los patrones e hizo como antes, probándolos contra su cuerpo, asegurándose que las medias por encima de la rodilla estilizaran sus piernas y de que quedasen perfectas en los muslos.

 “Haré una para cada pierna. El outfit va con una sola, pero siempre puedes elegir en cual usarla. O usar las dos, como más te guste. También lo hace más fácil si quieres conjuntarlo con alguna otra cosa.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Sáb 8 Oct 2022 - 1:55}

- Eso es cierto. -Seguiste buscándome en los espejos, esta vez con una mirada un poco diferente-. Tengo miedo casi siempre. Soy pequeñita, y frágil. Más de lo que podrías imaginar. -Había que ser muy observador para ver en tus tobillos o en los dedos de tus manos la mínima deformación que no habías podido evitar. Aun así, cerraste los puños con fuerza-. No puedo dejar que me domine, y aun así a veces lo hace. Soy humana... Y not as quick as I'd wish. -Sonreíste. Tu sentido del humor seguía dando pena-. Inglaterra es una forma mítica de referirse a English Garden. Como Albión, o Britania. ¿Se puede saber qué demonios es Britania? En fin... Yo antes de salir de allí pensaba que se comía bien, pero te contaré un secreto. -Esperaste a que dejase de trabajar un momento y te acercaste a su oído, susurrando dulcemente-: No.

Te echaste a reír. Cuando más o menos lo habías superado tuviste que hacer un esfuerzo por no volver a doblarte. El problema de Ari era realmente duro, y que lo abordase con algo de humor no era buena razón para que te rieses en su cara. Pero claro, era cierto que para ella no tenías cara de colegiala pero tampoco sabía qué era una cara de colegiala. Tampoco reconocía fácilmente expresiones, lo cual daba lugar a un sinfín de situaciones peliagudas. En cualquier momento podía acabar siendo asaltada por alguien que fingiese ser su amigo sin darse cuenta hasta que fuera demasiado tarde. Ni siquiera cuando se lo topase de cara podría verlo venir antes de ser demasiado tarde. Si sobreviviese al encuentro, jamás podría volver a sentirse segura cerca de nadie. Todo el mundo, sin excepción, sería automáticamente sospechoso.

Esperabas que no le pasase.

Llegaba mi turno. Tardaste un rato en contestar, planteándote cómo abordarlo. Me hacía feliz que de verdad pensaras en hacer aquello, pero te detuve. Me costaba esfuerzo penetrar en tu mente, pero sabías que una desconocida -por mucho que se pareciese a ti- no era la primera a la que tenías que contárselo. Illje iba primero; sé que técnicamente la primera había sido otra persona, pero había sido mi primera persona. La tuya tenía orejitas rosas y se merecía saberlo mucho más que cualquier otra. Pero gracias.

- Lo de Miles... Es complejo -dijiste, al final-. Se podría decir que sí somos mellizos, pero él es el pequeño. Además, yo no descartaría que pueda estar escondido en alguna parte escuchando todo lo que decimos. Tiene la mala costumbre de vigilarme.

Te encogiste de hombros, pero fue un gesto alegre. Te gustaba tenerme pendiente de ti, aunque no tanto dejarme manejar el cuerpo. Sabías que estaba para cuidarte a cada paso que dabas, vigilante.

- Está perfecto. -Lo estaba. El cosquilleo poco a poco iba dando paso a un placer más ególatra, disfrutando de ver tu cuerpo cubierto por un manto a la altura. Poco a poco, pues apenas acababa de empezar, pero incluso cuando solo había una transparencia sobre tu pecho ibas construyendo en tu mente el proyecto que empezaba por el sencillo boceto.

- Me da mucho miedo -reconociste de nuevo-. Verás, nací con huesos de cristal. Pasé muchos años que apenas era capaz de caminar, precisamente hasta que empecé a hacer ejercicio regularmente. Se me fortalecieron los músculos, los huesos también... Y bueno, algunas cosas que suenan más a fantasía que a realidad. Pero sigo siendo frágil; un mal golpe podría dejarme los huesos hechos pedazos en un momento. O una caída, o una carrera... Y el dolor. -Chillaste. Fue un alarido agudo, quedo e instantáneo. Todavía no habías superado del todo el secuestro. Por lo menos aquella vez no habías sacado la espada ante la sorpresa-. Perdón. -Te diste la vuelta, devolviéndole el abrazo-. Deformación profesional. -No era deformación profesional, sino trauma. No podías alegrarte más de que Ari no pudiese ver tu cara de mala mentirosa-. Es muy normal cogerle cariño a la gente si estás a gusto. También cuando te sientes identificada. Y ya, cuando aun encima estás usándola de molde para tu obra maestra... ¿Cómo no vas a sentir cariño por ella? Eso, obviamente, descartando que soy espectacular. Casi tanto como tú.

