Una visita por pesadillas [Morgoth - Ryuji-Sora]

Tras unos días de descanso y asegurarme de como eran las islas aquellas del cielo con animales tan extraños y agresivos, volvía moverme en busca de nuevas pistas que me ayudasen a encontrar al tipo aquel que había sido otro aprendiz de mi maestro. Además tenía que hacerme con alguna sombra más, la que más utilizaba, Raven, era solo una y no podía cubrir otros muchos sitios debido a que era un pájaro, por ello conseguir otro gato, o un ratón o similar debía ser en principio una prioridad para mí antes de continuar.

El barco en el que viajaba era de unos mercaderes que intentaban llegar a la isla de Sabaody, sin embargo, en mitad del viaje noté algo extraño. No lo entendía bien, pero de un momento para otro el tiempo cambió y una nube gigante y negra se cernió sobre nosotros. El navegante del barco, cuando le pregunté me comentó que era algo normal, sabía que podía haber cambios, pero tan extremos me resultaba raro.

Durante un día más navegamos por aquella oscuridad hasta que una niebla nos cubrió. Ahora si que estaba perdido, no había forma por mi parte de saber hacia donde nos dirigíamos y cada vez tenía peor espina de lo que pasaba. De la misma forma en la que la niebla apareció, también desapareció. Dejándonos a la vista una enorme isla bastante extraña y tétrica.

El piloto del navío comenzó a recorrer la costa hasta que encontró un puerto donde echar el ancla y pararse para ver que era lo que pasaba y donde estábamos.

-¿Hemos llegado ya a Sabaody? – pregunté al capitán cuando atracamos.

-No, se supone que hemos seguido bien la ruta, y pensábamos que el tiempo mejoraría como ha echo otras veces, pero, tras a parecer la niebla hemos perdido el rumbo, atracaremos y buscaremos información de donde estamos.

-Desembarcaré para buscar información también, esta isla es un poco tétrica como para dejarla pasar sin más. Lo único que esperéis a que regrese para volver a zarpar.

Tras el asentimiento del capitán me dirigí al puente que habían puesto para bajar al muelle. Una vez en tierra lo extraño del lugar se intensificó, no había nada ni nadie en el puerto. Apenas había algunas casas, pero nada de movimiento, debería adentrarme un poco en la isla por lo que parecía para poder tener respuestas de algo.

Sora, navegaba valientemente a través de los mares en su pequeño barco. Sus ojos no mostraban ningún tipo de emoción mientras se acercaba a una isla rodeada de una densa niebla, emanando una oscura y misteriosa aura. Las historias de la isla Thriller Bark habían llegado a sus oídos, una tierra envuelta en leyendas de fantasmas y horrores que contaban algunos piratas que llegaban a las islas del cielo.

¨No pueden ser mas de las 14:00, pero aún así todo se volvió oscuro, ¿Acaso es esta aquella isla de los ¨Muertos Vivientes¨?¨ El joven Skypiean miraba aquella gigantesca isla delante suya, dando pasos lentos para dejar el barco no sin antes tomar referencia de donde se encontraba el barco, para cuando tuviese que volver.

La sombría silueta del Bosque se extendía ante él, con árboles retorcidos y oscuros que parecían observarlo con ojos invisibles. Nunca ha sido alguien con temores muy demostrativos, de hecho, ninguna de sus emociones suele ser demostradas en casi ninguna ocasión. Continuaba caminando con cada paso, la atmósfera se volvía más pesada, y Sora notó que sus pasos eran acompañados por susurros inquietantes que parecían provenir de las sombras mismas.

