Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Maldije mi suerte al llegar a un área industrial. De todos los lugares me tocó uno bastante problemático. El ruido se dividía en dos grandes partes. Una, un sonido ensordecedor de las máquinas y en otros lugares era la voz de un capataz, dando órdenes, la que reinaba en el lugar. Di un par de vueltas para investigar el lugar, fijándome en el detalle que en ese sitio no había puertas. Sin embargo, no encontré forma alguna de entrar… Pegué un largo y pesado suspiro, ¿Cómo lograría entrar en ese sitio? No encontraba la manera y si quería seguir investigando tenía que hacerlo rápido. No tenía idea cuando iban a llegar los enemigos, ¿Dexter estaría entre ellos? Muy probablemente… ¿Tendríamos que luchar en contra? Si se daba ese caso… ¡No! No podía pelear con él, aparte que era unas cuantas decenas más fuertes que yo, ante todo era mi capitán. Primero muerto antes que pelear ante él, al menos, en este tipo de situaciones.
– Dexter, estás bien, ¿verdad? – no tenía idea de cómo mi muerte lo hubiera afectado. Pero era fuerte y sabía que podía afrontar cualquier problema y superarlo. Aparte, yo seguía vivo y aun había tiempo de remediar las cosas. – Discúlpame… Te lo explicaré todo cuando te vea. – terminé, antes de limpiarme una pequeña lágrima que recorría mi mejilla izquierda. Apreté mi puño con fuerza y luego respiré hondo tres veces para volver a la normalidad. ¿Cómo reaccionarían todos mis amigos al verme? Algunos, quizás, solo me querrían pegar; otros, podrían simplemente recibirme como antes, o bien… Quizás solo odiarme por hacerles esto. – Soy un asco de persona… – dije con una leve sonrisa.
Suspiré para tratar de no pensar en eso, aunque era inevitable, y tenía que pensar en lo que importaba. ¿Cómo mierda entraba a ese lugar? Debía existir alguna forma… O eso creía. Tuve que mirar con detenimiento para encontrarla… Una cueva, que juraría no estaba ahí cuando me dirigía al lugar donde había organizado las defensas ¿En verdad esos tipos estarían bien sin mi ayuda? Esperaba que sí. ”Supongo que tendré que entrar a esa cueva…” – pensaba mientras me ponía las manos en los bolsillos y empezaba a caminar rumbo a ese sitio natural y, probablemente, algo que me daría algo interesante ”En verdad eres un idiota positivo” – reí por lo bajo para finalmente entrar. Mi Kenbunshoku estaba activado a su máximo poder, ¿Habría enemigos aquí? No es que no lo creyera posible, pero lo dudaba mucho. Aparte, si alguien encontraba ese sitio y esta cueva llegaba al castillo del Rey… No, debía investigar y ser la defensa de este lugar. Si lo encontraban… Si lo llegaban a encontrar sería un ataque por sorpresa y yo debía evitarlo.
Lion D. Émile
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Para avanzar más rápido, dado que el vuelo de Ivana era más veloz que sus pistolas, se había colocado sobre era.Hallstat había cambiado mucho. ¿Es que Derian era un rey tan terrible que no podía ni mantener su país bien cuidado? Antes el reino era un hermoso y pintoresco lugar de frondosos bosques y pueblos bastante "folklóricos", perfecto para pasar unas deliciosas vacaciones al estilo de Émile: obscenas cantidades de alcohol, sexo (y no siempre consentido) y violencia gratuita. Y todo ello en un paisaje hermoso. Ahora era feo e industrial. Una lástima, aunque aquel era uno de los precios de la guerra. A medida se iban adentrando hacia el interior del país, el ambiente se hacía más rural, y el pirata comprobó que muchos de los lugares que conocía de Hallstat y de sus bosques seguían medianamente intactos. Sin embargo había bastantes cambios profundos. Muchas de las ciudades estaban desiertas, y la permanente nube de oscuridad le daba un aire tétrico al lugar. Pero el cambio más brutal lo vio al acercarse al palacio real de Hallstat. En lugar de estar en el suelo, ahora estaba en lo alto de una imponente roca negra de cientos de metros de altura. Las paredes eran casi totalmente lisas y verticales. ¿Qué clase de ser tenía el poder de hacer eso? Con una sonrisa de excitación, ordenó a Ivana:
- Asciende hasta el castillo.
En cuanto llegaron al patio, Émile saltó de la espalda de su oficial a este. La cyborg descendió lentamente, apagando poco a poco sus cohetes. Ir con ella había facilitado el viaje, desde luego. Se fijó entonces en una mujer que observaba con gesto ausente el castillo. El capitán la miró con ligero desagrado... estaba en su camino. Con un grito de "¡aparta, escoria!" Ivana empujó a la extraña para tratar de sacarla del camino de Émile. Sin dedicarle al incidente más tiempo, se acercó a la puerta del castillo. Tetsuhime se apresuró a adelantarse y abrirle las puertas. Inmediatamente un par de guardias y de criados se acercaron corriendo.
- ¡Apartaos del camino del capitán! Ha venido a ver a vuestro rey, convocado por él - dijo la cyborg, sacando la HMG que llevaba encajada a la espalda.
- Tenemos órdenes de escoltar al señor Émile ante su Majestad - dijo uno de los guardias.
- Ivana, baja el arma. Está bien, llevadnos - dijo el Ángel Negro.
Los guiaron hasta un portón de doble hoja. Con cierta curiosidad, activó su Visión Demoníaca. Su iris se volvió rojo, y las cosas que percibía cambió. A través de ese portón percibía un aura de maldad inenarrable, una concentración increíble que sólo podía indicar dos cosas: o un ser terriblemente abyecto y degenerado... o un maligno con un poder absurdo, muy superior al suyo. Sea como fuese, no se fiaba de lo que pudiera ocurrir. "Guíame, Maestro. ¿Qué debo hacer?" Preguntó internamente al Diablo. Este le respondió mentalmente, con una voz cavernosa y profunda "No te fíes de él. Usa tus poderes para evitar que te mienta. Y se muy cauto... tal vez reaccione de manera violenta si se percata de lo que haces. Si intenta algo, déjame tomar el control. Es muy fuerte, pero yo podría sacarte vivo de esta." Obedeciendo a las indicaciones de su demoníaco maestro, en cuanto el guardia abrió la puerta activó la Mirada del Diablo. Este poder hacía que las personas a las que mirase a los ojos fuesen incapaces de mentirle o de tratar de engañarle con medias verdades. Duraba cinco minutos... suficiente para la reunión. Entró con pasos calmados y la cabeza bien alta, denotando tranquilidad y autoconfianza. Repasó con la mirada la sala, observando el pintoresco espectáculo. En el suelo de la sala, una mujer carente de maldad (podía verlo con su Visión Demoníaca) estaba desmayada. Había un gato junto a ella, al que no prestó mayor atención. A parte de ellos había un hombre de pelo verde bien vestido acompañado por un tipo con pinta de guardaespaldas. Ellos tampoco tenían un aura de maldad notoria. El resto... eran un tanto diferentes. Reconoció a Drake la Bestia, el cuál engullía carne a tal velocidad que parecía que fuese a atragantarse en cualquier momento. El famoso asesino en serie sí que tenía un aura de mal en torno a él. No estaba totalmente consumido por este, pero podía ver un aura rojiza que lo rodeaba. Las dos últimas personas de la sala resultaban casi deslumbrantes. Un hombre de pelo muy claro, casi blanquecino. Su aura de mal prácticamente rivalizaba con la del Rey. No sabía de dónde había salido aquel tipo, pero claramente era alguien fuerte... y despiadado. Se fijó en una persona en la que no había reparado, antes de prestarle finalmente atención a monarca. Y era alguien a quien conocía. Se trataba de su ex-nakama Aki. Estaba tan hermosa como siempre, y llevaba un traje elegante y no muy recatado. Controló su lujuriosa mente, y recordó que se trataba de la pareja de su difunto padre. Si había algún límite moral para el malévolo pirata a la hora de satisfacer sus deseos, ese era uno. Observó con cierta sorpresa que ella también se había vuelto "malvada". El aura que la rodeaba no era tan intensa como la de los otros, pero desde luego ya no era trigo limpio.
En último lugar, el más importante, se fijó en el Rey. Clavó sus ojos en él, ignorando la inmensa aura rojo oscuro que lo rodeaba. Aquel hombre era uno de los seres malignos más poderosos que había tenido la oportunidad de ver. Tal vez se contuviese para mantener su fachada como monarca, pero Émile estaba muy seguro de que para un hombre como aquel la vida y la muerte de todos los seres que no fuesen él mismo no significaban nada. Era un ser terrible y majestuoso, y hasta el irreverente pirata no pudo si no sentir cierto respeto hacia tan temible Señor Oscuro. No obstante, el respeto quedó nublado por el orgullo y la envidia, haciendo que en un deseo de destacar activase su Presencia Diabólica. Entonces, con una media sonrisa cautivadora, dijo:
- Así que su Majestad requiere de mi presencia... muy bien. Estoy dispuesto a escuchar vuestras condiciones - dijo, con altanería, y una ligera inclinación de cabeza sin desviar la mirada. Los protocolos le daban un tanto igual - Muy bien, el Ángel Negro os escucha.
- Asciende hasta el castillo.
En cuanto llegaron al patio, Émile saltó de la espalda de su oficial a este. La cyborg descendió lentamente, apagando poco a poco sus cohetes. Ir con ella había facilitado el viaje, desde luego. Se fijó entonces en una mujer que observaba con gesto ausente el castillo. El capitán la miró con ligero desagrado... estaba en su camino. Con un grito de "¡aparta, escoria!" Ivana empujó a la extraña para tratar de sacarla del camino de Émile. Sin dedicarle al incidente más tiempo, se acercó a la puerta del castillo. Tetsuhime se apresuró a adelantarse y abrirle las puertas. Inmediatamente un par de guardias y de criados se acercaron corriendo.
- ¡Apartaos del camino del capitán! Ha venido a ver a vuestro rey, convocado por él - dijo la cyborg, sacando la HMG que llevaba encajada a la espalda.
- Tenemos órdenes de escoltar al señor Émile ante su Majestad - dijo uno de los guardias.
- Ivana, baja el arma. Está bien, llevadnos - dijo el Ángel Negro.
Los guiaron hasta un portón de doble hoja. Con cierta curiosidad, activó su Visión Demoníaca. Su iris se volvió rojo, y las cosas que percibía cambió. A través de ese portón percibía un aura de maldad inenarrable, una concentración increíble que sólo podía indicar dos cosas: o un ser terriblemente abyecto y degenerado... o un maligno con un poder absurdo, muy superior al suyo. Sea como fuese, no se fiaba de lo que pudiera ocurrir. "Guíame, Maestro. ¿Qué debo hacer?" Preguntó internamente al Diablo. Este le respondió mentalmente, con una voz cavernosa y profunda "No te fíes de él. Usa tus poderes para evitar que te mienta. Y se muy cauto... tal vez reaccione de manera violenta si se percata de lo que haces. Si intenta algo, déjame tomar el control. Es muy fuerte, pero yo podría sacarte vivo de esta." Obedeciendo a las indicaciones de su demoníaco maestro, en cuanto el guardia abrió la puerta activó la Mirada del Diablo. Este poder hacía que las personas a las que mirase a los ojos fuesen incapaces de mentirle o de tratar de engañarle con medias verdades. Duraba cinco minutos... suficiente para la reunión. Entró con pasos calmados y la cabeza bien alta, denotando tranquilidad y autoconfianza. Repasó con la mirada la sala, observando el pintoresco espectáculo. En el suelo de la sala, una mujer carente de maldad (podía verlo con su Visión Demoníaca) estaba desmayada. Había un gato junto a ella, al que no prestó mayor atención. A parte de ellos había un hombre de pelo verde bien vestido acompañado por un tipo con pinta de guardaespaldas. Ellos tampoco tenían un aura de maldad notoria. El resto... eran un tanto diferentes. Reconoció a Drake la Bestia, el cuál engullía carne a tal velocidad que parecía que fuese a atragantarse en cualquier momento. El famoso asesino en serie sí que tenía un aura de mal en torno a él. No estaba totalmente consumido por este, pero podía ver un aura rojiza que lo rodeaba. Las dos últimas personas de la sala resultaban casi deslumbrantes. Un hombre de pelo muy claro, casi blanquecino. Su aura de mal prácticamente rivalizaba con la del Rey. No sabía de dónde había salido aquel tipo, pero claramente era alguien fuerte... y despiadado. Se fijó en una persona en la que no había reparado, antes de prestarle finalmente atención a monarca. Y era alguien a quien conocía. Se trataba de su ex-nakama Aki. Estaba tan hermosa como siempre, y llevaba un traje elegante y no muy recatado. Controló su lujuriosa mente, y recordó que se trataba de la pareja de su difunto padre. Si había algún límite moral para el malévolo pirata a la hora de satisfacer sus deseos, ese era uno. Observó con cierta sorpresa que ella también se había vuelto "malvada". El aura que la rodeaba no era tan intensa como la de los otros, pero desde luego ya no era trigo limpio.
En último lugar, el más importante, se fijó en el Rey. Clavó sus ojos en él, ignorando la inmensa aura rojo oscuro que lo rodeaba. Aquel hombre era uno de los seres malignos más poderosos que había tenido la oportunidad de ver. Tal vez se contuviese para mantener su fachada como monarca, pero Émile estaba muy seguro de que para un hombre como aquel la vida y la muerte de todos los seres que no fuesen él mismo no significaban nada. Era un ser terrible y majestuoso, y hasta el irreverente pirata no pudo si no sentir cierto respeto hacia tan temible Señor Oscuro. No obstante, el respeto quedó nublado por el orgullo y la envidia, haciendo que en un deseo de destacar activase su Presencia Diabólica. Entonces, con una media sonrisa cautivadora, dijo:
- Así que su Majestad requiere de mi presencia... muy bien. Estoy dispuesto a escuchar vuestras condiciones - dijo, con altanería, y una ligera inclinación de cabeza sin desviar la mirada. Los protocolos le daban un tanto igual - Muy bien, el Ángel Negro os escucha.
- Poderes usados y aspecto de Ivana:
- Ivana Tsaizev "Tetsuhime:
- Presencia Diabólica: Debido a la unión de Lucifer con Émile, su aura es tan diabólica que los que se fijen en él con mantra sabrán que tiene algo muy poderoso dentro, pero al hacerlo por primera vez (por encuentro) se verán sobrecogidos por su poder como si hubiesen sido afectados por su Mirada del Señor del Abismo (sin contar para el límite de uso de este poder). Puede además activar este poder para que las personas cercanas (tengan o no mantra) noten un inmenso poder proveniente de él.
- Mirada del señor del Abismo: Puede aterrorizar a una persona mirándola directamente. Sólo puede usarlo una vez por persona en cada combate/encuentro. A personajes del mismo nivel o hasta cinco por encima les aterroriza ligeramente durante un momento. A personajes de hasta diez niveles por debajo les aterroriza durante un post. Los personajes de más de diez niveles por debajo intentarán huir. Los personajes de más de cinco niveles por encima sólo se verán moderadamente afectados. El efecto será interpretable por el usuario, no estará obligado a asumir al 100% los efectos como si fuese haki del rey excepto en los más débiles. Sentirá un gran terror y el impulso de dejar de combatir y huir. Sólo en el caso de que el pj está más de diez niveles por debajo de el de Émile le afectará totalmente.