Agradeciste sinceramente que tuviese que mirar a tus piernas mientras las medía, porque el cosquilleo que te provocaba te hizo soltar algún que otro suspiro silencioso. Todo estaba yendo extraordinariamente bien. e incluso la camisa parecía mantenerse en una posición perfecta cuando te movías. No ibas a hacer movimientos extremos, claro, pero había tomado las medidas de forma muy precisa. Era extraordinario.

- Y... Esto me da un poco de vergüenza -reconociste-. ¿Ari de qué es diminutivo? Que estás aquí trabajando como una esclava para tu hermana y ella ni siquiera sabe tu nombre completo. Se siente raro.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Dom 9 Oct 2022 - 20:08}

 No pudo evitar reír ante su respuesta sobre la comida de su isla. “Vaya, parece que el libro tuvo cierta… inspiración. También se pensaban que comían bien hasta que descubrieron que el resto del mundo sí que sabía cocinar.”

 Cuando le habló de Miles volvió a mirar al escaparate para ver si alguien las estaba vigilando esta vez. Y efectivamente, no era el caso. No sabía por qué le había dado por ponerse paranoica con esa tontería, pero bueno, no le hacía nada a nadie. “Bueno, parece que no estaba tan loca entonces por pensar que había alguien observándonos, ¿no? Y espero que no tenga un rastreador o un micrófono en tu ropa, como en las novelas de misterio.” Claramente no lo decía en serio, pero a saber.

 Parecía que se entendían más de lo que parecía. Sí, Alice era más fuerte que Aria, pero también vivía una vida mucho más peligrosa que hacer ropa para gente con dinero. Bueno, y para una comandante de la Marina sin tanto dinero, pero que se gastaba el sueldo en ropa igualmente. Pero el caso era que ambas habían tenido que vivir con su enfermedad, con todos los problemas que traían, con el miedo… No podían ser mas diferentes, pero al final el sentimiento era parecido.

 Escuchó el chillido, preocupándose un poco por ella. Dijo algo sobre deformación profesional, pero ni siquiera entendió lo que quería decir. Y a ver, no había que ser especialmente inteligente para ver que pasaba algo más. Pero bueno, había intentado evadirlo, así que preguntarle por ello sería un poco desconsiderado por su parte. Así que dejó que siguiera hablarlo mientas se abrazaban, sonriendo dulcemente por sus palabras.

 “Un molde perfecto para mi obra maestra, debo añadir,” añadió. “Aunque sí. Supongo que me hace un poquito feliz haber encontrado a mi querida hermana perdida. Y parece que nos podemos llevar bien.”

 Sonrió ante las continuas reacciones de la rubia ante sus roces. Estaba siendo todo lo profesional posible, si dijese que no le encantaba tocarla y escuchar sus suspiros sería sencillamente… mentira. Pero solo era un sentimiento natural, ¿no? A todo el mundo le gustaban las caricias, tanto darlas como recibirlas.

 Alzó una ceja sorprendida al ver que no sabía cómo se llamaba ¿Pero no había sido ella la que vino como si la conociese, llamándomela por su nombre? Pero bueno, tampoco tenía mucho sentido darle más vueltas.

 “Oh, no tengo ningún nombre loco y complicado, viene de Aria. Tampoco es que el diminutivo lo acorte mucho,” dijo mientras reía por lo bajo. “Aria Fox de hecho, pero es más divertido si no nos vemos con apellidos diferentes, ¿no? ¿Y cómo eres Alice, o tienes un nombre de estos innecesariamente largos que tanto les gusta a los ricos?”