¨Son cosas mías o de verdad estoy sintiendo pasos y susurros¨ El joven pirata pensaba con velocidad mientras sus pasos eran todo lo contrario, la lentitud de sus pasos eran símbolo de un sigilo inevitable. Intrigado por los secretos que la isla siniestra ocultaba, Sora decidió explorar más a fondo. Se aventuró en las profundidades del Bosque Thriller, donde la oscuridad parecía devorarlo todo. ¨Si me apresuro puedo cartografiar esta isla en al menos 12 días¨ . Cada paso que daba el joven para adentrarse hacia la inmensa oscuridad que presentaba ser la isla. Sora avanzaba con una notable falta de prisa por los retorcidos senderos de Thriller Bark, arrastrando ligeramente los pies en cada paso. Su caminar era más bien una especie de vagabundeo relajado, como si no estuviera del todo seguro de por qué estaba allí en primer lugar. Sus ojos azules se movían perezosamente de un lado a otro, tomando nota de los detalles a su alrededor, pero sin mostrar un exceso de interés.

Cada tanto, se detenía para bostezar, como si el simple acto de caminar lo hubiera agotado por completo. Sus movimientos eran más como los de alguien que paseaba por un parque en un día soleado que los de un aventurero en una isla misteriosa. A pesar de la atmósfera inquietante que rodeaba la gran isla, Sora parecía bastante imperturbable.
Mientras se abría paso por el Bosque, su mirada se posaba ocasionalmente en las formas sombrías que se alzaban entre los árboles retorcidos. ¨Estos árboles parecen figuras que han sentido un dolor inmenso durante décadas¨ Aunque podía sentir una cierta intriga por lo desconocido, su pereza parecía superar incluso su curiosidad. Se movía con la despreocupación de alguien que está acostumbrado a dejar que las cosas simplemente sucedan a su alrededor.

En algún momento, se detuvo y se dejó caer sobre un tronco caído, como si hubiera decidido que era un buen momento para tomar un descanso improvisado. Suspiró, como si el simple acto de moverse lo hubiera agotado por completo, y comenzó a juguetear con una ramita cercana sin aparente motivo. Aunque su actitud perezosa podría hacer pensar que no estaba prestando atención, seguía siendo consciente de su entorno. No estaba dispuesto a arriesgarse innecesariamente, después de todo. Así que, mientras continuaba su vagabundeo tranquilo su mente permanecía alerta, incluso si su cuerpo parecía estar tomando un merecido descanso.

Comencé a adentrarme en aquella isla desconocida para mí, cuando estuve un poco lejos del barco saqué a Raven y a Otsoa. El cuervo de sombras comenzó a volar hasta llegar al limite de control y así poderme dar una visión más amplia del lugar. Por mi parte, me subí al lomo del lobo que dado que medía dos metros de alto, me podía servir de montura, aunque no lo había sacado por eso, sino porque su capacidad olfativa era mejor y podía ayudarme a rastrear algo.

Cuando me subí al lobo este comenzó a caminar olfateando el suelo siguiendo el camino que había marcado, aunque mal mantenido dado que parecía que se usaba poco o nada en mucho tiempo. Iba atento a todo lo que iba pasando a mi alrededor, el lugar aquel ponía en alerta incluso a la persona más tranquila del mundo. Las sombras, parecían moverse al igual que lo que las proyectaba, sin embargo, eran ilusiones ópticas que se ocasionaban dada la alerta con la que iba buscando que pasase algo en cualquier momento.

Cogí aire y lo solté despacio reduciendo mis pulsaciones y dándole un ligero relax a mi mente. De echo, hice un esfuerzo y traté de olvidarme de que pudiese haber un peligro, sino que debía encontrar a alguien que me diese algo de información.

Comencé a percibir otros sonidos, sobre todo del viento y pequeños animales correteando por el suelo o el batir de alas.

-Otsoa – dije dándole unos toques en la nuca –, ¿podrías hacerte con un ratón o similar?, creo que meter algo así puede ayudarnos alguna vez, ¿no crees?

La respuesta del animal fue un breve gruñido en aceptación a mi petición. Pude notar como los pasos se hicieron más lentos y pisaba con mayor cuidado mientras olisqueaba ligeramente. Parecía que iba notando algún tipo de rastro. Miré al cielo y apenas podía ver a Raven, aunque sabía que estaba ahí, de pronto una pequeña bandada de murciélagos.

-Raven, caza tu uno de esos murciélagos, quizás en el futuro sea también necesario.