- Visión Demoníaca: Es un modo de visión en que Émile puede percibir a los seres vivos y su nivel de maldad. Percibe a estos aun incluso a través de obstáculos. Cuando no los ve directamente (porque haya una pared o algo), lo que ve es un manchón borroso con una forma similar a la del ser.
- Mirada del Diablo: Cuando Émile mira directamente a alguien a los ojos con este poder activo, esa persona no será capaz de mentir mientras mantenga el contacto visual. Esto no le obliga a hablar, tan sólo le impide mentir. Si intenta forzarse a sí mismo a mentir a pesar de la técnica o intenta emplear juegos de palabras o trucos para engañar al usuario, sentirá un dolor indescriptible. Cuando la activa dura cinco minutos, y necesita media hora antes de volver a poder emplearla.
Rei Arslan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El ambiente era lúgubre. Una oscuridad que inundaba el cielo mientras que reflejaba una sensación de caer en la muerte en cualquier momento. Por suerte... estamos preparados o eso creo, de todas formas, no tengo ganas de derramar sangre por ahora. Sería muy innecesario. Además debía estar atenta de las actitudes que mostraban los miembros de la banda. Esperaba que estuviesen informados de que bando coger, pero lo mejor era darles un aviso. Cualquier error suyo podría llevarnos a un combate de grandes dificultades. Por suerte Kuroi estaba atento y me advirtió sobre Kabil, el cual ya había avanzado. Caminé hasta llegar cerca de él mientras los otros me seguían y, en voz baja, les hablé a los tres.
-Atended, no atacaréis a nada ni nadie si no tenéis orden mía. No somos los enemigos en este bando. Mucho cuidado con vuestros modales y actitudes, no quiero irme pronto de aquí de momento.
Supongo que el mensaje les habría quedado claro. No tenía intención de volver a repetírselo. Mientras avanzábamos las patrullas que merodeaban el lugar se nos quedaban mirando como si fuésemos unos extraños, aunque no se equivocaban. Yo nunca había pisado estas tierras y, por lo tanto, orientarme sería un poco difícil. Tan solo esperaba que encontrásemos pronto al emisario, ya que a saber a dónde iríamos a parar.
Al mirar hacia atrás ya habíamos perdido de vista en barco debido a la oscuridad. Ahora solo teníamos ante nosotros la zona industrial, parecía estar cerca pero calculando bien aun nos quedaba un buen trecho. Sin embargo, una voz nos impidió el paso. El aspecto del guardia era muy típico. Me dispuse a presentarme.
-Saludos, soy Rose L. capitana pirata de Sons of Anarchy y venimos a ver al rey Derian. Le pido que nos deje pasar. Tenemos asuntos urgentes de los que tratar y de gran importancia para él. - Sugerí. Me crucé de brazos y me quedé mirándole mientras movía un poco el pie provocando un sonido leve. Esperaba que accediese o sino tendría que ir pensando otra manera de entrar. Aunque por una vez, me gustaba más la vía diplomática.
-Atended, no atacaréis a nada ni nadie si no tenéis orden mía. No somos los enemigos en este bando. Mucho cuidado con vuestros modales y actitudes, no quiero irme pronto de aquí de momento.
Supongo que el mensaje les habría quedado claro. No tenía intención de volver a repetírselo. Mientras avanzábamos las patrullas que merodeaban el lugar se nos quedaban mirando como si fuésemos unos extraños, aunque no se equivocaban. Yo nunca había pisado estas tierras y, por lo tanto, orientarme sería un poco difícil. Tan solo esperaba que encontrásemos pronto al emisario, ya que a saber a dónde iríamos a parar.
Al mirar hacia atrás ya habíamos perdido de vista en barco debido a la oscuridad. Ahora solo teníamos ante nosotros la zona industrial, parecía estar cerca pero calculando bien aun nos quedaba un buen trecho. Sin embargo, una voz nos impidió el paso. El aspecto del guardia era muy típico. Me dispuse a presentarme.
-Saludos, soy Rose L. capitana pirata de Sons of Anarchy y venimos a ver al rey Derian. Le pido que nos deje pasar. Tenemos asuntos urgentes de los que tratar y de gran importancia para él. - Sugerí. Me crucé de brazos y me quedé mirándole mientras movía un poco el pie provocando un sonido leve. Esperaba que accediese o sino tendría que ir pensando otra manera de entrar. Aunque por una vez, me gustaba más la vía diplomática.
barbazul
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El camino se me hizo bastante largo, todo aquel lúgubre olía raro. La verdad es que creo que lo que olía eran los residuos y humos de las fábricas. ¿Sería aquel humo el causante de tanta oscuridad en la isla? No me sorprendería para nada pues había centenares de ellas, pero todas tenían algo en común, no se veían puertas ni salidas de ellas. No dejaba sitio posible sin investigar, no quería que nos pillaran por sorpresa y decepcionar a la capitana. Cuando ya habíamos avanzado bastante note como Rose con Kuroi se adelantaban, me apresure a acercarme preparado para cualquier problema que pudiera haber surgido. Pero no era nada solo que Kabil se había adelantado, pero Rose aprovechó que estábamos todos para decirnos:
-Atended, no atacaréis a nada ni nadie si no tenéis orden mía. No somos los enemigos en este bando. Mucho cuidado con vuestros modales y actitudes, no quiero irme pronto de aquí de momento.
Tras el aviso me relaje un poco, seguía buscando y estando atento pero ya no de una manera que pudiera parecer agresiva, aun así conserve mi forma completa ya que me mejoraba mucho todos los sentidos. Y además parecería una simple mascota, el animal de compañía de Rose. Parecía que Rose sabía dónde nos llevaba pues avanzaba con paso decidido a través de aquella gran zona industrial. El barco ya hacía tiempo que lo habíamos perdido de vista pero intente recordar por donde íbamos por si había que volver por alguna razón imprevista. La verdad todo eso de la gente convertida en zombi y el despotismo de Derian no me gustaba nada, pero debía lealtad a mi capitana y así seguiría siendo hasta que demostrara no ser digna de ella. Llegados a un punto del camino una voz nos hizo detenernos, provenía de delante y emitía un agudo olor a pez muerto, y pude captar otro olor pero no sabría identificarlo ni decir de donde venía.
-Saludos, soy Rose L. capitana pirata de Sons of Anarchy y venimos a ver al rey Derian. Le pido que nos deje pasar. Tenemos asuntos urgentes de los que tratar y de gran importancia para él. – Le respondió rose a quien fuera que estuviera hablando. Yo me acerque sentándome al lado de Rose vigilante pero tranquilo.
-Atended, no atacaréis a nada ni nadie si no tenéis orden mía. No somos los enemigos en este bando. Mucho cuidado con vuestros modales y actitudes, no quiero irme pronto de aquí de momento.
Tras el aviso me relaje un poco, seguía buscando y estando atento pero ya no de una manera que pudiera parecer agresiva, aun así conserve mi forma completa ya que me mejoraba mucho todos los sentidos. Y además parecería una simple mascota, el animal de compañía de Rose. Parecía que Rose sabía dónde nos llevaba pues avanzaba con paso decidido a través de aquella gran zona industrial. El barco ya hacía tiempo que lo habíamos perdido de vista pero intente recordar por donde íbamos por si había que volver por alguna razón imprevista. La verdad todo eso de la gente convertida en zombi y el despotismo de Derian no me gustaba nada, pero debía lealtad a mi capitana y así seguiría siendo hasta que demostrara no ser digna de ella. Llegados a un punto del camino una voz nos hizo detenernos, provenía de delante y emitía un agudo olor a pez muerto, y pude captar otro olor pero no sabría identificarlo ni decir de donde venía.
-Saludos, soy Rose L. capitana pirata de Sons of Anarchy y venimos a ver al rey Derian. Le pido que nos deje pasar. Tenemos asuntos urgentes de los que tratar y de gran importancia para él. – Le respondió rose a quien fuera que estuviera hablando. Yo me acerque sentándome al lado de Rose vigilante pero tranquilo.
Nivel: 67
Exp: 95.630
Berries: 38.243.436
Nombre: Barbazul
Bando: Pirata
Akuma no mi: Logia de tinta
Profesiones: espadachin duelista, científico bioingeniero, navegante climatologo e historiador Cronista. Señor de la Navegación.
FICHA
Worick L. Arcangelo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Malditos perros... La verdad es que Los Hijos de la Anarquía ya no es lo que era, pero realmente era importante que ahora que estábamos volviendo a reunir una banda cuidásemos de los miembros, especialmente de los más tontos, es decir, Kabil. No entiendo como alguien podía ir de manera tan despreocupada por terreno enemigo o mejor dicho terreo identificado, pero sin embargo allí estaba él adelantándose a todos en terreno inexplorado causando lo que era evidente. De todos modos y a pesar de todo esto ellos son mis compañeros, mi familia y es por esto que si se meten en líos tocará cuidarlos como a hermanos pequeños. Aunque... ¿Quizás me preocupo de más? No sé, pero estaría de más que andasen con más ojo.
Como era de esperar el sermón de la capitana fue lo primero que encontramos tan pronto nos alejamos un poco del barco y esta alcanzo a Kabil, mira que tener que comerme esta charlita por culpa suya... Bueno tampoco fue para tanto, tan solo nos advirtio de lo que ya sabíamos y que debíamos andar con ojo, obvio, pero aquel par son unos cabezotas.
Pasaron un par de minutos mientras avanzábamos por aquellos caminos llenos de gente observándonos como si fuésemos algo extraño, aquello no me asombraba ya que estaba muy acostumbrado ya que desde que desperté había sido víctima de aquellas miradas, pero esta vez era distinto no solo me miraban a mí, nos despreciaban a todos por igual. No me agradaba, que mirasen así a la capitana me hacía casi más daño que que lo hicieran conmigo, pero supongo que era el precio que había que pagar al habernos "apadrinado" Markov. ¿Qué habría pasado con el conde? ¿Tanta era la diferencia entre nuestros poderes? ¿Acaso yo no había avanzado nada en todo este tiempo? Durante estos tres años había estado "fuera", pero no podía usar eso como excusa, no solo abandone Los Hijos de la Anarquía sino que me abandone a mi mismo y por ello no he avanzado.
Mientras estaba sumido en mis pensamientos nosotros caminábamos en la penumbra y nos adentrábamos más y más en la oscuridad como si de un momento a otro fuésemos a perdernos por completo en esta. Los olores y las sensaciones que transmitía aquel lugar a medida que avanzábamos eran un tanto, perfumados. De pronto un tipo que parecía una especie de guardia apareció ante nosotros y nos paró a la vez que nos exigía que nos identificásemos para poder continuar. Aquello resultaba un tanto insultante, primero nos invitan a su isla y después no notifica a su guardia de nuestra llegada, desde luego aquel tipo era tan idiota como cuando lo conocí. Por suerte para mí teníamos a Rose como capitana que no dudo ni un segundo en presentarse amablemente mientras yo acariciaba el pomo de la guadaña, asegurándome de que estuviese en su lugar por si la necesitaba. Cuando esta acabó continué yo. — Leumás Akynton, aunque ya nadie me llama así, Kuroi sería lo más apropiado. — Dije mientras le dedicaba una sonrisa que debía resultar un tanto tétrica por mi aspecto. — Respecto a estos dos cabeza huecas... Kabil, el moreno que porta unas gafas y una larga chaqueta negra y Barbazul, creo que no hace falta que entre en muchos detalles. — Al fin y al cabo no es que hubiese muchos problemas para distinguir a Barbazul, pero claro a saber que pasaba con aquellos tipos. En cualquier otra situación quitar de en medio a los guardias quizás hubiese sido una opción, pero no en este caso siendo los invitados de alguien. Ahora solo quedaba esperar ver que decían estos tipos, si era necesario pelearía para abrirnos paso hasta Derian, pero preferiría no tener que mancharme las manos tan pronto.
Como era de esperar el sermón de la capitana fue lo primero que encontramos tan pronto nos alejamos un poco del barco y esta alcanzo a Kabil, mira que tener que comerme esta charlita por culpa suya... Bueno tampoco fue para tanto, tan solo nos advirtio de lo que ya sabíamos y que debíamos andar con ojo, obvio, pero aquel par son unos cabezotas.
Pasaron un par de minutos mientras avanzábamos por aquellos caminos llenos de gente observándonos como si fuésemos algo extraño, aquello no me asombraba ya que estaba muy acostumbrado ya que desde que desperté había sido víctima de aquellas miradas, pero esta vez era distinto no solo me miraban a mí, nos despreciaban a todos por igual. No me agradaba, que mirasen así a la capitana me hacía casi más daño que que lo hicieran conmigo, pero supongo que era el precio que había que pagar al habernos "apadrinado" Markov. ¿Qué habría pasado con el conde? ¿Tanta era la diferencia entre nuestros poderes? ¿Acaso yo no había avanzado nada en todo este tiempo? Durante estos tres años había estado "fuera", pero no podía usar eso como excusa, no solo abandone Los Hijos de la Anarquía sino que me abandone a mi mismo y por ello no he avanzado.
Mientras estaba sumido en mis pensamientos nosotros caminábamos en la penumbra y nos adentrábamos más y más en la oscuridad como si de un momento a otro fuésemos a perdernos por completo en esta. Los olores y las sensaciones que transmitía aquel lugar a medida que avanzábamos eran un tanto, perfumados. De pronto un tipo que parecía una especie de guardia apareció ante nosotros y nos paró a la vez que nos exigía que nos identificásemos para poder continuar. Aquello resultaba un tanto insultante, primero nos invitan a su isla y después no notifica a su guardia de nuestra llegada, desde luego aquel tipo era tan idiota como cuando lo conocí. Por suerte para mí teníamos a Rose como capitana que no dudo ni un segundo en presentarse amablemente mientras yo acariciaba el pomo de la guadaña, asegurándome de que estuviese en su lugar por si la necesitaba. Cuando esta acabó continué yo. — Leumás Akynton, aunque ya nadie me llama así, Kuroi sería lo más apropiado. — Dije mientras le dedicaba una sonrisa que debía resultar un tanto tétrica por mi aspecto. — Respecto a estos dos cabeza huecas... Kabil, el moreno que porta unas gafas y una larga chaqueta negra y Barbazul, creo que no hace falta que entre en muchos detalles. — Al fin y al cabo no es que hubiese muchos problemas para distinguir a Barbazul, pero claro a saber que pasaba con aquellos tipos. En cualquier otra situación quitar de en medio a los guardias quizás hubiese sido una opción, pero no en este caso siendo los invitados de alguien. Ahora solo quedaba esperar ver que decían estos tipos, si era necesario pelearía para abrirnos paso hasta Derian, pero preferiría no tener que mancharme las manos tan pronto.