 Siguió con su trabajo tranquilamente, sin pausa pero sin ningún tipo de prisa tampoco. Era su obra maestra, y quería que quedase perfecta. Terminó de hacer una de las medias y calcetín, y volvió a agacharse frente a Alice para probárselo. Colocó las manos alrededor de sus pantorrillas, subiendo lentamente hasta sus muslos para colocárselas perfectamente y sin pliegues. Le quedaba perfecto. Se separó para poder ver cómo iba avanzando todo, y asintió con la cabeza. “Definitivamente tienes un cuerpo perfecto para llevar un vestido así, me encanta lo bien que te ves.” Entonces volvió a trabajar, ahora que sabía cómo le quedaba solo tenía que copiar las medidas.

 “No sé en que clase de ocasiones vas a poder usar algo así, pero cómo si es solo para ti misma. No sabes lo feliz que me hace estar trabajando en esto, le tenía muchas ganas. Aunque tendrás que prestárselo a tu querida hermana en alguna ocasión eh. Igual no me queda perfecto en el pecho, pero en el resto tenemos prácticamente las mismas medidas.”

 Volvió a tomar su cinta métrica, tomando varias medidas en sus brazos. Hizo el proceso de siempre, nada nuevo; probando patrones hasta estar satisfecha, luego llevándolo a la tela, cosiendo una de las mangas y comprobando que estaba perfecto antes de seguir con la segunda. Y su parte favorita, plasmar su trabajo en el cuerpo de la rubia. Ajustó bien la parte de las manos y la tomó de la cintura para colocarla perfectamente frente al espejo.

 “¿Te va gustando cómo te queda? Ya se esta haciendo tarde, pero creo que aún podemos terminar todas las piezas de tela. El metal para la tiara, zapatos, accesorios y detalles tendrá que esperar, me llevara tiempo poder terminarlo todo.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Dom 9 Oct 2022 - 23:46}

Un molde perfecto. En cierto modo, eso eras. El recipiente de dos almas, un frágil cascarón perfecto para la luz y la oscuridad. Una singularidad. Bueno, una de dos. Aria -al parecer no se llamaba Aracne- poseía un cuerpo idéntico al tuyo, en parte. Como un bello oxímoron pareado teníais silueta semejante, casi exacta, como un paralelismo muy marcado. Rimaban vuestras piernas y concordaba la estructura de vuestras caderas, discerniéndose una sutil divergencia en vuestros bustos acentuada en vuestro rostro. Más recto el de ella y aniñado el tuyo, de ojos verdes frente a los suyos rojos que iluminaban un cabello negro como el ónice, tan brillante como tus bucles dorados. Estética similar, como dos liras de una oda, y trasfondos tan sutilmente gemelos como vosotras sutilmente diferentes. Nadie podía ver vuestras debilidades, que habían marcado el curso de vuestra vida, pero ahí estaban: Sus ojos que no recordaban, tus huesos que no sostenían...

Un poema hecho para ser narrado.

- Aria es un nombre bonito. La chica que me confundió contigo solo dijo "Ari", así que no sabía mucho más. -Te encogiste de hombros. Lo mínimo posible, no querías alterar tu postura de cara a las delicadas mediciones de la costurera-. Yo tengo un nombre innecesariamente largo, con apellido compuesto y todo. Porque se da la casualidad de que no soy solo rica, también noble. -Te preparaste para recitarlo durante un momento, esperando la expectación de tu hermana-. Mi nombre completo es Alice Diane Elisabeth Wanderlust-Stuart de Cheshire. Bueno, técnicamente Duquesa Alice Diane Elisabeth Wanderlust-Stuart de Cheshire. Cheshire es una región de English Garden, más allá de Towerbridge, al norte. No es la región más rica, pero sí la que más grano y ovejas produce. Y es un sitio bonito; eso es lo más importante.

English Garden en general no era bonita. Llena de negras lenguas de humo en sus grandes factorías, el hollín manchaba la mayor parte de los edificios céntricos. La mayoría de los nobles habían decidido asentarse en el centro, más cerca de las tramas palaciegas, pero tu familia -salvo por Lewis- siempre había deseado estar alejada. Padre ejercía el poder lejos de la reina, a dos días en carro de la capital o uno a caballo, viviendo una vida tranquila como señor de sus tierras sin delegar en nadie. Sin hincar rodilla ante nadie. Tenía una aldea de pocos miles de habitantes cerca, bosques densos de roble y acacia en los alrededores y un pequeño ejército personal que la reina jamás habría consentido entrase en la capital. Pero allí, tan lejos del supuesto poder, sentado en su sencillo despacho en los bordes de lo civilizado, el duque Aldous Wanderlust era un rey.