Pude notar como el ave daba un giro en el aire y se lanzaba empicado a la pequeña bandada de murciélagos y comenzó a intentar derribar a uno de ellos. No sabía si los cuervos cazaban mucho, sabía que eran más de rapiñas. Esperé paciente mientras las sombras realizaban lo que les había pedido, mientras estuve atento a los alrededores en busca de algo que me diese pistas.

Mientras tomaba su descanso improvisado, un pequeño roedor se acercó lo suficiente a lo que Sora transformó sus uñas en garras y lo atrapó para finalmente asesinarlo clavando sus garras. —O...dio a.... los...roe...do...res. — Su voz es tan lenta como sus pasos. Tras un gran bostezo se levantó para limpiar su mano con un pequeño trapo que saca de su bolso.

Luego de limpiar completamente su mano de la sangre del roedor, toma su cuaderno y dibuja cada cosa que ha visto en la isla, dando inicio a su cartografía de la isla completa. ¨Una de las cosas que mas odio de las islas que visito son las alimañas.¨ . La diferencia entre sus pensamientos y sus palabras es muy notoria, ya que su velocidad de pensamiento es superior a la velocidad de sus palabras e incluso sus movimientos normales. Su trazos eran finos, suaves pero muy veloces a diferencia de sus pasos, en menos de 15 minutos ya había trazado en lápiz y papel la distancia que había recorrido incluso con lujo de detalles.

Al final se reincorporó nuevamente y retomo su camino con los pasos mas lento que cualquiera pueda dar, pero teniendo una excelente vista para observar todo a su alrededor. En un momento determinado observa como una pequeña colonia de murciélagos es atacada por lo que parece ser un cuervo, pero este se veía distinto a otros que había visto anteriormente, con pasos lentos se intenta esconder, sin embargo al parecer aquel cuervo ya lo había visto. ¨Ese cuervo no parece muy normal que digamos, no conozco la fauna de este lugar pero un cuervo atacando murciélagos no puede ser nada común en ninguna isla.¨

Su vista es demasiado buena pero sus otros sentidos no, por lo que intenta ver si hay otros cuervos como ese cerca de si mismo. Por lo que decide seguir caminando entre arboles para evitar que algún depredador pueda visualizarlo a primera vista. Sin embargo mas adelante se percata de que hay un lobo completamente oscuro, asimilando la sombra misma ¨No puedo creer en que me he metido¨, esto ha puesto al joven skypiean alerta sacando sus garras para intentar intimidar aquel lobo que al parecer se encontraba cazando. —A..le..ja..te  a..ni..mal— . El joven toma una postura algo defensiva mostrando sus largas garras de Cearadactylus en una forma de asustar al contrario.

Otsoa de pronto dio un zarpazo al suelo, bajé de su lomo y pude ver que había cazado algo, un ratón de pequeño tamaño que sin duda alguna podría servirme para infiltrarme en lugares pequeñitos o sacar información interesante.

Saqué la linterna y separé la sombra del cuerpo. El ratón comenzó a dar vueltas en mi mano, parecía como si aún no se hubiese dado cuenta de que ya no era un ratón normal, sino una de mis sombras. Mientras observaba esto, escuché la voz de un joven hablar extremadamente despacio. Pidiendole al lobo que se alejase de él. Ciertamente, Otosa había dado algunos pasos olfateando, quizás a este sujeto que hablaba tan despacio.

Me incorporé y pude ver como este había sacado lo que parecían unas garras de sus manos. Aquello hizo que Otsoa que detuviese e hiciese un gruñido enseñando sus dientes, los cuales eran de un azul eléctrico, al igual que los ojos.

-Tranquilo Otsoa, no creo que tengamos que llegar a tanto, además estábamos buscando a alguien que nos pudiese ayudar.

El enorme lobo pareció calmarse, aunque no perdió de vista al individuo, por instinto el animal comenzó a dar vueltas a unos metros de distancia del chico analizandolo.