- Resumen:
- Sigo a Rose hasta llegar al guardia mientras rageo de Kabil y Barba y me como la cabeza pensando en cuando conocí a Derian. Al llegar al guardia me presento y también presneto a Kabil y Barba.
Baozar
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El olor se hacía cada vez mas pestilente según me acercaba a la costa, conseguí atracar el barco en la orilla, y me desplace hacia la isla con un gran pesar en mi rostro. Vi una larga línea de buitres en el campo de batalla; estos pájaros de mal agüero se posaban erguidamente y a distancia se podían confundir con un regimiento formado en una sola línea.
Era un lugar magnífico para ellos pues los cuerpos de hombres y caballos yacían plácidamente entre los escombros. Después de la batalla se amontonaron juntos los restos de los animales y soldados y se cubrieron con ramas tan verdes que no hicieron un fuego capaz de convertir en cenizas todo aquello. Había un hedor insoportable y la escena era repugnante. Un gran número de cerdos, traídos por los campesinos, deambulaban por la zona y compartían el festejo con los buitres.
Inaga indispuesto pues nadie habría realizado ni una mísera plegaria decidió dar descanso a sus almas. Reunifico los restos de los soldados caídos haciendo una especie de altar, cuando termino había conseguido encontrar diversas pertenencias en buen estado y unos cuantos periódicos (depende del máster si me entero de la situación de la guerra y de que objetos encuentro) y una carta la cual parecía ser parte del diario de un soldado.
"La lucha empezó a ser muy violenta. Como los cañones se disparaban sin parar, decidí llevar más munición al frente y lo que vi fue horrible: el campo estaba plagado de cabezas, brazos, piernas, caballos. Los heridos chillaban y sangraban, las mujeres gritaban y lloraban por sus maridos muertos, los cañones rugían y las balas volaban por encima de nuestras cabezas pero Dios cuidó de mí una vez más."
Pobre iluso, no pudo ni pasar de esa misma noche. Pensó para el mismo el monje.
"Pasamos la noche en el terreno que el enemigo había ocupado durante la batalla. Los hombres que enviamos a por agua tuvieron que andar cinco millas hasta que la encontraron, y cuando lo hicieron, estaba tan verde como la que puedes ver en una charca estancada en pleno verano. Sin embargo nos la bebimos con sumo placer. Lo único que mi compañero y yo pudimos saquear fue una pierna de cordero que encontramos en la mochila de un seguidor de Derian."
Inaga se sentía inspirado, en su mente las notas empezaban a cobrar la forma de una gran melodía. Por lo que empezó su oración, un réquiem para los caídos en combate. Con sus garras empezó lentamente la agónica melodía la cual encogería el corazón de los más valientes llevándoles grandes sentimientos de tristeza.
Era un lugar magnífico para ellos pues los cuerpos de hombres y caballos yacían plácidamente entre los escombros. Después de la batalla se amontonaron juntos los restos de los animales y soldados y se cubrieron con ramas tan verdes que no hicieron un fuego capaz de convertir en cenizas todo aquello. Había un hedor insoportable y la escena era repugnante. Un gran número de cerdos, traídos por los campesinos, deambulaban por la zona y compartían el festejo con los buitres.
Inaga indispuesto pues nadie habría realizado ni una mísera plegaria decidió dar descanso a sus almas. Reunifico los restos de los soldados caídos haciendo una especie de altar, cuando termino había conseguido encontrar diversas pertenencias en buen estado y unos cuantos periódicos (depende del máster si me entero de la situación de la guerra y de que objetos encuentro) y una carta la cual parecía ser parte del diario de un soldado.
"La lucha empezó a ser muy violenta. Como los cañones se disparaban sin parar, decidí llevar más munición al frente y lo que vi fue horrible: el campo estaba plagado de cabezas, brazos, piernas, caballos. Los heridos chillaban y sangraban, las mujeres gritaban y lloraban por sus maridos muertos, los cañones rugían y las balas volaban por encima de nuestras cabezas pero Dios cuidó de mí una vez más."
Pobre iluso, no pudo ni pasar de esa misma noche. Pensó para el mismo el monje.
"Pasamos la noche en el terreno que el enemigo había ocupado durante la batalla. Los hombres que enviamos a por agua tuvieron que andar cinco millas hasta que la encontraron, y cuando lo hicieron, estaba tan verde como la que puedes ver en una charca estancada en pleno verano. Sin embargo nos la bebimos con sumo placer. Lo único que mi compañero y yo pudimos saquear fue una pierna de cordero que encontramos en la mochila de un seguidor de Derian."
Inaga se sentía inspirado, en su mente las notas empezaban a cobrar la forma de una gran melodía. Por lo que empezó su oración, un réquiem para los caídos en combate. Con sus garras empezó lentamente la agónica melodía la cual encogería el corazón de los más valientes llevándoles grandes sentimientos de tristeza.
El Cid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Como podía ser todo hasta ese momento había salido perfecto, una infiltración exitosa pasando las líneas enemigas y todo se viene a fastidiar gracias a su querido compañero babieca. Aun con el olor en sus colosales fosas nasales el cid fue capaz de prestar atención al enemigo que se encontraba en la costa. Tenía casi la mitad de estatura que el mismo por lo que si corría sangre gigante en sus venas podía dar buena batalla.
Saludos, enemigos, me estaba planteando cuánto más tardaríais en llegar. ¿Venís a negociar o a luchar?- Dijo demostrando que tenía algo de inteligencia y no era más que una masa de carne.
Su compañera dio una serie de órdenes aprovechando la cobertura que yo le proporcionaba. Las cuales en su interior no pensaba seguir pues le parecía deshonroso intentar inhabilitar alguna extremidad de su enemigo aun así sabía que tenía que ganar algo de tiempo para llegar hasta la costa pues en los botes eran presa fácil.
Vaya ¿acaso nos estabas esperando? Debes ser alguien impresionante si nos has descubierto tu solo, ¿cómo te llamas? Dijo intentando ganar algo de tiempo para que tanto él como sus compañeros llegaran a tierra.
Saludos, enemigos, me estaba planteando cuánto más tardaríais en llegar. ¿Venís a negociar o a luchar?- Dijo demostrando que tenía algo de inteligencia y no era más que una masa de carne.
Su compañera dio una serie de órdenes aprovechando la cobertura que yo le proporcionaba. Las cuales en su interior no pensaba seguir pues le parecía deshonroso intentar inhabilitar alguna extremidad de su enemigo aun así sabía que tenía que ganar algo de tiempo para llegar hasta la costa pues en los botes eran presa fácil.
Vaya ¿acaso nos estabas esperando? Debes ser alguien impresionante si nos has descubierto tu solo, ¿cómo te llamas? Dijo intentando ganar algo de tiempo para que tanto él como sus compañeros llegaran a tierra.
Kaito Kazuki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras ver como los pocos sujetos que osaron acercarse a la posición del cazador de cabellos plancos caían uno tras otro, pero la verdad es que hay algo que trae al espadachín de cabeza, y es como su ataque se ve frustrado por aquella extraña fuerza que percibían que lo deshace a base de cañonazos, y de las profundidades del mar surge un barco viviente, que empieza a disparar a los cazadores, por suerte Kaito tuvo tiempo de activar su haki armadura y esquivar unos cuantos cañonazos pero uno le impactó en la pierna derecha dejándolo con un tremendo dolor, pero gracias a su busoushoku haki los daños no fueron mucho mayores.
Sabiendo su objetivo, Kaito lanza nuevamente sus Yokais, pero esta vez por la parte del cascarón del barco, bajo el mismo al tiempo que lanzaba tres ondas de fuego con Osore Charengiru que toma parte de su akuma para crear esas ondas, las cuales se dirigen hacia el barco en tres puntos diferentes, distrayendo de los yokais de energia, que eran en total 61.
Sabiendo su objetivo, Kaito lanza nuevamente sus Yokais, pero esta vez por la parte del cascarón del barco, bajo el mismo al tiempo que lanzaba tres ondas de fuego con Osore Charengiru que toma parte de su akuma para crear esas ondas, las cuales se dirigen hacia el barco en tres puntos diferentes, distrayendo de los yokais de energia, que eran en total 61.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras gritar durante lo que debió ser aproximadamente medio minuto guardó silencio, esperando algún tipo de respuesta o, por lo menos, el ruido de pasos acercándose hasta la celda... Pero no pudo escuchar nada, ni siquiera algún gruñido por el escándalo que acababa de montar o alguien que le amenazase para que se callara. Absolutamente nada. O bien le estaban ignorando por completo o no había absolutamente nadie vigilando las celdas. ¿Acaso tenía sentido aquello? ¿Qué clase de calabozos no disponían de carceleros? Definitivamente algo no iba bien, ese sitio era demasiado raro... O tal vez Derian fuese un completo estúpido. Porque le había capturado Derian... ¿No? En fin, qué más da. Lo único que importaba era que él seguía allí, encarcelado como un vulgar criminal (aunque en realidad su forma de ser no se diferenciaba demasiado).
- No pienso permanecer aquí más tiempo... ¿Pero cómo cojones me quito estas cosas? Si al menos hubiera guardias podría ingeniármelas para conseguir las llaves... Si salgo de aquí pienso buscar al que haya estructurado esto y darle una jodida paliza. ¿A quién se le ocurre? -mascullaba entre gruñidos y soplidos, completamente indignado, como si el hecho de que no hubiese ningún tipo de vigilancia le irritase. Fuera quien fuese el que estuviera al mando de ese sitio era un completo estúpido, incluso más que Shun. Al menos ese idiota sabía hacer las cosas bien. A todo esto... ¿Dónde estaba? Raro era que no hubiese dicho nada, así que probablemente no andase lo suficientemente cerca.
Suspiró a medida que su visión iba acostumbrándose a la oscuridad lentamente y, gracias a eso, pudo ver que los grilletes no estaban bien apretados. Genial, podría aprovecharse de ello para soltarse... Pero, ¿cómo? Cierto era que no estaban lo suficientemente ajustados, pero tampoco conseguiría sacar las manos por arte de magia. Tal vez, si tuviera alguna forma de lubricar la zona podría sacarlo... Lubricar... Mmm... Lo único que se le venía a la mente era bastante inviable. Maldición, encima tenía unas ganas insoportables de ir al lavabo. "Así no hay quien pien... Espera, ¡eso es!" La bombillita pareció encendérsele al castaño tras unos segundos. Mataría dos pájaros de un tiro, aunque sería un tanto desagradable. Al menos nadie podía verle y eso era un punto a favor. Si el samurái presenciaba lo que estaba a punto de hacer se las arreglaría para recordárselo desde ese día hasta el que lograse cortarle la lengua.
- En fin... Supongo que no hay más remedio. Y... Al venir de mí, tampoco es tan malo, ¿no? De hecho, podría ser la mejor meada del... -bueno, como ya era habitual en él, comenzó a autoalabarse y a soltar estupideces que tan solo a alguien demasiado egocéntrico y narcisista podrían ocurrírsele, así que me ahorraré los detalles...- ¡HASTA HARÍAN UNA FUENTE DE ELLO SI PUDIERAN!
Ejem... Bueno, el caso es que el espadachín se incorporó para tener una mayor facilidad al... "Desenvainar", arreglándoselas para bajarse lo suficiente los pantalones. Tras eso se tomó unos minutos para mentalizarse y, tirando un poco de los grilletes junto con un alarde de puntería poco habitual en un guerrero de la espada, consiguió alcanzar su objetivo y liberar las manos, no sin soltar algunos quejidos y dibujar varias muecas en su afilado rostro. Al parecer, ni la orina del futuro mejor espadachín del mundo era algo agradable de sentir.
- Ugh... Está caliente, qué asco -musitó, echando la cabeza hacia atrás y conteniendo la respiración mientras tiraba. Aunque a decir verdad se sentía bastante aliviado... ¿Cuánto tiempo llevaría encerrado allí?
Bien, hecho esto y con las manos libres al fin se dispuso a sacudirlas en el aire para tratar de secarse lo mejor posible y a continuación volver a privar al mundo de su maravillosa katana oculta, subiéndose los pantalones. Tan solo había un detalle que solucionar antes de intentar salir de aquella celda, y era la jodida argolla que tenía sujeta al cuello. Sin demasiado pudor y tratando de respirar lo menos posible, palpó la pieza metálica en busca de alguna sujeción o enganche del que poder tirar para liberar su cuello. De no encontrar nada similar trataría de hacer fuerza con ambos brazos para forzarla. Si los grilletes no estaban bien asegurados, tal vez tuviera la misma suerte con eso.
- No pienso permanecer aquí más tiempo... ¿Pero cómo cojones me quito estas cosas? Si al menos hubiera guardias podría ingeniármelas para conseguir las llaves... Si salgo de aquí pienso buscar al que haya estructurado esto y darle una jodida paliza. ¿A quién se le ocurre? -mascullaba entre gruñidos y soplidos, completamente indignado, como si el hecho de que no hubiese ningún tipo de vigilancia le irritase. Fuera quien fuese el que estuviera al mando de ese sitio era un completo estúpido, incluso más que Shun. Al menos ese idiota sabía hacer las cosas bien. A todo esto... ¿Dónde estaba? Raro era que no hubiese dicho nada, así que probablemente no andase lo suficientemente cerca.
Suspiró a medida que su visión iba acostumbrándose a la oscuridad lentamente y, gracias a eso, pudo ver que los grilletes no estaban bien apretados. Genial, podría aprovecharse de ello para soltarse... Pero, ¿cómo? Cierto era que no estaban lo suficientemente ajustados, pero tampoco conseguiría sacar las manos por arte de magia. Tal vez, si tuviera alguna forma de lubricar la zona podría sacarlo... Lubricar... Mmm... Lo único que se le venía a la mente era bastante inviable. Maldición, encima tenía unas ganas insoportables de ir al lavabo. "Así no hay quien pien... Espera, ¡eso es!" La bombillita pareció encendérsele al castaño tras unos segundos. Mataría dos pájaros de un tiro, aunque sería un tanto desagradable. Al menos nadie podía verle y eso era un punto a favor. Si el samurái presenciaba lo que estaba a punto de hacer se las arreglaría para recordárselo desde ese día hasta el que lograse cortarle la lengua.
- En fin... Supongo que no hay más remedio. Y... Al venir de mí, tampoco es tan malo, ¿no? De hecho, podría ser la mejor meada del... -bueno, como ya era habitual en él, comenzó a autoalabarse y a soltar estupideces que tan solo a alguien demasiado egocéntrico y narcisista podrían ocurrírsele, así que me ahorraré los detalles...- ¡HASTA HARÍAN UNA FUENTE DE ELLO SI PUDIERAN!
Ejem... Bueno, el caso es que el espadachín se incorporó para tener una mayor facilidad al... "Desenvainar", arreglándoselas para bajarse lo suficiente los pantalones. Tras eso se tomó unos minutos para mentalizarse y, tirando un poco de los grilletes junto con un alarde de puntería poco habitual en un guerrero de la espada, consiguió alcanzar su objetivo y liberar las manos, no sin soltar algunos quejidos y dibujar varias muecas en su afilado rostro. Al parecer, ni la orina del futuro mejor espadachín del mundo era algo agradable de sentir.