Reprimiste un gemido cuando la media escaló desde la pantorrilla hasta tu muslo, que tembló suavemente. Cada segundo que pasaba teínas más ganas de cerrar los ojos, echar la cabeza hacia atrás y solo disfrutar de su tacto. Y ojalá poder hacerlo sentada; tanto peso estática empezaba a hacer que tus tobillos se sintieran más pesados.

- Si me vas dando instrucciones puedo tomarte las medidas yo a ti -te ofreciste-. No soy una profesional, pero sé coser y aprendo rápido. Podrías hacerte uno para ti, si quisieras. Y así te ahorras el llevar relleno.

Una vez Aria se apartó tú diste un par de pasos hacia el frente. Apuntaste mentalmente las partes que al moverse eran más tirantes a medida que dabas un par de pasos naturales, y estiraste la pierna derecha casi hasta la cabeza. Vale, podías quejarte de que rozaba lo obsceno en el pubis, pero la combinación de parte delantera abierta con tela flexible en las caderas era sencillamente ingenioso. Era, pese a todo, un vestido para estar cómoda. Para ir de gala en cualquier momento, a cualquier situación.

- Es perfecto. -Miraste de nuevo en el espejo, esta vez encontrándote con mi mirada-. Será perfecto, en realidad. Cuando esté terminado. Por ahora solo es mejor que casi cualquier vestido de gala que haya encargado. -Volviste a tu posición-. Terminemos con la tela, pues.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Lun 10 Oct 2022 - 10:48}

 “Oh, eso lo explica,” respondió entre risas. “Aunque sí, mucha gente me llama Ari, supongo que es la obsesión de la sociedad de acortar nombres que no lo necesitan. Especialmente si así terminan en ‘i’. Pero es bonito, no me quejo.”

 Cuándo le recitó su nombre completo no pudo más que abrir la boca sorprendida. Era una broma, no se esperaba que tuviese uno de verdad, pero claro, siendo noble… encajaba. “Vaya, parece que además de una diseñadora de moda increíble, también soy vidente. Y es un nombre bonito—e innecesariamente largo—pero me quedo con Alice. Y tendre que ir algún día cuando crezca mi negocio. Recuérdame que me lleve unos tuppers.”

 Cuándo se ofreció para tomarle medidas, sonrió dulcemente. Realmente estaba dispuesta a hacer un trabajo así por ella. Que sí, que Aria había hecho lo mismo, pero era su oficio, y le estaba pagando por el vestido y por todo el resto de ropa que había comprado.

 “Hmm, tengo mis medidas. Da miedo lo mucho que se parecen a las tuyas. Pero si aún así quiere aprender… O tal vez me sirva para actualizarlas, por si han cambiado… La excusa que te sirva para darme un poco de atención con tus manos,” dijo mientras le guiñaba un ojo. “No sere yo quien se queje de unos roces. O puedes hacerlos caricias, es agradable. No es justo que seas tú la única que los recibe, ¿no crees? Bueno, es mi trabajo, pero en fin.” Si se hubiesen conocido en otras circunstancias y no fuesen prácticamente hermanas, esto tal vez habría acabado de otra forma, pero no eran ese tipo de caricias.

 Sonrió orgullosa al ver lo bien que se veía y que se mantenía el vestido con los movimientos de Alice. No sabía en que contexto iba a hacer esos estiramientos con ropa así, pero el que estuviese enfrente no se iba a quejar, desde luego. Sus palabras le hicieron extremadamente feliz, no había nada más bonito en el mundo que ser felicitada así por tu trabajo. Que apreciasen tu esfuerzo y los muchos años que llevabas aprendiendo, dedicándole infinitas horas cada día.

 “Gracias, me voy a emocionas si me dices esas cosas tan bonitas, hermana.”

 Y volvieron al trabajo. Ya había tomado antes parte de las medidas para el arete del cuello, así que empezó por ahí. Probó los patrones que había preparado, permitiéndose pasear la yema de sus dedos por su nuca. Perfecto. Solo quedaba llevarlo a la tela. Terminó esa parte rápidamente, era relativamente sencilla comparada con el resto.