-Disculpale, a fin de cuentas es un animal y lo único que busca es protegerme como ya lo ha echo en muchas ocasiones – Hice una pequeña pausa mientras me acercaba al sujeto –. Soy Morgoth, encantado, ¿eres de por aquí? Es que he llegado en un barco mercante y no saben bien donde estamos si me pudieses ayudar lo agradecería, señor …

Hice una pequeña pausa para que diese su nombre, pero en ese momento, no tuvo otro mejor, para que Raven dejase caer entre los dos un murciélago muerto. Luego bajó y se posó en mi hombro. Lo miré como recriminándole lo que acababa de hacer a lo que el cuervo me miró el inclinó la cabeza. No me esperaba aquella reacción da pregunta por parte de Raven, por lo que se me escapó una risa delante del chico que no sabía que pensaría al respecto de la situación.

Tras ver aquella persona, quien al parecer el dueño de aquellos animales, tanto el lobo como el cuervo aquel que caza murciélagos ¿Cosa mas rara verdad? pero así era. En fin, tras esto y escuchar sus preguntas, Sora lentamente saca unos afiches de su bolso y los extiende hacia el extraño, aun con un poco de desconfianza.

Afiches:

En espera de respuestas por parte del chico, veía detenidamente aquellos animales, no eran normales, sus ojos y colmillos eran azules como el rayo, eran una mezcla de sombras animales o algo parecido. ¨Acaso será esto efecto de una Akuma no mi¨ Mientras el lobo aquel daba vueltas en forma de protección vi como el cuervo dejó caer un murciélago muerto justo en medio de ambos.

Sora se sorprendió un poco, más no se inmutó, quien sabe si por su lenta reacción o porque le daba igual ver animales muertos. — Lle..gué por ca..su..a..li..dad, pe..ro cre..o que es..ta..mos en Thri..ller Bark. — Sus palabras lentas y calmadas eran el método menos preferido de Sora para comunicarse, pues aquella enfermedad que conllevaba todos estos años le hacia sentirse insuficiente en ocasiones. Retraía sus garras lentamente, para que aquel lobo no estuviera tenso y no intente atacarlo en cualquier caso.

Sora saca su cuaderno y lápiz de su bolso para posteriormente escribir **Al parecer llegamos por lados distintos, yo viajo solo en mi barco, para cartografiar todas las islas del mundo. De todas maneras, si llegaste en un barco mercante, donde están los demás, me gustaría comprar algunas provisiones para continuar el viaje tras haber dibujado toda la isla. ** Para posteriormente mostrárselo al contrario.

El chido debía de ser alguien callado, dado que me entregó una hoja con su nombre, procedencia edad y otros datos que no me interesaron demasiado, bueno el de la enfermedad un poco.

-Estooo, de acuerdo – Dije extendiendo la mano para devolverle la ficha tras recordar todo lo posible de ella –. Entonces, supongo que también estás perdido, por cierto, yo sufro también una enfermedad, pero no es tan rara o limitante como la tuya.

Me agaché y cogí el murciélago que había dejado caer Raven. Lo examiné un momento extendiendo sus alas para ver lo grande que era por si necesitaba algo de otro tamaño, sin embargo, parecía de un tamaño bastante útil, ni muy grande que llamaría demasiado la atención, ni muy pequeño que pudiese ser presa de algún otro depredador, lo único que no me gustaba era un olor entre rojo y granate que no me terminaba de gustar. Justo cuando iba a girarme para seguir buscando el chico comenzó a hablar.

El chico hablaba tremendamente despacio y costaba un poco seguirle lo que decía porque no se diferenciaba bien cuando empezaba o terminaba una palabra. Pero me pareció entender lo que había dicho. Luego el chico sacó un papel y un bolígrafo y comenzó a escribir algo, luego me lo enseño. Parecía que quería comprar provisiones de los mercaderes, antes de seguir el solo por su camino.


-¿Entonces esta isla es la isla de las leyendas Thirller bark? ¿Si te llevamos podrías asegurarlo? – le pregunté mientras escribía – Esto, pues supongo, la verdad es que no se lo que llevan de mercancía, me supongo que un poco de todo. Por cierto, ¿cómo un habitante del cielo ha acabado en esta isla? ¿Y no se supone que tenéis alas bajo los brazos?