- Ugh... Está caliente, qué asco -musitó, echando la cabeza hacia atrás y conteniendo la respiración mientras tiraba. Aunque a decir verdad se sentía bastante aliviado... ¿Cuánto tiempo llevaría encerrado allí?
Bien, hecho esto y con las manos libres al fin se dispuso a sacudirlas en el aire para tratar de secarse lo mejor posible y a continuación volver a privar al mundo de su maravillosa katana oculta, subiéndose los pantalones. Tan solo había un detalle que solucionar antes de intentar salir de aquella celda, y era la jodida argolla que tenía sujeta al cuello. Sin demasiado pudor y tratando de respirar lo menos posible, palpó la pieza metálica en busca de alguna sujeción o enganche del que poder tirar para liberar su cuello. De no encontrar nada similar trataría de hacer fuerza con ambos brazos para forzarla. Si los grilletes no estaban bien asegurados, tal vez tuviera la misma suerte con eso.
Worgulv
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El hombre había tomado el rumbo sin consultarlo con su compañero, Worgulv apenas se había percatado de su presencia cegado por su ansia de batalla y por confrontaciones mentales que sufría continuamente desde el evento del Hexódromo. Cuando se giró hacia Deathstroke para disculparse, este no parecía para nada molesto, es más le extendió la mano en busca de algo de néctar, el hombre sorprendido y alegre le sirvió una jarra a rebosar, ¿Quizás su compañero quería unirse a su culto a los dioses? Nunca se había preguntado si creía en los dioses, era un diestro guerrero, pero nunca le vio alzar oraciones a las deidades, apartando esos pensamientos de su mente brindo con su camarada preparado para entrar en combate cuanto antes.
Las armas siempre estaban listas, pues el hombre siempre se preparaba antes de Salir de su camarote, y no parecía que su compañero se hubiese quedado atrás en términos de preparación, al hombre solo le fallaba una cosa, la presencia protectora de su capitán, sin el presente, el combate se recrudecería notablemente, pero no se iba a amedrentar por ello, la guerra esperaba a Worgulv y este no llegaría tarde a esa cita. En el barco parecían estar lo que quedaba de la tripulación, ya que descontando al capitán ausente, por una vez en mucho tiempo, el resto de la tripulación había desaparecido completamente, echaba de menos a Midorima el camarada que había combatido codo con codo en la batalla en la que los dioses le habían sonreído, el resto de la tripulación era más bien desconocida, pero le apenaba su falta, quizás la próxima vez que se encontrase con el capitán le comentaría la idea de ir a buscarlos.
Pero la añoranza no tenía cabida en la guerra que se encontraba ahora mismo, el barco llegaba a tierra firme, el hombre extrañado miro toda la costa, era extraño que ningún ataque les hubiese recibido…aun, el hombre tenía los sentidos empleados plenamente en su percepción, estaban en una guerra de grandes dimensiones, tenía que tener ojos hasta en la nuca. Al desembarcar, observo que un grupo considerable de hombres, se situaban cerca de lo que parecía un cuartel en ruinas, el cuartel portaba una bandera de lo que parecían los aliados de su capitán, el hombre pensó que solo cabían dos opciones, o eran enemigos, responsables de la destrucción de ese campamento aliado, o eran soldados aliados insuficientemente capaces como para defender ese puesto tan tranquilo, el hombre se puso en lo peor, una clave para la supervivencia en esos momentos. Worgulv miro a su compañero esperando su opinión, el hombre para no perder el tiempo desenfundo las hachas discretamente, una arrojadiza y la otra su hacha gélida, `` si son enemigos y los superaban en número, lo mejor sería un ataque en sigilo ¿no crees?´´ dijo el hombre a su compañero de una manera que solo él lo escuchase.
Las armas siempre estaban listas, pues el hombre siempre se preparaba antes de Salir de su camarote, y no parecía que su compañero se hubiese quedado atrás en términos de preparación, al hombre solo le fallaba una cosa, la presencia protectora de su capitán, sin el presente, el combate se recrudecería notablemente, pero no se iba a amedrentar por ello, la guerra esperaba a Worgulv y este no llegaría tarde a esa cita. En el barco parecían estar lo que quedaba de la tripulación, ya que descontando al capitán ausente, por una vez en mucho tiempo, el resto de la tripulación había desaparecido completamente, echaba de menos a Midorima el camarada que había combatido codo con codo en la batalla en la que los dioses le habían sonreído, el resto de la tripulación era más bien desconocida, pero le apenaba su falta, quizás la próxima vez que se encontrase con el capitán le comentaría la idea de ir a buscarlos.
Pero la añoranza no tenía cabida en la guerra que se encontraba ahora mismo, el barco llegaba a tierra firme, el hombre extrañado miro toda la costa, era extraño que ningún ataque les hubiese recibido…aun, el hombre tenía los sentidos empleados plenamente en su percepción, estaban en una guerra de grandes dimensiones, tenía que tener ojos hasta en la nuca. Al desembarcar, observo que un grupo considerable de hombres, se situaban cerca de lo que parecía un cuartel en ruinas, el cuartel portaba una bandera de lo que parecían los aliados de su capitán, el hombre pensó que solo cabían dos opciones, o eran enemigos, responsables de la destrucción de ese campamento aliado, o eran soldados aliados insuficientemente capaces como para defender ese puesto tan tranquilo, el hombre se puso en lo peor, una clave para la supervivencia en esos momentos. Worgulv miro a su compañero esperando su opinión, el hombre para no perder el tiempo desenfundo las hachas discretamente, una arrojadiza y la otra su hacha gélida, `` si son enemigos y los superaban en número, lo mejor sería un ataque en sigilo ¿no crees?´´ dijo el hombre a su compañero de una manera que solo él lo escuchase.
Lykanrock94
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los gólems iban derritiéndose, ¿qué cojones estaba pasando? ¿De qué material estaban hechos? No entendía nada, pero bueno lo mejor ahora sería seguir caminando.
Mientras seguía en mi camino, volví a ver esos tanques de agua la mar de raros y depósitos de explosivos. Mientras seguíamos en camino a adentrarnos en la isla, el tipo me grito que anduviera más deprisa y me soltó una bofetada en la mejilla.
Me hizo girar el cuello hacia la izquierda mientras me tocaba la mejilla. Era como si me quemara.
Me quedé pensativo, inmóvil en el sitio por unos instantes y le dirigí unas palabras al tipo que me golpeó:
- Puedo pasar por alto que me grites y que me des órdenes. Pero lo que no te voy a consentir es que me golpees . Así que más te vale no volverlo a hacer, no me gustaría presentarme ante Derian con tu cabeza en la mano. No tendría un buen recibimiento por su parte. Ambos estamos aquí para ayudar a Derian, ¿crees que si un subordinado suyo golpea a otro, le va a hacer gracia? Advertido quedas.
Tras advertirle de que podía volverme y atacarlo, proseguí mi marcha adentrándome poco a poco en la isla.
Aquellos tanques de agua y depósitos de explosivos se me hacían interesantes, quizás podría liar una buena con esos explosivos. Todo sería por ayudar a Derian.
A la vez que caminábamos, yo estaba alerta por si el tipo este intentaba volverme a golpear pues, debido a lo que había ocurrido no me fiaba de el ni un pelo. Que clase de general era si va pegando a sus hombres por caminar despacio. Ese tío no me daba buena espina no, vaya que no.
Mientras seguía en mi camino, volví a ver esos tanques de agua la mar de raros y depósitos de explosivos. Mientras seguíamos en camino a adentrarnos en la isla, el tipo me grito que anduviera más deprisa y me soltó una bofetada en la mejilla.
Me hizo girar el cuello hacia la izquierda mientras me tocaba la mejilla. Era como si me quemara.
Me quedé pensativo, inmóvil en el sitio por unos instantes y le dirigí unas palabras al tipo que me golpeó:
- Puedo pasar por alto que me grites y que me des órdenes. Pero lo que no te voy a consentir es que me golpees . Así que más te vale no volverlo a hacer, no me gustaría presentarme ante Derian con tu cabeza en la mano. No tendría un buen recibimiento por su parte. Ambos estamos aquí para ayudar a Derian, ¿crees que si un subordinado suyo golpea a otro, le va a hacer gracia? Advertido quedas.
Tras advertirle de que podía volverme y atacarlo, proseguí mi marcha adentrándome poco a poco en la isla.
Aquellos tanques de agua y depósitos de explosivos se me hacían interesantes, quizás podría liar una buena con esos explosivos. Todo sería por ayudar a Derian.
A la vez que caminábamos, yo estaba alerta por si el tipo este intentaba volverme a golpear pues, debido a lo que había ocurrido no me fiaba de el ni un pelo. Que clase de general era si va pegando a sus hombres por caminar despacio. Ese tío no me daba buena espina no, vaya que no.
Melchiah
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Continuaba removiendo cascotes con la esperanza de hallar algo de interés, pero por el momento apenas había encontrado muebles destrozados y documentación abrasada, nada de interés. La búsqueda de supervivientes tampoco iba mucho mejor, no se veía por ningún lado rastro de personas, ni vivas ni muertas.
Tras levantar lo que en su día pudo haber sido un bonito armario de madera, ahora convertido en un carísimo montón de carbón y astillas, encontré algo intacto dentro de aquella destrucción, era un libro. Me agaché y retirando los restos de papeles y hollín que lo cubrían, lo miré curiosamente.
Era un libro de un buen tamaño, algo más grande que un folio corriente, y pesado, debía de pesar más de dos quilogramos. Las cubiertas estaban fabricadas en cuero negro muy trabajado a mano y rezaban las palabras “ARCANO COMPLETO” en unas preciosas letras color rojo intenso. Di un vistazo al interior, era bastante antiguo, las páginas eran de un papel de una gran calidad estaban escritas a mano con una buena caligrafía y con unos preciosos dibujos que aparecían de vez en cuando, aunque se le notaban los años que tenía y el uso. No era tiempo de pararse a leer en aquel momento, pero quizá fuese algo importante ya que de alguna forma había sobrevivido más que las mismas paredes del cuartel. Lo mejor sería enseñárselo a la chica que estaba al mando de la operación, quizá pudiese leerlo más rápido que yo, ya que a mí me costaba horrores leer.
Me incorporé al tiempo que escuché gritos de la revolucionaria, por lo visto habían encontrado a algún superviviente, aunque desde mi posición no podía ver si estaba vivo o muerto, así tal y como hicieron algunos compañeros me acerqué para ver de qué se trataba y ayudar en lo posible. Conforme me aproximaba, pude ver que portaba las ropas de un marine, por lo general se supone que éramos enemigos del Gobierno Mundial, pero aquel pobre hombre era como nosotros, un soldado que hace lo que le dicen y que lucha por lo que cree justo, así que pensé que estaba bien ayudarle.
Cuando apenas faltaban unos metros para llegar donde se encontraban mis compañeros, un chico pelirrojo se puso en pie y le gritó a la jefa que teníamos compañía. Alice, así es como se llamaba, por fin me habían recordado el nombre. Alcé la vista hacia el horizonte y a través del humo pude divisar la figura de lo que seguramente era un barco atracado en el puerto. Continué caminando mientras lanzaba la colilla agotada del cigarrillo y me encendía uno nuevo.
-Señorita jefa Alice(ciertamente no sabía cómo dirigirme a aquella chica ya que era mi superior) no he encontrado más que este libro entre los escombros. Le dije mientras le mostraba el extraño volumen. -Aunque ahora creo que poco importa, me temo que sea de quien sea el barco, es posible que sepan que estamos aquí. Mientras hablaba, alternaba la vista entre el malherido marine y el barco, parecía ser un alto cargo de la marina, por cómo iba vestido probablemente fuese el superior al cargo del cuartel, no conocía muy bien las graduaciones militares. Pero si él se encontraba en este estado, ¿Cómo estarían los marines rasos? O lo que era más importante, ¿Dónde? Demasiadas preguntas en un momento y un lugar como aquél.
Tras levantar lo que en su día pudo haber sido un bonito armario de madera, ahora convertido en un carísimo montón de carbón y astillas, encontré algo intacto dentro de aquella destrucción, era un libro. Me agaché y retirando los restos de papeles y hollín que lo cubrían, lo miré curiosamente.
Era un libro de un buen tamaño, algo más grande que un folio corriente, y pesado, debía de pesar más de dos quilogramos. Las cubiertas estaban fabricadas en cuero negro muy trabajado a mano y rezaban las palabras “ARCANO COMPLETO” en unas preciosas letras color rojo intenso. Di un vistazo al interior, era bastante antiguo, las páginas eran de un papel de una gran calidad estaban escritas a mano con una buena caligrafía y con unos preciosos dibujos que aparecían de vez en cuando, aunque se le notaban los años que tenía y el uso. No era tiempo de pararse a leer en aquel momento, pero quizá fuese algo importante ya que de alguna forma había sobrevivido más que las mismas paredes del cuartel. Lo mejor sería enseñárselo a la chica que estaba al mando de la operación, quizá pudiese leerlo más rápido que yo, ya que a mí me costaba horrores leer.
Me incorporé al tiempo que escuché gritos de la revolucionaria, por lo visto habían encontrado a algún superviviente, aunque desde mi posición no podía ver si estaba vivo o muerto, así tal y como hicieron algunos compañeros me acerqué para ver de qué se trataba y ayudar en lo posible. Conforme me aproximaba, pude ver que portaba las ropas de un marine, por lo general se supone que éramos enemigos del Gobierno Mundial, pero aquel pobre hombre era como nosotros, un soldado que hace lo que le dicen y que lucha por lo que cree justo, así que pensé que estaba bien ayudarle.
Cuando apenas faltaban unos metros para llegar donde se encontraban mis compañeros, un chico pelirrojo se puso en pie y le gritó a la jefa que teníamos compañía. Alice, así es como se llamaba, por fin me habían recordado el nombre. Alcé la vista hacia el horizonte y a través del humo pude divisar la figura de lo que seguramente era un barco atracado en el puerto. Continué caminando mientras lanzaba la colilla agotada del cigarrillo y me encendía uno nuevo.
-Señorita jefa Alice(ciertamente no sabía cómo dirigirme a aquella chica ya que era mi superior) no he encontrado más que este libro entre los escombros. Le dije mientras le mostraba el extraño volumen. -Aunque ahora creo que poco importa, me temo que sea de quien sea el barco, es posible que sepan que estamos aquí. Mientras hablaba, alternaba la vista entre el malherido marine y el barco, parecía ser un alto cargo de la marina, por cómo iba vestido probablemente fuese el superior al cargo del cuartel, no conocía muy bien las graduaciones militares. Pero si él se encontraba en este estado, ¿Cómo estarían los marines rasos? O lo que era más importante, ¿Dónde? Demasiadas preguntas en un momento y un lugar como aquél.