 Ahora tocaba la última pieza. Tela negra, preciosa, cubriendo sus pechos por encima de la camiseta translúcida del mismo color. Se podía cerrar en la cintura, o se podía dejar que se abriese directamente desde más arriba. A ella le gustaba mucho más la segunda opción, combinaba super bien con la seda de debajo, aunque si hacía frio… Bueno, si hacía frio igual no era el mejor conjunto que llevar puesto en primer lugar.

 Tomó su cinta métrica, tomando un par de medidas en sus caderas. El resto ya las tenía de antes, no iban a cambiar en unas pocas horas. Llevó los patrones a la tela, recortando las distintas piezas, y las fue probando contra su cuerpo una a una, ajustando donde fuese necesario. Spoiler, no fue necesario. Luego lo cosió todo, y terminó de vestir a su hermana. La tela estaba lista, y le había quedado perfecto. Estaba orgullosa.

 “Estas espectacular, Alice. Pero ya hemos terminado con la tela. Faltan los detallistas de metal, pero quiero que queden perfectos, así que los hare yo misma. Y los zapatos y tiara, no me olvido, descuida. Pero creo que ya es suficiente por hoy.” Bostezó. “Estoy un poquito cansada, no te voy a mentir. Al final se nos ha hecho muy tarde.” Efectivamente, su compañera se había ido hace horas, cerrando la tienda, y era de noche. “Ni siquiera he cenado, pero eso se soluciona facil. Puedo invitar a mi querida hermana y mejor clienta.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Lun 10 Oct 2022 - 22:03}

Estaba coqueteando contigo. ¿Cómo podías no verlo? ¡Te acababa de guiñar el ojo! ¡Justo después de pedirte caricias! Habías elegido ser cándida deliberadamente, consciente de que quizá fuese una mala intuición que os conduciría a un momento incómodo. Solo que no lo era. En realidad te asustaba más pensar que sí lo estaba haciendo, de modo que apartabas esa posibilidad, enmascarando tu curiosidad bajo un hábito de desagrado. Te gustaba, aun si era muy en el fondo, la idea de que te desease. Incluso ella. Simplemente la perspectiva de besarte a ti misma te producía rechazo.

¿Qué? ¿Cómo que no?

- Si quieres atención de mis manos basta con que lo pidas -dijiste. ¡Vamos! ¿De verdad intentas venderme que no estabas coqueteando de vuelta?-. Puedo darte incluso un masaje, si quieres. No se me dan nada mal.

Habías tenido que aprender. El dolor y el agarrotamiento eran constantes en tu día a día. Habías necesitado algo que te relajase la espalda constantemente; también los pies y, en menor medida, los brazos. Las manos solían agotársete de tan solo sostener un arma y siempre, siempre después de disparar con una pistola -las pocas veces que lo hacías- te cuidabas afanosamente. No era difícil darse cuenta de que, aun cuando no eran tan frágiles como tú, casi todas las personas agradecían un buen masaje al final del día. Relajante para el cuerpo, liberador para la mente; así solías verlo. Era un proceso agradable, más de recibir que de propiciar, pero disfrutable aun con todo desde el lado de la masajista.

- Solo son palabras. -Era curioso lo aguda que llegabas a ser a veces con la lengua-. Ni siquiera se acercan a lo que pienso de verdad. Me tendría que emocionar yo.

Dejaste que el tiempo siguiese pasando entre sus caricias y mediciones. Con cada detalle, cada pequeño pliegue, se sentía más intenso. Cuanto más cerca del final más te esforzabas en disfrutarlo, consciente de que estaba por terminar antes o después. Pero no terminó. Al menos, no pronto. Aria era diligente, sí, pero también meticulosa. Puso un especial empeño en el tubo que recorría desde la mitad de tu pecho hasta las caderas; también con el faldón, aunque sus yemas no necesitaban tocar tus piernas para dibujarlo. No obstante podías escuchar la aguja penetrando la tela y las tijeras recortando retales con un cachín cachín muy relajante.