Me iban surgiendo preguntas en la cabeza, pero no quería soltarlas todas a la vez porque no sabía cuanto podría tardar en responderlas, ya fuese escritas o habladas. Hice un gesto a Otsoa para que se acercase y este se agachó para que pudiese montarme en él. Saqué la linterna e hice como que examinaba con la luz al animal muerto en mi mano, aunque de forma imperceptible fui separando la sombra de esta.

** Los habitantes del cielo no tenemos alas debajo de los brazos, de hecho si tenemos alas pero no en ese lugar, sino en la espalda, lastimosamente estas alas no sirven para volar como muchos pensarian** Escribió tras escuchar aquella pregunta algo absurda, ¿Quizá se estaría equivocando de raza?

Sora observa como este aparentemente este chico observaba aquel animal muerto, incluso con una linterna, extraño, pero no es de aquellos que juzgan. También se pregunta de que isla son esos animales y porque tienen ese color, pero no sabe si es lo correcto preguntarle, pues apenas acaba de conocerlo y quizá pueda ofenderle la extrañez de su pregunta.

Observa detenidamente aquel lobo con ese aspecto tan ¨Sombrío¨ seria la palabra correcta, estos animales si parecen provenientes directamente de esta isla. Sora no es un experto en fauna, pero ha viajado por algunas islas dándose cuenta de una gran diversidad de especies animales. Incluso ha visto animales con rasgos y habilidades únicas, que podrían asesinar muy fácilmente a un buen luchador, como aquellas hormigas de las islas flotantes.  

**Por la forma de la isla, y la ubicación, también pareciera que se mueve constantemente si te concentras, puedes entonces deducir según algunos relatos que esta es la isla de las leyendas Thriller Bark, por cierto ¿Eres pirata? Porque no tienes porte de ser mercante, aunque viajes con ellos** Sora escribía con mucho esmero, le encantaba escribir y que los demás leyeran su cuaderno sin que pidan explicación de porque no le gusta hablar.

Sora toma un bocado de su pan, mientras observa como el contrario estaba ciertamente atraído por aquel animal muerto, ¿Los coleccionara? ese tipo de pensamientos surgen en la cabeza del joven, pues en el mar existen toda clase de personas y Sora no es quien para juzgarlas, pues a el tampoco le gusta que nadie lo juzgue en absoluto por su situación o por la decisión de convertirse en pirata.  El joven skypiean esperaba pacientemente hasta que su contrario termine de observar el murciélago muerto para que lo lleve a donde los mercaderes, y así poder comprar, aunque este también quiere observar la parte contraria, osea la parte de la isla por donde vinieron los mercaderes.

El chico escribió de nuevo en su cuaderno que me equivocaba respecto a lo de las alas, parecía ser que los habitantes del cielo tenían las alas en la espalda en vez de bajo los brazos. Además, me dio un dato que no me imaginaba, y es que no les servían para volar. Lo que lo hacía algo inútil en principio y molesto para muchas cosas.

-Que raro, en la última que estuve puedo asegurar que estaban bajo el brazo, pero si me dices que no tan seguro te creeré.

Poco a poco terminé de quitarle la sombra al murciélago. Antes de que esta tomase la forma de este y volase y la absorbí en mi interior. Luego cogí el murciélago por el extremo de un ala y lo tiré a un lado para luego dar unas palmadas para limpiarme las manos un poco.

En ese momento me di cuenta que el chico había vuelto a escribir algo en su cuaderno. Parecía ser que la isla se iba moviendo y que por eso deducía que era Thriller Bark, luego me preguntó si era algún tipo de pirata.

-¿Pirata? ¿Yo? - Pregunté sorprendido cuando lo leí – No. puede que haya cometido algún delito alguna vez, pero sirvo a mis propios intereses en un camino de venganza. Preferiría una vida más tranquila de la que tengo, pero hasta que no logre mi objetivo no podré tenerla.