Kabil
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La oscuridad dominaba el que, momentos atrás, había sido un claro y brillante cielo. ¿La razón? No tenía ni la más remota idea. Aquello podría ser tanto por la presencia de Derian como por el humo de las fábricas que allí había. Las cuales, por cierto, eran cuanto menos misteriosas. No tenían puertas, no había lugar por donde salir. Si no fuera porque corríamos prisa por ver al temible Derian me habría detenido a explorarlas. Derian… había oído tanto acerca de esa bestia. Aquella iba a ser la primera vez que lo iba a ver e iba a luchar por su causa. La causa de todos. En cierto modo sentía respeto y admiración por aquél sujeto, la fama y el poder que había ganado no eran normales. Si tenía un objetivo en mi vida, era ese. Seguí caminando sin mirar hacia atrás. Rose me alcanzó. - Entendido… Bufí, molesto. No correría la sangre, no por ahora. Eran increíbles las ganas de tener una lucha, un pequeño encuentro donde dispute mi honor y mi vida. Aunque ya habría tiempo para eso, a fin de cuentas estábamos en una guerra. Si algo iba a sobrar, sería sangre. Pero no tenía miedo. Era mas, estaba emocionado más que otra cosa. Mi espada yacía colgada en mi espalda, con el pomo sobresaliendo por encima de mi hombro. Una manera rápida, letal y fácil para sacar el arma. Mis ojos rubíes se movían bajo mis negras lentes, examinando con sumo cuidado el terreno donde nos hallábamos. Me giré. Ya no podía ver el barco.
Seguimos caminando los cuatro, con barbazul detrás de nosotros. Al frente íbamos yo, Rose y la princesita Kuroi. No había logrado intimar con nadie en aquella banda, salvo Rose. Sin embargo, estaba dispuesto a desenfundar mi espada y decapitar a alguien por ellos. Ellos harían lo mismo por mí. Una patrulla nos detuvo. - Que estupidos. Espero que Rose de la orden de masacrarlos… Mi mano se posó sobre el pomo de la espada, dispuesto a desenfundarla y clavársela a alguien en el pecho. Pero no, por una vez Rose prefirió hablar con ellos. Solté el pomo de la espada y metí mi mano en el bolsillo, escupiendo al suelo. Cuando Rose acabó de presentarse la siguió Kuroi. Cabezas huecas, vaya. No me esperaba menos de la princesita. Negué con la cabeza mientras miraba de pies a cabeza al guardia. Derian había hecho de aquella isla un infierno, cada vez tenia mas ganas de verle. Mientras seguían hablando con aquellos guardias, saqué un puro de mi chaqueta y empecé a fumarlo. El otro se me había apagado varios minutos atrás. Exhalé humo blanco mientras esperaba a que respondieran aquellos paletos.
Seguimos caminando los cuatro, con barbazul detrás de nosotros. Al frente íbamos yo, Rose y la princesita Kuroi. No había logrado intimar con nadie en aquella banda, salvo Rose. Sin embargo, estaba dispuesto a desenfundar mi espada y decapitar a alguien por ellos. Ellos harían lo mismo por mí. Una patrulla nos detuvo. - Que estupidos. Espero que Rose de la orden de masacrarlos… Mi mano se posó sobre el pomo de la espada, dispuesto a desenfundarla y clavársela a alguien en el pecho. Pero no, por una vez Rose prefirió hablar con ellos. Solté el pomo de la espada y metí mi mano en el bolsillo, escupiendo al suelo. Cuando Rose acabó de presentarse la siguió Kuroi. Cabezas huecas, vaya. No me esperaba menos de la princesita. Negué con la cabeza mientras miraba de pies a cabeza al guardia. Derian había hecho de aquella isla un infierno, cada vez tenia mas ganas de verle. Mientras seguían hablando con aquellos guardias, saqué un puro de mi chaqueta y empecé a fumarlo. El otro se me había apagado varios minutos atrás. Exhalé humo blanco mientras esperaba a que respondieran aquellos paletos.
Deathstroke
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El vikingo se disculpó conmigo por no haber consultado el rumbo que tomar sin embargo si me cedió algo de su bebida para brindar. Y en poco tiempo nos paramos en la primera isla que se cruzó en la dirección del barco, ambos desembarcamos después de volver a revisar el equipo. Parecía que el mi compañero se había calmado cuando llegamos a tierra pues al bajar del barco no salió corriendo en busca de batalla si no que espero a bajar los dos.
El paisaje era bastante desolador ya que no se veía en un principio rastro de vida, solo edificios destruidos a causa de la guerra, lo que me hizo pensar que la aventura iba a ser más peligrosa de lo pensado inicialmente. y lo que era más extraño era que nadie les hubiese atacado aún viendo la situación que había por todo el mar y con la guerra a punto de empezar en cualquier momento.
Al fijarme un poco más pude ver entre los resto de un edifico destruido a bastantes personas entre los escombros, de hecho parecía que estaban buscando algo entre ellos, quizás buscasen supervivientes, era posible que fuese gente de la marina, pero al fijarme mejor pude ver que los restos del edificio contenían el sello de la marina, y aunque no siempre hubiésemos estado del mismo bando que esta, en esta ocasión si era así por lo que tendríamos que estar atentos. Worgulv siendo bastante precavido pensó que podrían ser enemigos y que deberíamos de hacer un ataque sigiloso para tener más posibilidades de éxito, esto me pareció buena idea, sin embargo no solo había una forma de saber si eran amigos o enemigos.
-Tienes razón, mantente escondido hasta que te hable por el auricular- le dije al vikingo- te avisaré si son amigos o enemigos, es la única forma de saberlo.
Dicho esto comencé a caminar hacia el grupo de personas que estaban buscando entre los escombros lo más silenciosamente posible e intentar pasar inadvertido entre ellos fingiendo buscar como hacían ellos.
El paisaje era bastante desolador ya que no se veía en un principio rastro de vida, solo edificios destruidos a causa de la guerra, lo que me hizo pensar que la aventura iba a ser más peligrosa de lo pensado inicialmente. y lo que era más extraño era que nadie les hubiese atacado aún viendo la situación que había por todo el mar y con la guerra a punto de empezar en cualquier momento.
Al fijarme un poco más pude ver entre los resto de un edifico destruido a bastantes personas entre los escombros, de hecho parecía que estaban buscando algo entre ellos, quizás buscasen supervivientes, era posible que fuese gente de la marina, pero al fijarme mejor pude ver que los restos del edificio contenían el sello de la marina, y aunque no siempre hubiésemos estado del mismo bando que esta, en esta ocasión si era así por lo que tendríamos que estar atentos. Worgulv siendo bastante precavido pensó que podrían ser enemigos y que deberíamos de hacer un ataque sigiloso para tener más posibilidades de éxito, esto me pareció buena idea, sin embargo no solo había una forma de saber si eran amigos o enemigos.
-Tienes razón, mantente escondido hasta que te hable por el auricular- le dije al vikingo- te avisaré si son amigos o enemigos, es la única forma de saberlo.
Dicho esto comencé a caminar hacia el grupo de personas que estaban buscando entre los escombros lo más silenciosamente posible e intentar pasar inadvertido entre ellos fingiendo buscar como hacían ellos.
Sasaki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Estuvimos apurando el té que por cierto había salido delicioso para los ingredientes que habíamos utilizado ya que lo “único natural” era el agua que había traído Kodama, y el resto de ingredientes los habíamos puesto este y yo con partes propias. En ese momento llegó a mis oídos un bostezo, me giré hacia el lugar donde se había producido este y me levanté, el hombre nos estaba entregando las órdenes que teníamos para la guerra, mientras nos las daba a Kodama le entregó un sobre me entro curiosidad por verlo pero tuve que abstenerme de mi curiosidad.
Después de leer el sobre el hombre árbol se giró hacia unas macetas y comenzó a darles un gran discurso como si estas fuesen a moverse y a ganar la guerra ellas solas, que elocuencia, y saber hablar tenía el hombre o árbol fue un discurso tan prometedor que hasta me emocioné y realicé un saludo a Kodama. Tras el discurso el árbol nos dijo que le habían ordenado ir con nosotros, mientras que por otra parte nuestras órdenes eran las de avanzar hasta la isla Hallstat, la isla donde se encontraba el hombre que había iniciado la guerra en el north blue, los cual no era muy agradable a mi parecer pero eran ordenes y había que cumplirlas.
Sin esperar ni un momento el pequeño Arthur decidió salir corriendo hacia donde nos esperaba el barco que no llevaría a nuestro destino, cree una cuerda de azúcar y la lancé hacia el pequeño pelirrojo para pasársela por la cintura quedando unido a él y en mi pies creé unos esquís para deslizarme por el suelo y que Arthur me llevase hasta el barco teniendo solo que aguantar el equilibrio.
Después de leer el sobre el hombre árbol se giró hacia unas macetas y comenzó a darles un gran discurso como si estas fuesen a moverse y a ganar la guerra ellas solas, que elocuencia, y saber hablar tenía el hombre o árbol fue un discurso tan prometedor que hasta me emocioné y realicé un saludo a Kodama. Tras el discurso el árbol nos dijo que le habían ordenado ir con nosotros, mientras que por otra parte nuestras órdenes eran las de avanzar hasta la isla Hallstat, la isla donde se encontraba el hombre que había iniciado la guerra en el north blue, los cual no era muy agradable a mi parecer pero eran ordenes y había que cumplirlas.
Sin esperar ni un momento el pequeño Arthur decidió salir corriendo hacia donde nos esperaba el barco que no llevaría a nuestro destino, cree una cuerda de azúcar y la lancé hacia el pequeño pelirrojo para pasársela por la cintura quedando unido a él y en mi pies creé unos esquís para deslizarme por el suelo y que Arthur me llevase hasta el barco teniendo solo que aguantar el equilibrio.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El azabache observó la zona con desdén. No había quedado absolutamente nada, ni siquiera algún rezagado de las fuerzas de Derian con el cual divertirse durante unos minutos. Suponiendo, claro, que no fuese inmune al dolor como el último. Cómo habría logrado aquel efecto seguía siendo un misterio para el oscuro cirujano que, lejos de buscarle una explicación científica, había comenzado a pensar que podría tratarse de alguna cualidad de los extraños poderes del rey. Pese a ello, no podía evitar el sentir un profundo enfado y el odio hacia su rival en aumento. Como todos sus enemigos tuvieran esa "discapacidad" aquello resultaría demasiado aburrido. ¿Qué era una guerra sin dolor? ¿Tal vez se había equivocado de bando? No, desde luego que no. Sus principios (¿principios? ¿Qué es eso? ¿Se come?) no le permitían luchar a favor de alguien que privaba a sus seguidores de lo más maravilloso que existía en ese mundo.
Tan enfrascado estaba en esta discusión mental que apenas se percató de la presencia de su inseparable compañera. ¿Cuánto tiempo llevaban juntos? Había pasado bastante desde que se conocieran en aquella horrible y empalagosa isla, aunque no se arrepentía de haber realizado ese viaje. Mostraba unas cualidades idóneas para el combate y una capacidad mental impresionante, probablemente superior a la suya propia. Sí, era cierto que sus conocimientos respecto a algunos aspectos del mundo eran bastante escasos, sobre todo en lo referente a las relaciones y vínculos entre las personas... Pero, aún así, no podría haber pedido una pupila mejor. Salió de su ensimismamiento en el momento en que la pelimorada lanzó su pregunta y, prediciendo su respuesta, aclaraba a lo que se refería.
- ¿Desvanecerse antes de ser asesinado? -repitió, más para sí mismo que como respuesta. Conociéndola, aquella pregunta no era trivial. Debía de haber observado algo que diera esa impresión... Tal vez al ejecutar a aquel sujeto. Trató de pensar, relacionando la ausencia de dolor con el hecho de que su cuerpo se hubiese deshecho y tratando de hacer síntesis con los rumores que había oído sobre los poderes de Derian- Debe de estar relacionado directamente con las capacidades del Tirano. Puede que les diera esa capacidad... O que simplemente sus hombres ya estén muertos. No lo sé, pero hay algo que puedo asegurar y es que, si su cuerpo se ha comportado así, es porque no es humano.
Tras sentenciar esto prosiguió su camino, observando los edificios de alrededor y las pocas personas que se refugiaban en estos, atrincherándose para estar preparados en el caso de que las criaturas del rey volvieran a hacer acto de presencia. Algunas de las casas parecían vacías y probablemente a cualquier otro en la posición de Kuro se le habría pasado por la cabeza entrar y llevarse algo de valor. Sin embargo, en el caso del sádico marine, ni siquiera se le pasó aquella idea por la cabeza. Nunca había estado interesado en los bienes materiales ni realmente en nada que no fuese el dolor o la sangre... Y tampoco parecía que fuese a cambiar por el momento. Simplemente siguió caminando, dispuestos a tomar algún barco que les llevase a la siguiente isla, asumiendo que su compañera le seguiría.
- Estoy harto de estos norteños. Tan solo espero poder compensar el aburrimiento con algún soldado de Derian.
Tan enfrascado estaba en esta discusión mental que apenas se percató de la presencia de su inseparable compañera. ¿Cuánto tiempo llevaban juntos? Había pasado bastante desde que se conocieran en aquella horrible y empalagosa isla, aunque no se arrepentía de haber realizado ese viaje. Mostraba unas cualidades idóneas para el combate y una capacidad mental impresionante, probablemente superior a la suya propia. Sí, era cierto que sus conocimientos respecto a algunos aspectos del mundo eran bastante escasos, sobre todo en lo referente a las relaciones y vínculos entre las personas... Pero, aún así, no podría haber pedido una pupila mejor. Salió de su ensimismamiento en el momento en que la pelimorada lanzó su pregunta y, prediciendo su respuesta, aclaraba a lo que se refería.
- ¿Desvanecerse antes de ser asesinado? -repitió, más para sí mismo que como respuesta. Conociéndola, aquella pregunta no era trivial. Debía de haber observado algo que diera esa impresión... Tal vez al ejecutar a aquel sujeto. Trató de pensar, relacionando la ausencia de dolor con el hecho de que su cuerpo se hubiese deshecho y tratando de hacer síntesis con los rumores que había oído sobre los poderes de Derian- Debe de estar relacionado directamente con las capacidades del Tirano. Puede que les diera esa capacidad... O que simplemente sus hombres ya estén muertos. No lo sé, pero hay algo que puedo asegurar y es que, si su cuerpo se ha comportado así, es porque no es humano.
Tras sentenciar esto prosiguió su camino, observando los edificios de alrededor y las pocas personas que se refugiaban en estos, atrincherándose para estar preparados en el caso de que las criaturas del rey volvieran a hacer acto de presencia. Algunas de las casas parecían vacías y probablemente a cualquier otro en la posición de Kuro se le habría pasado por la cabeza entrar y llevarse algo de valor. Sin embargo, en el caso del sádico marine, ni siquiera se le pasó aquella idea por la cabeza. Nunca había estado interesado en los bienes materiales ni realmente en nada que no fuese el dolor o la sangre... Y tampoco parecía que fuese a cambiar por el momento. Simplemente siguió caminando, dispuestos a tomar algún barco que les llevase a la siguiente isla, asumiendo que su compañera le seguiría.
- Estoy harto de estos norteños. Tan solo espero poder compensar el aburrimiento con algún soldado de Derian.