Para cuando acabó ya había anochecido. El recuerdo de alguien despidiéndose era vago y lejano, como el retumbar violento de una reja metálica en el exterior. Aria vivía allí, según decía, pero tras el horario comercial su empleada -asumías que su empleada, por lo natural que parecía hacérsele la situación- había abandonado la tienda cerrándola tras de sí. Te encogiste de hombros; debía ser muy habitual que se encerrase a trabajar en el taller hasta las tantas.

- Está bien, tú invitas. -Con total confianza en aquel momento comenzaste a desnudarte. En lugar de recoger la ropa que habías traído te vestiste con uno de los conjuntos que estabas a punto de comprar, asegurándote de colocarte bien la muslera primero. Sacaste la cartera sin ningún tipo de preocupación, consciente de que aunque invitase ella tú ibas a pagar-. ¿Con un millón pago todo? -terminaste por preguntar-. Supongo que la pieza maestra será un poco más, pero... ¿Descuento de hermana? -Sonreíste, dejando el dinero sobre una mesita. Si era más tampoco ibas a llorar. Terminabas contenta.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Mar 11 Oct 2022 - 16:02}

 Aria sonrió satisfecha al escuchar la respuesta de Alice sobre su propuesta. No eran las caricias que había pedido, pero claro, era aún mejor que eso. Entre toda la ropa que había comprado, conocerla, que hiciese de modelo para su obra maestra, y ahora esto… Estaba siendo un día rentable, desde luego. En más de un sentido. Que sí, que había trabajo sin parar todo el día, pero conociéndose lo habría hecho igualmente.

 “No te voy a mentir, me dio un poquito de envidia lo mucho que estabas disfrutando mi tacto. ¿O ahora vas a intentar convencerme de que no te gustaba?” Rió por lo bajo, dulcemente. “Aunque creo que aceptaré ese masaje que me ofreces. La verdad es que me vendría muuuy bien, ha sido un día largo.”

 Las palabras de la rubia le seguían llenando de orgullo. Le encantaba, como a cualquier persona, que halagasen y apreciasen su duro trabajo. Y viniendo de una mujer con dinero y que había sido—o seguía siendo, como fuera—noble, era aún más bonito. Seguramente no era la primera vez que le hacían ropa a medida, y por lo que ya había podido comprobar, tenía un sentido del gusto excelente. Como el suyo realmente.

 “Bueno, pero una puede emocionarse por palabras. No puedes decirme esas cosas y esperar que no me ponga super contenta. Me alegra mucho que te emocione llevar mi ropa. Además, me dijiste que viajas mucho, espero que el mundo pueda ver mis obras.”

 Finalmente terminó de preparar todas las partes de tela. Le había tomado más tiempo del que esperaba, pero claro, quería que quedase perfecto, no iba a ir con prisas. Invitó a Alice a cenar, y ella aceptó antes de desnudarse para cambiarse de ropa. Por supuesto, pensaba usar uno de los conjuntos que había comprado.

 “Un segundo, deja que acabe esto,” dijo antes de que se volviese a vestir, terminando de coser y cerrar todo. Luego se lo entregó para que pudiese vestirse. “El resto te los dejo listos mañana. Son muchos para ponerme ahora, ¿te parece?”

 “Está bien, creo que puedo hacerle un pequeño descuento a alguien que compra más en un día que lo que suelo vender en tres meses.” Cogió el dinero, asintiendo con la cabeza y guardándolo en su propia cartera. No le gustaba ir con tanto dinero encima, pero ahora mismo no le quedaba otra. Se sentía menos segura dejándolo en la tienda por la noche. Y si alguien intentaba robarles, al menos eran dos contra uno, y su hermana era mas fuerte que ella.

 Cuándo salieron a ver si encontraban un sitio chulo para cenar, se toparon un pequeño problemita. Era  incluso más tarde de lo que pensaba. No sabía Alice, pero ella no se había fijado en el reloj, solo en que había anochecido. Estaba demasiado absorta en su trabajo. Y claro, los únicos sitios que conocía que sirviesen comida a estas horas… Desde luego no le apetecía meterse allí. Y mucho menos llevar a alguien. Al menos se encontraron un WTF—Water 7 Thai Fish—abierto. ¿Qué demonios era un Thai?

 “Es un poco menos elegante de lo que estaba pensando, pero ahora tengo curiosidad. Al parecer es famoso en otras islas, pero el de aquí es nuevo,” dijo antes de entrar, viendo el menú.