Me monté en el lobo y le acaricié en el cuello para que dejase subir al extraño individuo. Una vez se subiese pondría rumbo al puerto para que el tipo aquel hablase con el capitán del barco y ver si hacía negocios. La verdad era que me interesaba explorar un poco más la isla. Por alguna razón, me sentía tremendamente cómodo allí, como si fuese lo más natural para mí, o mejor dicho para mis sombras.

Si lo pensaba era el sitio ideal, rodeado de una niebla densa, no era un lugar con una posición fija. El cielo estaba nublado, haciendo que las sombras estuviesen más cómodas. Sin duda debía investigar aquella isla sobre como se formó y que más me podía ofrecer.

Cuando volví en mí, pude ver que estábamos llegando ya al puerto. Sin duda el ir sobre el lobo ahorraba mucho tiempo, era una lástima que no pudiese ir siempre con él por ciudades más pobladas.

-Por cierto, ¿tú solo vives de vender y cartografiar las islas? Moviéndote tan despacio, debe ser largo y complicado el hacerlo.

-Por  supuesto, no  es  un  trabajo  fácil  ni  rápido -respondió al chico mientras se acercaban al puerto y Sora tomaba su forma híbrida, para poder formular palabras mejor ya que su garganta se fortalecía y sus músculos se destensaban más rápido-. La cartografía y la exploración de las islas son tareas que requieren tiempo, paciencia y dedicación. Cada lugar tiene su propia historia, su geografía única y sus secretos por descubrir. Aunque pueda parecer que Sora se mueve despacio, es precisamente esa atención al detalle lo que le permite capturar la esencia y los misterios de cada lugar que visita.

Viajar de isla en isla, estudiar su topografía, trazar mapas precisos y entender su historia  brinda una satisfacción que trasciende la velocidad. Además, al explorar a fondo, a menudo se logra descubrir aspectos que otros pasan por alto. Así que, aunque pueda llevar más tiempo, Sora considera que es un trabajo valioso y enriquecedor.

Sora no tiene como objetivo solo vender mapas, sino también contribuir al conocimiento general y preservar la información sobre cada lugar para las generaciones futuras. Cada isla tiene su belleza única y sus secretos ocultos, y es un privilegio poder revelarlos a través de las exploraciones y cartografía detallada. Además una de las metas de Sora es dibujar el mapa más grande del mundo,uno en el que todas las islas y rutas puedan ser visualizadas.

Sora se bajó del lobo transformado en su forma híbrida, para evitar que este se quebrara algún hueso debido al peso de este, antes de llegar al puerto quería asegurarse de que no sería emboscado por otros piratas, sabe que no debe confiar. Mira alrededor y observa a lo lejos un barco, si parece ser un barco mercante, pero no estaba del todo claro, pues este hombre y sus mascotas son bastante extraños.

Sora se encontraba a unos metros del puerto, en esta forma era bastante alto y sus brazos pasaban de ser delgados a poseer una musculatura considerable. — El  mundo  es pequeño  pero  sin  importar  quienes  vengan  debemos  tener  cuidado. — Dijo Sora mirando el puerto para posteriormente volver a su forma humana básica. Toma su libreta ** Perdón, no puedo confiar en todo mundo, y menos con la enfermedad que padezco, muchos quieren aprovecharse de mi, y tengo que mostrar que no soy nada débil aunque lo parezca. ** Muestra su cuaderno al joven montado en el lobo para que este pueda leerlo.

El chico parecía bastante interesado y sabía bastante del tema de cartografiar una isla, y además le emocionaba, estaba seguro de que no era un mal profesional, pero en mi cabeza seguía estando la duda de si le salía rentable solo vivir de eso dado que apenas podía moverse más rápido que una tortuga terrestre. Aunque la verdad no era algo de mi incumbencia, la verdad era que solo necesitaba el resolver el problema del viaje.