- Resumen:
- Seguir rageando por no haber podido infligirle dolor al señor aspiradora, hablarle a Heaten sobre la vida y los posibles efectos de los poderes de Derian en sus hombres, así como decidir marcharse hacia la siguiente isla. Cómo no, rageando.
Rylanor
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
De repente algo pequeño, malhumorado y pelirrojo se interpuso en su línea de visión, y al instante siguiente estaba tirado en el suelo. Se rascó la cabeza mirando a Arthur, sin levantarse aun. No le habría costado nada tratar de evitar el golpe o incluso contraatacar, pero, ¿para qué? La verdad es que se lo había merecido. Y además su haki de armadura había sido suficiente para evitar daños mayores. Sintió cierta pena al ver que le había quitado el té. Una lástima, le apetecía beber algo. Con cierta desgana, comentó desde el suelo:
- Jo Arthur, era sólo una...
En ese momento su compañero le plantó el amuleto que le había escondido antes delante de sus narices, y exigió que le pidiese perdón... al objeto. ¿Es que se había vuelto majara? ¿O simplemente estaba tan enfadado que empezaba a decir tonterías? Buscó a Kodama con la mirada para pedirle ayuda, pero el hombre árbol estaba ocupado dando un discurso a un montón de plantas y macetas. ¿Es que había más como él? La mera idea hizo que el estómago le diese un bote. Sí, era terriblemente irónico, pero al hombre de fuego le daba pánico la idea de ver todo un ejército de plantas en movimiento. Las plantas eran para hacer medicinas, no para usar como soldados. Sin embargo, no parecía que fuesen seres extraños como Kodama, pues no reaccionaban a sus palabras. No tuvo tiempo para aliviarse, pues en ese momento escuchó unas palabras en su cabeza.
- Será mejor que le hagas caso, nunca lo había visto tan cabreado.
Los ojos y la boca de Kai se abrieron como platos. ¡Árboles que caminaban como hombres y ahora amuletos parlanchines! Aquello parecía una mala pesadilla. Comenzó a temblarle la mandíbula inferior, mientras lágrimas de terror resbalaban por sus mejillas.
- ¡Lo siento, colgante-sama! ¡Lo siento! - dijo, cambiándose rápidamente de posición para arrodillarse.
En ese momento Kai se fijó en que Al estaba allí, hablando con Kodama. El rubio se giró hacia ellos y les dijo que debían ir al Cuartel Marine del North Blue. El marine se intentó calmar un poco, y recordó algo. ¿Ese lugar no había sido destruido? Ah, que iban a apoyar a un grupo de revolucionarios. Aquella guerra era cada vez más extraña. En todo caso, al fin había llegado el momento de entrar en acción. La actitud del Comodoro cambió totalmente. Se irguió, con una expresión serena y confiada, y esbozó una ligera sonrisa. Al se marchó, y el resto se puso en marcha. No había escuchado dónde estaba el barco, pero supuso que los demás sí. Arthur echó a correr, y el impaciente Kai le siguió. Parecía que el malhumorado enano también estaba deseando entrar en batalla, lo que no le sorprendía. Mientras corrían, el monje dijo con voz seria:
- Oye Arthur, perdona. La broma se me fue de las manos. Olvidémoslo y vayamos a patear culos de no muertos.
- Jo Arthur, era sólo una...
En ese momento su compañero le plantó el amuleto que le había escondido antes delante de sus narices, y exigió que le pidiese perdón... al objeto. ¿Es que se había vuelto majara? ¿O simplemente estaba tan enfadado que empezaba a decir tonterías? Buscó a Kodama con la mirada para pedirle ayuda, pero el hombre árbol estaba ocupado dando un discurso a un montón de plantas y macetas. ¿Es que había más como él? La mera idea hizo que el estómago le diese un bote. Sí, era terriblemente irónico, pero al hombre de fuego le daba pánico la idea de ver todo un ejército de plantas en movimiento. Las plantas eran para hacer medicinas, no para usar como soldados. Sin embargo, no parecía que fuesen seres extraños como Kodama, pues no reaccionaban a sus palabras. No tuvo tiempo para aliviarse, pues en ese momento escuchó unas palabras en su cabeza.
- Será mejor que le hagas caso, nunca lo había visto tan cabreado.
Los ojos y la boca de Kai se abrieron como platos. ¡Árboles que caminaban como hombres y ahora amuletos parlanchines! Aquello parecía una mala pesadilla. Comenzó a temblarle la mandíbula inferior, mientras lágrimas de terror resbalaban por sus mejillas.
- ¡Lo siento, colgante-sama! ¡Lo siento! - dijo, cambiándose rápidamente de posición para arrodillarse.
En ese momento Kai se fijó en que Al estaba allí, hablando con Kodama. El rubio se giró hacia ellos y les dijo que debían ir al Cuartel Marine del North Blue. El marine se intentó calmar un poco, y recordó algo. ¿Ese lugar no había sido destruido? Ah, que iban a apoyar a un grupo de revolucionarios. Aquella guerra era cada vez más extraña. En todo caso, al fin había llegado el momento de entrar en acción. La actitud del Comodoro cambió totalmente. Se irguió, con una expresión serena y confiada, y esbozó una ligera sonrisa. Al se marchó, y el resto se puso en marcha. No había escuchado dónde estaba el barco, pero supuso que los demás sí. Arthur echó a correr, y el impaciente Kai le siguió. Parecía que el malhumorado enano también estaba deseando entrar en batalla, lo que no le sorprendía. Mientras corrían, el monje dijo con voz seria:
- Oye Arthur, perdona. La broma se me fue de las manos. Olvidémoslo y vayamos a patear culos de no muertos.
Aki D. Arlia
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras deambular un rato por los pasillos del castillo hallé a un guardia que me indicó que el rey estaba en el comedor e incluso me acompañó hasta la puerta antes de regresar a su puesto. La verdad es que había sido muy amable, no era fácil encontrar empleados así. Derian tenía suerte. Pensando en esto, abrí las puertas del comedor y me encontré con una curiosa escena. El rey escuchaba a una joven de pelo morado que parecía alterada. Cerré la puerta a mi espalda intentando no hacer ruido; era descortés interrumpir. Escuché sus palabras con atención, pero tan solo me despertaron compasión. Sabía muy bien como era convivir con tantos pensamientos, tantas dudas acerca del bien y del mal, y de lo angustiante que era todo. Pero ahora comprendía que no valía la pena preocuparse. Todos tenemos un principio y un final, y el intermedio no son más que fugaces escenas que un día serán olvidadas. Dirigí mi mirada hacia Alex, el reputado médico, que en este momento limpiaba sus instrumentos al lado del reciente cadáver. No lo conocía en persona, pero había oído a Derian hablar de él. Parecía serio y profesional. Aunque claro, presenciar una tortura nada más entrar al castillo alteraría a cualquiera como la joven. Pero aunque ella no lo creyera, pensé, también el médico y el rey morirían algún día. Y todo esto dejaría de importar... así que mejor divertirse.
El rey pronunció un discurso tratando de hacer cambiar de opinión a la chica, antes de revivir al cadáver. ¿Recompensa en la muerte? No estaba de acuerdo con eso, tan solo había alargado la espera del hombre antes del descanso final. Pero para qué discutir, era un hermoso día y había mucha gente desconocida con la que me apetecía charlar. Sonreí sonrojándome un poco al oír el apodo que Derian me había puesto. ¿Señorita North Blue? Eso era pretencioso, pero en cierta manera me gustaba. Le hice caso y me fui a sentar a su derecha, en parte por ser el sitio que tenía más cerca y en parte porque quedaba al lado del médico y tenía curiosidad por su persona.
-Mi rey, sabes que he venido directamente desde una isla perdida en medio de la nada. He visto buques e infinidad de barcos en mi viaje hasta aquí, pero no sería capaz de decirte nada con... con...
¿Qué demonios era eso? Me levanté tosiendo y con los ojos llorosos. A mi alrededor, todo el mundo estaba igual, menos el médico a mi derecha. ¿Había sido él? Se levantó chasqueando la lengua y fue a abrir la ventana. Pronto lo que fuera que me hacía toser desapareció y pude respirar con normalidad. Ah, pero que demonios... meneé la cabeza y cogí una empanadilla de la fuente con aire distraído. ¿Acaso a ese hombre se le había roto un tubo de ensayo al sentarse? Parecía probable, aunque no tenía cara de descuidado. En fin, cogí la botella de vino y serví dos copas para brindar con Derian. Cuando el médico regresó a la mesa, le tendí una con una sonrisa.
-¿Os apetece una copa?
Empecé a comer mientras, picoteando de aquí y de allá y observando lo que sucedía a mi alrededor con interés. La jovencita había sido inyectada con algo por un gato que le había salido del bolso y ahora yacía desmayada. Suspirando, me levanté y me acerqué a ella.
-Tranquilo, gatito, no le haré nada. Mi rey, debería llevarla a una habitación aparte, no va a quedarse aquí. Supongo que al despertar estará más calmada y podrá unirse a la celebración.
La cogí en brazos y fui hasta la puerta por la que había entrado, buscando al guardia de antes. Le encargué que la llevara a una habitación y de paso le di un plato de comida y otro de leche para que al despertar pudiera comer y para que el gatito no se enfadase. La verdad es que no se como pudo llevarse las tres cosas con solo dos manos, pero no derramó ni una gota. Que hombre tan curioso.
Volví a la sala y me senté justo a tiempo de ver la puerta principal abrirse de nuevo. -¿Es que no podré comer tranquila?- Pensé. Llevaba un tiempo (Quien dice un tiempo bien dice una noche) soñando con esa maravillosa tarta de melaza, pero no dejaban de interrumpir mi concentración. Pero cuando la puerta se abrió la tarta fue lo último en que pensaba.
-¿...Émile?- Dije susurrando, casi sin darme cuenta. ¡No daba crédito! Hacía mucho habíamos estado en la misma tripulación... pero aquello no salió bien. Y también... era el hijo de Karl. Había cambiado, ya no parecía el chico nervioso que yo recordaba. Era seguro y había confrontado al rey vampiro con valor y algo de chulería. Tenía algo que me inquietaba, no sabría precisar qué. Pero la verdad es que me alegraba verle, y sobretodo aquí , y no en el otro bando. Sonreí, esperaba que tuviéramos tiempo de hablar. En mis aposentos, en la mochila, estaba el guardapelo que Karl me había pedido que le diera... en su testamento. Volví a la realidad sonriendo con sorna al oír su apodo. ¿El ángel negro? Eso si que era pretencioso y no lo de ''Señorita North Blue''. Alcé mi copa hacia él y le dediqué otra sonrisa al rey.
-Mi rey, ¿Por qué no le invita a unirse a nosotros? Al fin y al cabo, hay tiempo de sobra para los negocios, ¿No cree? Es un hermoso día, disfrutemos la comida.
El rey pronunció un discurso tratando de hacer cambiar de opinión a la chica, antes de revivir al cadáver. ¿Recompensa en la muerte? No estaba de acuerdo con eso, tan solo había alargado la espera del hombre antes del descanso final. Pero para qué discutir, era un hermoso día y había mucha gente desconocida con la que me apetecía charlar. Sonreí sonrojándome un poco al oír el apodo que Derian me había puesto. ¿Señorita North Blue? Eso era pretencioso, pero en cierta manera me gustaba. Le hice caso y me fui a sentar a su derecha, en parte por ser el sitio que tenía más cerca y en parte porque quedaba al lado del médico y tenía curiosidad por su persona.
-Mi rey, sabes que he venido directamente desde una isla perdida en medio de la nada. He visto buques e infinidad de barcos en mi viaje hasta aquí, pero no sería capaz de decirte nada con... con...
¿Qué demonios era eso? Me levanté tosiendo y con los ojos llorosos. A mi alrededor, todo el mundo estaba igual, menos el médico a mi derecha. ¿Había sido él? Se levantó chasqueando la lengua y fue a abrir la ventana. Pronto lo que fuera que me hacía toser desapareció y pude respirar con normalidad. Ah, pero que demonios... meneé la cabeza y cogí una empanadilla de la fuente con aire distraído. ¿Acaso a ese hombre se le había roto un tubo de ensayo al sentarse? Parecía probable, aunque no tenía cara de descuidado. En fin, cogí la botella de vino y serví dos copas para brindar con Derian. Cuando el médico regresó a la mesa, le tendí una con una sonrisa.
-¿Os apetece una copa?
Empecé a comer mientras, picoteando de aquí y de allá y observando lo que sucedía a mi alrededor con interés. La jovencita había sido inyectada con algo por un gato que le había salido del bolso y ahora yacía desmayada. Suspirando, me levanté y me acerqué a ella.
-Tranquilo, gatito, no le haré nada. Mi rey, debería llevarla a una habitación aparte, no va a quedarse aquí. Supongo que al despertar estará más calmada y podrá unirse a la celebración.
La cogí en brazos y fui hasta la puerta por la que había entrado, buscando al guardia de antes. Le encargué que la llevara a una habitación y de paso le di un plato de comida y otro de leche para que al despertar pudiera comer y para que el gatito no se enfadase. La verdad es que no se como pudo llevarse las tres cosas con solo dos manos, pero no derramó ni una gota. Que hombre tan curioso.
Volví a la sala y me senté justo a tiempo de ver la puerta principal abrirse de nuevo. -¿Es que no podré comer tranquila?- Pensé. Llevaba un tiempo (Quien dice un tiempo bien dice una noche) soñando con esa maravillosa tarta de melaza, pero no dejaban de interrumpir mi concentración. Pero cuando la puerta se abrió la tarta fue lo último en que pensaba.
-¿...Émile?- Dije susurrando, casi sin darme cuenta. ¡No daba crédito! Hacía mucho habíamos estado en la misma tripulación... pero aquello no salió bien. Y también... era el hijo de Karl. Había cambiado, ya no parecía el chico nervioso que yo recordaba. Era seguro y había confrontado al rey vampiro con valor y algo de chulería. Tenía algo que me inquietaba, no sabría precisar qué. Pero la verdad es que me alegraba verle, y sobretodo aquí , y no en el otro bando. Sonreí, esperaba que tuviéramos tiempo de hablar. En mis aposentos, en la mochila, estaba el guardapelo que Karl me había pedido que le diera... en su testamento. Volví a la realidad sonriendo con sorna al oír su apodo. ¿El ángel negro? Eso si que era pretencioso y no lo de ''Señorita North Blue''. Alcé mi copa hacia él y le dediqué otra sonrisa al rey.
-Mi rey, ¿Por qué no le invita a unirse a nosotros? Al fin y al cabo, hay tiempo de sobra para los negocios, ¿No cree? Es un hermoso día, disfrutemos la comida.
- Datos relevantes:
Nivel 110: Sigilo (11) Agilidad (9) Fuerza (9) Resistencia (7) Destreza (6)
Haki observación 9
Haki armadura 7
Haki del rey 3
Súcubo: De forma pasiva, Lys es irresistiblemente atractiva. Su aura, sin manipular, invita a tratar de seducirla por cualquier medio posible.
