Los días de relajo sin tanto relajo [Pasado]

- ¡Rápido, llévalo con el doctor André! ¡Él sabrá que hacer! - Tras el escandalo que se había formado entre una banda criminal y los justicieros de la marina que intentaron frenar el sabotaje al casino, el capitán de los marinos dio su orden de forma tajante a un joven Teva, quien sangraba por la cabeza, haciendo que su sangre brotara por su cara, obstruyéndole la visión.

- ¡Entendido, capitán! ¡No pierda el encuentro! – Respondió éste de manera eufórica y tomando por el costado a una mujer de apariencia importante y reconocida en el lugar, para así marcharse en busca del doctor André, a quien habían visitado en su spa privado y con quien tenían negocios en la isla de índole farmacéutica.
Todo estaba en caos alrededor de los marines, quienes habían tirado al piso las mesas de apuesta para refugiarse de los proyectiles que eran disparados por la banda criminal que tenía en sus planes estafar al casino, planes que se vieron frustrados cuando unos miembros de la alianza se percataron de la situación.

¿Cómo habíamos llegado a esta situación? Simple, todo ocurrió dos días atrás, cuando, por temas de negociación, los marines de la alianza habían arribado en la isla en busca del buen doctor André, quien era una figura distinguida en la isla por poseer casinos, spas, hoteles y hasta restaurantes, los cuales poseían dentro de sus servicios el número de urgencias de aquel buen hombre.

- Doctor ¿Qué le parece el proyecto del que hablamos? ¿Cree que se podría hacer algo con la planta que mencionamos? Sería de mucha ayuda para suministrar fármacos a nuestros buenos hombres heridos en batalla – Sentenció el marine de mayor cargo que era escoltado por un par de hombres más, entre los cuales se encontraba Teva.

- Por supuesto, un fármaco creado con las propiedades de dichosa especie vegetal no traería más que bien estar para los heridos, estaría gustoso de trabajar con ustedes en un plan de investigación más a fondo e invertir de mis ganancias personales en el proyecto – Mencionó en tono de respuesta el doctor André, quien sonreía carismáticamente al ver que con su ayuda se iban a tratar a cientos, quizás miles, de hombres heridos a lo largo y ancho de los mares.

La conversación iba por buen puerto y todo indicaba que sería trato cerrado, por lo que los hombres de la alianza de los mares se relajaron y fueron a descansar a un spa en donde se encontraban varias personas pasando el día, la invitación a ese sitio era cortesía de André, por lo que no tenían que escatimar en gastos innecesarios.

La llamada le había sorprendido en pleno mar, una llamada de auxilio proveniente de los marines situados en la isla de los ccasinos. Al parecer una negociación iniciada días atrás se había salido de control y ahora pedían refuerzos, siendo el barco donde Berry se encontraba el más cercano la zorra ordenó dirigirse a toda marcha al lugar.

Más temprano que tarde los marines habían llegado al puerto y la mink comenzó las tareas del operativo. Si bien salió volando a toda velocidad para golpear al primer criminal que viese, sus hombres tenían claro como proceder. Los hombres rodearon las calles del casino, evitando que alguien saliese o entrase en dirección al edificio, además de presionar a los criminales a reducir su despliegue.

—¡Teniente Berry en servicio!—

La mink cayó sobre la cara de uno de los maleantes con ambos pies impactando dicho rostro y tumbando al tirador al suelo, sin perder tiempo desplegó varios golpes que hicieron volar a una buena cantidad como trapos y dando la posibilidad a sus hombres de avanzar contra los maleantes cambiando las tornas.

La espalda de la mink se chocó con la espalda del capitán quien algo herido agradecía la llegada de los refuerzos pese a claramente no esperar a un peligro como Berry quien con sus golpes no se molestaba en medir la fuerza y por poco destruía valiosas esculturas del lugar en su afán de reducir a los bandidos.

—Teniente Berry... no esperaba a alguien como usted pero supongo que es mejor que nada. El recluta Bossco estaba evacuando a los civiles heridos, gracias a su llegada podremos arrestar a estos maleantes.—

—¿El señor Boscoso también está aquí? ¡Muy bien! Así podremos luchar sin preocupaciones...—

Ambos marines lanzaron sus capas al suelo y con una sonrisa se lanzaron contra los maleantes, los golpes y estragos del combate resonaron por el interior del casino y las calles circundantes hasta que finalmente ambos oficiales fueron vistos con algunos raspones sosteniendo cada uno a los jefes de los estafadores bajo sus brazos.

—¡Misión de apoyo completada!—

Gritó Berry con una sonrisa salvaje, mientras el Capitán se encargaba de arrestar a los últimos remanentes y el humo se dispersaba. La mink colocó nuevamente su capa sobre los hombros y lamiendo la sangre de sus garras se dedicó a observar el desastre en que una negociación pacifica se había convertido. ¿Dónde estaría Teva?