A medida que hablaba noté como si el chico se moviese detrás de mí mientras Otsoa nos llevaba al puerto. Para mi sorpresa, el chico era un usuario de algún tipo de fruta animal que no identifiqué al verlo bajar del lomo del animal. El chico comenzó a mirar un tanto desconfiado alrededor de donde estábamos y hacia el barco, como si no se fiase de donde estábamos. Aproveché ese momento de distracción para hacer que Otsoa se metiese de nuevo en mi sombra, luego avancé hacia el barco.

Iba dando pasos lentos para no dejar atrás al invitado y así poder presentárselo como era debido al capitán del navío. El chico se disculpó por no fiarse de que no le hubiese preparado una trampa a lo que hice un gesto para quitarle importancia.

-Yo también habría tomado medidas, no es la primera vez que me han engañado, y desde entonces me ando con más cuidado aunque parezca alguien despreocupado.

Una vez ya cerca del barco di una voz para llamar la atención, para seguidamente llamar al capitán del barco para que se acercase. Y aunque al principio no estuvo muy por la labor, cuando le hice unas señas para que se acercase a ver al chico este dejó lo que estaba haciendo y se acercó a nuestra posición.

-Capitán Ross, he encontrado a este chico mientras caminaba, tiene información más precisa de donde podríamos estar, Se llama Sora y solo se puede comunicar con el cuaderno. Es un habitante de las islas del cielo. Y creo que quería saber si podía comprar provisiones para su bote.

**Hola mi nombre es Sora,según la ubicación por donde llegué, y los fenómenos propios de la isla, además de que con bastante concentración puedes darte cuenta que la isla se mueve, lenta pero constantemente, apostaría mis alas blancas a que estamos en Thriller Bark** Sora nada más llegar Había tomado su cuaderno para escribir, tras esto mostró al capitán aquello para que esté leyera y entendiese su punto.

En espera de una respuesta de parte del capitán, Sora volvió a sumirse en su escritura, la verdad parecía algo que disfrutaba hacer. **Escuché que son mercaderes, ¿Que artículos venden o exportan? Necesito comprar algunas provisiones** El joven Skypiean observaba aquel barco mercantil, este no era pequeño, al menos no como el suyo, probablemente lleven una variedad considerable de mercancías, una gran venta si fuese exportación directa y no venta clandestina a donde sea que fuesen.

Antes de recibir alguna respuesta, nuestro descuidado amigo se sentó en el suelo y comenzó a trazar algunas líneas en su cuaderno de dibujo, posteriormente este ya estaba tomando forma, para sorpresa de todos Sora se encontraba dibujando el puerto tal y como lo estaba viendo. Este al parecer hacia esto con todas las islas que visita, suele dibujar los paisajes o lugares más importantes porque los clientes prefieren conocer lugares que ir a ciegas, este chico es un Cartógrafo detallista, no se le escapa nada, coloca cada cosa donde va, estos hermosos dibujos son la mejor referencia de ventas, la gente ama saber que hay lugares que visitar a donde van.

Se sumergía en una concentración increíble, aunque este aún prestaba una mínima parte de su atención a lo que el capitán respondería, pues al final, este necesita comprar algunas cosas y ellos son los únicos que están cerca. —¿ De  don...de   vi..e..nen ? — Sorpresivamente el chico habló, con su distintiva manera de hacerlo. Entendía que si vino por el otro lado de la isla, significa que de donde vienen los mercaderes es una isla que el no ha visitado, el paraíso es gigantesco y hay tantas lugares por visitar. Un pirata, que a su vez es Cartógrafo, no hay nada más emocionante para él que visitar islas que desconocía.

El chico comenzó a escribir en su cuaderno tras presentarles, Tardó unos segundos en terminar de escribir, pero en lo que redactó parecía explicar lo que a él le parecía la ubicación más posible en la que nos encontrábamos, principalmente por cómo era y el fenómeno de la niebla que os rodeaba.

El capitán se rascó la barbilla durante unos segundos pensando en lo que Sora había puesto en su cuaderno. Luego hizo llamar a un marinero. Me presté a ello y fui a buscarlo, tardé unos minutos, pero el marinero llegó con un mapa en mano tal y como había pedido el capitán.