 Vale, definitivamente era menos elegante de lo que pensaba cenar hoy. Comida rápida, pescado frito con especias extrañas. Aunque a ver, siendo justos, tampoco iba a encontrar nada mejor, al menos no estaba lleno de gente chunga. Pidieron comida, y viendo que no había donde sentarse, suspiró. Por eso se lo habían dado en una bolsa de cartón. Era para comer en casa. En fin, al menos podría relajarse un poco. “Lo siento si no es lo que esperabas. Yo tampoco,” dijo mientras miraba a Alice.

 Llegaron de vuelta a la tienda, y guió a Alice hasta las escaleras que llevaban a su apartamento, abriendo y dejándole pasar. “Ponte cómoda. Estás en casa de tu querida hermana después de todo,” dijo con una sonrisa, dejando la comida en una mesa. Sacó platos, cubiertos… lo de siempre. No sabía si serían necesarios, pero no le gustaba comer directamente con las manos. ¿Y si tocaba sin querer su ropa con las manos llenas de grasa? Bueno, tal vez las servilletas si les serían útiles.

 “Creo que me va a tocar  hacer un ratito más de ejercicio mañana por la mañana… Y no hace falta que lo malpienses. Que por cierto, aún me debes un masaje después de esto.”
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Miér 12 Oct 2022 - 1:53}

La situación se te iba haciendo más rara por momentos. De una forma pueril disfrutabas que Aria envidiase el placer de sus caricias, y si bien ofrecer el masaje era una forma educada de agradecerle el esfuerzo que había invertido -en su trabajo, al fin y al cabo, pero dudabas seriamente que ningún otro cliente le hubiese hecho poner tanto empeño- reconocer que envidiaba esas caricias te hizo suspicazmente sentir que estaba, de alguna forma, coqueteando contigo. Sin embargo meneaste la cabeza y me culpaste de semejante pensamiento, negándote en redondo a aceptar que estuviese intentándolo.

- También puedo acariciarte sin más entre medias -dijiste-. Conozco tu cuerpo casi como si fuera mío. -Te estabas pasando-. Aun así... Habrá que ver qué tanto nos parecemos en eso, ¿no?

Estabas de coña. Si hubiera tenido boca en ese momento habría bufado con desaprobación, pero me tuve que conformar con fulminarte con la mirada desde un espejo. Tú correspondiste con un ademán desdeñoso y me ignoraste, sacando la cartera para pagar. Te hizo elevar las cejas ver que Aria en realidad ganaba bastante dinero; también te alegró: Cuatro millones al año no eran moco de pavo. Estaba lejos de ofrecer una vida opulenta día a día, pero sí garantizaba un estatus relajado. Y, siendo sinceros, no tener que preocuparse por la cama o la comida hacía la vida mucho más llevadera. Nosotros habíamos pasado por eso una vez.

Seguiste a la modista por la tienda y saliste detrás de ella a la calle. Las farolas encendidas no te sorprendieron, pero los locales a tu alrededor cerrados en su mayoría despertaron tu curiosidad. Cuando miraste el reloj, sin embargo, ahogaste un chillido de sorpresa. ¡Era casi medianoche! Sabías que había pasado algún tiempo ya, pero no contabas con que tanto. A esas horas no ibais a encontraros ningún lugar en el que cenar. Salvo un extraño puesto de siglas WTF en el que Aria estaba dispuesta a arriesgar su sistema digestivo. Te santiguaste una vez al acercarte y otra más al recoger el grasiento pedido que, sin embargo, tenía buena pinta. Por lo que sabías no llevaba cacahuetes, pero aun así llevabas el lápiz preparado en el bolso, listo por si te daba una crisis.

- Por lo menos parece bien preparado -comentaste, aun sabiendo que muy probablemente estuviese lejos de los estándares gastronómicos que usualmente aceptabas-. No es lo ideal, claro, pero lo importante es la compañía.

Entrasteis de vuelta al local. Seguiste a Aria por unas sencillas escaleras que daban al piso superior y te acomodaste de forma educada en un pequeño sillón que tenía cerca de la ventana. No sabías si era su sitio de preferencia, pero ya te levantarías de ser así. Además...

- Es imposible no malpensar si dices esas cosas -espetaste antes de perderte en una suave carcajada-. Además, no estaba haciéndolo hasta que me lo has dicho. Sin embargo...