- Oh, rayos, así que esto fue de los que nos advertía el doctor André… - Se dijo para sí mismo el joven pelirrubio mientras dejaba a la mujer a los cuidados de uno de sus compañeros, quien se especializaba en la atención médica.

- Quítame las manos de encima, ¿crees que una mujer como yo estaría dispuesta a ser tratada por un infante de la liga de los mares? ¡Ja! ¡Antes muerta que recibir su trato, vulgar hombre indecente! – Reclamó la mujer de alcurnia mientras se sacudía el polvo del saco de vestir que traía puesto, acto seguido pronunció las siguientes palabras. - ¡Yo sólo me trato con los mejores! ¿Dónde está André? – A lo que finalizó su rabieta se quedó en el asfalto sentada de brazos cruzados esperando a que llegara el tan buscado hombre.

Teva se acercó a la mujer para tranquilizarla y ofrecerle una grata conversación que la hiciera entrar en razón para que se levantase y saliera del lugar lo antes posible ya que este era una zona de conflicto en el momento en el que se estaba llevando a cabo el pataleo de la mujer de nombre Sinramol Galah. A unos escasos pasos de ella el marine cayó aturdido al suelo por la perdida de sangre por lo que entró en un estado de vigía en el que recordó lo que había pasado hace unos días atrás.

Flashback

- Buaaah, que relajado se está en este lugar.

- Así es Fatdonflón Gordilla jaja.

- Sólo dime Fat, Teva, “Hijo del Bosque”.

- No se descuiden ni relajen en demasía, recuerden que el peligro acecha cada rincón del mundo – Advirtió el capitán a cargo de la misión en Casino Island.

- Cierto, capitán, usted es un hombre de razón ¡Juajuajuajua! – Rió exaltadamente el hombre de apodo Fat. – Por cierto, Teva, ¿qué haces ahí de ojos cerrados?, ¿meditas o algo por el estilo?

- Estoy poniendo en práctica aquello que te hablé el otro día.

- Ya veo, eso de la fuerza mística que hace que tu voluntad agudice tus sentidos ¿No?... Pues, que guay de tu parte.

Fin del Flashback.

- Vamos, hombre, levántate, aún tienes que llevar a la señorita regañadientes a ver al doctor André, tú misión aún no está completa, soldado – Quien dirigía estás palabras al moribundo Bossco que lentamente recobraba la consciencia era su compañero desde los días de cadete en la base de la marina donde estos dos sujetos se conocieron.

La mink se había dedicado a ayudar al capitán a contabilizar a los criminales, aplicar los primeros auxilios a los soldados heridos y evacuar a los pocos civiles que todavía estaban atrapados dentro del edificio debido a los daños colaterales del intento de atraco. Tras encargarse de sus labores comenzó a olfatear el lugar, moviendo la cola al sentir un aroma conocido y saliendo disparada en cuatro patas en dirección al mismo.

Finalmente le había encontrado, su alegría y sonrisa cambiaron a una cara de asombro llevando sus garras a la cabeza y pegando un salto cómicamente a pocos pasos de Teva. Como esos muñecos que se asustan al ser activados y tras notar que este seguía con vida se acercó rápidamente al muchacho y le volteó cabeza arriba para que respirase con más normalidad.

—Tú, trae un médico rápido yo tuve una herida así y tuvieron que hacerme varios puntos, pero no sé como hacerlos. Usted señorita necesito un pañuelo y deje de gritar ni siquiera está herida solo tiene una uña rota. Me he martillado peor mis garritas...—

La mujer se sonrojó por armar una escena y a regañadientes le cedió su pañuelo a la mink quien comenzó a limpiar el rostro de Teva con este para horror de la mujer quien ya no quería ni soñar con dicho pañuelo. Al terminar de limpiar la herida y a la espera de la ayuda profesional, la mink colocó su cabeza en el pecho del muchacho para ver si todavía estaba con vida. Suspirando de alivio al sentir los latidos, sin dudas era una situación de exceso en la cual Teva no había reparado en sus propias heridas tal y como la mink nunca era consciente de las suyas.

—¡Teva! No te duermas, ¿Cuantas Berrys estás viendo? Ehm, sé que ver muchas es como un sueño hecho realidad, pero si estás viendo muchas no es bueno. ¿Puedes decirme cuantos dedos te estoy mostrando?—

La zorra rascó su cabeza con las garras manteniendo su otra mano en la herida con el pañuelo presionado para evitar que la sqngre cubriera nuevamente a su compañero. Tras rascarse ahora mostraba tres dedos al muchacho en un intento por mantenerle despierto. La ayuda venía en camino y sus conocimientos imitando al doctor que una vez le curó una garra rota debido a un martillazo mal dado se estaban agotando.