Comenzó a revisarlo hablando con el marinero para luego darle unas órdenes de que fuese poniendo todo en orden para zarpar cuanto antes.

-Gracias muchacho, nos has dado un buen servicio. Parece ser que hemos echo mal los cálculos de como se estaba moviendo la isla y nos ha traído a esta situación. Ciertamente somo mercantes, como agradecimiento, querría darte lo que necesites. Acompañame a ver que necesitas.

El chico se había sentado mientras el capitán estaba hablando con el marinero, mientras, había estado dibujando líneas, quizás, y por lo qu eme había contado, algún mapa o lo que hubiese visto de aquella isla. Sin embargo, cuando el capitán le habló, Sora dejó de dibujar y le prestó atención.

Mientras avanzábamos al barco para ver que provisiones era las que necesitaba, el chic preguntó la isla de la que veníamos, Supuse, que para verla y poder un nuevo mapa.

-Pues de unas islas terroríficas – contestó el capitán dando un pequeño respingo –. No te recomiendo ir allí teniendo esos problemas de movilidad, serías una presa fácil.

-Lo que el capitán está queriendo decir, es que es una isla de depredadores y ni siquiera los habitantes de la isla están a salvo, solo por unos pequeños arboles de olor blanco. Y la verdad es que como mínimo los animales se hacen respetar. Se llamaba Merveille.

Después de agradecer al capitán por su generosa oferta, Sora se levantó con una expresión de gratitud en su rostro. Tomó una pequeña bolsa de provisiones que le habían preparado para su viaje y la colgó con cuidado sobre su hombro. Miró hacia el horizonte, donde se extendía el vasto océano que rodeaba la misteriosa isla.

Se despidió con una inclinación de cabeza ante el capitán y Morgoth, agradeciéndoles una vez más por su amabilidad y ayuda. Había encontrado una pequeña amistad en medio de lo desconocido, y eso le daba cierta comodidad en un lugar tan enigmático.

Con pasos ligeros y determinados, Sora comenzó a caminar hacia el otro lado de la isla, siguiendo el sendero que se adentraba en la exuberante vegetación. La brisa marina acariciaba su piel, y el sonido de las olas rompiendo en la costa creaba una melodía tranquilizadora. A medida que avanzaba, Sora tomó su cuaderno y un lápiz, listo para documentar sus experiencias y descubrimientos en este nuevo entorno.

La naturaleza de la isla era asombrosa y cautivadora. Sora se detuvo en varios puntos para observar la flora y la fauna única que la habitaba. Mariposas de colores brillantes revoloteaban a su alrededor, mientras que extrañas criaturas escamosas trepaban por los árboles. Cada paso que daba era una oportunidad para aprender más sobre este mundo en el que se encontraba ya que tendría que marcharse pronto de ahí. A medida que avanzaba, el terreno comenzó a cambiar. Los árboles se volvieron más altos y densos, creando una especie de bosque impenetrable. Los sonidos de la naturaleza se intensificaron, y Sora pudo escuchar el canto de aves desconocidas y el zumbido de insectos curiosos.

Finalmente, Sora emergió en un claro que ofrecía una vista impresionante del océano que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Las olas golpeaban suavemente la costa, y el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos y dorados.Sora se sentó en una roca cerca del borde del claro, sintiendo la tranquilidad y la serenidad que emanaba de este lugar. Abrió su cuaderno y comenzó a dibujar, capturando la belleza del paisaje frente a él. A medida que trazaba líneas y sombras en la página, se dio cuenta de lo afortunado que era de haber llegado a esta isla misteriosa y única.

El tiempo pasó lentamente mientras Sora se sumergía en su arte y en la contemplación del entorno. El sol finalmente se hundió por completo en el horizonte, dando paso a la suave luz de la luna y las estrellas que comenzaban a aparecer en el oscuro cielo. Sora se recostó sobre la roca y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Sabia que era momento de regresar a su barco para zarpar de aquella isla, no era una mala isla, solo habían rumores e historias del pasado que alejaban a los mercantes y piratas que se acercaban encallaban en ella.