Te levantaste con decisión, atajando la distancia que os separaba. Daba miedo cómo teníais hasta la misma altura; era como mirarte en un extraño espejo. En realidad sí te gustaba un poco, pero de forma un tanto platónica. Creías, al menos, que era platónica. Había algo que te repelía en cierto modo, aunque empezabas a dudar si ese rechazo venía de ti misma o de la idea impostada de contravenirme. En cualquier caso reuniste un poco de valor y te pusiste a su espalda, masajeando primero su cuello.

- Pero... Puestas a malpensar -sugeriste- no es un pensamiento tan malo, ¿no? -Tras aferrar con dureza su cervical, remataste con una delicada caricia de la yema de tus dedos, y fuiste volviendo al sillón.

Luego, ya sentada, volviste a mirar.

- Yo me he desnudado para ti. -Te encogiste de hombros-. Lo óptimo para tu masaje será que tú hagas lo mismo. Y luego ya decidiremos si malpensamos o no.

Qué zorra eras, Alice.
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Oye, me suenas [Aria - Alice] Empty Re: Oye, me suenas [Aria - Alice] {Miér 12 Oct 2022 - 11:22}

 Las palabras de Alice sonaron un tanto… sugerentes. ¿Yo también estaba sonando así desde su punto de vista? Bueno, no seré yo quien se queje Después de todo, era dificil resistirse a sus encantos, aún si era un poco raro cuando se parecían tanto. Suponía que no poder identificar su propia cara en ella ayudaba bastante.

 “Yo no he ido a tus… nuestros puntos débiles. Pero si insistes… “

 Terminaron todo en la tienda, y fueron a por la cena. Le alegró que al menos no se molestara por que fuese pescado frito, pero al parecer ninguna de las dos se había dado cuenta de la hora que era. El paso del tiempo era curioso. Y si, como ella misma había dicho, al final estaban cenando juntas, y solo eso era suficiente para contentarlas. No podía pedir más.

 Al llegar a casa, vio como se sentaba en su sillón y sonrió. Solía sentarse ahí, pero no le molestaba que alguien más lo usase, no estamos en esa serie. Rieron juntas ante el comentario de Alice, aunque lo que siguió después le pilló un poco por sorpresa. Tragó saliva cuando apareció por su espalda y pronunció esas palabras. La verdad es que tenía que reconocer que malpensar un poco no sonaba tan mal.

 “Si me lo di—“

 Sus palabras fueron interrumpidas por lo que fuera que acababa de hacer en su cuello. Se mordió el labio inferior, intentando reprimir un suspiro. Había sido una sensación extraña, pero le gustaba. Vale, definitivamente sabía lo que hacía. Se quedo con ganas que que siguiera el masaje—y otras cosas que se estaban dejando caer—pero la rubia se separó, volviendo al sillón de antes. “Oye, no pares…” Susurró en un tono de súplica.

 Vale, parecía que solo quería que se desnudase antes de seguir. Y que parecía que todo esto iba a acabar en algo más que simples caricias y un masaje. No le desagradaba la idea, desde luego. Así que eso hizo, sin ningún tipo de prisa. Comenzó quitándose la camiseta mientras mantenía contacto visual con Alice. Luego metió los pulgares por debajo de sus shorts, a los lados, bajándolos al mismo tiempo que sus bragas. Terminó por quitarse el sujetador, y entonces caminó lentamente hacia el sillón donde estaba sentada la rubia, inclinándose sobre ella y tomando suavemente su mentón mientras volvía a clavar la mirada en sus ojos.

 “Técnicamente tu llevabas lencería… Pero dime, ¿me siento? ¿Me tumbo boca abajo? Tú mandas.”

 Tras escuchar su respuesta, caminó al sofa, colocándose como le habían mandado. Estar las dos en el sillón tendría su encanto, pero les faltaría espacio para el masaje, así que se decidió por el sofa. Tampoco era especialmente grande, uno sencillo de dos plazas. Pero siendo justas, no es que fuesen precisamente altas. Así que simplemente relajó su cuerpo y dejó que hiciera lo suyo. Algo así le sentaría estupendamente después de trabajar tantísimas horas seguidas.

 “Pórtate bien…”
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