Cronología ♡
William White
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Derian pareció sonreír, seguramente riéndose de la pureza de la joven, de su inocencia. Por lo que el vampiro decidió tirar de demagogia para convencer a la joven. Además describió como había hecho evolucionar a su compañero doctor cuervo, corrompiéndolo, cierto que la maldad le había permitido generar una falsa confianza con la que explotar todo su potencial. Sí, eso era cierto, la maldad el odio y la venganza son sentimientos que nos pueden hacer crecer, al igual que la confianza, el esfuerzo y la competitividad. Siempre había alternativas y el doctor cuervo había elegido el camino fácil.
Entre tanto Derian resucitó al muerto lo envió al frente, era así como funcionaba. ¿Tan simple era? Había estado proporcionando armas a un hombre que me prometió traer prosperidad a su pueblo, progreso, libertad, cultura. Y en vez de eso había arrasado con su pasado, había industrializado a escalas titánicas las factorías de explotación de recursos y manufacturas de guerra. Con un pueblo enterrado vivo, que estaría condenado a vivir en las cavernas. Haber condenado a toda una nación a la oscuridad a cambio de ligeras ventajas ¿Era eso lo qué quería su pueblo? Dejando a la joven que había enmudecido por unos instantes me senté en la mesa aceptando la invitación de monarca y alcé una copa tal como lo hacían ellos sin llegar a beber, después de todo el monarca sabía que no bebía bebidas espirituosas.
Cuando me quise dar cuenta el doctor había comenzado a propagar un gas por la sala, haciéndome toser tres o cuatro veces seguidas al igual que algunos acompañantes más, el olor del gas me recordaba tanto al que tenía la piscina de la casa de Goa, eso era, Cloro. Rápidamente me acerqué a una de las ventanas abriéndola de par en par y apoyándome en el canto de esta de tal forma que respiraba aire del exterior. Pero rápidamente tuve que atender a Amy la cual había vuelto a hablar antes de caer al suelo narcotizada ¿Por el cloro? No, no había la suficiente densidad en el aire como para provocar una intoxicación, además el doctor había abierto una segunda ventana.
Entré tanto la joven pelirroja cogió a la chica en brazos y se la entregó aun guardia, junto al gato que esta tenía dándole una orden. Entre tanto dos personas aparecieron en la sala. El ex-yonkaiko Émile y lo que parecía ser su escolta el cual era horrendo a más no poder. El joven vestía una gabardina y de forma elegante, su aspecto físico me recordaba ligeramente al de su padre, Karl, aunque había oído que su relación fue...difícil. El caso es que el demonio, que se parecía tan poco al padre era un motivo adicional para abandonar la fiesta.
-Me encuentro cansado su majestad, le contaré mis aventuras mañana, cuando usted sea considerado por todos el mayor emperador de todos los tiempos, además parece que tiene temas que tratar- dije mientras hacia un gesto a mi compañero- Estaré disponible por den den mushi. Con su permiso- dije antes de marcharme de la sala, sin dar tiempo a replicas.
Tras esquivar al pirata, me dirigí a mis aposentos cruzándome con el guardia al que habían dejado a cargo la joven. Al cual ordené, puesto a fin de cuentas era un ministro del imperio.
-La joven descansará en mis aposentos, yo me haré cargo personalmente- le ordene al joven tajante.
El guardia sumiso acató la orden y me dejo a mi cargo a la joven, volviendo a su quehaceres. Sin prisa con la joven en brazos me dirigí a mis aposentos, si no recordaba mal tenían una cómoda cama y un precioso escritorio con vistas a un balcón con vistas preciosas en antaño. Una vez reunidos los tres allí y tras comprobar con el mantra que no había presencias comenté a mi subalterno.
-Ordena a los hombres del Entreprise que se preparen para zarpar, ve personalmente y comunícaselo y sobretodo se discreto- le susurré a mi acompañante.
Entre tanto Derian resucitó al muerto lo envió al frente, era así como funcionaba. ¿Tan simple era? Había estado proporcionando armas a un hombre que me prometió traer prosperidad a su pueblo, progreso, libertad, cultura. Y en vez de eso había arrasado con su pasado, había industrializado a escalas titánicas las factorías de explotación de recursos y manufacturas de guerra. Con un pueblo enterrado vivo, que estaría condenado a vivir en las cavernas. Haber condenado a toda una nación a la oscuridad a cambio de ligeras ventajas ¿Era eso lo qué quería su pueblo? Dejando a la joven que había enmudecido por unos instantes me senté en la mesa aceptando la invitación de monarca y alcé una copa tal como lo hacían ellos sin llegar a beber, después de todo el monarca sabía que no bebía bebidas espirituosas.
Cuando me quise dar cuenta el doctor había comenzado a propagar un gas por la sala, haciéndome toser tres o cuatro veces seguidas al igual que algunos acompañantes más, el olor del gas me recordaba tanto al que tenía la piscina de la casa de Goa, eso era, Cloro. Rápidamente me acerqué a una de las ventanas abriéndola de par en par y apoyándome en el canto de esta de tal forma que respiraba aire del exterior. Pero rápidamente tuve que atender a Amy la cual había vuelto a hablar antes de caer al suelo narcotizada ¿Por el cloro? No, no había la suficiente densidad en el aire como para provocar una intoxicación, además el doctor había abierto una segunda ventana.
Entré tanto la joven pelirroja cogió a la chica en brazos y se la entregó aun guardia, junto al gato que esta tenía dándole una orden. Entre tanto dos personas aparecieron en la sala. El ex-yonkaiko Émile y lo que parecía ser su escolta el cual era horrendo a más no poder. El joven vestía una gabardina y de forma elegante, su aspecto físico me recordaba ligeramente al de su padre, Karl, aunque había oído que su relación fue...difícil. El caso es que el demonio, que se parecía tan poco al padre era un motivo adicional para abandonar la fiesta.
-Me encuentro cansado su majestad, le contaré mis aventuras mañana, cuando usted sea considerado por todos el mayor emperador de todos los tiempos, además parece que tiene temas que tratar- dije mientras hacia un gesto a mi compañero- Estaré disponible por den den mushi. Con su permiso- dije antes de marcharme de la sala, sin dar tiempo a replicas.
Tras esquivar al pirata, me dirigí a mis aposentos cruzándome con el guardia al que habían dejado a cargo la joven. Al cual ordené, puesto a fin de cuentas era un ministro del imperio.
-La joven descansará en mis aposentos, yo me haré cargo personalmente- le ordene al joven tajante.
El guardia sumiso acató la orden y me dejo a mi cargo a la joven, volviendo a su quehaceres. Sin prisa con la joven en brazos me dirigí a mis aposentos, si no recordaba mal tenían una cómoda cama y un precioso escritorio con vistas a un balcón con vistas preciosas en antaño. Una vez reunidos los tres allí y tras comprobar con el mantra que no había presencias comenté a mi subalterno.
-Ordena a los hombres del Entreprise que se preparen para zarpar, ve personalmente y comunícaselo y sobretodo se discreto- le susurré a mi acompañante.
- Anotaciones:
- El Entreprise es una fragata rápida de maderas oscuras y velas verdes.
Tengo permisos tanto de Nolan como de Amy para realizar dichas acciones
Nolan Grid
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al mirar como una puerta secreta se abría tras los fortachones me sorprendí un poco, pero no exuberantemente, digo, todo el sitio era un total misterio, una puerta secreta es muy predecible. Tragué saliva mientras las puertas se abrían por completo, y una vez que eso ocurrió miré por sobre mi hombro buscando la mirada de mi aun inexperto subordinado, con los nervios casi olvidaba que me acompañaba en esta encomienda, pero por desgracia este se hallaba mirando a su alrededor, seguramente analizando el peculiar entorno como yo también lo hice hace un momento.
Pero no se mostró muy decido a entrar al ascensor que abría sus puertas frente a nosotros, pero no había tiempo que perder, el quedarse parado era insensato estando ya en este punto, asé que de un solo empujón sorpresivo hice abordar a mi compañero el modesto transbordador, y claro, le seguí de cerca.
ya arriba respiré profundo y me concentré con los ojos entrecerrados hasta que las puertas se cerraran y nos llevaran a destino, fuera cual fuera este.
Semblante alto, y nervios de acero... Recuerdalo
Pero no se mostró muy decido a entrar al ascensor que abría sus puertas frente a nosotros, pero no había tiempo que perder, el quedarse parado era insensato estando ya en este punto, asé que de un solo empujón sorpresivo hice abordar a mi compañero el modesto transbordador, y claro, le seguí de cerca.
ya arriba respiré profundo y me concentré con los ojos entrecerrados hasta que las puertas se cerraran y nos llevaran a destino, fuera cual fuera este.
Semblante alto, y nervios de acero... Recuerdalo
- Alex, Aki, Émile:
- -Me agradaría que os olvidarais de títulos en esta sala, "Ángel Negro"- dice Derian con neutralidad insultante-. Ninguno de los presentes es el hijo de un granjero norteño para que podáis intimidarlo con monsergas- hace una ligera pausa, recapacitando acerca de sus palabras, y habla con un tono menos prepotente-. Disculpad mi rudeza, pero el estrés de esta guerra deja sin fuerzas a cualquiera... Y ahí entráis vos- sonríe-. He oído hablar de que sois la mismísima reencarnación de Lucifer, y quiero hacer un trato. Si vos estáis aquí sin duda es porque os interesa el beneficio que podáis obtener de él. Así pues, a Hallstat le vendrían bien vuestras dotes diplomáticas para... Unir a todos los pueblos por una causa mayor. Tan sólo decid vuestro precio y buscaremos la forma de proveerlo.
Nadie ha impedido a Aki llevarse a la chica y, más importante, robar una empanadilla. Qué suerte, Émile, la chica desmayada deja un hueco libre para ti. Hora de iniciar las negociaciones.
- Kurausu no Furenzu:
- El barco zarpa, y poco a poco os vais acercando a Hallstat cuando delante de vosotros aparece una especie de isla... Pero no es una isla común. Según os acercáis podéis ver cómo no hay tierra sino cuerpos, que se van superponiendo entre ellos de forma que hacen una curiosa balsa de flotación. ¡Es una isla de Zombies! Literalmente, vaya. Hay tal masa que al barco se le han atascado las turbinas (sí, de carne picada).
Los zombies empiezan a subir. Tenéis libertad para matarlos como más gustéis.
- Rainbow y Franklin:
- Algo desconfiados hablan entre ellos, y al poco acaba llegando lo que ansías: Chocolate. Sólo hay un problema, el chocolate está abajo y tú arriba. Anda, baja y de paso pide una barca y tal.
-¿De verdad no eres un siervo de Derian? Tienes pinta de villano- dice un niño-. El señor malo está ahí- señala a un tipo calvo y con barba, que obviamente no es Derian, aunque todo el pueblo lo mira con cierta repulsión. Será un ladrón o algo. Tu mantra te dice que es más poderoso que el resto, aunque ni se te acerca. Tal vez, sólo tal vez... Deberías preguntar por qué lo llaman malo.
- Caddie:
- El coloso sigue avanzando y aparta a manotazos a la gente que se interpone en su camino. Poco a poco, la gente se repliega. Qué miedito.
Tu turno: https://www.onepiece-definitiverol.com/t15438-caddie-demuestra-tu-valia#152251
- Rocket y Xanxus:
- -Cada día su Majestad contacta con gente más lenguaraz- dice uno.
-Sin duda, tan sólo un patán bravucón- responde otro.
-¡Escoria tu padre!- grita el tercero, lanzando un puñetazo a la cara de Xanxus.
-Tranquilo, fiera- dicen a la vez los otros dos mientras lo sujetan para que no continúe liberando su enfado-. Anda, vete. No por nosotros, sino por nuestro amigo, que tiene problemas de control de ira. Si total, cuando lleguemos todas esas preguntas se resolverán solas.
Cuando calman al bruto (véase Copiloto) siguen a lo suyo sin hacerte mucho caso.
- Teo y Max:
- -Escucháis ruido de armas, y al poco llegan unos soldados (de vestimenta tribal), y os apuntan con las lanzas.
-¡Alto, ¿Quién ir?!
- Starus:
- -Si quieres ayudar, vente por aquí.
Cuando llegas abajo, ves cómo un grupo de milicianos heridos está siendo tratado de forma muy rudimentaria.
-Necesitamos médicos, y nuestras provisiones se están agotando. Nos vendría bien de todo un poco, pero lo más importante sería conseguir que ese loco de Derian dejara de enviar hasta aquí a su cohorte cada semana. No podemos vivir en la superficie, y aquí abajo pronto nos encontrarán. ¿Puedes hacer algo?
Curar heridas aquí abajo o matar bichos arriba y conseguir comida. Tú eliges.
- Onox:
- Parece que no tienes mucho sitio al que ir, vaya. Todo parece tamaño humano y en las puertas seguramente no cojas ni arrastrándote, Creo que estás atrapado ahí hasta que salgáis. Por cierto, el tipo ese ha dejado de respirar.
- Kaito y Sinclair:
- Repentinamente los yokais desaparecen, como si algo en el casco destruyese todo a muy poca distancia, y el fuego logra tan sólo arañar la carne que rodea al barco. Parece que la única forma de enfrentarse al barco es subiendo a él. ¿O tal vez haya otro modo?
- Kiritsu y Kodama:
- -Me llamo Al, encantado- es lo único que te dice (Kodama) antes de marcharse.
Os vais dirigiendo hacia el barco de una forma cuanto menos curiosa, vaya. Arthur corriendo, Jack esquiando atado a él y el chico fuego y hombre planta cerrando la marcha. Suena demasiado... Raro.
Arthur va tan confiado y con tantas ganas que no nota el peso muerto de Jack, hasta que frena al llegar a la nave y el marine se le cae encima. Menuda brigada, de verdad... Tras eso llegan Kodama y Kai, que cierran el portón trasero del barco y ayudan a un par de reclutas a colocar el motor fuera-borda. ¡Es hora de partir!
Tras un rato de viaje en que... no sé, asáis bellotas o algo, llegáis a una isla. Parece vacía, así que tal vez os hayáis confundido de ruta, o tal vez no. Hay un gigantesco monstruo dando remazos a diestro y siniestro contra un pueblo. ¿Queréis acercaros?
- Elkilian:
- Llegas a lo alto de la montaña, donde ves cadáveres humanos, de serpientes gigantes, una especie de dragón raro y un envase vacío de flan. Desde ahí puedes contemplar el pueblo y la inmensidad del océano... Vacía. Las islas parecen pequeños puntos desde ahí, tal vez debas viajar a alguna para ver de cerca la situación.
- Drako y Fran:
- Un grupo de Ghouls te atacan, Drako. Ah, y un chico disfrazado de rana parece aterrado y se pone detrás de ti. Pobrecillo, ¿No?
- Murasaki:
- Escuchas una respiración algo agitada tras la puerta, una carrerilla de pasos y el correrse de unas cortinas. ¿Quieres entrar?
Respóndeme por privado y te haré moderación al respecto.
- CK:
- Los no muertos comienzan a arder, aunque algunos piratas tienen que rodar por el suelo para librarse del fuego que ahora los ataca. Incluso tú, que estabas más o menos segura, notas cómo un par de cabellos se te van chamuscando, pero los apagas sin dificultades. Tal vez sea momento de avisar, al fin y al cabo no quedan enemigos muertos en la zona por el momento. Podrían agenciarte otra misión, pero antes siempre podrías disfrutar de un poco de pizza y descanso, supongo.
- Derek y Reira:
- Derek, cuando gritas la puerta se abre, y un cojín vuela hacia tu cara.
-Idiota, ¿Cuándo aprenderás a no molestarme mientras duermo? ¿He ido yo a molestarte mientras estabas de fiesta con Reira?- baja la voz- ¿Qué tal te ha ido? ¿Ha habido suerte?
Parece que Rebeka está bien, y los ronquidos de Eli se escuchan desde donde estás. No vienen del cuarto de tu hermana. Qué guay, ¿No?
REira, ves cómo Eli ronca sobre su almohada mientras dice cosas incomprensibles entre las que captas "reira", "muslo", "quiero" y "en mi boca". ¿Tal vez esté hablando de sexo? O de pollo, tal vez. Igual quieres preguntarle.
Bueno, si todos estamos bien, es hora de zarpar. ¿Rumbo a dónde?
- Cid y Alwyn:
- -Mi nombre carece de importancia, yo tan sólo soy un mensajero de Su Majestad- desenrolla un pergamino- Ejem: Yo, Su Majestad Imperial Lord Derian III de la casa Markov, legítimo rey de Hallstat, conde de Markovia y señor de los feudos, heredero del Facto Imperio de Sorin I El Grande y por la presente conquista Emperador del North Blue, deseo comunicar al Gobierno Mundial que sus artes subversivas no minan la moral de la gente, y tan sólo cuando este imperio sea reconocido el Gobierno tendrá la paz que ansía.
Tras eso, intenta largarse tranquilamente, sin demasiada prisa.
- Alice, Esmejit y Melchiah:
- Un barco parece haber llegado a puerto, y un tipo extraño está buscando cosas como quien no quiere la cosa. Así, con alegría, como si una armadura de metal no cantase. Tal vez después de tratar al vicealmirante queráis encargaros de él, o que vaya uno... No sé, como prefiráis.
- Deathstroke y Worgulv:
- Hay gente que señala a Deathstroke, y parece que su actitud, aunque noble, no es bien recibida del todo por la gente, que se extraña de ver al enmascarado. Sinembargo no parecen hostiles en absoluto (de momento).
- Noc y Kenichi:
- -Está bien, recluta. Tienes razón, y si tienes razón tienes razón. Cambiemos el plan: Coged la lanzadera del puerto 2 e id a la isla más cercana al sur. Allí recibiréis nuevas órdenes.
Se da la vuelta mientras tú, repasando el plan, te das cuenta de que ha repetido lo mismo. Quizá nadie se entere si no hacéis caso. ¿Tal vez la isla natal de alguno a proteger madres, hermanas, amigas, cosas en general?
- Heaten y Kuro:
- Cuando llegáis frente al barco que deberíais coger, una brigada os cierra el paso. Parecen vivos y jóvenes, casi asustados. Sin embargo, adoptan una formación casi perfecta con sus escudos y lanzas, que apuntan hacia vosotros. ¿Diplomacia o lucha?
- Keth Selim:
- La liebre se acerca saltando a tu jersey, lo roba y se lo pone. No ha sido tan buena idea dejarlo ahí. La sigues un poco, y acabas llegando a un claro donde dormido hay una especie de dragón. Es como de bronce y sus ronquidos rugen. Es hermoso en cierta forma, aunque tal vez mejor no molestarlo, ¿No te parece? Tiene una herida muy seria en el ala y sería una pena que muriera por eso. Sin embargo, así es la vida.
- Maki:
- -¿Ves? Sabe nuestro saludo secreto de no muerto. ¿Qué tienes que decir ahora?
-Que es un maldito pez, imbécil.
Empiezan a discutir y el resto los ignoran, centrándose de nuevo en ti, y empiezan a pedir posar junto a tu pecho y solicitar autógrafos. También se abre la puerta y entra una muy sensual mujer gyojin que te encantará. Estoy seguro.- La mujer:
- Aria:
- La carta pone "Destruir F.E.N.R.I.S." entre otras cosas, pero te quedas con ese dato. Saben de vuestra existencia y seguramente de tu infiltración. Hay bastantes papeles y podrías llevártelos (al menos en su mayoría), pero ahora tal vez sea momento de salir por piernas.
- Kusanagi:
- -Oh, lo siento- dice uno mientras sale detrás de ti-, no sabíamos que había que revisarlos, creímos que era suficiente con la previa al embarque en Hallstat. ¿Tan delicados son estos trastos?- Intenta reconducirte hasta el cañón de nuevo-. Tal vez luego podría echar un vistazo a mi radio, sólo capta EuroDark FM y me gustaría cambiarla de vez en cuando...
Vale tío, estás frente al cañón. ¿Y ahora qué?
- Shun:
- El tipo sólo sonríe, y al poco tiempo suelta espumarajos por la boca antes de morir. ¿Qué demonios acaba de pasar? Parece que están entrenados para no dar respuestas. Te tocará hacerlo a la vieja usanza... Sea como sea eso.
- Midorima:
- La cueva desciende unos cincuenta metros o más, y tras recorrerlo puedes ver lo que hay en el interior: Una ciudad subterránea. Hay corrientes de agua, molinos, y en general todo lo que parece haberse perdido arriba se guarda aquí. Derian parece sólo estar jugando con el mundo, pretendiendo ser un villano que ha esclavizado a su gente cuando sólo crea un mundo distinto. Si te fijas bien ves hasta el acceso a las factorías. Está bien montado. ¿Te das un paseo o te vuelves a tus quehaceres?
- Sons of Anarchy:
- Sacan una pequeña libreta de un bolsillo, y consultan.
-Ni Rose L. ni Leúmas Akienleimporta están en la lista de invitados. Ahora marchaos, estamos esperando a que lleguen de Sons of Anarchy.
Creo que si les pegarais con un garrote no quedarían más tordos porque no pueden. Dios mío. Menuda diplomacia vais a hacer con estos estúpidos, ¿No os parece?
- Baozar:
- Hay algún que otro vívere y las armaduras que hay por el suelo parecen en buen estado. No hay nadie por ahí que use garras, pero las dagas que ves bien podrían ser usadas para forjarte unas. Parecen bastante particulares, y desprenden calor unas y frío otras. Además, un periódico pone en portada "El Filántropo Derian envía compañías de Teatro a todo el North Blue para representar El Dragón y el Cáliz". Es de hace un mes.
En fin, no hay mucho más que hacer ahí si no vas a investigar las casas, aunque dudo que haya nada interesante.
- Kazuo:
- Tiras de un tornillo que parece suelto, y la cadena que te une a la pared cae, casi dándote un latigazo. Qué mal huele la sala.
Supongo que sales, y como no esperaban que escapases no hay puerta. Hay carteles de "Únete a Derian" por todas partes, así como banderas de Hallstat y algunos consoladores. Ah, y la llave de tu cadena. Por cierto, ¿Dónde estarán tus armas?
- Kenta:
- Te golpea otra vez.
-¿Qué vas a hacer, escoria?
- Bleyd:
- Comienzas a caminar y te internas en el bosque (tras recoger todo, tranquilo). Una vez estás dentro, te enfrentas a un cartel de guía. A la Izquierda Montaña Embrujada y a la derecha Pueblo
malditoGalún. ¿Por dónde irás? (si eliges la izquierda recuerda que Kilian anda por ahí.)
- Deivid y Sawn:
- El ascensor os lleva frente a la puerta misma del palacio. Ahora os percatáis de que era sólo un disco que, por mecanismo o lo que sea, os lleva hasta ahí, ya que no hay cabina. Podéis entrar, si queréis. A un lado de la puerta una mujer observa el castillo, tirada en el suelo porque algún desalmado la habrá arrollado.
- Nemo, Nolan y Amy:
- Amy: Finalmente despiertas.
Nemo, explícale a Amy todo y tal, y a ver qué haces. Nolan te avisa por Den Den de que el enterprise está listo y yendo hacia la costa norte.
Nolan, acabas de llamar al Enterprise desde lejos del castillo y avisado para que suban al norte. (Revisa la descripción de Hallstat, no hay puerto en la capital), y puedes ver dos hombres ascender desde una plataforma. ¿Momento de ir con Nemo otra vez? Espero que Derian no os haya escuchado.
Si hay algún error o he malinterpretado algún post avisadme, que es tarde y no sé ni lo que hago.
Nocturne93
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquél tipo arrogante no solo se mofó de mí al darme la razón y después darme la misma orden, sino que me llamó recluta, me degradó en su mente. Me sentí un insultado por aquél tipo que se hacía llamar capitán. Su aspecto no era ni siquiera el de un marine... Tal vez considere haber sido engañado por un simple borracho que no sabe ni diferenciar entre tenientes y reclutas...
Se alejó y bajé el brazo de mi frente. Mi misión era ir hacia el embarcadero número dos y marchar hacia el sur, donde seguramente no veríamos inmersos en una terrible batalla. Pero tenía un mal presentimiento, algo me decía que si hacía eso no iba a salir bien. ¿Enserio planean dejar desprotegidas las islas más norteñas?
Si hasta los de mi rango son enviados al foco del conflicto no habría defensa posible en las islas más situadas al norte, habría una conquista que dejaría rodeadas todas las fuerzas marines, nos atacarían por todas partes al tener controlada la mayor parte del mar del norte. Sentía que no podía hacer caso a esas palabras. Algo me decía que siguiese mi instinto, pero no sabía si era mi deseo de querer proteger a los míos, las ganas de desobedecer a ese incompetente sin cerebro o el hecho de que sintiese que realmente pueda ocurrir algo
Por suerte no todo podía depender de mí, tenía allí mismo a un compañero, y aunque viendo su tembleque supiese cuál podría ser la respuesta sentí que debía de preguntarle. Le tendí la mano para estrechársela.
-Disculpa. Mi nombre es Kimura Hayate, teniente de la marina. -aguardé unos segundos a que se presentase y proseguí- Necesito saber tu opinión, pues nos toca combatir juntos. Podemos ir hacia el sur, haciendo caso a ese borracho, del cual tengo mis dudas de que sea un verdadero marine, o bien podemos ir hacia el sur y tratar de repeler a los que hayan dado un fuerte rodeo y se hayan colado hacia las islas más ubicadas al norte. En cualquiera de los casos podemos estar en problemas. ¿Qué prefieres?
Deseaba que su respuesta fuera desobedecer al capitán y marchar hacia el norte, pero no tenía ni la más remota idea de quién era ese tipo, ni su rango ni absolutamente nada. A decir verdad incluso parecía un simple civil sin rango militar.
Se alejó y bajé el brazo de mi frente. Mi misión era ir hacia el embarcadero número dos y marchar hacia el sur, donde seguramente no veríamos inmersos en una terrible batalla. Pero tenía un mal presentimiento, algo me decía que si hacía eso no iba a salir bien. ¿Enserio planean dejar desprotegidas las islas más norteñas?
Si hasta los de mi rango son enviados al foco del conflicto no habría defensa posible en las islas más situadas al norte, habría una conquista que dejaría rodeadas todas las fuerzas marines, nos atacarían por todas partes al tener controlada la mayor parte del mar del norte. Sentía que no podía hacer caso a esas palabras. Algo me decía que siguiese mi instinto, pero no sabía si era mi deseo de querer proteger a los míos, las ganas de desobedecer a ese incompetente sin cerebro o el hecho de que sintiese que realmente pueda ocurrir algo
Por suerte no todo podía depender de mí, tenía allí mismo a un compañero, y aunque viendo su tembleque supiese cuál podría ser la respuesta sentí que debía de preguntarle. Le tendí la mano para estrechársela.
-Disculpa. Mi nombre es Kimura Hayate, teniente de la marina. -aguardé unos segundos a que se presentase y proseguí- Necesito saber tu opinión, pues nos toca combatir juntos. Podemos ir hacia el sur, haciendo caso a ese borracho, del cual tengo mis dudas de que sea un verdadero marine, o bien podemos ir hacia el sur y tratar de repeler a los que hayan dado un fuerte rodeo y se hayan colado hacia las islas más ubicadas al norte. En cualquiera de los casos podemos estar en problemas. ¿Qué prefieres?
Deseaba que su respuesta fuera desobedecer al capitán y marchar hacia el norte, pero no tenía ni la más remota idea de quién era ese tipo, ni su rango ni absolutamente nada. A decir verdad incluso parecía un simple civil sin rango militar.
Maze
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sus orejas se alzaron al advertir el sonido de pasos en el interior de la casa, los cuales iban de un lado a otro con nerviosismo. Pero, no sentía que nadie fuera a atacarla. Quien fuera que se encontraba ahí dentro parecía estar escondiéndose pero, ¿de qué? Tal vez, solo tal vez de el puma que merodeaba el lugar hace unos minutos, aunque el poblado estaba "desierto" desde antes de que llegará ella. -¿Tú qué opinas, Eagle?...Podrías echar primero un vistazo a los alrededores?- Murmuró en el tono más bajo que pudo al tiempo que se apartaba unos pasos de la puerta, para ampliar su ángulo de visión y confirmar que, tal como indicaban sus oídos, acababan de correr las cortinas, que antes se encontraban abiertas. "Dudo que puedan ocultarse solo con eso si lo que sea que temen, en caso de que no sea una trampa, tenga habilidades de mí nivel o superiores..." Se dijo a sí misma antes de dirigirse otra vez a la puerta, preparando una de sus dagas en su mano izquierda y activando ambos Hakis a modo de precaución.
-Cómo esto sea una broma pesada de esos idiotas se van a quedar sin música y sin carne durante un mes enteró- Musitó antes de comenzar a girar el pomo de la puerta. Quizá no fuera lo que más debía preocuparle en un mar en guerra pero tampoco es que eso de el dominio de las tierras fuera con ellos, así que dejaría de lado aquella cosa y seguiría pensando en formas de hacer que Bakagami y el resto se arrepintieran y le pagaran por las molestias causadas: La ración más grande de comida durante tres meses, un cuarto para ella sola durante mínimo un año...Aunque lo último era más para molestar que por necesidad. Su hueco en la vigía era de lo mejor para ella. movió de un lado a otro la cabeza para volver a la realidad y, haciendo tras cambiar sus ojos por los de un felino, abrió la puerta de par en par.
-Cómo esto sea una broma pesada de esos idiotas se van a quedar sin música y sin carne durante un mes enteró- Musitó antes de comenzar a girar el pomo de la puerta. Quizá no fuera lo que más debía preocuparle en un mar en guerra pero tampoco es que eso de el dominio de las tierras fuera con ellos, así que dejaría de lado aquella cosa y seguiría pensando en formas de hacer que Bakagami y el resto se arrepintieran y le pagaran por las molestias causadas: La ración más grande de comida durante tres meses, un cuarto para ella sola durante mínimo un año...Aunque lo último era más para molestar que por necesidad. Su hueco en la vigía era de lo mejor para ella. movió de un lado a otro la cabeza para volver a la realidad y, haciendo tras cambiar sus ojos por los de un felino, abrió la puerta de par en par.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|